Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Reinos - Luz de mi vida - Jupiter Asterix - Capítulo 8


Capítulo 8

A galope exigía al corcel mientras reía gustosa que la pequeña se mantenía a la par “muy buen jinete”, tronco adelante grito apurándose a pasar primero para que supiera donde saltar. 

            Salieron del bosque directo a las puertas dobles del Castillo. -Ahora te reto a que ganes. Grita gustosa exigiendo al corcel, sabia que podía a su lado paso riéndose. 

-Lo haré. Conocía mejor la pradera sin dudar tomo un camino que era el de mayor uso siendo perseguida de cerca. 

Las grandes puertas fueron abiertas, sabían quienes eran, adentro todos los soldados hicieron espacio para que entraran sin disminuir la velocidad. 

-Te dije, grito apenas cruzo las puertas. 

-Ya, pero habrá otra. Dijo entre risas esperando se tranquilizará el corcel. -Fue un buen paseo. Veía gustosa como abrazaba al corcel, alegre de haber ganado, sin duda era lo que necesitaba, un buen descanso de sus pensamientos. 

-Row. 

Rápidamente corrió al soldado que la esperaba con los brazos extendidos, aseguraba que ambas se querían. No quería ser entrometida así que bajo y reviso al corcel sin duda era uno de los mejores del lugar.-Rowen, llevare a los corceles al establo. 

El soldado tomo las riendas poniéndose frente a ella, aunque la había visto poco aseguraba que era el mismo que se mantenía rondando de lejos el aposento de Ryot. 

-No tiene porque, señora… tu llévalo y atiéndelo. Dijo demandando al soldado cercano. 

-No me gusta que pretendan saber que debo o no hacer. La observo seria, aunque era joven diria que mayor que las dos pequeñas, aunque el soldado llevo al corcel lejos sin dudar. 

-Gill… compórtate, ella es invitada de Ry. 

-Lo sé, estuve la noche que llego. 

-Entonces, compórtate ella será… es… 

Se río por ver la cara dudosa de Rowen, abrazo a la pequeña. -Discúlpame pequeña, a veces olvido donde estoy y tiendo a ser … olvídalo, te gusto el paseo. 

-Muchísimo. Tomo la mano de Gill. – Te presento a Gill disculpa su forma directa que tiene de decir que eres invitada y una muy querida.

 -Lo dices tú…Antes que digas otra palabra. Dime estas bien… anoche dijeron que tu… quien fue el bastardo que te hizo eso. Grito al ver la mano. 

Cargo a Rowen en brazos llevándola detrás de unas puertas, como todo en el Castillo desconocido todavía para Dianna se acerco sin decir palabra, al igual que Ryot reviso el cuerpo, furiosa se volvió golpeando la pared de piedra. 

-Gill… detente… por favor. 

-Ven aquí. 

Seguía sin intervenir sin duda se querían, incluso se besaron cosa que aseguraba no le agradaría a Louren “que pequeña” hizo ruido limpiándose la garganta esperaba que nadie las viera. 

-¿Ella es siempre así? 

-Gill. Rio irónica. -La conozco desde anoche, pero me agrada. 

-Dichosa tu… desde que llego con Ry, ella y su acompañante han hecho que todos tengan trabajos, incluso envió por las chicas para que hicieran vestidos, todos están cansado atendiendo. 

Rowen se reía tan alto gustosa de escuchar lo dicho y ver irritada. -Gill. 

Aunque no le gustaba que hablaran de ella como si no estuviera presente, sonrió, no veía que fuera agresiva “quien eres”.-Bueno al menos di vida al Castillo. Sonrió, quito la sonrisa al ver ambas seria sin pestañar “que” nunca había estado en una situación igual, podia matar al menos diez hombres sin ser herida pero esas caras. -Podrían hablar, no me gusta que me miren así. 

-No sabe. 

-Eso parece. Susurro Rowen. 

-Basta. Era suficiente, pequeñas no seré parte de sus jugarretas. -Iré adentro, seguro Ry espera. Camino hacia la puerta donde aguardaba el soldado esperando instrucciones de que hacer con el ciervo, escuchaba las risas “jugarretas de pequeñas nada más”. -Bájenlo y preparen la carne, avisare a la cocinera. 

Rowen mientras caminaba apresurándose a juntarse con Dianna pensaba que debería pedir ayuda por lo que había pasado, aunque pasaron un tiempo en el bosque cercano, hablaron de todo menos de lo que había sucedido.-Dianna, me di cuenta que pasamos parte de la mañana sin siquiera hablar de lo que me sucedió, fue a propósito. 

-La verdad sí, me han pasado triste episodio, así que pensé que solo necesitabas distraerte, para que recuerdes siempre que al regresar estarás resguardada y querida. 

Rowen se detuvo, asimilando cada palabra que escucho, la miro a los ojos, con ojos llenándose de lágrimas, se abrazó a la pelirroja, no sabía cómo expresar lo importante que había sido sentirse de esa forma. 

-Tranquila, cuando quieras hablar, estaré esperando, sino Louren y tu Madre, sobre todo. 

-Esa atolondrada, si le digo iría a buscar problemas inmediatamente, nunca piensa. 

-Bueno anoche tu Madre quería salir a buscar los causantes y claro que la acompañaría, pero cuando decidas; hablaré con Ryot que te dé tiempo. (Silencio). -Rowen mírame. Espero lo hiciera, sabía que estaba pensando. -Me consultaras o tu Madre antes de hacer cualquier cosa. 

-No debes preocuparte. 

-Dímelo, no me hagas enojar tú también. 

-No haré nada sin consultarte o Madre, doy mi palabra que pediré que me acompañe, una de ustedes. 

-Bien, ve a limpiarte diría la cocinera que vaya por el ciervo, nos reuniremos para comer. Solto del abrazo a la pequeña viéndola entrar al cuarto apresurada, sin duda Louren estaba adentro también. 

-Ve a descansar también, avisare del ciervo. 

Era ágil no se fijo que estuvo cerca de ambas, debía poner mas atención no es seguro confiarse, no todos los soldados son leales se amonesto. Siguió revisándola, era alta como ella incluso puede que mas, de vestimenta sencilla sin llamar la atención con un cuerpo esbelto aseguraba que estaba instruida en temas de batalla. 

-Por que te incluyes en mis decisiones. 

-Ry a mandatado sea atendida como invitada. 

-Por como lo dices, parecieras en desacuerdo con mi estadía. Seguía estudiándola, escondía el verdadero motivo, pero cual es.

-Solo la asisto señora… pero debe saber que Ry se merece la compañía de la mejor de todas, no dude que es resguardada incluso en estos menesteres. 

Debia contestarle, “cuales eran los menesteres que se referia” pero pronto se iría poco importaba lo que aparentaban, incluso lo que dijeran de ellas “oh, pero importa” el pecho dolía, aunque no tenia que ver con el soldado el solo pensar que pronto se alejaría lo hacia. 

-Ve entonces hazte cargo del ciervo. Habían llegado a la puerta del aposento evitando confrontación, pero faltaba se volvió y hablo como si fuera a un soldado. -Recuerda mantenerte lejos de mí y de mí acompañante, tu presencia no es grata. 

-Le aseguro que es mutuo. Susurro yéndose hacer lo dicho.

  

-----

 

Aunque había pasado la noche dormida aún se sentía fatigada y adolorida por los golpes, entro en la habitación no vio a su compañera de cuarto por lo que se desnudó, hacia muchísimo que había sido tan descarada, como lo era en ese momento. 

Sonrió pensando que a pesar de las marcas que llevaba Dianna no les daba importancia, “Si ella puede yo también, esto quedo atrás”. Escucho quejidos al otro lado de la puerta, que estará haciendo esa atolondrada, se acercó haciendo ruido. 

-Wene, ayuda. 

Entro sin esperar ver a Louren desnuda sentada en la tina tratando de encontrar agua.-Que necesitas.

 -Wene, agua… mis ojos. 

Inmediatamente corrió por un cubo con agua ayudándole a enjuagarse la cara. Louren estaba con los ojos rojos por el jabón, quien los cerros por el ardor. 

-Siempre es lo mismo contigo, no aprendes a racionar el agua. Deja te termino de bañar.

Rowen limpio los brazos, mientras Louren se mantenía sentada, como siempre lo había hecho de pequeña esperando que la limpiara. Escucho un gemido, aunque permanecía con los ojos cerrados, era la primera vez que estaban desnudas desde hacía tiempo.-Esperare afuera para que termines. 

-Wene. Abrazo tratando de evitar se fuera. -Por qué no me quieres. Sollozo en su hombro. 

-Uren…, siempre te querré tonta. 

-Entonces, porque me alejas siempre. 

-Porque eres una mujer ahora y debes tomar tu tiempo para encontrar a la persona que querrás.

 -Ya se quién es y eres tú, nadie más. Seguía llorando en su hombro. -Cuando te vi anoche lastimada, mi corazón me dolía muchísimo, aún mas que cuando vi a Ryot caer del acantilado creí que había muerto y yo… Oh por favor no me apartes más de tu lado, por favor. 

-No llores Uren, voy a estar siempre a tu lado, siempre seremos hermanas. 

Louren levanto la mirada, vio que también lloraba, talvez si hacia lo que Ryot había dicho “cortejarla”. Empezaría ahora mismo, era una tonta, había visto a Ryot como era maltratada aun así no dejaba de enamorar a Dianna, ahora se llevaban mejor, aunque Dianna no lo dijera, era claro, se veía en sus ojos “amor”. 

-Wene, déjame bañarte seguro quieres descansar. Susurro, esperando paciente a que decidiera, gemía pidiéndolo sin poder evitarlo. 

-No pedirás nada a cambio, siempre lo haces. 

Se rio, era tan fácil convivir con ella, antes siempre pedía cualquier dulce para hacer las cosas, ahora habían cambiado, pero el amor seguía igual.-Déjame pensar, mientras siéntate delante de mí, te limpiare rápido para que reposes. 

Louren empezó haciendo todo lo contrario, se tomó todo el tiempo mientras limpiaba y acariciaba. -Arres cuéstate a mí, así descansaras. Siguió limpiando el cabello haciéndole masaje, le encantaba el color, la forma en que caía cuando corría o cuando el viento los mecía, igual al mismo sol, estaba casi dormida.-Te llevare a la cama. 

La cargo en sus brazos llevándola a la cama, noto que se dormía por lo que se apuró a secarla, como era costumbre se acomodó boca abajo.

-Te untare un poco de mezcla, Dianna me dio para mis heridas. 

Empezó dándole beso y luego echándole la mezcla de yerbas, con toda la paciencia del mundo, le acaricio, sintió que Rowen se retorcía, le gustaba tocar la piel, siempre había soñado hacerlo, ahora aprovecharía. 

-Date la vuelta, Wene querida. Se asusto de escuchar como su propia voz había cambiado, era esto lo que Ry había dicho cuando dijo amantes, seguramente lo era. 

-Extrañaba que me llamaras así. 

-Dejé de hacerlo porque siempre estabas enojada conmigo…le dije a Ry que me iría, pero no me dejo. 

- ¿Cuándo? 

-Cuando discutimos la última vez y me dijiste que no me querías ver más por el resto de tu vida. 

-Lo dije por enojo, pero no lo es lo que quería. 

- Porque entonces. Susurro, mientras empezaba a echarle la mezcla en el hombro derecho. 

-Uren, soy mayor que tú, estabas ensimismada en que fuéramospares y yo no podía responderte de igual manera, así que tuve que alejarme, pero debes saber que me dolió tanto como a ti. 

Ambas se miraron, noto el cambio de color de ojos de Uren siempre le pasaba y sabía que estaba pensando, pero no quería entrar en más discusiones, solo sonrió, hasta ahora se fijó que ambas estaban desnudas y ella estaba tendida en la cama siendo acariciada. Habían crecido, nunca habían pasado de palabras amorosas, se mantenía sin forzar ningún beso, por el momento conociendo como era, en algún momento pasaría. 

-Wene, debo pedirte disculpa, tenías razón, mi comportamiento...dudaba de tu cariño, no debí de seguirte a todos lados en todo momento, solo vivía para ti. Suspiro,sabía que debía arrastrarse para ganarse de nuevo la confianza. - Por favor, déjame mostrarte que he cambiado. 

-Lo veo, has cambiado, mira que grande te has vuelto. Se rio, no había motivo para hacerla sentir mal a su querida Uren “si supiera”. 

-Levante a Ry hasta la galera y al aposento desde la entrada, puedo cargarte adonde quieras. 

-Agradezco tu ofrecimiento…También escuche de tus habilidades con el arco y flecha. Reía sin importale la cara amonestándola. 

-Wene… para que lo sepas Ry dijo que fui de gran ayuda. 

-Por supuesto, imagínate… hacer correr al lobo. 

-Wene… 

Siguieron riendo y bromeando mientras terminaba de echar la mezcla. Louren se acostó al lado tapándolas con las mantas, mientras cerraba los ojos se atrevió a susurrar lo que tanto sentía.-Wene… te quiero, nunca dejaré de hacerlo, no te pediré que me des, lo que no quieras darme. 

Puso su cabeza cerca del hombro de su querida wene, trato de no pensar, de no sentir, pero era imposible. Sus sentidos estaban más atentos que nunca antes, la rabia empezó a surgir, trato de respirar sin querer hacer que se perdiera el momento, pero sabía que pronto no podría detener su ira. 

-Uren por que tiemblas. 

-Yo, siento mucha rabia por lo que te sucedió, ellos te hicieron creer que tenían poder sobre ti. 

-Como puedes saber eso.

-Los huelo, al menos cinco distintos olores. Tengo que irme. Trato de levantarse, pero la sostuvieron en su lugar, “que fuerza” aunque el cuerpo era de menos carnosidad podía detenerla. 

- ¿Qué más sabes? 

-Ellos te amarraron de las manos y te tuvieron mucho tiempo, yo huelo a un infante también. Déjame ir Wene, no modero mi ira. 

-Me harías daño a mí, gordita bella. Beso su cabeza mientras se aferraba, no quería que hiciera una locura debía hacerla entender que podía manejar la furia. 

Sonriópor lo dicho. -Nunca podría, pero si me quedo querré quitarte el olor, no les perteneces. Susurra temblorosa. 

-También los huelo, hice cuanto pude, pero no puedo con el olor, estoy por volverme loca. 

-Wene, se cómo puedo ayudar, Ry me dijo. La veía a los ojos esperando alguna señal sabía que la respuesta cambiaria todo entre ellas, se conocían desde niñas, existía el amor y  nadie podía desafiarlo, ambas lo sabían. 

Qué hacer “esta era su familia, que la aman, ella sobre todos los demás” sintió el calor del cuerpo a su lado, aún se mantenían sin llegar a rozarse íntimamente, tendría que confiar y nadie mejor que ella, asintió dándole la respuesta que tanto tiempo había buscado. 

Se acerco dándole beso casto en los labios, siguió dándole lamidas en los labios, Louren gimió apreciando el gesto sonriente respondió, siguió besando la mejía sin apurarse sostuvo su cara tan cerca que sonrió cuando le empezó a corresponderle. 

-Oh Wene, mi dulce amor, temo sea un sueño. Siguió besándola, jugaron con la lengua entrelazándola, su mano recorría desde el hombro a la cadera. No lo pensó más y acerco su cuerpo totalmente poniéndose encima. 

-Crecidita, ciertamente. Rowen acariciaba la espalda bajando a las posaderas tomándolas en sus manos, apretándolas. 

-Siento que empiezo a existir… no podía respirar sin que doliera. Susurro. 

-Debí cuidarte mejor, tú eres lo más importante en mi vida. Se separo viéndola a los ojos suplicantes. -Qué puedo hacer para compensarte. “Oh qué idiota, yo y mi bocotá”, mantenía la mirada dándose cuenta que era lo que Louren quería de compensación y claro para la testaruda, siempre era lo mismo, sonrió mientras la besaba sabiendo la respuesta.-Siempre te quise, solo me mantuve apartada para tu bienestar, aun pienso que es mejor alejarme, pero mi cuerpo no me obedece. Susurro. 

-Entonces no hablemos, que nuestros cuerpos digan todo. 

Besó mientras mantenía una mano en su trasero presionando hacia abajo, uniendo sus partes lo más que podía, veía fijamente queriendo transmitirle todo el amor que sentía por ella, sintió que se mojaba, el olor único hacía que necesitara más “pero qué”.

 -Oh!, no te detengas. 

Rowen se contorsionaba en sus brazos aferrándose a los hombros “que fuerza” retumbo nuevamente era todo lo que pensó que seria, le respondió tan claro que surgía en su pensamiento “mía” una y otra vez, pero se lo guardaría, por el momento. Se apretó más a ella, tenía cosquillas sabía que pronto llegaría, aunque quisiera no podría aguantar mucho más.-Wene, ya casi. 

Escucho el grito, lo único que faltaba sin pensar dejo de luchar y todo se desbordo, salió tanto que estaba maravillada de sentir como ambas derramaban.-Oh querida, eso fue tan… 

-Sé lo que quieres decir. Rowen siguió llenándose de lo derramado sin saber de quién era, no importaba, “el olor del amor” beso tan tiernamente la cara, el cuello por tanto tiempo hasta que escucho un ronquido. Sonrió sin abrir los ojos acomodándose a su lado. 


                       -----

 

-Wene, date vuelta. 

Entre besos escuchaba como le pedían una y otra vez, le gustaba lo que escuchaba. -Ahora quieres seguir, déjame dormir. 

-Vamos preciosa date vuelta, quiero llenarte otra vez. Escucho la risa, insistía con caricias queriendo darle vuelta pero burlonamente se mantenía espalda a la cama. 

-Ruégame. 

Gimió, “juguemos” empezó a lamerla, bajo hasta su ingle lamiendo cada parte que podía, gimió como cachorro pidiendo una y otra vez, besando y lamiendo las piernas sin atreverse a tocarla. 

-Cachorrita mía, así que sabes pedir. 

Se reía, gustándole el juego no le importaba que dijera, sabía que haría cualquier cosa por estar con su mujer, “mía” retumbo nuevamente, ahora más que pedir permiso estaba anunciando, siguió lamiendo hasta que escucho la contestación, se apartó, viendo cómo se levantaba dándole un beso y poniéndose boca abajo.

Se sentó sobre su espalda meciéndose, presionando su ingle con la espalda, sostuvo sus manos acariciando las marcas, mordisqueo su oreja. -Mi dulce y bella Wene. No se cansaba de hacer todo por saborear, por tenerla. -Gracias por darme todo para ser feliz, preciosa. 

Rowen empezaba a forzarse por no dejar salir lágrimas, siempre estuvo cerca, cuidándola, amándola, no tenía duda quien era “Mamá bien lo decía, así sería”. 

-Me gustaría que también derrames tu esencia. 

-Ya sabes que hacer Cachorrita bella. 

Sin pensarlo se recostó sobre su espalda, empezó a lamer la oreja, pidiendo una y otra vez, siguió rozándose y lamiendo, bajando hasta la terminación de la columna. Agarro cada posadera con sus manos acariciándolas, puso su ingle entre ellas se acostó dejando que sintiera su peso, mantuvo su petición mientras se movía, “única” retumbo pronto derramaría todo. 

Rowen agarro la mano derecha llevándola hasta su pliegue, enseñándole como le gustaba, retumbo contestando, sentía cosas que nunca espero sentir, tan mojada, tan fuera de sí, la mano seguía meciéndose en los pliegues, no podía más empezó a moverse sentía que dentro de ella surgía un calor tan fuerte que explotaría pronto. 

Retumbo nuevamente, meciéndose rápidamente, ahora estaba tan cerca, escucho un grito distinto a cualquier otro en su vida, sonrió cuando le aparto la mano estaba hecho ahora podría llenarla, derramo su esencia retumbando aún más fuerte, siguió embarrando la espalda sin dejar de mecerse, se acomodó detrás de ella, abrazándola, besándole la oreja. 

-Sabía que sería así, único como tú, Wene. Lloraba de alegría, la dicha de compartir después de tener miedo de perderla, la apretó más a ella. 

Rowen sintió las lágrimas en su cuello, se dio la vuelta viéndola entre lágrimas, acomodo la cabeza en su hombro, la sostuvo, sin decir nada por mucho tiempo, esperaría que se durmiera.-Sabía que sería así, solo contigo podría ser así. Susurro.

 

------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Jupiter Asterix - Derechos Reservados
© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...