El tiempo se
detenía a su alrededor, su sola imagen
detenía su corazón hasta un punto en que podía desvanecerse en ese momento, de
todas las personas que pudieran haber sido, nunca se le cruzo por la mente que
sería ella. Aquella chica de ojos miel se encontraba frente a ella, con la
mirada fija en aquellos cuadros, emitiendo una sonrisa divertida.
- Así que…- sin
dejar de observar el cuadro, pronunció aquellas palabras, que le ayudo a
recobrar la conciencia del tiempo, parpadeo sin dejar de verla, observó ampliar
su sonrisa y volvió a escuchar su voz – eres un genio – la chica giró la mirada hacia ella sin dejar de sonreír y
otra vez sentía aquella inseguridad invadirle, tragó saliva despacio con el fin
de que ella no lo notara, bajo unos segundos la mirada.
- ¿Quién eres?- levantando la mirada hacia
ella, recibiendo como respuesta una sonrisa más amplia acompañado de aquella
mirada llena de seducción. Observó cómo se giraba dándole la espalda.
- Ahora soy tu admiradora – camino hacia la salida dejando a un genio
realmente confundido.
Cuando entro en
razón, comenzó a correr de tras de ella, aquella chica la sacaba de sus
casillas, le robaba la razón, corrió como nunca lo había hecho, pasaba entre
los demás alumnos que se la quedaban viendo sorprendidos, ya que nunca habían
visto correr a la número uno de toda la escuela, no por lo menos en uniforme
escolar. Salió de la escuela, pero no logro verla por ninguna parte, trago saliva
y maldijo en sus adentros preguntándose qué es lo que estaba haciendo. Se
mordió el labio y comenzó a caminar hacia su casa, necesitaba descansar,
aclarar sus ideas, no comprendía aquella situación en la que se encontraba. Al
llegar, una vez más su corazón se detuvo al notar aquellos cabellos que la
estaban volviendo loca, aquella chica se encontraba recargada en el tronco del
cerezo, mantenía los ojos cerrados con una sonrisa dibujada en su rostro, caminó
despacio hacia ella sin dejar de verla, al estar unos metros cerca, aquella
chica abrió sus ojos paralizándola por completo, se detuvo sintiendo una
pequeña gota de sudor caer por si cien derecha.
-¿Quién eres?-
cuestionó una vez más, obteniendo la misma respuesta, una sonrisa con una
chispa de seducción. La chica estiró su mano hacia ella y un con esa sonrisa
que le caracterizaba espero la respuesta de la genio, quien sin entender
porquese limitó a tomarla sintiendo ese sensación extraña al sentir el tacto de
su piel cálida y delicada.
-Eres algo
descortés, ¿sabes?- Jalándola hacia la casa en un movimiento suave.Al estar
frente a la puerta, la chica de cabellos color miel se situó frente a ella, sin
dejar de mostrar aquella sonrisa, llevó hacia atrás sus manos - ¿No me vas a
invitar a pasar?. La genio dirigió la mirada hacia el árbol que habían dejado a
atrás hace unos minutos, pensando en si estaba bien dejar entrar un extraño a
su hogar, pero aquella chica la inquietaba tanto que no comprendía porque
seguía cada una de sus instrucciones, suspiro suavemente y dirigió una vez más
la mirada hacia la ojos miel, para después meter su mano en el bolsillo de la
falday descubrir que la llave no se encontraba. Abrió de par en par los ojos al
no sentir aquel objeto, recordando que la había guardado en su agenda, la cual
había botado al emprender la carrera tras la chica, quien ahora la miraba algo
confundida.
-Perdí la llave- y
su rostro tomó forma de quien esperar ser reprendido, acto seguido escucho en
una carcajada delicada de aquella chica, atrayendo su atención por completo,
quedando embobada por la belleza de esta. Observó cómo le tendía otra vez su
mano y sinpensarlo demasiado volvió a tomarla, caminando hacia el jardín
trasero, caminaban es silencio una detrás de la otra, hasta situarse en las
sillas situadas en el centro del jardín. La chica la observó detenidamente, sin
soltarla empezó a hablar.
- Al igual que tú,
nací con la habilidad de razonar, de comprender y analizar cada situación más
rápido que una persona normal. Se lo que es la soledad, sé lo que significa
sentirse aislado por tener esta habilidad. Trate de no hacerlo, trate de
convivir en ambientes diferentes, pero no dejó de sentirme tan diferente a las
demás personas- la chica genio tenía toda la atención a cada palabra que decía-
Hasta que te vi en aquel bar. De alguna forma sentí una conexión, y sabía que
tú eras especial, supe que eras igual a mí- sintió una sensación que pudo
comparar con aquella alegría como cuando estaba con sus padres, se sentía,
feliz.
Pasaron toda la
tarde platicando de cosas triviales, de cosas comunes, sintiéndose personas
normales y especiales al mismo tiempo, sin soltarse las manos en ningún momento,
complementándose una a la otra y al final de la tarde se unieron en un beso
tierno y fugaz que las llevó a descontrolar su genialidad.
FIN
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