Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Pase lo que pase - Despistada - 9

Capítulo 9

      Desayuné con Alicia. Nos dirigimos al aeropuerto, dejamos mi coche y en la terminal nos encontramos al coordinador de la ONG y a su alrededor un pequeño pero variopinto grupo. Eramos doce médicos canadienses: tres especialistas en ginecología y obstetricia (dos hombres y una mujer), dos neurocirujanos (Alicia y otro doctor), dos traumatólogos ortopedistas  (hombres), dos pediatras (mujeres), un anestesista (otro hombre), un especialista en Dermatología y Venerología (mujer)  y yo. Todos y todas parecían gente agradable. Ya no había vuelta atrás. Allí estaba yo con mis dos maletas aparentando un entusiasmo que no sentía, aunque estaba convencida de que, una vez metida en faena, me dejaría absorber por mi trabajo como siempre lo hacía. Me retiré unos metros del grupo y saqué el teléfono de mi bolso. ¿Debía intentar volver a llamar a Sylvie? ¿Estaba preparada para volver a oír el sonido de mi llamada y soportar que nadie descolgara de nuevo? ¿Estaba preparada para escuchar la voz de Sylvie y volver a sufrir su rechazo? No lo estaba.  Apagué mi móvil, lo guardé en el  bolso y me dirigí con el resto del grupo a facturar mi equipaje.


Más de veinte horas de viaje. A más de doce mil kilómetros de la persona que más quería en mi vida (y de la que no sabía si ella seguía sintiendo lo mismo por mí, o desgraciadamente no). Alicia se sentó conmigo y fuimos charlando animadamente la primera parte del viaje ( bueno, ella hablaba, yo escuchaba, asentía y sonreía a sus palabras). Después de servirnos el almuerzo, pusieron una película. Alicia se puso los cascos y yo saqué los libros que había comprado. Opté por una antología poética de Adrienne Rich. Era una escritora de la que había oído hablar muy bien, pero de la que no había leído nada. La primera parte estaba dedicada a sus “Veintiún poemas de amor”. No pude pasar de la cuarta página. Cuando comencé a leer su “Poema flotante” un nudo se instaló en mi garganta y las lágrimas acudieron imparables a mis ojos. El comienzo del poema era desgarrador : “Pase lo que pase entre nosotras, tu cuerpo vivirá en mí…

Eso resumía mis sentimientos. Pasara lo que pasara entre Sylvie y yo, su cuerpo viviría  en mí, la suavidad de su piel quedaría impresa en la yema de mis dedos, su olor anidaría en mi memoria olfativa, su voz repiquetearía dulce en mis oídos y el rastro de sus besos quedaría para siempre impreso en mi piel. Cerré los ojos, evoqué su imagen y susurré en voz alta sin darme cuenta  “Pase lo que pase entre nosotras, te querré siempre”. Me froté  la cara, me recompuse en mi asiento, guardé el libro, me coloqué los auriculares e intenté dejar mi mente en blanco. Tres meses. Tres meses lejos. Tres meses de incertidumbre. Tres meses de desesperación.

      El resto del viaje fue tranquilo. Alicia me hizo fácil el transcurrir de los kilómetros y el devenir de las horas. Conseguí dormir algo en el vuelo y devoré el otro libro que traía. Me levanté varias veces de  mi asiento para estirar las piernas y comencé a tener mis primeras charlas intrascendentes con algunos y algunas de mis compañeros de aventura. En ese momento comenzaba a ser consciente de la envergadura del proyecto, de lo importante que era que estuviera centrada y de la maravillosa oportunidad que tendría de ayudar a un puñado de entusiastas y jóvenes médicos comprometidos con la mejora de la calidad sanitaria de su país y de la inmejorable ocasión que se me presentaba de ayudar a personas con patologías cardiacas diversas a las que quizás, con suerte, les facilitaría  arañar unos años a su destino.

Dar es Salaam nos recibió con un calor sofocante, por encima de los treinta grados. Un pequeño autobús nos recogió en el aeropuerto y nos llevó al pabellón que nos serviría de residencia. Nos dieron tres horas para ducharnos, instalarnos y descansar un poco y enseguida nos llevaron al hospital. El grupo que tenía que tutorizar estaba compuesto por cuatro médicos tanzanos, bastante más mayores que yo, que aceptaron de buen grado mis primeros consejos y recomendaciones.

      Liya fue mi primer caso. Era una paciente de veintiséis años que había ingresado con fiebre elevada , frecuencia cardiaca acelerada, fatiga, escalofríos y dificultades para respirar. Tras una primera exploración, encargué unos análisis y preventivamente le administré antibióticos de amplio espectro intravenosos ya que sospechaba que pudiera padecer  una endocarditis infecciosa, como posteriormente una ecocardiografía  confirmó. A los pies de su cama, sujetándole permanentemente la mano y con el susto instalado en sus ojos, la acompañaba una preciosa niña de cuatro o cinco años, Niara.

      Continué con la ronda y me centré sobre todo en el primer paciente que tendría que operar al día siguiente. Mis cuatro doctores y yo nos reunimos al final del día y planificamos la intervención del día siguiente. Me despedí de ellos. En ese momento fui consciente por primera vez de que llevaba horas sin pensar en Sylvie, ni en nadie. Recordé que había prometido llamar a mis padres, pero todavía no tenía claro cuál era mi desfase horario con Canadá. Así que decidí teclearles un mensaje a ellos y a Kaitlyn para decirles que todo estaba bien. No había comido. Decididamente el trabajo en Tanzania iba a ser intenso. Cogí un par de sándwiches que habían sobrado del catering y pensé que, cuando llegara a casa me los comería. No me apetecía prepararme nada.

Antes de retirarme a descansar, me acerqué a ver a mi primera paciente,  a Liya.  Me extrañó que su hija siguiera allí con ella, pero Liya me comentó que no habían podido localizar todavía a su padre, que había ido a la otra punta del país a trabajar. No tenían teléfonos móviles y le estaba siendo costoso dar con él. Le pregunté si no tenía otro familiar o amigo cercano en Dar es Salaam y me dijo que no, que estaba sola. Le pregunté si la niña había comido algo y me dijo que sí, pero de reojo observé cómo Niara no quitaba ojo de los sándwiches que yo llevaba en la mano.

Yo:  Niara, ¿tienes un poco de hambre? (Niara no me contestó; se limitó a mirar a su madre)
Liya: No se preocupe, doctora. Estamos bien
Yo: Mira, voy a dejarte este par de sándwiches aquí, así si a lo largo de la noche le entra el gusanillo podrá picar algo
Liya: Gracias, muchas gracias
Yo: Mañana pasaré a verte, Liya. Adiós Niara.

      Oí a mis espaldas como Niara le susurraba  algo a Liya supongo que enswahili, y cuando ambas pensaron que yo ya había abandonado la habitación, vi como la niña comía ávidamente uno de los bocadillos y pensé que algo había de extraño en la historia de Liya y Niara, algo escondían.

     Regresé a casa y dormí profundamente, aunque desperté pronto. Me duché y antes de llegar al hospital pasé por una tienda y compré un cuaderno de dibujo y unas pinturas. En la cafetería del hospital pedí un vaso de leche con cacao para llevar y unos dulces típicos. Mi primera parada fue la habitación de Liya.

Yo: Buenos días. ¿Qué tal estás, Liya?  (Miré las gráficas y vi que la fiebre apenas había disminuido)
Liya: Mucho mejor, gracias doctora (Sabia que me estaba mintiendo, pero ¿por qué?)
Yo: Como es muy temprano, supongo que todavía no has podido encargarte de que nadie le traiga el desayuno a Niara, así que le he traído yo esto (Le acerqué la leche con cacao y la caja de dulces)
Liya: Oh, muchas gracias doctora, es usted muy amable
Yo: Toma, preciosa (dije dirigiéndome a Niara) Quizás te apetezca hacerle unos dibujos a tu mamá (Antes de tomar el paquete que le ofrecía miró a su madre y cuando Liya bajó los ojos en señal de aprobación, la niña alargó sus manos y lo recogió)
Liya: Dale las gracias a la doctora, cariño
Niara: Asante sana (yo ya había aprendido que así se decía muchas gracias en swahili)
Yo: Starehe (le contesté también en swahili. Su madre sonrió). Luego te veo. Quizás te apetezca dar un pequeño paseo conmigo, así podrás salir de esta habitación un rato
Liya: No queremos molestarla, doctora
Yo: No será ninguna molestia. Ahora tengo una operación que seguramente será muy larga y saldré cansada del quirófano, con ganas de estirar las piernas y de que me dé el aire. Y a la niña también le vendrá bien salir un poco. Si te parece bien. ¿Quieres que haga algo para intentar localizar a tu marido?
Liya:  No,no,no, gracias. Ya me estoy encargando yo de eso (Noté una sombra de temor en sus ojos)
Yo: De acuerdo. Tutahonana (Hasta luego)

      La niña, que había abierto ya el paquete, miraba su contenido casi sin atreverse a tocarlo. Cuando me despedí de ella, levantó los ojos hacia mí y tenía una inmensa sonrisa pintada en la boca. Me fui hacia la sala de reuniones donde había quedado con mi equipo y por el camino fui dándole vueltas a la historia de esas dos. Algo no estaba bien.

      Ejecutamos la operación como la habíamos programado. Siete horas de quirófano supervisando la intervención de mis colegas. Soy de la opinión de que se aprende mucho más haciendo que mirando, así que preferí que ellos llevaran las riendas y solo tuve que ayudar en un par de ocasiones. Todos salimos contentos del quirófano, y ellos más, ya que pensaban que estarían observando el primer mes o mes y medio y se encontraron con la sorpresa de que pudieron intervenir desde el primer día. Para mí, el truco estaba en una buena planificación, cuando tenías claras las ideas y el orden de las actuaciones, la mitad del trabajo estaba ya hecho. De ahí en adelante, primaba la capacidad y pericia de cada uno a la hora de ir solucionando los imprevistos que surgieran, pero me había dado cuenta que dos de los cuatro doctores tenían mucha iniciativa y buenas ideas. Pensé que dejaría formados dos buenísimos cirujanos cardiovasculares cuando menos y otros dos disciplinados y competentes, aunque estos no creía que fueran nunca brillantes. Salí del quirófano y me tumbé a descansar un rato en la sala de reposo. Tras media hora, las tripas me rugían (no había comido nada) y tenía ganas de dar un paseo y estirar las piernas. Me dirigí a la habitación de Liya y Niara.

Yo: Jambo (hola). ¿qué tal todo por aquí? (Me acerqué a la cama de Liya y leí la gráfica, la fiebre seguía siendo alta). Liya, tienes que descansar. (Me fijé en su rostro, estaba pálida y tenía cara de preocupación) ¿Qué pasa, Liya?
Liya: Todo está bien, doctora. Me encuentro mucho mejor. Creo que en un par de días podré estar ya fuera de aquí (Hizo un esfuerzo por sonreírme y aparentar normalidad)
Yo: De ninguna de las maneras. La fiebre sigue alta y estás muy fatigada. ¿Qué pasa Liya? ¿Qué no me estás contando?
Liya: Me dicen que Niara no puede estar aquí todo el tiempo conmigo y como no tenemos ningún familiar que se pueda hacer cargo de ella, quieren llevársela a un orfanato mientras me curo. Pero ya les he dicho que estoy mucho mejor y que en un par de días podré irme
Yo: Pero eso no va a suceder así. Tú no vas a estar en condiciones de marcharte en un par de días. ¿Y tu marido?
Liya: No le localizo
Yo: Yo me encargaré de eso. Dime cómo se llama y en qué ciudad está. Quizás la ONG con la que colaboro tenga sede allí o cerca y podamos utilizar sus recursos para encontrarle
Liya: No, doctora, de verdad
Yo: ¿Qué es lo que no me cuentas, Liya?
Liya: Nada. Todo está bien
Yo: Liya, si no me dices qué pasa, no podré ayudarte. Puedes confiar en mí(Seguía sin decirme nada). Escúchame. No te adornaré la situación. Tienes una infección que ha afectado a tu corazón y sus válvulas .Te hemos puesto un antibiótico de amplio espectro, que no está haciendo el efecto que yo esperaba. Mandé que te hicieran unos análisis para saber exactamente cuál es el tipo de bacteria que te está infectando y poder tratarla específicamente. Pero me han dicho que los resultados tardarán dos días en llegar. Te he cambiado la medicación, pero no sé qué tal responderás al nuevo antibiótico. Mientras tanto, solo podemos controlarte la fiebre y seguir administrándote oxígeno y calmantes,  pero te seguirás sintiendo muy fatigada. Si te quedas en el hospital y en dos días tu marido no está aquí, te han dicho que se llevarán a Niara. Si pretendes marcharte dentro de dos días sin que hayamos tratado convenientemente la infección pondrás tu vida en peligro. La infección seguirá avanzando y acabará matándote. ¿Qué pasará entonces con Niara? No tienes muchas opciones, Liya, tienes queconfiar en mí, contarme la verdad de lo que te pasa para dejarme que intente ayudarte

Liya: No hay marido, doctora. Estamos solo Niara y yo. Si me quedo en el hospital, se la acabarán llevando. No me puedo quedar. No puedo perder a Niara.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Despistada - Derechos Reservados
© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.

19 comentarios:

  1. Sos una idolaaa mi querida despistada gracias por los capitulos seguidos me encanta leerte y no se como quedara esta historia con las chicas pero me entristece saber que se alejaron y no se que pasara una imsertidumbre r
    Besos rosana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre repito lo mismo: mando las historias cuando ya están acabadas, así que la periodicidad diaria hay que agradecérsela a la administradora del blog. Gracias de mi parte, también.
      En cuanto a nuestras chicas, yo creo que les venía bien dejar que corriera un poco el aire entre ellas. Cuando se enquistan los conflictos en una relación, se necesita ayuda, espacio o tiempo. O mejor todo junto. Un abrazo Rosana. Muchísimas gracias por tu entusiasmo

      Eliminar
  2. Jo esto se pone triste, estoy pensando q si la madre no sobrevive seguro q se hara cargo de ella y que la adoptara y de regreso podría ser el motivo de reconciliación, pero ese es mi humilde deseo

    Cada vez mas interesante
    M.S(galicia)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Liya enseguida nos va a contar su historia. Y enseguida veremos qué pasa con ella. Un abrazo M.S. Y gracias por seguir comentando

      Eliminar
  3. ....Que cambio de contexto el de la doctora, en todos los sentidos, profesional-personal.... y ahí va de nuevo nuestra protagonista con el sentido de la ayuda a los otros... quedo a la expectativa de esta nueva vivencia de nuestra doctora..... Despistada, saludos cordiales y que el cosmos conspire para que tengas mucho bienestar, un beso y un fraternal abrazo de oso polar.... Atenea Palas!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por el fraternal abrazo de oso polar (que entiendo que tiene que ser muy fuerte). Ahí va efectivamente nuestra Amaia. Esa escapada le va a venir tan bien a ella como a sus pacientes. Necesitaba respirar un poquito. Gracias por seguir comentando, Atenea Palas

      Eliminar
  4. Amaia es una mujer de mucha valia,compasiva,servicial con un talante impresionante y una excelente cardiologa.Y pase lo que pase queremos saber de Sylvie y eso le toca a la prima de Amaia que es la encargada de ir a verla...Muchas personas se quejan de sus vidas y cuando miras hacia delante siempre habra personas que lo pasen peor mira Liya con 26 anos enferma del corazon con Niara su hija de 4 o 5 anos sin esperanzas.

    Un saludo cordial

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya lo dijo Calderón de la Barca en su obra "La vida es sueño":
      Cuentan de un sabio, que un día
      tan pobre y mísero estaba,
      que sólo se sustentaba
      de unas yerbas que cogía.
      «¿Habrá otro», entre sí decía,
      más pobre y triste que yo?»
      Y cuando el rostro volvió,
      halló la respuesta, viendo
      que iba otro sabio cogiendo
      las hojas que él arrojó.
      Siempre hay alguien mucho peor que nosotros, es verdad. Pero Sylvie y Amaia deben dejar cicatrizar sus respectivas heridas. Y la distancia siempre es una buena opción. Un abrazo y gracias por seguir comentando

      Eliminar
  5. Wuaooo Despistada este capítulo esta lleno de emociones profundas el alejarte de tu mujer ya es un echo para Amaia el sentirte
    con el alma triste por ese desalojó de su corazón fuera del corazón de Sylvie es fuerte vivirlo
    Y ahora entrara a su vida esta niña Niara que ya se ve que entrara de lleno en la vida de Amaia porque su mama no sobrevivirá al esa enfermedad que la dejando sin fuerzas a ese corazón creo Despistada Niara será clave desde ahora en la vida de Amaia y espero que también para Sylvie cuando despierte de este mal sueño de orgullo de miedos de un poco de egoísmo también porque ella solo piensa en su dolor y no en el dolor que le provocado a su mujer pero Niara será su ángel Despistada
    Despistada un capítulo clave para el resto de la historia verdad
    Un saludo desde aquí mi alma Namaste
    Curicó Chile

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los aires de Curico Chile siempre han sido muy reveladores. Ya dije que cuando concebí a grandes rasgos la historia, varió un tanto al ir plasmándola de mi imaginación al ordenador. Me deshice de personajes que pensaba que iban a tener su relevancia en el transcurso de la misma y aparecieron otros que ni siquiera había planeado. Niara fue uno de ellos. Pensé en una paciente tanzana con una cardiopatía y cuando la escribí, me encontré tecleando que tenía una niña. Y ya, efectivamente la pequeña se hizo dueña de mi teclado y de mi relato.
      Un abrazo

      Eliminar
    2. Despistada tienes un talento innato
      y eres un ser muy sensible
      el personaje de la niña es clave en esta historia tu imaginación te lleva por fantasía y lo real y eso hace tus historias mas cercanas aunque no redes cuenta
      Un a bracito desde el viento del sur el final del mundo

      Eliminar
  6. Buen capitilo despistada, por fin lofra enfocarse en algo que no es sylvie

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya necesitaba airearse un poquito Amaia. Un abrazo, Lizeth

      Eliminar
  7. Hola. Pues nueva vida para Amaia. Le va a ayudar a desconectar un poco y de a poco ver su vida desde otra perspectiva. Ya me hice toda una pelicula con lo que puede llegar a pasar con Liya y sobre todo con Niara en el futuro. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si algo tienen mis historias (lo sé y lo asumo) es que son bastante previsibles. Fijo que pasa lo que tienes en la cabeza. Eres buena adivinando. Un abrazo, Verónica

      Eliminar
  8. Jambo! Amaia no ha podido pensar en Sylvie con ese caloron en Dar es Salaam,Tanzania.Y pasar directa a atender pacientes y a llevar a los nuevos medicos al quirofano.Yo creo que Liya no sale con vida y que va ser de Niara yo siento que Amaia no la dejara huerfana.Asante sana por ensenarnos algunas palabras en Swahili uno nunca sabe...todos los dias se aprende algo nuevo.Tutahonana,

    Atentamente, Kadar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amen hermana.
      Un saludo y gracias por comentar

      Eliminar
  9. Guah.los tres ultimos capítulos buen podrían ser tres historias diferentes por los escenarios diferentes. A esperar como se desenlaza todo!...saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y pensar que cuando empecé a escribirla la pensé como un relato en un solo capítulo un poco largo...
      Un saludo, María

      Eliminar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...