Como era de esperarse, Eugenia organizó una cena
para hacer la noticia pública. Estaba invitada por supuesto, sólo que esta vez
realmente no sabía cómo mirarla a la cara. Tenía sentimientos encontrados ...
por un lado, sentía culpa por amar de manera tan desesperada a Fabiana, por
desear de manera tan incontrolable que fuera mía y de nadie más. Por otro lado,
sentía que tenía derecho a desear y luchar por mi felicidad, esa felicidad que
sabía sólo Fabiana podía darme sin importar quien estuviera en el medio. Pero
entonces, estaba el bebé ahora en camino ... Cómo luchar con él de por medio?
Cómo dejar a un lado las culpas y seguir a mi corazón, cuando hacerlo,
destruiría el hogar de un inocente? Pero al mismo tiempo, cómo no sentir
resentimiento por ser ella quien le daría una familia a Fabiana cuando eso era
todo lo que yo deseaba hacer?
Mi cabeza era un lío total, pero no podía negarme a
ir, así que con todo y mi nudo en el estómago y en mi corazón, me arreglé
y asistí a la cena.
Cuando llegué, ya Oscar estaba allí, lo supe porque
reconocí el carro estacionado justo en la entrada del edificio así que el
manojo de nervios que me había estado carcomiendo desde que salí de la casa, se
medio aplacó. Fue Fabiana quien me recibió en la puerta del apartamento, su
mirada inquieta y preocupada me descolocó, sabía que estaba angustiada por mí,
su ojos no hacían más que disculparse por tener que ir hasta allí y hacerme
pasar por aquello, pero no era su culpa, no era culpa de nadie en realidad,
sólo era la vida, que a veces jugaba de manera cruel con nuestras ilusiones.
- Estaré
bien - Le aseguré al momento de abrazarla a manera de saludo y cuando nos
separamos, le asentí con la cabeza. Sabía que a ella no podría engañarla,
de hecho, su expresión de dolor me dijo que se estaba murieron
internamente igual que yo, pero en cuanto hice frente a los presentes,
adopté esa expresión radiante que solía adoptar cuando me tocaba desfilar
en mis días grises a nivel emocional, así que sabía qué hacer y cómo
hacer.
Eugenia me recibió con su calidez de siempre, un
poco más feliz y sonriente que de costumbre, pero con su misma sencillez y
ligereza. Oscar, un poco extrañado por la inesperada reunión, pero feliz de
verme y poder compartir en familia como tanto le gustaba. Fabiana por su parte,
aunque hacía un esfuerzo supremo por disimular su tribulación, estaba un poco
más callada que de costumbre. Tal vez al ojo extraño no se notaría, pero había
logrado ver a Oscar mirarla de reojo en esos segundos donde la mirada se le
perdía en la nada, momentos en los cuales, hice lo posible por distraer su
atención y sacarla de su ensimismamiento. Ya era suficiente tener que lidiar
con nuestra situación, como para también lidiar con Oscar y su sagacidad para
notar cuando Fabiana estaba afectada por cualquier cosa.
Llegó la hora de cenar y luego de terminar con el
plato fuerte, Eugenia llamó la atención de todos en la mesa.
- Siempre
es un placer tenerlos aquí en nuestra casa, que vengan, que compartamos y
disfrutemos de esta pequeña familia que somos - Sus ojos le brillaban de
la felicidad y yo sólo trataba de atar el corazón desbocado que amenazaba
con salirse de mi pecho por sentirme miserable al desear tan
fehacientemente ser yo quien estuviese a punto de dar esa noticia _ Pero
hoy los hemos invitado para darles una maravillosa noticia _ Sonreía
enormemente - Oscar, Natalia ... Fabiana y yo vamos a ser madres!
- Queeee???
- La sorpresa de Oscar logró distraer suficientemente la atención de
Eugenia como para darme tiempo de fingir una sorpresa que no tenía y una
alegría que no sentía. Para darme tiempo de tragarme el nudo que tenía
atragantado en la garganta y que sólo me empujaba a querer gritar y gritar
para aliviar la sensación de vacío y pérdida que sentía en ese
instante.
No supe que dijo o que dijimos, mi consciencia
estaba en una esquina viendo una película de felicitaciones y buenos deseos en
la que participaba, pero sin estar realmente. Era extraño, pero estaba, sin
estar.
- Por
dios niña, que noticia tan estupenda! No tenía ni idea de que tenían
esos planes - Dijo Oscar con una mezcla de sorpresa y reproche a la vez.
- Lo
siento _ Respondió Eugenia con auténtica pena - Pero es que ... _ Se
mordió el labio inferior al tiempo que veía a Fabiana unos segundos antes
de hablar - Fabiana tampoco lo sabía _ Admitió.
- Cómo
que no lo sabía?! _ Exclamó Oscar un tanto escandalizado.
- Es
que ...
- Es
una manera de decir que no estábamos seguras de que funcionaría _ Trató
Fabiana de excusar lo sucedido.
- Aaaaahhh
pero eso es muy distinto a no saber.
- No
Oscar ... Fabiana realmente no sabía _ Fabiana intentó hablar, pero
Eugenia se le adelantó - Hice todo este proceso de la inseminación
artificial yo sola _ Hubo un pequeño silencio en la sala en la que Oscar
trataba de digerir esa información - Desde muy joven me habían dicho que
tendría problemas para concebir, que no era imposible, pero sí difícil.
Hasta hace unos meses no me afectó que fuese así, pero cuando Fabi y yo
hablamos sobre la idea de tener hijos, por primera vez me ilusioné con la
idea. Desde ese momento decidí empezar a controlarme y hacer el intento de
concebir, pero no quise decirle nada a Fabiana para evitarle una decepción
si no resultaba. Sé que no debí hacerlo así, pero no soportaba la idea de
que se ilusionara con todo el proceso y al final, el resultado fuese
negativo ... pero resultó, salió positivo ... estoy embarazada! _ De sus
ojos comenzaron a salir lágrimas de felicidad y por los míos, lágrimas de
resignación.
Con esa historia, no podía odiarla por quitarme la
felicidad de la cara. Ella lo merecía mucho más que yo. Ella era quien merecía
ser la madre de los hijos de Fabiana. Yo sólo era la historia pasada, esa que
tuvo la posibilidad de construir una vida a su lado y lo cambió por el
modelaje, así que no debía quejarme, sólo aceptar lo que no podía cambiar.
- Puedo
entender eso ... pero una pareja es para apoyarse en todo Eugenia, sobre
todo en aquello que nos da miedo, así que espero que en un futuro, no
vuelvas a excluir a Fabiana de esa manera _ Dijo en tono de reproche.
- Papá
... déjala, ya lo hablamos y eso no volverá a pasar.
- Está
bien _ Levantó los brazos en señal de rendición - Es algo entre ustedes y
debo respetarlo, pero ya saben mi opinión al respecto _ Respiró profundo
para luego sonreír - Así que abuelo eh?_ La abrazó muy contento.
- Me
alegra mucho por ustedes _ Mentí descaradamente, pero no podía mantenerme
al margen de aquello, sería demasiado obvio - Les deseo lo mejor del mundo
en esta nueva etapa _ Abracé yo también a Eugenia - Sé que serán una
madres maravillosas.
- Gracias
Nati, no sabes lo feliz que esto nos hace.
- Lo
puedo imaginar _ Dije mirándolas a las dos con una sonrisa que forcé hasta
lo imposible por hacerla espontánea. Imagino que lo logré, porque luego de
sentarnos nuevamente para seguir la sobremesa, Eugenia continuó hablando
con Oscar sobre cómo había sido todo.
Fabiana y yo nos vimos por unos segundos en los que
la conclusión fue tácita, aquello no tendría arreglo, lo de nosotras, ya tenía
el final escrito en tinta indeleble.
Salí de allí sin conciencia alguna de lo que hacía,
sólo tenía en mente una cosa, no podía quedarme en casa esa noche. No quería
quedarme en esa ciudad. Debía salir y de inmediato o me derrumbaría sin
posibilidad alguna de levantarme, así que sin pensarlo un minuto más, encaminé
el carro hacia la autopista vía Caracas. No me importó hora, riesgos o peligro,
sólo sabía que necesitaba salir de allí.
Durante el camino oscuro y silencioso, todo lo sucedido en esos últimos días se repetían en mi mente como una película. La locura de ver a Fabiana con Eugenia en la casa, mi noche loca con Bárbara, la reconciliación inesperada, volver a hacer el amor con Fabiana, el ser nuevamente como fuimos una vez, imaginar formar una familia ... y Eugenia embarazada ... Eugenia embarazada ... cómo podía pasar eso justamente ahora? Por qué ahora? Por qué cuando Fabiana y yo finalmente nos dábamos otra oportunidad? ... No era justo!! No podía ser!!
Pero sí lo era. Era muy real y estaba a kilómetros de mí. Tan real como la noche que me cubría. Tan real como la oscuridad que invadía mi alma. Tan real como el abismo en el que me sentía. Es que acaso no tenía derecho a ser feliz? Es que acaso mi error no tenía perdón? Es que acaso mi error era tan fatal que no merecía la posibilidad de remediarlo? De recomenzar con el único amor de mi vida? Acaso merecía vivir con este sabor amargo de haber probado la felicidad plena y que muriera antes de tan siquiera paladearla? Merecía vivir en éste despojo de vida que sería a partir de ahora? Cómo podría sobrevivir ahora? Con qué fuerzas lo haría?
Sin darme cuenta ya estaba entrando a Caracas y era media noche. No quería estar sola, no podía estar sola, así que llamé a la única persona que sabía podía llamar. Bárbara.
- Diga?
_ Contestó en automático.
- Bárbara?
- Sí
... Natalia? _ La escuché confundida por escucharme a esa hora - Natalia
estás bien?? _ Su voz ya estaba más en alerta.
- No _
Pude decir antes de que mi voz me fallara.
- Qué
te pasa? Dóndes estás?
- Estoy
entrando a Caracas _ Dije con voz temblorosa.
- Cómo???
- Necesitaba
salir de Maracay, no podía quedarme allá _ No pude contener mis lágrimas
que comenzaban a caer.
- Pero
qué ... Dónde estás?
Le expliqué donde me encontraba y de inmediato me
dijo que me fuera hasta su casa. Quedaba lejos, pero no me importaba, llegaría
donde fuera necesario. No se despegó del teléfono durante todo el camino, me
hizo poner el alta voz para decirle cada tanto por donde iba y darme las
indicaciones necesarias hasta llegar.
Ni sé como hice para hacerlo, pero en un momento estaba en la autopista vacía por la hora y al siguiente, ya estaba entrando al estacionamiento de su casa. Era una casa pequeña con espacio para al menos dos carros y justo en el portón, estaba Bárbara con su pantalón de pijama y un suéter para el frío esperándome.
En cuanto apagué el carro, abrió la puerta, me ayudó a bajar y de inmediato me abrazó con fuerza. Las lágrimas se volcaron en mis ojos, pero estaba cansada de llorar, ya el cuerpo no me daba para dejarme ir en sollozos, así que me quedé allí por varios minutos, sólo dejándolas salir, pero en silencio.
Sentía que mi regreso a Venezuela sólo me había traído lágrimas y más lágrimas. Ya no quería seguir en ello. Tenía una responsabilidad con mi padre y la hacienda y eso me impedía hacer mi maleta e irme de nuevo a Italia, pero definitivamente ya no quería seguir llorando por un amor que aunque estuviera más vivo que nunca, no podía ser. Era hora de aceptarlo. Era hora de asumirlo. Era hora de enfrentar mi futuro sin el amor de Fabiana.
- Entremos.
Hace frío _ Me dijo al sentir que me estremecía.
Cuando entramos a la casa, Bárbara me llevó hasta
una de los sillones de la sala, me dejó allí mientras fue hasta la cocina a
buscar algo para el momento supongo. Pude observar el pequeño recibidor
con un closet para guardar carteras o suéteres, la sala con un mueble de dos
puestos y dos poltronas de cuero negro incluyendo donde estaba sentada, una
mesa de centro blanca y negra, un mural en una de las paredes en blanco y
negro. La cocina con un arco que permitía ver hacia adentro perfectamente,
dejando a la vista el juego de línea blanca en acero inoxidable y gabinetes en
obra limpia con puertas de vidrios. Todo impecable como imaginaba. Era
increíble que en todo ese tiempo era la primera vez que pisaba su casa. Había
estado tan absorta con el lanzamiento de los nuevos productos que había dejado
a un lado un acto tan sencillo como mostrar más interés en el mundo de Bárbara.
Que egoísta había sido. Todo mi mundo se había basado en la hacienda, en
Fabiana y en mí.
La vi regresar de la cocina con dos vasos con hielo
y un líquido acaramelado que intuí era ron. Sonreí internamente por lo bien que
me conocía a pesar de mi egoísmo. Me entregó el vaso y se sentó en la alfombra
que cubría el recuadro de los muebles.
- Creo
que es un buen momento para un Edición Especial _ Comentó.
- Sí _
Fue lo único que pude decir antes de tomar un sorbo que lo sentí quemar
cada espacio por cual pasó.
- Quieres
hablar o sólo quedarnos aquí y emborracharnos hasta perder la razón?
- Trabajas
mañana cierto?
- Sí,
pero no sería la primera vez que tendría que ir en ese estado. No
acostumbro a hacerlo, pero hoy no es cualquier día.
- No
... definitivamente no es cualquier día _ Tomé otro sorbo de mi bebida
antes de disponerme a contarle a Bárbara todo lo sucedido después de su
partida. La reconciliación, los planes, la ilusión y la caída - Como verás
... fue tan efímero todo. Una ilusión tan hermosa pero que duró tan poco.
Esa alegría que sólo con ella siento ... y aquí estoy nuevamente con el
corazón partido en dos y sin la menor idea de cómo hacer para continuar _
A pesar de que creía ya no me quedaban lágrimas para llorar, de alguna
manera mi cuerpo se las arreglaba para hacerlo - Esta vez no creo poder
Bárbara ... no creo poder con esto _ Me derrumbé en el sillón. Estaba
agotada emocional, física y de todas las maneras posibles. Ya no tenía
fuerzas ni para hablar.
Ella me tomó de la pierna dándome caricias
tranquilizadoras, pero no había nada que pudiera calmar mi angustia, mi
tristeza, mi desolación.
- Sólo
quiero tomar un avión e irme otra vez. Perderme de aquí y no regresar
nunca más _ Dije con desesperación tapándome los ojos con mis manos.
- Hey
cálmate! _ La sentí levantarse y sentarse en el brazo del sillón - No
digas eso. De alguna manera todo esto se arreglará.
- Arreglarse
cómo por el amor a Dios!!! _ Exploté y me paré para comenzar a dar vueltas
de un lado a otro - Eugenia está embarazada Bárbara, cómo se puede
arreglar eso??? _ Pregunté abriendo mis brazos con impotencia - Dime
porque sinceramente yo no veo cómo!
- Sé
que es difícil, pero espera a ver qué pasa.
- Por
favor! _ Me di vuelta hacia la ventana y me quedé viendo al vacío _ Cuánto
crees que pueda aguantar esto? ... No puedo más Bárbara _ Dije ya casi sin
voz - No puedo más.
- Y
crees que Fabiana si? _ Preguntó enseguida logrando que me volteara a
verla - Crees que eres la única que está sufriendo horrores en este
momento? Cómo crees que se siente ella? O es que acaso fuiste sólo tú
quien soñó, se ilusionó y se desmoronó con la noticia? _ Me quedé callada,
pues ella tenía razón. Nada más recordar su mirada perturbada me volvió a
estrujar el corazón. Pero qué podía hacer? - Dale tiempo Natalia ... dale
tiempo para asimilar todo esto y ver lo que hará. Es una situación
delicada y nada fácil, pero ella te ama igual que tú a ella, así que no
renuncies aún. No cometas el error de dejarla sola cuando más te necesita.
Cuando más necesita saber que estás y estarás si decide romper con Eugenia
aún con el embarazo de por medio _ Me quedé en silencio unos segundos.
- No
sé como sentirme con eso ... ya era difícil pensar en que Eugenia saldría
herida pero ahora, es destruir el hogar de ese bebé también _ Dije con pesar,
pues la culpa era tan grande como mi dolor.
- Escúchame
_ Me dijo al tiempo que se acercaba a mí, me agarraba por los hombros y me
volteaba hacia ella - Haz luchado contra esto desde que llegaste. Haz
pasado por encima de lo que sientes desde que llegaste, así que ya basta.
Enfrenta lo que tengas que enfrentar, pero no te hagas a un lado por la
culpa, porque si lo haces, tanto tú como Fabiana serán muy infelices. Si
al final no hay nada que hacer, pues al menos las dos lucharon hasta el
final, pero no te rindas. No abandones todo sin saber que realmente no hay
nada más que hacer, de acuerdo?_ Me miró unos segundos hasta que asentí y
me besó en la frente - Te arreglaré la cama.
- Gracias.
Me quedé sola con mis pensamientos incluso después
de decirme que todo estaba arreglado. Habían dos habitaciones, así que aunque
no me fui a la cama en ese instante, igual no era muy difícil adivinar dónde
ir.
Bárbara tenía razón, no dejaba de recordar las
palabras de Fabiana cuando me contó de la situación "Nati por favor ...
dame tiempo para pensar en todo esto y ver cómo resolverlo, pero no me
abandones ahora". No quería renunciar a ella, claro que no! ... pero
no sabía cómo manejar la culpa que sentía, sin embargo, estaba clara que
cualquier cosa que yo estuviese sintiendo en ese momento, sería minúsculo
frente a lo que Fabiana estaría sintiendo, así que sí, debía ser fuerte para
ella, para nosotras. Debía ser su roble.
En eso pensaba cuando el celular me repicó. Me
asusté mucho pues no esperaba que sonara, pero de inmediato reconocí el tono y
salí corriendo a atender.
- Si?
_ Mi corazón se aceleraba nada más al saber que era ella.
- Amor
dónde estás? _ Preguntó con voz preocupada - Llevo rato llamando a la casa
y no atiendes, te llamé al celular y me caía la contestadora de una ... Te
pasó algo? Necesitas que vaya?
- No
mi vida, estoy bien _ Se me arrugó el corazón al escucharla tan angustiada
- No estoy en Maracay _ Dije bajito pero lo suficiente para que me
escuchara.
- Qué???
Dónde estás??? _ Preguntó con desconcierto.
- Estoy
en Caracas ... en casa de Bárbara.
- En
Caracas?? _ Fue imposible esconder su sorpresa.
- Sí
... _ Hubo un silencio en el que ninguna habló, silencio que finalmente
rompí yo - No podía irme a casa Fabi ... no podía estar allí sin ti _ Se
me quebró la voz, pero tragué para aligerar el nudo que se me había
formado - No supe a qué otro lugar ir _ Su silencio se mantuvo, tanto que
pensé la llamada se había cortado - Fabi, estás ahí?
- Sí,
aquí estoy _ Respondió en un tono más bajo de lo normal.
- Necesitaba
espacio amor ... necesitaba respirar y en la casa, con todo lo que pasó y
lo que está pasando ... sabía que me asfixiaría, así que sólo manejé hasta
aquí.
- Lo
entiendo _ Dijo en susurro.
- Amor,
no pienses mal por favor ... entre ella y yo no hay nada. Yo sólo te amo a
ti ... vine buscando a una amiga, nada más.
- Está
bien _ Dijo luego de respirar hondo - Te entiendo ... es sólo que ... _ Se
quedó en silencio unos instantes - Tengo miedo de perderte _ Dijo
finalmente quebrándosele la voz - No quiero perderte Natalia ... no quiero
perderte _ La oí tragarse un sollozo y ahí perdí toda batalla contra lo
racional o lo correcto. No la dejaría sola, no la abandonaría, no
renunciaría a ella.
- No
lo harás _ Dije decidida - Aquí estoy y no me iré. Pase lo que pase,
estaré contigo y enfrentaremos esto juntas _ Como quería abrazarla y
calmar ese tormento que seguro sentía - Lo que sea que venga, lo
enfrentaremos juntas amor ... te lo prometo.
- Sí _
Dijo con voz ahogada. Sabía que estaba llorando así que debía calmarla
para no empeorar la situación.
- Mañana
regreso temprano mi vida. Mañana estaré en casa para ti.
- Te
estaré esperando _ Dijo con la voz un poco más aliviada.
- Ahora
ve a dormir ... yo haré lo mismo.
- Sí
... te amo.
- Y yo
a ti.
Sin agregar más, terminamos la llamada. A pesar del
huracán por el que estábamos pasando, esa pequeña conversación fue como un
bálsamo. Fue como ese pequeño momento de paz dentro del ojo del huracán. Lo
peor estaba por venir, pero irónicamente, me sentía más fuerte y capaz de
resistir.
A la mañana siguiente, salí a la misma hora que
Bárbara. Insistió en que me quedara a descansar un poco más, pero es que sería
inútil hacerlo sabiendo que Fabiana me esperaba, así que me fui de una y sin
esperar mucho más. El camino se me hizo corto o tal vez era que esa fuerza
renovada que traía me hizo no sentir el tiempo, lo que sé es que a las 9 de la
mañana ya estaba entrando a la hacienda. A lo lejos pude divisar el carro de
Fabiana y mi corazón comenzó a latir con fuerza de emoción. No había terminado
de estacionar el carro cuando la vi salir por la puerta principal y caminar
hasta la puerta de mi carro y abrirla incluso antes de que apagara el motor. En
cuanto me bajé, me rodeó con sus brazos por completo metiendo su rostro en mi
cuello. La sentí temblar y eso hizo que me abrazara mucho más a ella. No hubo
palabras, no hacían falta, nuestros cuerpos hablaban por sí solos y dejaron
claro lo que necesitaban, así que sin dudarlo, entramos a la casa y subimos a
mi cuarto.
Cuando llegamos arriba, la vi tan vulnerable, tan
indefensa que no pude evitar tomar el mando de la situación. Fabiana necesitaba
de mí y no dudaría en ser su puerto, su refugio, porque yo era su hogar y como
tal, la cuidaría.
La llevé hasta la cama y le quité toda la ropa.
Quería que se sintiera a salvo de todo lo que la agobiaba, de sus temores, de
sus angustias. Quería que por primera vez desde que aquella tormenta había
empezado, sintiera que todo estaría bien. No sabía cómo, pero estaríamos bien.
Luego de tenderla en la cama y de quitarme mi ropa,
me acosté a su lado para admirarla al tiempo que acariciaba su torso son la
yema de mis dedos. Era tan suave, tan tersa ... tan hermosa. Sus ojos fijos en
mí y su cuerpo respondiendo a mis caricias, no podía pedir algo mejor para el
momento. O tal vez si?
Me acomodé hasta quedar sobre su cuerpo y entre sus
piernas y luego poder iniciar un recorrido con mis labios que necesitaba hacer,
besarla de pies a cabeza. Comencé adueñándome de sus labios, acariciándolos con
los míos, dándole besos húmedos antes de entrar en su boca y encontrarme con mi
compañera de juego que me esperaba con ansias. Aunque el deseo estaba latente,
nos besamos suavemente, sin apuros y disfrutando de cada roce de nuestras
lenguas, de nuestro gemir y del contacto tan sublime entre nuestros pechos.
Sentir su calor y sus pezones en contacto con los míos, nos hizo estremecer.
Sus manos en mi espalda instándome a pegarme de su
cuerpo amenazaban mi cordura, pero aún así, logré separarme de su boca para
poder iniciar mi recorrido besando sus párpados, su nariz, su mentón,
alternando besos con roces de mi nariz. La vi cerrar sus ojos y entregarse a
mis caricias, acción que despertó aún más si era posible, mis ganas de llevarla
al cielo.
Besé su cuello deleitándome con el aroma de su piel
y su perfume. Oliéndola, acariciándola con mis labios, deleitándome al sentir
como se le aceleraba su respiración y se le erizaba la piel. Continué mi
descenso por todo el medio de su pecho hasta llegar al valle de sus pechos y
poder contemplar aquellos montículos tan perfectos a mi vista. Los toqué con la
yema de mis dedos, recorriendo su redondez, sus líneas, recorriendo esas
aureolas que de inmediato gritaron por atención. Me acerqué a ellos
hipnotizada, masajeándolos lentamente para sentir no sólo su suavidad, sino
también su peso. No eran grandes en exceso, pero sí lo suficiente como para lograr
meter mi cara entre ellos y sentir como cubrían mi rostro. Los fui besando
hasta llegar a sus aureolas y poder tomar cada uno entre mis labios y delinear
sus picos erectos con mi lengua. Sentirlos tan listos para mí me hicieron ir
directo a lamerlos y besarlos con dedicación. Rodearlos circularmente y
frotarlos al ritmo de su excitación. Siempre habían sido mi locura y hoy no era
la excepción.
Después de consentirlos durante varios minutos y llevar a Fabiana hasta el límite, continué mi descenso por su torso dejando besos húmedos por toda su piel. Su abdomen, su cintura, su ombligo y su vientre fueron el entremesee de lo que vendría después. Mi excitación estaba fuera de este mundo y al pasar frente a su intimidad casi desfallezco ante las ganas de adentrarme en ese mundo de sensaciones y perdición, pero un último resquicio de cordura me hizo pasar de largo para poder cumplir con mi meta de recorrerla por completo. Su gemido lastimero por pasar de largo su triángulo fue como un corto circuito en mi cabeza, necesitaba de mí y yo sólo deseaba complacerla, pero debía contenerme, porque una vez que me adentrara en las delicias de su intimidad, me abandonaría al placer puro y carnal.
Acaricié y masajeé sus muslos, esos que temblaban
con cada contacto de mis dedos o labios. Eran tan suaves y tersos. Hice que
flexionara sus rodillas para poder delinearlas con mis dedos y continuar
bajando hasta sus pantorrillas y tobillos. En esta acción, le mantuve la mirada
fija a Fabiana registrando cada jadeo, cada mordida de labios que tuvo, cada
gemido que salió de sus labios y esa mirada de súplica para que la liberara de
su excitación. No pude negarme más y con cuidado, pero con decisión, abrí sus
piernas para darme paso al mar de su entrepierna.
Su intimidad estaba total y completamente mojada
por su esencia, su clítoris hinchado y brillante. Su abertura empapada en su
miel. Todo un espectáculo tan hermoso que no pude sino sentirme bendecida por
el regalo de volver a sentirla mía como lo había sido tantos años atrás. Sí,
habíamos intimado días antes, pero confieso que la necesidad y los instintos
básicos habían sido los protagonista, en cambio hoy, le estaba haciendo el amor
al amor de mi vida.
Sin más preámbulos, lamí toda su intimidad
lentamente, no sólo sintiendo su piel, sino llevándome conmigo su delicioso
sabor. Era tan único y tan exquisito, que aún me preguntaba cómo había podido
sobrevivir sin él durante tanto tiempo. Sólo una respuesta se me vino a la
mente, debía extrañarla para poder entender que sin ella, mi vida no tenía
sentido. Tenerla en mi vida y poder amarla como lo estaba haciendo era lo que
le daba forma a mi existencia. Claro que hubiese podido continuar sin ella de
no haber regresado a Venezuela, pero habría sido una vida hueca y a la deriva.
Hoy, aquí y ahora, con todo y el obstáculos que estaba presente, tenía la
certeza de que Fabiana era mi complemento y nadie más podría ocupar su lugar.
Nunca.
Con este pensamiento, me entregué a mis instintos,
me dejé llevar por el hambre que sentía por Fabiana, por esas ganas de beber de
su esencia y de tatuar en sus sentidos, mis caricias y mis besos. Dejarme
llevar por ese amor que ahora era indetenible y que sabía sería nuestra salvación.
Un fuerte orgasmo explotó en su interior y de manera irremediable, yo también
exploté junto a ella. Espasmos, gemidos, cuerpos sudorosos y respiraciones
entrecortadas era todo lo que se podía distinguir en ese amasijo de cuerpos. En
esa unión tan perfecta, que no había espacio para el arrepentimiento o las
culpas. Este amor nos pertenecía desde mucho antes de nacer y ya nada, ni
nadie, lograría separarnos.
Nos quedamos dormidas lógicamente, ella abrazada a
mi cuerpo y su cabeza en mi pecho, más sin embargo, sentí el momento en que se
despertó. Su respiración honda y profunda cambió y su cuerpo, aunque aún estaba
en estado de relax, lo sentí tensarse. Sabía en lo que estaba pensando, sabía
lo que la preocupaba, yo estaba igual, pero la dejé que hablara cuando se
sintiera lista para hacerlo, yo sólo me dediqué a acariciarle la espalda para
lograr aliviar su angustia. Estuvimos así durante bastante rato. En silencio,
pero apoyándonos mutuamente.
- Hablaré
con ella hoy _ Dijo finalmente y mi corazón se saltó un bombeo al
escucharla.
- Hoy?
_ Pregunté con cautela.
- Sí _
Ratificó - No quiero engañarla, no más de lo que ya lo he hecho y dejar
pasar más tiempo ... sólo empeoraría las cosas ... Debo ser honesta con
ella _ Estaba de acuerdo con ella, pero me preocupaba la reacción de
Eugenia y lo que eso pudiera implicar con lo del embarazo.
- Y el
bebé?
- Todo
dependerá de ella, pero ... quiero ser parte de ello. No importa si
estamos juntas como pareja o no, quiero formar parte de su vida. Ella
inició ese camino pensando en las dos, así que no la abandonaré _ Levantó
la cabeza hasta mirarme - Esta bien para ti? _ Preguntó dudosa.
- Lo
que es importante para ti, lo es para mí amor. Yo te apoyaré en lo que
decidas _ Ella me miró durante unos segundos, al tiempo que acariciaba su
cabello.
- Esto
no cambia el hecho de que quiera que tengamos un bebé ... tú y yo.
Una sonrisa se adueñó de mis labios, no pude evitar
expresar mi felicidad por aquello, dado que quería hacerlo, quería formar una
familia con Fabiana.
- Está bien amor, así será.
Fabiana se fue en el ocaso del día. Le vi una
seguridad que debo confesar, yo no sentía, pero debía confiar en ella, así que
oculté lo más que pude mis inseguridades. Sin embargo, en cuanto se fue, me
cambié y fui hasta el gym, necesitaba drenar los nervios que me carcomían y no
había mejor manera de hacerlo que ejercitándome.
Me sorprendí al conseguir a Ernesto allí. Al
revisar la hora, era justo el horario de nuestras sesiones de ejercicios, sólo
que esta vez, no me había avisado como siempre lo hacía, por eso mi sorpresa.
- Hola!
_ Lo saludé con una sonrisa.
- Hola
_ Me respondió sonriendo luego de dejar a un lado las mancuernas con las
que trabajaba - Ya estaba por irme, pensé que no bajarías.
- Lo
lamento Ernesto, estos días he estado un poco ... ocupada _ En algún
momento se enteraría de lo sucedido, pero no sabía si decirle de una vez o
no.
- Me
lo supuse, por eso no te había escrito para venir, pero hoy ... recibí un
mensaje de Bárbara en el que me decía que tal vez necesitarías compañía,
así que pensé que si algo te agobiaba, de seguro vendrías aquí.
- Y
aquí estoy _ Dije moviendo la cabeza por ser tan predecible.
- Aquí
estás _ Asintió. Esperó unos segundos a ver si yo hablaba, pero al no
hacerlo, simplemente fue hasta el equipo de sonido, activó su lista de
música para ejercicios y comenzamos una de las rutinas de calentamiento
que siempre hacíamos.
Tal y como pensaba hacer cuando fui hasta allí, me
dediqué a hacer las series de ejercicios para cada sección del cuerpo
agregándole una o dos series más de lo habitual, los nervios me estaban
comiendo por dentro, el temor de que las cosas se pusieran muy feas para
Fabiana y que se destruyera en el proceso me tenían al punto del colapso. Sabía
que ella amaba a Eugenia, a su manera, pero lo hacía, no en vano tenían el
tiempo que tenían juntas, así que sabía que todo aquello sería sumamente
doloroso para las dos y que indudablemente una parte de Fabiana saldría herida.
Estaría allí para ella, eso no tenía discusión, pero me daba miedo el daño que
eso le causaría y cuánto tiempo le tomaría recuperarse, sobre todo si Eugenia
decidía no darle cabida con lo del bebé. "Eso la deprimirá" -
Pensé.
- Qué? _ Preguntó Ernesto.
- Qué? _ Repetí yo.
- Qué destruirá a quién? _ Insistió y allí
entendí que había pensado en voz alta.
Me bajé de la máquina en la que estaba y me senté
en el piso. Mientras tomaba agua y me secaba el sudor, Ernesto me imitó y se
sentó a mi lado.
- Quieres hablar? _ Ofreció ... Hablar?
Quería gritar más bien, así que tomé otro sorbo de mi agua antes de
comenzar a hablar.
- Fabiana y yo ... volvimos _ Dije en voz baja.
No dijo nada, sólo asintió, tomó también de su agua y luego habló.
- Lo sospechaba.
- Por qué? _ Pregunté sorprendida.
- Porque su carro estuvo aquí casi toda la
semana, nunca me escribiste para venir al Gym y pocas veces las vi fuera
de la casa _ Abrí la boca para hablar, pero nada salió de mis labios -
Fabiana suele pasear por las instalaciones en las mañanas y en las tardes,
es algo que hace desde que comenzó a trabajar con tu papá, así que se notó
su ausencia en estos días. En tu caso, siempre buscas de tener contacto
con los empleados, pero durante estos días tampoco se te vio la cara. Casi
todos asumieron que estaban abarrotadas de trabajo con lo del lanzamiento,
pero algo me decía que había algo más ... y no me equivoqué _ Se encogió
de hombros.
- Fue muy evidente? _ Pregunté con temor, pues
lo último que quería es que aquello se convirtiera en el chisme del
momento.
- No, pero para mí no fue difícil deducirlo. Las
he visto luchar contra ese amor que se tienen, sabía que era cuestión de
tiempo que esto sucediera ... el detalle es Eugenia no?
- Ojalá fuera solo eso _ Dije con pesar.
- Hay algo más? _ Preguntó frunciendo el ceño.
- Está embarazada.
- Eh? ... Quién? _ Dijo sin entender.
- Eugenia _ Ernesto se quedó en silencio
procesando la noticia por unos segundos.
- Perdón pero ... puedes explicarme eso? _
Preguntó con evidente confusión.
Le conté todo lo que Eugenia nos había contado
durante la cena, Ernesto sólo escuchaba con los ojos como plato y con la
sorpresa marcada en su expresión.
- Eso
es toda una complicación.
- Así
es ... pensé que con eso todo acabaría, pero no es así ... Fabiana dice
que no quiere perderme y se fue con la idea de hablar con ella hoy mismo.
- Decirle
lo de ustedes?
- Sí _
Sólo un silbido de asombro salió de su boca. Nos volvimos a quedar en
silencio unos instantes.
- Y tú
estás de acuerdo con eso? _ Preguntó cauteloso.
- Mi
lado racional no ... me dice que es una locura causar la ruptura de
esa relación pero ... qué hago Ernesto? La amo y ella me ama a mí ... ya
hemos vivido separadas todos estos años y el amor siguen intacto entonces,
nos damos vuelta y ya? Hacemos como que no existe? Hicimos exactamente eso
durante todos estos meses y mira donde estamos _ Negué ligeramente con la
cabeza - Créeme que no es fácil para mí. Eugenia no lo merece y lo sé, no
me siento orgullosa por esto ... pero no abandonaré a Fabi a menos que
ella me lo pida.
- No
lo hará _ Afirmó sin dudarlo.
- Entonces
enfrentaremos esto juntas _ Ernesto asintió e hicimos otra pausa.
- Crees
que la deje tomar parte en el embarazo aun y cuando se separen?
- Eso
espero. A pesar de lo inesperado y que ocurrió dentro de toda esta
situación, Fabiana ya lo siente como suyo también ... sería algo muy duro
de superar para ella si Eugenia ... _ No pude ni decir las palabras.
Sonaba tan egoísta dado el dolor tan inmenso que le causaría Fabiana al
terminar la relación.
- Para
Eugenia no sería fácil mantener el contacto sabiendo que ustedes están
juntas, tú estuviste en su lugar y sabes lo que duele.
- Lo
sé, lo sé _ Admití con pesar, pues nadie podría culparla si decidiera
cortar con todo lo que la relacionara con Fabiana.
- Entonces
... no queda más que esperar.
- Sí,
sólo queda esperar _ Repetí.
No quedaba más por hacer, sólo la inquietante y
larga espera.
Nota de la autora:
Quiero pedirles un poco de
paciencia con el próximo capítulo, les confieso que no tengo nada escrito sobre
él y el tiempo lo tengo bastante corto para hacerlo, pero les aseguro que haré
todo lo posible por no tardarme tanto en la próxima entrega y así no dejarlas
en ascuas tanto tiempo.
Saludos y cariños para todas
Kam
http://kamzoe.blogspot.com/
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Kam Zoe - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
No entiendo el embarazo es solo de Eugenia, porque si es invitro Natalia tiene parte en eso y solo hablan de Eugenia y Natalia que luche hasta el fín y también no dures para publicar ya dijiste que ibas a tardar pero que no sea mucho ♥·♡ :)
ResponderEliminarNatalia no puede dejar abandonada a Fabiana cuando mas la necesita...Tiene que apoyarla y ser su columna.Esperamos que puedas acomodar tus tiempos y continuar con la historia.
ResponderEliminarWuaooo que capitulo bueno estos dos ultimos capitulos han estado llenos de pasion y de mucha emocion hay no se si estoy muy sencible pero hoy me haz echo llorar al ponerme en el lugar de Natalia tener que presenciar y escuchar la felicidad del embarazo de Eugenia solo ponerme enesa situacion seme encoge el alma Kam Zoe es una gran historia que hace que uno se ponga en el lugar de ellas es un amor de años contenido por la distancia por la profesion de Natalia que dejo a su gran y unico amor por lograr sus sueños pero que a pesar de los logros profesionales siempre le falto su gran amor Fabiana y ahora esto un bebe es como un jarron de agua fria pero el amor verdadero todo lo puede vencer y soportar si soportaron años de esar separadas y lejos bueno lo que venga hay que soportarlo y tomarlo como una prueba mas del destino gran historia y me haz echo llorar Kam Zoe hasta el proximo capitulo solo una cosa por favor que se queden juntas un gran abrazo desde Chile
ResponderEliminarHermoso capitulo por faa no tardes tanto en subir el proximo gracias beso
ResponderEliminarHermoso capitulo por faa no tardes tanto en subir el proximo gracias beso
ResponderEliminar