Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

2+2 Destino - JJaxxel - 4

CAPÍTULO 4


Al día siguiente, casi al medio día. Daniel tocó a la puerta, quería saber cómo se encontraban las chicas después de lo sucedido la noche anterior. Y fue Brenda quien abrió.

-Hola Brenda, ¿sólo pasé a ver cómo estaban? – dijo Daniel apoyándose en el marco de la puerta.

-Bien, estamos bien. Y Gracias. – Dijo Brenda bajando la mirada.

-De nada vecina – y sonriendo prosiguió – Además, me gusta andar por los bares rescatando damiselas en peligro.

Brenda se sonrío. Y él volvió a sonreír.


-Yes, logré robarte una sonrisa… eso quiere decir que si estás bien…. ¿Y Ana?

Ana que estaba detrás de la puerta escuchando se asomó. Para saludarlo.

-¿Qué hay conmigo?

-Nada, sólo preguntaba, ¿Quería saber cómo estaba mi otra damisela?

-Pues bien, gracias.

-Bueno chicas, ya comprobé que están bien. Ahora me voy. Si necesitan los servicios de guardaespaldas. Ya saben… nos llaman.

Se despidieron riendo los tres. Daniel entró a su departamento. Y las chicas cerraron la puerta del suyo.
Ana comenzó a trabajar ese lunes, y poco a poco, comenzó a conocer más a Alex y Daniel. Y la confianza entre los tres se daba rápidamente. Alex se llevaba muy bien con ella, y aunque actuaba como su jefe en la oficina, fuera trataba de que el trato fuera de amigos. En cambio Daniel, siempre estaba diciéndole piropos. Ya sea en la oficina o fuera. Pero nunca se propasaba ni nada, era muy educado.
Brenda se dedicaba a full al estudio y trataba de evitar el contacto con la gente, y eso incluía a Alex y Daniel.


La vida de los cuatro iba tranquila. Poco a poco se iban conociendo más y se hacían cada vez más amigos.

Ana estaba algo aburrida en la oficina. Era una mañana bastante tranquila. Alex acababa de atender y de despedir a un cliente. Y ya no tenía nada que hacer. Así que la invito a almorzar.
Salieron de la oficina y fueron caminando a un pequeño restaurante cerca de ahí. Ana sabía que saliendo de la oficina, Alex, dejaba de comportarse como su jefe para ser su amigo. Y la confianza entre ambos aumentaba.

Mientras comían comenzaron a contarse cosas de sus vidas. Y Ana le preguntó:

Ana: - ¿Y cómo se conocieron vos y Daniel? – Quería saber más de Daniel. Puesto que le estaba gustando demasiado.

Alex: - Pues, según nos contaron… - Ana lo interrumpió.

Ana: - ¿Cómo les contaron?

Alex: - ¿Recuerdas que te dije que Daniel y yo somos huérfanos? – Le preguntó y al asentir con la cabeza Ana, él prosiguió -  Bueno, las monjas del orfanato donde Daniel y yo nos criamos nos contaban siempre la historia porque nosotros éramos muy chiquitos y no lo recordábamos.

Ana: - Ah…

Alex: - Dicen que cuando Daniel tenía cuatro años, aparecí yo. Me dejaron en el orfanato, había perdido a mis padres. Y yo no paraba de llorar. Desde que entre era un solo llanto y ya no sabían cómo callarme. Lo intentaban todo las pobres monjas. Algo cansadas, me dejaron en una cuna para que llorara hasta que cansarme. Y ahí aparece Daniel. Cuando llevaba como doce horas llorando. Él se acercó a donde yo estaba, me miró entre los barrotes de la cuna. Y metió su manito para agarrar la mía. Y me dijo: “No llores”. Dicen que automáticamente me callé. Y que desde ese día Daniel no se despegó de mí nunca.

Ana: - En serio, ¿no me jodas?

Alex: - Ya te dije, eso fue lo que nos contaban siempre y lo que las monjas siempre recordaban. La verdad, ni Daniel ni yo lo recordamos, éramos muy pequeños. Pero si recuerdo haber crecido a su lado y ser inseparables siempre.

Ana: - Hasta ahora – acotó sonriendo.

Alex: - Sí, aún seguimos inseparables – Comió un bocado y le preguntó - ¿y ustedes dos como se conocieron?

Ana: - Creo que estamos iguales que ustedes, nos conocemos de bebes. Sólo sé que éramos vecinas, vivíamos casa por medio. Jugábamos siempre juntas. Fuimos a la misma escuela primaria y secundaria. Siempre he estado ahí cuando ella lo necesita y Brenda esta siempre conmigo.

Alex: - ¿Te diste cuenta de la coincidencia? por así decir…-le preguntó.

Ana: - ¿De qué cosa?

Alex: - Vos y Brenda vienen de una ciudad del interior del país, son amigas de toda la vida. Y Daniel y yo lo mismo. Y encima vivimos en el mismo edificio y en departamentos enfrentados. Jajajaja.


La verdad, era cierto lo que decía Alex, era mucha coincidencia. Amistad, y muchas cosas en común tenían los dos pares de amigos. 
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1 comentario:

  1. Todas estas coincidencias le hacen honor al título de la historia, ¡que bonito! *-*

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