Capítulo 21
Bajo
las órdenes de Estévez, Joan volvió al equipo, trataba de tragarse el orgullo y
no discutir con Wal. Le tocó infiltraciones e investigaciones simples, pero no
se quejó. Sabía que tenía que pagar el derecho de piso de nuevo para volver a
ocupar su lugar en el equipo y no enojar a la maldita junta que tenía los ojos
sobre ella. Con el paso de los días el carácter intransigente de Stone se
calmaba, ella misma se daba cuenta que debía reprimir todos sus impulsos y
enojos; y decidió tomarse las cosas con calma. Acercarse más a Laura, que
comenzaba a caerle bien, y también comenzaba a aceptar a Estévez como pareja de
Sara.
Entró
a la sala de reunión y se sentó cerca de las chicas. A los pocos segundos
Alterio y Estévez hicieron su entrada al lugar. El bullicio se apagó y el jefe
hizo el reparto de casos… y mandó a trabajar a todos los que ya tenían un caso
designado.
-Estévez,
espero que te las arregles con ellos – Dijo Alterio mirando a los que quedaban
en la sala sin una asignación a un caso.
-Sí,
Señor
El
jefe se retiró y Wal miró a todos, abrió una carpeta de una pila que había traído y dejado sobre el escritorio.
-Bueno
chicos, nos vamos a Córdoba.
-¡Por
fin, vacaciones! – Gritó riendo Ramírez.
-Hay
un asesino serial en el valle de Punilla, no creo que logremos vacacionar –
Anunció Estévez – La policía local lo llama “El asesino de la 38” porque ha
matado 6 mujeres a lo largo de la ruta 38.
-¡Seis
mujeres! – Exclamó Stone.
-Ya
calma, que los pongo al tanto, tenemos tres horas antes de tomar un vuelo
chárter hacía Córdoba capital – Dijo Wal, para comenzar a darles la información
correspondiente del caso – Este asesino serial, ha asesinado seis mujeres, como
ya les dije, dos en Carlos Paz, dos en Cosquín, una en La Falda y la última en
Capilla del Monte. Todas turistas.
-¿Más
conexiones?
-No
Stone, Jóvenes, mujeres, que se encontraban de turista en el lugar cuando
fueron violadas y asesinadas por este hijo de puta – Terminó gritando de
responder a Stone. Y tomó las carpetas y comenzó a repartirlas – Ramírez,
averíguame todo de estas chicas – Le dijo dándoles el expediente de las dos
primeras mujeres asesinas – Torres, Vos te encargas de las de Cosquín.
-Sí,
Señor – Respondió Torres tomando la carpeta y comenzando a leer lo que había dentro.
-Carla,
te encargas de la de La Falda.
-
Laura A ti te toca la última víctima.
-
Sara y Joan por favor, pongan a funcionar sus sextos sentidos, todos les
pasaran la información que consigan a ellas, para que puedan encontrar una
pista que nos lleve a ese asesino.
Cada
uno se retiró a su escritorio, y comenzó a averigua sobre las víctimas, tenían
una hora y media para conseguir la mayor información posible. Estévez había
dado la orden que a las doce del medio
día se juntaban todos en el estacionamiento para salir al aeropuerto y viajar a
Córdoba.
Faltaban quince minutos para el medio día,
todos salieron corriendo de vestuarios con el bolso que siempre tenían listo
para casos como estos donde eran enviados a otras Ciudades. Stone se quedó
sentada en el banco en medio del cuarto de vestuario, callada, con el bolso a
sus pies. Estévez entró y al verla le habló mientras iba a su casillero a
buscar su bolso.
-Vamos
Stone.
-Mata
cada siete días, sólo tenemos cuatro días para determinar dónde será su próximo
ataque.
-Por
eso apúrate, esta es mi oportunidad y la tuya.
-¿Qué?
-Si
logramos atrapar a este hijo de su buena madre, será un punto a mi favor para
que en el futuro me tengan en cuenta para ocupar el puesto de Alterio.
-¡Sólo
quieres su sillón!
-No
seas tonta, si quiero su puesto, pero cuando él se jubile. Y sé que falta mucho
para eso. Pero quiero tener el mejor expediente de la fuerza para que me lo den
a mí. Y vos necesitas un punto a tu favor, para que los de la junta se dejen de
joder. Así, que levanta el culo y vamos – Le dijo palmeándola en la espalda y
caminando hacia la puerta.
De
mala gana Stone se paró y lentamente caminó. Wal se había quedado parado en la
puerta esperando que ella llegara a él.
-Stone,
no sé qué carajo te has tomado para estar tan calmada y pelotuda, pero sea lo
que sea, ya no lo tomes, necesito la rebelde e insoportable que todos conocemos
en este caso.
-Perdón,
me estás pidiendo que sea yo… te recuerdo que mi puesto prende de un hilo por
ser como soy.
-Alócate
todo lo que quieras, pero no me desobedezcas y mantenme al tanto de las locuras
que quieras hacer. De la junta me encargo yo.
-¿Estás
borracho o qué?
-No,
soy consciente de que eres la mejor policía del país. Pero sólo funcionas bajo
tus condiciones, cuando alguien te pone el cepo cagaste. Y la junta hizo eso… y
se equivocó.
-Me
estás dando vía libre…
-Te
estoy dando órdenes que espero que sigas, no me importa como las sigues, sólo
sigue las reglas a tu manera.
El
avión partió del aeropuerto de Buenos Aires rumbo a la Ciudad capital de
Córdoba. Laura sentada al lado de Stone le pasaba información de la víctima
de Capilla del Monte. Joan ya tenía toda
la información de los asesinatos en su cabeza y en su laptop. Tan sólo debía
cerrar sus ojos y comenzar a clasificar la información en su mente…
“Seis
asesinatos, Ruta 38, Carlos Paz, Cosquín, La Falda y Capilla del Monte… son Ciudades
turísticas del Valle de punilla de la provincia de Córdoba. Primer doble
asesinato fue entre el sábado 5 y el domingo 6 de noviembre. Al fin de semana
siguiente el asesino mató a otras dos turistas entre el sábado 12 y el domingo
13. En la falda cometió el tercer crimen el sábado 19, pero el cuerpo fue
encontrado el lunes por la madrugada. La última víctima fue asesinada el
domingo 27, pero desapareció el día anterior. Mata los fines de semana. Quizás,
¿Trabaja en la semana?” Stone leía la información y la analizaba a su manera…
-Laura,
dime los lugares donde fueron encontrados los cuerpos.
-Ok,
veamos, Las dos jóvenes de 20 años ambas, fueron violadas y asesinadas en un
camping de Playa Perelli al lado del Lago San Roque. Las dos víctimas siguientes,
a orillas del rio Cosquín, en el Auto camping Cosquín.
-Ósea
que las violo, las mató, y las dejó a orillas de un río.
-Sí
-¿Alguna
otra coincidencia entre ellas?
-Los
cuerpos presentaban signos de haber sido atados con cuerdas. La policías no encontró
cuerdas, pero si se percató que las sogas de las carpas no se encontraban en el
lugar. Así que suponemos que usó esas sogas para mantener inmovilizadas a las
víctimas.
-¿La
Tercera víctima?
-Mujer,
blanca, 29 años, se encontraba de luna de miel con su marido. Mientras
caminaban por el complejo turístico Las Siete Cascadas, según relato el esposo,
alguien lo golpeó por atrás y no recuerda nada, al despertar buscó ayuda. Y se
salió a la búsqueda de la mujer. Eso fue el sábado al medio día… No hallaron el
cuerpo hasta el lunes, unos adolescentes pasaron la noche enfiestados en Las
Siete Cascadas y cuando amanecía vieron a la orilla del río el cadáver.
-Otra
vez, a orillas de un río.
-Pero
esta vez la secuestró, la violó y la mató. De donde la secuestró a donde la
encontraron sólo había unos 500 metros. ¿Dónde la ocultó mientras la policía
realizaba la búsqueda por los alrededores?
-¿La
última?
-En
Capilla del Monte, se hospedó en un Hostal el sábado a la mañana, por la tarde
salió a cabalgar por la zona… el caballo volvió a las dos horas solo. Los
lugareños salieron a buscarla… El cuerpo apareció a orillas del Dique El Cajón.
-Busca
en el mapa, ruta 38, ¿Cuál es la siguiente Ciudad turística después de Capilla
del Monte?
-Hay
varios pueblitos, pero Ciudad con más de 5000 habitantes como las otras cuatro Ciudades
en las que actuó, sólo sigue Cruz del Eje…
-Ahí
hay un embalse…
-¡Crees
que volverá a atacar en Cruz del Eje, y cerca del Embalse de Cruz del Eje!
-Mató
en Ciudades turísticas importantes de la zona, siempre dejó los cuerpos a la
orilla de un río o lago. Es alguien que conoce esa ruta muy bien…
-¡La
ruta 38 pasa por más provincias…!
-Si
no lo detenemos seguirá matando hasta llegar a Tucumán.
Estévez
se acercó y le comentó que estaban por aterrizar, que la policía de Córdoba
tenía más información.
Bajaron
todos del avión y fueron todos trasladados a la policía Central de Córdoba. Allí
en la misma con más información, cada uno tomó un rumbo, según lo que debían
investigar. Ramírez se dirigió rápidamente a Carlos Paz, mientras que Torres viajaba
a Cosquín, por su parte Carla tomó su rumbo hacia La Falda, y por último se
ocupó de Capilla del Monte. En Córdoba Capital se quedaron Stone y Sara
cotejando todo y revisando los informes de autopsias que se les había entregado
en la comisaría cordobesa apenas llegaron.
Ya
sólo quedaban tres días para que el asesino de la 38 volviera a atacar, y no
había ninguna pista. Stone estaba convencida que su próxima víctima sería
asesinada en Cruz del Eje, pues era la siguiente Ciudad turística importante
que precedía a Capilla del Monte. Estévez, que siempre confió en ese sexto
sentido convenció a la policía cordobesa para que enviara personal para que
comenzaran a vigilar.
Eran
casi las dos de la mañana y Sara y Stone se encontraban en el bar del hotel
donde estaban alojadas.
-Ya
no me da la cabeza, necesito dormir… - Comentó Sara mirando su reloj.
-¿Y
tu noviecito cuando viene?
-Ya
te dije, cuando me mandó el mensaje de texto que apenas pudiera… ya sabes, lo
tienen en la comisaría con el papelerío… maldita burocracia.
-¿Qué
dicen los medios del caso?
-Por
el momento nada, la policía no proporcionó ninguna información, y por suerte no
se ha estallado la noticia en la T.V. Sólo un diario público algo antes de
ayer, pero no mencionó ningún asesino en serie, no es cosa de alentar al pánico
en masa.
-¿Qué
diario?
Sara
buscó en su laptop la página web del diario para mostrársela.
-Este…
La Voz Del Interior.
-Veamos
que saben…. – Y comenzó a leer la nota.
-Creo
que saben más, pero no han destapado la olla aún.
Stone
levantó la mirada hacia la barra del bar y vio a una mujer de unos 28 años,
joven y hermosa que sonreía hablando con el barman.
-¿Te
pasa algo? – Preguntó Sara al verla absorta mirando a esa mujer, mientras que
Stone volvía la mirada a la pantalla de la laptop.
-Es
coincidencia o mi imaginación, ¿la mujer de la barra es la misma de la foto de
la periodista que escribió la nota?
Sara,
miró la foto de quién había sido la encargada de la noticia en el diario, y
luego miró hacia la barra…
-Ejem…
creo que no es tu imaginación… es la misma – Dicho esto, Stone se paró y caminó
hacia la barra.
-Hola,
¿interrumpo?
-Buenas
noches – Contestó el barman y la chica la miró sonriendo.
-Disculpa,
¿eres Sandra Villarreal? – Preguntó Stone dirigiéndose a la mujer.
-¿Y
quién lo pregunta?
-Perdón,
Soy Joan Stone, policía. ¿Y Vos?
-¡Policía!
-Hice
algo malo oficial – Sonreía pícaramente.
-No,
pero no creo en coincidencia, así que dime que buscas, y te ayudaré con tu
investigación.
-¿Qué
investigación?
-Vamos,
querida, no estás aquí por casualidad, acabo de leer tu nota de los asesinatos
en el Valle de punilla
-¿Siempre
eres así de directa?
-Sí,
mira, no puedo darte información, pero podemos ayudarnos mutuamente.
-¿Cómo
es eso?
-Te
daré la exclusiva cuando atrapemos al asesino, pero antes debes prometerme que
no escribirás nada hasta que cerremos el caso.
-Digamos
que no sirve.
-Digamos
que si te sirve, serás la única con acceso a toda la investigación.
-¡Me
estás tentando!
-Ojala
pudiera tentarte con otra cosa
-Perdón
-Nada,
Nada, ya dime ¿aceptas?
-Tal
vez
-Ok,
ven a la mesa con mi compañera y hablamos.
En
silencio siguió a Stone hasta la mesa donde se encontraba Sara. Después de
hacer las presentaciones, Sandra tomó asiento frente a Stone y a Sara.
-¿Dinos qué es lo que sabes, y qué no
incluiste en tu noticia?
-Off
the records
-Sí
-Tengo
un informante en la policía que me pasó la información, pero me pidió que no
difundiera el modus operandi del asesino ni que iniciara el pánico del “Asesino
en serie”
-Después
de las primeras víctimas, la policía no dejó que se acercaran los medios,
porque les olía feo el crimen, cuando sucedió lo de Cosquín, se preocuparon
porque era el mismo modus operandi de los asesinatos de Carlos Paz, así que
menos dejaron a los periodistas publicar nada. Pero cuando pasó lo de La Falda,
el asesino cambió su modus operandi, y la policía creyó que era un secuestro,
entonces entraron los medios…
-Así
es, nos necesitaban para que distribuyéramos masivamente la fotografía de la
joven secuestrada – Aportó Sandra.
-Pero
– Continuó Sara – Cuando pasó lo de Capilla del Monte se dieron cuenta que era
el mismo asesino…
-Ahí
nos llamaron a nosotros – Dijo Stone.
-Y
otra vez la policía les paró el carro a los medios. Solamente vos – Señalando a
Sandra – Publicó una nota contando que habían sucedido varios hechos en el
Valle de Punilla.
-¿A
dónde va tu cabecita? – Le preguntó Stone a Sara.
-Creo
que el asesino busca sus cinco minutos de fama y la policía no se lo ha
permitido… cambiará su modus operandi cuantas veces quiera, se siente confiado
en que la policía no puede atraparlo.
-Tan
inteligente es que no ha dejado huellas ni pistas sueltas… ¿No?
-Así
es, muy inteligente, pero deja el rastro… sabe que lo seguimos, está jugando
con nosotros – Comentó Stone mirando de reojo a Sandra.
-Yo
no sé en qué puedo ayudarlas, si me dan la exclusiva, prometo no escribir nada
hasta que lo atrapen.
-Creo
que deberíamos darle sus cinco minutos de fama, pero no mostrarlo como un
temido asesino en serie, sino como un idiota.
-¡Ah,
bien quieren enojarlo! – Exclamó Sandra.
-Quiero
que se equivoque… eso quiero…
-¿Cómo
sabes que se equivocará? – Interrogó Sara.
-Él
sabe, que ya nosotros sabemos que su próximo lugar para elegir la víctima es
Cruz del Eje… Es alguien que conoce esa ruta, tal vez un viajante, vendedor que
va de pueblo en pueblo, un camionero, alguien que siempre pasa por esos
lugares, los conoce. Asesina los fines de semana, por ende en la semana lleva
una vida normal, debe trabajar. Pero cuando llega el viernes por la noche sale
a encontrar a su víctima.
-Espera,
¿pero cómo elige a las víctimas…? – La interrumpió Sandra.
-Al
azar, cuando ve a una mujer, la vigila hasta que encuentra el momento de
atraparla. Todas las mujeres eran turistas en donde las asesinó. Y lo supuso
porque se comportaban como tales, haciendo lo que hacen los turistas.
-Entonces
debemos ir a turistear a Cruz del Eje – Mencionó Sara riendo.
-Así
es… llama a Carla y Laura, debemos ser varias en Cruz del Eje.
-¿Y
cómo llamaran su atención?
-Mostrándonos
como turistas…
-¡Puedo
ser carnada como ustedes…!
-Creo
que no, si yo te reconocí por la foto que sale en el diario, el también lo
hará.
-¡Maldita
foto!
-Tranquila,
necesito que te pongas a escribir y que el viernes saques una nota sobre los
asesinatos, no digas que es un asesino en serie, sino más bien que son varios
asesinos, inventa algo, para que el sienta que no creen en él como un asesino
en serie.
-Algo
puedo inventar – Rió mirando a Stone – y si menciono que la policía ya arrestó
al asesino…
- Se
sentirá libre de actuar… - Intervino Sara – y si a eso le agregamos que
retiramos la policía que se encuentra en Cruz del Eje vigilando, se comerá la
carnada.
-Mejor
le contamos el plan a tu novio antes que me mate – Dijo Stone sacando de su
bolsillo el celular y marcando el número de Estévez – Hijo de tu madre, mejor
ven al hotel ya, que debo contarte como haré de las mías – Hablaba Joan con
Estévez. Sara reía porque la forma de tratar de Stone a su novia comenzaba a
ser la del último año… y significaba que Joan podía estar aceptando de nuevo su
amistad con Wal.
-Creo
que debo retirarme, es tarde, mañana hablaré con mi director en el diario para
la nota.
-Sólo
espera unos minutos que nuestro jefe viene en camino y debe conocerte.
Las
tres continuaron hablando del caso, aunque las miradas entre Stone y Sandra se
hacían más intensas. Sara se daba cuenta que a su amiga le estaba gustando la
periodista y esta no estaba rechazándola, es más parecía también entrarle al
coqueteo. En menos de 25 minutos, Estévez llegó al bar. Stone le presentó a
Sandra y le contó el plan, Wal la escuchó sin decir una palabra, y cuando terminó
de hablar fue cuando le respondió.
-Estás
completamente loca, espero que tu plan funcione o nos quedamos todos sin
trabajo – Dijo mirando a Sandra.
-Crucemos
los dedos – Dijo Stone riendo.
Estévez
aunque sabía que era un plan demasiado alocado y arriesgado, confiaba
plenamente en las locuras de Stone, así que la apoyó. Sara y su novio se
retiraron enseguida a dormir, Stone se quedó un rato más charlando en el bar
con Sandra, pero no del caso, coquetearon un poco, y luego se despidieron.
-Mejor
me retiro son más de las cuatro… debo dormir.
-¡Pues
que sueñes con angelitos!
-Mientras
no vengan con esposas y me esposen a la cama.
-Jajá
– Riendo Joan – Cualquier cosa me llamas a mí, tengo llave para las esposas.
Cada
quién tomó su rumbo, Stone durmió hasta casi el medio día, cuando se despertaba
se encontró con Laura entrando a su cuarto…
-¿Qué
haces durmiendo aún? – Le gritó al entrar y verla en la cama.
-Ya
me levanto… - Dijo dándose la vuelta en la cama y abrazando la almohada.
Laura
entró al baño a ducharse y salió envuelta en una bata del hotel. Joan estaba
sentada poniéndose sus botas.
-¡No
has dormido nada! – Le preguntó Stone a Laura.
-No
– Le gritó y se tiró en su cama.
-Bueno
descansa, voy a la comisaría para ver como llevamos a cabo el plan que tenemos
para atrapar a ese hijo de perra y vuelvo a buscarte.
-mmm,
Ok… - Respondió ya durmiéndose Laura.
La
policía aceptó el plan, sin embargo no retiró su personal de Cruz del eje sino
que los obligó a vestirse de civil y a pasear por la Ciudad como turistas o
lugareños. Sara y Carla viajaron el
mismo jueves a Cruz del Eje y se alojaron en un Hostal cerca del Embalse.
Fingían ser dos hermanas paseando. La policía de Córdoba envió a dos oficiales
femeninas más para que se confundieran con otras turistas, alojándolas por
separado en dos hoteles distinto. Stone y Laura les tocaría llegar a Cruz del
Eje el viernes como mochileras y acampar en un camping cerca del Embalse.
Así
eran seis posibles turistas vigilando el área. Al mismo tiempo que la policía
vigilaba toda la Ciudad, o más bien las áreas cercanas al embalse y el rio.
El
viernes a primera hora, la nota de Sandra salió en primera plana en el diario
de La Voz del Interior, dando cuenta de los asesinatos que habían sucedido en
el mes en el Valle de Punilla, llamándolo el Asesino de la ruta 38, y dejando
por sentado que la policía ya había atrapado al culpable cuando intentaba
cometer un nuevo asesinato en la Ciudad de Cruz del Eje.
Cerca
del mediodía Laura y Joan bajaron de una camioneta en la entrada a la Ciudad e
ingresaron caminando como unas mochileras turistas. En todo momento Stone y las
demás policías que se encontraban fingiendo ser turistas y paseaban por Cruz
del Eje haciéndose notar por donde pasaran se mantenían comunicadas mediantes
mensajes de texto con Estévez. Los agentes de policías vestidos de civil se
confundían con Ciudadanos del lugar o turistas.
Inmediatamente
Stone comenzaron a interactuar con la gente pidiendo información de dónde poder
acampar. Aunque ambas ya sabían dónde irían, sólo buscaban ser vistas por el
asesino. Pasaron más de tres horas caminando por el centro de la Ciudad y los
paseos turísticos para luego dirigirse al camping que se encontraba a unas
cuadras del El embalse Cruz del Eje que se interpone en el curso de agua del
río Cruz del Eje; en el extremo norte de las Sierras Grandes.
Para
Stone el asesino intentaría buscar a su víctima entre las turistas que
estuvieran cerca del embalse, pero dicho dique tenía una extensión de 1093
hectáreas, lo que se hacía muy difícil tener a toda la policía local y la de
Córdoba vestidos de civil vigilando los alrededores. Y si Joan no se equivocaba,
el asesino conocía muy bien todos los lugares donde había atacado, y seguro ya
se había percatado de la vigilancia. Aún así se seguía con el plan.
Apenas
llegaron al camping, hablaron en la entrada del predio con el cuidador quien
les aconsejó la zona más iluminada. Les advirtió que en el lugar se encontraba
un grupo de adolescentes acampando y que estaban enfiestados que no sería una
noche tranquila ni silenciosa. Al oír esto Stone maldijo para sus adentros,
mucha gente cerca, lo que haría imposible que el asesino se presentara en ese
lugar. Pero igual ingresaron al camping, y se ubicaron a unos 200 metros de las
carpas de los jóvenes bulliciosos. Laura sola armó la carpa, mientras Joan se dedicó
a buscar leña para hacer una pequeña fogata.
Ya
sentada al lado de la fogata cuando la tarde ya había caído y la noche parecía
regalarles un manto de estrellas… Stone se comunicó por teléfono con Estévez.
-Por
aquí todo tranquilo, ¿alguna novedad?
-Ninguna,
ya todas han tomado ubicación para pasar la noche, si tu pálpito resulta el
asesino ya debe haber elegido su víctima, o ataca esta noche o lo hace mañana.
-¿La
policía local notó algo extraño o nada?
-Para
ellos hay demasiados turistas, aún no es temporada alta, sólo faltan menos de
dos semanas para que se abra la temporada y nunca llegan tantos turistas. Creen
que el haber salido en los diarios el caso ha hecho que mucha gente llegue a
curiosear.
-Eso
me temía…
-Mejor
descansen, mañana veremos qué pasa.
-Buenas
noches, dejo encendido mi celular, mañana por la mañana lo pondré a cargar en
la casa del cuidador del camping, así que cualquier novedad me despiertas
¿¿¿sí???
No
alcanzó a cortar que el celular sonó… Stone al ver el número en la pantalla del
aparato se levantó y caminó unos metros alejándose de la fogata para hablar con
quien estaba llamándola. Laura la miró con mala cara, apenas oyó la voz de Joan
pronunciar el nombre de la periodista los celos se le dispararon.
-¿Cómo
va todo por Córdoba?
-Todo
tranquilo, disponiéndome a salir por ahí a bailar ¿y Vos?
-Jajá
yo sentada bajo un manto de estrellas al lado de una pequeña fogata
-mmm
suena muy romántico…
-Tal
vez, pero estoy trabajando y además no tengo la compañía que querría para que
fuera una noche realmente romántica – Comenzó a coquetear con Sandra.
Aunque
Stone trataba de hablar en voz baja, demasiado silencio en el lugar a pesar de
los gritos y la música que venía de las carpas de los jóvenes revoltosos, Laura
pudo escucharla y le dolieron esas palabras. Celosa, y enojada se levantó y
comenzó a caminar por el predio. Quería calmar la rabia que sentía y no quería
que Stone se diera cuenta de sus celos, así que prefirió estar sola.
Joan
coqueteaba con Sandra, perdió la noción del tiempo, al cortar la llamada sonrió
porque debía admitirse que le gustaba la cordobesa. Al tiempo que Laura
caminaba cerca de la arboleda que rodeaba el predio del camping, donde la zona
estaba muy poco iluminada, absorta en sus pensamientos y olvidándose de porqué
se encontraba en ese lugar no advirtió el sonido de unas pisadas que se
acercaban acechándola detrás de los árboles. Joan giró hacia la fogata y su
mirada no encontró a Laura, miró hacia la carpa y nada, y rápidamente su mirada
enloqueció mirando hacia todos lados… a unos 50 metros de donde se encontraba
Stone, el tan temido asesino se acercaba sigilosamente a Laura, atrapándola por
atrás y amenazándola con un cuchillo en la garganta comenzó a arrastrarla hacia
la arboleda. Laura sin entrar en pánico se dejó llevar, sabía que podía
defenderse, tenía un arma en la tobillera derecha de su pierna. Sólo tenía que
esperar el momento oportuno para sacarla y arrestarlo.
En
ese instante que el asesino y Laura se metían en la arboleda Stone divisó las
siluetas y comenzó a correr. El atacante sintiéndose seguro de que ya tenía a
su próxima víctima golpeó a Laura atontándola y de esta manera le ató las manos
y la amordazó. Ella no perdió el conocimiento pero si se sintió aturdida y sin
fuerzas. El comenzó a arrastrarla entre los árboles.
Stone
llegó donde comenzaba a la arboleda para adentrarse en ella, si bien la noche
era muy clara gracias a una redonda luna llena en el firmamento, entrando a la
parte de los árboles, en ese pequeño bosque no se veía mucha pero había algo de
claridad. El asesino le llevaba unos
minutos nada más de ventaja, no podía haber avanzado mucho pensaba
Stone, así que siguiendo su instinto tomó una dirección que le pareció la
correcta y avanzó.
Laura
con sus manos atadas era empujada entre árboles, la llevaba casi corriendo, lo
que hacía que la joven se tropezara seguido debido a la oscuridad que había. Ella
intentaba llevarse por delante todo lo que podía ver, era sólo una forma de
dejar un rastro. Si Stone la buscaba por ahí se daría cuenta por donde había
pasado. Y eso era lo que Joan se fue encontrando a cada paso que daba… marcas
de huellas de pisadas en el suelo, ramas quebradas.
Al
caerse, él la levantó bruscamente hablándole al oído, “Si quieres vivir caminá”.
Laura sabía que mentía, pero debía seguirle el juego al maldito. Avanzaron unos
metros más y la oscuridad comenzó a dispersarse, y logró ver frente a ella
parte del lago del embalse, estaban llegando a una orilla.
Stone
apresuro su pasó, la adrenalina ya le corría furiosa por su cuerpo. Sabía que
debía apurarse. Como a unos cien metros divisó un claro en medio del bosquecito
que estaba traspasando, dándose cuenta que la arboleda se estaba terminando y
corrió más rápido.
La empujó
al suelo y al intentar darse vuelta él se arrodillo encima de ella
inmovilizándola, blandió su cuchillo en la garganta de Laura. En ese instante
el miedo se apoderó completamente de ella, la desesperación por defenderse y
darse cuenta que no podía aceleraba su corazón y su respiración. Blandiendo el
filo de su cuchillo comenzó a rasgar lentamente la tela de la camiseta que ella
llevaba puesta y al mismo tiempo rozando y lastimando su piel… La manoseaba, le
demostraba quien tenía el control de la situación, parecía gozar con el miedo
que se emanaba de Laura.
La
joven intentó mover su cuerpo aprisionado por las piernas del atacante y logró
empujarlo y hacerlo caer al lado de ella. En ese preciso momento Stone apareció
empuñando su pistola y apuntándole.
-Detente
– Gritó, el asesino al escucharla tomó a Laura por el cuello colocando la punta
del filo del cuchillo en la garganta de su prisionera usando el cuerpo de ella
como escudo. Stone volvió a gritar – Estás rodeado, la policía viene por ti –
Mentía, no había dado la voz de alerta ni pedido ayuda.
-Nunca
me atraparan – Le contestó riéndose y moviendo levemente su mano y ocasionando
un corte en la garganta de Laura con su cuchillo y la sangre comenzó a brotar.
-¡¡No
la lastimes!!
-Baja
tu arma – Le ordenó el criminal.
Ante
la negativa de Stone, bajó el cuchillo y se lo clavó en el hombro derecho, ella
sintió el filo desgarrar la carne y… gritó de dolor y Stone entendió que debía
rendirse.
-Ok…
Ok… la bajaré pero déjala – Bajando lentamente su arma. En ese preciso instante
Laura la miró a los ojos fue como comunicarse a través de la mirada, Stone
entendió su mensaje. Romano se sacudió haciendo que su cabeza se moviera unos
poco centímetros y el rostro de su atacante quedara en la mira de Stone. Y ella
levantó rápidamente el arma y gatilló con precisión.
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