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El raro diseño de la luna - Laura T.D - 18

18


Resultó que la película era la versión extendida del director, así que había terminado muy tarde. Apenas acabando, todos fueron a dormir. Luna no mostró intenciones de charlar, marciana respetuosa de los horarios laborales. A la mañana siguiente, Luna sorprendió a Mar con la noticia de que Hugo la llevaría a pasear en moto. Mar no tuvo reparo. Una mañana libre para trabajar intensamente sin labor niñera intergaláctica. Además Hugo es de confianza, no es como si tuviera que mantenerme preocupada, pensó Mar.

Todo transcurrió en perfecta calma, pudo avanzar mucho con su trabajo. Hugo se mantenía reportando sin novedad y aparentemente Luna había resultado ser una especie de conductora profesional de motocicletas, esas bases de datos tan informadas. A las cuatro de la tarde, su hora de salida, recibió un nuevo mensaje de su tío: llegarían más tarde. Así que por lo menos tendría un par de horas libres también después de su trabajo. Era un jueves templado y sin novedades. Parecía como si arreglar problemas cósmicos no fuera urgente. Pero bueno, si Luna no estaba afligida seguro se debía a que la solución que había encontrado era realmente buena. Eso o era una procrastinadora sin espacio ni tiempo, aún en plena crisis interplanetaria.
Mar llegó a su casa justo para despedir a sus papás que marchaban a hacer diligencias. Bien, realmente tendría tiempo para estar sola, ¡dibujaría!, sí. Por fin tendría un momento para ser creativa. Se descalzó, se puso pantalones cortos, sus calcetas gruesas porque dibujar con pies fríos no resulta óptimo y también se puso una holgada playera gris. Obtuvo una bolsa de papas fritas y dispuso su bloc, lápices y gises en el suelo de su habitación. ¡Oh, la perfección!
¿Qué dibujaría? La pequeña galaxia, claro. No lo había pensado hasta entonces, pero a lo mejor podía ser un regalo para su amiga galáctica. Si quedaba lo suficientemente bien podría enmarcárselo para que lo colgara en su nave espacial. ¿Luna tenía una nave espacial? y de ser así, ¿tendría espacio para colgar uno de sus dibujos? Ya lo averiguaría, de todas maneras, lo importante era la atención.
Llevaría unos quince minutos de trabajo, experimentando con diferentes tonos amarillos, blancos y otros varios, cuando alguien llamó a la puerta. Mar dejó que sonara. Hugo, Luna y sus papás, tenían manera de entrar, así que no se preocupó, si la visita era urgente ya regresaría. Pero no se fue. Tocaron y volvieron a tocar y entonces Mar no tuvo más remedio que bajar a atender la puerta.
“Es jueves”
Saludó Sara, entrando fresca sin esperar que la invitaran.
“Cierto, es jueves” y se fue al cuerno toda esperanza de una tarde tranquila.
“Seguramente quieres que me vaya y te deje tranquila para que puedas dibujar. Pero hazte a la idea de que no será así. Veo que estás sola, no voy a desperdiciarte en shorts”
Sara comenzó a subir las escaleras, de nuevo sin invitación.
“¿Cómo sabes que estoy dibujando y que no hay nadie en casa?”
“No subestimes todo el tiempo que llevo de conocerte. Dices que no me importas lo suficiente, bueno, pues entérate de que sé ese tipo de cosas sobre ti, porque te presto atención. Si quieres que me ponga más cursi, ven”, llamó Sara entrando al cuarto de Mar, quien seguía cimbrada en la parte baja de la escalera.
Mar estaba intrigada y asombrada y hasta un poco emocionada, así que subió las escaleras de dos en dos. Al entrar a su cuarto vio que Sara ya se había acomodado en el piso.
“¿Es el espacio?”
“Una galaxia, en realidad. Aún llevo muy poco”
“¿Ahora te gusta la astronomía?”
“Las galaxias me parecen bellas”
“Sigo prefiriendo lo terrestre.”
“¿Quieres salir? Podemos ir al cine o algo”. Mar se encontró de pronto incómoda ante la presencia de Sara.
“Mejor ven, siéntate conmigo”
Mar obedeció en automático.
“Mar. Yo fui muy tonta el día del bar, pero ahora es todo cierto. Iván y yo nos tomamos un tiempo y yo en verdad quiero estar contigo”
“Eso suena a que quieres probar, saber si puedes estar sin él o aclarar lo que sientes por mí o hasta dónde puedes llegar conmigo”
“¿Es eso tan malo?”
¿Lo era? 
“Bien. ¿Cómo esperas que sea esto?”
“No estoy lista para ser tu novia en reuniones familiares, ni te llevaré a mi casa para decirle a mi mamá que estoy enamorada de ti. Tampoco le diré a Iván que siempre tuvo razón. Pero Mar, te deseo. Pienso en ti  y entonces solo quiero tener tus manos sobre mí”
Mar soltó el aire que no sabía estaba sosteniendo. Su cuerpo pareció adquirir voluntad propia y en unos segundos su lengua encontró la de Sara. El contacto casi la deja sin aliento y cuando quiso abrir la boca para recuperarlo, Sara la invadió y fue como tener ganas de nunca volver a respirar, porque ese beso no debía tener fin. Pronto sintió el peso del cuerpo de la otra sobre ella y sus manos fueron invitadas a explorar debajo de la blusa de Sara. Piel de gallina. Pechos suaves, tentadores. La prenda estorbaba, así que pronto fue a parar a algún lugar sin importancia. La suavidad de la piel que exploraba ahora con toda libertad, la estaba convirtiendo en una pervertida, pensó Mar.Quería lamer, chupar y besar cada centímetro de aquella piel. Ya antes lo había hecho, cierto, pero no con tanta consciencia; además, esta vez no habría arrepentimientos al día siguiente, por lo menos no de su parte.
Mar necesitaba más libertad y más de Sara, así que con cuidado se colocó ahora por encima y así pudo alcanzar su cuello, donde el ritmo de las palpitaciones de Sara parecía hacerse uno con el de ella. Sintió que se encendía.
Y entonces escuchó un “basta”, tronar en su cabeza.
“¿Por qué te detienes? Mar… no pares”
“Alguien puede llegar y…”
“Qué lleguen… vamos, no pares”
“Luna y Hugo ya están por llegar”
“¿Cómo puedes saberlo?”
“¿Escuchas la moto?”
Sí. Efectivamente, Sara escuchó la motocicleta estacionándose. Ella y Mar se separaron en silencio. Sara se vistió y alisaron su ropa, aún en silencio, lo mejor que pudieron. Una vez presentables, Mar abrió la puerta de su cuarto y aguardó desde la escalera.
Luna y Hugo entraron. Hugo estaba con el cabello alborotado y parecía extasiado. Luna estaba también un poco despeinada, pero estaba tranquila, sin exceso de felicidad.
“¡Mar, Mar! ¡No tienes idea de lo que Luna puede hacer con la moto! ¡La levantó al máximo! ¡Impresionante! ¡Una diosa!”
Mar sonrió desde lo alto.
“No lo dudo. Luna sabe hacer muchas cosas. Te asombraría saber cuántas”
“Buenas noches, Mar”, saludó Luna.
Sí, le sentaba bien el cabello un poco alborotado, pensó Mar. ¿Y dónde había conseguido esos pantalones?
“¿Y el disfraz?”, preguntó la diseñadora.
“¡Eso también!”,continuó Hugo. “Luna no tenía ropa apropiada para el motociclismo, eso fue literal lo que me dijo, así que la llevé a la tienda chopper del centro. ¡No tienes idea de la cantidad de babeantes! ¡Un tipo se la quería llevar en su moto! Yo me puse con: oye tú, es mi amiga, largo. Y él, todo musculoso: Ahora es mi amiga. Y entonces Luna, ¡diosa!, lo encaró y le dijo tranquilamente: déjanos tranquilos. Y el grandulón se fue como perro apaleado. ¡Mar, tenías que haberlo visto!”
Mar seguía sonriendo ante la emoción de su tío.
“Qué bueno que la pasaron bien”
“¡Más que bien! Luna, si no fueras lesbiana te pediría que te casaras conmigo”
“Agradezco el cumplido, tío de Mar”
“Hugo, Hugo, llevas todo el día diciéndome ‘tío de Mar’… bueno, tú dime como quieras”
“Así lo haré, tío de Mar”
“¿Y tú, fea, cómo pasaste el día? ¿Nos extrañaste?”
“Mucho”,contestó Mar, contagiándose con el buen humor.
“¿A quiénes extrañaste mucho?”, Sara apareció detrás de Mar. Observando también a los recién llegados. “Hola Hugo, no sabía que andabas por aquí”
“Hey, Sara. ¿Qué tal?”,la emoción de Hugo bajó por lo menos dos niveles de intensidad mientras saludaba a la visitante.
“Hola, Luna”,saludó Sara.
La alienígena se limitó a asentir y comenzó a subir las escaleras. Al llegar al punto más alto pareció ignorar a Sara y Mar y continuó hasta entrar en su habitación.
“De seguro está cansada. Las piernas pueden acalambrarse por los pantalones muy ajustados. Yo… iré a pedir algo de comer. ¿Te quedas a cenar, Sara?”,preguntó Hugo mientras desaparecía rumbo a la estancia.
“¿Me quedo?”,preguntó Sara en voz baja a Mar.
“Sí”, anunció Mar lo suficientemente fuerte para que Hugo la escuchara, “Sara se queda a cenar”
“Luna no está feliz de verme”, dijo Sara, no demasiado preocupada, la verdad.
“La hiciste enojar. Ella vio todo lo de Iván y nosotras y ya sabes que cuando se tiene una infancia difícil con un padre ausente, esas cosas de los rechazos no son fáciles de procesar, a lo mejor proyectó a su mamá en mí, o no sé…”, dijo Mar, nerviosa.
“Interesante análisis. No me importa lo que piense ella, pero sé que a ti sí te importa. Ve y aclara las cosas con ella, dile que te quiero, que me quieres y te espero en tu cuarto para continuar lo que hacíamos”
¿Siempre había sido tan sexy? Es decir, ¿siempre giraba sobre sus talones así de sexy? Sara olía tan bien. Por un momento, Mar quiso saltarse la charla con la galáctica y volver a lo que estaba antes del ruido en su cabeza. Pero estaba precisamente ese ruido y habían pasado mucho tiempo separadas. Sara tendría que esperar. Mar llamó a la puerta de Luna, quien le indicó que pasara. Luna estaba sentada sobre la cama, haciendo nada.
“Tienes a Hugo comiendo de tu mano”
“Es un hombre muy agradable, pero no pretendo alimentarlo, mucho menos sin usar utensilios adecuados, a menos claro que él comparta conductas tribales de comida comunitaria”
“No, no, quise decir que está muy feliz por haberte conocido”
“Es interesante poder brindar felicidad a un ser humano con mi sola existencia”
“Oye Luna, ¿te metiste en mi cabeza?”
“No. Tenemos un acuerdo: yo solo puedo entrar cuando tú lo permites. No has establecido comunicación mental conmigo recientemente”
“Eso pensaba… es solo que me pareció escucharte”
“¿Qué era lo que decía?”
“¡Basta!, de manera muy enérgica, cabe señalar”
“No suelo ser enérgica”
“Sí… también pensé eso.” ¿Y entonces ella se había imaginado la voz?
“Oye Luna, sé que te puede parecer extraño, pero ¿podrías abrazarme? Has pasado mucho tiempo lejos y…”
“El vínculo. Mar, cada día puedes sentirlo con mayor intensidad”
“Así es. ¿Es normal?”
“Sí. Yo cada día me siento más humana.”
Luna rodeó a Mar con sus brazos. La diseñadora pudo recargar su cabeza en el cuello de la galáctica. Aquello se sentía tan bien. Al cabo de unos segundos se separaron. Mar se sentía tranquila. Luna parecía totalmente energizada.
“¿Estás con Sara ahora?”
Claro, el vínculo hacía que Luna supiera cosas y ahora ya sabía lo que sucedía con Sara.
“No de manera oficial. Ella quiere probar si puede estar conmigo”
“¿Y tú quieres eso?”
“Estás siendo impertinente, marciana”
“Intento ayudarte a objetivar la situación”
“¿Te preocupas por mí?”
“Es correcto. Recuerda que he logrado desarrollar esa capacidad, es normal que surja cuando se trata de seres humanos por los que siento afecto”
“Y así es como una marciana dice que me quiere… vale, no. Yo quiero algo bien con Sara, pero por ahora solo puedo tener lo que ella me quiera dar”
“¿Eso es suficiente para ti?”
“Si es todo lo que puedo tener…”
“Hablas como Nora”
“¿Nora te dice esas cosas? Debe estar muy enamorada”
“O ambas pueden estar totalmente equivocadas”
“Punto para ti, marciana. Ven a mi cuarto, seguiremos charlando ahí”
“Estabas por intimar con Sara…”
“Ya no tengo ganas. Ven, será una buena forma de no continuar. Además aún debemos discutir la necesidad de acostarte con Nora”
“Eso es imposible, Mar”
“¿Por qué? ¿Es que no te gusta?”
“No soy capaz de sentir deseo”
“¿Deseo, deseo… de ese deseo?”
“Deseo de cópula, sí”
“Ya veo... ¿y los besos?”
“Son agradables. Logré encontrar un ritmo con Nora. Pude controlarlos, fue interesante. Pero no sentí deseo”
“Entonces era eso, por un momento creí que… ¿no encontraste otra solución al problema de Nora, cierto?”
Y ella haciéndose ilusiones.
“Es correcto. No hay solución.”
“Entonces lo mejor será empezar a trabajar con lo del deseo. Vamos. Quizá Sara pueda ayudar”
“No quiero la ayuda de Sara”
“Marciana, créeme, necesitamos toda la ayuda posible y en cosas de deseo, Sara es la profesional”
***
“Tío de Mar, ¿por qué está aquí?”
“Compré la cena”
“Yo no entiendo qué hacen los dos aquí. Mar, quería estar a solas contigo”
“Mi hermana no permite que Mar esté a solas con otra mujer en la casa”
“He estado muchas veces a solas con Mar”
“No me vean así, son las reglas de mi hermana”
“¿Estas protegiendo la virtud de tu sobrina?”
“Simplemente era aburrido estar allá abajo, comiendo pizza solo”
“De todas formas estás comiendo pizza solo”,puntualizó Sara.
“Eso no es cierto, Luna también come conmigo. Ustedes no porque están llenas de amor”
“Ridículo”, dijo Mar, dándole un codazo ligero a su tío.
“No alcanzamos a llenarnos, por eso queríamos estar a solas”, afirmó Sara.
“Eso es dudoso. Mar fue quien me invitó”,explicó Luna.
Hasta Hugo se detuvo a medio bocado ante el comentario.
“¿Hiciste eso, Mar?”,preguntó Sara, seria.
“Sí, sí, es que verás, Luna tiene un asunto que necesita tu atención, la atención de ambos porque… porque…” ¿Por qué? Mar no tenía idea de cómo habían terminado los cuatro sentados en el piso de su habitación alrededor de una caja de pizza. Bueno, sí tenía idea; ella misma lo había procurado, en parte porque había regresado la preocupación por la situación con Nora y las lobotomías, lo cual había congelado su ímpetu sexual, y por otro lado, estaba el asunto de evitar tirarse al vacío sin colchón inflable, con Sara. Pero cualquiera de sus motivaciones sería difícil de explicar. “…porque es un asunto que requiere perspectivas”
“¿Y de qué se trata?”,concedió Sara.
“Soy virgen y necesito dejar de serlo”
Hugo, Sara y Mar se quedaron viendo a Luna en silencio. No habían esperado la confesión tan agreste. Se trataba de algo íntimo, algo que no vas y dices frente a casi desconocidos alrededor de una pizza. Mar además le sumaba el hecho de que el comentario había entrado al rescate de la situación. Luna se estaba volviendo cada día más humana, sí. Aquello de la virginidad daba perfecto pie al tema y evitaba explicaciones.
“¿Por qué?”, Hugo fue el primero en articular.
Ok. No todas las explicaciones.
“Nunca antes había conocido a alguien con quien fuera necesario copular”
“Ya veo. ¿Y ya la encontraste?”,continuo Hugo, con la seriedad que el tema implicaba.
“Es correcto. Me es estrictamente necesario copular con Nora”
“Me alegra que se trate de Nora”, intervino Sara.
“¿De quién más podrías tratarse?”, dijo Mar con mirada significativa hacia Sara. Sara se limitó a encoger los hombros.
“Nora es tu novia, ¿cierto Luna?”,se dio a la tarea de aclarar Hugo.
“Es correcto”
“Si ya es tu novia, es mucho más fácil acostarte con ella”, dijo Sara.
“En eso estoy de acuerdo con Sara. Nora además es guapa, según recuerdo, no deberías tener problemas… a menos que tu  idea sea llegar virgen al matrimonio. No estoy seguro de que aquí ya sea legal, pero podemos ir a Canadá o algo”
“Hugo, no divagues”, intervino, Mar. “El asunto aquí es que Luna no tiene la menor experiencia en cuestiones de deseo carnal y Nora no estaba interesada en mujeres antes de conocerla. Estamos lidiando con dos ignorantes”
“¿Y cuál es tu interés en todo esto? Si las dos son inexpertas ya irán aprendiendo juntas”. Sara a veces era realmente lógica.
“Yo… yo… soy la gurú del amor para Luna. Y como su guía amorosa me siento obligada a iniciarla en prácticas completamente satisfactorias. Enamorarse bien, besar bien, coger bien”
“Fea, eso suena un poco perverso. ¿Luna, en verdad crees que Mar puede ser tu gurú para el amor? Creo que yo podría serte más útil”
“Mar es el único ser que puede ayudarme a descubrir cada emoción y sentimiento que existe en este mundo. Mar es la única para mí. Yo soy su Luna”
Y nuevamente Hugo detuvo a medio camino el bocado.
“Luna, eres una verdadera espina en el culo cuando hablas así sobre Mar”. Quizá si Sara no hubiera dicho aquello con media sonrisa, hubiera sido menos aterrorizante, pensó Mar. “No eres su Luna y me importa un cuerno si no te has cogido a tu novia. Mar, me largo de aquí, si quieres verme, llámame”
Sara se puso de pie, lista para irse, pero obviamente Mar no iba a permitirlo. Así que la detuvo.
“No te vayas, mira, ya sabes cómo habla Luna y ya sabes también que me preocupo por ella. Pero es solo eso, no hay nada más que eso. En verdad quiero que te quedes.”
“¿A qué? ¿A esperar qué otros pretextos encuentras para no estar a solas conmigo? Mar, entiendo que no confíes en mí, pero Luna a veces me resulta insufrible y se te ocurre pedirle que venga a tu cuarto justo cuando estábamos a punto de estar juntas”
“Lo sé, lo sé”
(Aparte. Me disculpo por la acotación emergente.)
“Lo mejor ante un enfrentamiento emocional entre dos personas es mantenerse al margen. ¿Es correcto?”,preguntó Luna a Hugo, en voz baja.
“Así es. Come y haz de cuenta que no escuchas nada”
“¿Aunque mencionen mi nombre?”
“Procura ensordecer aún más si escuchas tu nombre”
(Fin del aparte)
“Lo sé, lo sé. En verdad me preocupa el caso de Luna y ya sabes que si estoy pensando en otra cosa, no me concentro y yo quiero sentir todo contigo. Quizá no era el momento, Sara, pero ya lo tendremos y va a ser…”
“Si dices ‘especial’, me voy”
“Iba a decir ‘muy bueno’”
“Eres una pésima mentirosa”
“Eso lo notas porque me conoces demasiado. Quédate y ayúdame”
Sara suspiró y después en voz alta se dirigió a la galáctica:
“Bien, Luna, vamos a curar tu frigidez”
“Calma, Sara, calma”, tranquilizó Hugo los ánimos. “Yo creo que hay demasiadas feromonas en el ambiente y eso hace todo más complicado”
“¿Momento misógino?”,preguntó Sara, volviendo a tomar su lugar sobre el suelo.
“No. Me refiero a que quizá sea precisamente todo el rollo de sentimientos y emociones que Mar puede enseñarle a Luna, lo que está complicando todo. A mí me parece que eso está muy bien y en muchos trípticos recomiendan que el sexo se acompañe de amor, pero estamos dejando a un lado lo más importante: las ganas”
¡Bingo! Hugo había dado justo en el clavo. Pensó Mar.
“El troglodita tiene razón, Luna”, completó Sara. “Una cosa es que estés enamorada de Nora y otra diferente que quieras arrancarle la ropa… aunque por lo regular una cosa lleva a la otra”
“Arrancarle la ropa es una manifestación violenta. No comulgo con la violencia”
“Sara lo dice en sentido figurado, Luna.Puedes sentir deseo por alguien a quien no amas o por quien no tengas algún afecto especial. Las ganas de arrancarle la ropa quiere decir que no puedes pensar en otra cosa que sentir su piel, que besarla, que…”
“Morder sus nalgas”,sajó Hugo.
“El deseo empieza a parecerme un impulso violento”
“Pues sí”,sentenció Mar. Hugo y Sara asintieron en silencioso acuerdo. “Algo hay de eso, Luna. Se trata de poseer a la otra persona y al mismo tiempo de entregarse. Se trata de por un momento estar dispuesta a perderlo todo, pero todo, vergüenza, dignidad… te sientes en la necesidad de rogar por unos labios y todo tu cuerpo se centra en…”
“En los genitales”, volvió a cortar, Hugo.
Sara asintió, de acuerdo con Hugo y luego completó: “Así es, pensarás con los genitales”
“Los genitales no tienen la capacidad para controlar el sistema nervioso central”, señaló la galáctica.
“Luna, están hablando en sentido figurado. Sara y Hugo quieren decir que en lugar de pensar y racionar las cosas, uno se entrega a las ganas y pulsiones genitales.” ¿Era en verdad necesario decir tantas veces “genitales”?
Luna continuaba confundida.
“¿No has sentido una ola de calor atravesarte por todo el cuerpo, que se siente tan bien que solo quieres que vuelva a ocurrir una y otra y otra vez porque si no, te sientes ansiosa, insatisfecha?”,preguntó Sara.
“Es correcto. He tenido esa sensación”
“Bueno, pues lo que ocurre es precisamente eso, pasa eso del calor que dice Sara, pero localizado en tus genitales. Y entonces estás lista para llegar al final”,dijo Hugo.
“Y si tienes suerte, una y otra y otra vez”, finalizó Sara, sonriendo.
Un breve momento de silencio inundó la habitación. Luna parecía estar analizando los datos. Mar se preguntaba por qué no habían dejado siquiera un trozo de pizza, de pronto estaba hambrienta.
“Recapitulando. Sara y el tío de Mar, sugieren que me someta al pulso sanguíneo de mis genitales y deje que una sensación de calor se manifieste una y otra vez”, resumió, Luna.
“Así es, Luna. Si Nora hace bien su trabajo, con unos pocos besos te vas a prender y luego solo deberás dejarte llevar. Eso es todo. Si haces lo que quieres en el lugar en que necesitas calor y Nora hace lo mismo, tu primera vez será muy buena”, señaló Hugo, poniéndose de pie. “Yo ya mejor las dejo solas, mujeres. Esta conversación puede sobreestimular mi imaginación precoz. Luna, no te preocupes, relájate y ya vas a encontrar el momento y las ganas para hacer el amor con tu chica. Buenas noches”
“Buenas noches, tío de Mar”
Hugo salió de la habitación y bajó las escaleras murmurando algo sobre conversaciones lesbianas tortuosas.
“Supongo que también debo irme”
 “Puedes quedarte un rato más, si quieres. Todavía es temprano”
“No. Mejor las dejo aterrizar la nueva información. Entre más pronto termines con los asuntos de Luna, más rápido serás solo mía”
Sara se acercó para besar a Mar. Mar pensó que aquel beso era muy desvergonzado, para hacerlo enfrente de alguien. Luna era ese alguien que estaba sentada aún en el suelo. Con la lengua de Sara en su boca, Mar se tomó unos segundos para abrir los ojos y comprobar que, efectivamente, Luna las estaba observando, sobresaltándose un poco.
“Y esas son las ganas, lunática. Buenas noches Mar. Hablamos después”
“Sí, sí. Hablamos”
Sara se retiró campantemente.
Mar no estaba segura de cómo continuar la conversación. Luna se mantenía observándola desde el mismo sitio. Bien, aquello había salido bastante bien. Su tío y su noviacuasiamanteloquesea habían dejado bastante claro aquello del calor y los genitales.
“¿Entendiste algo?”, preguntó la terrícola, no muy segura si debía volver y sentarse con Luna o caminar como león enjaulado.
“Creo que sí”, puntualizó la galáctica. “El deseo y el amor no necesariamente están dirigidos al mismo sujeto, pero es más intenso si ocurre de esa manera puesto que el lazo que creas con la otra persona es muy íntimo”
Mar no estaba segura si Sara y Hugo habían sido tan elocuentes y si todo eran reflexiones finales de Luna, suponía que lo segundo.
“Así es. Por eso, para enamorarte de Nora de una vez por todas, sería conveniente que tuvieras sexo con ella”
“Solo queda un problema, Mar”
“¿Cuál?”
“Solo he sentido calor atravesando mi cuerpo cuando tú y yo llevamos a cabo el proceso de vinculación”
Mierda. Pensó Mar. Claro, ella lo había supuesto durante la conversación. Ya había platicado con Luna respecto a que Nora no se sentía cálida o que la galáctica se sentía fría para Nora, o algo así. ¿Es que los asuntos con Luna nunca podían llegar a un acuerdo poco complicado? No. Era una alienígena, ¿cómo podía esperar que aquello fuera simple? Ingenua.
“Eso es diferente, marciana. El calor es porque estamos unidas y es reconfortante sentirte cerca porque no perteneces a un lugar ni tiempo y yo te doy una especie de fuerza vital. Lo que sentirás con Nora es una especie de calor-necesidad que requiere sincronización. Me dijiste que los besos se sintieron agradables, ¿cierto?”
“Es correcto”
“Bueno, pues solo debes dejar que esa sensación crezca y poco a poco tu cuerpo terrícola comenzará a reaccionar”
“¿Y si no lo hace?”
“Lo hará. Tiene que hacerlo o pronto todos sufriremos lobotomías y Nora se convertirá en la loca de los gatos o algo peor”
“De acuerdo, lo intentaré”
“Me parece que es lo mejor para todos. Ahora, si me disculpas, marciana, necesito estar un rato a solas”
“¿Para pensar en Sara?”
“Sara es una de las tantas cosas en qué pensar, sí”
“De acuerdo, me retiro a mi habitación. Descansa, Mar”
Luna se puso de pie y se dirigió a la puerta del cuarto de Mar; entonces la terrícola tuvo una duda.
“¿Hoy no necesitas vincularte?”
Luna pareció sopesar el asunto.
“No. Mis niveles de energía están estabilizados. Buenas noches, Mar”
Luna salió, cerrando la puerta tras de sí. Mar se llevó las manos a su cabello y lo sacudió un poco, como para intentar despejar su cabeza. Ojalá hubiera terminado lo que hacía con Sara, así por lo menos estaría más relajada. Pero no, había optado por solucionar problemas intergalácticos. Luna tendría que hacerlo y después, todo estaría bien.

Sin embargo, con todo y el optimismo con el que se había ido a la cama, era las dos de la mañana y Mar no podía conciliar el sueño. Cada vez que cerraba los ojos recordaba los besos y la piel de Sara, pero justo cuando se disponía a ceder ante la fantasía, la voz “¡basta!” volvía a tronar en su cabeza y entonces podía ver unos ojos blancos y resplandecientes. Sabía que Luna no estaba dentro de su cabeza, pero eso parecía.
Más aún,Mar sentía que aquello no era sólo insomnio, que no duraría solo una noche; para cuando su despertador marcó las tres de la mañana, estaba convencida que el grito y los ojosno la iban a dejar en paz nunca. Entre la penumbra no necesitó cerrar los ojos para concentrarse y llamarla con el pensamiento.
“Luna, mi Luna. Ven”
“Aquí estoy”
“No puedo dormir”
“Yo no necesito dormir”
“Lo sé. Por eso no tengo reparos en llamarte, es muy conveniente una amiga intergaláctica disponible las veinticuatro horas del día”
“Pero los seres humanos sí necesitan descansar. Mis bases de datos sugieren un promedio de ocho horas diarias”
“Lo sé. Es solo que no puedo dejar de pensar en tus ojos. Cuando estaba a punto de hacer el amor con Sara, escuché claramente tu voz gritando que parara y ahora, recordando, además aparecen tus ojos”
“Confirmo una vez más que sólo entro a tu mente cuando lo solicitas, como en este momento. Antes no mantuve contacto contigo de esta manera”
“Ya lo sé. Pero entonces eso quiere decir que yo fui la que te imaginó y entonces Sara se va al pepino”
“No comprendo”
“Eso que dijiste antes, que solo sientes calor conmigo, el vínculo, ¿crees que también funcione de esa manera para mí? ¿Qué de pronto yo tenga necesidad solo de sentirme cerca de ti?”
“Es probable, pero no existen precedentes que lo comprueben o desmientan, así que es imposible darte una respuesta cabal”
Y tenía que hacer la pregunta, porque tenía que hacerla, porque si no la hacía mucho menos probable sería dormir.
“Luna, ¿me deseas?”
Mar aguardó. Normalmente Luna no se demoraba tanto en contestar mentalmente. Bueno, no era tanto, apenas pasaron unos segundos, más segundos y más segundos.
“Durante tu despedida con Sara, pude entender qué es el deseo”
“Ah, debes disculparla, estaba marcando territorio. Agradece que no dio vueltas alrededor mío para impregnarme su aroma”
“Ya hueles a ella”
“¿En serio?”. Sí, Mar pudo notar algunos residuos del perfume de Sara en sus manos.
“Sí”
“¿Y mi olor sirvió para que entendieras el deseo?”
¿Luna había reído mentalmente? ¡Qué encanto!
“No. Pude entender mi deseo, Mar. Mientras Sara te besaba, comprendí que deseaba detenerla y deseaba ser yo la que pudiera sentirte tan cerca”
Ahora fue el turno de Mar de guardar silencio mental.
“Vaya…”
“Ahora también comprendo qué es un sujeto de deseo. La necesidad de estar cerca de ti, trasladada a las emociones humanas, es parecida al deseo debido a que el vínculo es algo primitivo, está arraigado en tu esencia. Nos necesitamos como se necesita comer, respirar, comunicar, porque tú eres quien me permite hacer todo eso”
“Ah ya veo. Me haces sentir un poco cavernícola, con lo de primitivo, pero creo que entiendo. ¿En serio nuestro vínculo es tan esencial?”
“Ya te he dicho que precede nuestra existencia”
“¿Entonces me deseas porque me necesitas?”
“Probablemente. Aún no estoy totalmente segura, necesito procesar la información”
Mar guardó silencio. Ella también procesaba la información, pero al contrario de Luna, Mar podía establecer ventajas prácticas que ayudaran a resolver el problemón en que estaban metidas.
“Luna, ¿entonces una vez que desarrolles el deseo completamente puedes ir y usar esa capacidad con Nora?”
“Hipotéticamente, es probable”
“Entonces debemos procurar que todo tu deseo despierte para que así puedas por fin enamorarte. ¡Ese será el plan!”
“Es el mismo plan…”
“Sí. No perderé esperanzas. Ahora a procesar todo esto, marciana. Buenas noches”
“Buenas noches”, se despidió Luna.
Mar dijo “hola” un par de veces para estar segura de que Luna había cortado la comunicación. Bueno, aquello no había ido del todo mal. Ok, la marciana la deseaba porque su unión con ella era primitiva. Eso era bastante lógico, sí. Eso también volvía racional el hecho que cuando abrió los ojos mientras besaba a Sara y se encontró con la mirada de Luna, por una fracción de segundo había deseado que fuera ella y no Sara, la que la besara de aquella manera.
Mar pataleó en su cama. No. No. No. No. Definitivamente un ser humano tenía más problemas para lidiar con los instintos primitivos. Ella no podía estar tan calmada como Luna que parecía sobrellevar la necesidad de estar junto a ella muy bien. Pero pues iba a intentar calmarse. Pues no tenía de otra. Pues qué difícil la vida junto a un ser intergaláctico sexy y deseoso.
Por lo menos ya se había librado de la piel de Sara y de los ojos de Luna y parecía que podría dormir al fin.Pero no fue así.
Las necesidades más elementales de los seres humanos son comer, beber, dormir, ir al baño… nada demasiado diferente a un perrito o a un caballo. Los monos y los delfines, dicen, también son capaces de copular solo por placer, claro, así que eso también efectivamente podría contemplarse como parte primitiva de su condición de mamífero. Si el vínculo era como aquello, entonces era completamente normal que en ese momento lo único que quisiera fueraoler a Luna. La marciana olía a noche. Mar no podía explicar el aroma… como aire fresco en una noche entre primavera e invierno. Un olor como de polvo, pero limpio. Luna olía a veces también a una pequeña flor que recordaba haber olfateado una vez en casa de su abuela. También olía a lluvia a veces, pero no fuerte, era una brisa, eso, Luna olía a brisa.
Mar suspiró.
“Luna, mi Luna. Ven”, llamó.
“Aquí estoy”
“Mi vínculo es el tuyo, ¿cierto?”
“Es correcto”
Mar entendió que aquello era inevitable. No iría contra sí misma porqueLuna era tan necesaria como comer, beber y respirar.
“Luna,ven a mi habitación”

Mar escuchó los pasos por el pasillo acercándose a su puerta. ¿Qué estaba haciendo? ¿En verdad lo estaba haciendo? Luna se acercaba.Mar, aún hundida en la oscuridad, comenzaba a perder seguridad. Pero aquello se le escapaba de las manos, era como si no fuera ella. Ella nunca se habría atrevido, ella no.
Luna entró a la habitación.
“Pon el seguro. No quiero que alguien entre de repente”, ordenó Mar.
Luna obedeció. Con el sonido del clic, Mar sintió que la piel se le erizaba.
Todo estaba oscuro.
“Puedes acercarte si quieres, marciana”
Luna se acercó hasta la cama de Mar.
“¿Tú puedes verme en la oscuridad, cierto?”
“Es correcto”
“Bueno, pero no es justo, yo también quiero verte, encenderé la lámpara por lo menos”
“Espera”, la detuvo Luna, y entonces Mar vio crecer la pequeña galaxia en medio de su habitación, alumbrando tenuemente todo. Luna se veía preciosa. Era la mujer más bella de todo el universo, sí, seguramente.
“¿Así está bien?”, preguntó Luna, tímida. Ahora también era tímida.
“Es perfecto. Buen toque. Ven”. Mar le indicó a la galáctica que se sentara junto a ella. Luna así lo hizo, sin dejar de ver a Mar ni por un sólo momento. “Mi vínculo es tu vínculo. Tu deseo es el mío. ¿Sabes entonces qué es lo que deseo, Luna?”
Silencio. Luna tomó la mano de Mar y ahí estaba el calor, la sensación de ser la una de la otra, el vínculo. Mar continuó.
“Cada día puedo sentirte más y entre más te siento, más te necesito. Deseo tus labios en mí, Luna. ¿Entiendes?”
“Eres hermosa”, susurró Luna. Mar sonrió.
“Ya vas mejorando con las tácticas de conquista”
“No hay tácticas. Yo soy tu Luna”
“Yo soy tu Mar”
Y en ese momento, sin pensarlo más, aquello fue cierto y Luna tomó el rostro de Mar entre sus manos, como si de algo precioso se tratara, y besó sus labios por primera vez.
Mar entendió entonces qué era el sin tiempo ni espacio, porque en el instante en que los labios de Luna tocaron los suyos, se sintió deambular, suspendida, nada existía fuera de ese beso. No fue consciente de nada más que de lo cálida y húmeda que era la boca que se aferraba a la suya. Entonces, Mar entendió que no se trataba solo del despertar del deseo de Luna, sino del de ella también; entre más besaba a Luna, más la necesitaba y la necesidad dolía y la llenaba de placer al mismo tiempo. Luna era dulce, delicada, entonces tuvo que ser ella quien presionara para sentir el interior de la otra boca con su lengua. El calor se disparó con el primer roce, ¿aquello sucedía solo por un beso? Las manos de Luna se enredaron en su cabello, atrayéndola más y entonces Mar dirigió las suyas al otro cuerpo.
“Necesito más”
Suplicó Luna sobre sus labios.
Mar se tendió en la cama y  dirigió a Luna para tenderse con ella, frente a frente y comenzó a desvestirse. Luna la observaba en silencio.
“Necesito tocarte”
“Si no lo haces pronto, voy a enviarte a Plutón, marciana”
Mar tomó las manos de Luna y la dirigió a su cuello, a sus senos, a su vientre. Mar quería retorcerse a ciegas bajo las caricias de Luna, que poco a poco adquirían seguridad, pero entonces sintió que perdía contacto. Abrió los ojos para encontrarse con la desnudez de la mujer sin tiempo  ni espacio.
“Mi Luna”
Alcanzó a decir Mar, porque aquello era cierto. Luna parecía resplandecer porque su piel había adquirido un tono muy blanco y la galaxia flotando lanzaba rayos de luz sobre ella. Mar no podía creer que alguna vez  le hubiese parecido rara, no podía pensar en razones para no tocarla. Fue el turno de Mar de recorrer el otro cuerpo. Luna gemía y ella gemía, y cuando Mar encontró el camino hasta la parte más secreta de Luna y la encontró muy húmeda y sedosa, sintió convertirse en agua.
Con gentileza, Mar acarició a Luna, consiente de su respiración, para mantener el ritmo. Cuando el cuerpo de Luna se puso rígido y comenzó a temblar, Mar presionó un poco y luego un poco más y entonces pudo sentir a Luna por completo.
“Estas dentro de mí”
Susurró Luna a su oído, abrazándose a su cuerpo.
Mar empujó. Una y otra vez, siguiendo el compás de las caderas de Luna hasta que sintió que volvía a sacudirse con sus dedos dentro, apretándolos.
“¿Estás bien?”,preguntó Mar, una vez que Luna abrió los ojos.
“Este deseo nunca se irá”,aseguró la galáctica.
Mar suspiró.
“Lo hará, Luna. Se irá o cambiará de sujeto”
“Pero esta noche no”
Aseguró Luna y se volvieron a besar. Mar sintió que se rompía en mil pedazos cuando sintió la mano de Luna acariciar sus rizos mojados y quiso correrse. Pero entonces Luna la acarició con tanta dulzura, susurrando su nombre tan suavemente una y otra vez, que deseó que  la agonía deliciosa durara para siempre. El orgasmo la llevó hasta el centro de la galaxia, donde todo resplandecía con el color de Luna.Todo era Luna.

***
“¿Tienes una nave espacial?”, preguntó Mar. Eran casi las seis de la mañana y seguían tumbadas en la cama. Su aroma se combinaba con el de Luna, sería difícil quitarlo de las sábanas y eso la alegraba.
“Me muevo entre dimensiones. No tengo un vehículo”
“Entonces si te regalo un cuadro, no tendrías dónde colocarlo”
“Vería la manera de llevármelo conmigo al vertedero de tiempos y espacios. Se movería conmigo, para siempre”
“Vale, así no me olvidarás nunca”
“Mar, yo nunca te olvidaré”
“Pero yo sí”
“Es correcto”
“No importa, marciana. Todo lo que ha pasado, vale la pena. Volvería a olvidar mil veces para volverte a conocer”
“Eso no tiene sentido, pero creo que comprendo. Gracias por enseñármelo todo, Mar”
“De nada, marciana”
“Mar”
“Dime”
“Esta noche no sólo conectamos los cuerpos. Pude sentirlo todo al mismo tiempo. ¿Sientes lo mismo? ¿Siempre es así?”
Mar suspiró. Durante las últimas horas había suspirado mucho. Claro que lo había sentido, ¡por las galaxias infinitas!, desde el primer beso todo se sintió diferente a cualquier cosa. Observó a Luna, ¿cómo podía ser tan bella?, era como una estatua renacentista esculpida en mármol. Apenas las separaban unos centímetros, bastaría con estirar un poco la mano y podría volver a tocarla. Pero entonces Mar supo que si lo hacía no iba a parar. Y No. No era posible, porque aquello solo había sucedido como parte de sus funciones de vínculo, como una especie de misión, se convenció. Luna ya podía desear completamente y entonces ahora tendría que ir y poner en práctica con Nora lo aprendido para salvar el mundo o algo así. Mar sintió una punzada que se apresuró a reprimir. Cruzó los brazos para protegerse del pensamiento de Nora tocando lo que ella se había encargado de preparar. Sintió náuseas y para reprimirlas, tiritó.
“¿Tienes frío?”, preguntó Luna.
“Un poco”,mintió la terrícola. “Estamos desnudas aún… supongo que es momento de vestirnos. Tú tienes que ver a Nora lo antes posible”
“¿Nora?”
“Ya estás lista  para encontrarte con ella y ya sabes, repetir la experiencia”
“Yo no quiero hacer esto con nadie más. Vivirlo contigo fue suficiente”
Mar vio a Luna. Vio en sus ojos que hablaba en serio.
“No vas a permitir que Nora se vuelva loca y que tu gente se meta en nuestros cerebros, Luna”
“Yo encontraría la manera de protegerte. Los demás seres humanos son prescindibles”
“¿Hablas en serio?”
“No quiero vincularme a nadie más. No puedo”
“¡Copular!”,habló fuerte, Mar. “¡Tú llamas a las cosas por su nombre, tú no tienes sensiblería, Luna! ¡Anoche sólo despertaste las sensaciones y yo sólo te ayudé! Pero ahora que ya las conoces vas a ir y acostarte con Nora y vas a enamorarte, porque no tenemos otra opción. ¿Entendiste?”
Luna se enderezó. Mar pudo ver que volvía a ser la alienígena de siempre.
“Es correcto. Seguiré con tu plan”
“Entonces, vístete y vete, marciana. Un baño no te caería mal”
Luna asintió,se vistió rápidamente y se fue en silencio de la habitación de Mar.

Su aroma se combinaba con el de Luna y era tan malditamente perfecto, pensó Mar, dejando caer la cabeza pesadamente sobre su almohada. Jodidamente perfecto.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Laura T.D - Derechos Reservados
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10 comentarios:

  1. Que locura haber a donde las lleva todo eso, pero esta claro que son la una para la otra y Mar esta que se muere de los celos, gracias Laura excelente capítulo. Gracias Teta por regalarnos tu espacio y disfrutar todas estas historias. Liliana

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  2. Todo iba tan �� hasta que Mar echo a Luna �� como lo dije días anteriores, quisiera que se enamoraran �� �� sería tan awww ��

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  3. Excelente capitulo esta historia me tiene encantada. El rumbo que toma es intrigante... Son la pareja perfecta

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  4. wao, totalmente fascinada con la historia, Laura te luces con cada capitulo. gracias por compartir. saludos

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  5. Bravo! Bravo! Luna y Mar se tienen q quedar juntas xfavor!!! Yo no se..q luna haga un clase d pacto con su mundo para quedarse en la tierra con mar..

    Gracias Laura!

    Saludos
    C.R

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  6. Wuaooo Luna no hará nada con Nora ni podrá y Mar mientras crea que Luna pondrá todo lo vivido con ella con Nora sus celos se despertarán y esto se va a poner mucho mejor excelente capítulo Laura
    Un saludo desde Chile y queriendo ya leer el siguiente capítulo gracias

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  7. Este capítulo fue más largo que otros? Me dio la sensación que sí y aluciné! Dios, estaba esperando el beso entre Mar y Luna. Yo sabía que había algo!
    Saludos desde Chile!
    Gaby

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  8. Hola a todas (y a todos, si aplica).
    Gracias por ser tan constantes con la lectura y más gracias por sus comentarios. La historia está terminada desde que comenzó a publicarse por esta página genial. Después de leer sus opiniones y teorías ahora me siento conflictuada porque es probable que existan giros extraños. En mi defensa, es una comedia de amor con alies, su naturaleza es extraña.
    Así que advertidos los giros, procedo a reiterar que en verdad estoy encantada con sus líneas de apoyo y de teorías de desarrollo de la historia. Me alegra haber publicado aquí. Gracias TetaHistorias.

    Un beso a cada uno de ustedes.

    Laura.

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  9. Suscribo el comentario de C.R. Luna tiene que quedarse.
    Cada día más intrigante y más interesante, Laura

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  10. Hermoso!!la pareja de mar y luna es perfecta!tiempo al tiempo..dice una frase..quedara esperar.
    Saludos y gracias por la historia.
    Mia de bsas

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