Capítulo 2
Desde
que vi entrar a este caballero mi corazón palpito con urgencia de ampararlo,
estaba tan maltratado, sucio, despojado de su armadura y aun así frente a su reina
con la urgencia de un animal agredido, sus ojos destellaban ira quizás eso la
mantenía en pie, pero cuando hablo lo hizo tan resueltamente,ahora estaba
segura que es una mujer, su vos lo asegura y sin duda era experta en temas de batallas.
En el
poco tiempo de estar en el castillo, no había visto a la reina salir de su calma
tan rápidamente, apenas vio a su súbdito, maldijo a quien había hecho tal cosa
a esa persona, ambas nos apresuramos a tomarla por cada brazo ayudandole a
levantarse que sin dudar acepto. A mi parecer ambas mujeres se tenían cariño y
se conocían muy bien.
Tenía
la idea además de que algo pasaba entre la reina y mi mentora desde que se
conocieron se mantenían juntas, me daba gusto que encontrara lo que hacía tanto
tenía derecho, pero aun así se reprimían, sonreí por el juego del gato y el ratón que ellas hacían cada vez más seguido.
Tampoco
me imagine que diría y haría lo que sucedió a continuación, sin dar chance le
agarre la mano del soldado y la guie a su aposento,sin dejar que me apartaran de
la noble.
Ahora
estaba frente a ella viéndola fijamente, porque me rehusaba, seguro no quería
mi compañía, talvez debería marcharme, pero esos ojos verdes esmeraldas me
llamaban yo no tenía duda de eso, quería aferrarme a este sentimiento de
protegerla.
Me
pregunte mientras la observaba que hacía palpitar más rápido mi corazón, mi
vientre se estremecía con urgencia sin saber que me pasaba, si esto es normal o
estaba enfermándome, debería preguntar a mi mentora, ella siempre sabe.
-Eres muy hermosa, solo no
quiero que te ensucies.
Levanto
su mano hacia mí rostro, quería sentir su caricia, pero a último momento
desistió.-Entonces ayúdame a limpiarte.
Asintió
con una sonrisa dulce mientras mantenía su mirada, se desvistió, tiro la ropa a
una esquina, se dirigió a los cubos de agua sin entrar en la tina, se agacho y
empezó a lavarse.
Me
quede donde estaba, viéndola embelesada de tanta belleza, era tan magnifica que
no podía moverme, era media cabeza más alta que yo y parecía que había tenido
problemas de salud por lo que su cuerpo estaba delgado para su tamaño, pero sin
duda era poderosa, “vuelve en razón estas para ayudarla no para divagar” me
regañe, me quite mi ropa y me puse detrás de ella, si ella podía estar sin ropa
yo también debería poder “Con suerte no
me ruborizare” además “actúa como si fuera tu hermana”.
-Levántate, déjame a mí.
Se
volvió a mí, lentamente poso su mirada por todo mi cuerpo,sentí un fuego en mi
interior, el cuarto necesitaba ventilación, era demasiado el calor, sin embargo,
ella solo me sonrió.
-Restriega bien, no me harás
daño.
Restregué
empezando desde su cuello en círculos, baje hacia su pecho pasando rápidamente,era
desgarrador ver los golpes y cortes que tenía por todo el cuerpo. Se veía
cansada, tanto que le escuche suspirar con los ojos cerrados, por lo que me
apure a restregar varias veces las partes más sucias, del resto me ocuparía
después.
-Entra en la tina, no quiero
que te caigas.
-Estoy tan cansada. Dijo
mientras se metía en la tina, hasta el mentón de agua.
-Está bien así o quieres más
agua caliente. Pregunte sin recibir respuesta alguna.
Los
suspiros que le escuchaba cuando restregaba me inquietaban tanto que mis manos
estaban temblorosas, me pregunte que tendría esta habitación que mantenía tanto
calor, era mejor terminar sin parecer una inútil. De pronto me asuste por el
quejido de dolor que hizo mi piel erizarse.
-Por favor,no más.
Deje
de restregar, me aleje de ella, que hice porque me decía eso, “oh buen señor,
la he lastimado”.-Te lastime, no fue mi intención, discúlpame. Mis lágrimas
estaban por derramarse, ni siquiera eso podía hacer bien, algo tan simple.
- ¡Qué!
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Abrí
los ojos ubicándome donde estaba, noté los ojos de la joven que casi empezaba a
llorar. Pero “por un infierno”, que había dicho ahora, esa mujer estaba ayudándome
cuando más lo necesitaba, “por eso nunca acepto ayuda de nadie”, aunque
estuviera en batalla, ahora estaba esta joven casi llorando.
- Discúlpame, yo me quedé
dormida, dime que hice. Rápidamente salí de la bañera,comencé a revisarla, para
asegurarme que no estuviera herida.Sosteniéndola cerca.-Donde te lastime, habla.
-No me has lastimado.
-Entonces, que hice para que
te pusieras así. No entendía que pasaba, estaba claro que era serio.
-Tú me pediste que parara, te
lastime. Dijo entre suspiros.
-oh!, (silencio), “y porque
llora entonces, por eso es que nunca entenderé a las mujeres”.Mire esos labios
tan bien hechos y sus lágrimas que no dejaban de caer, la acerqué en un abrazo
y limpie sus pómulos mientras le sonreía, es la criatura más dulce que he
conocido sin duda y así le susurre.
-Me has ayudado mucho, te lo
agradezco. Sonriéndole abiertamente y acercándola más mientras ponía la mano
detrás de su espalda, puse la frente contra la de ella.-Te digo algo!
- Mmm.
-Sabes que llevo días añorando
estar en la cama, cuando entré al cuarto pensé que lo había logrado y tu aún no
me lo permites. Qué puedo ofrecerte para ganármelo.
Una
risa tan deliciosa salió de esos labios, tan carnosos, que daban ganas de
tomarlos y unirlos con los míos, “pero que estoy pensando, ella esta con la reina
o ¿no?, debería preguntarlo y tomarla inmediatamente”.
-Debería entonces enmendar
esa situación.
- ¡Sí! Por favor.
-Cierra los ojos, seré
rápida.
Mientras
mantenía los ojos cerrados escuche que corría porun paño seco, secándome y untándome
crema con un olor a miel.- ¡Oh! que bien se siente, tú la haces.
- Es de mi uso personal,
espero que te guste.
-Si mucho, huele a ti.
-Vamos, creo que correré,
está el piso muy helado.
-Puedo ayudar, si me dejas.
Apenas
termino de aceptar, corri con ella entre mis brazos dirigiéndome a la cama, la
puse tan delicadamente como pude, sin querer renunciar su cercanía sentí que se
aceleraba mi corazón, pero no podía evitarlo.
Se
puso a mi lado y nos hecho las colchas sobre nuestros cuerpos, era celestial
sentir el calor de otra persona, cuanto tiempo había pasado desde la ultima vez,
ella es de cierta forma especial a mis sentidos.
Recordé
“No soy digna de estar con ninguna persona”, después de tanto tiempo lo tenía
claro, además no tenía nada que ofrecer para mantener a una mujer tan hermosa a
mi lado.
-Deseas comer alguna cosa.
-Gracias, pero solo quiero
dormir, me dieron pan y bebida cuando entraba al castillo.
-Bien, entonces me iré y te
dejare dormir, termine de untar una mezcla para tus heridas, espero descanses.
Unto
¿en qué momento lo hizo?,“estoy muy cansada seguramente”. Sentí que no podría dormir
si dejaba ir a esta hermosa mujer, necesitaba estar con ella, su cuerpo se
sentía tan caliente y el mío necesitaba compañía. La sujete por los hombros
entre las colchas que nos tapaban del frío, deteniendo su partida.
-Tienes que regresar con la
Reina?
-No.
-Porque me acompañaste. La
mire deseando ver alguna mentira si existiera, se tomó su tiempo, uno que se me
hizo eterno.
-Desde que te vi, supe que
tenía que asegurarme que estuvieras bien. Dijo en un susurro.
-Te lo agradezco,
sinceramente hubiera venido y habría caído directamente en la cama.
- Te estropee tu deseo
entonces. Sonrió maliciosamente.
-Creo que debo tener cuidado
de ti, puede que haga cosas que ni imagine.
Sentí
temblar su cuerpo, quedo viéndome fijamente, como mi costumbre era acampar en
el bosque no sentía tanto frío, junte más cerca su cuerpo hasta tenerla entre
mis brazos, ella apoyo su cabeza en mi hombro.
-Gracias, yo no acostumbro
estar desnuda por la noche.
-Quieres decir que de día
acostumbras.
Ahora
la risa que escuchaba era tan gustosa que me dispuse a no recordar lo cansada
que estaba, sin embargo, solo sonreí tratando de guardar en mi memoria, este
tiempo tan único.
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