La había celado por primera vez.
Había ido con ella a la fiesta de la piscina que organizó mi familia. La
única que no era una florcita.
Mi novio también estaba obviamente, ella y él habían comenzado a
llevarse bien aunque la verdad era él quien siempre estuvo reacio a conocerla.
La razón yo la entendía pero no lo justifiqué jamás.
Nos la habíamos pasado muy bien, los cuatro compartimos un rato muy
ameno. Las cosas me parecieron extrañas cuando vi a mi amiga con ella apartadas
de todo el mundo. Mi amiga le aplicaba bloqueador solar en la espalda y cuando
mi novio notó hacia dónde prestaba mi atención también volteó a ver.
No me sorprendió que lo dijera. En verdad mi amiga tenía estilo con lo
que hacía. Era muy buena con los masajes incluso, yo mejor que nadie lo sabía.
Le pedí a mi novio que nos fuéramos a nadar, no quería que nos vieran
mirándolas. Hubiera sido bastante incómodo. Ese fue mi primer soslayo.
Me la pasé muy bien dentro del agua, mi novio era un excelente nadador y
me había enseñado bien, me encantaba cuando me cargaba en su espalda y podía
nadar conmigo encima, tenía una fuerza increíble. Lo conocía desde hacía años,
habíamos sido muy buenos amigos, fue el único hombre que no me decepcionó
nunca. Todo con él era como un sueño hecho realidad. Me erizaba la piel cada
vez que se ponía juguetón y la manera en que me hacía sentir única y especial.
Yo era inmensamente feliz con él. Otra cosa que amaba era su familia y
lo bien que se llevaba él con la mía. Mi madre daba gracias a Dios porque según
ella yo había sido sabia en todas mis decisiones de vida aunque yo me
consideraba afortunada.
Cuando estaría con él por primera vez, estaba muy nerviosa. Pero mi
amiga me había ayudado mucho diciéndome lo que era estar con una persona que
quieres de verdad. Que la experiencia no se improvisaba pero que solo debía
dejarme llevar y disfrutar el momento, que si yo me sentía cómoda él también lo
estaría. Fue una noche mágica.
Nunca me había sentido tan viva.
Continuando con nuestra fiesta, llegó la noche y todos estaban muy
alegres en espera del sancocho con de todo como decía mi hermana menor. Se
escucharon todo tipo de música porque mi hermana estaba insoportable con
nuestras primas contemporáneas a ella. Eran una bomba pero estábamos de fiesta
y a todo el mundo le pareció lo mejor de lo mejor. La noche estaba perfecta
cuando dieron las once, fui al jardín con mi novio lejos de todos para un poco
de privacidad.
Llegamos a un rincón apartado donde se podía disfrutar del cielo
abierto. La luna estaba llena de luz y las estrellas interminablemente
abundantes. Me abrazó por detrás y contemplamos el cielo un rato hasta que
escuchamos un sonido extraño.
Venia del otro lado después de unos arbustos que dividían el jardín.
-parece que no estamos solos- me dijo al oído.
Tomó mi mano y nos asomamos a ver.
Era mi amiga con su chica. Aún tenían la ropa puesta, más bien parecía
que estaban comenzando. No era que pudiéramos ver mucho pero la ropa las
delató.
Jamás había sido testigo de algo parecido. Mi novio no tuvo ningún
problema con ello pero yo me sentí muy incómoda y tiré de su mano para que nos
fuéramos de ahí.
Volvimos a nuestro sitio.
-parece que tienen un picnic nocturno- comentó él- debimos traernos una
manta también para recostarnos un poco.
Se acercó a mí más y sujetó mi cintura, yo le rodee el cuello con los
brazos. Me besó apasionadamente y enseguida estaba excitada. Acarició mi
espalda a través de mi blusa.
Procedió a besar mi cuello y me sentí desfallecer. Entonces le dije que
buscáramos un lugar más cómodo. Así que nos escabullimos en la casa
aprovechando que todos estaban distraídos, entramos a mi habitación. Comencé a
desabrochar su camisa desesperadamente, sentir su cuerpo bajo mis manos era una
experiencia exquisita, volví a besarlo y lo empujé sobre la cama para luego
posarme sobre él, acaricié sus pectorales hasta su cintura llegando al cinturón
de su pantalón lo liberé. Se alzó hacia mí y me despojó de mi blusa mientras me
besaba una vez más buscó desabrochar mi sostén y mis senos gritaron de alegría.
Giró conmigo de pronto colocándome bajo él.
Tuve un recuerdo vago que me interrumpió por un segundo.
En ese instante él me besó mientras se desasía de mi pantalón. Le
facilité la operación y lo desnudé también. La oscuridad de mi habitación
acrecentaba mi excitación además del hecho de que todos estaban afuera
disfrutando de la fiesta era como sentirme segura y en riesgo al mismo tiempo.
Fue fantástico estar con él una vez más.
Simulamos lo mejor que pudimos y de todos modos cuando aparecimos a la
fiesta no le quedaba mucho. Cuando hablé con mi madre mientras limpiábamos la
cocina le pregunté por mi amiga y me informó que ya estaba en cama.
-ella y su amiga están descansando hace un rato- dijo dándome la
espalda- es una chica adorable…querida termina tú aquí, por favor, yo no doy
para más.
-claro- le dije.
Mi madre se fue a la cama casi a las dos de la madrugada. Ella no
imaginaba que esa chica tenía algo más que una amistad con mi amiga. Sonreí al
imaginar que si mi madre lo supiera las habría hecho dormir en habitaciones
separadas. Terminé con la cocina y luego subí las escaleras, llegué a mi
habitación y por fin pude dormir, me preguntaba cómo mi madre puede con tanto.
Ser madre era como dirigir un país, incluso más difícil si me lo preguntan.
Pero yo no sé nada sobre ninguna de las dos cosas pensándolo mejor.
A mitad de la madrugada fui a la cocina para mi taza de leche
madrugadística me ayudaba a tranquilizarme cuando me ponía a pensar tonterías.
Por alguna razón me puse a pensar en lo injusto que era que mi amiga pudiera
dormir con su chica y que mi chico hubiera tenido que dormir en una habitación
separado de mí. Mi cama era bastante grande. Llegué a la cocina, encendí la luz
y observé la cocina vacía. Después de hervir un poco de leche me senté a
tomármela pacíficamente. Al terminar dejé todo como estaba y apagué la luz,
pasé por la sala y subí la escalera despacio, al llegar al pasillo y cruzar por
la puerta que daba a la habitación donde se encontraba mi amiga me detuve, me
quedé mirando fijamente y volvió a mí la idea de que era injusto que ellas
pudieran disfrutar de tal privilegio. Entonces después de estar parada durante
medio minuto recordé lo del jardín.
Un ruido me sacó de mi limbo y miré hacia todos lados entonces noté que
provenía justo del interior de la habitación así que retrocedí varios pasos.
-oh, hola- dijo ella.
-hola, disculpa si te asusté, vengo de la cocina- le dije.
-yo voy al baño…
-entiendo, enciende alguna luz- le aconsejé.
-sí, seguro… por cierto- dijo cuando yo ya le iba a dar la espalda- te
perdiste con tu novio largo rato. Eres una pillina.
Se marchó y gracias al cielo que estaba un poco oscuro porque el gesto
de mi cara me habría delatado lo mal que me cayó ese comentario. Finalmente
desapareció dejando la puerta abierta, no pude evitar quedarme mirando, me
pregunté si mi amiga estaría dormida, entonces me adentré a la oscura
habitación donde una sombra simulaba ser una cama.
Sí estaba dormida, incluso estaba de frente a mí. Tenía la manía de
dormir casi en el borde de la cama, no quería despertarla pero podía caerse en
cualquier momento.
-hey, dormilona, ten más cuidado- le dije en voz baja al inclinarme
hacia ella.
Ella hizo un movimiento y justo se iba a lanzar al suelo. Rápidamente la
sujeté y la devolví a su lugar. Sin abrir los ojos me dijo algo. Me había
confundido con ella.
-ten más cuidado- le dije y se acomodó más al centro de la cama.
Me senté en el borde y la miré un momento. Le aparté unos mechones de la
cara y mis dedos acariciaron su mejilla sin querer.
Dijo su nombre y volví a la realidad.
Me levanté despacio para no espantarla más de la cuenta y salí de allí.
Cuando entré en mi habitación me sentí a salvo. Aunque no sé de qué. Claro que
yo no tenía que estar ahí pero no había hecho nada malo solo quería saber cómo
estaba, tal vez se habría caído de la cama sino hubiera sido por mí. Y también
habría sido bastante vergonzoso que su chica me encontrara allí. No lo sé, creo
que le estaba dando demasiada importancia a todo esto. Me di cuenta de que era
muy egoísta porque mi amiga tenía que limitarse de muchas cosas ya que nadie de
mi familia sabía, mientras yo podía pavonearme con mi chico por doquier. Debía
admitirlo, su chica no me gustaba para nada. No sé qué le veía. Y entonces noté
que esa no era una pregunta que yo debiera hacerme. Me acosté dispuesta a
dormir y al notar el espacio que sobraba en mi cama recordé el rostro dormido
de mi amiga. Y entendí finalmente.
Estaba celosa. De que durmiera con ella y yo durmiera sola, en ese
momento estaríamos charlando sobre lo sucedido en la fiesta pero eso no era
posible porque de todos modos no compartimos mucho este día. En la mañana
estuvimos preparando todo y su chica había ido a ayudar y acapararla cada
segundo, en la tarde llegó mi chico y la piscina era la mayor atracción, era
completamente normal que ella estuviera con su chica también. Pero supongo que
me molestaba la idea de verlas compartir como amigas. Y lo del jardín fue
ciertamente confuso.
Lo que sí tenía claro era que la detestaba, siempre estaba haciendo
comentarios que me molestaban bastante y lo peor era que lo hacía en ausencia
de mí amiga como si lo hiciera adrede para fastidiarme, según yo ella no tenía
que contarme sobre los amoríos de mi amiga ni nada. Y para colmo se metía en
mis cosas, como si a ella le importara un bledo lo que yo hiciera con mi novio.
Sí, era ella la que había provocado mi incomodidad constante.
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