Su mirada recorría el
espacio que la rodeaba, adentrándose poco a poco en aquel lugar sin asombrarse
de lo que viera. Necesitaba hacer algo diferente esa tarde calurosa, con el fin
de refrescar su mente de la agobiante y aburrida rutina, así sin rumbo fijo sus
pasos la llevaron a aquel sitio que estaba fuera de lo acostumbrado.
Caminaba lentamente
por el interior, mientras lo hacía notaba la decoración sencilla pero admirable
de aquel lugar, el cual representaba el buen gusto del dueño al escoger aquella
combinación de estampados que hacían juego con los cómodos sillones de piel
negra y el piso barnizado, nada llama más la atención que un lugar con espacios
sutiles, que te hagan sentir cómodo y relajado. Veía sin mucho interés a las
personas que estaban en aquel sitio, personas que estaban por la mismas
razones, escapar de amores tormentosos, evadir la sombra de una soledad evidentemente
abrumadora o simplemente con el fin de divertirse.
Se acercó a la
barra y pidió algo suave para tomar, a pesar que solo había tomado un par de
veces, la primera vez lo hizo para probar el sabor del licor y la
segunda para reafirmar que no tenía sentido ese sabor, almenos para ella. Tomó asiento en el banquillo situado frente a
la barra, y esperó su bebida mientras escuchaba todo tipo de sonidos a su
alrededor, desde la suave melodía que resonaba en cada rincón del lugar, hasta
las conversaciones sin sentido por parte de aquellos chicos evidentemente
influenciados por el alcohol.
Recibió la bebida y
sorbió un poco del líquido frio, sintiendo el sabor raspante quemándole
levemente la garganta. Segiró despacio sobre el banquillo para seguir
observando a su alrededor, su vista se movía entre las personas, hasta que se
posaron en un grupo de chicas, vestidas
de forma exótica y no tuvo que forzar su cerebro para saber que eran de
ambiente. Las observo sin interés alguno, aquellas chicas eran hermosas y
poseían un cuerpo en forma, vio sus sonrisas y sus labios moviéndose pronunciando
palabras que eran inaudibles para ella, dirigió su mirada al pelo café ondulado
de la joven que estaba de espaldas, siguiendo el movimiento de ellos,
alejándose de su sitio inicial, para dar
paso a una mirada que la atrapo en un instante. Vaciló unos segundos y volvió a
mirar fijamente aquellos ojos café claros, sintiendo por primera vez la
necesidad de evitar aquella mirada que estaba acompañada de una leve sonrisa.Aquella
chica de ojos claros como la miel, la estaba viendo fijamente, notandoenaquella
sonrisa una chispa de seducción y sin poder evitarlo recorrió con la mirada
cada centímetro apreciable de su belleza.La nariz estilo duquesa que sobresalía
debajo de aquellos seductores ojos, bajóla mirada despacio hasta fijar su
mirada en los labios carnosos en vueltos en un color carmín, observo como estos
toman la forma de una sonrisa seductora y sin poder evitarlo volvió a posar su
vista en aquella mirada, apresando sus sentido poco a poco , desvió su mirada
un instante con el fin de recuperar la compostura y de que la razón regresara a
su mente, dio un suave respiro y dirigió una vez más su mirada en aquella chica
que ahora conversaba con sus compañeras, riendo divertida.
Centro su mirada en
un punto alejado de aquel grupo de chicas y sonrió a su pesar, no entendía lo
que le acababa de ocurrir, nunca se había sentido de esa manera y menos con una
chica. Se giró hacia la barra y tomó apresurada otro sorbo de aquella copa.
Hace tiempo que no sentía esa sensación de inseguridad, de vacilación, de sentirse
influenciada por la presencia de otra persona, aun si la persona fuera de los
más influyentes de la ciudad. Dio unleve suspiro, mientras el barman la sacaba
de sus pensamientos, ofreciéndole nuevamente sus servicios, que negó pagando la
margarita otorgada hace unos minutos.Volvió a sorber de la copa una vez más, notando como alguien se sentaba a medio metro
de ella, y sin prestarle interés se dispuso a darle otro sorbo a su bebida y en
cuando sus labios tocaron el filo de la copa escucho una voz suave dirigirse a
ella.
-No creo que se
conveniente que sigas tomando- detuvo el movimiento y bajó su copa al mismo
tiempo que giraba hacia dónde provenía aquella voz. Aquella chica estaba sentada
aun lado, sonriendo levemente y una vez más esa sensación de inseguridad la
envolvía - y menos si no estás acostumbrada – se quedó realmente absorta en
aquella sonrisa llena de sensualidad, sin poder quitar la mirada de aquella
chica que tenía enfrente, todo en ella le llamaba la atención, desde su rizados
cabellos color miel, haciendo juego con su seductora mirada yal fin después de unos segundos, segundos en
los que pudo apreciar la belleza, perderse y regresar de ella, por fin de eso, pudo
esbozar una tímida sonrisa, tratando de
recobrar el control de su seguridad, diciéndose a sí misma que era un genio y no
podía permitir que una linda sonrisa la desubicara.
- Puedo controlarlo
– expresando una vez más una sonrisa. Observó aquella mueca seductora que no
desaparecía y amenazaba con quitarle la razón poco apoco, vio como aquel rostro
arqueaba una ceja sensualmente, para después ver como una de sus manos tomaba
la copa y dirigirla a sus rojos labios
bebiendo el liquito sobrante, sonrió ante tal acto y notó como la chica
se levantaba del banquillo para acercarse lentamente a su oreja.
-si es así, ¿Por
qué estás tan roja? –Sintió el suave aliento contra su oreja, provocando que su
piel se erizara por completo, entonces agradeció haberse puesto aquella blusa
de mangas largas – Nos vemos después, chica CONTROL – la chica posó su mirada una
vez más en sus ojos y le sonrió divertida, caminó detrás de ella dejándole la
dulce esencia de su cuerpo. Al girarse,
la hermosa chica había desaparecido de su vistay al no poder encontrarla,
se levantó y camino hacia fuera de aquel bar, con la mente adormilada por la
fragancia que había inalado proveniente de aquella sensual chica, embriagándola
como si se tratase de una droga. Mientras caminaba su mente divagaba en la imagen
del sensual rostro seductor, el recuerdo era imponente en sus sentidos, no
podía quitársela de la cabeza. Sin darse cuenta del cómo había llegado a su
hogary al entrar a su departamento se encontró con la mirada preocupante de su
hermano, quien se acercórápidamente a ella y en una voz casi desesperada alego.
- Necesito tu
ayuda, por más que le he dado vueltas, no puedo comprenderlo, no logro
encontrar las palabras- el chico tiro despacio de su blusa- los ensayos no son
lo mío, lo sabes- lo miró y dio un suspiro pesado, al ver aquella cara de desesperación,
asintió en un movimiento suave, el chico en un movimiento rápido tomó un libro
que se encontraba en la mesa céntrica y lo deposito en sus manos.
- Una semana en la cocina-
dijo dándole la espalda y dirigiéndose al comedor para comenzar a leer el
contenido del libro, sabía que eso le distraería y le traería tranquilidad a su
razón, además de que la liberaría de la comida por una semana.
Al dar fin al
ensayo de su hermano, se dirigió a su cuarto, con la mente disipada de aquellos
momentos en el bar, se situó en puerta observando la oscuridad de la
habitación, pensando en el precio de su genialidad. La genialidad es una
extraordinario don, que puede abrir muchas puertas hacia un buen futuro, hace
rodearte de personas importantes he imponentes, pero te hace sentir realmente
sola.
Al fin, decidió no
encender las lucesy continúo caminando hacia su cama, dejándose caer sobre ella de manera cansada, observo las
estrellas fluorescentes estampadas en el techo, recordando la vez en la que
fueron colocadas, cuando su padre la cargaba sobre sus hombros conel fin de que
ella lograra pegarlas. Una leve sonrisa se figuró en sus labios y cerró al
instante los ojos para mantener el recuerdo, sumergiéndose lentamente en ellos,
pero en un instante todos ellos cambiaron a uno solo.Unos labios carmín se
apodero de su mente llenándola de una evidente inseguridad, provocando que los abriera
al instante, he incorporándose de un golpe sobre la cama.
-- Pero, ¿qué?-- dio un suspiro seguido de una leve
inclinación de su rostro hacia arriba, -- No puede ser -- se incorporó,
dirigiéndose al guardarropas y sin alejar de su mente aquel hermoso rostro,
seleccionó su ropa para dormir y tomo una toalla para después dirigirse a la
ducha, pidiendo que ello la ayudará a relajarse y difuminar aquella
imagen.
Al día siguiente,
se encontraba sentada frente a la mesa
observando la humeante taza de café sostenida entre sus manos, la
observara como si en ella se encontrase un signo hipnotizante.
- No tu viste una
buena noche, ¿hee?- desvió su mirada hacia su hermano quien toma asiento frente
de ella y se disponía a servirse una taza de café, evidentemente sus ojeras
delataban que el intento por difuminar los pensamientos de aquella chica del
bar, simplemente fueron en vanos. - ¿Quién se ha atrevido de perturbar la mente
maestra de mi hermanita?- dijo de forma curiosa, aquel chico la conocía bien y de ante mano
sabía que ni un problema matemático, o un discurso con los altos ejecutivos la
ponían nerviosa hasta el punto de desvelarla – O mejor dicho quien ha logrado
perturbarte- emitiendo una sonrisa curiosa, y ella sabía que no podía inventar
una excusa convincente, ya que aquel chico la conocía muy bien, sabía que no
había tema tan grande para su genialidad, pero si en algo era mala, eso sería
en los temas del corazón. Así que solo se limitó a sorber un poco de café,
ignorando la mirada de decepción de su hermano para después levantarse y salir
de la cocina.
- Recuerda que
tienes que cocinar una semana – grito desde la sala dirigiéndose a la puerta de
salida, mientras escuchaba un respingo de su hermano, provocando una leve
sonrisa de satisfacción.
Salió de la casa,
dejando atrás la voz rezongona de su hermano, caminó despacio y sin prisa como
todos días que se dirigía a la universidad.Lo prefería así, ya que se
encontraba cerca de su hogar, tenía certeza que la caminata activaba su mente.
Todo era rutinario
aquel día, nada que le sorprendiera durante su trayecto, el mismo tiempo en
transcurrirlo, sin ningún percance, era tan similar a los demás que se olvidó por un tiempo de aquella chica
que atormentaba en cierta forma su mente y concentración. Al entrar en la universidad los mismos
maestros acudieron a ella para presentarle su itinerario del día, teniendo unas
cuantas juntas con profesores y jefes de grupo de los alumnos. En la última
junta se trataba temas tan comunes, como
el aniversario de la universidad, la cual haría un homenaje a Mahatma Gandhi aquelextraordinario
hombre. La discusión de los preparativos se convirtió redundante y
aburrida,hasta el punto que por primera vez sintió la necesidad de hacer otra
cosa ajena a lo acostumbrado. Observo las muestras folleto que fueron
repartidas a cada integrante de la junta, tomo la suya y hojeo el contenido, al
instante le llamo la atención las letras
marcadas con tinta roja, que sin trabajo alguno entendió el mensaje, las
palabras empleadas en aquel mensaje se repetían en su mente.
-- Al salir, en el
12 A una pista obtendrá —sonrió a su pesar, sin duda alguien intentaba jugar
con ella. Alguien que sabía que la Junta fue realizada en el aula 12 del
edificio A y al salir encontraría un pista
para encontrar una más. Por un instante dudo en prestarse a ese juego, pero
últimamente su rutina realmente le abrumaba y aquel sujeto tenía pinta de ser
bueno calculando los momentos, ya que había calculado con precisión que folleto
le tocaría. Las llamadas de atención la sacaron de sus pensamientos, aquellos
chicos por fin se pusieron de acuerdo en el tema agobiante y dio por terminada
la junta, aprobando cada decisión, espero unos instantes y se levantó siendo la
última en salir, situándose frente a los números que marcaban el Aula, observo
la nota pegada al significativo doce, la tomó deteniéndose un instante antes de
ver el contenido de esta. Su mente gravo cada palabra escrita con la misma
tinta roja usada anteriormente y sin pensarlo demasiado supo a donde dirigirse
esta vez.
Mientras caminaba
lentamente por los pasillos del edificio de Rectoría, recordaba con una sonrisa
aquellas palabras, partes de un juego que la sacaban de la rutina, palabras que
le hacían recordar a sus padres y abuelos, cuando le entregaban acertijos,
claramente mejor elaborados. Mientras estaba perdida en esos recuerdos, un
chico hizo que saliera de sus pensamientos, advirtiéndole que se había resbalado
aquella nota, al levantarla sonrió amablemente en muestra de agradecimiento,
desdoblo una vez más la nota y volvió a leer el contenido, ahora en voz baja
casi en un susurro.
“Nuestra recompensa se
encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una
victoria completa.
¿Siempre en primero? ”
Volvió a sonreír,
sin dejar de dirigirse hacia el Pasillo del Honor y Deshonor, llamado así por
los estudiantes. Ese pasillo estaba dedicado a la publicidad que realizaba la
escuela de los diferentes eventos, también podría encontrarse con las noticias
“malas” que se esmeraban en publicar los
chicos de la prensa negra, dándole el deshonor a los chicos mal portados. Sin
dejar de mencionar al cuadro de Honor, en donde las fotos de los alumnos más
destacados de la universidad adornaban gran parte del pasillo. Justo frente de
este Cuadro de honor se encontraban las fotos de los grandes pensadores y
filósofos de la historia, y uno de ellos era ese gran hombre a quien iba
dirigida lafestividad de la siguiente semana. Foto en la cual enmarcaba una de
sus frases, justo aquella misma la cual contenía la nota. Pensaba en la próxima
pista, y esperaba que esta vez representara un reto a su intelecto.
Se detuvo en seco,
sus ojos se abrieron al instante, sintiendo su corazón dejar de latir un
instante, controlando su respiración para que sus piernas no le fallaran, al
mismo tiempo que su pupilas se inundaban de un color miel proveniente de unos
risos despampanantes de aquella chica del bar, quien se encontraba observando
el cuadro de honor y en medio de todo
eso pudo notar una sonrisa en aquellos labios carmín.
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Me gustó mucho sigue b escribiendo así kéramos más de para leer
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