Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Nunca Digas Adiós - Cristalsif - 31


Capítulo 31

Encrucijada II

Abrí los ojos, y todo se miraba distorsionado, sentía el cuerpo pesado, la voz ahogada, pero ya no había más dolor. Estaba suspendida en el agua, como siendo una con ella y como una intrusa al mismo tiempo, tenía en mi cara una máscara de aire y sentía la corriente de energía fluyendo a través del líquido adentrándose en mí, una descarga que pasaba a través de mi cuerpo desde la ínfima punta de una hebra de cabello, hasta el último borde de la uña de un pie, mis extremidades, mi vientre y hasta en la nariz, en todas partes. Busqué con mis ojos para verme a mí, pero el resplandor azul que desprendía mi piel en líneas complejas trazadas como dibujos arcanos, me obligó a cerrarlos, era tan intenso el brillo que me lastimaba los ojos ya tan acostumbrados a la oscuridad.


Volví a ver entrecerrando los párpados, habituándome lentamente a la luz distorsionada por el agua y noté que no solo mi luz me había cegado antes, otra persona estaba sumergida conmigo, otra brillaba junto a mí. Suspendida manaba su propio fulgor azul, como una etérea figura, tan cerca y tan lejos en el espacio, completamente suspendida como la forma onírica de una deidad. La reconocí en el acto, pero ella se miraba tan diferente al último momento, cuando inicialmente nos recluyeron aquí, lo recordé al sentir las cadenas que sujetaban mis muñecas y las suyas. La contemplé silenciosamente, ya no eran de ébano cobalto sus largos cabellos, estaban hechos de plata, aunque su piel continuaba siendo tan blanca como la nieve, los trazos de luz fulguraban y se apagaban tan rápido que era como verla aparecer y desaparecer, su luminosidad no era constante, ella aún estaba sanando. Me maravillé con sus labios tan rojos como cerezas durante los que parecieron eternos momentos, sus facciones finas y hermosas como siempre, ella continuaba preservando aquella poderosa fuerza sobre mí, deseaba tanto tocarla. Pese a todo la miraba dormida con numerosas vendas sobre su cuerpo, ya muchas simplemente desprendidas por el agua, se movían con el vaivén gentil de la corriente acuática. La tela era blanca, pero las manchas que una vez contuvieron hilos de sangre se habían evaporado por el flujo constante de agua y electricidad, dejando apenas un tenue rastro.

Aquel tiempo de contemplación se acortó abruptamente, cuando el líquido de la cámara fue drenado, mis pies volvieron a sentir la solidez de la superficie en cuanto atisbaron un suelo de metal, no tenía mucha fuerza entonces y acabé de rodillas, sosteniendo mi peso con mis manos y rodillas. Volví la vista en busca de la dama de ojos glaucos, pero ella estaba de pie, con los ojos abiertos, abiertos pero sin sentido, eran como pozos vacíos de un color zafiro eléctrico, perdí algo más que la esperanza al cruzar una mirada con ella, porque parecía simplemente carecer de emociones.

-Ponte de pie... Azula- Musitó con su voz grave, me alegré de que me reconociera, pero esa dicha me duró poco al notar que no cambiaba, que solo estaba allí como una efigie, muerta por dentro.

Obedecí, con nueva fuerza en mi cuerpo, una que noté, me transmitía ella, Natsuki. La miré confusamente ¿Cómo podía transmitirme sus deseos, su fuerza sin siquiera hablar o tocarme? y no justamente porque aquella fuera una charla motivacional de un psicólogo experto, la sensación dentro de mí, era simplemente imposible de describir a pesar de las circunstancias tan extrañas en las que nos hemos encontrado tantas veces. Erguida miré fuera del cristal, allí estaba mi padre observándonos, como a la obra de su más magnífica creación, algo nos había hecho, no dejaba de pensar que viniendo de él, no sería algo bueno. Odie su sonrisa con todas mis fuerzas, pero no expresé mi sentir, no tenía completa autonomía, el sistema dentro de nuestros cuerpos operaba con más rigor que otras veces, sentí el dolor punzante en mi cabeza al musitar para mí un improperio en el nombre de Nagi.

El vidrio descendió lentamente mientras Nagi apreciaba el considerable parecido que ahora teníamos las dos, en efecto mi masa muscular había sido incrementada para ser similar al siempre trabajado cuerpo de Natsuki, la pigmentación de mi piel se había alterado, ya no contaba con mi color habitual, estaba tan pálida como el papel y nuestros cabellos en la misma longitud y color. Siendo japonesas de nacimiento, los rasgos serían algo difícil de diferenciar en la distancia, pero Natsuki siempre sería Natsuki y yo, siempre sería Azula Dai Artai.

-Ha sido un trabajo bien realizado Iori- Musitó mi padre, alabando los esfuerzos de mi hermana, a quien le debíamos el artificial parecido y no sé si también aquella extraña conexión. -Los zafiros gemelos están listos- Musitó elevando sus brazos con un gesto de victoria, teniendo ese tono desagradable en su voz.

-¿Por qué pareces tan contento?- La voz grave de Natsuki atrajo nuestra atención. La miré, tenía una expresión cansada, pero no del cuerpo que se antojaba más fuerte que antes, ella estaba cansada de la vida misma, la observé en silencio, comprendía su agotamiento emocional, yo con menos batallas me sentía igualmente exhausta.

Mi padre había sido inteligente al no liberarnos de las cerraduras en torno a nuestras muñecas y piernas. -Dentro de poco serán la carta de mi victoria Natsuki-Hime- Se miraba como un niño pequeño con un juguete nuevo, pero yo seguía sin entender que ganaba mi padre con todo esto.

-Nadie ganará nada y lo sabes Nagi...- Natsuki dio un paso y yo me vi replicando sus movimientos sin siquiera pensarlo, descendimos de la cámara de regeneración y solo la longitud de la cadena nos detuvo, sentí el tenue tirón en cuanto mi pie quiso alcanzar el límite más cerca de él, ambas retrocedimos para dar holgura a la cadena,  que era de un material en verdad resistente como para tolerar la fuerza sobrenatural que nos obsequiaron las nanomáquinas. -¿Quieres una guerra en la ya no quedan soldados para luchar? Yo no lucharé más por ti, ya no puedes quitarme nada más, ¿Piensas asustarme? Cuando no me queda ninguna otra cosa apreciada, ¿Torturarme? Cuando no puedo sentir ya dolor... buscarás mi olvido, pero una y otra vez habrá memorias dentro de mí que no podrás suprimir por completo o ¿Es mi cordura la que deseas destruir? Estoy lo suficientemente demente ya. Yo solo deseo una cosa que no puedes darme... así que dime ¿Qué razones tienes para estar tan contento?- Natsuki sonrió de forma sombría, en verdad podía dar miedo cuando hablaba de esa manera, en ese tono y con esos ojos eléctricos.

-¿Cómo te atreves?- Iori amenazó con golpear a Natsuki, pero ella se movió tan rápido que no pudo ni rozarla, muy al contrario, mi hermana cometió el error de acercarse demasiado a ella y con eso se puso a su merced, ahora la cadena que nos mantenía a raya envolvía su cuello, mientras Iori forcejeaba dentro de los implacables y fuertes brazos de Natsuki.

Mi padre rió divertido ante la situación. -¿Acaso deseas la libertad a cambio de la vida de Iori?-

Natsuki negó con la cabeza. -Aun si amenazara su vida... tu no harías nada por salvarla, a diferencia de Iori, mi vida todavía tiene valor para ti o ¿Por qué otra razón te habrías esmerado tanto en mi recuperación?- La joven Kuga levantó su ceja tan blanca como la mía en un gesto altivo.

-Ara, ara...- Musitó mi padre con una mala imitación de Fujino. -Me conoces tan bien... ya danzaremos tú y yo... pero por ahora, si te sirve de consuelo... puedes quedarte a Iori- Mi padre nos dio la espalda, dejando a mi hermana a merced de Natsuki, ella forcejeaba y yo sentía la tensión de los músculos que apresaban el cuello de mi hermana, pues ella estaba realmente atrapada por Natsuki. La escuché clamar el nombre de nuestro padre, pero las tres sabíamos que él no haría nada por salvarla, después de todo, Iori ya había completado su trabajo para él.

Cuando estuvimos a solas volví la vista sobre Natsuki, Iori mandaba golpes en todas direcciones, pero se sentían como los golpes de un infante, en su caso... uno muy desesperado. -¿Qué harás con ella?-

-Matarla... si no te molesta- Respondió tan tranquila. Curiosamente no sentí nada, sabía que Kuga podía romper su cuello como si fuera un mondadientes y yo no lo estaba lamentando, de hecho no suplicaba por su vida como lo haría otra hermana. Mi silencio hizo que Iori se volviera a mirarme. -¿Azula?-

-Ella es tu consuelo... yo no intentaré detenerte- Musité la verdad, por más culposa que fuera. -Nunca fuimos hermanas realmente-

-¿Azula?- Los ojos de Iori se ampliaron para mirarme, para reprocharme, mis músculos no oponían resistencia, y aun si lo hiciera la voluntad de Natsuki sería mucho más poderosa con el sistema de Zafiros gemelos. -En verdad no... ¿No piensas hacer nada? Tú... Basura, hija de...- Cuestionó Iori en cuanto la lenta pero mortal fuerza de las cadenas comenzó a presionar su cuello. Yo ampliaba mis brazos con la misma lentitud que lo hacia Natsuki, en cuanto estuviesen completamente extendidos, su vida se habría de agotar con las cadenas limitando completamente el aire, con su cuello roto y la cabeza desprendida de su torso.

-¿Ella te hizo esas cicatrices? ¿Las que han borrado de tu piel?- Preguntó Natsuki mientras ponía poco a poco más distancia entre sus brazos y mi hermana pataleaba ya incapaz de hablar, pero aun en el momento en que una palabra mía sería suficiente, ni siquiera entonces sus ojos se mostraron más amables al mirarme, estaban bañados de un rencor inconmensurable. Desvié la mirada incapaz de negar o afirmar nada, tal vez, era infinitamente más amable terminar su vida así, que bajo la mano de los miles que mató al impulsar la máquina del Ragnarök. Así esta vez yo extendí los brazos completamente y por propia voluntad, la cadena se cerró en torno a su cuello y el sonido de sus huesos rompiéndose llegó a mis oídos, los extendí hasta hacerlo doloroso incluso para mí y su cabeza se desprendió de sus hombros. Miré a Natsuki, bañada con la sangre que desprendió su cuerpo y las cadenas extendidas, sin ninguna aprensión.

-¿Por qué?- Me cuestionó Natsuki sabiendo que de la misma forma que mi cuerpo se mueve a su voluntad, del mismo modo, lo haría el suyo por mi deseo. Fue mi voluntad la que privó de la vida a Iori, era un acto de misericordia más que de venganza.

-Fui piadosa, ella no tendrá que soportar lo que nosotras ¿No es así?- Respondí mientras mis ojos vertían lágrimas de culpa y de dolor, aun con los malos recuerdos, los menos malvados todavía estaban ahí, para las pocas veces que Iori me mostró su afecto, aunque falso, fue el único cariño que recibí del mundo hasta la llegada de la mujer de pie a mi lado. Pero ese era un peso que estaba mejor sobre mis hombros, ya Natsuki cargaba muchos otros sobre su conciencia y había perdido bastante de su propia humanidad.

Asintió a mi pregunta, sin preocuparse por la mancha roja sobre su piel tomó asiento sobre la placa de metal que era el tanque donde estuvimos sumergidas. -Solo estamos esperando, cuando llegue el momento... volveremos a ser las herramientas de Nagi y del mismo modo que no ha ocupado esfuerzo en salvar a Iori, tampoco cuidará de ti-

-Eso lo sé...- Imité sus movimientos, miré el cuerpo de mi hermana todavía con las últimas convulsiones, propias de los movimientos reflejo, y estos solo se detuvieron pasados algunos segundos. -La próxima vez que dancemos, será la última ocasión...- Pero no lo lamentaba, en el fondo le había dado a mi hermana lo que yo no tendría, una muerte rápida e indolora. -Sin embargo... la última danza, será en la mejor compañía-

-Todo debe terminar de alguna forma Azula, lo único que lamento de todo esto, es que tengas el mismo destino... nosotras nunca tuvimos oportunidad ni voluntad para decidir, no la tendremos al final, pero intenta sobrevivir cuando enfrentemos otra vez, a las Otome de mi padre- Musitó con voz fría, quizás serena, ya no tenía motivos para frenar los acontecimientos, lo sabíamos todas la que una vez fuimos Hime y nos convertimos en valquirias, así cuando Zera, Yun y Miel entraron en la sala, nos pusimos de pie en el acto.

-Ya saben cómo es esto... ¿Cooperarán?- Cuestionó Zera con un tono de alerta, poniéndose frente a Miel, para nadie era un secreto que esas dos tenían sentimientos poco recomendables en tiempos tan lamentables como los que corrían, hasta sentí pena por ellas.

-Por ahora... por un tiempo ¿Puedes vivir con eso?- Cuestionó Natsuki todavía con su pose de combate y yo le hice coro sin poder evitarlo.

-¿No es como que podamos resistirnos sabes?- Importunó Yun con su tono mordaz mientras señalaba con su dedo a la altura de su propio cerebro. Mi padre siempre fue astuto, nuestras mentes no nos pertenecían, pero quería probar por lo menos la lealtad que había entre nosotras, eso era lo único que nos quedaba y Kuga lo sabía.

-¿Una ducha tal vez?- Cuestiono Miel, a fin de cuentas Natsuki comenzaba a hieder con la sangre secándose sobre su piel.

-Una ducha sea...- Relajó sus músculos. Posó uno de sus dedos sobre el metal de nuestra muñeca, hizo algo de presión, yo sentí dolor el metal lastimaba, pero era tenue, crujieron las esposas antes de caer, nos agachamos, proceso igual con cada extremidad, ya nada nos retuvo. Miré a Natsuki contrariada, si podía liberarse...

-Pudiste eliminarlo...- Cuestionó Zera con incredulidad.

-No, un impulso de sinapsis es más rápido que un movimiento muscular... solo hubiera caído muerta antes de tocarlo... pero vaya que un solo golpe hubiese bastado- Sonrió divertidamente, aunque hasta nuestros oídos podía llegar ese maldito ruido que desprende el sistema y que ella padecía por sus ideas homicidas.

Así Natsuki caminó entre sus antiguas compañeras de batalla, a fin de cuentas no podíamos escapar, el enemigo estaba dentro de nosotras en las nanomáquinas que circulaban vertiginosamente por nuestras venas, en el chip instalado en las vértebras de nuestro cuello conectado a aquel dispositivo en nuestro cerebro, ya solo nos quedaba esperar... aguardar por la comitiva de la corporación Garderobe y rogar, porque las cosas no salieran como Nagi lo deseara.

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Escuchaba el constante sonido de sus signos vitales, tan lentos como si durmiera, pero durante muchos instantes temió que se hubieran detenido, se aseguraba de las máquinas muchas más veces cuando la idea le angustiaba otro tanto. Dos seres en extremo valiosos reposaban en el interior de la cámara del génesis mientras su impotencia crecía, al contemplarlas suspendidas, inmóviles, como muertas. Pasaron las horas, inquietantes después de que el Ragnarök hubiese iniciado, obligado por la tecnología vieron sus ojos azules la oscuridad en la que el mundo estuvo cernido, el inclemente genocidio que había asolado a cada ciudad y aun sus previsiones se sintieron pobres ante la magnitud del caos que destruyó cada lugar y espacio conocido. Sus ojos no derramaron lágrima alguna, soportó en silencio cada imagen cruda, los volcanes junto a sus erupciones, las aguas del mar cubriendo costas y bastante kilómetros tierra adentro, los terremotos abriendo grietas de magma en los lugares más inimaginables, cambios en el mundo y su ecosistema de origen calamitoso, un cataclismo y era como si el globo terráqueo se hubiese partido en dos, pero ahí estaban aún intentando salvar un poco a los que fuera posible, muy pocos a decir verdad.

Los siguientes días no fueron mejores, cuando el mundo dejó de sacudirse, todo cuanto conocía había dejado ya de existir, la población mundial había sido diezmada mientras ellos se elevaban sobre los cielos menos afectados e infestados de criaturas, ascendieron sobre las nubes, allí donde las corrientes eran más tranquilas. Lo siguiente hizo parte de su plan, uno crudo y calculador, sabía que no podía salvar a tantos como quisiera, pudo ser desgarrador para muchos abandonar a los sobrevivientes, a los más heridos sin ninguna posibilidad de supervivencia, necesitaba personas en buenas condiciones para luchar, pues a fin de cuentas, la batalla por la nueva tierra que asomaba desde las profundidades marinas y los nuevos continentes surgidos del choque de las grandes masas terrestres, apenas daba comienzo.

Suichiro había sido cruel, excesivamente racional, las personas rescatadas fueron elegidas por una sola razón... y no era otra que la fortaleza de sus genes. Todas las mujeres rescatadas de las criaturas, almacenadas en los centros, habían sido estudiadas con la suficiente antelación a través de sus registros médicos y árboles genealógicos, todas ellas poseían el apreciado gen Otome. Los hombres de igual manera, hubo preferencia con aquellos que tuvieran algún tipo de instrucción en la defensa, que supiesen usar un arma, todos seleccionados entre cierto grupo de edades, lo suficientemente jóvenes para proveer de un futuro al mundo, o lo suficientemente mayores para tomar un arma y usarla adecuadamente, ingenieros, médicos, personas que pudiesen transferir importantes conocimientos a las futuras generaciones y cuyo estado de salud fuera aceptable. Los pilotos se convirtieron en oro en polvo y las doncellas en diamantes al momento de la catástrofe...

Suichiro no había sido tan magnánimo, había tenido en cuenta todo lo que necesitaban para limpiar el globo de las monstruosas criaturas que ahora abundaban en todo lugar. Si las multitudes hubiesen sabido hace meses el motivo de sus incursiones en los centros hospitalarios, o de los estudios psicológicos que se hicieron en masa a través de test ocultos por computadora, de las numerosas y falsas entrevistas de trabajo que Garderobe lanzó al mercado usando miles de seudónimos, tal vez hubieran anticipado algo de aquella situación. Los demás, las otras personas en los centros y los barcos, fueron sujetos de la suerte y el azar, al encontrarse en el lugar adecuado cuando las circunstancias acontecieron. Otros quizás compraron su suerte a base de los favores y ventajas de su círculo social, no podía haberse hecho tanto sin el dinero de la empresa privada y pública, pese a todo, aun en el instante cero, la cara más oscura de la humanidad se había mostrado, dejando rezagados a los más vulnerables.

Suichiro cargaría en su conciencia el secreto de sus planes y acciones, nadie más que él y un puñado de leales sabrían la cruda realidad. Volvió la vista sobre el cristal mientras incrementaba la radiación eléctrica, para acelerar el proceso de curación.

-La respuesta es adecuada...- Musitaba Youko-sensei, mientras observaba los monitores y la respuesta cardiaca de las dos mujeres sumergidas en la mezcla de electrolitos. -Pero no debemos subir los decibeles, entonces podría ser peligroso-

-Lo sé, pero ahí dentro están dos elementos clave para la supervivencia... necesitamos una respuesta más rápida- Suichiro intercambiaba miradas entre los monitores y las figuras suspendidas en un sueño profundo.

-Apresurarse y errar los pasos es un acto desesperado- Youko conocía los detalles de los planes de Suichiro y sabía cuánto arriesgaban con el paso de las horas, los días, pero prescindir de la presencia de Shizuru y Shura en el momento de la batalla, era impensable, además estaba preocupada por algo más que el estado de sus cuerpos, la mente de Shizuru era algo más preocupante, ella ya había soportado más de lo que cualquier otra persona podría, no estaba segura de que quisiese luchar otra vez en primer lugar, no cuando sabían que Nagi usaría a sus antiguas amigas como arma en el frente, especialmente a Natsuki.

-Es difícil pensar... me supera en ocasiones- El hombre de negra cabellera acarició el puente de su nariz, estaba ya seguro de tener un centenar de canas más en lo corrido de aquellos días y una potencial úlcera creciendo en su estómago.

-Piensas en Natsuki, ¿No es así?- La morena miró directamente a los ojos a su mentor, aquel hombre la había buscado cerca de tres años atrás, justo al final del carnaval de las Hime. Al principio pensó que había enloquecido, cuando anotó los detalles de los acontecimientos, pero la lógica era muy superior al juicio que pudiera hacerse de las cosas y las evidencias más fundamentadas, los estudios genéticos de Saeko-sama fueron sin lugar a dudas algo que sobrepasaba cualquier hallazgo, era aún más sorprendente que tales descubrimientos hubiesen acontecido mucho antes del carnaval y que nadie salvo Suichiro los hubiese tenido en cuenta. No pasó demasiado cuando los tablones se llenaron de noticias bastante sospechosas en torno a las desapariciones de Akane, Midori, Shiho y otras personas involucradas con el carnaval, entonces no tuvo dudas y trabajó hasta el último aliento, codo a codo con el científico, pero ese tiempo le había permitido conocerlo y comprender que era alguien dedicado a su familia, más allá de los primeros juicios. El señor Blan no perdonaba su descuido en lo más valioso para él y ello resultó ser la desaparición de Natsuki, con el ya conocido resultado final.  Ahora una de las Hime más poderosas, trabajaba con el enemigo y no por voluntad propia, su hija... su querida hija había sucumbido cual rata de laboratorio.

-Poner otras prioridades sobre mi hija... si Saeko me viese- Volvió la vista sobre su teclado, moviendo sus dedos ágilmente sobre cada botón, redactando órdenes encriptadas que hacían funcionar el sistema de la cámara, solo él tenía el conocimiento para controlarla y solo por eso estaba allí, de no ser necesario estaría en la sala de controles monitoreando los cañones de la gran mole de metal en el cielo, sus armas, hombres en vuelo y las Hime eran todo lo que evitaba que las criaturas destruyeran sus centros de resguardo y a la Garderobe flotante.

-Comprendería su aflicción- Musitó la joven doctora, ¿No tenía ya suficiente peso? -Torturarse con la memoria de la madre de sus hijas... no olvide a Nina, ella también lo necesita... no puede desmoronarse lo que resta de su familia, la pequeña Alyssa ahora está a nuestro cuidado también... hay muchas personas Suichiro, no te olvides de ellos- Sujetó su hombro para brindarle aunque fuera un poco de apoyo en aquellos momentos tan difíciles, él no podía sucumbir pronto, necesitaban que su fortaleza perdurase por más tiempo, el suficiente para dar una esperanza de vida a todos los reunidos y la mujer de ojos grises se encargaría de que nadie lo viese flaquear.

-Alguien tiene que hacerlo ¿No Youko?-

Quiso decir más, pero los fuertes toques de la puerta metálica atrajeron la atención, ambos llevaron sus manos a los cajones más cercanos donde dos armas aguardaban, siempre quedaba la posibilidad de que el enemigo enviara algún espía, alguien infiltrado entre las filas. Youko tecleó y los vidrios de la cámara del génesis se polarizaron ocultando su precioso contenido.

Una vez las puertas se abrieron por la gracia de los dedos de Suichiro sobre la placa digital, una histérica mujer se adentró en la sala, ambos la conocían, no era otra que Shizuma Viola, quien forcejeaba con los guardias ¿Cómo había llegado hasta allí? Era un completo misterio, ¿A quién había extorsionado? Quien sabe, el caso es que la dama se observaba fúrica y puede que un poco desquiciada. -Suéltenla señores- Ordenó el científico, tanto la doctora como él volvieron a guardar sus armas en los cajones.

Los hombres obedecieron y bastó un corto ademán de la mano del señor Blan para que los dejaran a solas con la mujer pelinegra de ojos azules, así las puertas se cerraron nuevamente. La dama no tardó en acomodarse la ropa ya de por sí desgastada, seguramente no se había tomado la molestia de un baño ni de un cambio de ropa, la suya todavía tenía el polvo grisáceo del derrumbe de su mansión. -Solo tú podrás decirlo ¿Dónde está mi hija? ¿A dónde llevaron a Shura? ¿Cuál es el estado de las dos?-

-Vivas...- Dijo primero lo que como padre y esposo le gustaría escuchar en la situación de Shizuma. Con un tenue ademán invitó a la mujer a acercarse al espejo polarizado, junto al monitor con los signos vitales de la joven Fujino, y ella obedeció sin lugar a dudas. Suichiro suavizó el tono de su voz. -Shizuru ya está por completo recuperada, solo estamos ayudando a recuperar la movilidad de su cuerpo-

Los ojos de Shizuma miraron con interrogación al pelinegro. -¿Movilidad?- Se llevó la mano a los labios intentando cubrir su espanto.

-Darle energía... solo eso Shizuma, ella fue herida poco antes del inicio de este cataclismo, su cuerpo se esforzó demasiado en mantenerla a salvo, la nanomáquinas le salvaron la vida, pero no le hacen inmortal... así que lo explicaré de una forma comprensible, ella ahora está tan cansada que apenas puede moverse... está bien, solo muy cansada- Fue bastante sutil la forma en que lo dijo, Youko lo supo, sin detalles, las heridas o la gravedad debían ser ocultas a toda costa, miró de soslayo el proceso casi completado en la cámara, en unos pocos minutos podrían sacarla del estado de reanimación suspendida. -A Shura... la hemos descongelado, pero su recuperación tardará un poco más-

Shizuma bajó la vista agotada, como si toda la fortaleza que estuvo sosteniendo durante aquel tiempo la hubiera abandonado, al menos ahora sabía que sus hijos y su mujer estaban bien, por el que ante los papeles aún figuraba como su esposo, por ese no se atrevió a cuestionar. Con un hondo suspiro observó al hombre que a fin de cuentas le había salvado la vida a su familia, una parte de su mente le decía que no sería justamente por la amistad de los lejanos años. -¿Que pasó Suichiro? Todo estaba bien y repentinamente el mundo... colapsó, ¿Una súper erupción? ¿Un súper terremoto? ¿Un mega tsunami? Sabes bien que han hecho tantas películas de esto que cualquier cosa es posible-

-Fueron todas esas cosas juntas Shizuma, sin embargo esto fue ocasionado conscientemente por una persona que ha trabajado en las sombras durante muchos años, siglos pudiera decir- Ni un dejo de duda, aunque supiese que decir semejantes cosas pondría en tela de juicio su cordura.

-¿Cómo es eso posible? Nadie vive tanto tiempo- Expuso lo obvio la madre de los jóvenes Fujino.

-No siendo humano, sabes que fuerzas más poderosas mueven el mundo... el carnaval ha sido una prueba de ello y Nagi solo ha desatado el poder de lo sobrenatural en la mecánica del mundo, así ha causado un cataclismo, que es la suma de todos estas mega desastres que nos agobian ahora mismo...-

-¿Nagi?- Claro que Shizuma lo conocía, aunque no pudieran intervenir en el carnaval y muy a su pesar vio como paso a paso las vidas de aquellas jóvenes se convertían en un infierno, estuvo al tanto de todo, hasta de aquel hombrezuelo tan detestable.

-El hombre que tiene a mi hija en su poder y que causó todo esto...- El pelinegro se mordió los labios con fuerza, como si admitir tal situación delante de su amiga, le hiciera confrontar sus más oscuros temores. -Fue lo único que no anticipé-

Shizuma observó en silencio a Suichiro, se lo notaba cansado y abatido, había envejecido 10 años en aquellos meses de pena y de zozobra. -Amigo mío, no puedo decir que entienda ni un poco de los sacrificios que has hecho durante estos largos meses, sí suponer por un momento que mi Shizuru había perecido... ha sido una tortura insoportable, pero mira cuánta esperanza le has dado al mundo, a las personas que se aferran con uñas a la vida- Posó la mano en el hombro del pelinegro ahora más cano que hace unos meses.

-El 1% de la población mundial se ha podido salvar, es todo cuanto he logrado con tantos años de trabajo...- Dijo con más sinceridad y pena. -Con todo lo que tenía y lo que logré obtener, varios de ellos son los hombres acaudalados que paranoicamente quisieron pagar el precio de su vida y que sin saberlo financiaron a otros tantos-

Shizuma lo miró abrumada., incapaz de musitar una sola palabra ¿Cómo consolar el peso de una responsabilidad semejante? Lo único que atinó a hacer fue abrazar a su amigo como cuando eran más jóvenes y sufría por la negativa de otra más silenciosa y recatada Saeko. Yacieron así durante largos momentos, hasta que el Vip Vip de una máquina interrumpió el momento de los viejos amigos, Suichiro agradeció con una callada sonrisa a la dama de celeste mirar, volvió la vista sobre la pantalla.

-Youko, prepara a la señorita Shizuru, es hora de sacarla de la cámara del génesis para que vea a su preocupada madre-

La doctora sonrió y se apresuró a teclear comandos en la computadora central, Shizuma miró ansiosamente al Blan. -Sí, ya es momento... su energía ha sido restaurada a completitud-

La madre que anhela la mirada de un hijo al que imaginó perdido no pudo más que yacer de pie, una fragmento del vidrio polarizado se aclaró repentinamente, dando las vistas de una mujer castaña suspendida en un líquido azulado y gelatinoso, una máscara de aire en su rostro, intravenosas en diversos puntos, los más importantes para el auto sostenimiento de la vida, como la espalda, brazos y piernas, el pecho y los costados. Shizuma se asustó un poco ante la presencia invasiva de aquellos tubos, pero el pelinegro se aseguró de brindarle un poco de calma.

-Se ve peor de lo que es, ella no siente la intravenosas, está sedada y en cuanto sean retiradas de su cuerpo, las nanomáquinas cerrarán por completo el piquete de las agujas, ten presente que debíamos alimentarla de alguna forma durante este tiempo- Una mano amiga apoyándose en el hombro de la dama, y como si Suichiro fuera adivino, en cuanto las intravenosas se desprendieron de la piel de la castaña aun dormida, las heridas se desvanecieron como por arte de magia. Youko tecleó en la computadora y el líquido fue absorbido por una ventila en la parte inferior de la cámara del génesis, que una vez drenada por completo reveló la húmeda forma de una Shizuru erguida de pie, la joven parecía aun dormida, pero no era de ese modo, con cierta lentitud deslizó sus manos sobre su rostro para retirar la máscara de oxígeno, una vez de lado esta quedó suspendida, otro clic y fue jalada hacia arriba hasta desaparecer de la vista dentro de una cápsula en el techo de aquella pared metálica.

La castaña abrió los ojos con lentitud, se esforzó por volver a acostumbrarse a la luz que la cegó inicialmente, después caminó hacía lo que adivinaba la puerta de aquel extraño recinto, aún más rápidamente la doctora activó los comandos para abrir la escotilla y darle a la joven la ansiada libertad que buscaba. Shizuma corrió para yacer junto a su hija, estuvo tentada a entrar en la cámara para ayudar a la menor a salir ante la repentina falta de movimiento, pero Suichiro negó con la cabeza, ese lugar aún estaría cargado de electricidad residual, lo que sería peligroso para una persona común.

-¿Zuru?- Llamó la madre intentando animarla a salir.

-¿Mamá?- La suave y casi inaudible voz de la castaña preocupó en más de un sentido a Shizuma, que ya sin preocuparse de su propia seguridad se aventuró en la proximidad a la entrada, pero se detuvo en cuanto la mano conocida de su niña se sujetó del marco metálico que era la salida. Shizuru mostró su rostro a la luz de aquella sala, se miraba pálida y aunque toda la extensión de su cuerpo estaba completamente recuperado, incluso delataba los beneficios de los rigores físicos a los que se sometió, como si de una escultura griega se tratara, la simple contemplación de sus tristes ojos delató ante la señora Viola que algo estaba considerablemente mal. -Es... es un alivio verte, Madre- Musitó con tono asfixiado, antes de perder la fuerza en las piernas.

Shizuma extendió los brazos para atrapar a la chica que caía al suelo, no sintió el rostro de Shizuru la dureza del suelo, sintió en cambio el suave y tibio abrigo del abrazo de su madre. La pelinegra en cambio experimentó una descarga eléctrica de tal magnitud que estuvo a punto de hacerle perder el sentido, más pudo su anhelo protector por sostener la cordura y la mente ágil para brindarle a la menor algo que la ciencia no podía. Suichiro y Youko llegaron junto a las dos mujeres, la doctora midió los signos vitales de la castaña temerosa de haberle permitido salir de la cámara antes de ver restaurada la totalidad de su salud, pero toda lectura exponía lo que los equipos ya habían develado, Shizuru estaba en perfecta condición física incluso para una Otome.

-Llevémosla a su cuarto, seguramente necesita un poco más de reposo- Afirmó Youko comprendiendo que ninguna máquina restablecería lo único que nada podría curar, el daño si existía de una forma tangible, estaba en la mente de la Fujino y se extendía a su cuerpo por algún efecto psicosomático.

Dos hicieron falta para levantar a Shizuru en su aparente estado vegetativo, aunque se mirara tan delgada, las nanomáquinas aletargadas pesaban considerablemente. Una vez arribaron al lugar dispuesto para el reposo de la ojirubi, Youko prometió acudir cada hora a verificar el estado de la joven, esperando así brindar algo de calma a su angustiada madre. Shizuma se ofreció a brindarle a su hija el oportuno cambio de ropa, o dicho de otro modo, el empezar a usar prendas menos descubiertas, si es que se podía considerar ropa a las dos minúsculas telas blancas que cubrían apenas lo estrictamente necesario. Suichiro intento explicar que antes usaban más para cubrirlas, pero algunas veces la tela se combustionaba lentamente hasta no dejar rastro. La Viola agradeció que no fuera el bochornoso caso de su hija, pues moverla en traje de Eva hubiese sido complicado en la presencia de los hombres que ya de por si la miraron indecorosamente a lo largo del recorrido. De haber sido otra la ocasión, hubiese roto un par de caras y desprendido uno que otro diente, pero temía más soltar la mano que su hija sostenía en un hilo de consciencia e inconsciencia intermitente.

Una vez a solas, la de ojos zafiro, secó y limpió los residuos restantes de aquel peculiar gel azul, buscó en las estanterías disponibles, encontrando atuendos militares de color blanco y ropa interior, además de calcetines y botas. Con la infinita paciencia que solo nace del amor materno, Shizuma vistió a la castaña, luego la cubrió con una manta y la apegó a su cuerpo para brindarle calor. Por lo que parecieron horas de profundo silencio, la pelinegra acarició los cabellos de la menor, susurró en su oído las nanas que solía cantar cuando era apenas un bebé y luego una niña curiosa, solo así pudo ver un dejo del sonrosado color volver a su cara, acarició las mejillas, dio un beso a su frente. -Oh mi niña, mi pequeña Shizuru... ¿Por qué no puedo ver los ojos de mi amada hija? No sabes... no te imaginas el miedo terrible que se siente, sospechar que no se abran de nuevo ¿Qué tienes mi Zuru?- Dijo suavemente la señora Viola sin tener la certeza de ser escuchada.

La aludida mantuvo los ojos cerrados, pero deslizó su mano sobre la de Shizuma, dándole a su madre algún motivo para sonreír y plagar el rostro más joven de efusivos besos, así fue hasta el momento en que la humedad salada fue percibida por sus labios. -¡Shizuru! ¿Te duele algo? ¿Estás mal?- Asustada la mujer procuró estirar la mano para tocar el botón del comunicador y solicitar ayuda urgente, pero la fuerte y sorprendentemente veloz mano de la castaña detuvo su impulso.

-No...- Dijo, apenas audiblemente, intentando esconder lo roto de su voz. -No me duele el cuerpo, ni está mal, incluso la cicatriz de su ataque más severo... no está, se ha desvanecido-

Shizuma miraba el callado llanto de la que sin importar cuántos años pasaron, era y sería siempre su preciosa niña, cada gota era una aguja estrujando el corazón. -¿Qué... qué pasó? ¿Cuál ataque? ¿Qué cicatriz?- Pero poco o nada entendía de las palabras de la menor.

-Quería verla mamá, tenerla cerca... pero ella no a mí, cuando más cerca la tenía, cuando por... por fin estaba junto a mí ¿Es que nunca podré alcanzarla?- Desesperanzada, no cabía otra palabra para describir su expresión.

-¿Quién?-  Temió preguntar.

-Nat... suki- Solo decir su nombre era como desgarrar algo por dentro, casi gemía de dolor como si aquella tristeza se hiciera presente en su carne. -Cada vez más lejos, más sumida en un abismo- Shizuru abrió finalmente los ojos, tan rojos por los sollozos, que Shizuma quiso pedirle que los cerrara otra vez pero se contuvo.

-¿Ella te hizo, esto?- Otra pregunta de la que estaba segura no desearía conocer la respuesta.

-Ella me hirió más que solo el cuerpo, ya se ha sanado cada herida... sin dejar rastro, pero yo siento este dolor, esta impotencia... es una agonía que no se va, me atormentan las imágenes y manche otra vez mis manos de sangre, pero no será suficiente para salvarla, esta... vez no- La castaña abría la boca para pronunciar palabra pero nada salía, como si se ahogara por dentro y ello se materializara en su cuerpo. -De nada serviría- Parecía estar sumergida en un sinfín de memorias, como si no pudiera ver el rostro angustiado de su madre. -Nos hundimos en un abismo cada vez más profundo, ya... ya no quiero más, solo ansío detener mis pasos... mis respiros, no lo tolero, no más culpa. Compadécete ¿Por qué no dejarme allí? Para qué volver, si de nuevo tendré que luchar, ¿Cuantas veces será morir? Si es mayor el tormento vivir- La mayor no sabía ya si su hija le hablaba a ella ¿Acaso hablaba con alguna deidad implorando la muerte?

Pese a todo Shizuma sabía a qué se refería la joven, vio la criatura monstruosa en la que se convirtió la Fujino durante el carnaval, ella estaba tan dispuesta a todo por la Srta. Kuga, aun si no eran las acciones más honorables, atreverse incluso a tomar ventaja en la casa de campo de la familia, si... eran actos llenos de bajeza, pero si aun jugando sucio tenía razones para vivir, no cuestionaría las acciones de su Shizuru, solo buscaría y por fuerzas ayudarle a ver un camino mejor, eso era justamente lo que necesitaba ahora.

Como madre y tontamente tuvo la absurda idea de ser un impedimento después del carnaval, deseaba no volver a ver esa cara sádica en la faz de su hija nunca más, no ver un sufrimiento igual. Supuso que esa sería la más lamentable versión de Shizuru que podría ver, estaba equivocada, la mujer tan ausente de vida que reposaba en sus piernas con lo que sospechaba eran alucinaciones, era una versión aún más angustiosa. Que tonta fue entonces, dejarse engañar por la vista de la máscara que le enseñó a usar desde niña, Shizuru se miraba tan serena sin la presencia de aquella chica rebelde en su vida, que no evitó intervenir en cuanto la vio otra vez unos meses después, si en aquel entonces hubiese encontrado a alguien igualmente o más capaz que la hija de Saeko para salvaguardar la seguridad de Shizuru seguramente habría entregado toda su riqueza a cambio y con tal de evitar la presencia del doncel de hielo de Fukka. Así con aquellas equivocadas percepciones y decisiones, hacer que Natsuki jurara por su honor mantener las distancias con su hija fue el tipo de error cuyo costo sería demasiado alto, como para tener cargos de consciencia un par de vidas.

La Viola se aferró a la castaña y la abrazó con aún más firmeza, contuvo con esmeros los gemidos del llanto que brotaba de sus ojos. Necesitaba transmitir la fuerza que las caracterizaba, esta vez de vuelta a su pequeña.

-Piensas... que no puedes vivir sin ella- Suspiró intentando aclarar su voz. -Es un dolor tan intenso que hiere en lo más profundo, incluso puedes creer que falla tu corazón, como si cada latido fuese el más grande esfuerzo-

Shizuru volvió la vista sobre los ojos azules que la miraban con entendimiento y ternura, tenía la sensación de que justamente eso sentía y no esperaba que alguien pudiera entenderlo. ¿Quién podría? -¿Cómo lo sabes?-

-Eso sentí el día que le dije adiós a Shura, ella era el centro de mi mundo...- La morena acarició la mejilla de su hija. -Sí, es la clase de tristeza que te hace desear morir un par de veces, más que solo una vez debo advertirte- Sonrió comprensivamente. -Has crecido tanto Zuru, pero dentro sigues siendo la niña que derrama su llanto por lo que juzga enteramente perdido, sin poder apreciar otro ángulo, otra posibilidad... yo tuve que esperar los años que tienes mi niña para ver las cosas con esa otra perspectiva y conociéndote, sé cuánto mejor eres que yo en tantas cosas, que te juro... tú no tendrás que esperar tanto tiempo-

-Madre, no es lo mismo que Shura y tú, Natsuki está perdida en las manos de Nagi, primero borró cada fragmento de mí dentro de ella, luego le retornó cada recuerdo doloroso, cada uno de mis errores y fracasos, hasta hacer que su odio fuera ciego para mí ¿Sospechas que se siente el odio en la mirada de la persona que más amas?-

-Si lo es, Shura no ha intentado matarme, pero te aseguro que si la herí lo suficiente para tener el justo deseo de hacerlo, pero de esa persona, Kuga me demostró con muchos sacrificios que cada acción, cada paso, o esfuerzo estaría encaminado a protegerte- La firme mirada zafiro sorprendió a Shizuru, en tal medida que la peli ocre tomó asiento en la cama. -Confundes la ira con odio ¿No has querido matar a alguien por las veces que se le han insinuado a Kuga? ¿Por los momentos en que estuvo con otra persona durante una pelea?-

-Lo describes con tal exactitud...- Se delataba abrumada, incluso distraída la más joven.

-Bueno, yo he querido matar a un par de chicas que siempre se le insinuaban a Shura en la universidad, fufufu- La dama escondió su risa delicadamente bajo su mano.

-Ara... no conocía este rostro de mi madre-

-Soy madre, pero también mujer, amante y amiga- Shizuma sonrió al notar ligeramente más despierta a su hija. -Cada pena que has vivido con Natsuki sería de lo más común en otras circunstancias, un malentendido, celos, discusiones, reconciliaciones... Dime entonces ¿Cuánto amas a esa persona?-

-Más que a nada, incluso más que la vida misma...-

-Entonces, ¿Por qué morir de amor? Si puedes vivir por amor...-

-Estoy cansada mamá, agotada de intentar y fallar...-

-Sí, eso lo sé... pero recuerdo hace tiempo que ella intentó explicarme sus motivos para enfrentarte en el carnaval, ella quería salvarte-

-¿Salvarme? Me temo que Natsuki no me salvó, acabó conmigo valiéndose de un truco ligeramente deshonesto- Un mohín de reproche y Shizuma supo que poco a poco levantaba los disminuidos ánimos de su hija, si estaba para hacer semejantes expresiones de reproche.

-Salvarte de la persona en la que te convertías por su causa y la de Kiyohime, ella entendió que si para demostrar tu amor tenías que hacer las cosas que más te lastimaban, ella iría a detenerte para que no continuaras hiriéndote... los mecanismos entre ustedes no han sido tan normales aun entonces, sí tener monstruos gigantescos a su servicio obligó una batalla innecesaria, para otra pareja hubiera sido una charla en tonos graves de voz, alguna bofetada y quien sabe, una noche de idilio como pocas... pero ustedes no son exactamente cualquier clase de pareja. Incluso ahora la intervención de ese hombre detestable afecta de forma directa sus emociones, él la aparta de ti, él hace que Natsuki este lastimada por dentro y por fuera... así que dime Shizuru, ahora que ella necesita ser rescata de la persona en la que se ha convertido ¿Qué harás? ¿Quedarte aquí auto compadeciéndote o darle una paliza del tamaño del mundo al sujeto que se atrevió a tomar lo más preciado para ti?- La pelinegra de ondulada melena sonrió.

Los ojos carmesí vieron con entendimiento a la mayor, era mejor la irá contra uno que la pena dentro del alma, no podía ser frágil si su amada la estaba necesitando más que nunca. Sino ¿Qué clase de amor sería el suyo? -Oh, madre... te juro que Nagi va a padecer por mi mano de formas tan dolorosas que aún no se han inventado-

Shizuma sonrió. -Asegúrate mi amor... ya verás que un día tu mayor preocupación con respecto a Natsuki, será... que jamás traiga a casa la camisa manchada de labial-

-En ese caso podría irle un poco peor que a Nagi- La castaña no evitó bromear ante la frase servida.

-Entonces más le vale serte fiel... y no dudo que eso sea así mi niña, no visto tanto amor en los ojos de alguien al momento de mirarte- La señora Viola se levantó del asiento. -Pero dame un momento, es hora de que comas algo sólido y con sustancia- Afirmó con resolución.

-No tengo hambre, de veras- Intentó negar Shizuru.

-Dudo que a Kuga le gusten esqueléticas, así que lo siento pero tendrás que comer... no queremos ver más corazones rotos por aquí- Sonrió la de azul mirar y a la menos le pareció contemplar a una persona diferente, como cuando tenía muchos menos años y apenas comenzaba a dar los primeros pasos.

La ex-Hime negó con la cabeza, sabía que de no afirmar su madre se ingeniería al menos otras 10 frases más locas, por no decir bochornosas. -Mejor vamos las dos, pero antes usa el cuarto de baño, tú necesitas una ducha y ambas no hemos comido...-

Olvidando por completo la etiqueta, Shizuma se desprendió de sus ropas a la velocidad de un pestañeo. -No desesperes... no tardo nada- Añadió antes de desaparecer por la puerta del cuarto de baño y abrir la regadera con premura, la morena no podía negarle nada a su hija cuando estuvo a punto de perderla, pero tampoco quería dejarla sola mucho tiempo y que recayese en una crisis depresiva.

La joven Viola se quedó mirando la puerta, parpadeando e intentando creer que la siempre elegante y propia Shizuma Viola, había dejado atrás semejante tiradero. Sonrió y se agachó a recoger las prendas, las que depositó en el fuego y sacó otro juego de ropa para su madre, un atuendo militar sin muchos adornos, pero cómodo. Vio a su alrededor comprendiendo entonces que ignoraba su ubicación, sin embargo la sola presencia de su madre le generaba una sensación de bienestar, haciendo que el lugar fuera la última de sus preocupaciones.

No pasó demasiado tiempo, cuando Shizuma solicitó su ropa y una serena Shizuru la depositó en sus manos para darle la ocasión de vestirse en privado, sin embargo la mayor solamente dispuso la ropa interior, antes de salir para vestirse en la presencia de su hija, solo por la ocasión de poder verla un poco más.

La castaña sabía que Shizuma la estaba sobreprotegiendo, pero no se negó a sus cuidados y atenciones para no causarle más preocupaciones, sonrió y miró el cuerpo de su madre, tanto tiempo había pasado desde una ducha en las termales que casi olvidaba el impresionante cuerpazo de su mamá, divertida se atrevió a decir. -Creo que Shura no soportará semejante impacto, procura quitarte la ropa lentamente ¿Sí? No quiero acudir a urgencias en la madrugada, sería difícil explicarle al doctor una pérdida de sangre nasal semejante-

Ante la mención del nombre de la rubia, la morena intentó no delatarse, “Está viva... estará bien... Suichiro lo ha prometido.... estará bien” se repitió como un mantra a sí misma, antes de mirar a su hija con una expresión serena. -Ara, una dama no dice esas cosas Shizuru- Murmuró con una sonrisa terminando de vestirse. -Pero gracias, ese ha sido un halago bastante elaborado- Shizuma sabía que no podría esconder la verdad a su hija durante mucho tiempo, pero esperaba que al menos pudiera probar bocado con algo más de calma antes de informar los eventos recientes, el cataclismo y el paraje desconocido de las demás.

Ambas salieron de la habitación y comenzaron a caminar por los pasillos, unos que Shizuru conocía de su visita a Garderobe, había mucha más gente que de costumbre y los vidrios de las ventanas estaban polarizados, fueron camino del comedor con la guía de Shizuma, quien conocía más del lugar.

Paso a paso y sobre el silencio surgió una duda. -Madre ¿Cómo pudiste tolerarlo tanto tiempo? Ver que se marchaba Shura... ¿Eso no te destrozo?-

La pelinegra miró con comprensión a la más joven, asintió, claro que la había destrozado. Estrechó su mano entre las suyas. -Yo tenía dos preciosas razones para salir de pozo... una se llama Shizuru y la otra razón se llama Shion, ciertamente Shura es la pasión más intensa de mi vida, el romance más exquisito, un amor de juventud y quien sabe, espero que uno próximo y duradero, pero Shion y tú, son mis más grandes amores, llegaron por partida doble así que fui doblemente afortunada... debes encontrar una razón tan valiosa-

.
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La imagen de una dama vino a mi mente, era una bella mujer de piel nívea, delicado rostro de proporciones magníficas, portentosa, como un retrato pincelado por el más diestro artista, ella sonreía, el viento en su rostro revolvía su melena juguetonamente, la mano que retira un mechón de cabello castaño, una intensa mirada de iris carmesí, un susurro. -Natsuki...- Dicho de aquella forma, como si sus labios carnosos saborearan la palabra al pronunciarla.

Deseche rauda la imagen, como si pateara en mi mente expulsándola de mí, sacudí la cabeza y suspiré, puse mi libro a un lado. Es algo más frecuente, ver las mismas imágenes que ella, me pregunto si mi muda lectura es escuchada en su cabeza. Muerdo los labios y me atrevo al fin a preguntar algo doloroso, pero necesario, si voy a ver a esa mujer en el momento menos pensado, incluso en mis sueños, es lo mínimo que merezco por tolerarla.

-¿Por qué estas enamorada de Fujino? ¿Realmente lo vale? Tantas tristezas, el mundo se ha ido a la mie... ya sabes, tantas cosas malas han pasado alrededor de tu sentir por ella, pero ahí sigue el sentimiento, no podrías esconderlo de mí justo ahora- No con nuestra conexión activa a cada momento, esperan que nos habituamos y sea natural compartir incluso los pensamientos si así lo deseamos. Es algo que no comprendo del todo, verla de pie frente a la ventana, el viento agitando su larga melena y pensar que puede dar un salto de 20 pisos, o caer desde un Kilómetro de altura y apenas hacerse daño, una figura tan imponente, una criatura tan impresionante como para ser juzgada una diosa, con un sentimiento tan intenso por otra mujer a la que yo detesto profundamente.

-De mis difusos recuerdos, los que van y vuelven, mi madre y ella están allí alimentando las mejores cosas de mí, son las personas que ocupan la mayor parte de esos momentos. Pero yo perdí a Saeko siendo apenas una niña, la apartaron de mí abruptamente en un camino peligroso, y no entendía entonces que fue a un lugar al que yo no podría ir siguiendo sus pasos. Luego la vida y el mundo se hicieron tan oscuros que pensé, nada vale la pena, no hay nada bueno para mí en el mundo, pero si yo sigo aquí y todos los demás se van, entonces seré la peor pesadilla del que hizo esto de mí, mi única meta en la vida era erradicar al primer distrito, vivía, respiraba, comía y existía solo para ese momento- Sonrió amargamente, luego negó con la cabeza y comenzó a jugar con un cubo de rubik. -Mis pasos me trajeron a este momento y lugar Azula, desde entonces hice de mi cuerpo un arma precisa de combate, para entonces no sabía que solo hacía la voluntad de un titiritero silencioso, que miraba cada paso que daba y sonreía por ello, mi ira, mi deseo de venganza me convirtió en la herramienta de un cruel destino en el carnaval de las Hime y luego, de Nagi...- Tensó la mandíbula. -

-Si... el carnaval, una pesadilla- Supongo que no iba a obtener más de ella, me había abierto más de lo que esperaba, de hecho su semblante volvió a la calma en aquel instante de silencio, levanté entre mis dedos el libro que leía en nuestro cuarto antes de aquella extraña pregunta, ver pasar el tiempo a la espera de ese lóbrego destino para el que habíamos sido llamadas, un carnaval, o el fin del mundo, seguíamos siendo esclavas de las guerras más absurdas.

-Azula...- Buscó mi atención y mis ojos se postraron sobre ella como siempre. Continuó entonces dando la respuesta a mi pregunta. -... Shizuru se acercó silenciosamente, me brindó su ayuda sabiendo que yo solo me acerqué para obtener acceso a su computadora y así ampliar mis investigaciones, lo permitió solo por la ocasión de acompañarme, en ese entonces e incluso ahora no puedo comprender que le hizo amarme, o entregar tan devotamente su ayuda y su corazón

-Yo tengo un par de ideas... eres muy hermosa ¿Lo sabes?- Porque iba a esconder lo evidente, si mis ojos se deleitan viéndola desnuda en la ducha, una suerte que el pudor se haya ido perdiendo con este régimen militar.

Natsuki sonrió con gracia, tal vez dije algo divertido. -No creo que fuera simplemente eso Azula, Shizuru tuvo tantas fans que pudo haber escogido la que quisiera para su propia complacencia y en el Fukka Gakuen abundaban las jóvenes bellas... si me preguntas exactamente que vio, no puedo darte una respuesta certera, pero ¿Qué fue lo que nos conectó? Tal vez la intensa soledad que vi en sus ojos y la que ella vio en los míos, sentir que una junto a la otra desvanecía un poco aquella sensación-

-No es razonable Nat... tenía tantos fans que la soledad en sí misma no es una opción-

-¿Acaso no te has sentido sola aunque estuvieras rodeada de mil personas?-

Me sonrojé notando que eso era obvio, yo no tenía amigos, pero si mil extraños pululando a mi alrededor. -Tienes un punto, eso sí-

-Si fue inicialmente aquella tenue conexión, después se hizo presente en los diversos momentos de mi vida, incluso en el carnaval, no imaginé cuanto comenzaba a importarme porque yo pensaba en ella sin darme cuenta... yo comencé a desear que ella estuviera a salvo, lejos de la violencia que se cernía sobre nosotros, ‘proteger’ una idea que resultaba inexistente antes de conocerla- Aquella expresión serena, con una sonrisa inundando sus labios, era un cuadro que no veía desde el día que nos conocimos y sentí envidia de esa mujer una vez más. -La realidad es que mi poder era limitado, mi fuerza insuficiente porque mis sentimientos dormidos hacían de mí child un ser tan frágil como mis escondidas emociones y me sentí tan confusa cuando las tornas delataron la más dolorosa verdad, Shizuru era una Hime como yo, instantáneamente me atormentó la idea de perderla pero al mismo tiempo que su declaración de amor me golpeó mucho más fuerte que aquel accidente de moto...- Me golpearon las imágenes de sus memorias que me permitía ver, un hilo translúcido en la carretera, la intensa lluvia y la sensación de perder el control del vehículo, dar un vuelvo, el choque contra el suelo, rodar y así quedar tendida en el suelo con la certeza de tener rota una costilla. Luego la vi, al demonio de ojos escarlatas, llorando con una expresión tan dolorosa en su faz, se notaba cuán roto estaba su corazón en ese momento, casi sentí pena por ella. -La herí profundamente, solo porque no pude entender lo suficiente su sentir... fue difícil, sin poder invocar a mi child por el motivo de mi confusión, pero ella me protegió sin miedo, sin dilaciones o dudas, incluso hizo cosas de las que se ha arrepentido durante mucho tiempo, cargando la culpa que me pertenecía a mí originalmente-

-Sí, toda una ironía... ella fue mi verdugo en el carnaval, mi Rayzo no fue rival para ella, no cuando su poderoso child estaba magnificado por su obsesión con protegerte. Ja, como si yo pudiera representar algún peligro- Mi debilidad al enfrentarla, ver el hilo de mi vida cortado por su Naginata, es motivo de horripilantes pesadillas algunas veces.

-Lo lamento, el daño que te causó en mi nombre- Me lo dijo sinceramente, caminó hacia mí y tomó asiento en el sofá en el que yo me encontraba, su mano se deslizó sobre la mía. -De verdad te suplico perdón-

Tragué saliva y retiré la mía de su tierno agarre. -No... No supliques por ella, ni te culpes por sus actos, el día que nos enfrentemos ella verá mi verdadero poder-

-Azula... si intentas herirla yo...-

-Sé que podrías matarme justo ahora por protegerla ¿Pero es que no puedes ver mis sentimientos? Ella ha sido la artífice de mis más desgraciados momentos, mi muerte, tu olvido... nada ha sido tan doloroso como esos dos momento- Estreché el libro entre mis dedos y las hojas fueron rasgadas sin mucho esfuerzo, se destrozó en el acto.

-¿Puedes imaginar la mano que alguien te tiende cuando más hundida estás en las sombras? Sin ella yo sería la máquina sin emociones que todo lo destroza, no me hubieses importado aquel día en el laboratorio, no seríamos ni de cerca amigas-

-Eso fuiste para mí ese día, el primer gesto amable... la primera persona interesada, eso puedo entenderlo Natsuki, pero sabes que cuando me enfrente a ella, ni siquiera podré controlar mis propios deseos, aunque no sea mi intención dañarla, nada evitará que la ataque-

-Pero Azula, si no cedes al deseo nefasto de lastimar yo sabré que no es tu intención... y eso será mucho más importante para mí-

Suspiré, era odioso que mirase con esa expresión tan encantadora. -Sabes que no te puedo decir que no a nada ¿Verdad?-

-No quiero aprovecharme de eso, pero te lo agradezco- Acarició mi mejilla y me sonrojé, odiaba ese cosquilleo interno ante la más mínima caricia, pero era confortable su contacto, una callada paz.

-Tiene mucha suerte, de tener tus sinceros sentimientos hacia ella, creo que entiendo el porque te ama, tú no puedes verte a ti misma, pero yo sí- Retiré mi rostro, estaba demasiado cerca, su rostro, su boca y yo no soy tan altruista a decir verdad.

-Y nadie ha visto a la persona que yo vi, es la versión más impresionante que he tenido la ocasión de contemplar...-

-¿Entonces qué haremos? Luchar contra quienes luchamos, es matar o morir- Sé que todas piensan lo mismo, para quienes están en nuestro bando y su persona más preciada igual, se reduce a no morir a costa de lo que sea, para Kuga en cambio es un tanto complicado ya que sus amigas más preciadas y ella, están en el otro grupo.

-Si pudiera elegir, moriría para darle vida a su vida- No tenía miedo, no dudaría en darlo todo por ella, era envidiable ¿Acaso alguien podrá amarme así? Me conformo con la mitad.

Pero me pide, un poco más que solo perdón. -Moriríamos las dos, creo que es un poco injusto para mí-

-¿Prefieres matar y ser por siempre la herramienta de tu padre?- Negué con la cabeza, vivir para ser y hacer las cosas más detestables, no es vida.

Sonreí pesarosamente. -Je, yo ya he muerto antes, no es tan... malo, supongo-

-Entonces que así sea- Se puso de pie y volvió a ponerse frente a la ventana, era extraño que lo hiciera, este lugar está bajo tierra, no hay un cielo que mirar, el viento es mecánico y afuera solo hay rocas tenuemente iluminadas por las luces artificiales.

Me mordí los labios. -¿Natsuki?- Perdón, perdón... no soy tan altruista. -¿Podrías mostrarme, lo que se siente ser amada así? No quiero morir, pero nuestras vidas están conectadas... y no, no quiero solo morir sin haberlo sentido, que fui querida sinceramente una vez ¿Podrías imaginar que soy esa persona?-

Es insano... -Lo comprendo, si eso es lo que pides a cambio de tu vida... entonces voy a fingir que puedo amarte solo una vez- Mi egoísta deseo, sentí la presión de su frialdad llenándolo todo, cerrando la puerta que había abierto ante mí con aquella curiosa pregunta, sentí culpa pero no fui capaz de retirar mis palabras.

-Lo siento... por ser esta clase de persona que soy- Admitirlo no lo haría mejor, pero ahí estaba mi vergüenza aún más expuesta.

-No, supongo que lo entiendo... tal vez haría lo mismo en tu lugar- Incluso entonces quise llorar de pena, intentaba no hacerme sentir mal por mi solicitud. Pedir un fragmento de su corazón al menos una noche era demasiado, pero era la única dicha que me esperaría en el tiempo que pasáramos en este lugar.

-Deja que llegue la noche y cumpliré mi palabra... hasta entonces, te dejaré leer tu libro- Dijo suavemente con sus eléctricos ojos azules antes de darme la espalda, salió por la puerta y entonces me encontré sola en nuestro camarote.

-Perdona... pero si puedo salvarte a ti, no me importará nada más- Dije para mí escondiendo con todo mi autocontrol aquellas intenciones del otro zafiro gemelo. Bajé la mirada sobre el libro ya imposible de leer, era ese el último físico existente de “Danza Entre Lobos”, una pena que no pueda conocer el final, es seguro que la autora murió en la debacle fuera de este lugar. -Argg, odio quedarme con la curiosidad y ahora ¿Qué hago para esperar?-


Me levanté de mi asiento caminé hacia la estantería, me incliné y sonreí. -Es una suerte que tenga más libros de Cristalsif, umm ¿Qué tal Tempus Vitae?- Tomé el libro con cuidado, temí que mi fuerza sobrehumana volviese a privarme del placer de la lectura.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Cristalsif - Derechos Reservados
© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.

6 comentarios:

  1. Muy perdido el hilo de la histotia piede ser k dure meno para continiar las historias.

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    Respuestas
    1. Cristalsif se esfuerza mucho en escribir estas maravillosas historias, pero el tiempo que puede dedicar a ello es corto ya que igual debe responder con sus responsabilidades, su trabajo y su hogar, ademas de que también debe buscar momentos para descansar.
      Es por eso que pido paciencia para con ella y le den muchos ánimos, así podrá tener mas alegría al saber que comprenden el porque de la demora con la entrega de cada capitulo, lo mejor es lo que se hace esperar...

      Att Eldest88

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  2. Ères una genio, te adoro!!!!!:-D(^^)

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  3. Ères una genio, Te adoro!!!:-D^_^(^^)

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  4. Mis más sinceros agradecimientos por leer, por el momento publicaré antes otro de Danza entre lobos y de Tempus antes de proseguir con este.

    Nuevamente gracias.

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  5. Hola gracias X tus historias,
    Queria,saber si tienes un blok o públicas en otra parte

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