Capítulo 6
Ana
Estaba dispersa, y me daba
cuenta… podía sentir la mirada de enojo de Sofía cuando me preguntaba algo y yo
que estaba metida en mis pensamientos le contestaba cualquier pavada. Es que no
podía contarle lo que esas mujeres me habían dicho, realmente me tomaría por
loca. Además, que iba a decirle “Sofía, soy Analia, ¿Me recordas, la que viste
morir?” Si ni yo misma me estaba creyendo ese cuento…
Decidí irme a dormir
temprano…
-Me voy a dormir, nos vemos
mañana…
-¿No vas a cenar? – Me
preguntó mientras sentada en el sofá comía y miraba televisión.
-No tengo apetito… - Y me
metí en mi habitación.
Ya sola, todo cayó sobre mí…
Mi cabeza se volvió un maldito remolino de pensamientos… No podía entender lo
que me habían dicho, ni siquiera podía creerlo… y lo que más me alteraba era
que algo dentro mío me estaba gritando… “Tienen razón”
Me tire en mi cama y rompí
en llanto… ahogue en mi almohada mis quejidos para que no me escuchara Sofía. Y
es que no podía convencerme a mi misma de que era Analia… “Soy Ana… soy Ana…
por favor, Dios… ayúdame a entender… me estoy volviendo loca” Dije entre
sollozos…
Los Ángeles
-Oh, Oh – Exclamaron a dúo
los dos ángeles.
-¡Lo llamó!
-Sí, estamos en problemas –
Recalco José.
De pronto una voz gruesa
sonó en toda la habitación.
-¡Ay muchachos!
-Señor – Exclamaron los dos,
algo nerviosos, bajando la mirada ante la presencia de Dios.
-Hay una joven, ahí abajo,
que me está llamando… y…
-Yo le puedo explicar –
Saltó Gabriel 23423 – Fue mi culpa, no preste atención y…
-No, Señor, la culpa es mía
– Interrumpió José 1023 – Yo soy su superior, él está a mi cargo, no le preste
atención y el falló… es mi cul…
-Ya basta de echarse la
culpa… se olvidaron que yo lo veo y escucho todooooo.
-Perdón, Sí, Señor…
-Bueno, entonces, no tienen
nada que contarme… mejor prepárense y bajen ya… que tienen que ayudar a esa
pobre chica a entender lo que sucede.
-¿Pero cómo? Sí nos ve… se
volverá loca…
-Ay, querido… se nota que no
leíste todo el librito de cinco mil páginas sobre el Cambio de Almas…
-Sí lo leí… - Respondió tímidamente
Gabriel – Pero no todo…
-Bueno, tendrás que leerlo
después… ahora se van para abajo los dos y me ayudan a esa chica…
-Pero Señor…
-Pero nada… Ni preguntes
nada… Sólo vayan.
-¿Y cómo hacemos para que no
se vuelva loca al vernos?
-Son ángeles… como se va a
volver loca por ver ángeles…
-Pero si después le cuenta a
alguien… la trataran de loca.
-Ella no tiene porque contar
nada a nadie… Para eso existe la pastillita…
-¿Pastillita? – Preguntó
Gabriel mirando a José.
-La pastillita del
entendimiento… - Le contesto José.
-Esa, esa – Exclamó Dios –
Ya se van para abajo – Hubo un pequeño silencio…
-Señor…
-¡Ah! Con respecto a su
castigo…
Ambos ángeles se miraron
como diciendo “No nos salvamos”
-Seré indulgente debido a
que ambos no han actuado de mala fe, sino que tuvieron buenas intenciones…
Después que regresen de la tierra se me van a barrer el cielo por una semana… y
luego volverán a entrenamiento y comenzaran de nuevo para estar bien entrenados
y así saber que no volverán a cometer ningún error.
-Gracias, Gracias Señor –
exclamó sonriendo José.
-Ahora a trabajar…. – Y la
voz desapareció…
-¿Se fue? – Preguntó Gabriel
al notar como el silencio invadía la habitación.
-Sí
-¿Y ahora cómo hacemos?
-Ya lo dijo Dios… debemos
bajar…
-No, bajar no….
-Sí, Bajar sí.
-Pero… - No termino de decir
nada que José chasqueo los dedos y el piso se abrió y ambos ángeles comenzaron
a caer en caída libre por los aires hacia la tierra… - Jeeffeeee.
-¿Qué?
-¿No podíamos bajar en
ascensooooorrrrr?
-Los ángeles No necesitamos
ascensores….
-Nos vamos a estrellar - Gritó Gabriel viendo como se iban acercando
al edificio de Ana.
-No, Tonto… somos ángeles…
Y llegando al edificio
traspasaron el techo pasando a través del cemento, pasaron el último piso, el
penúltimo y así todos los pisos hasta llegar al segundo y caer ambos ángeles en
el suelo de la habitación de Ana.
-Ay, Ay… Mi 23423 me
dueleeeeeee….
-Ni te cuento mi 1023 –
Exclamó José tratando de levantarse del piso.
Ana seguía sentada en el
medio de su cama, abrazando sus rodillas y su almohada… podían escucharla
llorar…
-¿Y ahora? ¿Nos hacemos ver
por ella? – Pregunto Gabriel…
-Y Sí…
-Seguro se pega el susto de
su vida y comienza a los gritos…
-No exageres, ni que
fuéramos tan feos…
-Y Brad Pitt no somos…
-Ya Gabriel… nos hacemos
visibles y le contamos todo… después le damos la pastilla…
-Jefe… Jefe
-¿Qué?
-¡La pastilla!
-Sí, le damos la pastilla y
olvidara todo y lo entenderá todo….
-No, Jefe, ¿usted trajo la
pastilla?
-¿Qué pastilla?
-Uy, Jefe… ¡ya se la tomó!
-¡Oh Dios!, La pastilla….
Y la voz de Dios se escucho…
-Muchachos estoy en la otra
punta del cielo no me hagan ir para allá…
-Perdón, Señor, no quisimos
molestarlo…
-Pues hagan lo suyo… Ya.
-¿Y ahora? Sin la pastilla
no podemos hacernos visibles… - Acercándose a Ana – Pobrecita, mira como llora.
-Ve por la pastilla al
cielo… lo más rápido que puedas…
-Pero si ni siquiera sé cómo
es ni dónde está…
-¿Y dónde va a estar? En el
armario. Está bien, yo iré… tu quédate aquí… y no hagas nada sin mi presencia…
José chasqueo sus dedos y
comenzó a subir traspasando todos los pisos hasta llegar de nuevo al cielo y
entrar en el armario donde se encontraban todos los artículos que ellos usaban.
-¿Uy dónde estará? – Se dijo
mirando muchos recipientes con pastillas, jarabes de todos los colores… - Está…
no, no es… - revisaba cada frasco buscando en la etiqueta el nombre de la
pastilla…
Mientras tanto en el
departamento de Ana. Gabriel se sentaba al lado de la joven… Emocionado al
verla llorar… “¿Qué puedo hacer para que no sufra tanto? Se preguntaba el
ángel. “Ya sé, debo hablarle, mi voz angelical la calmara…
-Tranquila, No llores…
Ana escucho una voz y
comenzó a mirar a su alrededor algo asustada… exclamando…
-Me estoy volviendo loca – Y
se recostó bruscamente en la cama y se cubrió la cabeza con la almohada.
-No te estás volviendo loca,
soy un ángel…
-¿Qué?
-Tranquila no te asustes…
vine a ayudarte – Pero Ana estaba cada vez más asustada. Se quito la almohada
de la cara, se enderezo en la cama y comenzó a mirar para todos lados… Gabriel
se paro y camino al frente de la cama para hacerse visible… y cuando justo
estaba por chasquear sus dedos… José venía cayendo del cielo… y terminando
aterrizando sobre Gabriel. Fue así que al chasquear los dedos Gabriel hizo que
ambos se volvieran visibles ante Ana. Esta al verlos salto de la cama, algo
asustada…
-No te asustes, somos
ángeles… Ana tranquila – Se dirigió a ella Gabriel tratando de sacarse de
encima a José que poco a poco comenzaba a levantarse.
Ana estaba shoqueada no
podía ni hablar, en su interior se sentía algo loca… no podía estar pasándole
lo que le pasaba… estaba loca, ese era su pensamiento.
-Estamos aquí para
explicarte lo que te está pasando…
-¿Explicarme?
José comenzó a tratar de
explicarle mientras Ana algo asustada lo escuchaba…
-Sabemos que estas muy
confundida por todo lo que esas mujeres te han dicho. Pero no tienes que temer
– Hizo una pausa, tal vez creyó que la joven al mirarlo medio asombrada iba a
hacer alguna pregunta, pero ante su silencio continuo – Eres Analia en el cuerpo
de Ana – Al decir esto Ana abrió sus ojos bien grande… - Tranquila, déjame
explicarte.
-Eso es lo que quiero… que
me explique.
-Ustedes los seres humanos
cumplen un ciclo. Nacen un día determinado y mueren en otro. Cuando llega al
cielo su alma pasara una semana en el paraíso que sentirán como una eternidad y
luego reencarnaran en una nueva vida.
-¡¿Analia esta reencarnada
en mí!?
-No, Déjame explicar… sólo
escucha… - Le dijo mirándola fijamente – El día que Analia murió, y llegó al
cielo… nos dimos cuenta que no era su día…
-No debió estirar la pata
ese día – Comentó Gabriel.
-Gabriel, por favor – Lo
calló su ángel amigo – No debió morir ese día, la que debía morir eras tú, Ana.
-¡Pero yo estoy viva!
-Así es... Estás viva… Tu
cuerpo está viviendo… Pero tu alma en estos momentos ya esta reencarnada en
otra vida…
-¿Quéeeee?
-El alma de Analia no podía
regresar a su cuerpo, eso es lo que se hace cuando alguien muere y no es su
momento. Pero ya sabemos que su cuerpo quedo destrozado y no podíamos volverlo
a la vida. Y tampoco podíamos mandarla al paraíso y que después reencarnara
porque la vida que esperaba su alma aun no estaba por nacer, solo nacería la
vida que esperaba por tu alma – el ángel se acercó más a la joven – Sé que es
difícil de entender….
-¡Difícil! ¡Por Dios! –
Exclamó Ana.
-Pero la única solución era
cambiar sus almas… pues su vida en esta tierra debía seguir, y la tuyo no,
debía reencarnar… Si no hubiéramos hecho el cambio de almas, las dos estarían
vagando entre el cielo y la tierra como dos almas en penas… y se perderían sus
próximas vidas.
-Soy Ana…
-Sí, eres Ana… tu vida es la
de Ana… tu corazón, tu mente, recuerdos, vivencias… son Ana… Pero tu alma que
poco a poco se acomoda y se amolda a tu cuerpo y tu vida es Analia, viviendo tu
vida.
-Me volverán loca…
-No, eso no pasara…. Estamos
aquí para ayudarte a entender… y para que comprendiendo que eres Analia en la
vida de Ana… sigas viviendo… como Ana…
-¿Cómo pueden hacer que
entiendan?
-Mira, sabemos que has
experimentado cambios en tu personalidad, y eso tiene una explicación…
-¿Cuál?
-Analia debía beberse un
brebaje que borraría toda su memoria, recuerdos, vivencias, su existencia para cuándo
entrará en tu cuerpo se amoldara fácilmente en el… Pero Analia… no bebió por
completo ese líquido…
-¿Por eso yo… - No terminó
la pregunta, no podía creer lo que le decían. Ni preguntarlo…
-Por eso tú has tenido
algunos cambios de personalidad, sin contar que te has sentido atraída por
Sofía…
Ana bajo la mirada cuando
escucho el nombre de su cuñada… lo sabían todo… pero ella se negaba a creer que
lo que le decían era verdad, era real…
-Pero ahora vamos a corregir
eso… - y acercándole una pequeña pastilla – Al tomarte esta pastilla,
instantáneamente entenderás todo. Y mañana cuando despiertas no nos recordaras…
Y sabrás que la vida continúa… siendo Analia en el cuerpo de Ana… vivirás su
vida como si fuera tu vida… reescribirás tu destino…
-¿Cómo puedo creer esto qué
me dicen?
-Porque necesitas paz para
poder vivir tranquila, y ahora no la tienes… eres una confusión caminando – Le
dijo Gabriel metiéndose en la charla…
-¡Qué más puede pasarme! –
Exclamó y decidida tomó la pastilla de la palma de la mano de José y se la
introdujo en su boca… al instante que la píldora toco su lengua se disolvió
inmediatamente y el sueño se apoderó de Ana… cayendo dormida en su cama.
-¿Se durmió? – Preguntó
Gabriel acercándose a ella para cerciorarse que dormía.
-Sí, está dormida… ya
cumplimos con nuestro trabajo… ahora debemos volver… y…
-Ni lo digas – Lo
interrumpió Gabriel…
-Jaja vamos a hacer gatitos
con las nubes…
Ambos ángeles subieron al
cielo…
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Jjaxxel - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Hay que Gabriel no se haya equivocado de pastilla jajajaja hacer dibujitos esos Ángeles son unos putos amos jajaja
ResponderEliminarNo se dibujar, pero no estaría mal crear un comic con ellos... jajaja
EliminarMuy divertida la historia!!
ResponderEliminarjajajajajajaja es la historia mas divertida y hermosa que he leido hasta ahora.
ResponderEliminar