Capítulo 7 La terraza
ABRIL AVELLANEDA
¡Más
feliz no puedo ser! Ella me ha besado, he sentido su dulce sabor en mi boca, mi
corazón está hinchado de felicidad, esto es el cielo, ¡Esto es mejor que
cualquier droga que he probado!
¡No
mames, no mames!, quiero reir, quiero llorar. Este sentimiento es tan genial,
tan… me consume, ella tan linda, tan
hermosa, ¡me ama! Y yo la amo más.
No
me la creo, ¿En verdad acabo de pasar una tarde maravillosa con ella?, acerco
mi nariz a mi blusa y aspiro su aroma y eso me confirma que no fue mentira.
Me
siento toda temblorosa, no sé, nunca pensé sentirme así.
O
sus labios, tan suaves, tan dulces, su aroma exquisito, toda ella me fascina y
mi mente recuerda y recuerda cada momento que pasé hoy a su lado.
Mis
brazos alrededor de ella, no hay mejor lugar que mi cuerpo pegado al de ella,
lo acabo de comprobar.
Camino
directo a mi casa, lo único que quiero es disfrutar de esta sensación que solo
ella me puede provocar, y recordar cada momento que pasé a su lado.
Suspiro
y una sonrisa enorme de mi rostro no se desvanece.
Y
así llego a mi recamara. Me tumbó y pienso en mi princesa hermosa y en que ya
quiero que sea mañana y quiero tocarla, y besarla y besarla, escuchar su risa,
que me abrace y que me diga que me quiere.
Y
casi como autómata mis manos toman el celular y mandan un mensaje a mi amada:
No llevo ni dos horas y ya te extraño, quiero verte
Me
tumbo en mi cama y espero su respuesta la cual no tarda en contestar
Yo también te extraño.
SABINA PIZARRO
A
la mañana siguiente desperté con un estruendoso toquido en mi puerta, apenas
las 4 de la mañana y mi madre ya empezaba a molestarme.
Había
olvidado lo enojados que estaban mis padres conmigo, pero aun así no me
importaba porque me sentía tan feliz de tener a Abril a mi lado.
Creí
que era solo un sueño todo lo que viví ayer, pero sabía que no fue así y por
eso la mala cara de mi madre a las 4 de la mañana no me pesaba.
Mi
madre fue a dejarme hasta la prepa y no
arrancó el coche hasta ver que había entrado.
Como
ya era costumbre llegué al asiento donde diario lo hacía, Abril aún no había
llegado y yo la esperaba impaciente, cada que algún compañero entraba yo
levantaba la vista para ver si se trataba de ella.
El
profesor llegó y no había rastros de ella. Diez minutos después llegó, en
cuanto me miró una gran sonrisa no pude contener y una paz me inundó, llegó
justo al lado mío y me dio un ligero roce con su mano mientras me saludaba y me
daba un beso mu cerca de los labios, mientras me susurró.
-No
tienes idean de cuanto te he extrañado.
-Señorita
Avellaneda haga el favor de no distraer y siéntese- ella hizo una mueca y se
sentó en la banca continua.
-
Como les iba diciendo los bolcheviques buscaban una alianza entre el
proletariado para formar un partido que defendiera los derechos de…- El profesor continuo con su
clase, mientras que yo de Abril no podía quitar mi vista y sonreírle y recordar
todo lo vivido ayer.
Al
terminar la clase Abril y yo nos encaminamos a la salida y solo el roce de
nuestras manos era el cómplice de nuestro secreto.
-
¿Quieres ir a las
gradas?- dijo
-
Vale
Las gradas me parecieron el lugar idóneo
para dar rienda suelta a la pasión que me consumía, intuía que Abril me
entendía, es decir a pesar de amarla con locura , todo esto de mi
autodescubrimiento sobre mi sexualidad me causaba ciertos temores y porque no
decirlo, también vergüenza.
Al llegar a las gradas, un lugar que
usualmente estaba solo como ese día, inmediatamente comencé a besarla, ella
respondía con igual intensidad.
-
Abril- un suspiro salió
involuntariamente cuando ella atacaba mi cuello con suaves besos.
-
Si mi vida- me dijo con
esos ojos tan misteriosos que tiene.
-
Yo quería hablar
contigo
-
Uy, eso no suena nada
bien
-
Nooo, no es nada malo-
dije mientras acomodaba un riso de su cabello- yo solo quería decirte que me
tengas paciencia, para mi todo esto es nuevo, no se estar enamorada, y mucho
menos de una mujer.
-
Amor mío yo esperaré
todo lo necesario, solo una cosa si te voy a pedir
-
¿Qué?
-
Déjame presentarte con
mi hermano ¿Sí?.
-
¿El sabe de mí?
-
¡Claro!, a él todo le
cuento y ahora que sabe que soy inmensamente feliz, quiere conocer a la razón
de esa felicidad.
-
Entonces ¿Soy tu
felicidad? – dije enredando mis manos en su cuello y acercándome a darle otro
beso.
-
Eres mi todo- dijo
después de otra sesión de besos.
Yo de sus besos no me cansaba, es más me
volvía una adicta.
Sabi- dijo Abril
después de estar un rato abrazadas en las gradas
-
Eu
-
¿Eso significa que ni a los greñudos se lo
podemos decir?
Los greñudos se habían convertido en mi
segunda familia los quería mucho y la razón de ello es que ellos me aceptaban tal
y como soy, ellos junto con Abril eran de las cosas más lindas que me había
pasado en la prepa.
-
A ellos si hay que
decirles.
-
Esta tarde entonces.
Y así entre miradas furtivas y roces
sutiles pasamos nuestro primer día en clases.
No veíamos la hora de salir de clases e
ir a la guarida a contar las buenas nuevas a los chicos, sin embargo al salir
me encontré con el Lincoln de mi padre. Había olvidado el castigo impuesto por
mis padres.
-
Hay no- dije con terror
al ver que si me iban a cumplir sus advertencias
-
¿Qué pasa? – dijo Abril
-
Que no voy a poder ir a
la guarida, estoy castigada y mi padre me espera en ese coche.
-
Y ahora qué voy hacer
sin ti, en toda la tarde- dijo Abril, regalándome la cara más tierna, haciendo
un puchero
-
Ven a mi casa.
-
Vale.
-
Hola pá -dije abriendo
la puerta de atrás -tenemos que hacer una tarea por equipos y como estoy
castigada, invite a Abril a hacerla en casa.
-
Buenas tardes señor-
dijo Abril un poco cohibida
-
Buenas tardes señorita.
Después de todo, el castigo impuesto por
mis padres resultó ser beneficioso, toda la tarde me la he pasado llenando de
arrumacos a mi linda noviecita.
Ahora la veo dormir sobre mi regazo y yo
estoy llena de dicha.
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No sé si es la emoción pero los capítulos cada vez se me hacen más cortos jaja todo pinta muy bien
ResponderEliminarSon tan dulces me encantan hermosisima historia
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