Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Física, Química y Piel - Fanfic Jemma - Memo (Parte 17)


Abrió los ojos de golpe y se encontró con su mano enredada en una cabellera ondulada… Parpadeó fuertemente 2 veces y estiró sus dedos librando los rizos y dejándolos caer sobre la almohada. Miró hacia abajo, al nudo que unía sus piernas, a los glúteos adheridos a su pelvis y a la desnudez de toda su espalda. Cerró los ojos esperando no delirar, la penumbra y el claustro más de una vez le habían jugado una mala pasada…



Se preguntó si amanecía o anochecía y si podía dejar su mano descansando sobre su cadera. Consideró la opción de no ir a trabajar, dos faltas injustificadas en menos de un mes, algo estaba cambiando… Mientas apoyaba la mano en la piel recordó lo mucho que se debía a sí misma, podía transgredir un poco la ética siempre que nadie estuviese allí para mirarla ni siquiera Jenny… Sabía que el tiempo se detendría, al menos para ella, en el preciso momento que con sus dedos comenzase a recorrer el surco de su espalda…


Y a medida que avanzaba, se olvidada de algunas tragedias de la vida y tan sólo se centraba en el contacto y en la forma de acostumbrarse a su compañía y a su ser sin verla como una invasión a la privacidad. Pidió un poco de compasión ajena fundamentando que era la primera vez que se entregaba a la tibieza de un cuerpo semi-desnudo en su cama… el de la profesora Hartmann… y eso sólo se lo debía a la debilidad y la obstinación que siempre tenía para con todo lo que representara alguna dificultad. Allí, se encontraba ella desnuda en mar abierto y sus dedos temblando ante el vaticinio de un gran amor…                

Sin embargo, hoy, después de semanas, no sentía el techo aplastando su cuerpo ni la necesitad de contener el aire para flotar en aquel mar de dudas… No dormía, ya soñaba despierta y no quería seguir soñando dormida, no mientras fuera consciente de que al abrir los ojos el mundo entero seguiría allí ¿De qué servía el conocimiento? Tan sólo para reprocharle el tiempo que le dedicaba a fantasear con el sonido del timbre mientras aquella oración importante en su libro la esperaba.

Alejó su mano, jamás podría decirle como se sentía y el dolor por la injusticia de la voz prosaica la invadía. La voz, era la misma en todo momento, quien le permitía cantar aquel agudo impecable al compás de la música y quien se ataba en nudo en su garganta a la hora de solicitar. Le faltaban tantas alas para hablar sobre los sentimientos… La pegó completamente a ella, apoyó sus labios en el final de la nuca y dejó caer la mano en una caricia por el vientre… Buscó descansar un poco más… 


- Umm… comenzaré a pensar que no te puedes resistir al encanto de mi cuerpo – la voz de adormecida hizo más grave e insinuador el tono de aquel susurro. Emma sonrió escondida detrás de su espalda… todo el engreimiento que tenía, la morena, la definía como mujer seductiva. Entendió la razón por la cual sus presas caían de rodillas no es fácil mantenerse en pie ante tanta seguridad y menos si venía acompañado de una enorme carga erótica capaz de hacerte perder el juicio

- No soy igual a las personas con las que te acuestas… Srta. presumida – susurró a su oído y jugueteó con su dedo alrededor del ombligo. La cama era el reino de la morena y estaba a años luz de adquirir su experiencia pero si dejaba ver su debilidad sólo terminaría por encadenarse a su alma y a sus labios de miel    

- ¿Qué te hace diferente? – Y aquello si era una provocación con todas las letras, a pesar del tono sutil podía entrever el desafío, aquello era un “demuéstramelo”. Jenny cerró los ojos al sentir la mano insinuante subir por su muslo y por primera vez pensó en negarse. No por falta de deseo sino el miedo que sentía cada vez que se le olvidaba jugar a esconderse… si aquellas “dos palabras” se escapaban era sólo para condenarla a una vida de intentos fallidos por olvidar el contrato que firmaría con sangre encima de su piel…   

- Tú me haces diferentes a los demás… – Subió con la palma abierta acariciando el muslo, la entrepierna y arañó suavemente cada línea que encontraba en su vientre. Consciente de que si estaba a su lado compartiendo era porque Jenny se lo permitía y consciente de que esta vez tendría que cambiar los roles con astucia y sagacidad si pretendía también hacerla dependiente de sus besos  –…cada vez que vuelves a mí y conmigo te entregas – dejó un beso húmedo en su cuello

- Me gustas… como nunca nadie me ha gustado – Pensó que con eso bastaría para disuadirla de su propósito… Sabía exactamente lo que Emma quería, ese gran viejo truco lo había utilizado ciento de veces para desatar la locura en sus acompañantes, si había una muestra de poder en la cama era aquella: hacerle caer en el gran espiral del deseo y en la fantasía de existir por ella creyéndose fuente del máximo placer y Emma sólo necesitaba saber que era ella quien sometía.

- Tú también… – sintió los dedos sobre los botones de su pantalón – Me gustas… – y en vez de entrar se dirigían con dirección al norte directo a sus pechos

- Dirías cualquier cosa con tal de… ahhhhs – sintió aquella mano suavemente adoptar la forma de su pecho 

- No… tú dirías cualquier cosa con tal de… – el calor de su lengua sobre la nuca le hizo arquearse entera, apretar sus muslos y agarrarse fuertemente a la sábana. Y como un flash los recuerdos de su vida pasaban por su mente… Como les hacía el amor para después marcharse con cualquiera y la facilidad de saltar de brazos en brazos buscando placer, cambiando la ropa, el perfume y la piel… armando con retazos de amor aquello que consideraba ideal… Y como un boomerang, la vida le hacía arder la piel y la colocaba en el lugar de quien siempre había desestimado… Pidió perdón en silencio, a todos y cada unos de ellos, recién ahora comprendía lo que era ser una marioneta…

-E-E- Emma – Dijo casi llorosa y detuvo la mano y lo insultante de la sencillez con la cual, Emma, parecía manejarla a gusto y antojo – No sé si estoy preparada para esto… – Quería gritar que tenían mucho tiempo, que necesitaba acostumbrar el cuerpo para la llegada del amor y que necesitaba decirle sólo una cosa antes de perderse por completo.

- Vamos Jenny… – se situó entre sus piernas acariciando la tela del jean y mostrando una amplia sonrisa ante las palabras –  No es necesario que finjas y que digas que estás enamorada de mi… – le guiñó un ojo y bajó para dejar un beso debajo de su ombligo – …entiendo el juego… – dijo entre besos a medida que subía en línea recta por su pecho…

- Pues… tienes suerte – Jenny llevó su mano hacia la nuca rogando porque no la mirase tan de pronto cuando se confesara, la mirada transparente le haría hablar demás y sabía que Emma no estaba preparada para escucharla – A mí me cuesta cada vez más entenderlo…

Despegó lentamente sus labios del cuello y contempló la inquietud en la garganta… No era necesario mirarla a los ojos la agitación del pecho demostraba toda la verdad y la emoción, era su primera “gran victoria” y en vez de sentirse orgullosa se sentía una mierda al no poder corresponderle con palabras. Y la miró esperando que el brillo en sus ojos tuviera alguna significancia para Jenny…

- Hazme el amor… – le dijo después de asentir con la cabeza y Emma sólo podía preguntarse sí comprendía sus silencios o si sabía algo de aquella lágrima que barría con su dedo pulgar antes de que rodase por su mejilla – Ámame… como nunca has amado a nadie en tu vida – y el “te juro que seré tuya para siempre” Jenny se lo prometió en silencio a ella misma en vez de a Emma.

Emma estaba situada entre sus piernas, de rodillas y con una mirada promisoria de fuego y pasión, de profundidad, sin mañanas, sin palabras ni silencios… Se quitó la parte de arriba del pijama para estar en igualdad de condiciones y para permitirle observar lo que ansiaba, apretó sus labios y sus mejillas estaban completamente encendidas. Jenny lo primero que hizo fue mirar sus pechos y excitarse con su anatomía femenina, se reprendió mentalmente por lo animal de su comportamiento… sólo entendía a la desnudez con ese propósito, el sexual y el carnal y no era aquello lo que le había pedido a Emma ni lo que Emma mostraba con su timidez

- No es la primera vez que te desnudas para mí… – Trató de distraerse de la puntada a la entrepierna centrándose en ella y ayudando un poco a la vergüenza de Emma    

- Tampoco la primera que tú me ves desnuda… – levantó su ceja en una mueca graciosa y Jenny no pudo evitar mirarse. Estaba tendida en la cama con las piernas abiertas y con sus manos agarradas fuertemente a las sábanas como si estuviera a la espera de la fatalidad

- Oh… lo siento – sacudió la cabeza y soltó rápidamente la tela – yo… 

- ¿Estás nerviosa? – preguntó con total incredibilidad

- ¡No! – se apresuró a decir – sólo tengo un poco sudadas las manos y algo de taquicardia, nada más – Sonrió nerviosamente y se sentó en la cama con un largo suspiro y decidió soltar otra media verdad – Creo que tengo demasiadas expectativas acerca de esto y no lo digo para meterte presión es que… es que realmente quiero esto y quiero no estropearlo por una vez en la vida – Aquello sonaba menos crudo que decir que estaba a punto de tumbarla sobre el colchón, de hacerle girones la poca ropa que le quedaba y de saciar lo demente de la pasión con su cuerpo  
- Bueno… – asintió con la cabeza dando a entender que comprendía lo que le decía y acarició sus rodillas  – Pues… – le dejó un beso en los labios y pasó a susurrarle a su oído –… si tú me dejas ver si puedo cumplir tus expectativas – con la mano en la cadera la acomodó para recostarla poco a poco – después veremos lo que tú puedes hacer con las mías...

Se le olvidó responder que estaba de acuerdo, quizás porque tenía puesta la piel y el corazón en sentir el peso, el calor y el perfume de su cuerpo. A medida que subía las manos por su blanca espalda pensaba en lo ingenua había sido al creer que le seguía buscando por el calor al pecar si alcanzaba con olerla para generar un amasijo de nervios en el vientre y querer susurrarle, de rodillas y temblando, amor a los labios… cerró los ojos porque aquellos labios viajan por cuello se clavan en su piel igual que un espada en una roca

Y simplemente dejó de pensar cuando Emma arribó en su boca, el alivio de un beso después de toda provocación era lo que le hacía olvidar el fracaso y la doblegación que creía padecer cada vez que caía rendida a sus pies… Clavó las uñas en la carne provocando un quejido en su amante y obligándola a separarse de su boca… Sintió el hielo de la distancia y entendió que debía ser gentil con sus labios y poco pretenciosa con sus manos si no quería terminar teniendo sexo desenfrenado. 

- Tendré que atarte a la cama si sigues así… – sonrió porque sabía que Jenny estaba haciendo un gran esfuerzo por mantener una posición poco ardiente y lujuriosa y obviamente aquello no era lo suyo, no al menos cuando crees que la cama es un campo de batalla y el primer gemido se convierte el sonido de un cornu y una tuba indicándote que sólo debes avanzar contra el enemigo

- Suena interesante… – Sonrió con malicia mientras acarició su mejilla 

- Espera verte impedida de voluntad y verás lo interesante que es… – atrapó su mano y dejó un beso en la palma – Creo que puedo darte lo que quieres… Sólo intenta relajarte…

- De acuerdo…


Escuchaba entre sueños un Tac-tac irritante, abrió los ojos y se encontró sola en la cama – Emma… – Se giró y pudo ver el resplandor de la luz entrar por la puerta – oh… dios – sentía el cuerpo adolorido como nunca en la vida pero la sonrisa se ampliaba al recordar lo sucedido… Había sido simplemente fantástico, todavía hacía eco en el aire de la habitación el tono de su voz al pronunciar su nombre, se llevó los dedos a los labios y tembló al recordar el sabor de su lugar más intimo – Oh Dios!!! – casi incrédula y eufórica se abrazó a la almohada…

Dentro de tanto cansancio y felicidad paró a pensar un poco en aquel mundo pretencioso y equivocado que había dejado, en aquel amor que no entendía y en aquel instante de sublime claridad que estaba interpretando con ella… Se preguntó cuánto duraría todo y se repitió que un instante no era una vida, que un instante no borraría su vida pasada ni la de Emma y que enamorarse de alguien no hace que el otro se enamore de uno.

Debía hablar con ella… Se desprendió de las sábanas y rápido divisó su ropa doblada, como no podía ser de otra manera, sobre la única silla en el cuarto. Se colocó la prenda intima y encima un bata floreada que estaba en un perchero, se ató el lazo y el tac-tac proveniente de la cocina marcó cada unos de los pasos firmes que daba hacia la verdad. Debía hablarle sobre la persona que era, antes de que tomase cualquier decisión, si tenía por intención ganarlo todo debía apostarlo todo en una jugada limpia. 

Algo, de pronto, le cortaba la respiración y era lo mismo que la obligaba a ser sincera. Algunos actos de “heroísmo” son estúpidos y casi incomprensibles. Se vuelve complejo demostrarles a los demás como algo tan pequeño puede conquistarlo todo y en vez de héroe terminas siendo un chiflado. Podrían burlarse de ella pero cuando alguien le preguntase por qué lo había hecho diría que por amor y le preguntaría aquella persona si conoce al amor… y no escucharía su respuesta tan sólo recordaría su boca casta y locura de cada beso… realmente no estaría tan sola…

Se frenó en la puerta a observarla, cortaba varios vegetales y para más dolor estaba hermosamente cotidiana tarareando una canción mientras preparaba una cena pasada de hora para las dos… Cerró los puños aguantando la dolencia de privarse de lo que más deseaba, estaba atrapada entre el pasado, el presente y el futuro que imaginaba a su lado… Se preguntó en qué lugar quedaría después de la verdad y se respondió que no tenía importancia… Se quedó en silencio mirándola, quizás fuera la última vez que la viese de aquella manera

- Uy! Qué susto! – Le había visto de soslayo, sonrió y siguió con su tarea – lamento el ruido pero…

- Emma… – Emma la observó detenidamente y distinguió al instante algo que ya conocía de memoria, la tensión. Los ojos llorosos y el rápido avanzar le hicieron soltar la cuchilla cautelosamente y apuntarse que los sueños siempre terminan y que no siempre tienen finales felices – Fue mi culpa… – Abrió los ojos al máximo al verla llorar de impotencia y temblar de bronca y el miedo no se le quitaba a pesar de saber que no era responsable de lo que le pasaba a Jenny, se agarró al mármol de la mesada procurando no interrumpir  – Él no hizo nada… tan sólo me quería y me cuidaba – la vio taparse la boca con el dorso de la mano soportando el llanto, la respiración o las nauseas – ¿y sabes qué fue lo que le di a cambio? – Negó con la cabeza a pesar de saber que la pregunta era retórica – Una puesta de cuernos con medio Londres… ¿Y sabes por qué? – Volvió a negar con la cabeza – Porque soy imbécil… una rica caprichosa que juega con todo!!! – acabó clavándose los dedos en el pecho para señalarse – tal cual te ha dicho Bodo – bajó la voz y dio la espalda

Se quedó apoyada en la mesada, con la cabeza gacha y un parpadeo titubeante… el silencio reinaba, creía que todo había pasado pero la figura alborotada de la morena traía una realidad, una realidad que ella también evadía por eso no había preguntado nada sobre la pelea de Bodo ni sobre quien era aquel muchacho. Sabía la respuesta, sabía quién era él, cualquiera lo sabría, pero era más admisible para su cabeza no pensar en sus amantes ni pensar que cada vez que abandonase su casa estaría con cualquiera…

Definitivamente la situación estaba traspasando el entendimiento y el viento estaba soplando a favor de la vacilación y de la resignación… Jenny había contado su verdad y lo lógico sería dejarla marchar ¿Cuál era la parte inteligente de intentar tomar entre las manos una rosa con espina? Aún con la certeza de que la traicionaría no desistía de la idea de tenerla y de cuidarla… si aquello era los que algunos llamaban amor, entonces ella estaba enamorada.

Enamorada de Jenny… una bailarina de ballet inglesa y ricachona… Cuando su madre se enterase sufriría un desmayo, ya podía imaginar la bronca entre sus padres y aquella frase que su mamá repetía con insistencia: “… Te dije que tanta libertad tampoco es buena…” por fin encontraría su significado. Acaso entenderían sus seres queridos que simplemente había perdido la cabeza…Qué esta vez rechazaría cada unos de sus consejos… Y que por primera vez sería completamente egoísta sólo por dormir a su lado.

Quizás no entendieran ni un cuarto de lo que le ocurría y no los culpaba, ellos no conocían lo que era estar con Jenny. No sabían nada sobre sus piernas y su falda, sobre la curva de su cadera y cada una de las cosas que hacían mujer. Ni sobre la pasión, ni la entrega, ni adversidad de aquella mirada que siempre le entregaba antes del clímax y cada unas de las cosas que la hacían amante. Ni de sus caprichos, ni de los disparates, ni de la sonrisa alegre y pícara ante la propuesta de una aventura y cada una de las cosas que la hacían niña. Y en este preciso momento, de espaldas ocultando la desconfianza, el miedo y la histeria, no entenderían que no único que hacía era renunciar al juego de la mentira ¿Qué la había llevado a definirse?…

Y una cuchillada de celos, la primera que había recibido en la vida, le abría el pecho y le calentaba la cabeza con pensamientos de ella y cada uno de los hombres que la habían poseído… Disparó demasiado lejos de la razón, también por primera vez en la vida…  

- Jenny… – la tomó por el brazo y la volteó para que la mirase – Ni lo sueñes…

- ¿Cómo? –la determinación de la rubia la había tomado por sorpresa.

- Si tú no vienes por mí, iré yo por ti – apretó sus brazos y la pegó más a ella, aquel era un empujón de valentía que venía del lugar menos esperado, era producto de todo aquello a lo que le temía y entre las montañas de cosas estaba el pavor perder de vista lo más parecido que había conocido a la felicidad – Y te puedo asegurar que no iré a buscarte para que nos revolquemos – apretujó más fuerte, cansada de que cada pequeño silencio se convirtiera en un abismo –  tú te responsabilizas de todas tus partes… y si un impulso impertinente te trajo hasta aquí… deberás hacerte cargo… de lo que pasa y de lo que sientes… No seré tu amante…  

- ¿Y qué demonios serás entonces? – se desprendió de sus brazos enfurecida

- ¿¡Qué es lo que quieres que sea!? – fue la rebatida automática de Emma

- Quiero que seas mía!!! – aquello casi traído de los pelos y sacado de una pelea sin un origen preciso le había llevado a escupir, y sin pensarlo, uno de sus mayores deseos.

- ¿Para meterme los cuernos igual que a tu novio? – respondió con ironía y reproche. Esta vez el rojo en sus cachetes no era timidez si no bronca por la liviandad con la cual Jenny se expresaba y la demanda de expresarse ella inútilmente ¿De qué servía decirle que podía ser de ella cuando en realidad no tenía ninguna garantía de que la inversa se cumpliera? Igual, no era la forma – Lo siento… – entregó todo el arrepentimiento en un suspiro    

No respondió, no respondió porque si lo hacía lo haría con un insulto, estaba en pleno calor de la discusión y no pensaba con claridad y Emma parecía estar en la misma situación pero como buena persona reservada se había obligado a girarse para seguir picando aquellos condenados vegetales. Su enojo aparecía con cada golpe en seco de la cuchilla contra la tabla…

- Debemos sentar las bases de “esto” si no discutiremos hasta el fin de los días – Jenny propuso al recordar lo rápida e inteligente que era Emma. Y la templanza con la cual manejaba cada asunto, ahora no estaba, sólo quedaba silencio y un enfado que le daba la espalda. La culpa sentó a Jenny en la silla – Por más que no lo digas claramente y lo pintes de 500 colores distintos sé que no te hace gracia la idea de la infidelidad… – con eso ya había logrado que la mirase, la mirada fulminante no era lo que esperaba pero algo era mejor que nada – Quieres exclusividad? Te la daré… ¡Shhh! – la aplacó dado a que estaba a punto de replicar – por más que quisiese no podría pensar en nadie más – Emma tenía sus ojos clavados en los de ellas y Jenny sonrió porque sabía que aquello era un paso adelante

- ¿Qué quieres a cambio? – preguntó mientras se sentaba en frente a ella guiada por el calor en la mirada.

- Que respondas cada vez que toque a tu puerta – Quizás era demasiado pedir y Emma estaba pensando detenidamente, sus ojos estaban puestos sobre el mantel y sobre su mano apoyada en él.

- No será difícil! – Sonrió – hace… hace dos semanas…que, que espero despierta… a que toques mi puerta – le costó decirlo y tragar por más que estuviese mirando el piso.

- Eso… – se aventuró a alcanzar su mano y erguirle la cabeza – eso es un honor para mí… – Jenny se perdió en sus ojos y en ingenuidad que irradiaban, no quedaba un solo rastro del vendaval que la había sacudido por completo. Aprendía algo más sobre ella, no guardaba rencores y lo bien que hacía porque eran totalmente inútiles.

- Chop suey!!! – saltó de la silla y volvió a los vegetales

- ¿Cómo? – los arranques de hiperactividad eran cambios demasiados bruscos

- Es lo que estoy preparando para comer… espero te guste…

- Mmm… ¡¡¡Sí!!! No hay problema – la miraba ordenar todos los recipientes en fila y ordenar todo el espacio sobre el cual estaba trabajando. Cada cosa llevaba su lugar se preguntó ¿qué pasaría si algo no cumplía la regla. Colapsaría? Desistiría? ¿O haría hasta lo imposible por ordenarlo?  

- Que bueno porque el caviar se me acabó!!! – Bromeó porque Jenny estaba demasiado callada para su gusto, a sus silencios estaba acostumbrada pero los de Jenny todavía eran una gran incógnita  

- Ja-Ja… Hasta cuándo vas a burlarte de mí por tener dinero? – llevó su mano al pecho dramatizando la condición desdichada inexistente

- Hasta que dejes de venderme esa imagen de pobre-rica infeliz… ¿Sabes qué? – Se giró con el wok en una mano y el aceite en otra – Por un segundo casi me lo creí… Eres buena actriz – volvió a girarse y a concentrase en su hazaña por el arte culinario

- Lo soy…

- Lo eres…  

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