Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Cuando hablan las miradas - Cristalsif - 4


Cuando Hablan Las Miradas

Capítulo 4

La Danza Sherezade

Llegó ese momento, podía escuchar sus propios latidos, mientras caminaba de la mano del hombre que se proclamaría el dueño y señor de su vida, de su amor, sin que fuera esa la verdad. No flaqueó a pesar de dirigirse a su propio funeral, pues no sentiría de otro modo aquella cuerda ceñida a su cuello, o dicho en los términos materiales de la ocasión, ese anillo que prendaría a su anular estrangulando su corazón. Buscó con su mirada rubí el lugar donde estaba situada su familia, apreció con un poco de molestia como Natsuki se alejaba de la mesa aparentemente ocupada con un teléfono satelital, si el mundo gustaba probar el alcance de su paciencia, estaba segura que encontraba los momentos menos oportunos.


-Sea entonces la danza del cisne, entre el príncipe Reito Kanzaki de Carteya y la bellísima Princesa de Excélsior, Shizuru Fujino- El narrador no era otro que el hermano menor de Reito, Sora Kanzaki quien con voz profunda y varonil explicaba a los asistentes el significado de aquella práctica. -Se dice que al principio, cuando Carteya todavía no era una nación y estaba dividida en feudos mayormente propiedad en dos clanes rivales, se propició para la conciliación una fiesta a la cual asistieron la bella Ariadne L'Fleur y el valiente Souta Kanzaki, habiendo disputado en lados opuestos y sin una seña conocida del otro, los dos jóvenes herederos tuvieron ocasión de conocerse sin el peso de sus apellidos a cuestas, un hermoso sentimiento nació entre danzas, festejos y encuentros posteriores... así que para cuando los hijos de aquellas familias rivales supieron del motivo de la discordia, ya era demasiado tarde, el amor había vencido... así que hace ya 300 años, ambos herederos danzaron para toda su gente poco antes de pactar el voto de su compromiso y desde entonces todos los reyes y reinas Carteyanes, han repetido esta valiosa tradición a la espera de que la misma felicidad y prosperidad les aguarde en su futuro reinado- Sora guardó silencio y con un ademán indicó al director de aquella orquesta, dar inicio al vals del Cisne.

Ambos se detuvieron, Shizuru pudo mirar a su amigo a los ojos y notar su gentil comprensión, sintió culpa por un momento, no solo ella se estaba arrastrando a un matrimonio sin amor, Reito caminaba el mismo sendero a su lado, si alguna vez amara o si tal vez ya estuviera enamorado de otra mujer, no podría ofrecerle el honor de ser la primera para él ante el mundo. -Estás seguro ¿Reito?-

-No temas, el cuento que relató Sora no es más que una historia idílica que se le dice a los niños pequeños en Carteya, siempre he sabido que una vez naces con el privilegio de la corona no tienes la libertad de escoger por amor, así que es un privilegio que seas tú, alguien a quien conozco y que estoy seguro, serás una gran reina- Murmuró con aquella sonrisa casi comercial mientras bailaban al compás de la música.

-Para todo lo demás, un buen consorte es de lo más práctico... realmente no pretendo que seas fiel- Susurró con una sonrisa ladina, con lo que cualquiera que los mirara podía creerse por completo que se trataba de dos genuinos amantes.

-Yo tampoco te pediría tanto, mi Lady- Acotó dando un giro más atrevido y subiendo algo de complejidad a la danza. -He visto un par de doncellas que podrían ser de tu interés-

Shizuru guardó silencio, lo cual extrañó a Reito en más de una forma, después de un corto momento se atrevió a contestar la muda pregunta en la faz del moreno. -¿Qué puede ofrecerme otra piel? Yo no sé olvidar la de ella- Confesó y aunque por un microsegundo Reito frunció el ceño, al instante siguiente sonreía como si nada.

-Distracción Shizuru, no es de otra manera... y más aún, hoy- Claro que sabía, algo que su amiga ignoraba, después de todo era su morada y sabía de los acontecimientos.

La pieza estaba a punto de culminar, un par de figuras más en su baile y el Kanzaki se preocupó más de la debida culminación de la ceremonia antes que de responder la inquietud de la Excelsaria, fue así que ligeramente confusa, de pie frente a las personas más renombradas, monarcas y empresarios de toda nacionalidad posible, Shizuru contempló a Reito, quien plantó su rodilla en el marmolado suelo y expuso una preciosa caja, dentro de la cual un hermoso anillo de bodas resaltaba con su estético diseño de tejidos y texturas de flores, con las que coronaba la incrustación de un diamante rosa.

Con gentil cuidado, el príncipe de Carteya posó el anillo en el dedo estimado para tales fines, dando así la ocasión a Shizuru para asentir suavemente, la mayoría supuso que la dama se esmeraba por contener la emoción, no sabían que era una honda tristeza la que se reservaba dentro de sí. El castaño se puso de pie y con su grisácea mirada puesta en la que prontamente sería su esposa, se irguió orgulloso y tomando la ocasión, le plantó un apasionado beso a la castaña, todo en medio de los apabullantes aplausos de la multitud.

Una vez se separaron sonrientes, Shizuru masculló entre dientes. -Eso no hacía parte del acuerdo... Reito-

-Me lo agradecerás en breve Shizuru, así no te vas a sentir como una tonta- Informó el Carteyan con bastante serenidad. -Natsuki es en verdad cruel- Sonrió como si no hubiera dicho nada y Shizuru contuvo con esmeros el fruncir su ceño.

-¡Vivan los futuros Reyes!- Vitoreó uno entre la multitud y a este le siguieron el resto, las felicitaciones no se hicieron esperar, abrazos incluso de personas que la castaña no había visto jamás en su vida. Shizuru observó entre los suyos como su pelinegra amada se acercaba silenciosamente.

-Felicidades...- Natsuki tendió su mano a Shizuru y ella la tomó, como si cerraran un acuerdo de negocios. -Espero que seas feliz... al final es lo único que realmente importa...- Dijo aquello genuinamente, tragó saliva, abrió la boca para decir algo pero nada salió.

-Di...lo, lo que sea que estés pensando- Instó Shizuru sin dejar de mirar esos ojos verdes, no importaba ya la presencia de mil o de uno, cada ocasión junto a Natsuki, la hija de Shion la vivía de una forma tan diferente, era una experiencia especial.

-Te ves hermosa, luces como una reina- Kruger sonrió como si ese momento no las separara un poco más, levantó entre sus dedos la mano en cuyo anular adornaba la prenda del compromiso citado. -Claro que yo habría elegido un rubí... como tus ojos, son gemas demasiado hermosas para pasarlas por alto...- Sonrió confiadamente, encontrándose con un lindo sonrojo en las mejillas de la Fujino. -Pero yo soy yo... simplemente-

-Natsuki es Natsuki, la que no acepta mis súplicas...- Dijo esto más bajo, pero suficientemente audible para las dos.

-Shizuru, el mundo no nos esperó... harías lo necesario por este momento, la paz a la vuelta de la esquina y hoy te apoyo en ello, suelta el pasado ahora, quizás entonces seas dichosa al fin-

-Yo no sé olvidar- Confesó con un dejo de amargura debidamente disimulada en una sonrisa diplomática.

-Llegará el día... en que no será más que un vago recuerdo- La joven Coronel separó al fin su mano de la princesa, hizo una corta venia y otro más que apurado en recibir la atención de la agasajada se puso delante, la castaña miró encima del hombro de su interlocutor como su hermana adoptiva comenzaba a desaparecer entre las gentes, mas adivinó su aguda mirada el cómo una doncella Argoria se atravesó en su camino, sin adivinar del todo lo que pasaba notó cómo la mujer tomaba la mano de Natsuki y le apresuraba a acudir al segundo piso del salón, más que molesta intuyó en ella a la mujer de la que cruelmente la Kruger había hablado durante su baile.

-Será una gran Reina, no tengo de ello la menor duda, Alteza- Le alababa una y otra vez aquel empresario, uno al que el tratado promovido por la princesa le resultaba de lo más conveniente.

Shizuru suspiró, sería una larga velada... mientras la joven Excelsaria atendía a un sin fin de personas con la misma paciencia y elegancia que su futuro esposo, se dieron algunos eventos culturales con manifestaciones artísticas de las otras naciones. Cerca de una hora después, le llegó el turno a los Argorianos, a lo que el mismísimo Rey Tanos hizo la respectiva presentación.

-Atiendan nuestra voz, esta es la historia de un joven de tierras lejanas y la princesa Sherezade, la hermosa hija del Rey Tajaní, mas el amor con extranjeros había sido prohibido por las viejas costumbres y los amantes dolidos se encontraban con la complicidad de la noche...- Tanos sonrió con un dejo de picardía. -Esta canción hoy sellará el enlace de una de mis hijas, con el actual Ventus de Argoria, quien heredará con su esposa, mi corona cuando fallezca, lo cual... por mi edad... será pronto- Rió de buena gana el anciano Lottus y a él le siguieron otros hombres en la sala. -Los años han transcurrido y no me arrepiento de la vida que he vivido, sé que hace 20 años hubiera actuado cegado por la arrogancia negando el valor a quien lo merece, pero incluso un viejo Rey puede aprender y nunca es tarde para cambiar el pensamiento, es por ello, que por primera vez un extranjero ha ganado el derecho a desposar a una de mis hijas... entonces escuchen a los amantes con su canto, como pacto irrompible de su unión- Tanos hizo un ademán con su mano invitando a las bailarinas a tomar su lugar en el centro del salón, fue así que 15 doncellas cubiertas por vaporosos velos tomaron sus posiciones, dejando en medio a una cuyos adornos y belleza resaltaban a la vista, si es que la corona en su frente no revelase su origen real. Mas de aquella mujer etérea no se podía ver el rostro a completitud, una misteriosa abertura a la altura de los ojos delataba el tono dorado propio de la monarquía Argoria por lo cual no adivinaba nadie cuál de las tres hijas de Tanos sería desposada.

El sonido de las alhajas y brazaletes siendo agitadas al viento por las manos de las doncellas rompieron el silencio, iniciaban en los tambores sus rimbombantes sones al rito de la danza Sherezade junto con la caja de sonido y los cascabeles, las cuerdas de las cítaras se estremecían ante los acordes de la pulidas manos de las siervas, cantaron las voces de los flautines juguetonamente, con su cadencioso sonar. -Ohhhhh... hija del rey, como un ángel descendió del cielo, ha llegado cubierta de adornos preciosos y su cabello lleno de flores, ¿Quién podría negar tanta belleza?- Cantó con vibratos la voz grave el propio Tanos, ante la sorpresa general pues desde la muerte de su único hijo varón no había entonado nunca alguna melodía, tan feliz estaba de hallar un esposo para su hija que olvidado el luto de 10 años se rompió.

Se adelantaron los pasos descalzos de las hijas de Argoria, suaves las pisadas sobre las nubes imaginarias de las miradas sorprendidas, apenas cubrían cadenas doradas sus tobillos y velos de rojo color se abrazaban a la piel, arábigos vuelos ascendían hasta las caderas de prodigiosa curvatura. Vientres puros, adornados de gemas preciosas dibujaban senderos de ensueño, agitándose las chaquiras en sus cintos de seda bordada con hilos dorados. El sari lo llevaban envuelto como una falda corta, a la vez era un manto que cruzaba el torso de las mujeres y se amarraba a sus cintos tras cubrir parte de sus espaldas desnudas, solo un tejido de top cubría la parte superior donde los pechos primorosos se agitaban al ritmo de los tambores en medio de la apasionada danza, en su cuello llevaban collares de joyas preciosas y solo una sobre su piel lucía tatuajes nupciales hechos a base de henna.

Se oyeron a coro las voces de las siervas iniciando el relato de la historia de la princesa en honor de la que danzaban, sus manos serpenteaban en las posturas de la diosa Radha. Mientras los ojos de las mujeres se posaban en un grupo de hombres vestidos con pantalones Dothi, camisas largas llamadas Kurta y turbantes azules con bordados plateados, además de espadas en sus cintos de fajín.

Ven a mí... ven a mí...
Ven, ven...
Ven a mí, ven a mí...
Ven conmigo
Ven a mí, ven a mí
Ven junto a mí
Ven a mí, ven...
Ven, ven, ven a mí

La hija de Tanos se situó en el centro de las doncellas dando giros de intrincados pasos y posturas tanto del cuerpo como de las manos, elevando con ello el vuelo de su sari, entonces se alzó una voz tan primorosa y delicada como era de esperarse fuera la de una princesa, narrando a través de una danza Kartha, tan viva como su pasión, mientras arqueaba su cuerpo en la postura servil, con un pie sosteniendo su cuerpo el otro elevando en la posición de la flor de loto, una mano levantada y la otra señalando delicadamente hacia el grupo de hombres, mientras su rostro oculto hablaba mudamente a través de las miradas.

Nacida entre la sal del desierto
Ven, ven, para ser amada por ti
Tú eres la razón de que esté aquí

Iré, iré, aunque no sepa el camino
Lo haré, lo haré, verás cómo lo consigo
Porque sé que mi destino está contigo

Mi piel grita, ¿Dónde estás?
No quiero sentir este frío cruel
Quiero sentirte junto a mí,
Arroparte entre mis siete velos
Puedo hacer tu vida muy feliz
Bajo la luna que nos ilumina
Sólo existo para complacerte

Suspiraron los presentes, las doncellas daban giros enérgicos al son de la caja y los tambores, cuando los hijos de Argoria se adentraron en la danza, igualando a las féminas en sus giros y pasos de sincronizados saltos. Dos reverencias, un giro, se invitaban con las manos al ritmo de la música, con aplausos arriba y abajo, casi rozando el suelo, pasados unos momentos las mujeres se postraron completamente ante sus actorales amantes, apenas una aguardó sola en el centro y sin pareja, no era otra que la princesa... La tonada bajó de ritmo y la hija del Lottus se hizo escuchar con preciosa armonía en su voz vibrante siendo acompañada por apenas un sitar de punzadas cuerdas. Aun sin poder contemplar las facciones de aquel rostro, casi podría adivinarse el dolor de la soledad en aquellos ojos de oro líquido.

Ah... es eso que dicen las estrellas
Es... lo que grita en el firmamento
La magia que desprendes
Me tiene totalmente hipnotizada
Quiero ser tuya hasta que el último astro se apague

No te escondas, no lo guardes ante mí
Sé que tú también sientes así
Lo que yo siento... por ti

Entonces los hombres cantaron los coros y le abrieron paso a uno de vestiduras principescas, en cuyo cinto ostentaba la espada del Rey. La cimitarra del Ventus lucía esplendorosa las gemas de zafiro y jade en la empuñadura de oro y marfil, las vestiduras del príncipe que combinaban dos culturas no dejaron de llamar la atención de los monarcas de las otras naciones quienes no reconocieron al joven a causa de la pintura sobre su cara, pero dudaron al reconocer la cinta que cruzaba su pecho con las insignias militares de un reino en particular.

Iré, iré por ti
Junto a ti llegaré
Iré, iré por ti
Jamás te olvidaré
Allí estaré, iré por ti
Como una sombra seré
Tu amante secreto,
Bella hija del Rey...

Unos iris rubí observaron con encono la situación, ¿Que hacía Natsuki Kruger con aquel turbante en su cabeza, arracadas y el rostro pintado? La piel de por sí pálida estaba cubierta por un polvo blanco, en la barbilla tenía tres líneas verticales de color negro y en medio de estas, dos rayas rojas, los labios resaltan con un tono escarlata, las cejas habían sido alargadas con tintes negro y bordes dorados en la parte superior, los ojos delineados y en su frente el símbolo de un triángulo de oro en cuyo centro había un punto rojo, le exaltaban sobre los demás. Shizuru se mordió los labios en cuanto le vió caminar junto a esa mujer postrada en el suelo, tan devotamente expuesta que... toda calma le abandonó cuando lo imposible ocurrió, la voz que se escuchó entonces no era la de la princesa Argoría si no la de Natsuki con un profundo y ensayado tono grave, nadie diría que no fue un hombre el que cantó.

Venido desde las tierras lejanas del Norte
Estoy aquí solo porque fue el destino conocerte
Sin ti no sabría el sentido de mi existencia
Llenas cada espacio de mi alma y mi vida
Señora de la más dulce fantasía

Iré cruzando las arenas etéreas del tiempo
Con la mirada que sigue tus pasos sobre la tierra
Cuando el viento traiga a mí la brisa salina
Con el aroma a jazmín de tu cuerpo

Aunque el camino sea eterno
Cuando  el sol arde en mi piel
En un oasis detenido de verde y cristal
Al fin te veré, te encontraré.

Una mano le fue tendida a la solitaria mujer para ayudarle a ponerse de pie. La bella Argoria elevó la mirada con profundidad sobre su ‘salvador’, un murmullo se escuchó cuando todos adivinaron que aquel sería su esposo antes de llegar el alba del nuevo día y el heredero a la corona de Argoria. Así la hija de Tanos encontróse con una mirada tan verde como la esmeralda más pura, la piel de aquel fino rostro era más blanca que la sal, vió a su ‘amado’ como la más gloriosa e infinita contemplación. Su mano libre formó un círculo en derredor de su pecho, y aquel mudra delató sin lugar a dudas que aquel era el ‘dueño’ de su corazón.

En esta noche que te estoy saboreando
¿Me preguntas qué es lo que estoy mirando?
El brillo de tus ojos que tanto me gusta

Cantó la princesa no sin deslizar su mano sobre la mejilla de Natsuki aunque sin rozarla. Con delicados movimientos de sus manos y pasos incluso más oníricos, rodeó a su ahora ‘esposo’ con un velo, cubriendo de la vista de todos el beso que le prodigó a sus labios durante breves momentos. Alguien entre la multitud casi pudo hacer sangrar su boca de la mordida que se prodigó para acallar las quejas en su interior, sus puños distantes se cerraron a falta de la posibilidad de intervenir, pues sabía que se ocasionaría un gran conflicto en el caso de musitar alguna palabra, por lo que el príncipe de Carteya pasó su brazo por la cintura de su prometida. -Cuida tus palabras y tus pasos- Susurró cerca de su oído.

-Zoe...- Dijeron con sorpresa y hasta espanto entre murmullos que apagaban los flautines y tambores, pues no era otra que ella, la mujer que había desprendido el velo de su rostro, mostrando al fin en sus bellas facciones la cara conocida de la hija mayor de Tanos. Nao quiso golpearse la frente ante la estupidez de su amiga de la infancia, ¿Como se le ocurría desposar de las tres hijas del Lottus a la única de las 3 que ya había sido desposada antes? Kruger había elegido a una viuda como compañera de vida y estaba segura que algún reproche le vendría después.

No fueron posibles las reclamaciones cuando la pareja en el centro de las otras 14 enlazaba sus manos, con el velo que había cubierto antes aquel gesto privado en el que sus labios hablaron mudamente de quererse, Zoe ató su muñeca con la de su amante como símbolo del enlace de sus almas, sin dejar de mirarse mientras ocupaban aquellos pasos sincronizados. Nuevamente cantó Natsuki con entonación mientras danzaba entre tenues giros y posturas de cabeza, dando en cada paso un acento, una venia, un giro en los sentidos opuestos para volver a unir sus manos a la altura de las muñecas.

Calma ya la agonía de no tenerte
Esta punzante angustia de perderte
Deja que cuando te vean mis ojos
Mis caricias llenen de calor tu frío
Que ansío cubrir tu rostro de sonrojos
Mirando en ti el dulce pudor de mujer
Al amarnos por primera vez.

Deja que te vea con esta adoración
Hermosa mujer morena de perla piel
Sé, no puedo ser de hielo contigo cerca
Y cuando te pregunto qué miras en mí
Tus susurros me consumen por dentro
Ya no puedo esconder esto que siento
Seré más fuerte ya solo por ti.

Con las manos unidas, la de mirada oro pestañeaba seductoramente y entre posturas desvelaba su cuello a la vista del ‘príncipe’, era sin duda el juego de los amantes que se encuentran en la noche para unir sus corazones, una emulación de aquella devota entrega. Zoe rozó su mejilla con la de Natsuki mezclando entonces la pintura en sus rostros. Con una breve pausa la Minari sujetó la mano de la morena y deslizó un brazalete con amarras de cuero, el cual ató firmemente, después besó el envés de la mano del ‘príncipe’ y lentamente comenzó a deslizarse para postrarse con obediencia.

Por fin encontré mi destino
Y la suerte me trajo junto a ti
Sé que esto no puede durar siempre
Pero esta noche soy sólo tuya
Déjate llevar en este momento
Siente en tu propia piel esta magia
Mi único deseo es fundirme contigo

Ah... es eso que dicen las olas
Es... lo que reverbera con el viento
Me está llamando por mi nombre
Me hace bailar al son de estas caricias
Quédate conmigo toda una eternidad

La joven de Excélsior impidió a la argoria postrarse por completo pues sus manos le detuvieron antes de alcanzar el suelo, en un gesto que exponía gratitud e igualdad. Natsuki volvió a entonar la melodía sujetando la cintura de la mujer, a lo que Zoe posó su mano sobre el pecho de la morena, con un pequeño paso y al ritmo de los panderos, cruzaban pasos y movimientos sin apartar sus manos, girando lentamente.

En la danza eterna de la seducción
Allí donde esté seré tu fiel guardián
De día al vernos de soslayo a lo lejos
Oculta tu sonrisa en los vaporosos velos
Y así nadie sepa este dulce secreto.

Por esta noche libérame de la prisión
Te querré con el fuego de mi pasión
Dame olvido a esta cruel vida terrenal
En aquel mundo que tú haces tan real
Llévame a tus dimensiones de ensueño
Para vivir junto a ti un sueño eterno...

La hermosa Zoe, la que era considerada junto a Shizuru Fujino y Mashiro Blan, una de las princesas más bellas, en verdad lo era, ya sin el velo cubriendo su cabeza o su fino rostro, lucía sus largos cabellos de color azabache con preciosas ondas de mar en las puntas, en contraste su piel era de un color caramelo como el más exquisito dulce y sus expresivos ojos dorados eran capaces de hablar un idioma propio, estos oscilaban en la dicha absoluta con solo cruzar en su camino las gemas verdes de su amante, cuyo sonrojo por el canto de su voz, escondía aquel polvo blanco sobre la piel. Kruger y la princesa fueron apartadas la una de la otra de forma dramática como parte del rito, la cobaltina por los otros danzantes y Zoe por sus siervas, las cuales bailaban celebrando el nuevo enlace y lamentando la despedida. Movimientos sincronizados expusieron ante todos la sensualidad de sus caderas, encantando a unos cuantos con el singular serpenteo de cada una de las féminas, las cuales formaron un triángulo con la hija de Tanos a la cabeza, todas se movían como las olas del mar y replicaban en todo sus movimientos, incluso sus miradas.

Así Zoe volvió a cantar en respuesta a su querida Natsuki.

Quiero ser amada
Amada por ti
No quiero nada más
La felicidad es
Complacer tus deseos
Soy tu esclava esta noche

Ah... eso que descansa en mi alma
Es... la dicha de estar contigo
El recuerdo de esta noche
Lo llevaré conmigo en mi pecho
Aunque no nos veamos más
Te seguiré amando así
Quiero conducirte a un sitio
Donde disfrutar contigo siempre
Pero la hora ya nos ha llegado a ambos

Ven a mí, ven a mí...
Ven a mí, ven a mí...

Las manos de los danzantes sostenían teatralmente por los brazos a Natsuki, mientras las doncellas comenzaban a salir de la zona de danza llevándose con ellas a Zoe. Pues aquella escena representaba sin lugar a dudas la despedida de los amantes con la llegada del alba. En cuanto una radiante Zoe llegó junto a su padre y tomó asiento a su lado, los otros hombres liberaron al joven de tierras lejanas.

Oh... vil viento de la mañana
Es... el cruel sol que amanece
Déjame estar un poco más
En esta fantasía sin igual
Con su vientre sobrenatural...

Natsuki sostuvo junto a su pecho el velo con el que Zoe antes había ocultado su rostro, cubrió su beso y ató sus manos como símbolo de su enlace matrimonial. Envolvió la prenda junto al brazalete que ella le entregó e igualmente como parte de la danza, extrajo la cimitarra del Ventus con la cual y fingidamente se enfrentó a los 14 danzantes que antes le retuvieron.

Me queda el rocío de tu piel sobre la mía
Esta memoria se guardará en mi pecho
Con la magia de tu sonrisa de marfil
Y el sonido febril de tu nombre en mí

Sera que mi alma vague en tu busca
Porque te veré otra vez... Zoe...
Volveré una vez más a estar aquí
Es una promesa que selló un beso
Toma la bella flor azul de jardín
Diosa de aroma siempre jazmín...

En aquel juego de espadas tan coreografiado como la trama que contaba su danza, uno a uno los 14 guerreros fueron vencidos. Así Natsuki llegó a la parte del salón en la que se encontraba el rey con sus hijas, Zarai tan bellamente ataviada como Zoe, salvo por el color verde de sus ropas y Mikoto, quien era el último espadachín a enfrentar, vestía muy semejante a la misma Kruger.

Por la eternidad nos habremos de encontrar
Pues quedó escrito en las estrellas
Que siempre serás mi alma gemela
Yo te juro una vez más a tu lado habré de estar
Aunque deba esperar otra vez una eternidad...

Ambas dieron giros e hicieron uso de posturas reales con la espada, incluso hubieron choques de sus cimitarras que llegaron a espantar a algunos, entre ellos Shizuru y Reira, pero tanto Mikoto como Natsuki conocían de sobra la habilidad de la otra y habían ejecutado magistralmente cada ataque, con saltos y giros incluidos, sin que por ello desentonara con la melodía que había continuado subiendo en ritmo y tensión. Hasta la ocasión en la que Mikoto deslizó su espada por la parte baja del costado de la pelinegra de Excélsior sin tocarla realmente, pero dando a entender que ejecutó un ataque mortal. Así, fingidamente y con su último aliento, Kruger se postró a los pies de su amor con una última entonación.

Iré, iré por ti
Junto a ti llegaré
Allí estaré, iré por ti
Jamás te olvidaré...

Cuando se apagó el sonido de la melodía con Natsuki envuelta por los brazos de Zoe y la actuación de su muerte con un velo en el rostro, los aplausos sonoros se extendieron por toda la sala. Tanos se levantó y tomó la palabra una vez el barullo de los asistentes atenuó un poco. -Claramente la historia de Sherezade y el joven extranjero de las tierras del norte no tuvo un dulce final, el rey Tajaní mandó matar a aquel hombre por osar tanto...- Tanos negó con la cabeza y una alegre sonrisa. -He querido darles a saber esta historia como una representación de la capacidad que tenemos todos para superar ciertos arraigos y tradiciones proponiendo unas nuevas, hoy me niego a ver sufrir tal ignominia en mi amada hija Zoe, porque he visto a este hijo de Excélsior enfrentar a la muerte sin ninguna clase de temor y por el amor de mi hija... Esta alma guerrera que venció a mi enemigo, ganó su derecho a participar en la prueba de los 7, y venció en la contienda. Le llamamos Ventus, que significa dueño del valor y la victoria, quien obtuvo para sí el derecho a desposar a una de mis hijas, y eligió a Zoe Minari, la heredera por derecho. Así que hoy ante todos ustedes, celebró y doy a saber el enlace que tuvo lugar en la ceremonia de Luna como es nuestra costumbre, festejemos entonces a estos amantes...- Tanos miró a Natsuki ponerse de pie junto a su hija, tomó el Vermillon de la bandeja que tendía un sirviente, y lo posó en las manos de la joven pelinegra. -Hazle saber al mundo, que Zoe Minari hija del Lottus de Argoria, será de ahora en adelante tu esposa y este lazo se disolverá solo con la muerte o con el repudio de Radha-

Reito apretó la mano de Shizuru con fuerza suficiente para lastimar, evitando así que la castaña importunara el momento en que Natsuki ponía la marca del Vermillon en la frente de Zoe, símbolo definitivo de su unión matrimonial y dado que las dos eran doncellas, la princesa de ojos dorados también puso su huella entre la frente y el nacimiento de la melena cobaltina de Kruger, no sin antes retirar brevemente el turbante de su cabeza.

-Celebremos esta feliz noticia...- Elevó su voz Tanos con un palmoteo de manos que invitaba a los músicos a hacer sonar la música de nuevo, esta vez parejas de todas las naciones se unieron a la danza verdaderamente cautivadora y ardorosa de los Agorias.

Una vez a solas las dos recién casadas, una se atrevió a hablar. -Me cuesta pensar que no sea un sueño...- Musitó Zoe dando un beso a la mejilla de su esposa. -Salut y Bendio-

-Bendio Zoe, te extrañé- Natsuki llevó la mano a la altura de su corazón y ejecutó la postura en honor de Rama, símbolo del sentir honesto.

Zoe ansiaba que la ocasión de marcharse llegase con prontitud, esos labios la condenaban en sueños y pensamientos, esperaba el momento de probarlos más que solo con la ternura que había tenido la ocasión de sentir antes. Pero del mismo modo que Shizuru y Reito habían sido asediados por lamebotas en manada, ellas no pudieron eludir aquel deber, después de las felicitaciones, invitaciones y acuerdos de tantos, llegó el momento en que finalmente pudieron seguir su camino, e ir a presentarse ante los que realmente importaban.

-Deseo que conozcas a mi madre y a mi hermana, al resto de mi familia- Dijo la Kruger antes de poner su brazo en la postura adecuada para que Zoe pudiera sostenerse y caminar a su lado, con la posición y la dignidad de ser su Aram'e o esposa en los términos de los Argoria.

Natsuki tragaba saliva cuanto más próximo se hallaba el lugar donde estaba la realeza de Excélsior. Solo Reira y Shion parecían contentos, el rostro de Shizuru y Reito era de lo más neutro, pero estaba segura que la mirada rubí asesinó a Zoe al menos 10 veces antes de su arribo. Nao, simplemente estaba interesada en las bailarinas cuyas atléticas figuras agradaban bastante a sus ojos mientras tomaba una copa de vino de lo más indiferente.

Reira fue la primera en adelantarse y darle un sentido abrazo a Zoe. -Bienvenida a nuestra familia, es un placer conocerte al fin, Natsuki me ha hablado tanto de ti que en verdad ansiaba verte con mis propios ojos-

Ante semejantes palabras Zoe se sonrojó, realizó una venia ante la reina madre de su Aram'e. -No puedo expresar mi emoción, verlos es maravillarme con otro de los atesorados rostros de mi Aram'e-

-Una madre es feliz, observando como la mujer que escoge una hija o un hijo, no teme expresar su sentir a pesar de lo que puedan pensar otros- Musitó complacida la reina de Excélsior.

-Ella no me esconde, y yo no haré algo tan opuesto a su voluntad...- Aquella expresión fue como un golpe directo al orgullo de Shizuru, quien no escondió una mirada de desdén sobre la Argoria, que por suerte pasó desapercibida.

Tanto Reira como Zoe comenzaron a intercambiar palabras, relatos sobre los acontecimientos ocurridos en el tiempo en que Natsuki yació en Argoria. Shion tan atento como su esposa, escuchaban a la hija de Tanos, quien se expresaba en una forma diferente y algunas veces confusa para ellos, notaban entonces como las creencias de los Argorianos estaban tan profundamente arraigados a ellos, como su propia forma de ser o exponer sus pensamientos. -Mi padre y mis hermanas vendrán en un momento... dan gracias a Raava, por la oportunidad de verlos-

-¿Cómo se conocieron?- Intervino Nao, con algo de curiosidad, Zoe se sonrojó inmediatamente, volvió la vista sobre la Kruger y esta asintió silenciosamente.

-La vi por vez primera, en las dunas de Mattis durante una revuelta de los Busharé de las fronteras del desierto Amaní, supuse que se trataba de uno de los aliados de los traidores, dado que sus ropas no eran de la casa Minari, pero fue toda una sorpresa verle enfrentar a nuestros rivales con una comitiva tan reducida y vencer, era un demonio con la espada, tenía un tino certero, se movía como nadie en el combate, ella hizo temer a nuestros enemigos... una vez calmada la refriega nos ayudó a escapar, ella procuró nuestra seguridad silenciosamente y no tuve más remedio que confiar, estaba a su merced o la de los Busharé y por cuanto no me había matado, era bastante mejor... por suerte Natsuki había acudido allí con el aval de mi abuelo por un acuerdo entre nuestras naciones, claro que para ser sincera...- Una sonrisa divertida se dibujó en los labios de Zoe, mientras acariciaba el envés de la mano de la Kruger. -...no supe que se tratara de una doncella, hasta que se vió forzada a tomar una ducha dos días después en el oasis de Nafur, imaginaran mi espanto cuando comenzó a desnudarse frente a nosotras- Un sonrojo inundó aquel rostro acaramelado, Shizuru levantó una ceja, era odioso que Zoe pareciera tan inocente cuando todos sabían que se trataba de su segundo matrimonio o es que ¿En verdad ella y Natsuki se habían reservado hasta esa ocasión? Absurdo, la princesa Minari no tendría una virtud que cuidar.

-¿Natsuki?- Reira miró de malas maneras a su hija adoptiva, no era propio de una dama pasar tanto tiempo sin algo de cuidado de la higiene personal, Nao por su parte se rió por lo bajo, le venía una buena encima. Shizuru desvió la mirada y procuró hacer como que escuchaba a Reito en su charla sobre aspectos propios de la política.

-Madre, te aseguro que estaba más preocupada de no permitirles perecer por deshidratación que de ducharme, cuando el agua era tan escasa... y no vi inconveniente en que supiera de mi genero, no lo escondo y había jurado protegerla hasta el momento de llevarla ante su abuelo o incluso después, dejarla sola con nuestros perseguidores a las espaldas era arriesgado-

-Reira, sabes como es nuestra hija... muy comprometida con las misiones que se le encomiendan...- Intervino Shion con una sonrisa galante, a fin de cuentas era un historia de amor lo que escuchaban. -¿No se te hace un poco romántico? Allá en la noche, bajo la luz de la luna una dama se exponía tal cual era a otra, en la fuente de un oasis, eso supera y por mucho nuestra primera cita-

-¿Tan prontamente te sentiste atraída Zoe?- Preguntó Reira con ilusión y algo sonrojada por las inapropiadas palabras de su esposo.

-Oh... por Raava.... no, err... si, quiero decir, me pareció una contemplación hermosa pero pronto intuí que tratándose de una doncella solo pensaría sobre ella como una emisaria o una amiga, nada me suponía la suerte de verla en lo próximo-

-Salvo por los cuatro años posteriores...- Acotó Nao, delatando lo evidente... pasó mucho tiempo. -Pero supongo que no sería bueno hacerse de ilusiones-

-Así que terminaste en la zona de la amistad...- Esta vez Reito le dió una palmada en el hombro a Natsuki. -No me lo esperaba-

-Yo no tenía esas intenciones, Kanzaki... solo deseaba protegerlas y mostrar la honestidad de nuestra palabra, Argoria siempre puede contar con Excélsior como su aliado-

-¿Por qué fueron atacadas? No es frecuente que la monarquía de una nación esté expuesta a semejantes peligros...- Esta vez habló Shizuru, intentando apartar la charla de circunstancias pastelosas propias de las bodas y los enamorados, la sola mención de aquellas historias le estaban estrangulando por dentro.

-...a falta del Ventus anterior, Sharam I, la figura del Lottus fue menospreciada debido a sus años, a la vejez... los sacerdotes del templo de Raava nos dieron acogida a mí y a mis hermanas mientras intentábamos llegar al castillo donde leales hombres aún servían a los Minari y estaríamos a salvo, pero ello no fue suficiente para persuadir a Rajir Busharé, líder de los Arenios y primo quinto de mi abuelo, él quería el trono para sí, pero solo lo obtendría con la muerte de la línea de sangre, matándonos a nosotras...-

-Eso suena horrible...- Reira se cubrió la boca sin esconder su espanto, casi parecía un relato de bárbaros, la familia queriendo cortar la vida de la propia sangre.

-Ciertamente fueron momentos angustiosos, si hubiera encontrado el valor de realizar el bajiran, no habría conocido a Natsuki-

-¿El Bajiran?-

-Es un corte en el cuello, en la carótida, una muerte inmediata y se dice que indolora... se autoinflinge para quitarle al enemigo el honor de una victoria completa, a través del suicidio- Explicó Natsuki, sabiendo que la cara de su madre empeoraría, de algún modo Shion se había encargado que la crudeza del mundo no llegara a los oídos de la Reina, por lo que ella era bastante más inocente de lo que se podría decir.

-Válgame dios, tanto así-

-No pasó, madre... de ser, ella no estaría aquí en este momento- La pelinegra se ocupó entonces de calmar a Reira, mientras su mirada se cruzaba con la de Shizuru brevemente.

-Mi vida no tenía tanto valor como la de mis amadas hermanas o la del niño en mi seno, pero si nos apresaran tendrían en su mano la voluntad de mi abuelo para hacer y deshacer a nuestro pueblo, por amor a los hijos de argoria se haría... por suerte, Natsuki llegó antes de que debiese ocupar este rito-

-¿Estabas embarazada? ¿Tienes un hijo?- La inquietud de Shizuru abandonó sus labios sin ninguna clase de filtro, ni decir de su rostro claramente molesto. Ya era bastante decir que fuera una mujer viuda y que su virtud no fuese entregada a Natsuki, pero decir que tuviera hijos con otro hombre ¿Acaso no le corría sangre por las venas a la Kruger?

-Sharam II, es hijo de mi primer esposo, alteza... - Zoe hizo una tenue reverencia, deseando apagar la flama de la ira en los ojos de su cuñada. -No tiene valor la mujer que niega a un hijo por la conveniencia y yo jamás escondí esta verdad a Natsuki, nos conocimos cuando yo tenía 4 meses de embarazo, ella estuvo a cada paso y sostuvo mi mano durante el alumbramiento... ella conoce cada secreto de mí-

-Un pequeño niño, cuya vida he velado y salvaguardado como si fuera mío... en mis términos, Sharam II, es mi hijo y lo es ahora a la vista de toda Argoria, gracias a mi matrimonio con Zoe- El ceño fruncido de Natsuki los heló a todos. -Reira, ¿No podrías entender cuando tú me recibiste amorosa a pesar de ser la hija de otra mujer?-

-Solo me enorgullece, la honorable persona en la que te convertiste...- Reira le dió un beso a su hija adoptiva y miró gentilmente a Zoe, -...no importa si es tu segundo matrimonio Zoe, ni será visto con desdén el niño, porque como madre y como mujer te entiendo completamente-

-Los dioses me bendicen con su comprensión- Inclinó la cabeza con humildad y la mirada cristalina, es el corazón de una madre tan frágil cuando es de su progenie de la que se habla.

-En nuestra cultura, una mujer se guarda a sí misma para la persona que será su esposo... no está bien visto que mi hermana sea, un pobre reemplazo del marido que has perdido-

-¡Shizuru!- Se oyó la voz llena de reproche de la madre de la castaña.

-Debí callar eso, pero no considero que seas digna de Natsuki... perdona mi honestidad, alteza- La castaña no lo soportó más, simplemente se dió la media vuelta y se encaminó lejos de la gente, necesitaba un poco de aire fresco para apagar el fuego ardoroso de la ira en su interior.

Temerosa por la seguridad de la princesa que se exponía a los exteriores de la casa de la rosa, Natsuki no tuvo más remedio que acudir tras ella, dejando atrás un tenso silencio.

-Oh, princesa... perdone las indiscretas palabras de mi hija, no la reconozco... comprenda por favor que son sus celos de hermana sobreprotectora los que la traicionan y tratándose de Natsuki... su pequeña hermana-

-Lo comprendo, la realidad es que muchas personas opinan igual que ella y a la par se cuestionan el género de mi Aram'e, es algo que esperábamos... aunque supuse que lady Shizuru, tendría una reacción diferente- Zoe no comprendía porque la castaña la miraba con tanto desdén, ¿Tendría que mostrarle el valor de sus sentimientos para cambiar aquella expresión?

-No tengan las caras largas, Salut y Bendio, querido Shion... celebremos y bebamos, es una boda no un funeral- Llegó Tanos con un gran talante, sonriendo y con la copa en la mano, tras él un gran número de siervas comenzaron a ofrecer bebidas a los reyes y sus acompañantes.

.
.
.

-Shizuru...- La llamaba por su nombre, siguiendo sus pasos presurosamente en medio del entramado laberíntico del jardín de la casa mayor de los carteyanes, aunque sin perder de vista los riesgos y con Sayers vigilando el perímetro desde las sombras. -No es posible que estés tan enfadada, trataste de forma indignante a Zoe...- Natsuki se alegró de sus buenos reflejos, pues evitó atropellar a Shizuru por poco tras su abrupto detenimiento.

Se dió la vuelta para confrontarla con una expresión molesta, deseando dejar fluir todo su enfado en su tono de voz. -¿No pudiste elegir a Zarai o a Mikoto Minari? Tenías que elegir por descarte  a una mujer que claramente no ha llegado pura a ti, que es viuda y con un hijo... ¿Acaso intentas humillarme?- Intentaba en vano la castaña princesa de Excélsior evadir a su perseguidora.

-Eso no me interesa- La joven militar negó con la cabeza. -Shizuru yo no podría exigirle a Zoe, lo que yo no puedo dar... de sobra sabes tú que yo tampoco he llegado pura a este momento-

-Pero no tienen que saberlo todos, fuimos lo suficientemente discretas al respecto- Y no mentía, nadie se atrevería jamás a poner en tela de juicio su castidad, después de todo nunca estaba en presencia de hombres por mucho tiempo y cuidó cada detalle en sus encuentros juveniles.

-Eso no importa...- ¿Cómo hacerle entender que todas las cosas de las que hablaba no significaban nada en ese momento?

-Entonces ¿Qué importa ahora?- Cuestionó con expresión dolida la castaña.

-Tengo lo que quería... ¿Es tan difícil de entender?- Preguntó con mirada dolida, no esperaba su alegría ni su celebración, pero sí una pizca de la diplomacia que despilfarraba en tantos idiotas.

-¿Y qué querías Natsuki?- La miró con una cruda intensidad, como si quisiera desnudar su alma y no consensuadamente.

Quiso callarse aquellos pensamientos, pero cuanto más la miraba más sabía que no podría esconderlo, era una pesada losa en sus hombros. Así que lo dijo, no... lo gritó. -¡Una esposa! Un hijo o hija aun si su sangre no era la mía... quería lo que cualquier persona, una familia- Suspiró al final derrotada, como buscando el decoro que la situación requería. -La soñé contigo, pero he aprendido en la crudeza de las muchas ignominias que he visto, que los sueños solo son eso y la vida hay que tomarla entre las manos- Cerró sus puños mostrandole a Shizuru el brazalete de bodas. -No he querido ser tu oscuro secreto siempre-

-Yo pude darte todo eso, si hubieses sido un poco más paciente...- Insistía la princesa de Excélsior.

-¿Querías que tuviera 40 o 50 para empezar a vivir? El tiempo no se detiene Shizuru, vives cada momento presente pensando en el futuro que puede desmoronarse en un segundo y yo... no “no tengo tiempo”- Desvió la mirada sobre el suelo, apretando entre sus labios la verdad. ¿Para que herirla más? ¿Qué sentido tenía decirlo ya?

-Quería que me dieras un año, tenía planeado recibir la corona de mi padre...- Shizuru sostuvo la portentosa barbilla entre sus dedos, para obligar a la morena a verse a los ojos. -una vez cedida, tendría la libertad de elegir mi camino, te escribí mil cartas que no leiste explicándote cada detalle aunque cada una de ellas fuera severamente comprometedora para mí, pero no te tomaste la molestia de leer o de presentarte ese día, enviaste a tus lacayos para darme una caja y una foto manchada con tu sangre seca, como si quisieras torturarme cada momento después de ese día-

-Nina no es ningún lacayo, confío plenamente en ella, sin la más mínima duda- La punzante culpa, la sensación de haber fallado en protegerla, ese extraño sentimiento cada ocasión que tenía la oportunidad de mirarla a los ojos. -¿Entiendes?-

-Perdona si no la recuerdo con agradecimiento, ha sido un horrible momento-

-Te entiendo, no me sentí mejor cuando vi esa misma foto...-

-Y quien te remitió tan nociva noticia...-

-Nuestro amado padre, el Rey...- No escondió un dejo de ironía.

-Entonces le dejaste manipular nuestras vidas por segunda vez...- Cuestionó molesta la de mirar rubí. Aunque de fondo deseaba vengarse de Shion por sus inoportunas intervenciones, ¿Tanto le interesaba que se enlazara con Reito?

-No le concedí nada, hay cosas que no comprenderías jamás...-

-Si no lo dices ¿Como saberlo...?-

-Es peligroso para ti, estar cerca de mí... estoy siendo egoista con Zoe y con Sharam, con todos los Minari juntos, pero ellos conocen los riesgos y quieren ayudar- ¿Cómo decirle que era su sangre el más peligroso veneno para el mundo?

-Eso solo es... más confuso- Buscó más allá, en los ojos que sabía leer, y notó la realidad... la intención verdadera de la joven militar. -... y no tienes la intención de decirmelo- Susurraron los labios carmines.

-Lo sé y es verdad, no te lo diré- No pudo negarlo la pelinegra de glaucos ojos.

Shizuru comprendió que algunas veces es mejor quedarse con las simples sospechas, algunas certezas son sin lugar a dudas, dolorosas como nada en el mundo. -¿Permanecerás con el rostro pintado toda la noche?- Cuestionó antes de apresurar disimuladamente su andar.

-Prefieres no saber la respuesta...-

-Alguna tradición desconocida, seguramente- Musitó fríamente, casi olvidaba que Natsuki acudiría al lecho de Zoe esa noche, si es que no lo había hecho ya. Se sintió verdaderamente tonta por ello.

-Esto pasará, Shizuru... llegará el momento en que no significará nada- Musitó Natsuki siguiéndole el paso a la castaña.

-Subestimas completamente mis sentimientos, Natsuki-

-No, el tiempo... lo cambia todo “La sensación de la muerte a mis espaldas y contar cada minuto de mi vida sin tener la certeza de tener el próximo” ¿Cómo no lo sabría?-

-No me dejarás sola, ¿Verdad?-

-Te pones en riesgo cada momento así y sabes cuanto me atormenta la idea de que algo malo te pase- No importaba qué problemas tuvieran, seguía importando y mucho.

-Cuando dices esas cosas, con esa expresión en tu rostro... tercamente vuelvo a pensar que me quieres todavía, luego recuerdo que tú te casaste primero que yo con alguien más y siento una espina orgullosa que ansía no suplicarte nunca más... pero no sé, porque nos hicimos esto, cada vez más y más distantes- Acercó su mano sobre la mejilla de la pelinegra y la caricia corrió el polvo hasta desdibujar algunas de las líneas en la cara de Natsuki, acercó su rostro mirando directamente en los ojos de su ‘hermana’ con todos los sentimientos que contenía.

La firme mano de la Kruger retuvo su muñeca, y apartó el rostro. -Si estamos apartadas es más fácil olvidar, lo sabes-

-Y tú olvidaste en estos 4 años... entiendo- Afirmó desencantada, antes de intentar huir nuevamente.

-¿A dónde vas?- ¿Escaparía de ella toda la noche?

-A un lugar seguro dentro del edificio para que puedas dejarme sola- Pero su voz estaba rota.

-Shizuru no.... argg... no llores por favor, sabes que me rompe el corazón- Casi corría tras ella.

-Entonces mira a otra parte...- Respondía tercamente.

-¡Shizuru!- Ni siquiera pudo alcanzarla o sujetar su mano, cuando el latido de su corazón quiso detenerse, se llevó la mano al pecho y se sostuvo de lo que tuvo a su alcance, siendo una escultura un regalo oportuno de la providencia.

La castaña princesa de Excélsior no se percató de aquella circunstancia, pero sí lo hizo quien en busca de su amante había llegado al jardín.

Zoe Minari corrió en la dirección de la castaña. -¡Natsuki!-

La mirada escarlata no comprendió las circunstancias, hasta que al mirar atrás, vió a su amada pelinegra mantenerse en pie por alguna gracia divina, con lo que se antojaba un dolor apenas expuesto por una mueca en su faz y un sudor frío formándose en su frente. Sin entender lo que pasaba no tuvo ni la ocasión de tender su mano, cuando Zoe aparecía frente a la pelinegra ofreciendo sus brazos como soporte. Apreció entonces que sin temor alguno, Natsuki se apoyó en la Argoria dejándose caer hasta reposar en el suelo. Como si ni siquiera estuviera allí se sintió tan fuera de sitio mientras la princesa mayor susurraba palabras dulces al oído de su esposa, dándole a saber que no sería por mucho tiempo su agonía. -Zagar, Aknia...- Llamó con voz firme a sus custodias. -El vial... ¡Pronto!- Las dos mujeres se miraron y la que era llamada Zagar levantó su Sadi, revelando entre su falda y su pantalón, un cinto con un bolso pequeño, Aknia con raudos movimientos, deshizo las amarras y abrió el contenedor, develando un inyector dérmico con un contenido cristalino.

Reaccionando por fin se arrodilló junto a la mujer de piel broncínea. -¿Qué le pasa?- Sostuvo la mano izquierda de Natsuki para hacerle saber que estaba allí y su enojo se había esfumado en medio de aquella repentina angustia.

Zoe abrió los labios para pronunciar palabra, pero sintió el agarre de la Kruger en su falda. Cerró los labios y bajó la mirada sobre su amante, quien seguramente perdería la consciencia pronto. Shizuru observó que la mujer la ignoraba mientras desprendía el fajín de la pelinegra para exponer el vientre gloriosamente definido de la menor, por los dioses, casi olvidaba la vista preciosa de las formas de Natsuki. Sin asomos de duda, la Minari inyectó la sustancia con un golpe seco en el costado, lo cual le devolvió el aire a la morena, acto seguido, Zagar tendió un ungüento a su joven ama, la cual lo empleó para proteger los piquetes de la inyección en la piel de su amada. Aún sin responder a Shizuru, ordenó a Aknia. -Trae a los Arcaid, requiero su ayuda para llevar a mi Aram'e a su lecho, es necesario su reposo-

Tomando la ocasión del tiempo abierto por la búsqueda de los sirvientes de Zoe, Shizuru tomó la muñeca de la Minari. -Dime qué le pasa a mi Natsuki-

-No puede una esposa develar los secretos de su Aram'e ni porque la vida perdiera por ello, y que no daría por ella, Alteza... que me ha devuelto a la vida y ha salvado a mi pueblo, a mi familia- Casi suplicaba su comprensión.

-Ella es mi todo... si no lo dices, yo encontraré el modo de saber- La determinación en sus ojos tan hipnotizantes como los de un encantador de serpientes erizó la piel de Zoe, más esta insistió.

-Que sea por sus labios y no los míos, que no sabría herir su corazón con una traición- Con su mano cubrió la mitad de su rostro e inclinó la cabeza, era un símbolo de honesto sentir. -Por ello me disculpo ante usted- Se puso de pie, llegaron dos hombres fornidos que levantaron a Kruger en una camilla tan adornada como el trono movible de un rey, atrás venían otros cinco arcaid cuyas manos se miraban siempre próximas a sus espadas o sus cintos armados. -Lleven a su alteza a lugar seguro o velen su camino con sus vidas, su Ventus no desearía otra cosa-

-Vivimos para servir- Dijeron los hombres y tres de los cinco se hicieron a la espalda de la castaña quien se esmeraba por no perder los estribos, al ver a sus padres mirar desde la distancia, junto a un grupo numeroso de sus invitados.

-Me apena que sea tan breve el tiempo, Bendio... Shizuru- Dicho esto, Zoe se fue con su séquito y una Natsuki inconsciente.


Ante las nuevas circunstancias que se le presentaban, la Excelsaria princesa comprendió dos cosas. La primera y más preocupante de todas, lo que fuera que hubiera hecho desplomar a  Natsuki no podía ser nada bueno, tenía que saber, pero era algo que un grupo reducido de personas conocía, eran los Minari los depositarios de sus secretos y eso había dolido lo suficiente para sentirse como un golpe de gracia. En segundo lugar, había subestimado a Zoe Minari pues de las tres hijas del rey, ella era la más experimentada y podía transmitir emociones tan intensas a cualquiera con su sola mirada, era una seductora sin lugar a dudas y su aparente pasividad le parecía un buen motivo para desconfiar, era hermosa y una gran actriz seguro, así que sería una rival difícil de vencer.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Cristalsif - Derechos Reservados
© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...