Humo, Alcohol y Sangre - BellaDonna

Humo, Alcohol y Sangre

Me encendí el tercer cigarro de la noche. Era el día de año nuevo del nuevo milenio. Tendría que dejar esta mierda. Ya llevan tiempo  diciendo que me puedo morir de cáncer de pulmón o llena de petróleo. Pero a mí me da igual. Legalmente me gano la vida siendo redactora en un gran periódico de la ciudad. De pequeña me gustaba mucho escribir, y para lo que me sirvió…

Llevo trabajando para la mafia rusa desde que tengo uso de razón. Cuando tenía diez años mis padres murieron en una redada. Mi madre se dedicaba a cortar la coca para su posterior venta y mi padre era uno de los guardaespaldas de Lance, el dueño de la fábrica donde se preparaba la coca. Los polis entraron sin más y comenzaron a disparar a todos los que llevaban armas. Mi padre cayó uno de los primeros al intentar sacar a mi madre de allí y ella, al ver como lo tiroteaban, volvió atrás para intentar salvarlo, recibiendo un tiro en la cabeza.

Lance, que consiguió escapar por los pelos, me recogió en casa de Anni, la encargada de cuidar a los niños de los trabajadores, y me llevó a su casa, una gran mansión a las afueras de la ciudad. Mientras se preparaba una copa me dijo que mis padres habían dado la vida por la supervivencia de los suyos en un país salvaje y cruel. Yo no lloré, sólo lo miré con furia y dolor. Él me dijo que era fuerte, como todos los nuestros, y qué por el sacrificio de mis padres yo siempre tendría un lugar en su familia.

Dos años después, me acostumbre por fin a la vida en la mansión. Yo, Dimitri y Anja, los otros niños de la mansión, aprendimos a usar armas y lo que conllevaba nuestra vida como miembros de la mafia. Anja murió a los 16 años a manos de la mafia italiana en una compraventa de armas. La semana siguiente, Dimitri y yo irrumpimos en la guarida de los italianos matando a todo aquel que nos encontramos. Anja fue y será la única y verdadera amiga que tendremos jamás.

Yo y Dimitri comenzamos a llevar los negocios más importantes después de aquello. Nos ganamos el respeto por nuestro cobro de sangre y dejamos de ser soldados para ser ejecutores dentro del Clan. Cuando cumplí los 19 y Dimitri los 22, empezamos una “relación”. No nos amábamos, pero necesitábamos estar juntos para aguantar las pesadillas de todos aquellos que habíamos perdido y habíamos matado. Para nosotros sólo era sexo y negocios. Disfrutábamos de los beneficios de llevar a medias una casa de putas. Él me trataba siempre con respeto cuando lo hacíamos, pero sabía que con ellas era cruel. Por eso siempre iba tras sus encuentros y las calmaba y cubría de cariño.

Me empezaron a llamar “Madre”, y a él, “Padre”, nuestras niñas nos respetaban y temían por igual. Pues, a pesar de mi trato con ellas, yo era mucho más cruel con las personas a las que nos mandaban liquidar, sobre todo si eran policías o infiltrados. Veía a las mismas personas que mataron a mis padres sin miramientos. Él, sin embargo, detestaba tener que matar a alguien, pero lo hacía igual.

Cuando pasaron los años, los jefes nos obligaron a casarnos, ya que eso sería bueno para nosotros dentro de la organización. Nos casamos, pero seguimos igual que siempre, sólo era un título más para nosotros. Disfrutábamos de tener sexo juntos y con otros. Nunca definimos nuestra sexualidad porque ambos disfrutábamos simplemente del placer.

Hablamos algunas veces de tener hijos pero yo siempre me negaba. No quería que mi hijo viviera en el mismo mundo de mierda en el que vivíamos nosotros. No nos drogábamos, pero a veces probábamos la nueva mercancía. Esos días hacíamos orgías con todos los bienaventurados que nos encontrábamos. Él lo hacía con hombres, yo con mujeres, juntos, separados y revueltos como bien se dice. Hasta que llegó el Sida.

Hace un año el Sida se llevó a Dimitri. En parte fue culpa de su gusto por hacerlo siempre sin protección. Era obvio que alguna vez pagaría las consecuencias, aunque nunca pensé que sería tan pronto.

Ahora estaba aquí, en nuestro local. Sola. A los 27 años, bebiendo, fumando y esperando a que un milenio terminara para dar paso a otro. Pensaba en cuando moriría…si sería mañana, el mes que viene o el año próximo…sabía que no duraría mucho… y menos ahora que nadie podía detenerme.

Me terminé mi copa y salí de allí antes de que la cuenta atrás comenzara. Caminé por las solitarias calles fumándome el último cigarro que me quedaba. No había luces. Sólo yo y la anaranjada luz que desprendía el cigarro al inhalar.

Escuché ruidos a mi espalda y lo supe. Así que simplemente abrí los brazos y aguardé sonriendo, mientras el cigarro caía al suelo y una bala atravesaba mi pecho… Feliz año nuevo…

Nota de la Autora:

¡Hola a Tod@s! Me alegra comunicaros que por fin he acabado de crear ese Blog que prometí. Por ahora están publicadas las dos historias que ya estaban publicadas aquí, en la Teta, y los primeros capítulos de otras tres historias: una policíaca, un romance adolescente y un relato largo de dos partes. Aparte de esas, tengo más en la manga, pero antes me gustaría saber vuestra opinión sobre ellas. El Blog es difícil de encontrar, así que dejaré un link aquí para que podáis encontrarlo con facilidad y comencéis a comentar como locas, como sabéis que me gusta, ya que desde allí si podré responderos a vuestros comentarios y escuchar sugerencias para futuras historias.

Muchísimas gracias por todo vuestro apoyo y os espero en mi Blog =D

http://belladonaliterariahistorias.blogspot.com.es/

¡Un fuerte Beso desde España!

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