Cuando
Hablan Las Miradas
Capítulo
4
La
Danza Sherezade
Llegó
ese momento, podía escuchar sus propios latidos, mientras caminaba de la mano
del hombre que se proclamaría el dueño y señor de su vida, de su amor, sin que
fuera esa la verdad. No flaqueó a pesar de dirigirse a su propio funeral, pues
no sentiría de otro modo aquella cuerda ceñida a su cuello, o dicho en los
términos materiales de la ocasión, ese anillo que prendaría a su anular
estrangulando su corazón. Buscó con su mirada rubí el lugar donde estaba
situada su familia, apreció con un poco de molestia como Natsuki se alejaba de
la mesa aparentemente ocupada con un teléfono satelital, si el mundo gustaba
probar el alcance de su paciencia, estaba segura que encontraba los momentos
menos oportunos.
-Sea
entonces la danza del cisne, entre el príncipe Reito Kanzaki de Carteya y la
bellísima Princesa de Excélsior, Shizuru Fujino- El narrador no era otro que el
hermano menor de Reito, Sora Kanzaki quien con voz profunda y varonil explicaba
a los asistentes el significado de aquella práctica. -Se dice que al principio,
cuando Carteya todavía no era una nación y estaba dividida en feudos mayormente
propiedad en dos clanes rivales, se propició para la conciliación una fiesta a
la cual asistieron la bella Ariadne L'Fleur y el valiente Souta Kanzaki,
habiendo disputado en lados opuestos y sin una seña conocida del otro, los dos
jóvenes herederos tuvieron ocasión de conocerse sin el peso de sus apellidos a
cuestas, un hermoso sentimiento nació entre danzas, festejos y encuentros
posteriores... así que para cuando los hijos de aquellas familias rivales
supieron del motivo de la discordia, ya era demasiado tarde, el amor había
vencido... así que hace ya 300 años, ambos herederos danzaron para toda su
gente poco antes de pactar el voto de su compromiso y desde entonces todos los
reyes y reinas Carteyanes, han repetido esta valiosa tradición a la espera de
que la misma felicidad y prosperidad les aguarde en su futuro reinado- Sora
guardó silencio y con un ademán indicó al director de aquella orquesta, dar
inicio al vals del Cisne.
Ambos
se detuvieron, Shizuru pudo mirar a su amigo a los ojos y notar su gentil
comprensión, sintió culpa por un momento, no solo ella se estaba arrastrando a
un matrimonio sin amor, Reito caminaba el mismo sendero a su lado, si alguna
vez amara o si tal vez ya estuviera enamorado de otra mujer, no podría
ofrecerle el honor de ser la primera para él ante el mundo. -Estás seguro
¿Reito?-
-No
temas, el cuento que relató Sora no es más que una historia idílica que se le
dice a los niños pequeños en Carteya, siempre he sabido que una vez naces con
el privilegio de la corona no tienes la libertad de escoger por amor, así que
es un privilegio que seas tú, alguien a quien conozco y que estoy seguro, serás
una gran reina- Murmuró con aquella sonrisa casi comercial mientras bailaban al
compás de la música.
-Para
todo lo demás, un buen consorte es de lo más práctico... realmente no pretendo
que seas fiel- Susurró con una sonrisa ladina, con lo que cualquiera que los
mirara podía creerse por completo que se trataba de dos genuinos amantes.
-Yo
tampoco te pediría tanto, mi Lady- Acotó dando un giro más atrevido y subiendo
algo de complejidad a la danza. -He visto un par de doncellas que podrían ser de
tu interés-
Shizuru
guardó silencio, lo cual extrañó a Reito en más de una forma, después de un
corto momento se atrevió a contestar la muda pregunta en la faz del moreno.
-¿Qué puede ofrecerme otra piel? Yo no sé olvidar la de ella- Confesó y aunque
por un microsegundo Reito frunció el ceño, al instante siguiente sonreía como
si nada.
-Distracción
Shizuru, no es de otra manera... y más aún, hoy- Claro que sabía, algo que su
amiga ignoraba, después de todo era su morada y sabía de los acontecimientos.
La
pieza estaba a punto de culminar, un par de figuras más en su baile y el
Kanzaki se preocupó más de la debida culminación de la ceremonia antes que de
responder la inquietud de la Excelsaria, fue así que ligeramente confusa, de
pie frente a las personas más renombradas, monarcas y empresarios de toda
nacionalidad posible, Shizuru contempló a Reito, quien plantó su rodilla en el
marmolado suelo y expuso una preciosa caja, dentro de la cual un hermoso anillo
de bodas resaltaba con su estético diseño de tejidos y texturas de flores, con
las que coronaba la incrustación de un diamante rosa.
Con
gentil cuidado, el príncipe de Carteya posó el anillo en el dedo estimado para
tales fines, dando así la ocasión a Shizuru para asentir suavemente, la mayoría
supuso que la dama se esmeraba por contener la emoción, no sabían que era una
honda tristeza la que se reservaba dentro de sí. El castaño se puso de pie y
con su grisácea mirada puesta en la que prontamente sería su esposa, se irguió
orgulloso y tomando la ocasión, le plantó un apasionado beso a la castaña, todo
en medio de los apabullantes aplausos de la multitud.
Una
vez se separaron sonrientes, Shizuru masculló entre dientes. -Eso no hacía
parte del acuerdo... Reito-
-Me
lo agradecerás en breve Shizuru, así no te vas a sentir como una tonta- Informó
el Carteyan con bastante serenidad. -Natsuki es en verdad cruel- Sonrió como si
no hubiera dicho nada y Shizuru contuvo con esmeros el fruncir su ceño.
-¡Vivan
los futuros Reyes!- Vitoreó uno entre la multitud y a este le siguieron el
resto, las felicitaciones no se hicieron esperar, abrazos incluso de personas
que la castaña no había visto jamás en su vida. Shizuru observó entre los suyos
como su pelinegra amada se acercaba silenciosamente.
-Felicidades...-
Natsuki tendió su mano a Shizuru y ella la tomó, como si cerraran un acuerdo de
negocios. -Espero que seas feliz... al final es lo único que realmente
importa...- Dijo aquello genuinamente, tragó saliva, abrió la boca para decir
algo pero nada salió.
-Di...lo,
lo que sea que estés pensando- Instó Shizuru sin dejar de mirar esos ojos
verdes, no importaba ya la presencia de mil o de uno, cada ocasión junto a
Natsuki, la hija de Shion la vivía de una forma tan diferente, era una
experiencia especial.
-Te
ves hermosa, luces como una reina- Kruger sonrió como si ese momento no las
separara un poco más, levantó entre sus dedos la mano en cuyo anular adornaba
la prenda del compromiso citado. -Claro que yo habría elegido un rubí... como
tus ojos, son gemas demasiado hermosas para pasarlas por alto...- Sonrió
confiadamente, encontrándose con un lindo sonrojo en las mejillas de la Fujino.
-Pero yo soy yo... simplemente-
-Natsuki
es Natsuki, la que no acepta mis súplicas...- Dijo esto más bajo, pero
suficientemente audible para las dos.
-Shizuru,
el mundo no nos esperó... harías lo necesario por este momento, la paz a la
vuelta de la esquina y hoy te apoyo en ello, suelta el pasado ahora, quizás
entonces seas dichosa al fin-
-Yo
no sé olvidar- Confesó con un dejo de amargura debidamente disimulada en una
sonrisa diplomática.
-Llegará
el día... en que no será más que un vago recuerdo- La joven Coronel separó al
fin su mano de la princesa, hizo una corta venia y otro más que apurado en
recibir la atención de la agasajada se puso delante, la castaña miró encima del
hombro de su interlocutor como su hermana adoptiva comenzaba a desaparecer
entre las gentes, mas adivinó su aguda mirada el cómo una doncella Argoria se
atravesó en su camino, sin adivinar del todo lo que pasaba notó cómo la mujer
tomaba la mano de Natsuki y le apresuraba a acudir al segundo piso del salón,
más que molesta intuyó en ella a la mujer de la que cruelmente la Kruger había
hablado durante su baile.
-Será
una gran Reina, no tengo de ello la menor duda, Alteza- Le alababa una y otra
vez aquel empresario, uno al que el tratado promovido por la princesa le
resultaba de lo más conveniente.
Shizuru
suspiró, sería una larga velada... mientras la joven Excelsaria atendía a un
sin fin de personas con la misma paciencia y elegancia que su futuro esposo, se
dieron algunos eventos culturales con manifestaciones artísticas de las otras
naciones. Cerca de una hora después, le llegó el turno a los Argorianos, a lo
que el mismísimo Rey Tanos hizo la respectiva presentación.
-Atiendan
nuestra voz, esta es la historia de un joven de tierras lejanas y la princesa
Sherezade, la hermosa hija del Rey Tajaní, mas el amor con extranjeros había
sido prohibido por las viejas costumbres y los amantes dolidos se encontraban
con la complicidad de la noche...- Tanos sonrió con un dejo de picardía. -Esta
canción hoy sellará el enlace de una de mis hijas, con el actual Ventus de
Argoria, quien heredará con su esposa, mi corona cuando fallezca, lo cual...
por mi edad... será pronto- Rió de buena gana el anciano Lottus y a él le
siguieron otros hombres en la sala. -Los años han transcurrido y no me
arrepiento de la vida que he vivido, sé que hace 20 años hubiera actuado cegado
por la arrogancia negando el valor a quien lo merece, pero incluso un viejo Rey
puede aprender y nunca es tarde para cambiar el pensamiento, es por ello, que
por primera vez un extranjero ha ganado el derecho a desposar a una de mis
hijas... entonces escuchen a los amantes con su canto, como pacto irrompible de
su unión- Tanos hizo un ademán con su mano invitando a las bailarinas a tomar
su lugar en el centro del salón, fue así que 15 doncellas cubiertas por
vaporosos velos tomaron sus posiciones, dejando en medio a una cuyos adornos y
belleza resaltaban a la vista, si es que la corona en su frente no revelase su
origen real. Mas de aquella mujer etérea no se podía ver el rostro a
completitud, una misteriosa abertura a la altura de los ojos delataba el tono
dorado propio de la monarquía Argoria por lo cual no adivinaba nadie cuál de
las tres hijas de Tanos sería desposada.
El
sonido de las alhajas y brazaletes siendo agitadas al viento por las manos de
las doncellas rompieron el silencio, iniciaban en los tambores sus rimbombantes
sones al rito de la danza Sherezade junto con la caja de sonido y los
cascabeles, las cuerdas de las cítaras se estremecían ante los acordes de la
pulidas manos de las siervas, cantaron las voces de los flautines
juguetonamente, con su cadencioso sonar. -Ohhhhh... hija del rey, como un ángel
descendió del cielo, ha llegado cubierta de adornos preciosos y su cabello
lleno de flores, ¿Quién podría negar tanta belleza?- Cantó con vibratos la voz
grave el propio Tanos, ante la sorpresa general pues desde la muerte de su
único hijo varón no había entonado nunca alguna melodía, tan feliz estaba de
hallar un esposo para su hija que olvidado el luto de 10 años se rompió.
Se
adelantaron los pasos descalzos de las hijas de Argoria, suaves las pisadas
sobre las nubes imaginarias de las miradas sorprendidas, apenas cubrían cadenas
doradas sus tobillos y velos de rojo color se abrazaban a la piel, arábigos
vuelos ascendían hasta las caderas de prodigiosa curvatura. Vientres puros,
adornados de gemas preciosas dibujaban senderos de ensueño, agitándose las chaquiras
en sus cintos de seda bordada con hilos dorados. El sari lo llevaban envuelto
como una falda corta, a la vez era un manto que cruzaba el torso de las mujeres
y se amarraba a sus cintos tras cubrir parte de sus espaldas desnudas, solo un
tejido de top cubría la parte superior donde los pechos primorosos se agitaban
al ritmo de los tambores en medio de la apasionada danza, en su cuello llevaban
collares de joyas preciosas y solo una sobre su piel lucía tatuajes nupciales
hechos a base de henna.
Se
oyeron a coro las voces de las siervas iniciando el relato de la historia de la
princesa en honor de la que danzaban, sus manos serpenteaban en las posturas de
la diosa Radha. Mientras los ojos de las mujeres se posaban en un grupo de
hombres vestidos con pantalones Dothi, camisas largas llamadas Kurta y
turbantes azules con bordados plateados, además de espadas en sus cintos de
fajín.
Ven a mí... ven a mí...
Ven, ven...
Ven a mí, ven a mí...
Ven conmigo
Ven a mí, ven a mí
Ven junto a mí
Ven a mí, ven...
Ven, ven, ven a mí
La
hija de Tanos se situó en el centro de las doncellas dando giros de intrincados
pasos y posturas tanto del cuerpo como de las manos, elevando con ello el vuelo
de su sari, entonces se alzó una voz tan primorosa y delicada como era de
esperarse fuera la de una princesa, narrando a través de una danza Kartha, tan
viva como su pasión, mientras arqueaba su cuerpo en la postura servil, con un
pie sosteniendo su cuerpo el otro elevando en la posición de la flor de loto,
una mano levantada y la otra señalando delicadamente hacia el grupo de hombres,
mientras su rostro oculto hablaba mudamente a través de las miradas.
Nacida entre la sal del desierto
Ven, ven, para ser amada por ti
Tú eres la razón de que esté aquí
Iré, iré, aunque no sepa el camino
Lo haré, lo haré, verás cómo lo consigo
Porque sé que mi destino está contigo
Mi piel grita, ¿Dónde estás?
No quiero sentir este frío cruel
Quiero sentirte junto a mí,
Arroparte entre mis siete velos
Puedo hacer tu vida muy feliz
Bajo la luna que nos ilumina
Sólo existo para complacerte
Suspiraron
los presentes, las doncellas daban giros enérgicos al son de la caja y los
tambores, cuando los hijos de Argoria se adentraron en la danza, igualando a
las féminas en sus giros y pasos de sincronizados saltos. Dos reverencias, un
giro, se invitaban con las manos al ritmo de la música, con aplausos arriba y
abajo, casi rozando el suelo, pasados unos momentos las mujeres se postraron
completamente ante sus actorales amantes, apenas una aguardó sola en el centro
y sin pareja, no era otra que la princesa... La tonada bajó de ritmo y la hija
del Lottus se hizo escuchar con preciosa armonía en su voz vibrante siendo
acompañada por apenas un sitar de punzadas cuerdas. Aun sin poder contemplar
las facciones de aquel rostro, casi podría adivinarse el dolor de la soledad en
aquellos ojos de oro líquido.
Ah... es eso que dicen las estrellas
Es... lo que grita en el firmamento
La magia que desprendes
Me tiene totalmente hipnotizada
Quiero ser tuya hasta que el último
astro se apague
No te escondas, no lo guardes ante mí
Sé que tú también sientes así
Lo que yo siento... por ti
Entonces
los hombres cantaron los coros y le abrieron paso a uno de vestiduras
principescas, en cuyo cinto ostentaba la espada del Rey. La cimitarra del
Ventus lucía esplendorosa las gemas de zafiro y jade en la empuñadura de oro y
marfil, las vestiduras del príncipe que combinaban dos culturas no dejaron de
llamar la atención de los monarcas de las otras naciones quienes no
reconocieron al joven a causa de la pintura sobre su cara, pero dudaron al
reconocer la cinta que cruzaba su pecho con las insignias militares de un reino
en particular.
Iré, iré por ti
Junto a ti llegaré
Iré, iré por ti
Jamás te olvidaré
Allí estaré, iré por ti
Como una sombra seré
Tu amante secreto,
Bella hija del Rey...
Unos
iris rubí observaron con encono la situación, ¿Que hacía Natsuki Kruger con
aquel turbante en su cabeza, arracadas y el rostro pintado? La piel de por sí
pálida estaba cubierta por un polvo blanco, en la barbilla tenía tres líneas
verticales de color negro y en medio de estas, dos rayas rojas, los labios
resaltan con un tono escarlata, las cejas habían sido alargadas con tintes
negro y bordes dorados en la parte superior, los ojos delineados y en su frente
el símbolo de un triángulo de oro en cuyo centro había un punto rojo, le
exaltaban sobre los demás. Shizuru se mordió los labios en cuanto le vió
caminar junto a esa mujer postrada en el suelo, tan devotamente expuesta que...
toda calma le abandonó cuando lo imposible ocurrió, la voz que se escuchó
entonces no era la de la princesa Argoría si no la de Natsuki con un profundo y
ensayado tono grave, nadie diría que no fue un hombre el que cantó.
Venido desde las tierras lejanas del
Norte
Estoy aquí solo porque fue el destino
conocerte
Sin ti no sabría el sentido de mi
existencia
Llenas cada espacio de mi alma y mi
vida
Señora de la más dulce fantasía
Iré cruzando las arenas etéreas del
tiempo
Con la mirada que sigue tus pasos sobre
la tierra
Cuando el viento traiga a mí la brisa
salina
Con el aroma a jazmín de tu cuerpo
Aunque el camino sea eterno
Cuando
el sol arde en mi piel
En un oasis detenido de verde y cristal
Al fin te veré, te encontraré.
Una
mano le fue tendida a la solitaria mujer para ayudarle a ponerse de pie. La
bella Argoria elevó la mirada con profundidad sobre su ‘salvador’, un murmullo
se escuchó cuando todos adivinaron que aquel sería su esposo antes de llegar el
alba del nuevo día y el heredero a la corona de Argoria. Así la hija de Tanos
encontróse con una mirada tan verde como la esmeralda más pura, la piel de
aquel fino rostro era más blanca que la sal, vió a su ‘amado’ como la más
gloriosa e infinita contemplación. Su mano libre formó un círculo en derredor
de su pecho, y aquel mudra delató sin lugar a dudas que aquel era el ‘dueño’ de
su corazón.
En esta noche que te estoy saboreando
¿Me preguntas qué es lo que estoy
mirando?
El brillo de tus ojos que tanto me
gusta
Cantó
la princesa no sin deslizar su mano sobre la mejilla de Natsuki aunque sin
rozarla. Con delicados movimientos de sus manos y pasos incluso más oníricos,
rodeó a su ahora ‘esposo’ con un velo, cubriendo de la vista de todos el beso
que le prodigó a sus labios durante breves momentos. Alguien entre la multitud
casi pudo hacer sangrar su boca de la mordida que se prodigó para acallar las
quejas en su interior, sus puños distantes se cerraron a falta de la
posibilidad de intervenir, pues sabía que se ocasionaría un gran conflicto en
el caso de musitar alguna palabra, por lo que el príncipe de Carteya pasó su
brazo por la cintura de su prometida. -Cuida tus palabras y tus pasos- Susurró
cerca de su oído.
-Zoe...-
Dijeron con sorpresa y hasta espanto entre murmullos que apagaban los flautines
y tambores, pues no era otra que ella, la mujer que había desprendido el velo
de su rostro, mostrando al fin en sus bellas facciones la cara conocida de la
hija mayor de Tanos. Nao quiso golpearse la frente ante la estupidez de su
amiga de la infancia, ¿Como se le ocurría desposar de las tres hijas del Lottus
a la única de las 3 que ya había sido desposada antes? Kruger había elegido a
una viuda como compañera de vida y estaba segura que algún reproche le vendría
después.
No
fueron posibles las reclamaciones cuando la pareja en el centro de las otras 14
enlazaba sus manos, con el velo que había cubierto antes aquel gesto privado en
el que sus labios hablaron mudamente de quererse, Zoe ató su muñeca con la de
su amante como símbolo del enlace de sus almas, sin dejar de mirarse mientras
ocupaban aquellos pasos sincronizados. Nuevamente cantó Natsuki con entonación
mientras danzaba entre tenues giros y posturas de cabeza, dando en cada paso un
acento, una venia, un giro en los sentidos opuestos para volver a unir sus
manos a la altura de las muñecas.
Calma ya la agonía de no tenerte
Esta punzante angustia de perderte
Deja que cuando te vean mis ojos
Mis caricias llenen de calor tu frío
Que ansío cubrir tu rostro de sonrojos
Mirando en ti el dulce pudor de mujer
Al amarnos por primera vez.
Deja que te vea con esta adoración
Hermosa mujer morena de perla piel
Sé, no puedo ser de hielo contigo cerca
Y cuando te pregunto qué miras en mí
Tus susurros me consumen por dentro
Ya no puedo esconder esto que siento
Seré más fuerte ya solo por ti.
Con
las manos unidas, la de mirada oro pestañeaba seductoramente y entre posturas
desvelaba su cuello a la vista del ‘príncipe’, era sin duda el juego de los
amantes que se encuentran en la noche para unir sus corazones, una emulación de
aquella devota entrega. Zoe rozó su mejilla con la de Natsuki mezclando
entonces la pintura en sus rostros. Con una breve pausa la Minari sujetó la
mano de la morena y deslizó un brazalete con amarras de cuero, el cual ató
firmemente, después besó el envés de la mano del ‘príncipe’ y lentamente
comenzó a deslizarse para postrarse con obediencia.
Por fin encontré mi destino
Y la suerte me trajo junto a ti
Sé que esto no puede durar siempre
Pero esta noche soy sólo tuya
Déjate llevar en este momento
Siente en tu propia piel esta magia
Mi único deseo es fundirme contigo
Ah... es eso que dicen las olas
Es... lo que reverbera con el viento
Me está llamando por mi nombre
Me hace bailar al son de estas caricias
Quédate conmigo toda una eternidad
La
joven de Excélsior impidió a la argoria postrarse por completo pues sus manos
le detuvieron antes de alcanzar el suelo, en un gesto que exponía gratitud e
igualdad. Natsuki volvió a entonar la melodía sujetando la cintura de la mujer,
a lo que Zoe posó su mano sobre el pecho de la morena, con un pequeño paso y al
ritmo de los panderos, cruzaban pasos y movimientos sin apartar sus manos,
girando lentamente.
En la danza eterna de la seducción
Allí donde esté seré tu fiel guardián
De día al vernos de soslayo a lo lejos
Oculta tu sonrisa en los vaporosos
velos
Y así nadie sepa este dulce secreto.
Por esta noche libérame de la prisión
Te querré con el fuego de mi pasión
Dame olvido a esta cruel vida terrenal
En aquel mundo que tú haces tan real
Llévame a tus dimensiones de ensueño
Para vivir junto a ti un sueño
eterno...
La
hermosa Zoe, la que era considerada junto a Shizuru Fujino y Mashiro Blan, una
de las princesas más bellas, en verdad lo era, ya sin el velo cubriendo su
cabeza o su fino rostro, lucía sus largos cabellos de color azabache con
preciosas ondas de mar en las puntas, en contraste su piel era de un color
caramelo como el más exquisito dulce y sus expresivos ojos dorados eran capaces
de hablar un idioma propio, estos oscilaban en la dicha absoluta con solo
cruzar en su camino las gemas verdes de su amante, cuyo sonrojo por el canto de
su voz, escondía aquel polvo blanco sobre la piel. Kruger y la princesa fueron
apartadas la una de la otra de forma dramática como parte del rito, la
cobaltina por los otros danzantes y Zoe por sus siervas, las cuales bailaban
celebrando el nuevo enlace y lamentando la despedida. Movimientos sincronizados
expusieron ante todos la sensualidad de sus caderas, encantando a unos cuantos
con el singular serpenteo de cada una de las féminas, las cuales formaron un
triángulo con la hija de Tanos a la cabeza, todas se movían como las olas del
mar y replicaban en todo sus movimientos, incluso sus miradas.
Así
Zoe volvió a cantar en respuesta a su querida Natsuki.
Quiero ser amada
Amada por ti
No quiero nada más
La felicidad es
Complacer tus deseos
Soy tu esclava esta noche
Ah... eso que descansa en mi alma
Es... la dicha de estar contigo
El recuerdo de esta noche
Lo llevaré conmigo en mi pecho
Aunque no nos veamos más
Te seguiré amando así
Quiero conducirte a un sitio
Donde disfrutar contigo siempre
Pero la hora ya nos ha llegado a ambos
Ven a mí, ven a mí...
Ven a mí, ven a mí...
Las
manos de los danzantes sostenían teatralmente por los brazos a Natsuki,
mientras las doncellas comenzaban a salir de la zona de danza llevándose con
ellas a Zoe. Pues aquella escena representaba sin lugar a dudas la despedida de
los amantes con la llegada del alba. En cuanto una radiante Zoe llegó junto a
su padre y tomó asiento a su lado, los otros hombres liberaron al joven de
tierras lejanas.
Oh... vil viento de la mañana
Es... el cruel sol que amanece
Déjame estar un poco más
En esta fantasía sin igual
Con su vientre sobrenatural...
Natsuki
sostuvo junto a su pecho el velo con el que Zoe antes había ocultado su rostro,
cubrió su beso y ató sus manos como símbolo de su enlace matrimonial. Envolvió
la prenda junto al brazalete que ella le entregó e igualmente como parte de la
danza, extrajo la cimitarra del Ventus con la cual y fingidamente se enfrentó a
los 14 danzantes que antes le retuvieron.
Me queda el rocío de tu piel sobre la
mía
Esta memoria se guardará en mi pecho
Con la magia de tu sonrisa de marfil
Y el sonido febril de tu nombre en mí
Sera que mi alma vague en tu busca
Porque te veré otra vez... Zoe...
Volveré una vez más a estar aquí
Es una promesa que selló un beso
Toma la bella flor azul de jardín
Diosa de aroma siempre jazmín...
En
aquel juego de espadas tan coreografiado como la trama que contaba su danza,
uno a uno los 14 guerreros fueron vencidos. Así Natsuki llegó a la parte del
salón en la que se encontraba el rey con sus hijas, Zarai tan bellamente
ataviada como Zoe, salvo por el color verde de sus ropas y Mikoto, quien era el
último espadachín a enfrentar, vestía muy semejante a la misma Kruger.
Por la eternidad nos habremos de
encontrar
Pues quedó escrito en las estrellas
Que siempre serás mi alma gemela
Yo te juro una vez más a tu lado habré
de estar
Aunque deba esperar otra vez una
eternidad...
Ambas
dieron giros e hicieron uso de posturas reales con la espada, incluso hubieron
choques de sus cimitarras que llegaron a espantar a algunos, entre ellos
Shizuru y Reira, pero tanto Mikoto como Natsuki conocían de sobra la habilidad
de la otra y habían ejecutado magistralmente cada ataque, con saltos y giros
incluidos, sin que por ello desentonara con la melodía que había continuado
subiendo en ritmo y tensión. Hasta la ocasión en la que Mikoto deslizó su
espada por la parte baja del costado de la pelinegra de Excélsior sin tocarla
realmente, pero dando a entender que ejecutó un ataque mortal. Así,
fingidamente y con su último aliento, Kruger se postró a los pies de su amor
con una última entonación.
Iré, iré por ti
Junto a ti llegaré
Allí estaré, iré por ti
Jamás te olvidaré...
Cuando
se apagó el sonido de la melodía con Natsuki envuelta por los brazos de Zoe y
la actuación de su muerte con un velo en el rostro, los aplausos sonoros se
extendieron por toda la sala. Tanos se levantó y tomó la palabra una vez el
barullo de los asistentes atenuó un poco. -Claramente la historia de Sherezade
y el joven extranjero de las tierras del norte no tuvo un dulce final, el rey
Tajaní mandó matar a aquel hombre por osar tanto...- Tanos negó con la cabeza y
una alegre sonrisa. -He querido darles a saber esta historia como una
representación de la capacidad que tenemos todos para superar ciertos arraigos
y tradiciones proponiendo unas nuevas, hoy me niego a ver sufrir tal ignominia
en mi amada hija Zoe, porque he visto a este hijo de Excélsior enfrentar a la
muerte sin ninguna clase de temor y por el amor de mi hija... Esta alma
guerrera que venció a mi enemigo, ganó su derecho a participar en la prueba de
los 7, y venció en la contienda. Le llamamos Ventus, que significa dueño del valor
y la victoria, quien obtuvo para sí el derecho a desposar a una de mis hijas, y
eligió a Zoe Minari, la heredera por derecho. Así que hoy ante todos ustedes,
celebró y doy a saber el enlace que tuvo lugar en la ceremonia de Luna como es
nuestra costumbre, festejemos entonces a estos amantes...- Tanos miró a Natsuki
ponerse de pie junto a su hija, tomó el Vermillon de la bandeja que tendía un
sirviente, y lo posó en las manos de la joven pelinegra. -Hazle saber al mundo,
que Zoe Minari hija del Lottus de Argoria, será de ahora en adelante tu esposa
y este lazo se disolverá solo con la muerte o con el repudio de Radha-
Reito
apretó la mano de Shizuru con fuerza suficiente para lastimar, evitando así que
la castaña importunara el momento en que Natsuki ponía la marca del Vermillon
en la frente de Zoe, símbolo definitivo de su unión matrimonial y dado que las
dos eran doncellas, la princesa de ojos dorados también puso su huella entre la
frente y el nacimiento de la melena cobaltina de Kruger, no sin antes retirar
brevemente el turbante de su cabeza.
-Celebremos
esta feliz noticia...- Elevó su voz Tanos con un palmoteo de manos que invitaba
a los músicos a hacer sonar la música de nuevo, esta vez parejas de todas las
naciones se unieron a la danza verdaderamente cautivadora y ardorosa de los
Agorias.
Una
vez a solas las dos recién casadas, una se atrevió a hablar. -Me cuesta pensar
que no sea un sueño...- Musitó Zoe dando un beso a la mejilla de su esposa.
-Salut y Bendio-
-Bendio
Zoe, te extrañé- Natsuki llevó la mano a la altura de su corazón y ejecutó la
postura en honor de Rama, símbolo del sentir honesto.
Zoe
ansiaba que la ocasión de marcharse llegase con prontitud, esos labios la
condenaban en sueños y pensamientos, esperaba el momento de probarlos más que
solo con la ternura que había tenido la ocasión de sentir antes. Pero del mismo
modo que Shizuru y Reito habían sido asediados por lamebotas en manada, ellas
no pudieron eludir aquel deber, después de las felicitaciones, invitaciones y
acuerdos de tantos, llegó el momento en que finalmente pudieron seguir su
camino, e ir a presentarse ante los que realmente importaban.
-Deseo
que conozcas a mi madre y a mi hermana, al resto de mi familia- Dijo la Kruger
antes de poner su brazo en la postura adecuada para que Zoe pudiera sostenerse
y caminar a su lado, con la posición y la dignidad de ser su Aram'e o esposa en
los términos de los Argoria.
Natsuki
tragaba saliva cuanto más próximo se hallaba el lugar donde estaba la realeza
de Excélsior. Solo Reira y Shion parecían contentos, el rostro de Shizuru y
Reito era de lo más neutro, pero estaba segura que la mirada rubí asesinó a Zoe
al menos 10 veces antes de su arribo. Nao, simplemente estaba interesada en las
bailarinas cuyas atléticas figuras agradaban bastante a sus ojos mientras
tomaba una copa de vino de lo más indiferente.
Reira
fue la primera en adelantarse y darle un sentido abrazo a Zoe. -Bienvenida a
nuestra familia, es un placer conocerte al fin, Natsuki me ha hablado tanto de
ti que en verdad ansiaba verte con mis propios ojos-
Ante
semejantes palabras Zoe se sonrojó, realizó una venia ante la reina madre de su
Aram'e. -No puedo expresar mi emoción, verlos es maravillarme con otro de los
atesorados rostros de mi Aram'e-
-Una
madre es feliz, observando como la mujer que escoge una hija o un hijo, no teme
expresar su sentir a pesar de lo que puedan pensar otros- Musitó complacida la
reina de Excélsior.
-Ella
no me esconde, y yo no haré algo tan opuesto a su voluntad...- Aquella
expresión fue como un golpe directo al orgullo de Shizuru, quien no escondió
una mirada de desdén sobre la Argoria, que por suerte pasó desapercibida.
Tanto
Reira como Zoe comenzaron a intercambiar palabras, relatos sobre los
acontecimientos ocurridos en el tiempo en que Natsuki yació en Argoria. Shion
tan atento como su esposa, escuchaban a la hija de Tanos, quien se expresaba en
una forma diferente y algunas veces confusa para ellos, notaban entonces como
las creencias de los Argorianos estaban tan profundamente arraigados a ellos,
como su propia forma de ser o exponer sus pensamientos. -Mi padre y mis
hermanas vendrán en un momento... dan gracias a Raava, por la oportunidad de
verlos-
-¿Cómo
se conocieron?- Intervino Nao, con algo de curiosidad, Zoe se sonrojó inmediatamente,
volvió la vista sobre la Kruger y esta asintió silenciosamente.
-La
vi por vez primera, en las dunas de Mattis durante una revuelta de los Busharé
de las fronteras del desierto Amaní, supuse que se trataba de uno de los
aliados de los traidores, dado que sus ropas no eran de la casa Minari, pero
fue toda una sorpresa verle enfrentar a nuestros rivales con una comitiva tan
reducida y vencer, era un demonio con la espada, tenía un tino certero, se
movía como nadie en el combate, ella hizo temer a nuestros enemigos... una vez
calmada la refriega nos ayudó a escapar, ella procuró nuestra seguridad
silenciosamente y no tuve más remedio que confiar, estaba a su merced o la de
los Busharé y por cuanto no me había matado, era bastante mejor... por suerte Natsuki
había acudido allí con el aval de mi abuelo por un acuerdo entre nuestras
naciones, claro que para ser sincera...- Una sonrisa divertida se dibujó en los
labios de Zoe, mientras acariciaba el envés de la mano de la Kruger. -...no
supe que se tratara de una doncella, hasta que se vió forzada a tomar una ducha
dos días después en el oasis de Nafur, imaginaran mi espanto cuando comenzó a
desnudarse frente a nosotras- Un sonrojo inundó aquel rostro acaramelado,
Shizuru levantó una ceja, era odioso que Zoe pareciera tan inocente cuando
todos sabían que se trataba de su segundo matrimonio o es que ¿En verdad ella y
Natsuki se habían reservado hasta esa ocasión? Absurdo, la princesa Minari no
tendría una virtud que cuidar.
-¿Natsuki?-
Reira miró de malas maneras a su hija adoptiva, no era propio de una dama pasar
tanto tiempo sin algo de cuidado de la higiene personal, Nao por su parte se
rió por lo bajo, le venía una buena encima. Shizuru desvió la mirada y procuró
hacer como que escuchaba a Reito en su charla sobre aspectos propios de la
política.
-Madre,
te aseguro que estaba más preocupada de no permitirles perecer por
deshidratación que de ducharme, cuando el agua era tan escasa... y no vi
inconveniente en que supiera de mi genero, no lo escondo y había jurado
protegerla hasta el momento de llevarla ante su abuelo o incluso después,
dejarla sola con nuestros perseguidores a las espaldas era arriesgado-
-Reira,
sabes como es nuestra hija... muy comprometida con las misiones que se le
encomiendan...- Intervino Shion con una sonrisa galante, a fin de cuentas era
un historia de amor lo que escuchaban. -¿No se te hace un poco romántico? Allá
en la noche, bajo la luz de la luna una dama se exponía tal cual era a otra, en
la fuente de un oasis, eso supera y por mucho nuestra primera cita-
-¿Tan
prontamente te sentiste atraída Zoe?- Preguntó Reira con ilusión y algo
sonrojada por las inapropiadas palabras de su esposo.
-Oh...
por Raava.... no, err... si, quiero decir, me pareció una contemplación hermosa
pero pronto intuí que tratándose de una doncella solo pensaría sobre ella como
una emisaria o una amiga, nada me suponía la suerte de verla en lo próximo-
-Salvo
por los cuatro años posteriores...- Acotó Nao, delatando lo evidente... pasó
mucho tiempo. -Pero supongo que no sería bueno hacerse de ilusiones-
-Así
que terminaste en la zona de la amistad...- Esta vez Reito le dió una palmada
en el hombro a Natsuki. -No me lo esperaba-
-Yo
no tenía esas intenciones, Kanzaki... solo deseaba protegerlas y mostrar la
honestidad de nuestra palabra, Argoria siempre puede contar con Excélsior como
su aliado-
-¿Por
qué fueron atacadas? No es frecuente que la monarquía de una nación esté
expuesta a semejantes peligros...- Esta vez habló Shizuru, intentando apartar
la charla de circunstancias pastelosas propias de las bodas y los enamorados,
la sola mención de aquellas historias le estaban estrangulando por dentro.
-...a
falta del Ventus anterior, Sharam I, la figura del Lottus fue menospreciada
debido a sus años, a la vejez... los sacerdotes del templo de Raava nos dieron
acogida a mí y a mis hermanas mientras intentábamos llegar al castillo donde
leales hombres aún servían a los Minari y estaríamos a salvo, pero ello no fue
suficiente para persuadir a Rajir Busharé, líder de los Arenios y primo quinto
de mi abuelo, él quería el trono para sí, pero solo lo obtendría con la muerte
de la línea de sangre, matándonos a nosotras...-
-Eso
suena horrible...- Reira se cubrió la boca sin esconder su espanto, casi
parecía un relato de bárbaros, la familia queriendo cortar la vida de la propia
sangre.
-Ciertamente
fueron momentos angustiosos, si hubiera encontrado el valor de realizar el
bajiran, no habría conocido a Natsuki-
-¿El
Bajiran?-
-Es
un corte en el cuello, en la carótida, una muerte inmediata y se dice que
indolora... se autoinflinge para quitarle al enemigo el honor de una victoria
completa, a través del suicidio- Explicó Natsuki, sabiendo que la cara de su
madre empeoraría, de algún modo Shion se había encargado que la crudeza del
mundo no llegara a los oídos de la Reina, por lo que ella era bastante más
inocente de lo que se podría decir.
-Válgame
dios, tanto así-
-No
pasó, madre... de ser, ella no estaría aquí en este momento- La pelinegra se
ocupó entonces de calmar a Reira, mientras su mirada se cruzaba con la de
Shizuru brevemente.
-Mi
vida no tenía tanto valor como la de mis amadas hermanas o la del niño en mi
seno, pero si nos apresaran tendrían en su mano la voluntad de mi abuelo para
hacer y deshacer a nuestro pueblo, por amor a los hijos de argoria se haría...
por suerte, Natsuki llegó antes de que debiese ocupar este rito-
-¿Estabas
embarazada? ¿Tienes un hijo?- La inquietud de Shizuru abandonó sus labios sin
ninguna clase de filtro, ni decir de su rostro claramente molesto. Ya era
bastante decir que fuera una mujer viuda y que su virtud no fuese entregada a
Natsuki, pero decir que tuviera hijos con otro hombre ¿Acaso no le corría
sangre por las venas a la Kruger?
-Sharam
II, es hijo de mi primer esposo, alteza... - Zoe hizo una tenue reverencia,
deseando apagar la flama de la ira en los ojos de su cuñada. -No tiene valor la
mujer que niega a un hijo por la conveniencia y yo jamás escondí esta verdad a
Natsuki, nos conocimos cuando yo tenía 4 meses de embarazo, ella estuvo a cada
paso y sostuvo mi mano durante el alumbramiento... ella conoce cada secreto de
mí-
-Un
pequeño niño, cuya vida he velado y salvaguardado como si fuera mío... en mis
términos, Sharam II, es mi hijo y lo es ahora a la vista de toda Argoria,
gracias a mi matrimonio con Zoe- El ceño fruncido de Natsuki los heló a todos.
-Reira, ¿No podrías entender cuando tú me recibiste amorosa a pesar de ser la
hija de otra mujer?-
-Solo
me enorgullece, la honorable persona en la que te convertiste...- Reira le dió
un beso a su hija adoptiva y miró gentilmente a Zoe, -...no importa si es tu
segundo matrimonio Zoe, ni será visto con desdén el niño, porque como madre y
como mujer te entiendo completamente-
-Los
dioses me bendicen con su comprensión- Inclinó la cabeza con humildad y la
mirada cristalina, es el corazón de una madre tan frágil cuando es de su
progenie de la que se habla.
-En
nuestra cultura, una mujer se guarda a sí misma para la persona que será su
esposo... no está bien visto que mi hermana sea, un pobre reemplazo del marido
que has perdido-
-¡Shizuru!-
Se oyó la voz llena de reproche de la madre de la castaña.
-Debí
callar eso, pero no considero que seas digna de Natsuki... perdona mi honestidad,
alteza- La castaña no lo soportó más, simplemente se dió la media vuelta y se
encaminó lejos de la gente, necesitaba un poco de aire fresco para apagar el
fuego ardoroso de la ira en su interior.
Temerosa
por la seguridad de la princesa que se exponía a los exteriores de la casa de
la rosa, Natsuki no tuvo más remedio que acudir tras ella, dejando atrás un
tenso silencio.
-Oh,
princesa... perdone las indiscretas palabras de mi hija, no la reconozco...
comprenda por favor que son sus celos de hermana sobreprotectora los que la
traicionan y tratándose de Natsuki... su pequeña hermana-
-Lo
comprendo, la realidad es que muchas personas opinan igual que ella y a la par
se cuestionan el género de mi Aram'e, es algo que esperábamos... aunque supuse
que lady Shizuru, tendría una reacción diferente- Zoe no comprendía porque la
castaña la miraba con tanto desdén, ¿Tendría que mostrarle el valor de sus
sentimientos para cambiar aquella expresión?
-No
tengan las caras largas, Salut y Bendio, querido Shion... celebremos y bebamos,
es una boda no un funeral- Llegó Tanos con un gran talante, sonriendo y con la
copa en la mano, tras él un gran número de siervas comenzaron a ofrecer bebidas
a los reyes y sus acompañantes.
.
.
.
-Shizuru...-
La llamaba por su nombre, siguiendo sus pasos presurosamente en medio del
entramado laberíntico del jardín de la casa mayor de los carteyanes, aunque sin
perder de vista los riesgos y con Sayers vigilando el perímetro desde las
sombras. -No es posible que estés tan enfadada, trataste de forma indignante a
Zoe...- Natsuki se alegró de sus buenos reflejos, pues evitó atropellar a
Shizuru por poco tras su abrupto detenimiento.
Se
dió la vuelta para confrontarla con una expresión molesta, deseando dejar fluir
todo su enfado en su tono de voz. -¿No pudiste elegir a Zarai o a Mikoto
Minari? Tenías que elegir por descarte a
una mujer que claramente no ha llegado pura a ti, que es viuda y con un hijo...
¿Acaso intentas humillarme?- Intentaba en vano la castaña princesa de Excélsior
evadir a su perseguidora.
-Eso
no me interesa- La joven militar negó con la cabeza. -Shizuru yo no podría
exigirle a Zoe, lo que yo no puedo dar... de sobra sabes tú que yo tampoco he
llegado pura a este momento-
-Pero
no tienen que saberlo todos, fuimos lo suficientemente discretas al respecto- Y
no mentía, nadie se atrevería jamás a poner en tela de juicio su castidad,
después de todo nunca estaba en presencia de hombres por mucho tiempo y cuidó
cada detalle en sus encuentros juveniles.
-Eso
no importa...- ¿Cómo hacerle entender que todas las cosas de las que hablaba no
significaban nada en ese momento?
-Entonces
¿Qué importa ahora?- Cuestionó con expresión dolida la castaña.
-Tengo
lo que quería... ¿Es tan difícil de entender?- Preguntó con mirada dolida, no
esperaba su alegría ni su celebración, pero sí una pizca de la diplomacia que
despilfarraba en tantos idiotas.
-¿Y
qué querías Natsuki?- La miró con una cruda intensidad, como si quisiera
desnudar su alma y no consensuadamente.
Quiso
callarse aquellos pensamientos, pero cuanto más la miraba más sabía que no
podría esconderlo, era una pesada losa en sus hombros. Así que lo dijo, no...
lo gritó. -¡Una esposa! Un hijo o hija aun si su sangre no era la mía... quería
lo que cualquier persona, una familia- Suspiró al final derrotada, como
buscando el decoro que la situación requería. -La soñé contigo, pero he
aprendido en la crudeza de las muchas ignominias que he visto, que los sueños
solo son eso y la vida hay que tomarla entre las manos- Cerró sus puños mostrandole
a Shizuru el brazalete de bodas. -No he querido ser tu oscuro secreto siempre-
-Yo
pude darte todo eso, si hubieses sido un poco más paciente...- Insistía la
princesa de Excélsior.
-¿Querías
que tuviera 40 o 50 para empezar a vivir? El tiempo no se detiene Shizuru,
vives cada momento presente pensando en el futuro que puede desmoronarse en un
segundo y yo... no “no tengo tiempo”-
Desvió la mirada sobre el suelo, apretando entre sus labios la verdad. ¿Para
que herirla más? ¿Qué sentido tenía decirlo ya?
-Quería
que me dieras un año, tenía planeado recibir la corona de mi padre...- Shizuru
sostuvo la portentosa barbilla entre sus dedos, para obligar a la morena a
verse a los ojos. -una vez cedida, tendría la libertad de elegir mi camino, te
escribí mil cartas que no leiste explicándote cada detalle aunque cada una de
ellas fuera severamente comprometedora para mí, pero no te tomaste la molestia
de leer o de presentarte ese día, enviaste a tus lacayos para darme una caja y
una foto manchada con tu sangre seca, como si quisieras torturarme cada momento
después de ese día-
-Nina
no es ningún lacayo, confío plenamente en ella, sin la más mínima duda- La
punzante culpa, la sensación de haber fallado en protegerla, ese extraño
sentimiento cada ocasión que tenía la oportunidad de mirarla a los ojos.
-¿Entiendes?-
-Perdona
si no la recuerdo con agradecimiento, ha sido un horrible momento-
-Te
entiendo, no me sentí mejor cuando vi esa misma foto...-
-Y
quien te remitió tan nociva noticia...-
-Nuestro
amado padre, el Rey...- No escondió un dejo de ironía.
-Entonces
le dejaste manipular nuestras vidas por segunda vez...- Cuestionó molesta la de
mirar rubí. Aunque de fondo deseaba vengarse de Shion por sus inoportunas
intervenciones, ¿Tanto le interesaba que se enlazara con Reito?
-No
le concedí nada, hay cosas que no comprenderías jamás...-
-Si
no lo dices ¿Como saberlo...?-
-Es
peligroso para ti, estar cerca de mí... estoy siendo egoista con Zoe y con
Sharam, con todos los Minari juntos, pero ellos conocen los riesgos y quieren
ayudar- ¿Cómo decirle que era su sangre el más peligroso veneno para el mundo?
-Eso
solo es... más confuso- Buscó más allá, en los ojos que sabía leer, y notó la
realidad... la intención verdadera de la joven militar. -... y no tienes la
intención de decirmelo- Susurraron los labios carmines.
-Lo
sé y es verdad, no te lo diré- No pudo negarlo la pelinegra de glaucos ojos.
Shizuru
comprendió que algunas veces es mejor quedarse con las simples sospechas,
algunas certezas son sin lugar a dudas, dolorosas como nada en el mundo.
-¿Permanecerás con el rostro pintado toda la noche?- Cuestionó antes de
apresurar disimuladamente su andar.
-Prefieres
no saber la respuesta...-
-Alguna
tradición desconocida, seguramente- Musitó fríamente, casi olvidaba que Natsuki
acudiría al lecho de Zoe esa noche, si es que no lo había hecho ya. Se sintió
verdaderamente tonta por ello.
-Esto
pasará, Shizuru... llegará el momento en que no significará nada- Musitó
Natsuki siguiéndole el paso a la castaña.
-Subestimas
completamente mis sentimientos, Natsuki-
-No,
el tiempo... lo cambia todo “La sensación
de la muerte a mis espaldas y contar cada minuto de mi vida sin tener la
certeza de tener el próximo” ¿Cómo no lo sabría?-
-No
me dejarás sola, ¿Verdad?-
-Te
pones en riesgo cada momento así y sabes cuanto me atormenta la idea de que
algo malo te pase- No importaba qué problemas tuvieran, seguía importando y
mucho.
-Cuando
dices esas cosas, con esa expresión en tu rostro... tercamente vuelvo a pensar
que me quieres todavía, luego recuerdo que tú te casaste primero que yo con
alguien más y siento una espina orgullosa que ansía no suplicarte nunca más...
pero no sé, porque nos hicimos esto, cada vez más y más distantes- Acercó su
mano sobre la mejilla de la pelinegra y la caricia corrió el polvo hasta
desdibujar algunas de las líneas en la cara de Natsuki, acercó su rostro
mirando directamente en los ojos de su ‘hermana’ con todos los sentimientos que
contenía.
La
firme mano de la Kruger retuvo su muñeca, y apartó el rostro. -Si estamos
apartadas es más fácil olvidar, lo sabes-
-Y
tú olvidaste en estos 4 años... entiendo- Afirmó desencantada, antes de
intentar huir nuevamente.
-¿A
dónde vas?- ¿Escaparía de ella toda la noche?
-A
un lugar seguro dentro del edificio para que puedas dejarme sola- Pero su voz
estaba rota.
-Shizuru
no.... argg... no llores por favor, sabes que me rompe el corazón- Casi corría
tras ella.
-Entonces
mira a otra parte...- Respondía tercamente.
-¡Shizuru!-
Ni siquiera pudo alcanzarla o sujetar su mano, cuando el latido de su corazón
quiso detenerse, se llevó la mano al pecho y se sostuvo de lo que tuvo a su
alcance, siendo una escultura un regalo oportuno de la providencia.
La
castaña princesa de Excélsior no se percató de aquella circunstancia, pero sí
lo hizo quien en busca de su amante había llegado al jardín.
Zoe
Minari corrió en la dirección de la castaña. -¡Natsuki!-
La
mirada escarlata no comprendió las circunstancias, hasta que al mirar atrás,
vió a su amada pelinegra mantenerse en pie por alguna gracia divina, con lo que
se antojaba un dolor apenas expuesto por una mueca en su faz y un sudor frío
formándose en su frente. Sin entender lo que pasaba no tuvo ni la ocasión de
tender su mano, cuando Zoe aparecía frente a la pelinegra ofreciendo sus brazos
como soporte. Apreció entonces que sin temor alguno, Natsuki se apoyó en la
Argoria dejándose caer hasta reposar en el suelo. Como si ni siquiera estuviera
allí se sintió tan fuera de sitio mientras la princesa mayor susurraba palabras
dulces al oído de su esposa, dándole a saber que no sería por mucho tiempo su
agonía. -Zagar, Aknia...- Llamó con voz firme a sus custodias. -El vial...
¡Pronto!- Las dos mujeres se miraron y la que era llamada Zagar levantó su Sadi,
revelando entre su falda y su pantalón, un cinto con un bolso pequeño, Aknia
con raudos movimientos, deshizo las amarras y abrió el contenedor, develando un
inyector dérmico con un contenido cristalino.
Reaccionando
por fin se arrodilló junto a la mujer de piel broncínea. -¿Qué le pasa?-
Sostuvo la mano izquierda de Natsuki para hacerle saber que estaba allí y su
enojo se había esfumado en medio de aquella repentina angustia.
Zoe
abrió los labios para pronunciar palabra, pero sintió el agarre de la Kruger en
su falda. Cerró los labios y bajó la mirada sobre su amante, quien seguramente
perdería la consciencia pronto. Shizuru observó que la mujer la ignoraba
mientras desprendía el fajín de la pelinegra para exponer el vientre
gloriosamente definido de la menor, por los dioses, casi olvidaba la vista
preciosa de las formas de Natsuki. Sin asomos de duda, la Minari inyectó la
sustancia con un golpe seco en el costado, lo cual le devolvió el aire a la
morena, acto seguido, Zagar tendió un ungüento a su joven ama, la cual lo
empleó para proteger los piquetes de la inyección en la piel de su amada. Aún
sin responder a Shizuru, ordenó a Aknia. -Trae a los Arcaid, requiero su ayuda
para llevar a mi Aram'e a su lecho, es necesario su reposo-
Tomando
la ocasión del tiempo abierto por la búsqueda de los sirvientes de Zoe, Shizuru
tomó la muñeca de la Minari. -Dime qué le pasa a mi Natsuki-
-No
puede una esposa develar los secretos de su Aram'e ni porque la vida perdiera
por ello, y que no daría por ella, Alteza... que me ha devuelto a la vida y ha
salvado a mi pueblo, a mi familia- Casi suplicaba su comprensión.
-Ella
es mi todo... si no lo dices, yo encontraré el modo de saber- La determinación
en sus ojos tan hipnotizantes como los de un encantador de serpientes erizó la
piel de Zoe, más esta insistió.
-Que
sea por sus labios y no los míos, que no sabría herir su corazón con una
traición- Con su mano cubrió la mitad de su rostro e inclinó la cabeza, era un
símbolo de honesto sentir. -Por ello me disculpo ante usted- Se puso de pie,
llegaron dos hombres fornidos que levantaron a Kruger en una camilla tan
adornada como el trono movible de un rey, atrás venían otros cinco arcaid cuyas
manos se miraban siempre próximas a sus espadas o sus cintos armados. -Lleven a
su alteza a lugar seguro o velen su camino con sus vidas, su Ventus no desearía
otra cosa-
-Vivimos
para servir- Dijeron los hombres y tres de los cinco se hicieron a la espalda
de la castaña quien se esmeraba por no perder los estribos, al ver a sus padres
mirar desde la distancia, junto a un grupo numeroso de sus invitados.
-Me
apena que sea tan breve el tiempo, Bendio... Shizuru- Dicho esto, Zoe se fue
con su séquito y una Natsuki inconsciente.
Ante
las nuevas circunstancias que se le presentaban, la Excelsaria princesa
comprendió dos cosas. La primera y más preocupante de todas, lo que fuera que
hubiera hecho desplomar a Natsuki no
podía ser nada bueno, tenía que saber, pero era algo que un grupo reducido de
personas conocía, eran los Minari los depositarios de sus secretos y eso había
dolido lo suficiente para sentirse como un golpe de gracia. En segundo lugar,
había subestimado a Zoe Minari pues de las tres hijas del rey, ella era la más
experimentada y podía transmitir emociones tan intensas a cualquiera con su
sola mirada, era una seductora sin lugar a dudas y su aparente pasividad le
parecía un buen motivo para desconfiar, era hermosa y una gran actriz seguro,
así que sería una rival difícil de vencer.
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