Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Reinos - Luz de mi vida - Jupiter Asterix - Capítulo 3


Capítulo 3

Frente a ella, un gran lobo negro enseñaba los colmillos de forma amenazante, llegarían pronto un lobo café, detrás un gris y otro manchado. “La mejor oportunidad que tengo es matar al líder” pensó.

Levantando los brazos y rugió tratando de parecer enorme, de pronto el lobo negro avanzo cauteloso mientras llegaban los demás, ella también lo hizo, sería el momento de probar se que tanto golpe podía aguantar después de tanto tiempo. 

Vio como cada lobo caía muerto sin poder llegar a ella, el lobo manchado fue herido en una pata, quien se quejó de dolor huyendo entre el bosque “pequeña, al menos le hiciste dar la vuelta” aseguro. 

Ahora si podía atacar al lobo sin pensar en la seguridad de la pelirroja o la propia, contesto el rugido sabía que esperar, el lobo se lanzó furioso con el hocico abierto por el impulso le caería en el pecho, se arrojó al suelo antes que llegara a ella pudiendo herirlo en la pata trasera con la daga, el lobo siguió rugiendo furioso frente a ella, “ahora es parejo el enfrentamiento”. -No me mataras. 

Corrió directo al lobo, la única oportunidad era atacar en el cuello o el corazón, el lobo la hizo caer en la tierra tratando de morderle, las garras se le enterraban en el pecho y hombros, pudo sujetar el hocico con ambas manos, mientras era sacudida como trapo. 

Fue tirada contra una piedra golpeándose la espalda, mientras el lobo seguía rugiendo, ahora buscaría como morderle el cuello como bien sabia, sin duda estaba furioso como ella misma, se levantó encarándolo, corrió hacia él logrando tomarlo del hocico apenas se acercó, siguió el forcejeo con el animal manteniéndose lejos de los colmillos. 

La fuerza del animal era como su tamaño, único, forcejeo aún desde abajo, abrazo el cuello del animal, evitando que llegara herirle la cara, soltó su mano derecha, enterrando la daga cuantas veces podía en el cuello, escucho quejidos, pero no podía ver hacia donde se movía o se estrellaba. 

El gran lobo se levantó sin incomodarse por su peso tratando de escaparse, se mantuvo abrazada dándole estocadas hasta que sintió lograr darle al corazón, demasiado tarde, grito mientras sentía como era volar.

 

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La pelirroja seguía corriendo sin importar que la lastimara, mantenía fija la mirada observando como el animal empezó a correr con su defensor hacia el barranco “suéltalo”, su corazón desbocado seguía queriendo detener lo que pasaba, no lograría sobrevivir a la caída. 

Se detuvo al borde del precipicio, suspiro por cómo se acomodó entre el lobo evitando recibir el golpe de las piedras, la corriente del rio los llevaba hacia los troncos que podría terminar con ella rápidamente. Apretó sus manos sintiéndose inútil, percibiendo como daba contra varias piedras mientras trataba de sujetarse al animal, inconscientemente se quejó cuando un golpe en la cabeza la hizo quedar inmóvil, seguía cada movimiento hasta que ambos quedaron atascados entre las ramas de un tronco en medio del rio. 

-Te encuentras bien. Pregunto a la pelirroja, vio que Asintió sin volverse, empezó a ponerse más nerviosa sabía que estaba pensando en hacer una locura. A su lado vio como caía arrodillada la pequeña que la acompañaba. -Aun no se sabe. Susurro. 

-Si ella muere, voy a morir también. Temblaba con los ojos cerrados, sin creer lo que había visto era impensable que sucediera algo así, perderla de esa manera. 

La pelirroja se acercó, sosteniéndole del hombro, pensó que hacer, “no puede terminar así” aunque escuchaba el llanto debía concentrarse. Sonrió ahora con la certeza que haría.-Posees daga o algo así. 

Temblorosa la pequeña paso la daga, aunque no podía controlar lasgotas que salían, notó como la mujer empezó a romper los fustanes atándoselos a la cintura, debajo tenía un pantalón de tela fina, se guardó la daga y empezó a retroceder. 

-No lo hagas. Grito la joven acompañante. 

-Estaré bien, búscanos cerca del lobo. 

-No! por favor. Pero poco sirvió decirlo. 

Se arrojo con los brazos adelante “No seré viuda” cayo en una parte profunda con pocas rocas “gracias al cielo”, empezó a nadar tratando de evitar las rocas, pronto noto el gran animal que había quedado atascado entre unos troncos lejos de la orilla, tendría que moverse rápido la corriente podría llevarla lejos en un abrir y cerrar de ojo. 

Trato de acercarse al bulto, “esta desfallecida” siguió nadando hasta quedar cerca, la fuerza de la corriente hizo avanzar ahora nadaba en contra, retrocedía una y otra vez, hasta que logro agarrarse de una rama.

Se situó de forma que pudo agarrarla sosteniendo su cabeza fuera del agua, se dejó ir por la corriente con el cuerpo sin vida, tenía que apurarse el agua estaba helada, noto su cuerpo temblando tanto que esperaba que los dientes no se les quebraran, agradeció al cielo cuando sus pies lograron posarse en la arena. 

Mientras temblaba reviso el lugar estaban cerca del animal, esperaba no fuese peligroso incluso muerto podía llamar la atención de otros depredadores, volvió su mirada al cuerpo a su lado empezaba a ponerse color oscuro como hacerla reavivar, “No de esta forma” le golpeo la cara, el pecho varias veces hasta que trato de incorporarse tirando agua por la boca, la sostuvo poniéndola acostada de lado, sonreía agradecida dándole golpecito en la espalda como a un crío.-Espérame aquí, no tardo. Sin siquiera poder abrir los ojos, trato de hablar, pero nuevamente quedo dormida. 

No sabía cómo convencerse que nada le pasaría, le paso la mano por el cabello tratando de ponerlo fuera de la cara, al quitar la mano se quedó inmovible, estaba llena de sangre. Se tenso al recordar el momento en que ella fue herida y todos pensaron que moriría, ella misma lo había pensado, hasta que llego la pequeña y se esforzó por vivir, tenía una razón para no morir, así que esta mujer también tendría una se aseguró. 

-Me dejas viuda antes de la noche de nupcias. Hizo efecto, le beso la mano, pero pronto se quedó de nuevo dormida, “tiene un motivo”.Busco donde podrían pernoctar, aseguraría tener fuego, el frio era insoportable a estas horas casi a oscuras “como tan rápido anocheció”, encendió fuego dando gracias al cielo que a la primera lo logró. 

Corrió hacia la mujer, había pasado mucho tiempo sola, tomándola de los hombros quizo arrastrarla, pero era demasiado peso “como puede ser posible, estoy cansada”.-Tienes que ayudarme, vamos, el fuego nos ayudara, repetía, pero continuaba sin abrir los ojos. -Ayúdame, debemos llegar. Se acomodó a su lado abrasándola, ambas estaban heladas, unió sus labios, como hacerla reacciona. -Te necesito, no iré sin ti. Siguió besándole. -Mi consorte vamos. Era sin duda única trato de levantarse, lágrimas salían alegre de poder lograrlo entre tropezones. 

Quito la ropa de ambas, estaban tan mojada que temblaban acomodándose lo más cercano que pudo, poso la cabeza en el hombro siendo inmediatamente abrazada.-Compórtate. Sonrió por la afirmación dada “sin duda una descarada”. A lo lejos escuchaba quejido de dolor por una perdida, pero quien “Eleo, no me dejes” ¿Quién? Trato de concentrarse saliendo del adormecimiento. Ahora despierta se mantuvo en el abrazo, escuchándola hablar y quedarse dormida. 

Se asombró de lo rápido que se recuperó ahora estaba caliente, sonrió pensando en lo descarado que sería mencionarlo, agarro trozos de su falda y empezó a limpiar el golpe de la cabeza, mientras escuchaba las quejas. 

-Debes descansar, todo está bien. Se acomodo nuevamente a su lado siendo abrazada esta vez más cerca, sentía que su corazón se agitaba por estar tan cerca, quien diría que con una mujer podría sentirse de esa manera pensaba mientras se adormecía. 

Escucho ruido, inmediatamente quiso levantarse, pero era sostenida por una mano en las posaderas, le sonreía tan descaradamente como antes, agarrada del mentón recibió un beso casto. 

-Así que solo te hacías la desfallecida, para aprovecharte. Levanto la mano sonándole cariñosamente la mejía, mientras las lágrimas de alegría corrían a voluntad. 

-Estoy bien querida, solo necesito descansar. Limpiaba las lágrimas con su dedo que bien se sentía estar acompañada, no importaba lo mucho que le dolía el cuerpo. 

-Me asuste... 

-Yo también, te imaginas dejarte viuda antes de nuestras noches de nupcias. 

Ambas sonrieron, por ahora no tenían prisa de pasar al enojo, sabía que estos momentos eran mejor pasarlos tranquilos, puede que después dejara de respirar, temblorosa rogó esperando que no pasara. 

-Calma, ahora que te encontré, no te dejaré, doy mi palabra. 

-Porque estas tan segura.

-Has dado luz a mi vida…Eres mi vida. Susurraba al oído, sintiendo su aroma, tranquilizándola. 

-Deliras. 

-Solo estoy enamorada de ti. Quiso tocarse la cabeza pero fue detenida, siguieron abrazadas mientras trataban de mantenerse caliente. 

-Escucho ruido de galera, parece que nuestra ayuda llego. 

-Quédate conmigo. 

Que podía responder, sobre todo sintiéndola tan necesitada de cariño. -Por un tiempo, luego tendré que irme, pero lo haré cuando estés recuperada. Mantuvo el abrazo, aun se escuchaba lejos. 

-Das tu palabra. 

-La doy, ahora descansa. Busco su vestido, aunque no estaban del todo seco serviría, tendría que acomodárselo mientras llegaran a donde fuera por el momento poco importaba. Sentó a la mujer mientras ayudaba a ponerse la ropa. 

-No lleves fuego, pueden ser enemigos. 

-Está bien, ahora termina de atarte el pantalón, regreso pronto. 

La agarró del brazo y la beso nuevamente, cerro los ojos esperando la cachetada, sonriósintiendo más como una caricia que un regaño. Junto su frente, costaba dejarla ir.-A quien encuentres dile que Ryot pagara bien si te ayuda. 

-Si llegan a ti antes, diles que Dianna los matara si osan tocarte. 

Dicho eso se dio vuelta y empezó a caminar entre la oscuridad, ahora aseguraba ser de galera, esperaba que no fueran sus enemigos porque no podría dejar a Ryot sola, “que nombre”, nunca lo adivinaría, como la que lo portaba “única” y sin duda le agradaba que fuera así.

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