18
Resultó que la película
era la versión extendida del director, así que había terminado muy tarde. Apenas
acabando, todos fueron a dormir. Luna no mostró intenciones de charlar,
marciana respetuosa de los horarios laborales. A la mañana siguiente, Luna
sorprendió a Mar con la noticia de que Hugo la llevaría a pasear en moto. Mar
no tuvo reparo. Una mañana libre para trabajar intensamente sin labor niñera
intergaláctica. Además Hugo es de confianza, no es como si tuviera que
mantenerme preocupada, pensó Mar.
Todo transcurrió en
perfecta calma, pudo avanzar mucho con su trabajo. Hugo se mantenía reportando
sin novedad y aparentemente Luna había resultado ser una especie de conductora
profesional de motocicletas, esas bases de datos tan informadas. A las cuatro
de la tarde, su hora de salida, recibió un nuevo mensaje de su tío: llegarían
más tarde. Así que por lo menos tendría un par de horas libres también después
de su trabajo. Era un jueves templado y sin novedades. Parecía como si arreglar
problemas cósmicos no fuera urgente. Pero bueno, si Luna no estaba afligida
seguro se debía a que la solución que había encontrado era realmente buena. Eso
o era una procrastinadora sin espacio ni tiempo, aún en plena crisis
interplanetaria.
Mar llegó a su casa
justo para despedir a sus papás que marchaban a hacer diligencias. Bien,
realmente tendría tiempo para estar sola, ¡dibujaría!, sí. Por fin tendría un
momento para ser creativa. Se descalzó, se puso pantalones cortos, sus calcetas
gruesas porque dibujar con pies fríos no resulta óptimo y también se puso una
holgada playera gris. Obtuvo una bolsa de papas fritas y dispuso su bloc,
lápices y gises en el suelo de su habitación. ¡Oh, la perfección!
¿Qué dibujaría? La
pequeña galaxia, claro. No lo había pensado hasta entonces, pero a lo mejor
podía ser un regalo para su amiga galáctica. Si quedaba lo suficientemente bien
podría enmarcárselo para que lo colgara en su nave espacial. ¿Luna tenía una
nave espacial? y de ser así, ¿tendría espacio para colgar uno de sus dibujos?
Ya lo averiguaría, de todas maneras, lo importante era la atención.
Llevaría unos quince minutos
de trabajo, experimentando con diferentes tonos amarillos, blancos y otros
varios, cuando alguien llamó a la puerta. Mar dejó que sonara. Hugo, Luna y sus
papás, tenían manera de entrar, así que no se preocupó, si la visita era
urgente ya regresaría. Pero no se fue. Tocaron y volvieron a tocar y entonces
Mar no tuvo más remedio que bajar a atender la puerta.
“Es jueves”
Saludó Sara, entrando
fresca sin esperar que la invitaran.
“Cierto, es jueves” y
se fue al cuerno toda esperanza de una tarde tranquila.
“Seguramente quieres
que me vaya y te deje tranquila para que puedas dibujar. Pero hazte a la idea
de que no será así. Veo que estás sola, no voy a desperdiciarte en shorts”
Sara comenzó a subir
las escaleras, de nuevo sin invitación.
“¿Cómo sabes que estoy
dibujando y que no hay nadie en casa?”
“No subestimes todo el
tiempo que llevo de conocerte. Dices que no me importas lo suficiente, bueno,
pues entérate de que sé ese tipo de cosas sobre ti, porque te presto atención.
Si quieres que me ponga más cursi, ven”, llamó Sara entrando al cuarto de Mar,
quien seguía cimbrada en la parte baja de la escalera.
Mar estaba intrigada y
asombrada y hasta un poco emocionada, así que subió las escaleras de dos en
dos. Al entrar a su cuarto vio que Sara ya se había acomodado en el piso.
“¿Es el espacio?”
“Una galaxia, en
realidad. Aún llevo muy poco”
“¿Ahora te gusta la
astronomía?”
“Las galaxias me
parecen bellas”
“Sigo prefiriendo lo
terrestre.”
“¿Quieres salir?
Podemos ir al cine o algo”. Mar se encontró de pronto incómoda ante la
presencia de Sara.
“Mejor ven, siéntate
conmigo”
Mar obedeció en
automático.
“Mar. Yo fui muy tonta
el día del bar, pero ahora es todo cierto. Iván y yo nos tomamos un tiempo y yo
en verdad quiero estar contigo”
“Eso suena a que quieres
probar, saber si puedes estar sin él o aclarar lo que sientes por mí o hasta
dónde puedes llegar conmigo”
“¿Es eso tan malo?”
¿Lo era?
“Bien. ¿Cómo esperas
que sea esto?”
“No estoy lista para
ser tu novia en reuniones familiares, ni te llevaré a mi casa para decirle a mi
mamá que estoy enamorada de ti. Tampoco le diré a Iván que siempre tuvo razón.
Pero Mar, te deseo. Pienso en ti y
entonces solo quiero tener tus manos sobre mí”
Mar soltó el aire que
no sabía estaba sosteniendo. Su cuerpo pareció adquirir voluntad propia y en
unos segundos su lengua encontró la de Sara. El contacto casi la deja sin
aliento y cuando quiso abrir la boca para recuperarlo, Sara la invadió y fue
como tener ganas de nunca volver a respirar, porque ese beso no debía tener fin.
Pronto sintió el peso del cuerpo de la otra sobre ella y sus manos fueron
invitadas a explorar debajo de la blusa de Sara. Piel de gallina. Pechos
suaves, tentadores. La prenda estorbaba, así que pronto fue a parar a algún
lugar sin importancia. La suavidad de la piel que exploraba ahora con toda
libertad, la estaba convirtiendo en una pervertida, pensó Mar.Quería lamer,
chupar y besar cada centímetro de aquella piel. Ya antes lo había hecho,
cierto, pero no con tanta consciencia; además, esta vez no habría
arrepentimientos al día siguiente, por lo menos no de su parte.
Mar necesitaba más
libertad y más de Sara, así que con cuidado se colocó ahora por encima y así
pudo alcanzar su cuello, donde el ritmo de las palpitaciones de Sara parecía
hacerse uno con el de ella. Sintió que se encendía.
Y entonces escuchó un
“basta”, tronar en su cabeza.
“¿Por qué te detienes?
Mar… no pares”
“Alguien puede llegar
y…”
“Qué lleguen… vamos, no
pares”
“Luna y Hugo ya están
por llegar”
“¿Cómo puedes saberlo?”
“¿Escuchas la moto?”
Sí. Efectivamente, Sara
escuchó la motocicleta estacionándose. Ella y Mar se separaron en silencio.
Sara se vistió y alisaron su ropa, aún en silencio, lo mejor que pudieron. Una
vez presentables, Mar abrió la puerta de su cuarto y aguardó desde la escalera.
Luna y Hugo entraron.
Hugo estaba con el cabello alborotado y parecía extasiado. Luna estaba también
un poco despeinada, pero estaba tranquila, sin exceso de felicidad.
“¡Mar, Mar! ¡No tienes
idea de lo que Luna puede hacer con la moto! ¡La levantó al máximo!
¡Impresionante! ¡Una diosa!”
Mar sonrió desde lo
alto.
“No lo dudo. Luna sabe
hacer muchas cosas. Te asombraría saber cuántas”
“Buenas noches, Mar”, saludó
Luna.
Sí, le sentaba bien el
cabello un poco alborotado, pensó Mar. ¿Y dónde había conseguido esos
pantalones?
“¿Y el disfraz?”,
preguntó la diseñadora.
“¡Eso también!”,continuó
Hugo. “Luna no tenía ropa apropiada para el motociclismo, eso fue literal lo
que me dijo, así que la llevé a la tienda chopper del centro. ¡No tienes idea
de la cantidad de babeantes! ¡Un tipo se la quería llevar en su moto! Yo me
puse con: oye tú, es mi amiga, largo. Y él, todo musculoso: Ahora es mi amiga.
Y entonces Luna, ¡diosa!, lo encaró y le dijo tranquilamente: déjanos
tranquilos. Y el grandulón se fue como perro apaleado. ¡Mar, tenías que haberlo
visto!”
Mar seguía sonriendo
ante la emoción de su tío.
“Qué bueno que la
pasaron bien”
“¡Más que bien! Luna,
si no fueras lesbiana te pediría que te casaras conmigo”
“Agradezco el cumplido,
tío de Mar”
“Hugo, Hugo, llevas
todo el día diciéndome ‘tío de Mar’… bueno, tú dime como quieras”
“Así lo haré, tío de
Mar”
“¿Y tú, fea, cómo
pasaste el día? ¿Nos extrañaste?”
“Mucho”,contestó Mar,
contagiándose con el buen humor.
“¿A quiénes extrañaste
mucho?”, Sara apareció detrás de Mar. Observando también a los recién llegados.
“Hola Hugo, no sabía que andabas por aquí”
“Hey, Sara. ¿Qué tal?”,la
emoción de Hugo bajó por lo menos dos niveles de intensidad mientras saludaba a
la visitante.
“Hola, Luna”,saludó
Sara.
La alienígena se limitó
a asentir y comenzó a subir las escaleras. Al llegar al punto más alto pareció
ignorar a Sara y Mar y continuó hasta entrar en su habitación.
“De seguro está
cansada. Las piernas pueden acalambrarse por los pantalones muy ajustados. Yo…
iré a pedir algo de comer. ¿Te quedas a cenar, Sara?”,preguntó Hugo mientras
desaparecía rumbo a la estancia.
“¿Me quedo?”,preguntó
Sara en voz baja a Mar.
“Sí”, anunció Mar lo
suficientemente fuerte para que Hugo la escuchara, “Sara se queda a cenar”
“Luna no está feliz de
verme”, dijo Sara, no demasiado preocupada, la verdad.
“La hiciste enojar.
Ella vio todo lo de Iván y nosotras y ya sabes que cuando se tiene una infancia
difícil con un padre ausente, esas cosas de los rechazos no son fáciles de
procesar, a lo mejor proyectó a su mamá en mí, o no sé…”, dijo Mar, nerviosa.
“Interesante análisis.
No me importa lo que piense ella, pero sé que a ti sí te importa. Ve y aclara
las cosas con ella, dile que te quiero, que me quieres y te espero en tu cuarto
para continuar lo que hacíamos”
¿Siempre había sido tan
sexy? Es decir, ¿siempre giraba sobre sus talones así de sexy? Sara olía tan
bien. Por un momento, Mar quiso saltarse la charla con la galáctica y volver a
lo que estaba antes del ruido en su cabeza. Pero estaba precisamente ese ruido
y habían pasado mucho tiempo separadas. Sara tendría que esperar. Mar llamó a
la puerta de Luna, quien le indicó que pasara. Luna estaba sentada sobre la
cama, haciendo nada.
“Tienes a Hugo comiendo
de tu mano”
“Es un hombre muy agradable,
pero no pretendo alimentarlo, mucho menos sin usar utensilios adecuados, a
menos claro que él comparta conductas tribales de comida comunitaria”
“No, no, quise decir
que está muy feliz por haberte conocido”
“Es interesante poder
brindar felicidad a un ser humano con mi sola existencia”
“Oye Luna, ¿te metiste
en mi cabeza?”
“No. Tenemos un
acuerdo: yo solo puedo entrar cuando tú lo permites. No has establecido
comunicación mental conmigo recientemente”
“Eso pensaba… es solo
que me pareció escucharte”
“¿Qué era lo que
decía?”
“¡Basta!, de manera muy
enérgica, cabe señalar”
“No suelo ser enérgica”
“Sí… también pensé
eso.” ¿Y entonces ella se había imaginado la voz?
“Oye Luna, sé que te
puede parecer extraño, pero ¿podrías abrazarme? Has pasado mucho tiempo lejos
y…”
“El vínculo. Mar, cada
día puedes sentirlo con mayor intensidad”
“Así es. ¿Es normal?”
“Sí. Yo cada día me
siento más humana.”
Luna rodeó a Mar con
sus brazos. La diseñadora pudo recargar su cabeza en el cuello de la galáctica.
Aquello se sentía tan bien. Al cabo de unos segundos se separaron. Mar se
sentía tranquila. Luna parecía totalmente energizada.
“¿Estás con Sara
ahora?”
Claro, el vínculo hacía
que Luna supiera cosas y ahora ya sabía lo que sucedía con Sara.
“No de manera oficial.
Ella quiere probar si puede estar conmigo”
“¿Y tú quieres eso?”
“Estás siendo
impertinente, marciana”
“Intento ayudarte a
objetivar la situación”
“¿Te preocupas por mí?”
“Es correcto. Recuerda
que he logrado desarrollar esa capacidad, es normal que surja cuando se trata
de seres humanos por los que siento afecto”
“Y así es como una
marciana dice que me quiere… vale, no. Yo quiero algo bien con Sara, pero por
ahora solo puedo tener lo que ella me quiera dar”
“¿Eso es suficiente
para ti?”
“Si es todo lo que
puedo tener…”
“Hablas como Nora”
“¿Nora te dice esas cosas?
Debe estar muy enamorada”
“O ambas pueden estar
totalmente equivocadas”
“Punto para ti,
marciana. Ven a mi cuarto, seguiremos charlando ahí”
“Estabas por intimar
con Sara…”
“Ya no tengo ganas.
Ven, será una buena forma de no continuar. Además aún debemos discutir la
necesidad de acostarte con Nora”
“Eso es imposible, Mar”
“¿Por qué? ¿Es que no
te gusta?”
“No soy capaz de sentir
deseo”
“¿Deseo, deseo… de ese
deseo?”
“Deseo de cópula, sí”
“Ya veo... ¿y los besos?”
“Son agradables. Logré
encontrar un ritmo con Nora. Pude controlarlos, fue interesante. Pero no sentí
deseo”
“Entonces era eso, por
un momento creí que… ¿no encontraste otra solución al problema de Nora,
cierto?”
Y ella haciéndose
ilusiones.
“Es correcto. No hay
solución.”
“Entonces lo mejor será
empezar a trabajar con lo del deseo. Vamos. Quizá Sara pueda ayudar”
“No quiero la ayuda de
Sara”
“Marciana, créeme,
necesitamos toda la ayuda posible y en cosas de deseo, Sara es la profesional”
***
“Tío de Mar, ¿por qué
está aquí?”
“Compré la cena”
“Yo no entiendo qué
hacen los dos aquí. Mar, quería estar a solas contigo”
“Mi hermana no permite
que Mar esté a solas con otra mujer en la casa”
“He estado muchas veces
a solas con Mar”
“No me vean así, son
las reglas de mi hermana”
“¿Estas protegiendo la
virtud de tu sobrina?”
“Simplemente era
aburrido estar allá abajo, comiendo pizza solo”
“De todas formas estás
comiendo pizza solo”,puntualizó Sara.
“Eso no es cierto, Luna
también come conmigo. Ustedes no porque están llenas de amor”
“Ridículo”, dijo Mar,
dándole un codazo ligero a su tío.
“No alcanzamos a
llenarnos, por eso queríamos estar a solas”, afirmó Sara.
“Eso es dudoso. Mar fue
quien me invitó”,explicó Luna.
Hasta Hugo se detuvo a
medio bocado ante el comentario.
“¿Hiciste eso, Mar?”,preguntó
Sara, seria.
“Sí, sí, es que verás,
Luna tiene un asunto que necesita tu atención, la atención de ambos porque…
porque…” ¿Por qué? Mar no tenía idea de cómo habían terminado los cuatro
sentados en el piso de su habitación alrededor de una caja de pizza. Bueno, sí
tenía idea; ella misma lo había procurado, en parte porque había regresado la
preocupación por la situación con Nora y las lobotomías, lo cual había
congelado su ímpetu sexual, y por otro lado, estaba el asunto de evitar tirarse
al vacío sin colchón inflable, con Sara. Pero cualquiera de sus motivaciones
sería difícil de explicar. “…porque es un asunto que requiere perspectivas”
“¿Y de qué se trata?”,concedió
Sara.
“Soy virgen y necesito
dejar de serlo”
Hugo, Sara y Mar se
quedaron viendo a Luna en silencio. No habían esperado la confesión tan
agreste. Se trataba de algo íntimo, algo que no vas y dices frente a casi
desconocidos alrededor de una pizza. Mar además le sumaba el hecho de que el
comentario había entrado al rescate de la situación. Luna se estaba volviendo
cada día más humana, sí. Aquello de la virginidad daba perfecto pie al tema y
evitaba explicaciones.
“¿Por qué?”, Hugo fue
el primero en articular.
Ok. No todas las
explicaciones.
“Nunca antes había
conocido a alguien con quien fuera necesario copular”
“Ya veo. ¿Y ya la
encontraste?”,continuo Hugo, con la seriedad que el tema implicaba.
“Es correcto. Me es
estrictamente necesario copular con Nora”
“Me alegra que se trate
de Nora”, intervino Sara.
“¿De quién más podrías
tratarse?”, dijo Mar con mirada significativa hacia Sara. Sara se limitó a
encoger los hombros.
“Nora es tu novia,
¿cierto Luna?”,se dio a la tarea de aclarar Hugo.
“Es correcto”
“Si ya es tu novia, es
mucho más fácil acostarte con ella”, dijo Sara.
“En eso estoy de
acuerdo con Sara. Nora además es guapa, según recuerdo, no deberías tener
problemas… a menos que tu idea sea
llegar virgen al matrimonio. No estoy seguro de que aquí ya sea legal, pero
podemos ir a Canadá o algo”
“Hugo, no divagues”,
intervino, Mar. “El asunto aquí es que Luna no tiene la menor experiencia en
cuestiones de deseo carnal y Nora no estaba interesada en mujeres antes de
conocerla. Estamos lidiando con dos ignorantes”
“¿Y cuál es tu interés
en todo esto? Si las dos son inexpertas ya irán aprendiendo juntas”. Sara a
veces era realmente lógica.
“Yo… yo… soy la gurú
del amor para Luna. Y como su guía amorosa me siento obligada a iniciarla en
prácticas completamente satisfactorias. Enamorarse bien, besar bien, coger bien”
“Fea, eso suena un poco
perverso. ¿Luna, en verdad crees que Mar puede ser tu gurú para el amor? Creo
que yo podría serte más útil”
“Mar es el único ser
que puede ayudarme a descubrir cada emoción y sentimiento que existe en este
mundo. Mar es la única para mí. Yo soy su Luna”
Y nuevamente Hugo
detuvo a medio camino el bocado.
“Luna, eres una
verdadera espina en el culo cuando hablas así sobre Mar”. Quizá si Sara no
hubiera dicho aquello con media sonrisa, hubiera sido menos aterrorizante,
pensó Mar. “No eres su Luna y me importa un cuerno si no te has cogido a tu
novia. Mar, me largo de aquí, si quieres verme, llámame”
Sara se puso de pie,
lista para irse, pero obviamente Mar no iba a permitirlo. Así que la detuvo.
“No te vayas, mira, ya
sabes cómo habla Luna y ya sabes también que me preocupo por ella. Pero es solo
eso, no hay nada más que eso. En verdad quiero que te quedes.”
“¿A qué? ¿A esperar qué
otros pretextos encuentras para no estar a solas conmigo? Mar, entiendo que no
confíes en mí, pero Luna a veces me resulta insufrible y se te ocurre pedirle
que venga a tu cuarto justo cuando estábamos a punto de estar juntas”
“Lo sé, lo sé”
(Aparte. Me disculpo
por la acotación emergente.)
“Lo mejor ante un
enfrentamiento emocional entre dos personas es mantenerse al margen. ¿Es
correcto?”,preguntó Luna a Hugo, en voz baja.
“Así es. Come y haz de
cuenta que no escuchas nada”
“¿Aunque mencionen mi
nombre?”
“Procura ensordecer aún
más si escuchas tu nombre”
(Fin del aparte)
“Lo sé, lo sé. En
verdad me preocupa el caso de Luna y ya sabes que si estoy pensando en otra
cosa, no me concentro y yo quiero sentir todo contigo. Quizá no era el momento,
Sara, pero ya lo tendremos y va a ser…”
“Si dices ‘especial’,
me voy”
“Iba a decir ‘muy
bueno’”
“Eres una pésima mentirosa”
“Eso lo notas porque me
conoces demasiado. Quédate y ayúdame”
Sara suspiró y después
en voz alta se dirigió a la galáctica:
“Bien, Luna, vamos a
curar tu frigidez”
“Calma, Sara, calma”,
tranquilizó Hugo los ánimos. “Yo creo que hay demasiadas feromonas en el
ambiente y eso hace todo más complicado”
“¿Momento misógino?”,preguntó
Sara, volviendo a tomar su lugar sobre el suelo.
“No. Me refiero a que
quizá sea precisamente todo el rollo de sentimientos y emociones que Mar puede
enseñarle a Luna, lo que está complicando todo. A mí me parece que eso está muy
bien y en muchos trípticos recomiendan que el sexo se acompañe de amor, pero
estamos dejando a un lado lo más importante: las ganas”
¡Bingo! Hugo había dado
justo en el clavo. Pensó Mar.
“El troglodita tiene
razón, Luna”, completó Sara. “Una cosa es que estés enamorada de Nora y otra
diferente que quieras arrancarle la ropa… aunque por lo regular una cosa lleva
a la otra”
“Arrancarle la ropa es
una manifestación violenta. No comulgo con la violencia”
“Sara lo dice en
sentido figurado, Luna.Puedes sentir deseo por alguien a quien no amas o por
quien no tengas algún afecto especial. Las ganas de arrancarle la ropa quiere
decir que no puedes pensar en otra cosa que sentir su piel, que besarla, que…”
“Morder sus nalgas”,sajó
Hugo.
“El deseo empieza a
parecerme un impulso violento”
“Pues sí”,sentenció
Mar. Hugo y Sara asintieron en silencioso acuerdo. “Algo hay de eso, Luna. Se
trata de poseer a la otra persona y al mismo tiempo de entregarse. Se trata de
por un momento estar dispuesta a perderlo todo, pero todo, vergüenza, dignidad…
te sientes en la necesidad de rogar por unos labios y todo tu cuerpo se centra
en…”
“En los genitales”,
volvió a cortar, Hugo.
Sara asintió, de
acuerdo con Hugo y luego completó: “Así es, pensarás con los genitales”
“Los genitales no
tienen la capacidad para controlar el sistema nervioso central”, señaló la
galáctica.
“Luna, están hablando
en sentido figurado. Sara y Hugo quieren decir que en lugar de pensar y
racionar las cosas, uno se entrega a las ganas y pulsiones genitales.” ¿Era en
verdad necesario decir tantas veces “genitales”?
Luna continuaba
confundida.
“¿No has sentido una
ola de calor atravesarte por todo el cuerpo, que se siente tan bien que solo
quieres que vuelva a ocurrir una y otra y otra vez porque si no, te sientes
ansiosa, insatisfecha?”,preguntó Sara.
“Es correcto. He tenido
esa sensación”
“Bueno, pues lo que
ocurre es precisamente eso, pasa eso del calor que dice Sara, pero localizado
en tus genitales. Y entonces estás lista para llegar al final”,dijo Hugo.
“Y si tienes suerte,
una y otra y otra vez”, finalizó Sara, sonriendo.
Un breve momento de
silencio inundó la habitación. Luna parecía estar analizando los datos. Mar se
preguntaba por qué no habían dejado siquiera un trozo de pizza, de pronto
estaba hambrienta.
“Recapitulando. Sara y
el tío de Mar, sugieren que me someta al pulso sanguíneo de mis genitales y deje
que una sensación de calor se manifieste una y otra vez”, resumió, Luna.
“Así es, Luna. Si Nora hace
bien su trabajo, con unos pocos besos te vas a prender y luego solo deberás
dejarte llevar. Eso es todo. Si haces lo que quieres en el lugar en que
necesitas calor y Nora hace lo mismo, tu primera vez será muy buena”, señaló
Hugo, poniéndose de pie. “Yo ya mejor las dejo solas, mujeres. Esta
conversación puede sobreestimular mi imaginación precoz. Luna, no te preocupes,
relájate y ya vas a encontrar el momento y las ganas para hacer el amor con tu
chica. Buenas noches”
“Buenas noches, tío de
Mar”
Hugo salió de la
habitación y bajó las escaleras murmurando algo sobre conversaciones lesbianas
tortuosas.
“Supongo que también
debo irme”
“Puedes quedarte un rato más, si quieres.
Todavía es temprano”
“No. Mejor las dejo
aterrizar la nueva información. Entre más pronto termines con los asuntos de
Luna, más rápido serás solo mía”
Sara se acercó para
besar a Mar. Mar pensó que aquel beso era muy desvergonzado, para hacerlo
enfrente de alguien. Luna era ese alguien que estaba sentada aún en el suelo.
Con la lengua de Sara en su boca, Mar se tomó unos segundos para abrir los ojos
y comprobar que, efectivamente, Luna las estaba observando, sobresaltándose un
poco.
“Y esas son las ganas,
lunática. Buenas noches Mar. Hablamos después”
“Sí, sí. Hablamos”
Sara se retiró
campantemente.
Mar no estaba segura de
cómo continuar la conversación. Luna se mantenía observándola desde el mismo
sitio. Bien, aquello había salido bastante bien. Su tío y su
noviacuasiamanteloquesea habían dejado bastante claro aquello del calor y los
genitales.
“¿Entendiste algo?”,
preguntó la terrícola, no muy segura si debía volver y sentarse con Luna o caminar
como león enjaulado.
“Creo que sí”,
puntualizó la galáctica. “El deseo y el amor no necesariamente están dirigidos
al mismo sujeto, pero es más intenso si ocurre de esa manera puesto que el lazo
que creas con la otra persona es muy íntimo”
Mar no estaba segura si
Sara y Hugo habían sido tan elocuentes y si todo eran reflexiones finales de
Luna, suponía que lo segundo.
“Así es. Por eso, para
enamorarte de Nora de una vez por todas, sería conveniente que tuvieras sexo
con ella”
“Solo queda un
problema, Mar”
“¿Cuál?”
“Solo he sentido calor
atravesando mi cuerpo cuando tú y yo llevamos a cabo el proceso de vinculación”
Mierda. Pensó Mar.
Claro, ella lo había supuesto durante la conversación. Ya había platicado con
Luna respecto a que Nora no se sentía cálida o que la galáctica se sentía fría
para Nora, o algo así. ¿Es que los asuntos con Luna nunca podían llegar a un
acuerdo poco complicado? No. Era una alienígena, ¿cómo podía esperar que
aquello fuera simple? Ingenua.
“Eso es diferente,
marciana. El calor es porque estamos unidas y es reconfortante sentirte cerca
porque no perteneces a un lugar ni tiempo y yo te doy una especie de fuerza
vital. Lo que sentirás con Nora es una especie de calor-necesidad que requiere
sincronización. Me dijiste que los besos se sintieron agradables, ¿cierto?”
“Es correcto”
“Bueno, pues solo debes
dejar que esa sensación crezca y poco a poco tu cuerpo terrícola comenzará a
reaccionar”
“¿Y si no lo hace?”
“Lo hará. Tiene que
hacerlo o pronto todos sufriremos lobotomías y Nora se convertirá en la loca de
los gatos o algo peor”
“De acuerdo, lo
intentaré”
“Me parece que es lo
mejor para todos. Ahora, si me disculpas, marciana, necesito estar un rato a
solas”
“¿Para pensar en Sara?”
“Sara es una de las
tantas cosas en qué pensar, sí”
“De acuerdo, me retiro
a mi habitación. Descansa, Mar”
Luna se puso de pie y
se dirigió a la puerta del cuarto de Mar; entonces la terrícola tuvo una duda.
“¿Hoy no necesitas
vincularte?”
Luna pareció sopesar el
asunto.
“No. Mis niveles de
energía están estabilizados. Buenas noches, Mar”
Luna salió, cerrando la
puerta tras de sí. Mar se llevó las manos a su cabello y lo sacudió un poco,
como para intentar despejar su cabeza. Ojalá hubiera terminado lo que hacía con
Sara, así por lo menos estaría más relajada. Pero no, había optado por
solucionar problemas intergalácticos. Luna tendría que hacerlo y después, todo
estaría bien.
Sin embargo, con todo y
el optimismo con el que se había ido a la cama, era las dos de la mañana y Mar
no podía conciliar el sueño. Cada vez que cerraba los ojos recordaba los besos
y la piel de Sara, pero justo cuando se disponía a ceder ante la fantasía, la
voz “¡basta!” volvía a tronar en su cabeza y entonces podía ver unos ojos
blancos y resplandecientes. Sabía que Luna no estaba dentro de su cabeza, pero
eso parecía.
Más aún,Mar sentía que
aquello no era sólo insomnio, que no duraría solo una noche; para cuando su
despertador marcó las tres de la mañana, estaba convencida que el grito y los
ojosno la iban a dejar en paz nunca. Entre la penumbra no necesitó cerrar los
ojos para concentrarse y llamarla con el pensamiento.
“Luna, mi Luna. Ven”
“Aquí estoy”
“No puedo dormir”
“Yo no necesito dormir”
“Lo sé. Por eso no
tengo reparos en llamarte, es muy conveniente una amiga intergaláctica
disponible las veinticuatro horas del día”
“Pero los seres humanos
sí necesitan descansar. Mis bases de datos sugieren un promedio de ocho horas
diarias”
“Lo sé. Es solo que no
puedo dejar de pensar en tus ojos. Cuando estaba a punto de hacer el amor con
Sara, escuché claramente tu voz gritando que parara y ahora, recordando, además
aparecen tus ojos”
“Confirmo una vez más
que sólo entro a tu mente cuando lo solicitas, como en este momento. Antes no
mantuve contacto contigo de esta manera”
“Ya lo sé. Pero entonces
eso quiere decir que yo fui la que te imaginó y entonces Sara se va al pepino”
“No comprendo”
“Eso que dijiste antes,
que solo sientes calor conmigo, el vínculo, ¿crees que también funcione de esa
manera para mí? ¿Qué de pronto yo tenga necesidad solo de sentirme cerca de
ti?”
“Es probable, pero no
existen precedentes que lo comprueben o desmientan, así que es imposible darte
una respuesta cabal”
Y tenía que hacer la
pregunta, porque tenía que hacerla, porque si no la hacía mucho menos probable
sería dormir.
“Luna, ¿me deseas?”
Mar aguardó.
Normalmente Luna no se demoraba tanto en contestar mentalmente. Bueno, no era
tanto, apenas pasaron unos segundos, más segundos y más segundos.
“Durante tu despedida
con Sara, pude entender qué es el deseo”
“Ah, debes disculparla,
estaba marcando territorio. Agradece que no dio vueltas alrededor mío para
impregnarme su aroma”
“Ya hueles a ella”
“¿En serio?”. Sí, Mar
pudo notar algunos residuos del perfume de Sara en sus manos.
“Sí”
“¿Y mi olor sirvió para
que entendieras el deseo?”
¿Luna había reído
mentalmente? ¡Qué encanto!
“No. Pude entender mi
deseo, Mar. Mientras Sara te besaba, comprendí que deseaba detenerla y deseaba
ser yo la que pudiera sentirte tan cerca”
Ahora fue el turno de
Mar de guardar silencio mental.
“Vaya…”
“Ahora también
comprendo qué es un sujeto de deseo. La necesidad de estar cerca de ti,
trasladada a las emociones humanas, es parecida al deseo debido a que el
vínculo es algo primitivo, está arraigado en tu esencia. Nos necesitamos como
se necesita comer, respirar, comunicar, porque tú eres quien me permite hacer
todo eso”
“Ah ya veo. Me haces
sentir un poco cavernícola, con lo de primitivo, pero creo que entiendo. ¿En
serio nuestro vínculo es tan esencial?”
“Ya te he dicho que
precede nuestra existencia”
“¿Entonces me deseas
porque me necesitas?”
“Probablemente. Aún no
estoy totalmente segura, necesito procesar la información”
Mar guardó silencio.
Ella también procesaba la información, pero al contrario de Luna, Mar podía
establecer ventajas prácticas que ayudaran a resolver el problemón en que
estaban metidas.
“Luna, ¿entonces una
vez que desarrolles el deseo completamente puedes ir y usar esa capacidad con
Nora?”
“Hipotéticamente, es
probable”
“Entonces debemos
procurar que todo tu deseo despierte para que así puedas por fin enamorarte.
¡Ese será el plan!”
“Es el mismo plan…”
“Sí. No perderé
esperanzas. Ahora a procesar todo esto, marciana. Buenas noches”
“Buenas noches”, se
despidió Luna.
Mar dijo “hola” un par
de veces para estar segura de que Luna había cortado la comunicación. Bueno,
aquello no había ido del todo mal. Ok, la marciana la deseaba porque su unión
con ella era primitiva. Eso era bastante lógico, sí. Eso también volvía
racional el hecho que cuando abrió los ojos mientras besaba a Sara y se
encontró con la mirada de Luna, por una fracción de segundo había deseado que
fuera ella y no Sara, la que la besara de aquella manera.
Mar pataleó en su cama.
No. No. No. No. Definitivamente un ser humano tenía más problemas para lidiar
con los instintos primitivos. Ella no podía estar tan calmada como Luna que
parecía sobrellevar la necesidad de estar junto a ella muy bien. Pero pues iba
a intentar calmarse. Pues no tenía de otra. Pues qué difícil la vida junto a un
ser intergaláctico sexy y deseoso.
Por lo menos ya se
había librado de la piel de Sara y de los ojos de Luna y parecía que podría
dormir al fin.Pero no fue así.
Las necesidades más elementales
de los seres humanos son comer, beber, dormir, ir al baño… nada demasiado
diferente a un perrito o a un caballo. Los monos y los delfines, dicen, también
son capaces de copular solo por placer, claro, así que eso también
efectivamente podría contemplarse como parte primitiva de su condición de
mamífero. Si el vínculo era como aquello, entonces era completamente normal que
en ese momento lo único que quisiera fueraoler a Luna. La marciana olía a
noche. Mar no podía explicar el aroma… como aire fresco en una noche entre
primavera e invierno. Un olor como de polvo, pero limpio. Luna olía a veces
también a una pequeña flor que recordaba haber olfateado una vez en casa de su
abuela. También olía a lluvia a veces, pero no fuerte, era una brisa, eso, Luna
olía a brisa.
Mar suspiró.
“Luna, mi Luna. Ven”,
llamó.
“Aquí estoy”
“Mi vínculo es el tuyo,
¿cierto?”
“Es correcto”
Mar entendió que
aquello era inevitable. No iría contra sí misma porqueLuna era tan necesaria
como comer, beber y respirar.
“Luna,ven a mi
habitación”
Mar escuchó los pasos
por el pasillo acercándose a su puerta. ¿Qué estaba haciendo? ¿En verdad lo
estaba haciendo? Luna se acercaba.Mar, aún hundida en la oscuridad, comenzaba a
perder seguridad. Pero aquello se le escapaba de las manos, era como si no
fuera ella. Ella nunca se habría atrevido, ella no.
Luna entró a la
habitación.
“Pon el seguro. No
quiero que alguien entre de repente”, ordenó Mar.
Luna obedeció. Con el
sonido del clic, Mar sintió que la piel se le erizaba.
Todo estaba oscuro.
“Puedes acercarte si
quieres, marciana”
Luna se acercó hasta la
cama de Mar.
“¿Tú puedes verme en la
oscuridad, cierto?”
“Es correcto”
“Bueno, pero no es
justo, yo también quiero verte, encenderé la lámpara por lo menos”
“Espera”, la detuvo
Luna, y entonces Mar vio crecer la pequeña galaxia en medio de su habitación,
alumbrando tenuemente todo. Luna se veía preciosa. Era la mujer más bella de
todo el universo, sí, seguramente.
“¿Así está bien?”, preguntó
Luna, tímida. Ahora también era tímida.
“Es perfecto. Buen
toque. Ven”. Mar le indicó a la galáctica que se sentara junto a ella. Luna así
lo hizo, sin dejar de ver a Mar ni por un sólo momento. “Mi vínculo es tu
vínculo. Tu deseo es el mío. ¿Sabes entonces qué es lo que deseo, Luna?”
Silencio. Luna tomó la
mano de Mar y ahí estaba el calor, la sensación de ser la una de la otra, el
vínculo. Mar continuó.
“Cada día puedo
sentirte más y entre más te siento, más te necesito. Deseo tus labios en mí,
Luna. ¿Entiendes?”
“Eres hermosa”, susurró
Luna. Mar sonrió.
“Ya vas mejorando con
las tácticas de conquista”
“No hay tácticas. Yo
soy tu Luna”
“Yo soy tu Mar”
Y en ese momento, sin
pensarlo más, aquello fue cierto y Luna tomó el rostro de Mar entre sus manos,
como si de algo precioso se tratara, y besó sus labios por primera vez.
Mar entendió entonces qué
era el sin tiempo ni espacio, porque en el instante en que los labios de Luna
tocaron los suyos, se sintió deambular, suspendida, nada existía fuera de ese
beso. No fue consciente de nada más que de lo cálida y húmeda que era la boca
que se aferraba a la suya. Entonces, Mar entendió que no se trataba solo del
despertar del deseo de Luna, sino del de ella también; entre más besaba a Luna,
más la necesitaba y la necesidad dolía y la llenaba de placer al mismo tiempo.
Luna era dulce, delicada, entonces tuvo que ser ella quien presionara para
sentir el interior de la otra boca con su lengua. El calor se disparó con el
primer roce, ¿aquello sucedía solo por un beso? Las manos de Luna se enredaron
en su cabello, atrayéndola más y entonces Mar dirigió las suyas al otro cuerpo.
“Necesito más”
Suplicó Luna sobre sus
labios.
Mar se tendió en la
cama y dirigió a Luna para tenderse con
ella, frente a frente y comenzó a desvestirse. Luna la observaba en silencio.
“Necesito tocarte”
“Si no lo haces pronto,
voy a enviarte a Plutón, marciana”
Mar tomó las manos de
Luna y la dirigió a su cuello, a sus senos, a su vientre. Mar quería retorcerse
a ciegas bajo las caricias de Luna, que poco a poco adquirían seguridad, pero
entonces sintió que perdía contacto. Abrió los ojos para encontrarse con la
desnudez de la mujer sin tiempo ni
espacio.
“Mi Luna”
Alcanzó a decir Mar,
porque aquello era cierto. Luna parecía resplandecer porque su piel había
adquirido un tono muy blanco y la galaxia flotando lanzaba rayos de luz sobre
ella. Mar no podía creer que alguna vez le hubiese parecido rara, no podía pensar en
razones para no tocarla. Fue el turno de Mar de recorrer el otro cuerpo. Luna
gemía y ella gemía, y cuando Mar encontró el camino hasta la parte más secreta
de Luna y la encontró muy húmeda y sedosa, sintió convertirse en agua.
Con gentileza, Mar
acarició a Luna, consiente de su respiración, para mantener el ritmo. Cuando el
cuerpo de Luna se puso rígido y comenzó a temblar, Mar presionó un poco y luego
un poco más y entonces pudo sentir a Luna por completo.
“Estas dentro de mí”
Susurró Luna a su oído,
abrazándose a su cuerpo.
Mar empujó. Una y otra
vez, siguiendo el compás de las caderas de Luna hasta que sintió que volvía a
sacudirse con sus dedos dentro, apretándolos.
“¿Estás bien?”,preguntó
Mar, una vez que Luna abrió los ojos.
“Este deseo nunca se
irá”,aseguró la galáctica.
Mar suspiró.
“Lo hará, Luna. Se irá
o cambiará de sujeto”
“Pero esta noche no”
Aseguró Luna y se
volvieron a besar. Mar sintió que se rompía en mil pedazos cuando sintió la
mano de Luna acariciar sus rizos mojados y quiso correrse. Pero entonces Luna
la acarició con tanta dulzura, susurrando su nombre tan suavemente una y otra
vez, que deseó que la agonía deliciosa durara
para siempre. El orgasmo la llevó hasta el centro de la galaxia, donde todo resplandecía
con el color de Luna.Todo era Luna.
***
“¿Tienes una nave
espacial?”, preguntó Mar. Eran casi las seis de la mañana y seguían tumbadas en
la cama. Su aroma se combinaba con el de Luna, sería difícil quitarlo de las
sábanas y eso la alegraba.
“Me muevo entre
dimensiones. No tengo un vehículo”
“Entonces si te regalo
un cuadro, no tendrías dónde colocarlo”
“Vería la manera de
llevármelo conmigo al vertedero de tiempos y espacios. Se movería conmigo, para
siempre”
“Vale, así no me
olvidarás nunca”
“Mar, yo nunca te
olvidaré”
“Pero yo sí”
“Es correcto”
“No importa, marciana.
Todo lo que ha pasado, vale la pena. Volvería a olvidar mil veces para volverte
a conocer”
“Eso no tiene sentido,
pero creo que comprendo. Gracias por enseñármelo todo, Mar”
“De nada, marciana”
“Mar”
“Dime”
“Esta noche no sólo conectamos
los cuerpos. Pude sentirlo todo al mismo tiempo. ¿Sientes lo mismo? ¿Siempre es
así?”
Mar suspiró. Durante
las últimas horas había suspirado mucho. Claro que lo había sentido, ¡por las
galaxias infinitas!, desde el primer beso todo se sintió diferente a cualquier
cosa. Observó a Luna, ¿cómo podía ser tan bella?, era como una estatua
renacentista esculpida en mármol. Apenas las separaban unos centímetros,
bastaría con estirar un poco la mano y podría volver a tocarla. Pero entonces
Mar supo que si lo hacía no iba a parar. Y No. No era posible, porque aquello
solo había sucedido como parte de sus funciones de vínculo, como una especie de
misión, se convenció. Luna ya podía desear completamente y entonces ahora
tendría que ir y poner en práctica con Nora lo aprendido para salvar el mundo o
algo así. Mar sintió una punzada que se apresuró a reprimir. Cruzó los brazos
para protegerse del pensamiento de Nora tocando lo que ella se había encargado
de preparar. Sintió náuseas y para reprimirlas, tiritó.
“¿Tienes frío?”, preguntó
Luna.
“Un poco”,mintió la
terrícola. “Estamos desnudas aún… supongo que es momento de vestirnos. Tú
tienes que ver a Nora lo antes posible”
“¿Nora?”
“Ya estás lista para encontrarte con ella y ya sabes, repetir
la experiencia”
“Yo no quiero hacer
esto con nadie más. Vivirlo contigo fue suficiente”
Mar vio a Luna. Vio en
sus ojos que hablaba en serio.
“No vas a permitir que
Nora se vuelva loca y que tu gente se meta en nuestros cerebros, Luna”
“Yo encontraría la
manera de protegerte. Los demás seres humanos son prescindibles”
“¿Hablas en serio?”
“No quiero vincularme a
nadie más. No puedo”
“¡Copular!”,habló
fuerte, Mar. “¡Tú llamas a las cosas por su nombre, tú no tienes sensiblería,
Luna! ¡Anoche sólo despertaste las sensaciones y yo sólo te ayudé! Pero ahora
que ya las conoces vas a ir y acostarte con Nora y vas a enamorarte, porque no
tenemos otra opción. ¿Entendiste?”
Luna se enderezó. Mar
pudo ver que volvía a ser la alienígena de siempre.
“Es correcto. Seguiré
con tu plan”
“Entonces, vístete y
vete, marciana. Un baño no te caería mal”
Luna asintió,se vistió
rápidamente y se fue en silencio de la habitación de Mar.
Su aroma se combinaba
con el de Luna y era tan malditamente perfecto, pensó Mar, dejando caer la
cabeza pesadamente sobre su almohada. Jodidamente perfecto.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Laura T.D - Derechos Reservados
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autor.
Que locura haber a donde las lleva todo eso, pero esta claro que son la una para la otra y Mar esta que se muere de los celos, gracias Laura excelente capítulo. Gracias Teta por regalarnos tu espacio y disfrutar todas estas historias. Liliana
ResponderEliminarTodo iba tan �� hasta que Mar echo a Luna �� como lo dije días anteriores, quisiera que se enamoraran �� �� sería tan awww ��
ResponderEliminarExcelente capitulo esta historia me tiene encantada. El rumbo que toma es intrigante... Son la pareja perfecta
ResponderEliminarwao, totalmente fascinada con la historia, Laura te luces con cada capitulo. gracias por compartir. saludos
ResponderEliminarBravo! Bravo! Luna y Mar se tienen q quedar juntas xfavor!!! Yo no se..q luna haga un clase d pacto con su mundo para quedarse en la tierra con mar..
ResponderEliminarGracias Laura!
Saludos
C.R
Wuaooo Luna no hará nada con Nora ni podrá y Mar mientras crea que Luna pondrá todo lo vivido con ella con Nora sus celos se despertarán y esto se va a poner mucho mejor excelente capítulo Laura
ResponderEliminarUn saludo desde Chile y queriendo ya leer el siguiente capítulo gracias
Este capítulo fue más largo que otros? Me dio la sensación que sí y aluciné! Dios, estaba esperando el beso entre Mar y Luna. Yo sabía que había algo!
ResponderEliminarSaludos desde Chile!
Gaby
Hola a todas (y a todos, si aplica).
ResponderEliminarGracias por ser tan constantes con la lectura y más gracias por sus comentarios. La historia está terminada desde que comenzó a publicarse por esta página genial. Después de leer sus opiniones y teorías ahora me siento conflictuada porque es probable que existan giros extraños. En mi defensa, es una comedia de amor con alies, su naturaleza es extraña.
Así que advertidos los giros, procedo a reiterar que en verdad estoy encantada con sus líneas de apoyo y de teorías de desarrollo de la historia. Me alegra haber publicado aquí. Gracias TetaHistorias.
Un beso a cada uno de ustedes.
Laura.
Suscribo el comentario de C.R. Luna tiene que quedarse.
ResponderEliminarCada día más intrigante y más interesante, Laura
Hermoso!!la pareja de mar y luna es perfecta!tiempo al tiempo..dice una frase..quedara esperar.
ResponderEliminarSaludos y gracias por la historia.
Mia de bsas