QUINTA PARTE
CAPÍTULO 8
Las grandes olas me obligaban a hundirme bajo ellas con la tabla en Duck Diving. Hacía mucho que no surfeaba
olas tan grandes, pero siempre era bueno desempolvar un poco los músculos.
Ya llevaba tres semanas en Pulau
Liar*(Isla salvaje) y ya empezaba a habituarme a mis nuevos horarios y
exigencias. Ahora trabajaba en un hotel de lujo que tenía un amplio abanico de
actividades de riesgo. No éramos muchos monitores, así que todos los días tenía
un par de aventureros listos y predispuestos para hacer Wakeboard, ciclismo de
montaña o parapente.
Llevo desde que llegué levantándome temprano para disfrutar de las olas
en soledad. Eso era mejor que permanecer más tiempo tirada en la cama sin poder
dormir. Subsistía de pequeñas cabezadas en su jeep entre actividades. Sabía que
la falta de sueño no era muy segura para su trabajo, pero no podía evitarlo. Al
cerrar los ojos sólo la veía a ella con esa víbora rubia. Al principio sólo
eran recuerdos del club, pero al paso de los días su maldita imaginación había
llegado a traumatizarla. Veía a Gwen en posiciones demasiado comprometedoras
con ella y su última pesadilla favorita era la de Stephanie jugando con una
pequeña muñeca de porcelana de pelo negro, la zarandeaba a su gusto para luego
romperla en mil pedazos…
El golpe lateral de una ola la sacó de sus ensoñaciones haciéndola
tragar más agua de la recomendada. Escupí el exceso de agua con molestia y me
dirigí a una buena ola que empezaba a romper. Realicé el Take off sin problemas y comencé un movimiento de Botton turn lateral, de repente, me
encontré de lleno en un movimiento de Tubo.
La adrenalina me mantuvo de pie el tiempo suficiente como para salir indemne de
la ola, pero al final perdí el equilibrio y acabe sufriendo un Wipe out en toda regla. Después de un
par de volteretas bajo el agua, conseguí salir de me agarre con fuerza a la
tabla. No creo que haya sido mi movimiento más elegante, por suerte no hay
nadie tan temprano en la playa del sur.
Me senté en la tabla y vi como terminaba de salir el sol. Era una vista
preciosa y no pudo evitar sonreír con pesar al imaginar a una pequeña morena a
su lado… el bolsillo de su traje de neopreno corte empezó a vibrar y socó de él
el robusto móvil amarillo sumergible, regalo del hotel.
- Manson. – Respondí.
- ¿Dónde estás? Apenas te escucho. – Dijo Harry, otro de los monitores.
- Estoy en Setan Pantai*(Playa
demonio)cogiendo unas olas…
- Brooke, no deberías ir allí sola, es peligroso…
- Ya, ya…dime, ¿Para qué me llamabas? – Pregunté impaciente, poniéndome
de frente para cruzar por encima una ola. – Si sigo hablando por el teléfono
voy a acabar ahogándome…
- Va, va…tienes un cliente vip. Quiere el paquete de actividades
completo y ha pedido a una monitor femenina… - Genial, otro chulito hormonado.
– Enviaré al cliente a la caseta sur para que se encuentre contigo en 20 min.
- ¡Ok! – Colgué y me despedí de mi agradable mañana surfeando. Monté
una última ola antes de salir, realizando un Aéreo limpio. Cuando el agua empezó a llegarme por la cintura, agarré
mi Evolutiva TBLS de color lima por
el centro con la Quilla hacia afuera y caminé con la pesada tabla hasta el jeep
verde de la empresa, que estaba aparcado a pocos metros de la caseta. Antes de
llegar, otro jeep, de color rojo, aparcó al lado del suyo. O el cliente llegaba
pronto o no calculé bien la última ola…
Clavé la tabla en la arena para poder desabrocharme el traje de
neopreno negro y remangarlo en mi cintura. Apenas acababa de salir del agua y
ya tenía calor. Me até el traje en la cintura y revolví mi pelo mojado, ahora
mucho más corto después de un buen merecido saneamiento. Estaba por volver a
coger la tabla cuando sentí un fuerte puñetazo en mi estómago. Me doblé de
dolor justo para recibir una bofetada tan fuerte como el puñetazo recibido en
el estómago.
- ¿Pero qué…? – El agresor me empujó violentamente haciéndome caer de
espaldas en la arena. Intenté gritar para pedir ayuda, pero este ya estaba
encima de mí dándome otra fuerte bofetada en la mejilla contraria. Empezó a
golpearme el pecho con ambos puños cerrados. Si no hacía algo pronto podría…
- ¡Me dejaste! ¡Tú, estúpida cabezota! ¡Me dejaste…! – No era posible… mi atacante fue
disminuyendo sus golpes hasta que acabó hundiendo una cabeza de melena negra en
mi cuello. - ¡Te odio! ¡Te odio! ¡TE ODIO! – sentí un líquido caliente correr
por mi cuello mientras el pequeño cuerpo se aferraba con más fuerza a mí,
vibrando con graves sollozos…Gwen…
Al principio me quedé paralizaba. ¿Cómo…? ¿Cómo es posible? Cerré los
ojos con fuerza, intentando alejar de mi mente el cuerpo caliente que lloraba
encima de mí, pero no podía. No podía. Alcé mis brazos y apreté a Gwen en un
fuerte abrazo. Sentí como un sonoro suspiro salía de sus labios y me hacía
cosquillas en la húmeda nuca, pero no dejó de llorar. No sé cuánto rato
estuvimos así, tiradas en la playa, con nuestros cuerpos pegados… sentí como su
cuerpo quedó quieto de repente y me asusté. Estaba por preguntarle si se
encontraba bien cuando volví a escuchar ese sonido tan extraño… ¡Se ha quedado dormida y está roncando!
Me alcé lo más delicadamente que pude sin despertarla y cuando conseguí
ponerme de pie y sostenerla en mis brazos pude contemplarla después de tanto
tiempo. Tenía la cara cubierta de grandes surcos de lágrimas que salían de unos
ojos muy hinchados, que mostraban profundas ojeras oscuras en una piel más
pálida de la habitual. Al llevarla en brazos pude notar la pérdida de peso de
Gwen y la delgadez de sus brazos, cuyas manos inconscientemente se aferraron a
mis hombros con fuerza. ¿Qué te ha pasado
Gwen? ¿Quién te ha hecho daño?
Llevé a Gwen a la caseta sur, donde había una pequeña cama para tratar
a los clientes si ocurría alguna emergencia. La dejé con dificultad sobre la
cama, ya que se seguía aferrando a mí profundamente dormida, y salí a recoger
la tabla y sacar mi macuto del jeep. Antes de entrar me desnudé y me metí en
una pequeña ducha exterior para quitarme los restos de arena y sal marina. Dejé
el traje y el bikini colgados fuera de la caseta y me enfundé unos pantalones
de deporte cortos y una camiseta blanca de manga corta con el logotipo del
hotel. Cuando entre, Gwen se aferraba con fuerza a la almohada y se agitaba
visiblemente.
- ¡No te vayas! ¡No! – Decía en sueños.
Me senté con cuidado a su lado en la pequeña cama, y al sentir el peso
de mi cuerpo, Gwen se giró dormida y me agarró con fuerza la cintura “No te vayas…”. Me tumbé junto a ella
como pude y pasé mi brazo derecho debajo de su cuello y el otro rodeando sus
hombros. Gwen se acomodó a la nueva postura dejando sus brazos entre nuestros
cuerpos, aferrándose a mi camiseta.
Mis parpados se fueron cerrando poco a poco hasta caer en un sueño
profundo… “No me iré…”
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Bella, me encanta tu historia, quedo ansiosa el siguiente capitulo. :)
ResponderEliminarlaysa.
TTuTT pero que linda historia!! Por mucho.. la mejor!!!
ResponderEliminarPor Dios casi me hace llorar Gwen, buen capitulo muy emotivo.
ResponderEliminarPor fin el reencuentro, creo que todo va a salir bien
ResponderEliminarA ver si ahora se confiensan mutuamente que se han enamorado la una de la otra
ResponderEliminarPero creo q la rubia hará algo para separarlas
M.S (galicia)
ay ay ay me va a dar algo , estoy muy ansiosa por leer el proximo capitulo !!!!, genial como siempre. Gracias por regalarnos esta historia.
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