CAPÍTULO 10
Ana trataba de calmar a Brenda
que estaba realmente mal por lo que le estaba sucediendo a Alex. Mientras
esperaban que algún médico saliera del quirófano para darles noticias de cómo
estaba Alex. Ana le contó la verdad, de la trampa que le tendieron a Eduardo.
Daniel caminaba de un lado al
otro. Su amigo se encontraba entre la vida y la muerte. Un policía se acerco a
él. Y en un costado del largo pasillo hablaban.
Apareció un médico y habló con
Daniel. y se retiró. Y él se puso más nervioso.
Ana: - Quédate aquí, hablare con
Daniel para saber que le dijo ese médico. - Brenda sólo lloraba.
Ana se acercó a Daniel y al
policía. El policía justo se despedía. Daniel la vio y se acerco a ella y la
abrazo.
Ana: - ¿Qué pasa Dani?
Daniel: - Aún sigue en el
quirófano. Tratan de salvarle la vida.
Ana: - Alex es fuerte, ya verás
que sale de esta.
Daniel: - Lo sé, pero todas las cosas le pasan a Alex,
nunca a mí. – Daniel se estaba quebrando en los brazos de Ana.
Ana intento calmarlo y lo llevó a
sentarse con Brenda. Y los tres esperaron que alguien les avisara de algo sobre
Alex.
Otro médico salió de la sala de
operaciones y se dirigió a los tres jóvenes. Que al verlo salir, caminaron
hacia él.
Daniel: Doctor, por favor, ya díganos
¿cómo está Alex?
Doctor: - Tranquilo hijo – Dijo
el hombre ya mayor – La joven se recuperara. Nos costó mucho mantenerla en este
mundo, Pero es muy fuerte – y sonrió.
Daniel: - Gracias Doctor, Gracias
– Dijo dándose vuelta y abrazándose a Ana.
Brenda y Ana estaban algo
confusas. Ese medico había dicho “La joven”, ¿acaso se había equivocado?
El médico les dijo que en un
momento, una enfermera vendría y les
permitiría verla.
Y seguía hablando de Alex como si
fuera una mujer. Apenas se alejo el médico. Las dos chicas miraron seriamente a
Daniel. Quien ya se había dado cuenta que la identidad de Alex había sido
puesta al descubierto.
Daniel: - Chicas, puedo
explicarlo todo…, pero ahora no. Necesito ver a Alex – dijo viendo a una
enfermera que preguntaba por parientes de Alex Zamboya. Y se fue detrás de esa
enfermera.
Ana y Brenda se quedaron ahí,
algo preocupadas y confundidas por la situación.
Brenda: - ¿Cómo que es mujer? – preguntó.
Ana: - No sé qué decirte, yo
también estoy sorprendida por esto. No entiendo nada.
Brenda no entendía nada, pero su
mente volaba recordando cada momento cerca de Alex. Su piel tan suave, el
ridículo bigote, su forma de ser tan educada, todo aquello que le hizo pensar a
ella que Alex podría ser gay vino a su cabeza… No podía ser mujer…
Esperaron a Daniel por unos
treinta minutos. Él apareció. Sus ojos denotaban que había llorado.
Brenda: - Ya explica todo… - lo
enfrentó.
Daniel: - Tranquila. Es una larga
historia, que les contaré, no sé preocupen. Si quieren verle pueden entrar de a
una.
Ana: - Ok. Voy a ver a Alex y
después me cuentas todo – y cruzó la puerta que la llevaban a la habitación
donde se encontraba Alex.
Brenda: - Sólo quiero saber la
verdad, nos mintió.
Daniel: - No te enojes… no podía
decirte la verdad.
Brenda se quedo callada, y Daniel
intento acercarse ella pero rechazó la charla. Sólo quería saber la verdad, no
quería que le hablara de nada.
Cuando Ana volvió a los diez
minutos. Y le dijo a Brenda que podía entrar ella, se negó a verle.
Fueron los tres a la cafetería
del hospital, se sentaron a una mesa.
Brenda: - Ya, hasta cuando vas a
dejarnos con la intriga. Cuéntanos todo.
Ana: - Tranquilízate Bren, Dani
ya nos contará.
Daniel: - Está bien. Les dije que
es una larga historia. Supongo que debo contarles todo sobre su vida para que
entiendan.
Las chicas asintieron con la
cabeza y Daniel prosiguió entonces.
Daniel: - Alex y yo somos huérfanos.
Nos conocimos en el hogar en que nos criamos. Desde los cuatro años somos
inseparables. No pregunten por qué. Pero siempre he sido como su hermano mayor
y he estado a su lado. Cuando Alex tenía 9 años, me pido que le enseñara a
besar. Y yo que siempre le estaba enseñando todo, le enseñe a besar. Me
sorprendió horas más tarde cuando le encontré besando a una amiguita. Sabía que
ella no era como todas las niñas. Pero yo la amaba, era como mi hermana menor.
Y sin saber lo que realmente sucedía o lo que Alex sentía jure aceptarla.
Ese mismo día, la lluvia nos
agarro cuando regresábamos del arroyo y por la mojadura me enfermé. Y al otro
día, que era lunes, no me dejaron ir al colegio. Y Alex fue sola. Pero no
volvió al medio día. Y cuando pregunté por ella, se dieron cuenta de su falta.
Comenzaron a buscarla, pero nadie la había visto.
Todo el pueblo la buscó, y el
comisario la encontró casi muerta a orillas del arroyo a varios kilómetros del
colegio.
Yo me he sentido culpable
siempre. Sé que nada le hubiera pasado si yo iba al colegio con ella – Su voz
se quebró – La violaron cuatro tipos… nunca los encontraron.
Brenda y Ana estaban impactadas
con lo que estaban escuchando.
Daniel: - Ella no hablo por más
de un año. Y cuando se recupero por así decirlo de todo eso que le pasó. Fui la
única persona en el mundo que pudo acercarse a ella. Me juré que nunca nadie
volvería a hacerle daño. Y no me separaría de ella nunca. Pasaron los años. Y
ambos salimos del orfanato, nos fuimos a vivir juntos. Yo sabía que ella era
lesbiana y no me importaba. Al estar cerca de mí la gente no hablaba ni decía
nada malo de ella. Nos fuimos a Salta, buscando una mejor oportunidad de
trabajo y comenzamos a trabajar en un bar de mala muerta como barman los dos.
Una empleada de la cafetería les
dejo sobre la mesa el café a los tres. Daniel comenzó a jugar con la cucharita
en la taza. Mientras les seguía contando la historia de Alex y por defecto de
él por estar siempre a su lado.
Daniel: - Una noche, cuando Alex
sacaba la basura del bar por la puerta de atrás vio algo que no debió ver.
Entro asustada y me contó que fue testigo de un asesinato. Cuando salí me
encontré con un hombre muerto casi a cuatro metros de la puerta. Llamamos a la
policía. Para resumir, las cosas empeoraron. Alex era testigo de un crimen. Y
los responsables se enteraron y la buscaban para matarla. La policía de esa
ciudad nos dijo que nos fuéramos porque a quien Alex había reconocido era integrante
de una banda de narcos. Y era más que seguro que la estaban buscando para
matarla. Así que huimos hacia aquí, Buenos Aires. Pero los tipos que nos
seguían sabían que debían buscar a una chica. Y Así fue que disfrace de hombre
a Alex. Le enseñé a comportarse como un verdadero hombre para protegerla.
Brenda: - ¿Por qué no nos
contaron?
Daniel: - No podíamos decir nada. Y cuando
fui a investigar sobre ese hijo de puta que te hizo daño, y supe quien era su
padre…
Brenda: - ¿Qué tiene que ver su padre
con que Alex nos haya mentido?
Daniel: - Te dije que Alex presencio un
asesinato y vio quien cometió ese crimen… ¿no?
Brenda: - Si…
Daniel: - Pues el padre de Eduardo, es
el asesino. Pero como mando a matarla… Alex huyó para salvar su vida y no pudo
testificar en su contra. Y no lo arrestaron. Y ahora la policía puede meterlo a
la cárcel.
Brenda entendió, pero en el fondo no sabía
qué hacer con lo que se había dado cuenta que sentía por Alex.
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Brenda no me vengas con vaina que ella te salvó la vida joder y eso no cambia nada que sea una chica
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