Claudia
-
¿No te preocupa el que no se haya
comunicado para nada contigo Dani? – dijo Martha con extrañeza.
-
Tranquila tranquila, no estoy,
bueno, en realidad si estoy, me da un tanto de sentimiento que ni siquiera una
llamada, un mail, pero pienso que se debe a que se lo está pasando bomba, y
cuando estas pasándolo genial pues no te acuerdas de nada ni de nadie ¿no?
-
Además las malas noticias vuelan,
si algo malo hubiera pasado tengan por seguro que ya lo sabríamos, es como dice
Dani, si estas feliz y divirtiéndote, te concentras en eso y se te olvida el
mundo – agregó Aura.
Claudia las escuchaba en silencio como
siempre que hablaban de Paula, pero cada vez le resultaba más difícil no
preguntar, no saber, no entender, y es que se cuestionaba si verdaderamente las
chicas no sabían el paradero de Paula, si en realidad no se había comunicado
con ninguna de ellas; sobre todo con Dani, pero tenía la certeza de que ninguna
le diría nada al respecto así se animara a cuestionarlas; si bien nunca dijeron
nada, ni le hicieron reproche alguno, tenía conciencia de que callaron por
respeto y cariño a Paula, a ella
hubieran deseado fulminarla, hacerla pedacitos o por lo menos no volver a
hablarle, y es que todas habían terminado por querer muchísimo a Paula – y como
no hacerlo, como no quererla, como no amarla – pensó, y es que ella en verdad
intentó evitarlo, se esforzó en no hacerlo, lucho como una fiera contra el
impulso desbocado que la atrajo hacia esa niña desde que la conoció. El recuerdo
de esa noche vino a su mente tan claro como si lo estuviese viviendo otra vez.
Había decidido no ir, le apetecía algo
más fuerte que una noche en el “antro” fresón de la condesa en el que quedó con
sus amigas. Lo meditó toda la tarde, ya puesta frente al volante enfilo hacia
la zona rosa, pero vete tú a saber porque casi al arribar giró de golpe y
emprendió el camino hacia el lugar en donde la vida le cambiaría.
No noto la presencia de Paula de
inmediato, fue la fuerte sensación de sentirse observada lo que provoco que
dirigiera su mirada hacia ella; entonces la vio, se trataba de una chica
insípida, cuyas ropas dejaban sin ganas a la imaginación, su piel contradecía a
su atuendo y peinado con respecto a su edad, en definitiva se trataba de alguien
que en otras circunstancias difícilmente notaria, pero algo en la mirada verde
de esta niña a pesar de los gruesos cristales que intentaban difuminarla la
incitaba atrayéndola de tal manera que en ese momento dejó que sus instintos
obraran por ella; el primer contacto que tuvo con esa piel tan suave y tersa
como la de un bebé le produjo una sensación rara, en principio decidió que era
curiosidad estimulada por la insistente mirada de esa chica que a todas luces
era bastante tímida y sin embargo la miraba casi con descaro; impulsivamente
tomándola de la mano la llevo hasta la pista; el temblor de su cuerpo, su
exacerbada timidez y la naturalidad de los movimientos de Paula le generaron un
cosquilleo que la incomodó, pero en segundos decidió que el asunto le divertía
así que el resto de la noche desplego todo su encanto con ella.
Aunque las miradas de sus amigas denotaban
curiosidad, excepto la Daniela que reflejaba preocupación, ninguna expreso o
cuestiono nada con respecto a sus atenciones con Paula al menos esa noche.
Contrario a su costumbre esa noche no se
desapareció con un ligue casual o se marchó antes, durante toda la velada estuvo pendiente de
Paula, esmerándose en que se sintiera integrada, y lo logro, en algún momento
fue una más de ellas, divertida, riendo; en mas de un momento volvió a
experimentar el incómodo cosquilleo y en cada ocasión lo deshecho de inmediato encontrándole
diversas explicaciones.
No es que aquella primera noche se percatara del vuelco que
daría su vida, en realidad después de ésta no pensó en Paula ni en las extrañas
sensaciones que le sobrevinieron por su causa,
ni siquiera definió estas últimas, simplemente se dejó llevar por una
situación que le pareció agradable, divertida y después se olvidó de ella.
Pasaron muchos días antes de que Claudia
se volviera a encontrar con Paula; su amistad con Martha databa desde la
adolescencia, se conocieron en la escuela secundaria y la atracción fraternal
fue casi inmediata, nunca hubo nada romántico o sexual entre ellas, juntas vivieron confusión, temor y aceptación
producto de su sexualidad, años después conocieron y entablaron amistad con
Leticia, Aura y Daniela, formando un grupo de amigas bastante unido; pero Claudia era distinta, ave de paso, andariega, era bastante común que la perdieran de vista
por largos periodos. Esa misma noche
mientras se despedían quedaron de encontrarse en el mismo sitio a la siguiente
semana, pero Claudia no se presento a dicha cita.
Una tarde de entre semana Aura le llamo
para decirle que estaban planeando una escapada de fin de semana a Puebla.
-
¿Quiénes van? – cuestiono
Claudia.
-
¿Cómo quiénes “wey”?, las de
siempre… bueno quizá también Paula, la última vez que nos vimos estuvo, y es
buena onda la chava ¿no?
-
Si… es simpática.
-
Tiernona ¿no?, bueno dime ¿vas o
no?, necesito que lo asegures para ver
si nos vamos en el coche de Leti o en mi camioneta.
-
¿Cuándo y a que hora?
-
Saldríamos el viernes por la
tarde y regresaríamos al domingo tempra, para evitar el tráfico de la tarde.
-
Okey, va, ¿dónde nos vemos?
-
En mi casa, Leti se viene conmigo
desde que salgamos de la oficina y pasamos por Martha, Dani quedo de llegar
ahí, y pues tú puedes dejar tu coche en mi garaje, ¿cómo ves?
-
¿Dani llega sola?
-
¿Cómo?... – dijo Aura
desconcertada- ahhh si, pues eso dijo,
que ella llegaba, además que no se donde vive desde que se mudó.
-
Yo me refería a… olvídalo,
dime a que hora exactamente tengo que
llegar, nada mas que sea después de las seis de la tarde.
-
A las siete la idea es salir
antes de las ocho.
-
Va caigo antes de las ocho.
-
Pero antes chula.
-
Si, si, antes, bye.
-
Bye.
Hasta esa llamada no había pensando en
Paula, ni siquiera la recordaba, pero la posibilidad de un encuentro detono de
nueva cuenta la emoción contradictoria, agradable pero incomoda que
experimentara desde que la conoció; aquel día evitó analizar lo que le pasó,
decidió no darle importancia, pero ahora le resultaba difícil no hacerlo - ¿Qué
le pasaba?, ¿se sentía atraída por ella?, no, es que eso no podía ser, la
chavita tenia bonitos ojos si, pero a parte de esto no había nada que la
destacara, es que ni frío ni calor, porque no era fea, pero bonita tampoco,
bastante “X” la niña - sin embargo algo
le pasaba con ella, quizás es que fue demasiado evidente que Paula se sintió
muy atraída por ella; pero eso tampoco proporcionaba una explicación razonable,
estaba acostumbrada a ser centro de atracción de mujeres de todo tipo.
-
¡Me da curiosidad! la niña es
rara y me da curiosidad – dijo en voz alta tratando de sacarse de encima
aquella inquietud.
Durante la semana se le presentó un plan
bastante tentador, en otro momento con facilidad hubiera cancelado la salida
con sus amigas en pos de este, y estuvo
a punto de hacerlo y no precisamente motivada por la preciosidad que se lo
propuso, no, es que no entendía como es que estaba casi contando los días para
la dichosa escapada - ¡claro que no es por ella! ni siquiera hay seguridad en
que vaya, quiero ir y ya, eso es –
pensaba buscando una justificación.
La mañana del viernes estuvo lo
suficientemente movida como para no darle tiempo de seguir pensando, una vez
terminada la jornada laboral enfiló a su departamento, empaco dos cambios, se
dio un baño, se arregló y antes de la siete de la tarde estaba ya en la puerta
del edificio de Aura; ya se encontraban ahí Leticia y Martha.
-
¡Órale! Que milagro, tú llegando
con tanta anticipación.
-
Cualquiera que te escuchara diría
que soy bien impuntual Martha.
-
Y también informal, y es que
contigo nunca se sabe, o llegas tarde o no llegas, eso comentábamos.
-
Híjole, que exageradas.
-
¿Exageradas?, te conocemos Clau –
exclamó Leticia.
-
No pongas esa carita amix –
intervino Aura sonriente- sabes muy bien que seguido nos das plantón.
-
Pues ya estoy aquí, ¿y Dani? ella
si es muy puntual.
-
Esa debe ser ella – dijo Aura
ante el sonido del timbre.
Y ahí estaba otra vez ese cosquilleo, -
¿que rollo conmigo? ¿qué me pasa?- se preguntó mentalmente, pero todo
cuestionamiento desapareció en el momento en que la vio entrar, a la luz del
día sus ojos verdes, grandes y expresivos eran todavía mas bellos, esta vez
nada mas cruzarse con los suyos bajó la mirada, las mejillas se le encendieron en
un rubor intenso, no pudo evitar sentir ternura.
-
Hola perdón por la tardanza pero
entre el metro que a esta hora es un caos y lo difícil que es tomar un taxi en
hora pico nos llevo muchísimo tiempo, le digo a “Mylove” que tiene que
comprarse un coche y liberar a esta nena del trasporte del proletariado.
-
En coche también pierdes un
montón de tiempo Dani - señalo Martha a la vez que las saludaba con el clásico
beso.
-
Pero vas cómoda – agregó Leticia acercándose a saludar del
mismo modo.
-
Deberíamos aprovechar que
milagrosamente estamos todas ya y marcharnos de una vez, así no llegamos tan
tarde – inquirió Martha también saludando a las recién llegadas.
-
¡Llegaste antes que yo!, pero si
no es ni la media – dijo Dani mirando simultáneamente a Claudia y su reloj.
-
¿Tú también? – Claudia aprovecho
ese instante para acercarse primero a Daniela luego a Paula a quien tomo por
ambos hombros antes de besarle la mejilla – hola, no les creas nada, les gusta
hacerme mala fama, que gusto volver a verte – Paula sonrió con timidez.
-
Hola a mi también me da gusto
verte – el sonido de su voz suave y tembloroso incrementaron la sensación en el
estomago de Claudia.
El trayecto hacia Puebla fue
extrañamente fluido, llegaron pasadas las nueve de la noche, decidieron hospedarse
en un hotel cercano a la Plaza de Armas, una vez instaladas decidieron ir a los
portales, eligieron un lugar bastante bohemio donde un cantante amenizaba con
baladas románticas a la luz de quinqués, Claudia tomo del brazo a Paula
guiándola hacia dos sillas quedando una al lado de la otra, pasada una hora y
después de dos copas de vino blanco observó como Paula fue relajándose y dejo
de responder con monosílabos.
-
¿Qué tal les va a Dani y a ti
viviendo juntas?
-
Excelente, nunca en mi vida me
sentí tan bien estando con alguien.
-
¿Ustedes están juntas? – la
pregunta salió de su garganta sola y con un dejo de enfado producto del
malestar que le produjo el entusiasmo
que puso Paula en su respuesta.
-
¿Eh? … no, nooo, Dani y yo somos
amigas, es como mi hermana…
-
Okey, me agrada mucho saberlo -
¿estaba flirteando con ella? si lo estaba haciendo, y no estaba bien, pero
cuando vio como se le ilumino el rostro a Paula se sintió invadida por una
agradable emoción y decidió continuar con aquello.
Ese fin de semana se lo dedicó entero,
hablaron por horas, o mejor dicho hablo ella, porque Paula la escuchaba con
verdadera atención, su risa era franca cuando decía algo gracioso, su expresión
era de asombro genuino cuando le hablo de cuestiones o situaciones sorprendentes,
esta niña era real, trasparente; llego el momento en que cada gesto de su
rostro le pareció bello, delicado; la trató con dulzura, y como aquella primera
vez la llenó de atenciones; prácticamente se aislaron del resto, si bien
estaban todas juntas, era como si una capa invisible las separara del mundo
entero, nunca antes Claudia había vivido algo semejante, centrarse en una sola
persona por tantas horas, hablar tanto de si misma con alguien, y sobre todo
sentirse tan feliz y cómoda en su compañía, se encontraba en un estado de
completa ebriedad emocional, las horas pasaron tan de prisa que cuando menos lo
pensó estaban desayunando antes de emprender el regreso.
Una vez que dejaron atrás la autopista y
estuvieron sobre la calzada Zaragoza Daniela le pidió a Aura que las dejara
sobre Tlalpan en alguna base de taxis.
-
No, paso a dejarlas – respondió
Aura.
-
Es que las desviamos mucho, en
serio amiga déjanos ahí.
-
Oye de veras, no nos han dicho
donde están viviendo – inquirió Leticia.
-
Cierto, en la condesa, frente al
parque España.
-
Están en mi camino, las paso a
dejar a ustedes y luego te dejo a ti Martha – intervino Claudia.
-
Eso estaría bien – señalo Paula
con voz suave pero cantarina, Daniela suspiro con expresión de resignación.
-
Okey gracias Clau.
La mágica situación que envolvió a
Claudia y Paula se rompió en cuanto pisaron el suelo de la ciudad, una vez ahí,
dispuestas a despedirse, Martha subió al asiento del copiloto y Dani y Paula en
la parte trasera, hicieron el recorrido prácticamente en silencio, de vez en
cuando Claudia miraba a Paula a través del espejo retrovisor, al verla casi
encogida, como niña regañada que no sabe que fue lo que hizo mal, le entraron
ganas de bajar a las otras dos y escapar con ella.
Ese fin de semana fue el único que se
permitió sentir y pensar con libertad, en que se dejo llevar por sus emociones;
segundos después de que dejaran a Paula
y Daniela tuvo por primera vez un enfrentamiento con ella misma, con su
vanidad. Martha la conocía muy bien, era quizá la única persona que podía
ufanarse de ello, y por eso pocas veces la cuestionaba o intentaba
intromisiones en su vida, sabia muy bien que Claudia no le permitía esto a
nadie, ahora en retrospectiva, al pensar en aquella tarde pensaba que si esa
ocasión Martha se atrevió a hacerlo fue por la simpatía que le inspiró Paula
desde el principio y le preocupaba su fragilidad.
-
Clau ¿qué onda con Paula? – soltó
en cuanto estuvieron solas.
-
¿Qué onda de que?
-
Actúas como si te gustara, y si
te gustara estaría bien, porque es obvio que a ella le encantas, pero tú y yo
sabemos que no hay manera de que te guste.
Las palabras de Martha le martillaron el
cerebro, y es que ni ella misma entendía que le pasaba con Paula- pero en
efecto no hay manera de que me guste- pensó,
pero la realidad es que no solo le gustaba, se sentía profundamente
atraída por ella, sin embargo en ese momento decidió que no quería sentir eso,
no podría estar con una chica como Paula, no a la luz publica, no después de
que ella siempre lucia a su lado a las chicas mas bellas, mas deseables, además
ella no era de relaciones a largo plazo ni de compromisos.
-
Claro que no me gusta, me cae
bien, es simpática, y lo único que quiero es que se sienta integrada con
nosotros, sobre todo por Daniela, para Dani es importante.
-
Es que parece otra cosa
Clau… comprendo que es parte de tú forma
de ser el gusto por sentirte admirada, tienes un sequito de mujeres que se
babean por ti, es evidente que a Paula
le pasa lo mismo, pero ella es demasiado sensible, puedes lastimarla mucho.
-
Entiendo el punto Martha, pero ya
te dije que fui amable con ella porque me cae bien y quiero su amistad,
llegamos – su tono era ya de molestia y Martha supo que fue demasiado lejos y
no dijo nada mas, solo se despidió.
Y en efecto Claudia estaba muy enojada,
pero no con Martha, su enfado era con ella misma, no iba a pasar nada con Paula
por mas agradable que le resultara su compañía, físicamente no le gustaba y ya
estaba.
Esa semana inició su tortura interna, se
decía a si misma que Paula no le gustaba ni un poquito, que seria incapaz de
tener una relación con ella, pero no podía sacarla de su mente, mantuvo la
comunicación trivial vía telefónica y mensajes con sus amigas, pero nadie
menciono alguna reunión para ese fin de semana, se paso esperando que alguien
mencionara el plan para éste, aun cuando
se decía a si misma que no iría aun cuando lo hubiera, a partir del miércoles
fue una verdadera tortura, lo mas fácil hubiera sido proponer algo ella, pero
esto representaba dos inconvenientes, el primero que hasta donde recordaba eso
era algo que nunca hacia y el principal, el temor a evidenciar un interés por
Paula delante de las demás, esto verdaderamente la aterraba. Sin embargo el
viernes por la tarde estaba casi decidida a hacerlo, era algo mas fuerte que
ella, necesitaba volver a verla, escuchar su vocecita, mirarse en esos ojos, y
era tan grande su necesidad que en su deseo de saciarla había ideado varios
planes para que su propuesta de salida sonara intrascendente, pero el sonido de
su celular la pondría a salvo, el nombre que parpadeaba en la pantalla le dio
cierta esperanza.
-
Hola Leti.
-
Hey, ¿tienes planes para hoy por
la noche?
-
Pues no sé, depende de lo que
propongas.
-
Pues nada extraordinario amiga,
queremos ir al “Yan”, ¿te apuntas?
-
¿Quiénes?
-
Pues todas, las de siempre
-
Okey, pues si puedo les caigo
¿va?
-
Sale, bye
-
Bye.
Curiosamente luego de esa llamada dio
inicio una lucha interna entre el deseo de ver de nuevo a Paula y su
resistencia a éste; y es que para que
verla, no tenia sentido, Martha tenia razón, esto no iba para ningún sitio,
todo estaba en contra y seguramente lastimaría a esa chavita; es verdad que
ella era una completa cabrona, mujeriega, pero no creía haber lastimado alguna
mujer mas allá de su ego, y ni siquiera de eso se sentía responsable, ya que
nunca se involucro con alguna que se pudiera calificar de inexperta o inocente;
pero Paula era todo eso y más: frágil, dulce, tierna, sensible; además esta su
amistad con Daniela, tenia plena conciencia del enorme cariño que sentía ésta
por Paula, no, definitivamente no podía seguir dejándose llevar por lo que sea
que le pasaba, tomo la firme decisión de no ir.
Casi a la media noche sus manos
recorrían la espalda semidesnuda de la chica de turno, las cosas avanzaban
rápido, se miraron, se atrajeron,
estaban bailando y las caricias se tonaban mas atrevidas cada minuto, estaba a
punto de besarla cuando se dio por vencida, y es que no podía concentrarse en
sus actos si su mente estaba en otro sitio.
-
Lo siento linda, pero me marcho –
se despidió apresurada obviando cualquier reacción de su acompañante.
El desagrado por su falta de auto
control se intensificó lo mismo que los latidos de su corazón cuando la ubicó
entre todas sus amigas, tenia reflejada en su rostro esa expresión tan suya,
cálida mirada y media sonrisa, se acercó con sigilo hasta el sitio donde se
encontraban, aprovechando hasta el último segundo la oportunidad de observarla
libre de las miradas de las demás; cuando se hizo presente sorpresivamente tal
cual acostumbraba, el semblante de Paula se ilumino regalándole una gran
sonrisa echando de golpe cualquier malestar, respondió mecánicamente a los
comentarios por su llegada a esas horas, las dos horas que estuvieron dentro
del sitio estuvo en automático, esa noche por primera vez sintió un deseo
desmedido por sentir sus labios, de pronto éstos se le develaron carnosos,
deliciosos y apetecibles; estaban ya fuera del local despidiéndose unas de
otras cuando sin pensarlo, en un acto totalmente impulsivo en lugar del besito
en la mejilla sus labios fueron directos a los de Paula, fue tan rápido, tan
atropellado y sobre todo tan irracional que de inmediato se arrepintió, trato
de actuar con naturalidad, esforzándose en que pareciera un acto accidental,
mas en busca de su tranquilidad que en la de la propia Paula.
A solas escudriño su conducta, buscando
una justificación para esta – tenia
tentación y la satisfice, ya esta, ahora se me pasara, nadie saldrá herido,
solo fue un besito inocente, seguro que ella no le dio tanta importancia – pero
en el fondo sabia que Paula si le dio importancia, de lo que no quería
enterarse es de la importancia que tuvo para ella, se negó a aceptarlo aun
cuando paso días pensando en ese “insignificante beso”, en el sobresalto que le causó, pero sobre
todo en la necesidad de repetirlo, pero quería mas, requería mucho mas que
besar sus labios, quería explorar esa boca, poseerla y la ocasión se presento el siguiente fin de
semana.
Esa noche volvió a llegar tarde, cuando sitúo
a Daniela, Aura y Paula dirigiéndose al baño tomo la decisión de no hacerse
presente, espero en un rincón oscuro al acecho de una oportunidad, minutos
después salió Aura, seguida por Daniela, el destino le jugaba a favor o en
contra pensó, sus amigas pasaron frente a ella sin notarla, cuando Paula estuvo
a unos pasos tomándola del brazo la atrajo hacia sí; en un primer instante se
sobresalto y la mirada detrás de los cristales fue casi de pánico, el
estremecimiento de su cuerpo fue inicialmente por el susto, cuando se dio
cuenta de que se trataba de Claudia,
sonrió levemente.
-
Que susto me has dado…- Claudia
la miraba fijamente, no dijo nada, se apodero de sus labios, acariciándolos,
palpándolos por varios segundos, su lengua busco la de Paula sin premura,
despacito, deleitándose en el momento, no supo cuanto duro el beso, se perdió
en él, no quería que terminara, no solo por prolongar el placer que éste le
producía, no quería regresar a la realidad, recuperar la conciencia, había
cruzado una línea sin regreso y del otro lado había dolor.
Con reticencia terminó el beso, sus
labios fueron directo al oído de Paula – no digas a nadie que me has visto, le
dio un beso en la mejilla y sin mas se alejó.
Vinieron tanto besos después de éste,
caricias cada vez mas intensas, siempre ocultas, furtivas, la sumisión a Paula
ante esto le hacia sentir culpa, pero insaciable volvía una y otra vez.
La
noche que la hizo suya por primera vez tampoco fue planeada, como un depredador
a la caza, aprovecho la oportunidad de aniquilar a su presa, en un primer
momento no lo sintió así, como siempre solo se dejo llevar por sus impulsos,
sin embargo aun cuando inicialmente la besó, acaricio y desnudó con desesperación, una vez en la soledad de
la habitación después de que Paula le hizo el amor con una devoción total, todo
el deseo ansioso que le atormento durante meses se trasformo en infinita
ternura y la poseyó llena de dulzura, la amo apasionadamente, con cada fibra de
su cuerpo, con el alma, con el primer orgasmo de Paula suspiró conmocionada,
pero la conmoción se trasformo en terror, en miedos y culpa segundos después,
se vistió de prisa y salió huyendo.
A partir de ese momento dio inicio una
lucha encarnizada entre sus deseos y su vanidad, esa era su realidad, Paula la
atraía como un imán, pero se sentía incapaz de admitir eso públicamente; se
ausentaba por largos periodos en un intento de ponerle fin a esa locura, pero
siempre volvía y Paula la recibía sin reproche alguno, sin preguntas,
entregándose a ella cada vez. En el intento de que fuera Paula la que terminara
esto, cometió la crueldad de exhibirse frente a ella con otras mujeres,
hiriéndola, y esas heridas la laceraban, pero continuaba haciéndolo.
Una noche alguien cualquiera, nadie
importante le hablo de Paula refiriéndose a ella peyorativamente – ¿todavía no
te cansas de tu experimento? ¿o es que no encuentras la forma de deshacerte de
ella?- pero a pesar de la rabia interior que la invadió y las ganas de golpear
a su interlocutora, solo sonrió, festejando la broma. Nunca en su vida se
sintió tan ruin, tan baja, y eso la llevo a tomar la decisión que la tenia
ahora en agonía.
Decidida a ponerle punto final a su
situación se involucro por primera vez con una mujer, se forzó al compromiso
pasados unos meses de ir y venir, le propuso a Susana vivir juntas, ella acepto, el paso estaba
dado, para ese momento Claudia estaba segura que Daniela, Aura, Leticia y
Martha estaban enteradas de lo que fuera que tenia con Paula, no dijeron nada,
solo su actitud protectora con ésta y de reproche con ella se lo hicieron
evidente, por eso un día las llamo a todas para quedar a comer; Martha no se
presentó, en ese momento no tenia idea de porque, ella era su amiga mas
cercana; demostró ser una excelente actriz, con efusividad inusitada las
informo de su nueva situación de mujer comprometida en una relación monógama,
les hablo de Susana como la mujer de su vida, de lo enamorada que estaba, ellas
la escucharon con atención, la felicitaron sin entusiasmo, sus miradas
denotaban tristeza, sabía que pensaban en Paula, pasado un rato se despidieron;
estaba hecho, las conocía, ellas darían la estocada final.
Pasaron muchos días antes de que alguna
de ellas se comunicara, su desesperación por saber de Paula rayaba en la
locura, tuvo que hacer acopio de una fuerza que no tenia para no buscar
respuestas, la primera que le llamo fue Martha, su voz sonó seca y fría a
través de la línea telefónica, a pesar de ello a Claudia le pareció música,
necesitaba noticias, saber; quedaron de verse a la hora de la comida. Después
de una charla trivial Claudia no pudo soportarlo mas y soltó la pregunta que le
atragantaba.
-
¿Cómo esta Paula? – tras una
mirada gélida Martha respondió.
-
Muy bien, nos hemos despedido de ella
ayer por la tarde, solicitó un sabático y se marcha fuera del país con su tía –
aquello fue como un golpe en la boca del estomago.
-
¿A dónde se va? ¿cuánto tiempo?
– Martha contuvo un momento la
respiración para luego sin inflexión en su voz preguntar.
-
¿Y tú que tal la vida de pareja?
¿feliz?
-
Martha ¿porqué obvias mi
preguntas?
-
Todas pensamos que así es, que
estas muy feliz, y esta padre, por eso decidimos darte tu espacio, tú tiempo,
esperamos que funcione para ti esta oportunidad que te estas dando, ya ves,
parece que por fin Aura y Leti dejaran de hacerse locas y lo intentaran, Dani decidió dejar el trabajo en el hotel y
buscar algo que la satisfaga mas, yo estoy pensando en regresar a la
universidad y Paula se va buscando su tranquilidad y yo espero que encuentre
algo mas que eso, porque es un ser humano precioso, que se merece lo mejor ¿no
lo crees así?, ¿a que no te esperabas los de Aura y Leti? – concluyó guiñándole
un ojo mientras se llevaba a los labios su taza de café.
Ni un reproche, ni un cuestionamiento,
pero con aquellas palabras le hizo saber que todas crearon un circulo protector
alrededor de Paula, un circulo al que ella no estaba invitada.
Su constante irritabilidad y sus
recurrentes infidelidades terminaron por dar al traste con su intento de
relación, y ni siquiera era incapacidad de ser fiel, porque tampoco es que
tuviera muchas ganas de estar con otras mujeres o de saciar su necesidad de
sentirse poderosamente atractiva, cada encuentro causal era un tropiezo con
profundo dolor que produce la insatisfacción que viene después de no encontrar
lo que buscas y es que en cada chica buscaba sentir un atisbo, una ínfima
parte, un átomo de las sensaciones que Paula producía en ella, una tras otra
conquista sin encontrar ni la más mínima emoción; ni un trozo de esa explosión
que detonaba cuando hacían el amor; cuando cansada Susana se fue dejándola
sola, sus relaciones casuales se hicieron mas frecuentes, buscando en cada
cuerpo el aroma, el sabor, las formas de Paula; y cada una de esas mujeres solo
le dejaba una sensación de vacío que la sofocaba, solo el caudal de lagrimas
silenciosas le proporcionaba cierto alivio.
Demasiado tarde comprendió que se
enamoró de esa mujer insípida y desgarbada, el pensar en ella seguía siendo una
contradicción en su vida, recordarla, revivir los momentos a su lado era como
un bálsamo para sus culpas, miedo y dolor, pero irremediablemente después de
esto recordaba su cobardía, su vanidad, la cantidad de veces que la hirió,
imaginarla sufriendo, martirizada por su recuerdo, hundida en la desesperación,
entonces además del dolor se odiaba a sí misma; y aun sabiendo que no tenía
derecho, rogaba por una oportunidad - ¡que vuelva! ¡Una oportunidad! Solo una
para demostrarle que la amo frente al mundo entero – era su pensamiento cada
noche y cada amanecer.
Las voces alegres de sus amigas
resonaban lejanas mientras ella continuaba sumergida en la profundidad de sus
recuerdos, emociones y sentimientos, solo el sonido estruendoso de un celular
la volvió a la realidad.
-
Nunca se donde lo meto – decía
Daniela hurgando al interior de su bolso, una vez que tuvo en su manos el
aparato su mirada se encendió - ¡My Loveeeee!
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Se enamoro clau de paula me reeee sorprendiii si clau es una egoísta mujeriega quiero yaa leer el proximo capitulo muy buena historia beso RO ARGENTINA
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