Capítulo 6
Odiaba dejar a Sylvie sola en esa circunstancia, pero que a mí me
tocaran tres días seguidos de guardia quizás fue lo mejor que podía habernos
pasado. Yo dormía, comía y me duchaba en el hospital y cuando terminé mi
trabajo me alegró no encontrarme con ningún periodista afuera esperándome. A
Sylvie, también, el asedio le duró un par de días. Seguía firme en sus
declaraciones, reconociendo que tanto personal como laboralmente se encontraba
en un momento dulce de su vida, pero sin desvelar con quién la compartía. El interés
hacia nosotras decayó, pero algunos periodistas decidieron efectivamente
contrastar los datos que Nicholas les había vendido en el reportaje que
concedió a una revista y la tortilla dio bruscamente la vuelta. Comprobaron que
el día que murió la madre de Sylvie él había continuado con sus reuniones y su
trabajo, que no acudió al funeral, que había malmetido con la productora (uno
de cuyos directivos era familiar suyo) para intentar desacreditar a Sylvie y
sacarla de la serie. Lo acusaron de insensible, de homófobo, de mentiroso… y el
estúpido de él seguía dando declaraciones a cual más desafortunada y a cual más
criticada. Su imagen personal quedó muy dañada y su prestigio profesional
puesto en entredicho, porque una vez él entró en ese juego, el engranaje le
pasó por encima. Revisaron hasta su último movimiento y seguían sacando
porquería sin parar de debajo de sus alfombras. “La vida, al final, nos pone a todos en nuestro sitio” pensé y decidí
borrar a ese personaje de mi vida y de mi mente.
Tenía unos cuantos días libres por delante para disfrutar de mi chica,
para seguir con los preparativos de nuestro enlace, para pensar en la
decoración de la casa que nos habíamos comprado. Quería que todo estuviera
perfecto para empezar nuestra vida como matrimonio en ella. Era nuestro nuevo
comienzo y ambas estábamos muy ilusionadas.
Aquella tarde, volvía a nuestro apartamento con una bolsa del
supermercado. Sylvie adoraba la lasaña y había decidido sorprenderla con una
cena romántica. Después de los nervios de las últimas semanas, nos merecíamos
una deliciosa cena con velas, un buen vino y una noche de pasión. Iba sumergida
en mis pensamientos cuando alguien me agarró bruscamente del brazo,
zarandeándome. Era Nicholas, totalmente
borracho.
Yo: ¡Pero qué haces! ¡Suéltame!
Nicholas: Bollera asquerosa. Por tu culpa, mi vida es un desastre
Yo: (Tiré fuerte de mi brazo y
conseguí zafarme de su agarrón) ¿Por mi
culpa? Desde luego no se puede ser más estúpido ni más obtuso… No ha hecho
falta que yo haga nada, tú solito has sido tan insensato como para atarte la soga a tu propio cuello
Nicholas: Pero si tu no hubieras dicho nada, los periodistas me hubieran dejado
en paz
Yo: ¿Pero te estás oyendo? Yo me limité a decirles que contrastaran
opiniones y fechas. En todos los demás lodos te hasrevolcado tú solo. Si
hubieras tenido dos dedos de frente no hubieras dado la primera exclusiva que
diste, llena de mentiras e imprecisiones. Al final uno recoge lo que siembra,
debieras saberlo (Me di la vuelta con intención de proseguir con mi camino)
Nicholas: No me des la espalda, zorra. ¡Te estoy hablando! (Intentó volver a
sujetarme del brazo, pero esta vez yo fui más rápida que él y con una pequeña llave bloqué su agarrón)
Yo: Te he dicho que no me pongas las manos encima. Y deja de insultarme. No
tengo nada que hablar contigo. Y te aconsejo, por tu bien, que prosigas tu
camino y dejes que yo siga por el mío.
Un vecino que había visto cómo Nicholas me había gritado y me había zarandeado por el brazo, bajó a la
calle y se encaró con él. Le afeó su conducta y le conminó a marcharse. Nicholas se dio media vuelta y desapareció al
doblar la esquina. Mi pobre vecino estaba
preguntándome si estaba bien, cuando Nicholas, que debía haber ido a su
coche a por una barra metálica, se abalanzó sobre él dándole un fuerte golpe en
la espalda, que lo lanzó sobre mí y nos hizo caer a ambos al suelo, con la mala
suerte de que la botella de vino que llevaba en la bolsa se rompió debajo de mí,
clavándome uno de sus cristales en el
hombro. Sin hacer caso a mi dolor, retiré como pude a mi vecino de encima de mí
y llegué justo a tiempo de, en la posición en que me encontraba en el suelo, lanzar una patada
a la rodilla de Nicholas mientras él blandía de nuevo la barra sobre nosotros
para volver a descargar un golpe, esta vez, claramente sobre mí. Mi patada en
la rodilla le hizo doblarse y perder el equilibrio, décimas de segundo que
aproveché para levantarme e inmovilizarle, mientras mi vecino aturdido miraba
desde el suelo con cara de no entender nada de lo que estaba pasando. Furioso
se levantó y se dirigió hacia Nicholas.
Yo: ¡No, Aidan! ¡No le pegues! No merece la pena y encima te meterás en un
lío (Yo lo seguía teniendo inmovilizado en el suelo, en una posición
tal, que el hecho de moverse le causaba
un tremendo dolor en el brazo por el que yo le tenía sujeto, con lo que ni
siquiera intentó zafarse de mi)
Aidan: Tienes razón. Pero voy a llamar ahora mismo a la policía. Y en cuanto
lleguen, hay que llevarte a un hospital, ese corte en el hombro parece profundo
y seguro que vas a necesitar unos puntos.
La policía llegó enseguida. Se llevaron detenido a Nicholas y Aidan, mi
vecino, fue a la comisaría con ellos a interponer una denuncia. Desde luego,
después de esta, al estúpido de Nicholas se le iban a quitar las ganas de
perseguirnos a Sylvie o a mí. Lo menos que le impondría el juez sería una orden
de alejamiento, que más vale que por su
bien cumpliera, porque desde luego, si le veía rondar aunque fuera de
lejos a
Sylvie, no le iba a quedar un hueso sano en el cuerpo. Tuvieron que
darme seis puntos en el hombro, pero más dolor que el de la aguja atravesándome
la piel me causó ver la cara de susto y
disgusto de Sylvie cuando apareció por la sala de curas del hospital. Fuel el
último capítulo de todo ese desatino.
Faltaba un mes para la boda y nuestra vida había recuperado definitiva y
gratamente su normalidad. Ultimábamos los detalles de nuestra casa, que estaba
ya casi lista, y que yo me negaba a
“estrenar” hasta que no lo hiciéramos como matrimonio. Sylvie me incitaba
picarona cada vez que íbamos, pero yo me mantenía en mis trece y me aguantaba
todas las ganas hasta llegar a nuestro apartamento, donde allí ya sí daba
rienda suelta a mi deseo. Nunca había querido tanto a nadie y cuando observaba
a las noches dormir a Sylvie entre mis brazos, no podía creer la suerte que
tenía de disfrutar no solo del cuerpo, sino también del amor de esa espléndida
mujer. Ya no me cuestionaba si ella
echaba de menos nada ni a nadie. Tenía claro que me quería a mí. Hacía tiempo
que había dejado de ponernos a ambas etiquetas. Sylvie solo era una persona
enamorada de otra persona, una mujer que quería a otra mujer.
Los días se nos escurrieron de los dedos, Sylvie ya estaba terminando
con el rodaje de la cuarta temporada de “Travellers” y yo ultimaba los detalles
para mi viaje. La verdad es que mis tíos
y primos habían hecho un excelente trabajo y ya estaba todo prácticamente
organizado. Además de mis padres y hermanos, que se alojarían todos en casa de
nuestros familiares, nos acompañarían en este peregrinaje para asistir a nuestra
boda, media docena de los compañeros de
Sylvie, ocho de mis amigos, su familia de Quebec, cinco amigos quebequenses y
mis tíos y primos por parte de mi madre. Una auténtica comitiva con las
personas que más queríamos apoyándonos en esta nueva aventura que habíamos
decidido emprender juntas. Yo viajaría 15 días antes de la boda, Sylvie 7,
nuestros amigos y la familia 5. Una
llegada escalonada que nos mantendría ocupadas con trasiegos y visitas, a la
que habíamos buscado acomodo en un pequeño hotel del pueblo donde vivían mis
abuelos.
Estaba preparando mis maletas, cuando Sylvie me abrazó por detrás. Cuando te conocí, - me dijo- me pareciste la persona más amable y más
dulce que se había cruzado conmigo en toda mi vida. Muchísimas veces después de
ese día pensé en ti, en lo excelente persona que eras. Y egoístamente pensé que
si eras así con una auténtica desconocida, tendrías que ser muy especial como
amiga. Cuando me dejaste entrar en tu vida, vi que además, eras divertida,
inteligente, generosa y leal. Me
reía mucho contigo, me divertía, te admiraba. Un día me di cuenta de que me
acostaba pensando en ti y me levantaba
con el mismo pensamiento. Tenía contigo una conexión que nunca había vivido con
ninguna otra persona, me sentía cómplice, me sentía acogida, me sentía
protegida y feliz, muy feliz. Luego llegaron los celos y me asusté. Me asusté
porque comenzaba a imaginarme contigo en situaciones en las que jamás me había
imaginado con una mujer. Comencé a desearte y esanueva sensación me descolocó
totalmente. Pensé que si tú te dabas cuenta, quizás no te lo tomarías bien y
comenzarías a mirarme con recelo y a tratarme con distancia y frialdad. Así que
decidí que lo mejor era alejarme de ti hasta que se me pasara lo que estaba
sintiendo. Pensé tanto en lo que me afectaba a mí tenerte tan cerca, que no me
paré a pensar en lo que te afectaba a ti
tenerme tan lejos. Lo hice tan mal. Sufrí tanto y te hice sufrir tanto.Cuando
quise recuperarte en mi vida, me di contra un muro, te encontré tremendamente
dolida y cerrada a cualquier contacto. Y creí morir. Pensé que te había perdido
para siempre. Fueron unos días aciagos y tremendos. Luego me dijiste que me
querías. Me di cuenta de que durante mucho tiempo después lidiaste con el miedo a perderme, el miedo
a que yo no tuviera clara mi orientación sexual. Pero fuiste tremendamente
paciente y generosa conmigo.Me diste una
nueva lección de vida y entrega. Ahora, cuando te miro a los ojos sé que no te
importa la etiqueta que yo pueda llevar colgada, sé que solo ves en mí a una
persona que te quiere, que te desea. No puedo expresar con palabras todo lo
feliz que me haces, todo lo que has cambiado mi vida, todo lo que te amo. Me
siento privilegiada de que hayas aceptado mi petición de matrimonio. Te quiero,
Amaia, te quiero como nunca he querido a nadie.
Cómo puede nadie contenerse ante esas palabras, cómo se puede no dejar
que las lágrimas surquen tus mejillas y tu boca busque desesperada esa boca.
Cómo puede nadie resistirse a hacerle el amor hasta que duela el último músculo
del cuerpo a la persona que te siente así. Ni quería ni pude resistirme. Fundí
mi boca con la suya, mi cuerpo con el suyo, mi alma con la suya.
El viaje a España se me hizo hasta corto. Tenía tantas ganas de que
llegara el día de mi boda que, ni el cansancio ni el jet-lag debilitaban mi
ánimo. Las hermanas de mi padre me acompañaron
mientras cerraba los últimos detalles del enlace y antes de darme
cuenta, Sylvie ya estaba allí conmigo. Poco a poco fueron llegando el resto de
los invitados y tres días antes de la boda tuvimos nuestra despedida de
soltera. Una sorpresa que mi cuadrilla llevaba planeando tiempo. Después de la
mágnifica y divertidísima fiesta, Sylvie y yo no nos volveríamos a ver hasta el
día de la ceremonia. Me moría de los nervios, me moría de las ganas. Sylvie
estaba alojada con mis abuelos, quienes estaban encantados de tenerla en casa.
Amama: Sylvie, hija. Quiero agradecerte que decidieras celebrar la boda aquí
para que pudiéramos asistir nosotros. Sé que ha sido un tremendo lío desplazar
a tanta gente
Sylvie: Me pareció lo más lógico. Sé que Amaia os adora y que le hacía mucha
ilusión que estuvierais en nuestra boda
Amama: Nunca había visto a mi nieta tan feliz. Y eso es también gracias a ti.
Me encanta que haya encontrado una buena mujer para compartir su vida
Sylvie: Yo también la quiero muchísimo y me siento terriblemente
afortunada por tenerla a mi lado
Amama: Espero que no te moleste la pregunta pero ¿habéis hablado de tener familia? No quiero
decir inmediatamente, claro, pero Amaia siempre nos ha dicho que le gustaría
mucho tener hijos
Sylvie: Sí. Las dos estamos de acuerdo en eso. Nada me haría más feliz que
formar una familia con ella
Amama: ¡Qué alegría me das, hija!
Me desperté terriblemente nerviosa, iba de un lado para otro sin hacer
nada de provecho. Mi familia me miraba divertida y eso todavía me hacía sentir
más nervios. Eran las diez de la mañana y la boda no se celebraría hasta las
cinco de la tarde. La tía y la prima de Sylvie estaban con ella en casa de mi
abuela. Mi amiga Maite iría a las dos de la tarde a peinarla y maquillarla a
ella y luego vendría a hacer lo mismo conmigo a las tres de la tarde. Quizás
ella me contara algo, porque desde la fiesta no me habían dejado verla ni
hablar con ella. Mis amigos se habían encargado de entretener a los
canadienses. Les habían preparado varias visitas y me constaba que la víspera
habían ido a comer todos juntos (incluida Sylvie) y que se lo habían pasado
estupendamente. Yo aproveché esos días para estar sobre todo con mi familia y
dar los últimos retoques. Quería que estuviera todo perfecto.
Almorzamos ligero y pronto y comenzamos a prepararnos. Mi madre me ayudó
con el vestido y Maite me peinó y maquilló. Cuando estuve preparada, bajé al
salón de la casa y allí me esperaba mi aita (mi padre) guapísimo y emocionadísimo, con los ojos
vidriosos. Me besó.
Aita: ¡Qué guapísima estás, cariño!
Yo: Gracias. Tú estás estupendo también
Aita: Tu madre y yo estamos muy contentos de verte tan feliz
Yo: De verdad lo soy, aita
Aita: ¿Estás lista?
Yo: Estoy deseándolo. ¿Tienes los anillos?
Aita: Claro, cariño. Vamos allá. Tu hermanoAsier nos espera afuera en el coche. Tu madre y tus
tíos ya van de camino. Han dicho que no
se quieren perder detalle del paseíllo de la novia…
Yo: Pues vamos a darles gusto. ¿Qué hora es?
Aita: Tranquila. Vamos con tiempo
Cuando mi padre y yo llegamos al recinto, todos los invitados estaban ya
allí. Me sujeté fuerte del brazo de mi aita y caminé hacia la pequeña tarima que habíamos
dispuesto para oficiar la ceremonia. Enseguida llegó el coche que traía a
Sylvie conducido por mi hermano Jon. Ayudó a salir del mismo a mi abuela y mi
abuela a su vez tendió la mano para ayudar a Sylvie. Caminaba hacia mí, cogida
del brazo de mi amama y yo ya no veía
nada más. Estaba haciendo un verdadero esfuerzo para no echarme a llorar. Se
dirigía hacia mí la novia más preciosa que haya visto nunca, la mujer más
maravillosa que hubiera podido jamás imaginar. Me sonreía. No podía apartar mi
mirada de la suya. Llegó a la tarima y la cogí de la mano. Una corriente cálida
invadió mi cuerpo.
Sylvie: Me
gustan tus ganas de vivir, tu generosidad y tu valentía. Me gustan los hoyuelos
que se te forman en las mejillas cuando ríes y que me hables con los ojos. Me
gusta cuando con gesto distraído te retiras el pelo de la cara y el mimo con el
que cuidas tus manos. Prometo ser siempre tu amiga. Prometo ser siempre tu
amante, serte fiel, acompañarte en tus
alegrías y en tus momentos aciagos sostenerte y levantarte. Prometo ser la
mujer que te mereces tener a tu lado. Este es mi voto solemne.
Amaia: La magia del amor es caminar juntas. Eres valiente, generosa, leal y divertida. Déjame ser el hombro en el que
siempre encuentres apoyo. Déjame ser imprescindible en tu alma. Prometo ser
siempre sincera contigo y respetarte aún en la divergencia. Prometo ser tu fiel
compañera de vida. Todo lo que soy y seré es por ti y para ti; eres mi elección
y mi destino. Prometo crecer a tu lado y hacer de mi corazón tu refugio. Este
es mi voto solemne.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Despistada - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Uffffff que hermoso capitulo siiii se casaron hermosas las exelente capitulo mi querida despistada besos
ResponderEliminarBueno, nuestras chicas ya están casadas...¡ahora a disfrutar de la vida loca! (o no).
EliminarUn abrazo y gracias por comentar
Despistada que capítulo mas intenso olvidemos al patan de ex de Sylvie menos mal que en su destino esta una mujer y que se enamoro de ella ese patan no tiene derecho a estar con ninguna mujer que se valore Yaaaaaa. Olvidemos a ese patan
ResponderEliminarDespistada este capítulo estuvo sublimé románticamente sublime Siiiii que eres una escritora mujer romántica jijijiji un abrazó enormeeee y gracias por este capítulo ¡Ufffff !! Despistada Romántica ese es tu apellido jajajaja hasta mañana
Joe que sí. Me voy a cambiar el nick de Despistada a "Dulcecita" o algo así. Mira que soy blandengue... Pero esta parejita me encanta. Mi Sylvie se merecía una boda por todo lo alto. ¿Y quién mejor que Amaia?
EliminarUn abrazo y gracias por comentar.
Noo siga con este seudónimo Despistada ya es su marca registrada
EliminarLo que importante es la esencia romántica y el romanticismo que leda a sus personajes y el amor aveces es medio Despistado aunque igual ami por lo menos me gustaría saber su nombre real pero bueno se le respeta su privacidad un abrazó y esperando el siguiente capítulo desde Chile
Madre mía como puedes conseguir estos cambios de emociones ...un día me va a dar un ataque eres una gran escritora
ResponderEliminarespero q el imbécil ese no vuelva a aparecer y q sean felices ....
Espero el próximo capitulo
Saudos e bicos
M.S(galicia)
La vida es casi siempre una montaña rusa, hasta que un día no sabes bien por qué, llega la estabilidad (a la que le llega). Quedan todavía muchos capítulos por delante. A lo mejor cogemos un empacho o se nos avinagra la nata del pastel.. Ya veremos. Gracias por comentar M.S. Un abrazo
EliminarBuenas tardes despistada... en este capitulo te superaste!!. El romaticismo te brota por cada poro de la piel jajaj. Bellisimo capitulo. A ver, pasando a la actriz... con lo de francesa rubia me voy a tirar por una pero si no llega a ser ella me vas a tener que dar una pista relacionada con la edad que ronda...jaja. Puede ser Melanie Laurent? No se si la ubicas..El frances es un idioma sumamente sensual, ni te digo susurrado al oido ufff jaja. Saludos. Vero
ResponderEliminarPues no la ubicaba, pero la wikipedia me ha puesto al día enseguida. Melanie es francesa. Mi crush no es francesa, es de habla francesa, pero en realidad ella es quebequense (aunque debo decir que como la mayoría de las canadienses es bilingüe). Pero la he visto en alguna entrevista de la televisión canadiense hablando en francés... y es la más. Rubia, guapísima, quebequense y de la edad de tu Melanie. Prometo que las próximas pistas te van a acercar todavía más, si es que no lo has adivinado ya...
EliminarMientras tú y yo vamos jugando al juego de las pistas, la historia va avanzando. ¿Preparada para lo que llega?
Ooooohhh <3
ResponderEliminar;) . Enseguida llega el Eeeehhh. A ver qué te parece el cambio de vocal en el siguiente capítulo... Un abrazo
EliminarWaoooo, super lindo... Felicidades escritora te esta quedando muy buena la historia..
ResponderEliminarprecioso capi Despistada,bueno desde ya esperando por mas besos desde Argentina jeejeje
ResponderEliminarby:Lourdes Avalos
Hola Lourdes. Besos habrá más, seguro. ¿De quién a quién? Esperemos a ver que nos depara la historia
EliminarMe ha encantado, es toda una aventura leer tus historias. Es genial como escribes, que ganas de leer el siguiente capítulo.
ResponderEliminar- Maria, Colombia
Hola María. Gracias por tus palabras. Lo que es de verdad genial es que haya gente que se enganche con mis historias y las lea de principio a fin. Me sigue pareciendo alucinantre. Muchas gracias por comentar
Eliminar...Vaya un capítulo con mucha miel, y en la vida se hace necesaria la cuota romántica...firme en la lectura, veremos el siguiente paso de esta parejita, un beso y un abrazo Despistada, Atenea Palas!!!!
ResponderEliminarYa ves, Atenea Palas, miel, chocolate, azúcar...glucosa en vena. ¿Un poco empalagoso? No sé.Soy muy tontorrona para estas cosas. Blandita.
EliminarUn abrazo
Que hermosaaa boda, dios que felicidad jejej me encanto el capitulo, y como todo cae por su propio peso para el patan del ex
ResponderEliminarLa verdad es que las chicas han tenido su momentazo allá encima de la tarima, delante de toda la gente que quieren y que las quiere.
EliminarUn abrazo, Lizeth
Mujer, ¡cierto que te gusta el romance!
ResponderEliminarMuy alegre el amor (hasta cuando duele... -mi tendencia al desastre... en fin-). Envío así una porra con danza de bastón y todo para animarte a continuar la historia (no es que haga falta, pero nunca sobra). Vamos a ver qué pasa porque luego cuando te dan mucha felicidad ficticia luego salen con deslices imaginarios. :) Saludos.
La historia está terminada, así que ya no hay oportunidad de cambiarle el dulce o el amargo. Acepto encantada a la porrista ( con bastón, con pompones o con lo que sea y si me deleita con baile, mejor todavía). Mi querida Laura,es verdad que me gusta el romance y que supuro rosa por mis poros. Allá vamos, pues, con algún que otro desliz ficticio entre tanta felicidad no imaginaria, sino imaginada. Encantada de leerte hasta en los comentarios, Cómo me gusta.
EliminarAl fin casadas, las bellas palabras dichas en sus votos solemnes son de amor en su estado puro...La sorpresa de la luna de miel y luego a su nuevo hogar...Veremos que sorpresas sucederan en los proximos capitulos...Ya que en este Amaia le tuvo que dar tu tate quieto al ex de Sylvie.
ResponderEliminarUn cordial saludo
Un saludo también para ti y gracias por comentar. Los votos me emocionó hasta a mi escribirlos. Empalagos, sinceros y personalizados. El ex, espero que sea historia.
EliminarUn abrazo
Precioso capitulo despistada!!leer esa expresion de amor tan bello,es solo obra de un corazon enamorado.Y es que cuando nos enamoramos podemos ser la expresion cuasi perfecta de cualquier poeta.
ResponderEliminarUn poco tarde mi comentario,pero pronto me pondre al dia con los capitulos.
Gracias por tus escritos guapa!!
Besos!mia de bsas.
Un poco tarde también mi repuesta. No había visto tu comentario. Sorry.
EliminarTe agradezco que estés siguiendo mi historia y hayas sido tan generosa de dejar un comentario. La verdad es que como soy bastante blandita, pero estoy convencida de que todas tenemos ese lado romántico y tontorrón aunque algunas se empeñen en ocultarlo.
Un abrazo