8.
Volver a casa y llegar hasta mi
habitación sin que lo notaran no sería nada fácil. Pero estaba tan enojada y
fuera de mí que trepé por el árbol para luego saltar al techo hasta llegar al
balcón. Me deslicé sigilosa una vez más hasta que logré llegar a mi habitación,
me metí en la ducha con todo y ropa, solo quería estar sola y olvidar. ¿Qué
pasaba conmigo? ¿Por qué había ido a casa de mi amiga? Y más importante ¿Por
qué esa estúpida debía estar allá? Me habría muerto de la vergüenza si mi amiga
me hubiera visto. ¿En qué estaba yo pensando? Tenía que dejar de hacerme ideas
en la cabeza, debía comenzar a preocuparme más por mí en vez de estar cayendo
de árboles y robando bicis. Estaba tan enojada conmigo misma. ¡Maldición!
Actuaba como imbécil porque si mi amiga sintiera algo por mí aunque fuera
confuso no estaría con esa estúpida, aún seguía viéndose con ella y fue tan
descarada de invitarme a salir, solo las dos, sin nadie más… Dios, me habría
encantado. Pero ya solo podía pensar en lo molesta que estaba con ella. Me despojé
de mi ropa porque si seguía bajo la ducha con la ropa puesta me enfermaría.
Mientras me duchaba como la gente normal mi madre me tocó la puerta. Solo pude
gritarle que no me sentía bien. No tenía cara para ver a mi novio o dar
explicaciones a nadie.
Mi amiga había puesto mi mundo de
cabeza en una sola noche. Cuando salí del baño solté la toalla y me tiré en la
cama procurando dormir. Al día siguiente me levanté con mejores ánimos, llamé a
mi novio y me disculpé con él, me pidió que saliéramos y acepté. En la noche
todo había vuelto a la normalidad. Fuimos al parque de siempre cerca de casa,
solos él y yo como debía ser, me sentí renovada como si todas las
perturbaciones se hubieran esfumado. Entonces vibró mi cell. Era mi amiga.
Ignoré su llamada, por suerte mi novio ni lo notó. Una hora después volvió a
vibrar mi cell y luego de nuevamente ignorarlo, lo apagué con disimulo,
continué disfrutando de esa tranquila noche que solo él me podía ofrecer. Al
concluir nuestro encuentro me llevó a casa como siempre y entré. Mi padre
estaba en la sala durmiendo en el sofá mientras la televisión lo veía a él.
Caminé hacia donde estaba, tomé el control remoto de la mesilla y apagué la tv.
Luego le di un beso en la sien dejando el control de paso.
Fui hasta la cocina y entonces me
faltaron fuerzas para sostenerme en pie. Mi amiga estaba charlando con mi madre
como en innumerables ocasiones que ya me parecían lejanas. Saludé normal y todo
circuló de manera natural, conversaciones banales. Hasta que mi madre se marchó,
fue a despertar a mi padre y se fueron a dormir. Mientras tanto mi amiga no me
quitaba los ojos de encima mientras yo buscaba el significado del suelo.
-¿No dirás nada?- preguntó rompiendo
el silencio.
-Eres tú la que has venido, dime si
tienes algo que decir- le contesté sin mirarla aún, dio un paso hacia mí y le
di la espalda, no soportaba su presencia.
-¿Qué pasa?- preguntó con voz
preocupada.
-Nada- me limité a contestar.
-¿Por qué no contestaste mis llamadas?
-Estaba… - traté de hablar pero ya no
me sentía cómoda mencionando a mi novio delante de ella.
-Sé que estabas con él, tu madre me
dijo.
-¿Entonces qué es lo que quieres?
Pareces tener todas las respuestas- le objeté dejando salir mi enojo.
-Mírame- dijo mientras me hacia darme
la vuelta estando ya demasiado cerca de mí, sus ojos se encontraron con los
míos.
-Déjame tranquila- le dije apartándome
de ella bruscamente.
-¿Pero qué es lo que te pasa?- me dijo
ya molesta.
-Nada. Solo quiero que te vayas y me
dejes tranquila- dije con calma pero sin mirarla.
-Repítelo.
-Dije que…
-Mírame y repite lo que acabas de
decir.
Estaba cerca otra vez, demasiado cerca
para mí. Cada vez me costaba más mantenerme firme.
-Aléjate de mí- le rogué, sentía un
cosquilleo en la boca del estómago.
-No quiero- me dijo.
-¿Hay algo que quieras?- le pregunté y
traté de huir de ella una vez más pero me lo impidió tomando mi rostro entre
sus manos con la suavidad que solo ella conocía.
-Sí… Te quiero a ti.
Estaba ahí, era ella, su cara, sus
hermosos ojos, su boca tan deseada por la mía. Me pregunté si me besaría y la
espera me estaba matando mientras sus manos en mi cara me acariciaban.
Entreabrió los labios como si fuera a decir algo pero no lo hiso, solo adentró
sus dedos entre mi pelo suelto mientras acercaba su boca a la mía. Pero de
pronto se detuvo y se apartó dejándome parpadeando del asombro. Dios, había
estado tan cerca que aún mi cerebro no me respondía.
-Perdóname…- comenzó a decir mientras
apartaba sus manos de mí, me miró como entre asustada y avergonzada.
Entonces ya no pude más.
-¡Diablos, bésame!- le dije sin más.
-¿Cómo?- dijo con cara de despistada.
Así que la halé hacia mí logrando
atrapar su boca con la mía en un beso profundo y nuevo. Creía que moriría
mientras sentía sus labios al compás con los míos, su aliento, su nariz me
hacia cosquillas, sus manos entre mi pelo una vez más me hacia estremecer,
apreté su cintura fuertemente con mis manos y disfrutaba de la extrema cercanía
de nuestros cuerpos. No me lo podía creer, el corazón se me reventaría dentro
del pecho de tanta emoción. El beso se intensificó y lamí sus labios con mi
lengua invitando a la suya, una excitación desconocida e inexplicable me
recorrió todo el cuerpo. Sentí una de sus manos bajar y meterse bajo mi blusa
por la parte baja de mi espalda. Mi piel gritó ante su contacto. Su boca soltó
la mía para decorar mi cuello con unos besos exquisitos, estaba tan excitada
que se me nubló la mente. Volvió a unir nuestras bocas y le mordí el labio
inferior fuertemente por la euforia del momento y pareció gustarle porque me
dio el mejor beso francés de toda mi vida y sentí el frio del metal de la
nevera tras mío. Separamos nuestras bocas un momento para darnos cuenta de que
estábamos en plena cocina comiéndonos.
Nos miramos fijamente y sin decir
palabra alguna nos tomamos de la mano, salimos de la cocina, subimos las
escaleras y llegamos hasta mi habitación y como un millón de veces antes
entramos.
Ella cerró la puerta tras suyo y me
besó nuevamente, rodee su cuello con mis brazos mientras me dejaba guiar hacia
la cama entre beso y beso. Me posé
lentamente con su cuerpo sobre el mío como aquella vez donde todo había
comenzado. Cada beso era como un regalo del cielo, su lengua me elevaba hasta
lo más alto, sus manos recorriendo todo mi cuerpo me daban un placer jamás
conocido, tenía tantas ganas de tocarla… y así lo hice, deslicé mis manos bajo su
blusa tras su espalda dibujando toda su extensión, era tersa y firme, encontré
su sostén y lo desabroché con torpeza, estaba un poco nerviosa, quería sentir
su espalda en su totalidad, me fascinaba, volvió a besarme y me distrajo de mi
acto exploratorio. Cada beso suyo desconectaba mi cerebro y me enviaba al país
de las maravillas. Sacó mis manos de debajo de su blusa y colocó mis brazos
contra la cama, paseó sus manos desde mis palmas, mi antebrazo, hasta llegar a
mis hombros bajando al centro de mi pecho para encontrar donde comenzaban los
botones de mi blusa y proceder a desabrocharlos uno a uno. Deslizó sus dedos
sobre la piel que dejaba al descubierto de mis pechos mi sostén, bajando por mi
abdomen hasta mi ombligo, el cual besó en una forma que me excitó sobremanera y
aumentó mis nervios cuando desabrochó mi pantalón. Subió hasta mi boca
nuevamente y me abracé a ella de brazos y piernas.
Nunca me había sentido así con nadie,
tenía unos deseos inmensos de que me arrancara la ropa y arrancársela a ella
pero a la vez sentía una emoción agobiante que me asustaba, era algo muy fuerte
que embargaba todo mi ser. Necesitaba sentir toda su piel junto con la mía.
Solté su boca y metí mis manos bajo su blusa una vez más para deslizársela y
sacársela por la cabeza. Y ese milisegundo para mí fue eterno. Era tan hermosa,
tan sexy que me embriagaba, tenía esa mirada gatuna jamás vista antes en ella.
Estaba conociendo otro lado de mi amiga el cual me encantaba. Me alcé y la
tenía a horcajadas sobre mí, sentí sus piernas, sus caderas, pasé mis manos por
su cintura, subí hasta sus pechos con un aflojado sostén, entonces volvió a
besarme y ya no pude pensar más. Deslizó mi blusa por mis costados y me la
quitó lentamente, acarició mi espalda, enredando sus dedos entre mis cabellos
mientras no paraba de besarme apasionadamente, bajó otra vez a mi espalda
buscando el broche de mi sostén liberando mis pechos de esas cadenas, los
deslizó con un estilo único. Se quedó muy quieta observando mis pechos, parecía
gustarle lo que veía, me miró a los ojos y pude identificar el deseo innegable
en los de ella, exploró mis pechos con la yema de sus dedos llegando a los
pezones a la vez y sonrió con malicia por lo duros que estaban. Procedió a
besar mi cuello y me fui desvaneciendo entre sus besos que me invitaban a que
me tumbara nuevamente.
Recorrió cada rincón de mi cuerpo y mi
ser.
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autor.
OMG acabo de quedar estupefacta, una escena espectacular. Me alegra mucho que al fin se dejara llevar por sus sentimientos.
ResponderEliminarEstoy en shock, pero muchas gracias por el capítulo.
Saludos ;)
Ahhh!!!! AL FIN!!!!! Al fim carajo... se decidio a besarla... espectacular capítulo.... muy muy emocionante...
ResponderEliminarPor fa sigue lo mas pronto q puedas con el siguiente... gracias
Ufffffff me hizo calorrr y siiiiiii se besaronnn que emocion me encanto el capitulo y si ya me gustaba mucho cada capitulo maas gracias por seguirlaa no nos podias dejar sin tu talento de escribir Muaaa beso Ro ARGENTINA
ResponderEliminarWowww, que buen capítulo
ResponderEliminarQue Viva el Amor y que siempre le gane al miendo interno y al que diran vamos por mas capitulos besos
ResponderEliminarqueeee???? esto, este, es, fue, un capitulo para morirrr.... sabes? saben? no encuentro palabras para explicarles el manojo de sensaciones que experimente con este rebuen capitulo.. felicidades, bueno, buenisimooo, bravo.. me provoco enarmorarme y todo jajaja besos, Isis desde Vzla.
ResponderEliminarSiiii, por fin a ver como sigue el próximo capitulo
ResponderEliminarM.S (galicia)
Esperando proximos capitulos por faa
ResponderEliminarHe enviado el capitulo 9.
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