Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Reinos - Enamorándome del cielo azul - Júpiter Asterix - 12 - Fin


Capítulo 12

Maía caminaba, sin saber que decir, entraron en la habitación en silencio absoluto, al menos ahora podrían ser ellas, se acercó dándole un abrazo que fue correspondido, las lágrimas seguían cayendo sin importar ahora como se mirara.


-No sé cómo pude perderla, la amo tanto.

Maía, se tensó ante lo dicho, sabía que había amor entre ellas pero que dijera que aun la amaba a pesar de morir, era claro que nunca podría ser correspondida.

-Ven aquí, descansaremos un rato.

Entendía ahora porque no habían pasado de las caricias y la apartaba constantemente de su lado, permanecía el dolor en su corazón,ahora era claro que no existía lugar para ella en el corazón de Reggie, se juró que no derramaría más lágrimas,prometió a Dianna irse apenas terminase el invierno así que no tendría por qué llorar, al menos podrían ser amigas, sin complicaciones.

Ambas entraron para limpiarse luego del viaje y la audición ante la reina, era mejor dejar todo el tiempo posible con sus pensamientos, igual se preguntó si Margot sería una niña tan linda como su madre o se parecería a su Abuela, todas eran mujeres bellas y delicadas, aunque ninguna era débil, siguió limpiando a su amante luego se volvió sentándose entre sus piernas dándole la espalda, la verdad como fuera dicha le dolería dejarla.

-Gracias mi cielo, deja te limpio a ti.

Reggie beso el cuello, empezando a limpiarle hasta que de pronto las manos acariciaron todo el cuerpo deteniéndose en las piernas, se centró en abrasarla continuando los besos, las caricias subieron a los pechos que llenaban las manos, gimió de placer, la suerte de tener a otra mujer que la amara era una las mayores suertes, una que cuidaría.

-Se que debo tener paciencia, pero tenerte tan cerca Maía, es imposible pensar en otra cosa.

-Oh! Yo tampoco sé por qué esperar.

-Vamos a la cama.

Reggie cargo hasta la cama, se puso encima de ella, sintiendo el cuerpo caliente de su amante, que tanto podía tener de ella sin perjudicarla, estaba más claro que no existe oportunidad con ella ahora en guerra, con hija, sin que ofrecer, no tendría oportunidad, pero podría tenerla ahora y aquí.

-Maía, yo siento tanto por ti, déjame acariciarte y hacernos sentir bien, por favor.

No hubo respuesta alguna más que el beso que le devolvió, sabia tan deliciosamente bien, los besos urgentes entre ambas, que atontaban el pensamiento, Reggie se apartó de los labios viéndole a los ojos.

-No creí que pudiera sentir esto Maía.

Siguió besándole el cuello, entre caricias y gemidos hervía el deseo de reclamarla su mano acariciaba su pierna, mientras besaba y lamia su pecho pasando de uno al otro. Besándola con ansiedad continuaba acariciando sus piernas sentía el calor de ambas.

-Necesito saborearte mi cielo, no puedo pensar en otra cosa.

-Esto que siento, Genne.

Contesto Maía y no se arrepintió de sentir como bajaba su amante regando besos deteniéndose en sus pechos que dolían de tanto placer el calor hacía que se mojara, sin pensar en que era incorrecto el acto que hacían, tenía que saber cómo era ser amado y a la vez corresponder.

Los besos bajaron hasta situarse entre el vello, las manos acariciaron las caderas mientras reguera de besos seguían, hasta que sintió como la ubicaron con las piernas abierta y entre ella la cara de su amada, gimió no podía expresar lo que sentía, solo gemidos y suspiros, que le hacía con esa lengua, eso era el cielo mismo, hasta que surgió muy dentro de ella un calor, involuntariamente grito sorprendióse a sí misma, cayo a la cama luego de haber dado el salto.

A su lado estaba su amante con una sonrisa seductora, lagrimeando, mientras las sostenía entre sus brazos.

-Porque lloras. Hice algo mal.

-Al contrario, estoy tan feliz, estoy en el cielo.

-Definitivamente estamos en el mismo cielo.

Maía empezó a acariciar en la espalda, tratando de reconfórtala la veía tan emotiva, le besaba en la parte del cuello que alcanzaba, logro poner sus labios en uno de su pecho dándole pequeños besitos con los ojos cerrados escuchando la respiración y sintiendo la agitación.

-Maía, Quiero hablar contigo antes de que, ¡oh!

-Lo haremos.

Siguió con el otro pecho mientras ahora acariciaba una pierna maravillándose de lo musculoso que era el cuerpo, se sentía tan bien tocandola.

-No tenemos tiempo, tengo que decirte.

-Haremos tiempo.

-No, lo siento aun no podemos. Se aparto de las caricias “debo irme” pensó no podía estar con ella.

-Porque… Susurro Maía.

-Porque mi doncella bella, debo cuidar de ti, mereces que sea en tu noche de bodas y si sigues no creo detenerme. Por favor compréndeme.

-Bien, tienes razón, lo dejaremos por el momento. Sonrió dándole un beso, le gusto que ella cuidara de su honor, aunque bien haría lo contrario.

Se quedaron abrasada, sintiéndose más unidas como nunca antes. Reginne nunca se había despedido antes de una batalla, pero ahora sentía que debía decir alguna cosa, si era muerta en batalla no existiera duda que la quería a ella y solo a ella.

-Maía, debo hablar contigo.

-Lo sé. Maía se aferró más en el abrazo, suspirando ante lo que suponía era la despedida de ambas, desde que se conocieron, la alejaba ahora seguro diría algo parecido.

Paso un tiempo sintiendo las caricias estaba segura que era una despedida y a pesar de tener ganas de repetir lo anterior era mejor mantener la distancia.

Golpearon la puerta y una vos dijo que estaban todos los gobernantes presentes, la Reina Madre quería que pasaran por su aposento.

-Bueno creo que debemos apurarnos, nos esperan.

Maía se vistió aparte con un vestido de color verde pensando que así haría juego con los ojos de su amada, aunque este vestido le parecía más que lujoso agradecía a Ry que en un día pusiera hacer un par de vestidos, se lo puso para dar testimonio de quien era y no dejar dudas ante los demás.

Reginne se había trasladado a la sala para vestirse con su armadura acostumbraba hacerlo sola y rápidamente, Maía se detuvo viéndola como se vestía de forma practicada, se imaginó que innumerables veces había hecho lo mismo. Un dolor en el pecho se hizo presente, supo que el temor se iba incrementando, a pesar de lo mucho que podría estar acuerpada por sus guardias podía salir todo mal y no verla con vida nuevamente.

Se acerco a ella, ayudando a ponerse su capa viendo el emblema que llevaba bordada, sonrió pensando que había acertado esa noche pensando se veía como un animal del bosque, llevo la espada, se puso a un lado y se lo puso.

-Te parece bien así.

-Gracias, te ves muy hermosa con ese vestido.

-Gracias, tú te ves elegante con ese atuendo. Sonrió amablemente. Sabía lo que se acercaba no quería escuchar, pero era necesario. Reggie la abrazo, tomo con su mano el mentón, sosteniéndola por la cintura con la otra.

-Maía, yo, tu… mírame. Conoces más o menos mi vida, me enamore casi a tu misma edad y lo estropee, me arrepiento de ser tan miedosa, me acostumbre a no tener por quien preocuparme, si no regresaba de alguna batalla no importaba y esa era mi fortaleza porque el miedo que veía en los demás no lo sentía.

Reginne tuvo que hacer una pausa, porque era tan difícil apartarla, era necesario lo sabía bien, además ella tenía que regresar con su familia, seguro era mucho mejor que estar entre muertes y conflictos, “hay que terminar esto” se apresuró a decir.

-Ahora te conocí y quiero que sepas que me iré a estas batallas y no quiero que te preocupes por mi regreso, seguro encontraras alguien que sea merecedor de ti.

Como dolían las palabras, aunque era lo esperado, “oh Madre mía dame fuerzas” ahora tanta educación tendría que dar sus frutos, así que dijo lo mejor posible.

-Entiendo, no esperaba que durante este viaje conociese alguien como tú, me has hecho sentir cosas inimaginables, pero no te preocupes no seré una molestia para ti.

“Oh por todo lo santo dame fuerzas” Aunque dolida por las palabras se separó rápido de ella, camino hacia la puerta, antes de salir se volvió con la mirada fija dijo.-Fue placentero conocerte.

La puerta detrás de ella se cerró, el dolor en el pecho de Reginne se incrementó de una forma que nunca había dolido, cerro los ojos dispuesta a dejar atrás todo lo vivido con Maía debía ponerse todo su esmero a lo que mejor hacia y eso era ganar batallas, “esta ves es por Honor” y haría todo por ganarla.



Epílogo

Reginne no podía recordar miedo similar al que sintió cuando el mensajero llego con la nota habían salido por Margot, mientras leía quienes, el nombre de Maía hizo que saltara del caballo y empezara hacer arcadas cayendo de rodias mientras le temblaba todo el cuerpo

Enfrentarse a los errores del pasado puede ocasionar que Reginne aun tome decisiones equivocadas, podrá dejar a un lado las diferencia con Maía para hacer lo que su corazón dispone.Permitirá Maía que el amor prospere y triunfe sin importar los desacuerdos que se avecinen.

Que pasara con Dianna, Ryot y su amor, lograran obtener la bendición para su relación… Sigue leyendo la continuación y averigua más de las vidas de estas mujeres.




Sobre el autor

Una enamorada con mucha imaginación de cómo se lucha por obtener amor en la vida.

A todos los que ven en este libro, escrito con esmero, la historia de amor que cada uno de los personajes vive.


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