París - Nessa - 8

CAPITULO 8

MEXICO DF

Llegamos a casa de Carla, salía y entraba gente que jamás había visto pero al parecer ellos a mi si, por que no dejaban de mirarme. Mis piernas no respondían no desea entrar porque la escena que vería no me gustaría pero Lucas tomo mi brazo y pronuncio “tranquila, yo estoy aquí” no sabe cómo agradecí escuchar eso, entramos y la vi allí sentada podía ver que había llorado toda la noche y quizás más, me acerque pero no podía decirle nada ya que de mi boca no salía nada, ella solo me miro y asintió, con un gesto hizo que todos salieran de la habitación incluido Lucas.

Carla me hizo una señal para que le ayudara a levantar y así lo hice quedando frente a frente intente hablar pero me lo impidió, solo se acercó y me abrazo sentí que no estaba sola, nos abrazamos por unos minutos en total silencio que para mi habían sido segundos, hasta que la escuche decirme “sé que no es fácil, se cuánto la amabas y cuanto apreciabas a mi hijo. Gracias por permitirle estar con ella hasta el final de sus días –su voz se cortó- puedo imaginarme lo difícil que fue alejarte  por eso te respeto y ahora entiendo por qué te dejaron a su mayor tesoro”, no lo entendí, ¿a qué se refería?, ¿Cuál tesoro?; intente preguntarle pero entro un chico a decirle que era hora de irse, me miro y me dijo “prepárate es hora de despedirlos”.

Llegamos a la sala donde los velaban había mucha gente, reconocí a algunos que  se sorprendieron al verme acercándose tímidamente y sin saber que decirme, yo solo los observaba y les decía “no es necesario” alejándome. Pasaron 40 minutos y yo aún no entraba sabía que me desplomaría al verla, seguía en la entrada viendo como salían llorando a lo lejos vi a Carla rodeada de gente que le decía una y otra vez que lo sentían pero ella solo les asentía y fijaba su mirada al vacío. Mi madre se acercó y me dijo que ya se la iban a llevar que debía entrar ya o no la vería, “no puedo, no con toda esa gente; no resistiré” tomo mi mano y dijo “eso tiene solución pequeña, espérame aquí” se acercó a Carla y le dijo algo al oído ella solo se levantó y les pidió a todos que salieran, obedecieron incluida ella, se acercó y dijo “tienes 10 minutos para despedirte, aprovéchalos”.

Dude en entrar pero sabía que no tendría más opción y necesitaba verla, así ya estuviese… muerta; mis pasos eran lentos cerré la puerta tras de mi y me acerque cerrando mis ojos, no quería verla aun solo deseaba sentir su presencia cosa que no logre, “¡no es justo! me voy y me haces regresar para verte aquí, sin moverte, sin darme esa sonrisa que tanto necesito; eres de lo peor no debiste dejarme así, y tu Sanit me prometiste cuidarla ¿Qué paso?, como me dejaron acá, son unos egoístas” esperaba que fuera un sueño del que despertaría y los escucharía decirme que todo estaba bien, que no había nada por lo que debiera temer, pero no sucedería así que decidí abrir mis ojos y verla, sentí un mareo que me obligo a sostenerme de su ataúd, allí estaba con sus ojos cerrados y su cabello perfectamente arreglado junto a ella estaba Santi con su cabello desarreglado como le gustaba, ambos con una ligera sonrisa que asegure solo vimos su madre y yo, me quede allí parada mirándolos y buscando las palabras adecuadas como si ellos me escucharan me dije, solo atine a decir “se que debo dejarlos ir, pero no esperaba hacerlo así. –sentí como una lagrima se deslizaba por mi mejilla y detrás de ella venían mas- 1Te amo tanto Cristina espero habértelo demostrado y perdóname por haberme ido pero era necesario –suspire- seras mi eterno amor. Santi no creas que me olvide de ti, eres el mejor hombre que tuve el placer de conocer gracias por amarla, por hacerla tan feliz en mi ausencia, no sabes cuánto me gustaría escuchar alguno de tus tontos comentarios ahora. Los amo tanto y espero encontrarlos pronto, adiós” me gire dejando unas lágrimas en el camino.

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