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Tempus vitae - Cristalsif - 7


Capítulo 7

Uma y Argo I

No durmió, quién iba a pegar un ojo después de semejante discusión. Las prometidas fueron apartadas una de la otra y no necesariamente por los agüeros propios de una boda, su pelea fue escuchada por los reyes quienes acudían a la reunión de guerra, hubo un gran disgusto entre las dos naciones a causa de ello, Mai calmó los ánimos y persuadió las tempestades verbales lo más diplomáticamente posible, después de todo Shizuru tampoco había sido tan cortés como se esperase de una princesa de Élide, así que en la reunión de guerra de la que lógicamente había salido expulsada la joven Kuga, ellos tomarían la última decisión sobre las nupcias y llegada el alba se conocería su respuesta, así como disponerlo todo para un posible asalto de los Reptilian, dado que la ceremonia en honor de Vitae tendría lugar esa semana y bajo ninguna circunstancia sería pospuesta.


Libres o desechas, amantes o esposas, eso ya no tenía tanta importancia, Natsuki sabía que las cosas estaban como al principio o quizás bastante peor que entonces, en sus recuerdos guardaba la imagen de la altiva princesa de Elide con esa sonrisa superior en su faz, un brillo insistente y valeroso en aquellos orbes rubí, pero esa noche, después de sentir el tacto de su tibia piel y el sabor de sus carnosos labios en fogosa pasión... todo le sabía a poco. Sin embargo, las cosas no irían bien, era como si el infortunio se ensañara con ellas, el diálogo no resultó ser una de sus virtudes, pues cuando llegaron a confrontarse con palabras, estas fueron tan mortales como el filo de una daga, ambas se sintieron lo suficientemente heridas y así, los ojos de Shizuru se apagaron de una forma tenebrosa... una que rogaba a Chronos no volver a ver en su iris escarlata.

Ni siquiera Durhan podría hacerle compañía un día como ese, ni los consejos de sus amigas serían suficientes, ni el calor de Nina un consuelo aun cuando esa sed continuaba atravesando su garganta y cada fragmento de su piel, Shizuru era cruel, había prendido fuego a su alma y se olvidaba de calmar su aflicción. Aun así, sus labios estaban tan mudos y la fuerza de sus brazos tan escasa, el impulso de correr latente en sus piernas para buscarla, pero ahí se quedaba, en la cama dando vueltas como tonta ¿Qué le diría? Probablemente nada.

Dos horas más tarde se levantó de la cama incapaz de la idea del reposo, su mente estaba demasiado turbada para siquiera pensar en brindarle descanso a su cuerpo, vistió las ropas de la gente de Elide que eran un regalos de los reyes Shizuma y Kenji, un Gregoris blanco y un manto verde cruzado en su pecho, que sostuvo con un cinturón de cuero marrón lleno de diseños dorados, junto a una funda de espada, sujetó sus cabellos con cintas cruzadas de color azul en una larga trenza que llegaba hasta la parte lumbar de su espalda, usó una tiara de oro en la frente como era costumbre para los hijos de Vitae y pinzas de plata en un largo mechón de pelo que dejó a propósito sobre su rostro, puso sandalias de correas largas en sus piernas y protectores en sus rodillas, finalmente acomodó el brazalete con la gema de Durhan en su brazo derecho y así estuvo lista. Salió de su recamara hasta el pasillo principal del castillo de Aurus, allí encontróse a un gran número de sirvientes disponiendo todos los preparativos para el carnaval de los elementales, acto que se miraba absurdo con el enemigo a dos días de camino de la ciudad, sin embargo aquel era un ritual de agradecimiento a los dioses por el obsequio de sus extensiones espirituales, los elementales, así que no cabía duda cuánto estarían dispuestos a posponer la lucha y dar las gracias como era debido.

Natsuki caminó entre la gente con la noche en el cielo, pero nadie le reconocía sin la armadura de jade o su dragón junto a ella, todos suponían que se trataba de alguna de las hijas de los nobles del castillo por sus ropas y hermosura, muy pocos le habían visto de cerca para reconocerla, de otro modo es seguro que guardarían la distancia temerosos o la mirarían con desdén. La joven Kuga andaba entre ellos contemplando sus esmeros en la decoración y los platillos del gran banquete, a su paso hombres y mujeres inclinaban sus cabezas con deferencia, ella a su vez hacía un ademán gentil que solicitaba a todos el no hacerlo mientras sonreía amablemente, eso era algo a lo que la servidumbre no estaba acostumbrada, así que prefirió alejarse más, salir del lugar antes de llamar la atención.

Se dirigió a la plaza principal llegando el alba, ciertamente las actividades allí eran mucho más movidas, estantes, lugares de juego y de comida eran construidos por doquier, eran los famosos juegos de valentía en el festival Lunaris de Aurus lo que atraía tanto la atención, todos se preparaban para demostrar su valía entre los de su propio pueblo y los ahora visitantes Tempurianos, los esmeros eran superiores a los de años anteriores, esta vez, estaba en juego el orgullo y la dignidad de la gente de Aurus, pues la sincronización del ovoide fue todo un espectáculo debido a los dragones y sus jinetes. Los ojos verdes se maravillaban como los de un niño en la feria, los hijos de Vitae eran sin lugar a dudas creativos, tenían muy buen gusto eso no era de negarse, todo allí parecía una explosión de colores precisamente definidos, en toda serie de materiales y sus velos se extendían a lo largo de toda la plaza, las flores de colores tan impresionantes como variadas formas hacían de aquel lugar un espacio de ensueño. Natsuki estaba tan distraída mirando tantas cosas, desde objetos y prendas exóticas ofrecidas a los caminantes, los extraños juguetes de los niños de Aurus llenos de ingenio, dulces que nunca había probado y resultaban ser una explosión de sabores al paladar, las finas telas y sedas, así como las joyas relucientes que ofertaban los nativos de Elide llamaban poderosamente su atención.

Muy pocas personas sabrían siquiera que para Natsuki era la primera vez en un bazar y todo se miraba sorprendente, ocupaba una gran emoción, sus ojos se maravillaban como pocas veces fuera posible, comió suficientes dulces que compensó con un par de bebidas y algunos alimentos salados que ofertaban en aquel improvisado mercado, palpo las exóticas telas pensando en cuál sería la más agradable para Nina, estaba segura que la seda era la que más gustaría a su querida amiga Mai, miró los juguetes con curiosidad, tal vez sería bueno comprar algunos para Mikoto, pondría a prueba su intelecto, realmente había algunos difíciles que podrían ser un buen reto para ella. Pero solo a mitad de su ir y devenir entre los puestos, toda su atención se centró en una gema que colgaba en un pequeño estante situado en la esquina más apartada de todo el festival, sus pasos le dirigieron allí, era un brazalete labrado en oro blanco con inscripciones de la casa Tempus, contaba con una gema de rubí, tan hermosa como los ojos de su tormento particular, de hecho y reflexionando un poco al respecto, no había pensado en un regalo de bodas apropiado.

Nada más llegar sujetó en sus manos la prenda para verla de cerca, tenía enredaderas simétricas alrededor de la joya principal y había sido desgastada en tinta vino tinto para darle un efecto de antigüedad, sin embargo aquella joya traía a su memoria imágenes anteriores a los tiempos de guerra, una expresión sonriente, una mirada protectora de tono jade, era un rostro difuso, en su mente estaba su mano intentando alcanzar la altura de aquella faz, pero ¿Que podría hacer alguien tan pequeña por alcanzar el cielo en lo alto? y a pesar de todo, se estaba tan confortable y segura en ese abrazo... Una profunda melancolía le llenó por dentro al mirarlo de nuevo, ¿Dónde más hubiese podido ver algo así? Por su forma y diseño estaba claro que se trataba de la obra esmerada de un orfebre Tempuriano y no uno cualquiera, uno de la corte del rey, además estaba segura que aquel brazalete era un Reiji, un contenedor de dragones bastante poderoso pues aun guardaba rastros de energía a pesar del tiempo pasado entre su uso y el estar exhibido en ese lugar, solo un dragón legendario dejaría tal huella energética, sin embargo todas las joyas de la corona se habían perdido en la noche oscura, cuando los reyes perecieron en su esmero por salvar a la gente de su pueblo y a ella misma, lo último a pensar sería en las joyas de la familia.

-Tiene buen gusto- Se escuchó la voz de un hombre moreno de ojos verdes, yacía detrás de las tenues cortinas abarrotadas de joyas diversas y otras dispuestas sobre una pequeña mesa, el improvisado toldillo los separaba y Masashi Takeda veía en la dama a una posible clienta de su adquisición más rara y costosa. -Una joya así, solo podría ser usada por una dama tan bella como usted, le aseguro que, de no ser así, no estaría dispuesto a venderla- Todo era cuestión de palabra, con una sonrisa de vendedor que pronunciaba ligeramente una tremenda cicatriz con forma de X en su mejilla izquierda, Takeda tenía un don para el convencimiento, después de todo era un hombre atractivo si es que eso se permitiera ser juzgado en un momento así.

Pero Natsuki no estaba pensando lo mismo, de hecho, se contenía con mucho esfuerzo de sacar su espada del cinto. -¿Dónde obtuvo esta gema?- Preguntó conteniendo un tono de voz peligroso.

El joven rascó su cabeza bastante molesto, si no iba a comprar ¿Por qué respondería preguntas tontas? Era sorprendente que su truco no funcionara esta vez, la mayoría de damas fueron lo bastante vanidosas y egocéntricas, eran fáciles de engatusar con su juego de cumplidos y sonrisas, después alardeaba acerca de las propiedades de la joya y añadía una historia impresionante sobre del origen de la misma, al final terminaban rogando por ser las privilegiadas portadoras de las joyas, luego de un tiempo ponía pies en polvorosa antes de que algún esposo disgustado viniese a decapitarlo por su engaño, de todos modos sus productos eran copias y falsificaciones bien logradas en su mayoría, pero el brazalete Tempuriano que esa belleza esmeralda tenía en las manos, junto a otro grupo de selectas joyas, eran lo único que valía la pena en todo su local.

-"Y pensar que supuse que ella la compraría, parece ser que la ropa fina no lo es todo"... tsk... Me temo señorita que eso es un secreto... pero si usted no está interesada, no es prudente que toque la mercancía de ese modo- El moreno intentó retirar el brazalete de la mano de aquella extraña hija de nobles, sin embargo Natsuki fue mucho más rápida que él, un mal paso y el muchacho acabó con su cara a los pies de la joven, también su cadera en rara posición sobre la mesa que con dificultad se sostenía, en efecto, no pasó mucho cuando el improvisado toldo se desmoronó a causa del peso del fornido muchacho, tan avergonzado como estaba y magullado su orgullo, Takeda recogió las demás joyas en una bolsa, se puso de pie y miró amenazante a la mujer pelinegra frente a él.

-Si hubiera querido robártela, te aseguro que tu torpeza me ha dado tiempo suficiente para huir con ella...- Una mirada altiva bastó para abrir la boca del Elide y cerrarla inmediatamente después. -Pero si me dices lo que te he preguntado, te pagaré el justo precio de esta joya- Natsuki sacó de sus ropas una bolsa mediana llena de monedas y gemas preciosas, eso era más que suficiente para comprar la gema en su mano y las demás baratijas del estante.

Takeda se acomodó en el suelo sentado en posición de flor de loto, con su bolsa de joyas atado a la espalda. -Tengo esta cicatriz en la cara gracias a la joya que tienes en tu mano- Frunció el ceño. -Como habrás notado seguramente, no es una joya cualquiera, es Tempuriana, era el Reiji de alguien poderoso en el reino de los dragones, por su diseño, perteneció a una mujer...-

Natsuki no siempre era considerada alguien paciente y justo en ese momento su tolerancia estaba llegando al límite. -¡No me digas lo que ya sé!... Dime ¿Cómo la obtuviste?- Desenfundó su espada en un pestañeo, tanto que Takeda no supo en qué momento un arma le apuntaba en la garganta. -No soy tan paciente como me veo- Sonrió con expresión atemorizante.

-En las ruinas de Temporis hace algunos años- Se cruzó de brazos.

-Eres un... ¡Profanador!- Gritó bastante turbada. -Di algo en tu defensa o te decapitaré por robar una reliquia sagrada-

-Lo que en las ruinas fue abandonado... no pertenece a nadie, yo arriesgué mi vida por esa joya... ahora me pertenece- A pesar del filo iracundo en su cuello Takeda no miraba con temor a la doncella. En ese momento Takeda se preguntó si en verdad había intentado vender una joya de la casa Tempus a una ¿Élide? -Pero no veo por qué tanta indignación para una hija de Elide... a menos que seas Tempuriana y tengas el atrevimiento de vestir como nuestra gente-

-Conociendo la bajeza de gente como usted, le aseguro que nada me avergüenza más que haber aceptado este regalo- Natsuki se desprendió del manto verde con enfado y lo arrojó a los pies de Masashi. -Pero a diferencia de usted, aun me queda honor- Envainó la espada en su cinto y lanzó la bolsa con las gemas en el pecho del muchacho. -Ahora esta joya me pertenece y te lo advierto profanador, no vuelvas a presentarte ante mi vista o no tendré piedad de ti, pues esta joya que has osado robar de las ruinas de Temporis era el brazalete de la Reina Saeko Kuga "Mi amada madre"- Natsuki sintió un estremecimiento bajo sus pies, su oído le indico el lugar, volvió la vista en la dirección indicada.

El moreno miró los ojos esmeraldas bajo el ceño fruncido de Natsuki y notó una belleza altiva que no observó en primera instancia, una melancolía que hipnotizaba en su expresión, en verdad que, a pesar de su carácter, esa joven era la mujer más bella que hubiera visto en su vida, tanto como la princesa Shizuru, o puede que más. Se levantó cual resorte. -Soy Masashi Takeda... Tenía que conocer su nombre. -¿Quién es usted?- Gritó al verla correr en dirección desconocida.

La pelinegra se detuvo y volvió la vista atrás. -Soy Natsuki Kuga, prometida de la princesa Fujino, en otras palabras, soy la comandante del ejército de Tempuria y la futura reina de Elide... no olvides esto, porque serás errante en mis reinos por tu osadía-

-Me gustan los retos mi lady... me gustan las mujeres con carácter- Sonrió el moreno antes de ponerse de pie, tenía planeado correr tras ella cuando una mano le sujetó por el hombro.

-¿Qué pasó con mi toldo?- Era la voz iracunda de su socio en los negocios.

-Bueno, hice una gran venta si eso te consuela Yuichi- Arrojó la bolsa con el pago y las joyas a su amigo antes de salir corriendo por donde vio alejarse a Natsuki.

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"La torre de la luz en flor", así llaman los Elide a un tronco ceremonial de enormes dimensiones tallado hábilmente con los emblemas de todos los reyes y reinas desde tiempos remotos, cada uno está representado por una flor que es característica y manifiesta la personalidad del monarca bajo su nombre escrito. La insignia y el nombre de un descendiente sólo será tallada por los ancianos carpinteros en cuanto ocurra la coronación del más joven miembro de la dinastía real. Tal torre mide 40 m de altura, 10.5 m de diámetro, en la parte libre de marcas se encuentra envuelta por seda carmesí a la espera de abrirse para dar paso a la siguiente línea de sucesión, el gigantesco madero posee una punta plana en lo alto con el suficiente espacio de una plataforma de no más de un metro cuadrado de área, sobre la cual se realiza la danza nocturna en el equinoccio de Lunaris, por el heredero de la corona.

Tan importante reliquia permanece la mayor parte del año en el templo en honor de Vitae en la zona occidental de la ciudad de Aurus, pero durante el festival Lunaris se traslada desde allí hasta la segunda plaza principal, en una base especialmente diseñada para sostener el madero de Tule. Los ciudadanos encargados del importante traslado son especialmente seleccionados, ya que ellos deben poseer los Elementales más poderosos para trasladar las casi 300 toneladas que pesa el madero, todo debe realizarse en especial sincronía y precisión, ya que la danza de Lunaris es el momento culmen de la ceremonia, en la que se les rinde tributo a las bendiciones de la deidad Vitae, nombrada Lunaris por el influjo especial que recibe durante este evento astronómico bajo la luz de la Luna.

La difícil tarea había sido llevada a cabo con prudencia y esmero, los más de 10 km de recorrido entre el templo y la plaza habían sido salvados por los Elementales aéreos, en cuyas alas llevaban el peso de la preciada carga, cerca de 100 elementales sincronizados sostenían sendas cuerdas y cadenas en sus patas verdosas y translúcidas, en los cuellos celestes de peces voladores e incluso en las garras de los fénix de fuego. En el último tramo, el madero de Tule, así llamado también "el árbol de la iluminación" fue elevado sobre la segunda muralla del octágono protector de Aurus, los maestros de los elementales sudaban copiosamente a raíz del esfuerzo impuesto en la tarea y comenzaron a descender sobre la gran base de Terra, una estructura con cerca de cuatro metros de profundidad y reforzado por piedras de granito en las que se ensartaría el tronco, de tal forma que quedara completamente sostenido. La multitud en derredor esperaba ansiosa el último instante del acople con gran gozo, pues era considerado un momento sublime dentro del festival, algunos elevaban oraciones silenciosas a la Diosa aguardando por la prosperidad para su gente y la victoria sobre los enemigos Reptilian. Padres, madres e hijos observaban el momento junto a varios Tempurianos curiosos, lo cierto es que ningún Dragón participaba en la tarea a razón de una prohibición expresa del Rey Kenji, se trataba de un ritual Elide y todavía no era prudente cambiar la tradición para incluirlos.

Grandes ráfagas de fuegos espirituales de colores se miraban nítidamente formando figuras de flores, tales plantas se dibujaban en el mismo orden que los emblemas de la torre de luz en flor, la gente estaba tan maravillada con el grupo de rosas rojas que incendiaron el cielo a plena luz del día, que nadie se percató del rápido movimiento de una sombra cerca de los elementales que sostenían el madero de Tule, un pestañeo apenas y uno de los peces voladores se agitó lastimado, el movimiento desequilibró el peso distribuido matemáticamente y la primera polea en máxima tensión, se rasgó lenta e inadvertidamente, una vez roto el primer cable y el principal del entramado, otro par se desgarraron como frágiles hilos y así otros tantos en secuencia de fichas de dominó. Los elementales libres de sus cuerdas y cadenas, se apresuraron a sujetar directamente el madero que se precipitaba al suelo, pero no podían tantos ocupar un espacio tan limitado, chocaron algunos entre ellos y otros cayeron a tierra exhaustos. Con un esfuerzo sobrehumano los últimos eslabones detuvieron la caída del madero ceremonial, ahora sólo se sostenían las 10 cadenas principales y otras 30 cuerdas que no soportarían mucho más.

Notando la peligrosa circunstancia, los gritos de la gente no se hicieron esperar, la muchedumbre corrió despavorida cargando a los niños en brazos, atropellando y llevándose por delante a todo aquel infortunado que no hubiese tenido una rauda reacción, se hizo el caos mientras las gentes trataban de abandonar el lugar por las dos entradas a la plaza, que se miraban insuficientes ante el gentío. En ese momento era imposible determinar en qué punto exacto colapsaría el madero, o si los eslabones en tierra podrían sujetarlo, así que Elementales de todos tipos emergieron para salvar a sus amos, algunos echaron a volar, otros en grandes saltos y escalada superaron la altitud de la muralla, algunos se apresuraron veloces a través de las puertas y los últimos más lentos, los Golem, formaron una barricada para guardar a familias enteras.

En tierra mientras la gente continuaba evacuando el lugar, solo un par de personas corrían contra corriente en busca de sus seres queridos, la agitación impedía una pronta llegada y Rena Yumemiya estaba lamentando como pocas veces el haber permitido a Takemi y Arika asistir a la ceremonia de acople del madero de Tule. La negra melena se agitaba con el viento y el cuerpo pasaba a fuerzas por la entrada evadiendo con suerte a Golem y Tigris, los ojos azules se aguaban presos de la preocupación, pero el cuerpo y la voluntad eran fuertes para jamás rendirse. Una vez la dama de negros cabellos traspasó la línea de gente, encontró los estantes arrasados por lo que fuera una estampida humana, algunos aprovechados y dueños de los toldillos intentaban salvar sus cosas, como sí lo material valiera la vida. Rena negó con la cabeza, luego miró en todas direcciones sin encontrar a quienes buscaba, así que vociferó sus nombres a todo pulmón. -¡Takemi! ¡Arika! ¡¿Dónde están?!-

El esfuerzo de las aves espirituales llegó a su límite cuando las 10 cadenas yacieron solas y la caída se hizo inevitable, los maestros Elementales intentaron dirigir la caída en dirección de la base a pesar de la velocidad, pero una falla de 20 cm impidió al madero insertarse, la parte anterior golpeó el borde de piedra y se inclinó hacia adelante con más fuerza hacía el suelo, era como si la edificación más alta del reino se desplomara encima de la plaza, peor aún, quedaba la posibilidad de que rodara cuesta abajo y había que rogar a los dioses que la muralla lograra detenerlo sin grandes daños.

Todo se hizo lento para el ojo angustiado que no cesara su búsqueda, para el latido presuroso que desbocado agudiza los sentidos y como dicen "Cuando muere la esperanza... en ese instante todo está perdido", pero Rena no era ese tipo de mujer, después de buscar en varias secciones de la plaza con gente aun revoloteando el lugar, vio como el gran Tronco de Tule se precipitaba sobre el centro de la plaza, una palmada en la frente, a su mujer le encantaban los Lirios de la pérgola azul y ese lugar estaba justo frente a la base Terra. Corrió como alma llevada al abismo de Mettelos, sus pasos se detuvieron cuando contempló a su esposa tendida en el suelo, desmayada y sin su hija de brazos cerca, el gran madero descendía como un alud sobre ella, así que no hubo mucho que pensar. -¡Zafira! ¡Yo te convoco!- Del legendario anillo en su dedo emergió una luz tan celestina e intensa como su fuerza de voluntad y su poder espiritual. Sorprendentemente cuando el madero estuvo por alcanzar el suelo se detuvo abruptamente, el sonido de la madera crujir taladró los oídos varios kilómetros a la redonda y levantó una polvareda que actuó como cortina de humo.

Al disiparse un poco el aire y volviendo los curiosos al lugar de los acontecimientos, más que sorprendidos de que un solo elemental, una figura azul hecha enteramente de cristal y con forma humanoide lograse soportar las 300 toneladas en sus manos. Rena respiraba con agitación, con la rodilla en el suelo y sosteniendo a su esposa en sus brazos miraba en todas direcciones, pero a sus ojos agraviaba el polvo de aserrín en los alrededores impidiéndole ver a más de dos metros adelante. -Takemi... amor mío, dime... dime donde esta Arika... por piedad, vuelve en ti y dímelo...- Susurraba sabiendo que no podría mantener en estado sólido a su elemental por mucho tiempo, con tiernas cachetadas llamaba a su mujer, pero se culpaba a sí misma, pues conociendo la frágil salud de Takemi le había dejado marchar sola a la plaza con apenas dos criadas que nada más ver el colapso de las cuerdas seguramente la dejaron a su suerte. -¡Takemi! ¡¿Dónde está nuestra hija?!- Gritó entonces exasperada sintiendo las gotas resbalar por su mejilla, mezcla de sudor y llanto, tal angustia sólo la comprendería una madre, era imposible que una bebé dando sus primeros pasos hubiese sobrevivido a la estampida humana, rogaba que las criadas la hubiesen llevado con ellas, sin embargo, al dejar a Takemi allí tirada estaba claro que su lealtad se limitaba a un trabajo sencillo y una paga, nada más. Se mordió los labios mientras los cristales de Zafira crujían a punto de resquebrajarse. -Dame un poco más de tiempo Zafira... aun si se rompe mi alma, quédate conmigo a protegerlas- Imploró a su elemental, la figura translúcida le miró y con sutil asentimiento continuó sosteniendo el descomunal peso. Rena se puso de pie con su esposa inconsciente en brazos intentando encontrar a la infanta, el polvo aun lastimaba sus ojos y apenas podía ver delante de sí, pero su oído escuchó una tos infantil y después el llanto conocido de su hija, volvió la mirada atrás entre la base y la sección sujeta por Zafira. -¡Arika!- Gritó y la niña lloró con más fuerza esperando como todo infante el consuelo materno.

Un descuido, una sombra, se rompieron los cristales en mil fragmentos, cayó de rodillas al suelo Rena Yumemiya y con su fuerza derrotada un estremecimiento más grande sacudió hasta los cimientos del castillo de Aurus, se elevó nuevamente el polvo sobre todo el lugar, la gente rodeó el gran madero de Tule cuyo peso hizo una hendidura en el suelo y evitó que cayera pendiente abajo. Solo el llanto de Rena se escuchaba en el silencio sepulcral, la gente volvió como las ratas que saben ha pasado el peligro, pero ella todo lo había perdido con el silencio, con el llanto infantil que ya no llegaba a sus oídos.

-"No temas..."- Escuchó una voz fémina venida de todas y ninguna dirección. Limpió sus ojos buscando la obra divina que le asegurara el no estar perdiendo la cabeza de dolor, así sus ojos y los de todos los Elide, como los Tempuria que fueron testigos de una magia jamás vista por el pueblo en sí mismo. El tronco de Tule comenzó a levitar como sostenido por una fuerza invisible, se elevó de su posición horizontal a una vertical y fue dispuesto con delicadeza en el interior de la base Terra, algunos pensaron que se trataba de las manos de la diosa misma que se apiadaba de su penar. Los elide sollozaron dichosos y dolidos, el gran madero tenía rajaduras varias, era sorprendente que el antiguo pilar no se hubiera roto tras semejante caída, pero aun así algunos emblemas habían perdido su forma original y no era seguro llevar ahí la Danza de Lunaris, ante el clamor general se oyó un imperceptible gruñido oculto tras uno de los toldillos todavía en pie y un instante después ante la vista de todos, astilla por astilla, fragmento por fragmento de madera retornaron al madero adhiriéndose a su lugar original, se regeneraron las fisuras, hasta el aserrín se fusionó nuevamente, volvieron a tener la gloria de antaño los emblemas, al finalizar no quedaba un ciudadano en pie cuya boca no se encontrará abierta, pues el Madero de Tule estaba tan intacto como el momento en el que fueron abiertas las puertas del Templo Vitae.

Eso no le importaba a Rena, el bienestar o no del tronco emblemático de Elide, la continuidad o no del festival, solo su hija calmaría la angustia clavada en su pecho, caminó entre los escombros, el polvo y cerca de donde había caído el madero, allí a lo largo de la hendidura en el suelo y con su esposa en brazos, buscó cerca de la Pérgola Azul, aún sobre la admiración de la multitud y con el aire al fin despejándose, entonces encontróse frente a ella a una mujer, una joven Elide por su atuendo y la tiara dorada propia de su gente, pero no recordaba un rostro tan bello como aquel, una piel tan blanca como la nieve, ni unos ojos gentiles de color esmeralda en un cuerpo tan sutil como atlético. La doncella en cuestión parecía más entretenida jugando con su hija que preocupada por la semi debacle ocurrida, Rena supo por la sangre que brotaba de su ceja que ella había recibido aquel daño en la labor de protección, lo que le sorprendía además de las heridas recibidas al estar tan cerca de la colisión era el no ver la forma elemental de la chica, la joven no había convocado un elemental para ayudarse, o bien era suicida o ni siquiera se trataba de una elide. Sin preocuparse de nada más, ni de pensamientos absurdos corrió al encuentro de la extraña y su pequeña hija que no tenía ni un rasguño y estaba contenta jugando con el collar de aquella dama.

-Tienes un elemental impresionante... eso significa que tu corazón es puro y fuerte- Natsuki sonrió amablemente. -Qué te parece si las llevamos a un lugar seguro, creo que se acerca la hora de comer de esta preciosa niña- Lo decía tan naturalmente mientras posaba la punta de su dedo en la nariz de la infanta de cabellos castaños y ojos azules -¿Verdad que si Arika? ¿Tenemos hambre?- Acariciaba la pequeña carita, la niña rio divertida con el truco, pero pronto atraía la mano delicada con sus manitas esperando succionar algo que calmara su hambre. Rena asintió, con Zafira lastimada dentro de su anillo, sus fuerzas mermadas y su esposa desmayada no podía tomar en sus brazos a Arika, tendría que confiar en la joven cuya vida puesta en riesgo por la seguridad de la niña era prueba más que suficiente.

Mientras caminaban en la dirección guiada por Rena se hacía el silencio apenas disimulado por los sonidos y risas infantiles de Arika que se encontraba muy a gusto con la joven Tempus. Natsuki parecía tan entretenida con la niña que no hacía falta decir nada, sin embargo, Rena no podía callar más sus pensamientos. -No hay nada que pueda dar, nada lo suficientemente bueno para manifestar mi gozo y mi más sincero agradecimiento por lo que usted hizo. La vida de mi hija es invaluable para nosotras, así que por favor acepte nuestra eterna gratitud y lo que humildemente pueda ofrecer por su ayuda- Musitó Rena deteniéndose frente a lo que se antojaba una gran casa de nobles, era un lugar amurallado, un gran portón, un extenso jardín y una versión más modesta de un castillo.

-Vaya que tiene una gran casa- Dijo Natsuki, tuvo visto que no estaba en presencia de una Elide cualquiera, por la ubicación de su morada, ella pertenecía a las 8 castas de los nobles, los ocho pilares. -"Todo en este lugar es simbólico"- Así la Kuga recordó que la ciudad de Aurus estaba diseñada especialmente, contaba con la forma de una gigantesca flor de loto de ocho pétalos, estos parecieran finalmente enmarcados por las murallas de las cuatro atalayas, era como ver una preciosa flor dentro de un cofre o al menos así se miraba desde el cielo, el castillo yacía en el centro de la ciudad rodeado de una gran muralla, luego un anillo de casas en verdad intrincadas y armoniosas tan emblemáticas como todo en Elide. Las ocho estructuras en total con formas equilibradas representaban las ocho vertientes de sangre, según entendía, los nobles de Elide estaban formados por las ocho castas que descendían de los primigenios, llamados así los primeros maestros elementales, aquellos a los que la diosa eligió en tiempos remotos para representar sus transiciones y dotarlos de gran poder para así proteger la armonía del mundo creado. -"Se dice que este fue el cuidado de Vitae, para que todo guardará equilibrio, ahora comprendo porque un solo elemental pudo sostener semejante tronco, pero ella es solo uno de los miembros de la familia, ¿Serán todos así de poderosos? Ocho que juntos pueden alcanzar un poder similar al de la deidad"-

-¿Gustas pasar?- Preguntó Rena cuidando no importunar los taciturnos de la doncella.

-No hace falta mi lady- Natsuki reaccionó al notar que un gran número de sirvientes se había formado en hileras a cada lado la entrada, dos mujeres tomaron de los brazos de Rena a Takemi y otras dos mujeres esperaban recibir de sus brazos a la pequeña infanta. -Ahora la señorita y Arika están bien, mi labor ha concluido aquí- La gobernante Tempuria casi olvidaba que, con la llegada del alba, debía ir con sus majestades para conocer la respuesta acerca de su compromiso y con algo de suerte ver a Shizuru, pero no se sentía preparada para ella y ¿Si dijera que no? Su rostro se llenó de tristeza y Rena notó esto con prontitud.

-Le suplico nos permita tratar sus heridas, tomar alimento y té... además parece que mi hija no quiere apartarse tan pronto de usted, eso significa que tiene un corazón puro y gentil- En efecto, la niña se negaba a abandonar a Natsuki, de hecho, amenazaba con llorar cuando alguien se acercaba ofreciendo sostenerla en brazos y Rena no lo había intentado sospechando que, sin la niña junto a ella, la misteriosa joven partiría sin siquiera decir su nombre.

-Dicho de esa forma no puedo negarme- Sonrió y entraron en la casa.

Las viandas fueron servidas con exquisitez, un par de sirvientes se ocuparon previamente de limpiar y vendar las heridas de Natsuki sin recibir la más mínima queja de esta, lavaron su cuerpo con diligencia y cuidado a pesar de su bochorno, le ofrecieron atuendos nuevos y regalos ornamentales que modestamente Natsuki rechazó, ya consideraba demasiadas las numerosas atenciones recibidas. Durante este tiempo la esposa de Rena fue atendida por dos sacerdotisas de sanación en la alcoba principal, las cuales para tranquilidad de su señora informaron sobre estabilidad en su estado de salud y la pequeña Arika recibió también un baño para retirar el polvo del incidente, su biberón y posteriormente ocupó su siesta. Durante aquel tiempo, la invitada de la casa Yumemiya fue servida en toda forma y llena de atenciones, con los mejores vinos y comidas, la Kuga notó que Rena no había expresado sus promesas de agradecimiento en vano.

Pasada una hora desde su llegada a la "humilde morada" de Rena, Arika dormía plácidamente en una pequeña cuna dispuesta junto al jardín y en presencia de su madre que no deseaba apartarse de ella después de vivir aquellas angustiosas circunstancias. Natsuki contempló los acontecimientos en silencio, pese a ser reina se acostumbró a vivir de una forma simple, sin tantos sirvientes, todos sus lujos yacían en Helios, pero para ser sincera... el castillo real era el lugar que menos frecuentaba, sus ojos miraban la adoración con la que Rena contemplaba a su hija, un amor tal que había dado el tiempo suficiente para que llegara a la plaza y pudiera intervenir en favor de la familia Yumemiya, Natsuki lo hizo personal, por otra parte la restauración del madero de Tule se dio meramente debido a un cuidado estratégico teniendo en cuenta la proximidad de la batalla con los Reptilian, todo aquello que pudiera destrozar las creencia de un pueblo puede ser determinante en el desenlace de una guerra.

Eso no importaba en ese momento, la mirada melancólica de Natsuki no se apartaba de ella, veía a la infanta dormir con tal serenidad en su rostro. -Es una niña afortunada, tiene todo cuanto desearía una persona-

-Las posesiones materiales no son nada mi lady-

Natsuki rio un poco. -No me refería a eso... una hija amada que sabe cuánto es amada puede dormir en paz y sepa Chronos cuidar tan precioso presente toda su vida, ella tendrá el amor de sus madres todo lo que nos sea posible preservar este mundo-

Rena sonrío. -Mi preciada salvadora, ¿Podré saber su nombre este día o algún otro que juzgue prudente?-

Natsuki se sonrojó al notar su descortesía, abrió sus labios para musitar palabra, pero más rápido los selló, no era prudente decir su nombre, sabía cuánto le detestaba el pueblo de Elide a raíz de sus nupcias con Shizuru y la alianza con la que nadie parecía estar contento, quizás Rena no sería una excepción. -Tsuki... para los amigos- Respondió nerviosamente.

-Alguien con el nombre de nuestra deidad bajo el influjo sagrado de la Luna- La señora Yumemiya no tardó en alzar una ceja, ahora entendía porque la joven no había dicho su nombre, en sí mismo era casi una blasfemia, de ponerle Lunaris hubiesen completado la injuria.

-Luna solamente...- Aclaró la morena de ojos Jade, pero la verdad era que su nombre significaba séptima luna, ella había nacido en la séptima hora, de la séptima luna, justamente en la noche del equinoccio que celebraba ese festival y estaba escrito en los libros Tempuria que su nacimiento coincidía con el séptimo estado de Vitae de los ocho conocidos, sus virtudes la templanza y la valentía, por esa razón recibió aquel nombre, uno bastante presuntuoso para muchos.

-Entonces Luna serás- Sonrió la de ojos zafiro. -Yo no me he presentado tampoco, soy Rena Yumemiya-

-Vaya, una de las ocho castas, por la ubicación de tu hogar, son la segunda línea, representa la fluidez y la serenidad, son la interminable espiral de la vida, aquarium...- Respondió automáticamente con los ojos todavía puestos en la preciosa niña dormida, aunque para todos Natsuki siempre pareciera ignorante de las cosas, había ocupado la mayor parte de su vida en las instrucciones recibidas por los antiguos dragones, que no solo estaban fundadas en la fortaleza física y el combate, la mente siempre sería el reino más difícil de gobernar, el conocimiento la construcción más esmerada, la fuerza de voluntad la fibra más formidable de la constancia y la fortaleza de su corazón la más insuperable fuente de espíritu.

-Una persona instruida- Rena estaba encantada, pero abrumada ante la idea de que otra como ella hubiera intervenido en su favor, las ocho casas competían entre sí por el poder político y normalmente no actuaban en favor de otra casa sin un interés particular, pero a Tsuki al parecer no le importaban los bienes materiales que con gentileza había declinado, tampoco recordaba a nadie de la corte como aquella joven, si tal vez hubiera asistido a la reunión convocada con motivo de la llegada de la Reina Tempuria quizás la hubiese visto allí. -Dime ¿A cuál de las ocho castas perteneces? ¿Eolis tal vez? No... Tu formidable resistencia es el emblema de los Terranos-

-No, yo no pertenezco a ninguna de las ocho casas, de hecho, ni siquiera soy Élide- Musitó bajando la mirada. -"Hasta aquí las atenciones y la promesa de una amistad sincera venida de un Élide"- Suspiró.

-¿Eres... Tempuria? "Eso explica porque no usaste un elemental en tu auxilio y tampoco a tu dragón que pudiera salir lastimado en el estrecho espacio, alguien que no tenía por qué arriesgarse de semejante manera..."- Rena miró con curiosidad la expresión de su invitada, pero pronto sonrió y posó su mano en la cabeza de Natsuki acariciando sus cabellos, no la despreciaría nunca, no había que temer. -Ahora te debo el doble, amiga mía... una Tempuria salvó la vida de mi hija cuando nuestros pueblos fueron enemigos durante siglos, esto alimenta mi esperanza sincera de que seamos naciones hermanas como desde hoy tú lo eres para mí-

Levantó la cabeza. -¿De verdad lo piensa posible? Yo no desearía otra cosa en el mundo...- La esperanza había inundado la faz de Natsuki.

-Sin embargo, el matrimonio concertado entre nuestra princesa y su comandante... no me parece el medio más adecuado para tal fin- Las reflexivas palabras de Rena fueron como un balde de agua fría para la Kuga, su rostro no escondió tal sorpresa. -Jejejeje... no lo digo a mal Lunita, sinceramente no- Refutó nerviosamente la anfitriona, negando con sus manos y un curioso sonrojo en sus mejillas, Rena podía ser indiscreta algunas veces. -De hecho, la doncella me parece una digna pareja, la persona cuyo nombre es conocido por sus abundantes logros entre los Tempuria, lo que digo y pienso, lo hago como mujer, no como Élide en todo caso- La señora de la segunda casta, tomó una jarra de vino y lo sirvió en dos copas, una de las cuales fue extendida a Natsuki.

-Temo no entender, sus razones- Tomó la copa en su mano y bebió un sorbo.

-Luna... ¿Estás enamorada?- Una escandalosa tos tuvo lugar y Natsuki se cubrió la boca rápidamente para no hacer mayor ruido al ver que Arika se removía en sueños, en cuanto la pequeña volvió a surcar la profundidad de las nubes de algodón y las pequeñas ovejitas. La joven Tempus respiró y con un sonrojo del tamaño de toda su cara negó la pregunta, a lo que Yumemiya sonrió. -Me temo que su rostro la delata, el Tempuria que haya elegido es una persona muy afortunada-

-Te... te digo que no- Musitó la Kuga cuidando su tono para no importunar más a la bebé, notando esto Rena llamó a sus sirvientes y les indicó llevar a la niña a la cuna del cuarto principal, donde su madre también descansaba y les ordenó no apartarse ellas ni un instante, además de reportar cualquier cambio acerca de su esposa en el acto. Aunque sintiera cierta desconfianza de la servidumbre a raíz del abandono que ocupó la mujer en el accidente, ya tomaría cartas en el asunto por ahora, tampoco es que pudiera castigarles a todos por las acciones de una desvergonzada.

-Ven conmigo, caminemos...- Los ojos azules de aquella mujer tenían un algo que obligaba a confiar en ella y hacía bastante difícil negarle algo, de hecho... solo hasta ese momento parecía recordar unos ojos así de hermosos, pero no pensó mucho en ello y la siguió. Atravesaron el hermoso jardín de la casa hasta una fresca pérgola con enredaderas de rosa azul y narcisos amarillos sembrados alrededor. -Para alguien que amaría de una intensa forma como ocurre con nuestra princesa, la alianza... significa perder el derecho, la libertad que tenemos tú y yo, de elegir esposa o esposo, de amar libremente a quien elijamos hacerlo o de guardar el lazo que ya sentimos por alguien... ¿Entonces cómo podría estar de acuerdo?-

-Tienes razón, en Tempuria no hay boda que se realice sin el ritual del espejo- Natsuki suspiró hondamente ante la sola idea, por primera vez aquel ritual se tornaba útil y a la par inconveniente, significaba poner todas sus fichas sobre la mesa y ya conocía los números de sus cartas, nada le favorecerían en una relación de poder como la que se presentaba delante de ella.

-Nunca había oído de él...- Rena sonrió con curiosidad, que interesantes resultan ser los Tempuria al conocerlos más a fondo, tan simbólicos y religiosos como su propia gente, aunque su adoración estuviese más centrada en Chronos qué Vitae.

-Revela la Horma y el Arquetipo... dicho en nuestro lenguaje, la Uma y el Argo. Expone la compatibilidad del sentimiento que poseen las personas que han de casarse, la fortaleza que tiene y el matiz de la emoción que guarda...- Solo tuvo oportunidad de presenciar esta ceremonia una vez. -El día de su boda, no será posible que oculten sus sentimientos o la ausencia de ellos y esto es preocupante-

-¿Porque piensas eso Luna?- Rena le miró con mayor interés.

-Serán expuestas a la vista de todos... la unidad de ambas naciones pende de un hilo y un agravio puede ser el detonante del colapso, tiene razón cuando afirma que muy pocos están de acuerdo con esta idea antinatural, a mí tampoco me gustaría ver a la princesa Fujino yacer junto a alguien a quien no ama, eso no es justo- Natsuki frunció el ceño, era el tipo de cosas en las que no había pensado cuando afirmó la alianza entre las naciones, no esperaba tener esos sentimientos incendiándose en su interior y tampoco ocupar un lugar reservado a alguien más... entonces cabía esa posibilidad ¿El constante desprecio de Shizuru se debía a otra persona? ¿A que su corazón estaba comprometido con alguien más? La sola idea fue como una estocada certera en el pecho, tan fría y ponzoñosa, pero cuanto más lo pensaba, más encajaba aquella idea dentro de su mente. -“Talvez incluso sienta odio…”-

-No deseamos nada distinto que la dicha para Shizuru. Aunque eso ya no es posible…- Afirmó con pesar la de zafirina mirada, más pronto notó su indiscreción, se mordió el labio.

-¿A qué se refiere?- Natsuki Levantó una ceja confusamente.

-Aquí en Élide, tenemos la creencia de que existe una persona destinada a nosotros, que estamos unidos a ese alguien por un delgado hilo translucido, uno atado por la diosa en persona… es un vínculo que solo sabe romper la muerte, otros piensan que ni siquiera entonces se rompe-

-Una sola persona… ¿Qué posibilidad tendrían de encontrarle?- No entendía del todo la idea. -Si bien un Tempuria normalmente solo tiene una pareja en toda su vida, no es inusual que fallecida esa persona se pueda presentar otra unión, no se trata de un lazo que vincule a dos personas antes de nacer, es el vínculo que se forma con el esfuerzo y el cuidado… nunca damos por sentado a nuestra pareja, la protegemos-

-Diferencias de fondo que tienen sentido. En mi caso, Terra Takemi es mi Fatum Filum y ciertamente no sabría encontrar a nadie más… si no es ella, no es nadie. Después de todo, la probabilidad de hallarla era tan pequeña.Muchas otras personas no se esfuerzan en buscar… sin embargo algunos contamos con suerte, toparse por casualidad con ese alguien- Sonreía tontamente Rena, como volviese a un momento en el pasado, tan perdida en sus dulces memorias junto a la madre de su hija.

-Una suerte en verdad envidiable. Supongo que cuando habla de la injusticia que acontece sobre su alteza la bella Fujino, se refiere a que ella ya tiene un Fatum Filum- Era evidente entonces que su matrimonio era de lo más que inconveniente para su sincero sentir por alguien más.

-Así es Luna, su alteza ya había encontrado a tan estimada persona y créeme que ofrecería todo cuanto tengo y soy para impedir el matrimonio de ser posible. Pero ya nada podría hacerse…-

-¿Por qué?-

-Porque su Fatum Filum falleció hace un tiempo… en suelo Tempuria, por la mano de otros coterráneos tuyos- Intentó ser gentil al decirlo, pero había cosas imposibles de adornar en la vida y esa era una de esas ocasiones.

Como un golpe seco, como un balde de agua helada golpeando su mente, Natsuki sintió aumentado el peso sobre sus hombros. -Como lo siento. Esas son muchas razones para detestar entonces a los Tempuria que inundan su ciudad, gente como yo-

-Ojalá la mitad de ellos fuera como tú… tu amor por la vida y las personas no se limita solo a los hermanos Tempuria-

-¿Qué pasa cuando el Fatum Filum de alguien… muere? ¿No es posible formar otro vínculo?-

-Dicen que se forma un vacío que nada puede llenar… a decir verdad no me gustaría averiguarlo, así que lo ignoro- Una sonrisa tímida y la Yumemiya se disculpaba por su ignorancia.

-Entonces que posibilidades tenía ella en primer lugar…- La morena masculló entre dientes casi con reclamación a la diosa y al mismísimo Chronos.

-¿Qué dices?- Pareció oír algo la de negros y ondulados cabellos.

-Nada realmente- Era como sentir un nudo por dentro, tanta frustración ¿Por qué nadie dijo nada al respecto? Era una ignominia con ella y con Shizuru, razones por millares tenía para detestarla a ella y a su gente, les habían condenado unos pocos imbéciles, ¡Oh! Pero por Chronos que averiguaría quienes habían osado tanto y les haría pagar sus nefastas acciones. Levantó la mirada y posó sus ojos de jade sobre la amable faz de su nueva amiga, tenía la sensación de que su lealtad por la princesa iba más allá del simple hecho de la posición de la escarlata entre los suyos. -¿Por qué le guardas más que solo lealtad a la princesa? Es… mucho más-

Rena sonrió ante la suspicacia de la joven morena, más le valía tener presente su inteligencia. Había dos razones de peso, pero solo mencionó la primera y más importante de todas. -A ella debemos el privilegio de la niña que tú has salvado hoy- Rena sonrió al notar el desconcierto en la cara de su invitada. -... como habrás notado... mi amada esposa Takemi es algo enfermiza, ella pertenecía a la casa de los Terranos quienes se precian de la resistencia y la fuerza como la mayor de sus virtudes, fue expulsada debido a su fragilidad y a la imposibilidad que suponía para ella guardar vida en sus entrañas o así mismo brindar la semilla de la vida... esto no me importó, sabes bien que el corazón no elige conveniencias cuando de algunas cosas se trata, así que probé mi lazo con ella ante todos y se nos permitió hacernos una en alma y forma, pero supuse que no tendría la dicha de ver su amor y el mío formar una esencia tan sublime, una de nosotros dos- Natsuki asintió imperceptiblemente ante una sutil sonrisa de Rena. -Cuando vimos toda esperanza perdida, nuestra princesa nos concedió tan soñado anhelo contra la voluntad de los Reyes...-

-Arika es... ¿Hija de la princesa? - Natsuki sintió un aguijón de celos punzar su corazón que apenas pudo esconder en su rostro impasible y su puño cerrado, ¿Cuánto más soportaría saber? Una desconocida sería su esposa, ser

-Jajajaja, no biológicamente Luna. Nuestra Arika es la forma del amor mismo, es la obra más dulce jamás ideada. Shizuru lo hizo posible a través de su elemental, Vitae que es fuente de vida hizo honor a su nombre brindándole la capacidad de engendrar a Takemi...- Rena silenció su alegre relato con una voz grave y una mirada indescifrable. -... pero dar vida es la octava forma de nuestra deidad, el estado más poderoso y por tanto el más complicado de controlar, esto casi le costó la vida a la princesa y yació en cama durante semanas... desde entonces le está prohibido manifestar a su elemental más allá del primer estado, para nosotros alejar a nuestros elementales significa la soledad extrema, la más dolorosa prueba, el vacío absoluto ¿Comprendes ahora porqué me preocupa tanto su unión con la Comandante Kuga?-

-No cabe duda cuanto es amada la princesa, ella es después de todo el vínculo directo con la Diosa... sus acciones valerosas le han costado mucho, pero... al ver a la pequeña Arika, no puedo más que justificar su proceder- La joven Tempus comprendía que a lo largo de su estancia en el castillo junto a Shizuru solo habían pasado la mayor parte del tiempo discutiendo, no la conocía realmente, no sabía de su cara amable, de ninguna otra en realidad.

-Sin embargo, me pregunto ¿Por qué has pensado primero en nuestra princesa?... ¿Acaso no sería primero para ti su propia comandante? o ¿Kuga no sufre la misma ignominia con este acuerdo?- Rena agitó su copa suavemente antes de percibir su aroma embriagador, degustó en sus labios el vino tinto y finalmente bebió parsimoniosamente de ella.

La guardiana de Jade abrió los párpados notando lo indiscreto de sus anteriores palabras. Qué remedio... cerró sus ojos un momento. -Una mujer que se juzga tan valiosa, tan preciada, debe tener todo lo que es posible decir para que cualquiera caiga rendido a sus pies y nuestra comandante que es fría sólo en apariencia, seguramente no ha tenido oportunidad alguna desde el principio- Bebió de su copa de igual manera.

-La conoces muy bien, a Natsuki Kuga ¿Cómo es ella?- Deslizó la pregunta con tono gentil, pero sus agudos ojos azules quisieron ver con profundidad la esmeralda que seguían tan llenos de melancolía en esa expresión que hermosa, se miraba tan triste.

-"Más de lo que quisiera conocerme... sé que voy a la debacle"- La pelinegra depositó su copa vacía sobre la bandeja. -Me convenzo con esta conversación, que no la persona adecuada para su alteza, lady Fujino… nadie podría serlo en primer lugar, porque esa persona, ese momento… ya pasó- Se puso de pie, observó en silencio la mano vendada y sintió la tensión de la tela en su cabeza, ya había descansado demasiado, ya había jugado a ser otra persona por mucho tiempo. -Es mi momento de irme Rena, la velada ha sido exquisita pero no puedo olvidar mis obligaciones "Si no es que Mai ya envió una brigada completa a buscarme"- Sonrió lastimeramente, tomó la espada que estuvo abandonada sobre la madera de las sillas de la pérgola.

-Luna...- La castaña de mirar azulino comprendió que no podía ya retener por más tiempo a su invitada, la dejaría ir, pero no sin un consejo. -¿Conoces la leyenda del Dragón plateado?-

-En los tiempos antes de las letras y las canciones, cuando los Dioses eran jóvenes y los Dragones y Elementales reinaban el mundo en soledad, nació entre ellos uno diferente, uno más negro que la noche, con iris azul y de eléctrico aliento, uno tan distinto que hacía las cosas muy a su pensar, dormía en el día y vigilaba la noche. Aquel dragón pasaba su tiempo en las noches más brillantes contemplando a la luna, enloquecido por su belleza entendió el sufrimiento del amor, postrado ante la luna, un día decidió alcanzarla a cualquier precio, sin temor se elevó hacia el firmamento, batió sus alas durante siete días con sus noches y albas, hasta que llegó el momento en que se agotó su fuerza, sus alas maltrechas no pudieron sostenerlo y se precipitó sobre el vacío con su inexorable muerte por delante...- De esa forma se sentía, cayendo al vacío sin atisbar la más mínima idea de cómo alcanzarla.

Cuando la voz de Natsuki se silenció compungida, casi lóbrega... Rena intervino con tono efusivo y fuerte. -Sin embargo... conmovida la luna por el devoto amor que le fue ofrecido por aquel tenaz, curó al dragón de sus heridas y le imploró abrir sus alas poco antes de caer al suelo, debía seguir viviendo... Las deidades juzgaron la valentía y la osadía del dragón, le dieron así un regalo por su valor y un castigo ejemplar por su atrevimiento, para que jamás osara otro como él alcanzarla una vez más...- Yumemiya hizo una breve pausa, la joven pelinegra que le daba la espalda había detenido su afán de marchar, le miró de soslayo y continuó su relato. -Nació el fruto de la luna y del Dragón, uno tan blanco cuyo pelaje se hace plata con el brillo de la luna, es así como la madre acaricia a su hijo y el hijo puede sentirla, uno tan poderoso con el aliento eléctrico y gélido del padre. Entonces los Dioses unieron a cada Dragón con el hijo de una tierra olvidada como castigo y como regalo, para que ningún Dragón volviese a sentir soledad, pero fueran serviles a sus hermanos. El dragón plateado fue elegido entonces... y fue dado a la familia real Tempuriana, el nombre del descendiente de aquel tenaz Dragón es Durhan- La joven Tempus volvió la vista sobre Rena con una expresión confusa. -Pero no comprendo por qué me cuentas una historia que todo Tempuriano conoce- Alzó su negra ceja con algo de dolor, la venda no dejaba mucho espacio para que las frunciera.

-Porque sería oportuno relatar aquella historia a tu comandante, te lo imploro y le transmitas este mensaje de la más humilde forma posible- Rena se inclinó dando a entender la seriedad de lo que pedía. -Si la comandante Kuga se encuentra en una situación tan desesperada, si ha perdido el corazón en una batalla que se mira insalvable- Levantó su rostro alegremente. -No ¿Debería seguir sin reparos el ejemplo de su hermano el Dragón Plateado?... ¿No debería pensar en obtener lo que desea para si por cualquier medio? Si bien es cierto que quizás caiga sobre la tierra exánime, tal vez sea posible que se tope con una grata sorpresa...  porque si lo miras de esta forma, el que estén comprometidas por las razones que lo están ahora, no significa que sea estrictamente necesario mantenerlo en esos términos... ¿No sería más prudente intentar conquistar a la que se ama? - Inocentes palabras parecieran aquellas, pero Rena no era la cabeza de la segunda casa de Vitae solo por su poder sobre Zafira. - ¿No dijiste que en Tempuria el vínculo se forja a través del esfuerzo y la constancia? Pues que sea la comandante una Tempuria en toda regla…-

La boca de Natsuki se quedó ligeramente abierta sin saber qué decir, no lo había pensado siquiera, se dio un golpe en la frente por mero reflejo y luego contuvo una mueca de dolor, había olvidado la herida, pero eso no importó, había obtenido las respuestas que buscaba en el lugar menos pensado. -Gracias Rena, ahora en verdad tengo las palabras correctas para mi comandante- Sonrió antes de apresurar su marcha hacia la salida y a punto de perderse de la vista de la señora Yumemiya se dio la vuelta para despedirse apropiadamente. -¡Cuida de ellas! Las veré de nuevo...- Y de esa forma la misteriosa joven llamada Luna desapareció por el portón de la entrada principal.

Rena se quedó en silencio sonriendo para sí, con su mano levantada en señal de despedida, su mano extendida aun cuando Natsuki ya no estaba al alcance de sus ojos azules, así fue hasta que otra voz gentil llegó a su oído. -¿Quién era esa joven a la que despides con tanta alegría?- No era otra que Takemi con una somnolienta Arika en sus brazos, Rena se puso de pie en el acto recibió a la bebé en sus brazos e indicó a la dama de ojos violeta y largos cabellos castaños tomar asiento.

La pelinegra se inclinó para prodigar un beso a su esposa y con una radiante sonrisa, una mueca confidente susurró en el oído de la ex-Terrana. -Tengo la impresión de que se trató de la joven prometida de mi sobrina, Shizuru es afortunada al contar con una persona como ella para pasar el resto de su vida y mi querida Shizuma podrá estar en paz al notar que no pudo tener mayor tino con la selección de una bella esposa para su hija y una justa soberana para Elide. Lo sabes amor mío, aunque Irial ya no este con Shizuru, siempre guardo la esperanza de que vuelva a sonreír junto a la persona adecuada-

Takemi hizo una mueca triste. -Es una pena que tardara tanto en despertar, me hubiera encantado conocerla...- La expresión se compuso y mutó a otra de incertidumbre. -Pero ¿Qué ha pasado? Yo estaba en la plaza con nuestra hija cuando he sufrido un desmayo y ahora he despertado en nuestro lecho, espero no haberte preocupado demasiado amor mío, debí llevar más sirvientes conmigo para no importunar las tareas pendientes que tenías hoy, la reunión de guerra de esta madrugada te ha debido dejar exhausta- No pudo evitar una mueca de preocupación.

Rena negó con la cabeza mientras acariciaba gentilmente la mejilla de su amada mujer. -Si supieras el correr de los acontecimientos de este día, te aseguro que dudarías un poco de mis palabras-

Takemi río en respuesta. -Mi confianza es eterna para ti... ¿Por qué no me cuentas lo que pasó?- Ante la solicitud de la castaña, la señora Yumemiya no tardó en iniciar un relato casi fantástico de las cosas que ocurrieron en la reunión, su prisa por llegar a la plaza donde le informaron la encontraría, la fortuita caída del madero de tule y las peripecias de Lunita para salvar el día, estuvo claro entonces para ambas que el destino es caprichoso, tendrían ante sí a las dos futuras reinas, una capaz de dar el brillo de la vida y otra que no dudaría ni un instante en proteger esa intensa luz.




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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Cristalsif - Derechos Reservados
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16 comentarios:

  1. Zas *-* que pasara uiuiuiui que barbara que imaginacion ufff saludos +.^

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  2. Encantador relato, ahora si, quedamos a la espera de su continuación. No demores mucho Cristalsif. Gracias por compartir tu escritura con nosotras. Simplemente Maravillosa!

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  3. Exquisito capitulo, nunca lei palabras tan sabias... Cuando uno ama tienes que luchar con todo y contra todo para que ese amor florezca y se fortalezca. Una vez mas me hipnotizas con tu palabras. Espero la continuacion con ansias

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  4. Pero que capitulo, ya conoció a su familia sin querer. Me sorprendió todo lo que rodea a Shizuru una gran persona con un gran dolor en su corazón. Todo apunta a que esto va a mejorar.
    Cristalsif siempre es un gusto leer tus historias.

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  5. Gracias por continuar. Me descubro que me pierdo en este tipo de historias, ya estoy como el ex que dice: No eres tu, soy yo. Agradezco que los capítulos sean largos y bien detallados con tantos detalles aveces minúsculos pero imprescindibles. Es mi imaginación quiero pensar que no me permite visualizar la historia con la narrativa. Pero gracias empezare de cero una vez mas, no se a donde me lleve mi imaginación pero gracias por crear, publicar y sobre todo seguir. seguro mas de una agradecemos el esfuerzo.

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  6. Querida Cristalsif:Termine de leer este capitulo con el corazon galopante y la mente me llevo a lugares maravillosos.
    Es impresionante poder leerte,que genialidad tu imaginacion!!gracias,gracias por compartirnos tus historias tan bellas.Me encantaria que publiques en libros tus escritos porque se que mas de una te compraria las novelas,y me incluyo como fans tuya que soy.
    Enamorada de Natsuki en todas las historias!!
    Mia de bsas.

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  7. Me negué a leer esta historia antes de que termine danza entre lobos, sin embargo gano mi curiosidad jajaja.
    Como todas tus historias que escribes son excelente, no podía ser menos este, cuando lo lei me gusto ahora estoy queriendo ser una tempuriana y ha llegado esta historia xD
    No nos hagas sufrir con lo del sexo con otras personas que no sean nuestras protagonistas nat y zuru por favor mi corazón no lo entendería ya sabes habemos mujeres a la antigüita.
    Te mando un abrazo y un beso, ojala puedas actuzalizar ambas historias.

    Con cariño Maria Rene.

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  8. Por Dios no duren tanto para subir los capítulos. Estoy en cantada con la historia y esperó que no hagan como con algunas historias que tengo meses y años esperando el final.

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  9. Por Dios no duren tanto para subir los capítulos. Estoy en cantada con la historia y esperó que no hagan como con algunas historias que tengo meses y años esperando el final.

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  10. Hermosa historia nos tiene enganchada, ahora esperar el proximo capitulo.

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  11. Hola cristalsif, espero que todo vaya bien en tu vida. Gracias por estas increíbles historias. Me encantan, Saludos.

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  12. PARA CUANDO EL PROXIMO CAPITULO

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  13. Hola Cristalsif, como todas tus historias está es increíble, tanto así Que me soñé Que actualizabas y entre para ver si quizá sí *calcula cual obsesionada estoy con esta historia* jajaja #Unlunestriste #Lailusiondeldía #Nohaymotivación jaja esperó que todo vaya bién en tu vida. Un abrazó.

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  14. Ese e tu problema k se te olvida k estas asiendo una cosa y depue de 2 o 3 mese ek subu1 capitulo asta sab Dios

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  15. Me voy a terminar las uñas de esperar, ten piedad jajajaja

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  16. Cuando actualizaraas... muero ante tanta espera

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