Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Física, Química y Piel - Fanfic Jemma - Memo (Parte 16)



- Me encantaría… – acarició su antebrazo –…pero debo trabajar – Sonreía penosamente disculpándose por rechazar la tentadora oferta, hubiera matado por acostarse a su lado en aquella cama pero el trabajo era trabajo, las obligaciones siempre ocupaban el primer lugar y dentro de poco tiempo, Bodo comenzaría llamarla por teléfono reclamando su presencia.  


- ¡Oh! ¡¡¡Es cierto!!! ¡Hay que volver a la academia! – Jenny se quedó estupefacta al verla brincar y ponerse de pie ¿No estaba media dormida hace un momento atrás? – Voy a cambiarme la camisa porque esta está salpicada con chocolate – Emma se acercó, torpemente, hasta ella señalando con el dedo la suciedad.

- Emma… – Tenía que decirle que no estaba en condiciones de ir a ningún lado y que la mancha que tenía en la camisa no era de chocolate – Emma… 

- Qué pena… – rápido se sacó la camisa y la sostuvo en alto mientras la observaba detenidamente – Me encanta esta camisa – Jenny tenía muchas ganas de reír era demasiado graciosa la sonrisa que ponía al mirar con orgullo la prenda, de pronto el ceño se iba frunciendo y los ojos achinando – Qué extraño… – tenía la mirada pegada a la camisa y Jenny pensó que se estaría ubicando en el lugar y en el tiempo, se notaba la lucha que estaba teniendo contra la falta de percepción y de equilibrio  – No me gusta el chocolate… – Se encogió de hombros e hizo una bola la camisa y la tiró en un rincón de la habitación – Me compraré una nueva… igual a esa – le dejó en claros sus deseos y se fue hasta el guardarropa a buscar, lo que la morena supuso que sería, otra camisa…       

- Emma…  Emma…Escucha – Caminó tras ella hasta colocarse a su espalda, buscó la manera de decirle, sin ofenderle, que estaba borracha, que presentarse con el labio hinchado y balbuceando a dictar su clase no era lo más sensato, que Bodo no dudaría en culparla a ella y que sus días en la academia comenzarían a estar contados. El tiempo pasaba a medida que Emma movía las perchas de un lado para otro – será mejor que te quedes, estas cansada, hoy has tenido un día bastante… complicado…

- Dame un segundo – Pidió levantando el dedo índice y sin mirarla

- Emma… – Terminó por sonreír. El caso omiso a todas sus palabras reafirmaba la idea de que lo único que tenía importancia en ese momento, para Emma, era encontrar la vestimenta adecuada   

- ¡¡¡Ésta!!! – Vio como rápido se la colocaba y pasaba sus manos intentado borrar alguna arruga que tuviera – Ya estoy lista – La estiró desde el borde inferior e hizo unos movimientos de brazos probando la comodidad – Vamos… – Estaba a la espera con una sonrisa cándida para ir al trabajo

Jenny la miraba sin parpadear y con la boca a medio abrir… Esta mujer realmente la volvería loca de tanto despiste y torpeza, quizás aquellas no eran las mejores cualidades pero quedaban perfectas al lado de toda la inocencia y del pequeño tambaleo que su cuerpo hacía… Aquel cosquilleo en el estómago se volvía sonrisa… Con semejante espectáculo comenzaba a olvidarse de que el estado de Emma era producto del alcohol, de la obligación de volver al trabajo, de todo lo que le diría a Bodo cuando lo viese… hasta de su propio nombre… todo sea por un minuto más de esta Emma que le tenía fascinada… 

- Emma – se acercó y apoyó sus manos sobre las caderas – ¿No se te olvida algo? – preguntó juguetona mientras corría el pelo que caía sobre su ojo

- Umm – arrugó sus labios y entrecerraba los ojos mientras hacía memoria. La morena la miraba y mordía su labio, Dios sabía cómo se contenía para no comerla a besos – ¡¡¡El bolso!!! – Lo tomó de la mesa de noche y se lo colgó al hombro, no sin agarrar las llaves que eran necesarias para abrir la puerta – Ahora sí, vamos… – volvía al frente de Jenny mostrando el “gran logro” de recordar las llaves

- ¿Nada más? – preguntó sonriendo. Emma estaba tan acelerada que jamás adivinaría lo que se estaba olvidando

- Lo siento… – la tomó, suavemente, por el cuello y dejó un tierno beso en su boca. Jenny cerró los ojos ante la sorpresa y de tan efímero que era el contacto se agigantaba la ambición de quedarse con sus labios, y no hizo más que perseguir la textura y el calor que poseían hasta atraparlos entre los propios… prolongó aquel beso que debía fingir bajo la mirada de los compañeros de trabajo pero que ahora era espontáneo y cómplice

- En realidad me refería a tus zapatos – susurró a su oído

-¿Qué pasa con mis zapatos? – Preguntaba mientras repartía pequeños besos por su mandíbula con la intención de bajar por su cuello

- No los tienes puestos…

Emma se separó de ella y clavó la mirada en el suelo. Veía sus dedos moverse a través de los calcetines a rayas de colores… Pasó unos segundos en silencio y con la cabeza gacha – Lo siento… No me encuentro bien… – Levantó el rostro totalmente avergonzado

Jenny sintió el amasijo nuevamente en el estómago, ya tenía asumido las ganas de morir por ser la mitad de su piel pero el sexo era insuficiente y más ahora que la ternura comenzaba a avanzar a pasos agigantados en el corazón. ¿Por qué pasaba tan rápido?... Miró a los ojos sinceros y comprendió que estaba en frente de una persona sensacional, única y hermosa… Podía afirmarlo con total seguridad, conocía de rostros, de cuerpos y de besos y nadie como ella… ¿Qué tendría que darle para que se quedase a su lado?... ¿Para despertar junto a ella?... ¿Para caminar de su mano?

No supo porque razón de pronto las estaba mirando… Pendían a cada lado de su cuerpo sin pretensiones e ignorantes de lo que eran capaces de hacerle sentir y no pudo evitar enredar sus dedos con los de Emma y por un instante abandonarse en la sensación más placentera que había experimentado. Aquellas manos eran quienes susurraban lo que los labios no se animaban a decir y cada vez que se posaban en algún pedazo de su cuerpo confesaban que algunas cosas no tienen final, ni forma, ni explicación ni mucho menos límites… Llevó una mano a su boca y besó su dorso imaginando que jamás habían tocado más piel que su piel, pretendiendo ser mar y tener el poder para borrar cada huella de la arena…

Parpadeó para guardar esa lágrima que venía del miedo por perder el control, por volverse dependiente, por querer ser abrigo, por la necesidad de existir por ella, por el mundo de fantasía, por el secreto que cerraban bajo llaves cada vez que se destrozaban en la cama y por querer ocuparlo todo aún sabiendo que no era dueña de nada

- Jenny…

- ¿Sabes qué? Te vendría genial un café bien cargado – disimuló aquel pequeño instante de inseguridad, sabía que todo obtendría su lugar con el paso del tiempo, esperar no era su fuerte pero sino pretendía arruinarlo, debía hacerlo…

- De acuerdo – había pensado en preguntarle si ocurría algo pero aquella radiante sonrisa terminó por engañarla.


- ¿Tienes el tabique roto? – Entró al despacho con alcohol, algodón y una remera en sus manos

- No… 

- Toma… – lo dejó todo encima del escritorio y se sentó a mirar

-¡Mierda! – Chilló apenas pasó el algodón por la herida de sus nudillos de la mano derecha   

- ¿Te arde?

- ¡¡¡Ben si vas a estar haciendo preguntas estúpidas te pido que me dejes solo!!! – El escozor era mucho más molesto que el dolor provocado por los golpes que había recibido

- ¡¡Qué humor!!! – se burló de su poca paciencia y aprovechó para hacerle una broma – Ni que te hubieran dado una paliza

-¡¡Vete a la mierda!! – Respondió molesto – ¡¡¡Ooooh!!! – Y apretó más fuerte el algodón contra la carne viva buscando un punto fijo en la pared, lo único que le faltaba a la tarde era un desmayo 

- Bueno, dime de una vez…¿por qué demonios te peleas con el amigo de Jenny? – Se cruzó de brazos y de piernas a la espera por que le contara algo de lo sucedido

- ¿Amigo? – preguntó destilando ironía – ya me gustaría a mí que mis amigas me hagan lo que el “amigo” de Jenny le hacía a ella – comenzó a limpiarse la nariz – ¡y Emma estaba al caer! ¡Hay que ser descarado en la vida! – dijo totalmente indignado

- Emma llegó y se fue al hospital con el labio sangrando… por sino lo recuerdas – levantó la voz, todavía no encontraba una explicación válida ni para la pelea de Bodo en frente la escuela ni para el daño que había sufrido Emma. Y no porque tuviera algo especial con la profesora sino por aquella simple regla que dice: a las mujeres no se les pega

- ¡Si quieres puedes ir corriendo a contarle a tu papito! – El golpe en el escritorio sonó en seco – Yo sólo le defendía… – clavó la mirada en Ben, pensando una vez más en que no se arrepentía de lo que había hecho y que volvería a hacerlo sin dudarlo

- ¿De quién?

- ¿De quién? – Parecía mentira que Ben le preguntara aquello. Él, mejor que nadie, conocía todas las mañas que Jenny tenía y lo peor de todo, es que compartía aquel estilo de vida tan liberal – Pues… De la “PUTA” de tu amiga que no tuvo mejor idea que venir a manosearse a plena luz del día en la puerta de mi escuela con el payaso que dice ser su novio

- Jajaja… No puede creer que eso te moleste… Sabes cómo es Jenny… cambia de novio como se cambia de ropa – Intentó restarle importancia a la conducta de Jenny – Los hombres sólo son un juguete para ella… – al instante se arrepintió de su última frase, era ínfima de diferencia entre lo que Jenny hacía con los hombres y lo que hacía con Emma. Ya tenía aquella mirada juzgadora de Bodo encima…  

- Supongo de que te harás una idea de cómo es Emma… No juega con nada ni menos con nadie – Se acercó a donde estaba la bebida. Un trago, quizás, lograse insensibilizarle, la sangre se le hervía cada vez que recordaba lo sucedido y más a pensar en lo impune que saldría Jenny de ésta.  

- Creo que Jenny y Emma no habían llegado a ningún acuerdo…

- No me interesa… Un poco de decencia nunca está de más  

- Ya… – El argumento era fuertísimo, uno tenía que estar ciego para no notar lo conservadora que era profesora Müller… Bodo estaba en lo cierto, a pesar de haber actuado de la peor manera… Lo de Jenny fue una gran falta de respeto, sin importar en qué situación estuviera su relación con Emma, lo correcto hubiera sido intentar “continuar adelante” lejos de ella. Mostrarse tan abiertamente daba a pensar que tenía toda la intención de provocarle algún daño ¿Qué estaba pasando con su amiga? – Tienes razón… – él hubiera jurado que lo que Jenny intentaba hacer era tomar nuevamente las riendas de su vida pero de qué manera hacerle comprender a Bodo aquello – Jenny ha fallado pero eso no justifica que te agarres a los golpes con su amigo… 

- Emma es muy importante para mí – Dejó la copa que estaba a punto de llenar – Qué mayor justificativo que ese???…  Ben… – se acercó hasta él con el propósito de aplastarle el corazón pisoteando con golpes bajos la falta de integridad – no te culpo por no entenderme, tú no sabes lo que es arriesgarse por nadie… te recuerdo que así fue como perdiste a Bea – gozó de la cara de enojo de Ben y volvió a la mesilla en la cual estaba la bebida – Así que no te hagas el valeroso conmigo, tratando de defender lo indefendible… 

-¿No crees que la gente pueda cambiar? – Preguntó lleno de ira ¿Cuánto más pagaría por aquel error en su pasado? ¿No era suficiente con todo lo que sufría? ¿No fue suficiente con perder al amor de su vida? Aquel error se había llevado todo, hasta su derecho de opinar… 

- Primero hay que ser gente y después intentar cambiar… – Se tomó el primer trago y no sintió la culpabilidad de todo el desprecio en su palabras… escuchó el portazo, estaba solo al fin.



-¡¡¡No puedo creer que sea tu primera borrachera!!! – Dijo mientras dejaba sobre la mesa la tercera taza de café para Emma  – Te pones de lo más graciosa – admitió sonriendo. 

- Gracias por el cumplido… Ah… – Se llevó la mano al labio, los puntos tiraban cada vez que intentaba sonreír

-¿Quieres que vayamos al hospital?– preguntó preocupada

- No… No… está bien… es sólo que molesta un poco – La morena podía ver como hurgueteaba con la lengua dentro de su boca

- ¡¡¡OH!!! Tu hermano dijo que no hicieras eso – le señaló con el dedo

- ¿Qué? 

- Eso que estás haciendo con tu lengua…

- Ah… – Y al instante pasó la lengua hacía el otro lado de su boca provocando la risa nuevamente en Jenny – Así engañas un poco al cerebro – explicó – Cómo cuando te pica en determinado lugar y sabes que no debes rascarte…    

- ¡¡¡Sí!!! Terminas por rascarte los alrededores como si eso fuera a aliviar la comezón…

- ¡Exacto! – asintió con la cabeza

- ¿Eres la única músico? – rápido se apresuró a preguntar antes que las ganas de platicar de Emma desaparecieran

- ¿Cómo? – Retiró la taza de su boca bruscamente derramando café sobre el mantel – Oh!!! – Jenny ya se estaba poniendo de pie – Deja… – le indicó que se sentara – Puedo limpiar… – Jenny asintió con la cabeza, el alcohol cedía, ya casi manejaba los movimientos a la perfección y tenía sueño, le había visto bostezar en varias ocasiones – Perdona, no entendí bien lo que me preguntaste – dijo una vez que volvió a sentarse – Creo que estoy peor de lo que me siento 

- Ha sido mi culpa – sonrió, la pregunta era personal y no estaba muy convencida de hacerla. Había pasado todo el rato en silencio estudiando cada unas de las cosas que se encontraban en su cocina – he formulado mal… lo que decía era… ¿si tú eres la única músico de tu familia a parte de tus padres?

- Eh… sí… soy la única que ha estudiado música… aparte de mis padres

- ¿Y por qué razón tus hermanos no? – ¿Qué clase de pregunta era aquella? Sí, sí… la que dejaba en evidencia lo desesperada que estaba por un poco de conversación e información acerca de su persona

- Pues… no lo sé – se encogió de hombros – quizás porque tenían otras vocaciones, ¿no?

- ¡¡¡Claro!!! – Asintió con la cabeza frente a la lógica y rápido bebió café para ocupar la boca en algo inteligente o mejor dicho en algo no tan estúpido

- Quizás… cambiaron de idea al ver a su hermana mayor cargar con estuches instrumentales que eran más grandes que ella – Emma parecía recordar y Jenny agradeció la receptividad que tenía para con ella y sus necesidades y esta vez no se molestó cuando Emma la leía como un libro abierto– No eres un niño común cuando haces eso…

- ¿Cómo? – Todavía no lograba entender aquellas frases concisas que Emma siempre disparaba cada vez que pensaba sobre algo…

- La gente te mira de forma extraña… se ve que no es buena combinación tener acné en la cara y un violín en la mano – las dos sonrieron, bueno Emma sólo apretó sus labios

- ¿Te miraban de aquella forma? – definitivamente aquello era otra razón para pensar que la gente era estúpida, Emma era digna de miradas de admiración y había que ser demasiado imbécil para no notarlo


- ¿Has subido al bus con tus zapatillas de ballet colgadas al hombro??? – Hizo aquella pregunta pensando en la similitud de las situaciones 

- Nop – tomó un poco de aire – Y no te rías de lo que te voy a decir – advirtió con el dedo en alto – Verás yo… – marcaba con su dedo algo en el mantel y la curiosidad de Emma crecía. Si tanto costaba decirlo, de seguro era algo importante – Yo… yo no he tomado un bus en mi vida siempre tuve chofer y ya después me dieron un coche…

- Jajaj…jajaja… – la alegría se mezclaba con el dolor pero no importaba, no podía dejar de reír… Y menos al ver aparecer la cara de fastidio de Jenny – ¡ejem, ejem!... – aclaró la garganta – Hubiera dado lo que fuera por tener un chofer que cargase mis cosas en el maletero del coche cada vez que debía ir al conservatorio… – No se extrañó de lo paradójica que puede llegar a ser la vida sabía que algunas cosas se mantenían inmutables en frente de las clases sociales

- Y yo por poder viajar en bus con mi mejor amiga y su madre – dijo totalmente seria

- Lo siento… – Había sido demasiado frívola con respecto al comentario de Jenny y la culpa comenzó a invadirla. No viajar en bus para ella no era un “padecimiento real” pero ser adinerado era una condición como cualquier otra y muchas veces era un motivo de discriminación. – Igual, nunca es tarde… Puedes viajar en bus cuando quieras… Yo puedo acompañarte, si quieres por supuesto – vio la sonrisa aparecer en su rostro y como se levantaba de su silla para acercarse a ella… Emma se despegó de la mesa para darle espacio…

- ¿Harías eso por mí? – Preguntó mientras se sentaba ahorcajadas encima de Emma

- Eh… – estaba embobada admirando su belleza, sonreía a pesar de no saber muy bien que era lo que había hecho para tenerla entre sus brazos, sólo sabía que era real… que, allí estaba sonriendo también y acariciando su nuca – Eh… Sí, no es problema para mí, voy en bus todos los días al trabajo – El primer besó arribó detrás de su oreja y posó las manos en su espalda a medida que un estremecimiento le recorría todo el cuerpo, se fue directo al cuello y a lo sensual de su perfume. 

- ¿Puedo cambiártelo por otra cosa? – preguntó susurrando a su oído. Tenía el “sí” asegurado, Emma estaba perdida en su cuello y allí eran donde ocurría el cambio, en donde la timidez desaparecía para abrirle paso a lo intenso 

- ¡Si! – Contestó sin pensarlo, tenía todos sus sentidos puestos en el roce de sus manos contra aquella estrecha cintura

- ¿No quieres pensártelo un poco más? – tuvo piedad de ella a pesar que deseaba con todas sus fuerzas llegar a esta situación, en la cual ella era quien dictaba a besos y miradas lujuriosas el ritual que las haría caer enredadas en la cama – Mira que a veces soy exigente… – se despegó de ella con la intención de advertirle por última vez lo fácil que puede volverse uno esclavo de las palabras, levantó la ceja pidiendo cautela y prudencia ante el peligro que rondaba de tantas ganas de hacerle el amor 

- Puedes cambiarlo… – dijo con la voz tomada – si lo que me pides está a mi alcance, te lo daré – Emma la atrajo hasta su boca y comenzó a besarla suavemente.

Jenny decidió que realmente le gustaba como era, parecía firmarle la guerra en cada palabra y sellarla con un beso, muy distinto de quien es cobarde y le dice a todo que sí… ¿Cuántas cosas le habían prometido ya en su vida? Y siempre se empeñaban en prometer lo que no podrían cumplir: la luna, las estrellas, amor eterno… No era una princesa atrapada en un cuento de hadas tan sólo era una mujer con una gran debilidad por los excesos, así había aprendido del placer y del dolor y así había optado por cubrirse tras un velo de fuego que quemaba cada posibilidad que tenía de involucrarse sentimentalmente con alguien. Hoy, sin embargo, se ilusionaba ante un puñado de palabras que escupía la boca destrozada de una intelectual, palabras que no eran un sí ni un no pero que a lo lejos hacían eco de su incondicional entrega.        

- De acuerdo – dijo después de frenar los besos de Emma interponiendo un dedo entre sus bocas – Ven…
- ¿Esto es lo que quieres? – Veía, desde el marco de la puerta de su habitación, como Jenny abría las mantas de la cama

- No… Esto es lo que tú quieres – le guiñó el ojo y siguió con su tarea

- Con la charla era suficiente… – se acercó hasta ella – No es necesario que hagas esto… – señaló la cama

- Para mí no es un sacrificio y tú lo necesitas

- ¿Tanto se me nota? – se tocó el rostro

- Sí – se encogió de hombros como diciendo ¿Qué se le va hacer?

- De acuerdo

Había vuelto a su guardarropa pero esta vez en busca de su pijama, necesitaba dormir pero siempre estaba la posibilidad de que al despertar Jenny hubiese desaparecido al igual que las veces anteriores… era un riesgo que debía correr… Todo con ella era peligro hasta tener que cambiarse de ropa, sabía que la estaba mirando desvergonzadamente, sin sentir el mínimo pudor de la lascivia que desbordaría al relamer sus labios… Emma sonrió para sus adentros y comenzó a desabrocharse la camisa… Jenny era pura sexualidad, aquello era lo más genuino que poseía y quizás trajera miles de futuros problemas pero sin la libertad que Jenny tenía para expresar francamente el deseo jamás hubiese oportunidad de nada con ella.

Giró para mirarla y sonrió al ver que no se había equivocado, estaba sentada en la cama sin parpadear y con la boca entreabierta… ¿Cuánto de aquella promiscuidad gritaba sobre el miedo que le tenía a las relaciones? ¿Cuánto decían sus silencios a cerca de lo mismo? Emma pensó, al fin y al cabo, que no eran tan diferentes como creía… partían desde el mismo punto sólo que en opuesta dirección. Ella simplemente nunca había conectado de manera profunda con nadie y así dejo de intentarlo, pero Jenny… Jenny era toda expresión y todo corazón… ¿Qué le había llevado a separar la pasión de los sentimientos?
Apoyó la cabeza en la almohada, escuchó el sonido del cierre de las botas de Jenny, al menos se quedaría hasta que se durmiese. El peso del cuerpo se hizo presente a su lado en la cama…

- No tienes el mínimo interés por viajar en bus… – Tarde comprendió que todo había sido una estrategia parar arrastrarla hasta la cama, lo cual agradecía porque estaba muerta del sueño

- Jajaja… Pues la verdad y no me culpes – se atajó de antemano – No soy responsable por nacer con un chofer esperándome en la puerta de casa – Siempre lo pensaba: qué hubiera sido de ella si no hubiese nacido en una familia adinerada? “Lo mismo”, se respondía, quizás con necesidades económicas y sin tantos lujos pero igual de superficial y arrogante.      

- No te culpo… Yo nací con un violín y partituras esperándome dentro de mi casa

Jenny se giró, apoyó la cabeza sobre su mano y se quedó observándola relajarse, suspirar con los ojos cerrados y su vientre apretar contra la mano que tenía su diafragma. Recordó todo de a poco y pensó en la gran carga que debía tener sobre los hombros, todos y ella misma incluida, veneraban la delicadeza en la ejecución de cada acto, su admirable personalidad, la sabiduría en sus palabras… Todos y cada unos de ellos esperaban lo mejor de ella, la perfección que centelleaba debía ser constante como constante era el esfuerzo que Emma debía hacer para mantenerla…

Recordó la biblioteca, la maestría a tocar el violín, a su hermano comentándole que era la preferida de sus padres y a Bodo presentándola ante la Junta como su mejor profesora y como la mejor inversión que podía hacer la academia… ¿No era aquello demasiada responsabilidad? ¿No pesaba demasiado saber que nunca está disponible para ti la opción de equivocarte?... ¿Cuántas cosas había sacrificado para poder destacarse entre todos? ¿Cuánta cultura tenía impuesta o cuánta se imponía?

- ¿No tienes ganas de escaparte de todo? – La pregunta y el deseo de aventura le habían hecho abrir los ojos y levantar la cabeza de la almohada

- ¿Tú, sí? – “Escapar”… Sonrió, sabía más sobre escapar que sobre música. Era débil y odiaba el conflicto simplemente escapaba de todo pero no le entraba en la cabeza que una persona como Jenny quisiese escapar en vez de luchar… acomodó los rizos detrás de su oreja, tenía un rostro hermoso y juvenil… alegre – Quién te hizo así??? – preguntó a medida que podía distinguir en sus ojos la mezcla entre la confusión, el miedo y el deseo

- ¿Así, cómo? – Estaba comenzando a sufrir el efecto de las palabras de Emma, pocas, certeras y profundas. No quería evadirlas, era lo primero que Emma pedía y aunque tenía la seguridad que terminaría por arrebatarle todo, quería complacerle aunque sea por una vez – Alguien como tú… – Se adelantó a lo que Emma diría, quizás después de su respuesta no pensara lo mismo acerca de su cobardía

- ¿Por eso odias? …– y allí quedaba todo en incertidumbre y más cuando Jenny se levantaba de su lado y se quedaba en frente de la ventana. Se apoyó contra el respaldar de la cama y se mantuvo en silencio

- ¡No! Por esa razón vine a Alemania – pasó sus manos nerviosas por su castaño pelo – Escapando… de alguien como tú…

- Jenny me…

- No te disculpes…  No tiene nada que ver contigo – se acercó, sonriendo, al borde de la cama – Ni lo intentes…

- No iba a disculparme… sólo quería decirte que eres pésima escapando – se encogió de hombros 
- Jajaja Tienes razón – se sentó a su lado – Escapando me he encontrado contigo y con tu boca… – pasó el dedo por sus labios –¡¡¡y con que eres mujer por dios!!! – se hizo la escandalizada mientras se acercaba para darle un beso

- ¿Jenny eso es un problema? – cambió la sonrisa por la preocupación

- ¡No! – Dijo con total convencimiento – No es un problema… tengo otros tipos de problemas contigo que me tienes que ayudar a resolver

- De acuerdo… – volvió a la boca y poco a poco la atraía más cerca de ella, hasta lograr recostarla en la cama.

Habían rodado varías veces en la cama, estaba encima de Emma con los ojos cerrados disfrutando de los besos y de la suavidad al tacto de sus manos. Incendiando su cuerpo cada vez que sus pulgares pasaban por encima de sus costillas, rápido se despojó de su blusa y volvió a su boca… Suspiró ante el placer de aquel apretón que recibían sus pechos y abandonó sus labios para bajar por su cuello y hasta la oreja mientras quitaba las manos de Emma de su cuerpo y las subía por encima de su cabeza, quería disfrutarla entera esta vez y si dejaba que Emma le tocase sólo lograba desesperarse más…

Volvió por un beso mientras desabrochaba con su única mano su sostén pero no obtuvo respuesta…

- Emma… – quizás estaba haciendo algo mal, quizás iba demasiado rápido… Y lo que vio le rompió el último esquema sano que quedaba de su faceta de seductora… Emma estaba completamente dormida – Oh Dios, no me hagas esto!!! – Nunca le había ocurrido algo así ¿Alguien dormido y a punto de tener sexo con ella? El mundo estaba girando definitivamente al revés – Jajaja ¿Cuánto más pretendes hacerme experimentar? – Se bajó de ella – A dormir se ha dicho… – se sacó definitivamente el sostén y se abrazó a ella buscando tranquilidad en el mismo cuerpo que la había excitado… El mundo giraba al revés.     

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1 comentario:

  1. Por que no siguieron la historia ? le paso algo a la escritora ?

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