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Reinos - Luz de mi vida - Jupiter Asterix - Capítulo 10


Capítulo 10 

La noche llego desde hacía buen tiempo atrás, Ryot no quería moverse de su sillón, se encontraba en la habitación que uso para reunirse con su Madre y quien considero, sola con sus pensamientos se quejaba repitiendo la escena, si decidía regresar seguramente discutiría, pero que podía hacer si había visto desmoronarse todos sus sueños, nuevamente cerro los ojos tratando de entender que paso. 

-Porque estas tan pensativa. 

-Madre, solo pensaba que podríamos esperar durante el viaje y cómo podríamos recuperar a Leonora, me preocupa que salga herida. 

Cassiopeia se sentó, le insto a que se acercara, sin dudar Ryot se acomodó a su lado, aunque trataba de mantener la cordura, saber que su cría estaba en peligro, la asustaba. 

-Ryot has hecho suficiente, has tratado de mantenerte tranquila a pesar de ser Leonora la que está en peligro. 

-Temo mucho por ella, porque no han pedido oro o cualquier otra cosa por ella. 

-No lo sé, talvez no saben quién es, pero pronto sabremos más. Tu Madre mando a llamar a todos los regentes, iremos a guerra. 

El guardia hablo pidiendo permiso para hacer pasar a los soldados que solicito. Se sitúo en un sillón al lado de Cassiopeia, esperando entraran. 

Uno por uno hablo en privado con la Reina Cassiopeia mientras que los otros esperaban comiendo al otro lado de la habitación, Ryot se incluía lo menos posible, se levantó para tomar una copa con agua cercana a la ventana. 

Unos rayos del sol la hicieron observar embelesada por la belleza aún desde la distancia se distinguía perfectamente quienes eran, no se cansaría de jugar con el cabello rojizo de Ann era lo mejor que existía. 

La copa de agua cayó haciendo ruido, por lo que todos volvieron a ver, Ryot no entendía, como era posible, sería un delirio, no podía ser cierto, sintió que su cuerpo no le respondía, cayo de rodias, “No, no es cierto” pensaba una y otra vez. 

Todos se acercaron inmediatamente. -Ryot pequeña, que pasa. 

-Madre, es cansancio lo siento, no he descansado, aún no sé de mi... 

-Puedes irte a descansar, terminaré pronto. 

-No! estoy bien, es solo que no he comido, me pasas algo de comer por favor. 

-Vamos a esperar un momento, sigan por favor comiendo, mientras platico con Ryot. La Reina Cassiopeia la acomodo en el sillon se acercó para susurrarle. 

-Dime que paso, crees que puedes mentirme tan descaradamente.

-Soy tan desdichada, creí que Ann me quería, pero acabo de verla besándose con Maía. 

-Sabes que no es prudente sacar conclusiones sin hablar con ella primero. 

-Me dices eso, te has apartado de ellas, nosotras estamos … nos preocupa ni siquiera hablan, las pequeñas han llorado por su lejanía. “Oh por todo lo sagrado ahora si me mata”, como había podido decir todo, sin darse cuenta que estaba inmiscuyéndose en los asuntos de su Madre pero su lengua no se detuvo. 

Cassiopeia se levantó furiosa, viéndola como bien sabia Ryot con ganas de darle con el látigo del burro, “Gracias Madre por perderlo” se mantenía asustada de haber cometido semejante irrespeto. 

-Primera y última vez me hablas de esa forma, queda claro. 

Todos atrás quedaron quietos viendo lo que pasaba, hacer enojar a la Reina no era raro pero lo que menos esperaba cada uno de los presentes era recibir castigo que al parecer estaba por suceder. 

Ryot abrazo las rodias, no le importaba que la vieran, amaba a esa mujer, sufría pensando que se mantenía lejos de Madre por enojo.-Discúlpame, es solo que sufro porque se mantienen enojadas, solo quiero verlas felices como recuerdo siempre. 

-Ven aquí, tonta. Jalo a sus brazos, tenía razón, pero no iba a aceptarlo, pero por otro lado porque no dejar que tuviera confianza en su familia, tenía que empezar ella misma. -Qué miran. Dijo al resto quienes continuaron lo que hacían evitando verla nuevamente “inútiles”. 

-Ryot, pequeña, te amamos, no te preocupes por nuestros enojos, se arreglarán, ahora siéntate y terminemos, debes aclarar con Dianna lo que crees que viste. 

“Oh cielos pensé que no volvería a sentirme tan desdichada, ahora me siento peor, Eleo nunca me haría esto, pero porque me duele si ella nunca me acepto”. 

Tiro la silla contra la pared, surgía rabia de no poder retener la persona que quería “soy una inútil ni siquiera mi cría pude mantener a salvo”. Se dejo caer sin ánimos nuevamente en otro sillón. 

-Ry. 

-Estoy bien, vete a descansar. 

-Es por ella ¿verdad?. Susurro. 

-Ella es… que requieres. Conocía esa mirada, no podía con mas. 

-Nada, todo esta preparado para salir… encontraremos a Leonora, iré adelante con. Susurro. 

Rápidamente jalo en un abrazo, como bien sabia le incomodaba, que debería hacer “no sé” así que suspiro dejando se apartara. -No! Quedas a cargo del Castillo. 

-Como dispongas, el Castillo estará resguardado. Salio rapido sin esperar contestación. 

Un día de estos le daría una paliza, pero seria luego había cosas en que pensar dejo que saliera sin refutar, la puerta sonó ahora se encontraba nuevamente a sola, recordando a su hija, suspira cansada quiso levantarse, pero daba vuelta todo a su alrededor. 

Respiro tratando de tranquilizarse, debería estar en su cama donde la esperaban sin duda estaría caliente, el aroma a flores fluyendo por la piel, poco a poco logro mantener la mirada sin que doliera, con pasos decididos aunque cansada se acercaba a su habitación sin importar nada más. 

Sonreía por tener la satisfacción de estar rodeada de mujeres que tienen mucho que ofrecer “Será una Reina sin igual, supo inmediatamente donde podría haber problema, ¿En cuántas batallas habrá estado?, Qué importa en cuantas batallas, ni cuantos muertos, ni cuantas heridas, no entiende que es ella a la que quiero”. Se levanto segura de lo que debía hacer “Demasiado, no seas una miedosa, afróntalo”. 

No importa lo que pase, fue lo mejor desde hace mucho, entro a su habitación, vio que Maía estaba descansando en la cama, “Quieres preguntar aún, Idiota”, Dianna estaba al borde de la cama con un pie en el suelo, semi sentada abrazando a la pequeña. Suspiro, tratando de mantenerse serena. 

Camino hacia la mesa al otro lado de la habitación, así no tendría que verlas, no sufriría mucho “Idiota” se cambió poniéndose vestido para dormir, al menos se bañaría y saldría. 

-Cansada. 

-Buen descanso para ti, solo me cambiare, quédense en la cama si así lo desean. 

-Buen descanso para ti, segura, que no quieres descansar, aun estas delicada. 

Estrujo en su mano el ropaje recién quitado, escuchando cada palabra “mantente serena”, respiro profundo. -Estoy segura. 

Dianna se acercó a Ryot, algo pasaba lo podía sentir, no era así con ella.-Ry, quieres que te ayude… podría. 

-No!, vuelve a lo que estabas haciendo, necesito terminar asuntos pendientes, solo tomare un baño rápido y me iré. Se alejo sin querer ser tocada, hacia el cuarto de baño. 

Dianna estaba asombrada, nunca la había tratado tan cortes y a la vez tan distante, siempre era quien buscaba la manera de acercarse. Sintió dolor en el pecho uno que no había sentido antes. 

Preguntaría nuevamente a Ryot la notaba cansada, escucho que la puerta lateral se abría, siendo Reginne que llego para llevarse a Maía, se dirigió a ella con enojo, se aclaró por el momento las dudas sobre el descontento de su pequeña, el beso con Louren era sin duda una equivocación. 

Abrazadas aun después que saliera Reginne con Maía, en Ryot surgía emociones que no podía detener recordaba como Reginne avanzaba sin detenerse hacia la cama, con cara de enojo, mientras que Dianna le impedía el paso y aunque dejo que ambas se fueran era claro que continuaba enojadaOh cielo, es tan cierto como el dolor de mi pecho”. 

-Disculpa a mi hermana, ella es de buen corazón, vuelve a la cama me iré sin demora. No podía con tanto dolor. 

-No debí dejar que se llevara a Maía, no sé qué me paso. 

Rápidamente Ryot, se separó de ella caminando hacia el cuarto de baño, “Idiota”, debía dejar de esperar ser amada por ella, se volvió hacia Dianna diciendo las palabras lo más serena que podía. 

-Dianna, no debes preocuparte por Reginne, ella sabe que debe mantener integra a la doncella Maía, así nos ha educado Madre. Trato de respirar, pero el pecho dolía. -La quieres mucho, verdad. 

Porque las palabras que escuchaba eran dichas como reproche, que debía hacer “que pasa”. -Ciertamente, desde la primera vez que la vi, la quise para mí y siempre será así. Trato de acercarse, pero cada vez que lo hacía, Ryot avanzaba a otro lado de la habitación. -Ry que pasa, porque estas tan distante. 

-Me asegurare que ella no se interponga más entre ustedes, mañana nos iremos y ustedes pueden seguir hacia donde se dirigían. Tomo aliento para lo que tendría que hacer, sabía que no podría salir a otra habitación estaba ya descontrolada, debía alejarla. 

-Te prepararan una habitación para que no tengas problemas con Reginne, pueden quedarse en el castillo cuanto quieran, pero ahora pido, te retires inmediatamente, para quedarme tranquila. 

Se puso el vestido tirado en medio de la habitación, llamo al guardia que entroesperando instrucciones. -Lleva a mi invitada a otro cuarto, estarás a su disposición mientras ella lo requiera. Se volvió a Dianna. -Ahora si me disculpas, otros asuntos me ocupan. Tiro la puerta del baño sin importar que pareciera, todo parecía cada vez lejano, sabia lo que significaba “respira pronto se ira”. 

-Señora, la llevaré a su aposento. 

Dianna se volvió al hombre, de que le hablaba, no podía entender que estaba pasando, pero no iba a dejar que terminara de esta forma, se iría rápidamente pero primero hablaría con ella. 

-Sal del aposento, no iré a ningún lado. 

-La Reinahablo debo llevarla. 

-Te vas inmediatamente o tendrás problema…no te atrevas a tocarme. 

-Vete, has oído, que esto no se repita. Habla con todos, estas dos señoras son familia, así que deben comportarse. Rowen se dirigía hacia su aposento, cuando escucho que había problema con el guardia, el guardia salió disculpándose. 

-Dianna que pasa. Se acerco sin llegar a tocarla, era claro que no se encontraba bien. 

-Ry, llamo al guardia que me llevara a una habitación de huéspedes y no sépor qué. Hablaba manteniendo la mirada a la puerta del baño, era doloroso y a la vez se enojaba del comportamiento “porque suplico”. 

-Donde está. 

-En el cuarto de baño…Debo averiguar qué está pasando, si quiere no volverme a ver, te aseguro que así será, pero antes hablaré con ella. 

-Dianna, por favor ten paciencia, ha pasado por tanto sufrimiento, eso la aleja. 

-Oh Rowen… no te preocupes, ve y descansa, mañana será un largo día. 

Rowen salió dando un portazo, la haría salir o eso pensaba, era lo único que podía hacer para forzar que hablaran, se dirigió a su aposento, con pesar. 

 

 

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Dianna observaba la puerta del baño, respiraba una y otra vez, tratando de serenarse, las manos le temblaban raro en ella, ni siquiera en batalla le pasaba, no recordaba que le sucediera antes “por que duele”. 

Escucho ruido al otro lado “seguro romperá todo” le daría tiempo, al parecer con eso la rabia que contenía Ryot se diluía como el agua entre las manos, “Oh santo cielo, no te iras entre mis manos”, se mantuvo quieta escuchando tanto poder que se desataba en el cuarto, espero mientras quedaba cada vez más silencioso. 

Lo mejor que podía hacer era esperar y luego hacerle compañía, “Que desata esa furia” si ella recorriera por todo lo que Ryot estaba pasando seguramente actuaria de la misma o peor manera. Escucho un grito que hizo estremecerse, “por Belcebú, eso sí que da pavor” mujer gritona. 

Cuando dejo de escuchar como destrozaba cada mueble, se acercó a la puerta decidiendo si daba más tiempo o entraba, “suficiente, también sufro”. Apenas pudo abrir un poco la puerta, le grito “Fuera” Dianna se congelo, era otra voz, una que transmitía terror, respiro tomándose su tiempo, sabia por otros soldados que a veces las personas actuaban distinto cuando estaban fuera de sí, “actúa normal” era la mejor enseñanza que obtuvo ante un animal agresivo. 

-Ry, voy a entrar, nada de lo que digas me hará retirarme. Empujo con fuerza la puerta, logrando abrir lo necesario para entrar, cerro detrás de ella, miro de izquierda a derecha, nunca había abierto tanto los ojos hasta ese momento, todo estaba roto, ni siquiera con hacha creía que fuera posible, “ni diez hombres podrían destruir todo, no en tan poco tiempo” sentía que estaba en un sueño hasta la luna era llena, sin nubes, iluminando lo necesario. 

Sonrió al ver a la derecha, la cómoda que tomo para sus pertenencias estaba intacta, inclusive el ramo de flores que día a día ponía Ryot para ella estaba sin ningún daño. 

“Donde estas, querida” escucho un rugido en la esquina izquierda alejada de la luz, un bulto se movió, ahora tenía que pensar como atravesar el cuarto hasta donde estaba. 

-Vete. 

-Lo haré, después que hablemos. “Como hace para causar temor con solo una palabra”. 

 Se traslado poco a poco entre los restos de los muebles, respira aliviada cuando por fin se encontraba cerca, no se decidía que hacer ahora. El pecho dolió, verla arrodillada desnuda contra la pared, con la cabeza escondida entre sus brazos, “Oh Ry”. 

-No tocar. 

-No lo haré, si me permites me sentaré cerca de ti, pero no te tocaré. Espero que le dijera lo contrario, sentó cerca, pudiera ser que sus ojos mintiesen, “está más grande” cerro los ojos cansada. 

-Ry, estas sudada, te encuentras mejor. 

Un retumbar surgió, sin hacer ningún movimiento sintió que ese retumbar no era de enojo, sonrió al menos iba cediendo, se quedó indecisa de seguir hablando. 

-Hoy cuando fui con Rowen al rio, acostada desnuda en una gran roca, estuve pensando en que una cabaña cerca sería buen lugar, las pequeñas seguro les agradaría, pero luego me acorde que ya tienes una casa en el bosque, esperaba me la enseñaras. 

Otro retumbo sonó, bueno vamos a ver “cuando quieras hablar estaré aquí” se dijo.-Que animal eres, un perro o un oso. 

-Lobo. 

-Excelente, sé manejar a los lobos, no me dan miedo, tu no me das miedo, pero me pregunto si tú lo sabes. 

Otro gruñido, “vaya así será toda la noche… no importa mucho será como debe ser, entonces toda la noche aquí”. Espero paciente Ryot lo merece y una idea vino de pronto.-No puedo dejar de pensar lo hermosa que te ves, ese atuendo que llevas, te hace lucir única. 

Frente a ella, el bulto se movió, “gracias al cielo”, Ryot junto su cabeza contra la pared viendo al suelo, con el dedo índice empezó hacer circulo. Acerco su mano sin llegar a tocarla queriendo que la notara. Lágrimas caía al suelo, como detener este sufrimiento. -Oh por todo lo sagrado, déjame abrazarte. 

Con una mano tomo por la cintura poniéndola en su regazo sin moverse, empezó a darle masaje en la espalda, instintivamente Dianna puso sus brazos en el cuello y su cabeza en el hombro. Siguió llorando, no sabía que le dolía más, Ryot alejandola decidiendo que no la quería o verla de esa forma. 

Ryot poso su frente contra la suya, acerco la mano derecha a su corazón. -Tu lobo. Y puso su mano en el corazón de Dianna. -Mi loba. Dianna estaba asombrada como la cara de Ryot había cambiado a pesar de tener los mismos rasgos, irradiaba una fuerza animal y al verla entendió claramente la afirmación. 

            Una sonrisa dibujo mientras seguía viéndola, el color de ojos, había cambiado sin duda más salvaje. -Así que tengo a mi lobo, tengo que pensar que darte de comer. 

            -Comer a tu. Contesto Ryot mientras le beso con urgencia. -Cierra ojos. 

No tenía duda que iba a pasar, era su querida Ryot, lentamente lo hizo. Apenas lo hizo escucho como era rota la ropa, sintió el calor del cuerpo de Ryot y retumbar que le daba mientras mordisqueaba el cuello, era tan animal, pero a la vez tan delicada, sus sentidos estaban tan atentos a las caricias que recibía sin duda nunca había sentido nada parecido. 

Con la mano jalo de su pierna para ponerla alrededor de su cintura, mientras se levantaba involuntariamente Dianna abrazo la cintura con ambas, ahora estaba contra la pared siendo besada y mordisqueada, mientras con sus manos jugaban con el pelo. 

-Ry, no soy doncella, no soy digna de estar contigo. Un gemido salió sin siquiera notarlo, no dejaba de sentir las caricias, seguía siendo besada, lamida hasta bajar a un pecho. Grito al sentir las caricias “debo hacerla entender” tomo la cara de Ry y la obligo que la viera. 

-Ry escuchaste lo que dije. Asintió sin apartarle la mirada, era tan linda cuando estaba de esta forma, “Oh cielo”. -Dime que piensas de eso. 

-Ann, mi Anny, quisiera que todos te llamaran así. Sonreía tan alegre de tenerla entre sus brazos, le quito cabello de la cara. -Debería alejarme de ti. 

Para Dianna fue un bofetón, cerró los ojos tan fuertes, su mayor temor era ser despreciada por creer en palabras en el pasado, quiso apartarse. Escucho un retumbo distinto, la miro, era lo único que podía mover. 

-Tu, mi loba, nunca apartarte de mí. 

-Pero, acabas de decir… 

-Escucha. Ryot miraba tratando de encontrar las palabras, tomo tiempo saber que decir. -Debería alejarme de ti, porque siempre estarás en peligro de muerte, pero eres la única con quien podré ser feliz, nunca habrá otra loba. La seguía sosteniendo mientras trataba de mantenerse serena. 

-Pero tengo un pasado espantoso, además hubo un… poseíencuentros carnales. 

-Yo también, quise a Eleonora durante su vida y le fui leal siempre, pero no era mi loba, creo que ella lo supo y la hice infeliz. Ryot, no sabía porque había dicho eso tan rápidamente, ahora que tenía a Dianna pudo aclarar sus sentimientos, pero se acordó de la conversación temprana. -Maía es con quien te acoplas. 

-Ryot, que locura has dicho. Grito. 

-Tu dijiste temprano. 

Estaba claro que ella tenía culpa por la furia de Ryot, pero no fue a propósito, ahora la miraba, tratando de encontrar el modo de aclarar todo.-Mi amor que le profeso, es de hermana o mamá, nunca carnal, solo existió un hombre antes de ti. 

-Vi…se besaban en el jardín, me dolió. Empezó a temblar.

-Debes perdonarme no quise hacerte daño, ella me lo expreso pequeña, incluso no le cambiaban todos los dientes de leche, no preví y vio cuando mi padre me dio azotes. Escucho el rugido, pero no hizo caso. -Ella me dijo que era su amor más puro, que me amaba y lo haría siempre, que era más que una hermana, soy su mamá así que tiene derecho a besarme. 

-Ella en verdad te quiere. Empezó nuevamente a besarla en el cuello, mientras escuchaba, no podía dejar de hacerlo, no había nada que las separaras. 

-Y yo a ella, a pesar que le digo que no tiene que besarme, a veces se le olvida, ahora solo lo hace cuando estamos a solas... Oh Ry, pensé en hacerme daño muchas veces, pero saber que tengo que custodiarla, me detuvo. 

Ryot tembló ante lo que escuchaba, pensar que estuvo a punto de perderla, se aferró más a ella, manteniéndola junta, que podía hacer para asegurarse.-Anny, prométeme que no pensaras o harás nada para herirte. No contestaba, crecía el temor. -Anny si llegas hacerlo, te seguiré, lo apalabro. 

-Ry, porque haces esto, yo no valgo. 

-Calla, nunca más digas eso. Grito viéndola con enojo.-Eres mi loba, eso es todo lo que importa. La miro fija, sin importarle que las lágrimas salieran, esperaba que respondiera y entendiera de una buena vez, seguía sin responder empezó a gemir como cachorro pidiéndole. 

-Ry, mi vida la resguardare tanto como me sea posible, aunque este al acecho no dejaré de luchar por mantenerla, regresaré a ti tanto como pueda. Le tomo la cara con ambas manos. -Querida, apalabro ser tu loba, quererte, todo lo que quieras, deja de llorar por favor. 

-Anny antes de ti vivía sin sentir alegría, me sentía sola, despertaba por mis pequeñas, pero sobre todo por Leonora, no podía dejarla sin Madre fue peor cuan perdí a Rose…cuando te conocí quise vivir, te quiero tanto, solo a ti. 

-Ry, querida, estoy aquí. Trataba de reconfortar, ambas seguía llorando, ahora temblaba. 

- ¿Qué pasa? 

-Tengo frio. 

-Entonces vamos a nuestra cama. 

Aun cargándola apartaba los escombros con una mano, sin esfuerzo aparente, Dianna seguía pensando que era única, tanta fuerza y a la vez cariñosa y amable, guardián de su pueblo, sonrió cuando la puso en la cama sin esfuerzo, abrió las piernas, sin dudar Ryot se situó dentro, rugiendo sin apartarle la mirada. 

-Agradezco me trajeras, te sientes mejor. Susurro Dianna. 

-Muchísimo mejor. Besaba cada parte que podía, “mía” quería que todos supieran. Gruño enojada. -Aun cargas su olor, no le pertenece más. 

-Será por eso que a veces me siento incomoda con mi olor. 

-Eres Mía, llevaras mi olor de ahora en adelante. 

-Apestaré a Lobo eh, seguro los enemigos huirán. Reía por tan loca idea. 

-Mi loba, nadie se atreverá a cuestionarte, ni tocarte nunca sin mi permiso, de lo contrario sabré quien fue y lo mataré. 

-Ry, suenas muy mortífera, debería tenerte miedo. 

-Nunca, eres luz de mi vida, por ti vivo. Una sonrisa juguetona dibujo. 

-Siento defraudarte, pero no puedo más. Bostezo era tarde. 

-Nunca me defraudaras. Descansemos, pronto podremos pasar noches seguidas acoplándonos. 

Siguió dándole besos mientras esperaba que se durmiera, no dejaría de memorizar cada cosa que hicieran en su primer noche juntas, a pesar de que aún no la hacía suya, no necesitaba más, cerro los ojos sintiendo cada latir, cada respiro en verdad era su vida, la única con la que podría ser una.

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