CAPÍTULO 2
Alex llegó a su departamento y apenas entró, le
preguntó a su compañero.
Alex: - Hey Dani, ¿No salís está
noche?
Daniel: - No, ya pedí la pizza, ya
comienza el partido… – le respondió tirándose en el sofá y encendiendo el
televisor.
Alex fue a la heladera y sacó unas
botellas de cervezas, se acercó a su amigo, y se sentó a su lado, convidándolo
con una de las cervezas. Ambos miraban un partido de futbol por la T.V.
Poco a poco, Alex se fue
recostando en el hombro de su amigo, quien muy cariñosamente movió su brazo y
le abrazó.
La amistad que los unía era más
fuerte que todo. Se respetaban, la confianza entre ambos era ciega.
Al mismo momento, pero en el departamento de enfrente.
Ana: -¿Brenda te parece que
mañana salgamos a tomar algo y a conocer la noche porteña?
Brenda: - No me interesa salir,
tengo que ponerme a leer algunos libros para la facultad.
Ana: - Vamos, no seas una nerd.
Salgamos, Sólo unas horitas.
Brenda no respondió y se tiró en
su cama a leer. Por su parte Ana, se fue al living a ver televisión.
A la mañana siguiente, Ana se encontraba charlando con Chabela, la
encargada del edificio, en la puerta del departamento de esta última.
Contándole que necesitaba trabajo.
Chabela: - Bien, niña seguro
consigues algo. Yo si me entero de algo en el barrio te aviso.
Ana: - Gracias Señora.
Chabela: - Nada de señora,
Chabela, aquí todos me llaman así hija…
Ana: - Está bien, Chabela. Muchas
Gracias. Ahora me voy, tengo una entrevista en un bufete de abogados, a ver si
consigo un puesto de secretaria….
Chabela: -Vaya hija, espero que
tengas suerte…
Ana se despidió de Chabela y se
encaminó a la puerta de salida del edificio, Daniel que entraba no pudo
controlar sus hormonas.
Daniel: - ¡Hola linda!
Ana: - ¿Linda? Creo que te has
equivocado, No me llamo Linda.
Daniel: - Bueno, Perdón, Hola
Hermosa entonces…
Ana: -¿Eres así con todas?
Daniel: -Uy, me atrapaste, ¡Qué
mal seductor soy! – Dijo riendo y cediéndole el paso a Ana para que pasara.
Ana: -¿Así qué me quieres
seducir, y ni siquiera me conoces?
Daniel: -Bueno, nooo… sólo quise ser cortés, pero me
salió el tiro por la culata. Mis disculpas – Extendiendo su mano para saludarle
y continuó – A propósito, soy Dani, y vivo en el depto. frente al tuyo.
Ana: -Yo Ana… - Dijo sonriendo y
tratando de disimular su entusiasmo –
Pues otro día le seguimos con la presentación, es que llego tarde a una
entrevista de trabajo… - Diciendo esto dio media vuelta y caminó.
Dani: - Nos vemos y suerte Ana
Ana: - Gracias, nos vemos, Bye… -
Le respondió sin detener su andar.
En la otra punta de la ciudad, Brenda entraba a una pequeña Galería de Arte. Y Alex
salía de una de las oficinas del lugar.
Alex la reconoció. Brenda miraba
absorta los cuadros colgados en la pared de esa pequeña galería de arte. Que ni
le había visto. Silenciosamente Alex se acercó a ella.
- Disculpa, Eres Brenda ¿no? – Brenda
le miró algo distraída.
- Si, ¿Por? –
-Hola soy Alex, tu vecino. Me
parecía que eras tú, pero no estaba seguro. – le dijo
-Hola, ¿Qué haces acá? – preguntó
Brenda
-Nada, sólo he venido a hacer
unas averiguaciones. Me ha enviado la compañía de seguros. Sucede que hubo
un robo aquí el mes pasado. Y quieren
verificar que ese robo realmente existió y no es una tramoya para cobrar el
seguro. ¿Entendes?
-Sí, claro. Eres detective.
-Aja, y A ti, te gusta mucho el
arte veo.
-Sólo he aprovechado el día, ya
que no tengo clases, para venir aquí a ver esta exposición.
-Bueno, no te molesto más, debo
continuar con mi investigación. Nos vemos.
Se despidieron. Brenda continuó
recorriendo el lugar y mirando los cuadros que se exponían allí. Por su parte,
Alex, se acercó al guardia de seguridad y le comenzó a hacer algunas preguntas
de lo sucedido…
Desde donde se encontraba Alex, podía
verla, ella parecía hipnotizada mirando los cuadros. Trató de concentrarse en
las respuestas que el hombre de seguridad le estaba dando, pero de reojo la
miraba.
Brenda se encaminó hacia la
puerta de salida del local, cuando una voz dijo su nombre:
-Ey Brenda. ¿Ya te vas?
Se dio media vuelta para ver
venir caminando a Alex hacia ella.
-Sí, ya se me hace tarde y pierdo
el tren.
-Pues no te apures, que yo te
alcanzó a casa. Digo ¿si te vas para casa?
-Sí, me voy para mi casa, pero no
es necesario
-No es molestia, yo también ya me
voy para el depto.
Brenda algo tímida, no quería
aceptar. No lo conocía. Y ella no era muy confianzuda con la gente. Pero algo
en la mirada de Alex la hacía sentir segura. Y aceptó. Alex le dijo que su auto
estaba estacionado en la esquina y sin hablar la invito a ir caminando hacia el
vehículo.
-Aquí está – dijo Alex, sacando
del bolsillo de su pantalón las llaves. Y apretando el botoncito de la alarma.
Se acercó a la puerta del acompañante y la abrió – Suba Señorita – a lo que Brenda sólo dijo –
Gracias.
Brenda subió en silencio. Alex dio
media vuelta al auto y se subió. Arrancó el coche y salieron en marcha.
En el camino, ninguno hablaba.
Alex conducía. Y Brenda lo miraba de reojo. Realmente era un hombre muy lindo,
Pero ese bigote estúpido que llevaba no le quedaba. Ella lo miraba discretamente.
Y seguía pensando que era demasiado bonito, tenía rasgos muy aniñados. Casi de
niña. Eso le llamó mucho la atención. Entonces pensó que seguramente usaba ese
ridículo bigote para verse más varonil.
Por su parte, Alex se maldecía
por dentro, por no ser tan atrevido como Daniel. Pero Sabía que con Brenda sólo
podía acercarse como un amigo.
Por fin se animó a romper el
silencio:
-¿Y qué te parece la ciudad? ¿Te
gusta o no?
-Mucho no he conocido. Me gusta,
pero a la vez, me asusta un poco.
-Ya te acostumbraras – dijo Alex,
y prosiguió diciéndole que si le gustaba todo respecto al arte, se ofrecía a
averiguarle de los lugares importantes que pudiera conocer.
Continuaron hablando de Buenos
Aires y de los lugares que a ella le podían interesar.
Al llegar, Alex estacionó el auto
y le dijo:
-Mira, tengo que llevar el auto
hasta la cochera que esta acá a media cuadra, ¿Qué hacés, te bajas aquí o me
acompañas?
-No, ya, yo me bajo aquí, Muchas
gracias por traerme.
-De nada vecina, fue un placer
ser su chofer.
Brenda bajó del auto,
despidiéndose con un simple chau.
Cerró la puerta y camino apresuradamente hacia la
entrada del edificio. Apenas la vio entrar. Alex encendió de nuevo el motor del
auto y avanzó por la calle despacio hacia la cochera.
Ya en el
departamento.
-Ey, ¿De dónde venís? – Preguntó
Ana cuando la vio entrar a Brenda al departamento.
-De una galería de arte –
respondió sacándose su campera y dejándola sobre el sofá.
-Ah ¡Pensé que tenías clases!
-No, los jueves no tengo clases –
contestó Brenda encaminándose hacia la cocina. Y sin voltear a mirarla le
preguntó- ¿y vos que hiciste?
-Nada, fui a dos entrevistas,
pero nada. Esta muy difícil conseguir un empleo – respondió siguiendo a Brenda
a la cocina.
Allí continuaron la charla y
comenzaron a prepararse la cena juntas.
Casi al mismo
tiempo, Alex entró a su departamento.
-Dani ya llegué. ¿Estás?
-Si, en la cocina.
-Noooo, no me digas que vas a
cocinar, por favor, hermano se me acabó la Hepatalgina. (Protector hepático).
-Idiota, sólo caliento tu
estofado de ayer – respondió. Y le hizo señas con una mano para que pusiera la
mesa – Ve poniendo la mesa que ya está.
-Bien, llegué justo – Dijo Alex y
comenzó a poner la mesa.
Daniel, sacó la olla del fuego y
la llevó así no más a la mesa y comenzó a servirle en el plato a Alex, quien ya
se había sentado y abría unas cervezas para ambos.
Mientras cenaban, Alex rompió el silencio.
-Che, Debemos buscar una
secretaria. Me estoy volviendo Crazy.
-¿Qué?
-¡Que necesitamos una secretaria
Hermano! Con tanto trabajo no he podido poner un tonto aviso en los
clasificados.
-La chica del frente busca
trabajo – Dijo Daniel como haciéndose el desinteresado.
-¿Qué chica? – Preguntó Alex.
-Ana, nuestra hermosa vecina de
acá en frente.
Alex ya lo conocía y sabía cuando
una chica podía gustarle a su amigo. Y Ana era el tipo de chica que podía
hacerlo ponerse un tonto.
-¡Ah! Ana… jajaja
-¿De qué te ríes? La pobre está
buscando trabajo desde que llegó a Buenos Aires, seguro se le ha hecho difícil
encontrar – dijo Daniel con cara de buen samaritano.
-Sí, sí, entiendo. Pero una cosa
– le dijo Alex, mirándolo, y haciendo que éste le prestara atención – ¿Sabes qué
si la contrato como secretaria no podrás ir detrás de ella en plan conquista?
Daniel puso cara de hombre
pensativo y haciendo una mueca de mala gana le respondió:
-Pues ni modo, ofrécele el
trabajo. Además, es una niña, apenas debe tener 18 años. No estoy para andar
jugando a la niñera yo…. – respondió Daniel poniendo cara de no estar
interesado en Ana. Pero en el fondo la chica realmente le gustaba, Y eso lo hacía
sentir medio raro, pues no la había visto tantas veces. Pero si se le había
grabado la carita y los ojitos en su memoria.
Alex: -¿Estás seguro Dani?
-Claro que sí, no soy asalta
cunas – respondió levantándose de la mesa y dejando su plato en el lavaplatos
de la cocina.
-Ok, no quiero que después te
arrepientas – dijo Alex mirando su reacción. Se dio cuenta que por primera vez,
una chica que le gustaba se salvaría de sus garras sólo por el hecho de no
tener más de 20 años. Pero sintió orgullo de saber que su amigo, podía ser todo
un don Juan, pero que nunca se aprovecharía de ninguna menor de edad.
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Hola.......buenos capitulos.. espero los proximos...besos..desde...Guadalajara...Mexico
ResponderEliminar¡Que genial que se sigan encontrando! *-* Pobre Dani, pero que bien que Ana ya va a conseguir trabajo.
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