Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Sk8er girl - Ghost Girl - 8


Capítulo 8 Como siempre soñé

ABRIL AVELLANEDA
Sabina! Sabina! Sabina! Cada día me hace feliz, hace un mes que comenzamos a salir, los chicos celebraron nuestro noviazgo e Iñarritu se declaró un buen perdedor, eso sí me advirtió el muy ufano que si un día rompo con Sabina él lo va a intentar con ella, aún no se si lo dice en serio o es broma.
En fin las cosas han ido estupendo, poco a poco va por el mundo asumiendo nuestro amor, incluso ya se atreve a darme muestras de afecto en la prepa. Sin embargo a sus padres aún no les dice nada, teme que lo vallan a tomar a mal y terminen por separarnos.

Si de por sí ya la tienen bien vigilada y no la dejan salir a ningún lado, afortunadamente eso no ha sido impedimento para no vernos, al contrario con el pretexto de que está castigada no las hemos pasado casi todo el tiempo en su casa.
Es ahí donde tenía que hacer acopio de toda la paciencia del mundo, pues a veces las ganas que tengo de ella son tan grandes, que me costaba controlarme, muchas veces habíamos estado a punto de hacerlo, pero a veces sus nervios son la que nos detenía o  mi cordura la cual me dictaba que cuando lo hiciéramos tenía que ser especial.
Eso pensaba hasta esta bendita tarde en la que me regaló su inocencia, todo fue tan espontaneo si me vieran en este instante verían la sonrisa más boba que hay en mi rostro y es que de solo recordarlo, mi corazón se hincha de amor.
Estábamos viendo en la tele una película que estaba de lo más aburrida, en realidad a mí su contenido era lo menos que me interesaba, estaba entretenida en tomar entre mis dedos los negros cabellos de Sabina y llenarla de tiernos besitos en su cabeza.
Ella en tanto me respondía con cariñitos, hasta que con sus suaves labios comenzaron a atacar con diminutos besos a mi cuello, ahí fue cuando la temperatura en mi cuerpo aumentó exponencialmente.
Ella me miró a los ojos esbozó una sonrisa y se fue directo a mis labios, mientras tanto yo en cada beso quería más y más de ella, como ya era costumbre.
Poco a poco la fui recostando sobre el sillón, sentir su cuerpo cálido bajo el mío, incluso con la ropa era hermoso, un sentimiento de calidez se alojó en mi cuerpo. Mis manos no podían contenerse y comenzaron a acariciar lentamente todo lo que se encontrara a su paso.
Mientras Sabina introducía sus manos por mi playera y comenzaba a acariciar mi espalda, nuestras respiración entrecortadas anunciaban el deseo que teníamos la una por la otra.
Sentí como desabrochaba mi sostén en ese vagar de sus manos, ahí fue que la cordura se apoderó de mi.
-         Espera… -dije, tenía miedo  a hacer las cosas precipitadas.
-         Shhh- Puso en dedo mi labio- Estoy lista, no puedo esperar más, el solo hecho de hacerlo contigo ya lo hace especial
-         Pe…
No me dio chance a replicar, comenzó a besarme nuevamente, esta vez sus besos ya no eran tiernos, eran deseo puro.
Colocó mis manos por encima de mi cabeza y su mano izquierda me acariciaba desde mi abdomen hasta mis senos, lucía tan sexy, tan segura, tan dominante y mi entrepierna se humedecía mas y mas.
Claro que no me iba a quedar atrás, con maestría baje con ella a la alfombra y ahora era yo quien estaba arriba.
Entre beso y beso ella logró quitarme la blusa, su cara cuando vio mi torso desnudo no tiene nombre, sus ojos brillaban, su expresión me hizo pensar que le gustaba lo que veía, inmediatamente acerco su nariz a mis pechos y aspiro con fuerza, con  mucha dedicación comenzó a rozar con sus labios y boca cada uno de mis pechos, yo estaba en el límite que lo único que conseguí fue aferrarme a sus cabellos.
Disfrutando cada una de sus caricias, entre tanto como pude logre desprenderla de su blusa y poco después de su sostén, mi boca no espero ni un segundo y probó de sus deliciosos pezones, mis manos comenzaron a vagar por su cuerpo, comenzaron a rodear la pretina de su pantalón hasta llegar a su pantalón, lentamente lo desabroché, ella me ayudó a quitárselo, seguido de eso inmediatamente me quite el mío, era doloroso tenerla lejos de mí, la acerque nuevamente y ella se sentó ahorcajadas, con nuestras piernas nos abrazábamos mutuamente, yo acariciaba cuanto podía, mientras mis labios vagaban por su clavícula, su cuello, su lóbulo sus labios,  O DIOS! El solo hecho de recordar sus gemidos hace que mi entrepierna se humedezca.
Lentamente me acosté sobre ella y comencé a moverme sobre ella, ella imitaba el movimiento, ya nuestras caderas bailaban junta, al mismo ritmo.
Por último desprendí sus pantis junto con los mias, emprendí la retirada desde sus labios pasando por su cuello, senos, abdomen y llegué por fin a sus piernas, le acaricié y besé sus piernas, cree un caminos de besos hasta llegar a su sexo donde me embriague de su olor, de su tacto, crucé con mi lengua separando los pliegues de su piel, ella se aferraba a mis cabellos  y emitía gemidos cada vez más fuerte.
Lentamente me adentré en ella teniendo cuidado de no lastimarla, llegué a un punto donde algo evitaba que siguiera mi camino.
-         ¿Te duele?  - pregunté con precaución
-         Si- me respondió.
-         ¿Me salgo?
-         No!
Tomé un respiro y volví a empujar mi mano dentro de ella rompiendo así su himen, me deslice lentamente hacia afuera y  antes de salir me adentré nuevamente y así continué hasta que sus espalda se arqueo dejó escapar un largo gemido.
Yo subí y comencé a llenarla de besos a esa linda carita que ahora estaba cerrada y llena de placer, ella me abrazó correspondió a mis besos y me dijo.
-Te amo.
Yo la abracé y la acurruqué sobre mi pecho.

SABINA PIZARRO
Después de experimentar la máxima expresión del amor con Abril estaba segura que no quería ocultar mi amor por ella por nada del mundo, no cuando lo que siento por ella es demasiado fuerte y me hace tan feliz.
Por eso los días siguientes pensé en decirles a mis padres que era feliz y que estaba enamorada, a ciencia cierta no tenía ni idea de cómo iban a reaccionar, temí incluso que me corrieran de la casa.
Sin embargo un buen día me armé de valor, recuerdo claramente era un domingo en la mañana mientras desayunábamos, como siempre ellos revisando los periódicos, yo solo los miraba a cada uno, volteaba de un lado a otro, tratando de encontrar el valor.
Estaba muy nerviosa, incluso creo que mis padres sintieron mis nervios pues bajaron sus periódicos para prestarme atención más de una ocasión, sin embargo las palabras no me venían a la mente.
Una parte de mi me gritaba: Vamos Sabi dilo, dilo, DILO!!
La otra parte enmudecía, cual si una bola obstruyera mis cuerdas vocales impidiendo emitir cualquier sonido.
Mis manos sudaban, no sé cuánto tiempo estuve debatiéndome entre hablar o no.
-         Sabina quieres decirnos que te pasa- dijo mi madre un tanto exasperada
-         Nada- dije con los nervios a flor de piel, nervios que provocaron que llorara frente a mis padres.
Fue así como mi padre bajo el periódico y me vio alarmado.
-         ¿Sabina estas bien?
-         Hija que tienes- decía mi madre muy alarmada.
-         Nada, estoy bien, es solo que tengo mucho miedo de que ya no me quieran- dije esto entre suspiro y suspiro.
-         ¿Por qué tendría que ser así?, eres nuestra hija y siempre te vamos a querer.
-         Es que soy gay
Así tan simple y directo se me salió decirlo, sin meditación alguna, recuerdo que después de eso mi madre me abrazó fuertemente mientras mi padre contemplaba toda la escena.
-         Hija no llores, por favor tranquilízate- dijo mi padre ya una vez que se acercó a nosotras-, no hay nada malo en ello, esa no es razón suficiente para que dejemos de quererte. Eres un ser maravillosos tu madre y yo estamos tan orgullosos de tenerte como hija. Y bueno de alguna manera tu madre y yo ya lo intuíamos.
-         De veras- dije yo un poco más calmada y sorprendida por lo que acababa de decir mi padre
-         Claro- dijo mi madre mientras acomodaba un rebelde cabello negro de mi frente- De alguna manera siempre tuvimos las sospecha, no te voy a negar que teníamos la esperanza de que solo fueran sospechas.
-         Eso no quiere decir que estemos decepcionados- se apresuró a decir mi padre- solo que tememos que sufras.
-         Pero que quede claro que siempre te vamos a apoyar- dijo mi madre
Yo ya me sentía mucho más calmada, estaba totalmente sorprendida mis padres lo supieran todo este tiempo.
-         ¿Abril no es solo tu amiga, verdad?- dijo mi madre después de un largo silencio.
-         No es solo mi amiga- afirme y una gran sonrisa no pude ocultar
-         Hay hija!, y la quieres mucho- esto más como pregunto sonó  a afirmación
-         Me hace muy feliz.
-         Sabina, no te voy a negar que esa muchachita no es de mi agrado, tendrás tus razones para quererla, solo te voy a pedir una cosa. No voy a querer bajo ningún motivo que descuides la escuela, así como tus entrenamientos de taekwondo por ella, ¿Quedó claro?
-         No mamá- y aquí venia otra vez la Larissa controladora.
Tiempo después tal y como me pidió mi madre “retomé el buen camino” y me convertí en una buena estudiante, así como también asistí a los entrenamientos los cuales tenía descuidados por estar con LGDS, lamentablemente mi desepeño fue fatal a tal punto que ni si quiero clasifique para competir a nivel mundial.
Abril intentaba  seguir el mismo camino que yo, al menos en cuanto escuela se refiere, a los entrenamientos siempre iba por mí, y de ahí nos íbamos a la terraza, ese lugar tan mio y tan de ella.
Ahí dábamos rienda suelta a nuestra pasión, tal como dice la canción, conocí más de mil formas de besar.
Todo esto duró aproximadamente un mes, a ciencia cierto no lo sé, el punto es que juro que trate de portarme lo mejor que se pudiera, quería demostrarles a mis padres que Abril no era mala influencia.
Sin embargo al cabo de un tiempo los greñudos de satán comenzaron a demandar nuestra atención, nos decían que ya los habíamos olvidado y demás.
En parte tenían razón, es verdad mi mundo solo se había centrado en Abril, escuela y entrenamiento, no había cavidad para nada más.
Sin embargo Abrilsi que extrañaba a sus amigos, por eso no se en que momento dejamos de asistir regularmente a la escuela, en vez de estar ahí, nos íbamos de juerga con los greñudos.

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2 comentarios:

  1. Divinas las chicas cada capítulo te deja con ganas y la estoy viendo mal a esto de no cumplir con sus obligaciones y abril esperó cambie su forma.de vida porque si no lo va arruinar.todo

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  2. Genial....me encanta la narrativa de este relato...la exquisitez con la cual describieron su primer encuentro...tanto..que embriago mi imaginación a contemplar cada beso,cada gemido,cada mirada....genias totales

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