Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Mi Jefa - MaraLess


Siento que no puedo respirar, la historia me dice que de amor no se muere, pero yo me siento tan mal, esta angustia me ahoga, me falta la vida, vivo pero esto no es vida ¿Se puede hacer algo para seguir sin este dolor? ¡Anestesia por favor!

La quiero tanto, la deseo, la amo profundamente y es completamente inalcanzable. Quisiera estar siempre junto a ella pero cada minuto que lo hago es una tortura. Querer y no poder, me voy a volver loca, tengo que hacer algo al respecto.



Es mi jefa, mi hermosa, heterosexual, casada, madre y religiosa jefa. La admiro por ser tan extremadamente diferente a mí, es casi lo contrario de lo que yo soy, (homosexual, soltera, sin hijos, atea y subordinada a sus órdenes) pero es abierta, respetuosa con personas que piensen diferente a ella y nunca intenta imponer su manera de pensar ni siquiera en el trabajo, siempre procura ponerse en el lugar de los otros y eso hace que sea muy gratificante trabajar para ella.

Yo se que me admira como profesional, se que soy de gran valor para la empresa, y se que me estima como amiga, hago de confidente en los momentos en que lo necesita y estoy ahí siempre que lo requiere, pero eso es un auténtico tormento para mí, a pesar de considerarme amiga yo nunca le hablé de mi sexualidad, se que es respetuosa con el tema por algunas conversaciones pero yo no consideré oportuno ni que viniera al caso hablar de ello.

Hace tres años que es mi jefa, yo llevo en la empresa diez, en el departamento creativo, y mi jefe anterior era extremadamente economista, apenas le daba importancia a mi función. Ella llegó con un aire innovador, más actual y desde el primer momento reconoció que mi labor era fundamental y pilar del futuro. Desde que maneja las riendas hemos crecido en el mercado y mi departamento también ha crecido, ahora somos tres y yo estoy encargada de la coordinación bajo la atenta mirada de la señora directora, Manuela, mi jefa.

Tiene 43 años, atractiva, no podría decirse que es guapa, tiene ojos grandes y pestañas kilométricas que me dejan sin respiración pero el resto de sus facciones son bastante corrientes, no llaman la atención ni por bonitas ni por feas, es bajita, 1,60 aproximadamente, ni gorda ni flaca, está bien en conjunto pero lo que más me fascina es la energía que irradia, esa sensación de seguridad, la elegancia, la manera de expresarse, de moverse, de mirar, … ¡es pura personalidad! Se casó con apenas 20 años con el que fue su novio desde el colegio y estando embarazada de su único hijo, se le iluminan los ojos cuando habla de ellos y es evidente que forman una familia donde se respetan y se quieren, se que es de las que los domingos va a misa por que se lo he oído comentar, aunque su actitud y manera de pensar no concuerda mucho con ello, es bastante progresista, abierta y respetuosa con casi cualquier opinión…

Yo tengo 38 años, mis amigos me llaman la “divine” reconozco que no estoy mal, quizá llamo más la atención de lo que realmente soy, pero sinceramente me sé sacar bastante partido, soy alta 1,72 muy delgada (quizás demás) rubia (de bote) ojos color miel (a veces los ven verdosos) y siempre, tal vez por deformación profesional, muy pendiente de los estilismos de mi indumentaria, con una casi obsesión por las combinaciones y tendencias del momento. Soy lesbiana desde que tengo uso de razón, con una familia abierta y respetuosa que me apoyó siempre en todas las decisiones de mi vida, vivo mi sexualidad o al menos hasta ahora la he vivido de una forma natural, (no voy por ahí presentándome “hola, soy Alba y soy lesbiana” como cualquier heterosexual no llevo en mi carta de presentación el sexo de las personas con las que me acuesto, pero no oculto que lo soy) soy atea por convicción desde los 15 años a pesar de haber estudiado en un colegio de monjas o precisamente por eso, tuve una relación de diez años con una compañera de facultad que terminó por desgaste aunque aún es una buena amiga y nos vemos bastante a menudo, me considero una persona culta con buena formación y una gran profesional.

Desde el primer momento en que me presentaron a Manuela me fascinó, esa arrolladora personalidad me hizo mella desde el primer día, mi admiración por ella fue creciendo mientras trabajábamos juntas, poco a poco fue naciendo una amistad aunque no ha sido hasta las navidades pasadas cuando realmente sentí que era el prototipo de lo que yo buscaba en mi vida, era la persona con la que siempre había soñado, era el amor de mi vida… Creo que ya estaba enamorada, lo estaba pero no quería reconocerlo, por ello trataba de evitar pensar y ni siquiera me lo planteaba para no tener que contestarme, pero estas navidades… llegué con la guardia baja, me acababan de comunicar que mi primo más querido (casi como un hermano para mi) había fallecido en un terrible accidente de tráfico, me enteré en el ascensor, subiendo al la planta sexta donde están nuestras oficinas, el ascensor abrió las puertas y de frente estaba ella, mi expresión debió de ser devastadora, noté que no me llegaba la sangre a la cabeza y el mundo se me nublaba, cuando recuperé la consciencia estaba en el suelo del ascensor entre sus brazos, me miraba a los ojos, me llenaron mientras sentía esa pérdida tan brutal, me consolaron, me dieron aliento y me confirmaron lo que trataba de ocultar, la amaba y gracias a ello en ese momento pude respirar… fue increíble como se portó esos días, me llamaba  constantemente para interesarse por mi estado de ánimo, me apoyó, me dio vacaciones y nuestras conversaciones telefónicas dieron paz al tormento y ánimo a mi desesperación, tuve familia y amigos a mi lado pero sus llamadas eran lo que realmente me reconfortaban, me proporcionaban todo lo que en ese momento precisaba, me entendía y sabía como hacerme sentir mejor, sus palabras sensatas llenas de comprensión y calidez… si, lo tuve que reconocer, estaba completamente enamorada de mi jefa.

Con mi incorporación al trabajo llegó mi calvario, ahora no podía mentirme, ahora sabía la verdad y ahora tenía que enfrentarme a convivir y sobrellevar un amor imposible, a respirar a su lado con ese continuo pellizco en mi estómago, a ruborizarme cada vez que un pensamiento lascivo cruzaba por mi mente cuando paseaba frente a mi mesa, a controlar mis pulsaciones cada vez que me rozaba y a quedarme sin aliento si su proximidad se prolongaba un segundo más de lo normal.

¿Qué podía hacer? ¿Cómo evitarla? Con el acercamiento por la tragedia se sintió más cercana a mí, con más intimidad y cada día intentaba acercarse un poco más, me proponía ir a tomarnos algo juntas para charlar, me invitó varias veces a comer o a cenar a su casa y yo ya no sabía que excusa poner.

Un día ya no supe que objetar y no me quedó más remedio que aceptar su invitación, era una cena informal para que conociera a su marido, a su hijo y a la novia de este, además, me dijo, hay una pequeña sorpresa especial para ti.


Era un sábado lluvioso, estuve más de media hora cambiándome de ropa hasta que decidí el modelo que llevaría, estaba nerviosísima, por un lado sentía curiosidad de saber como era todo su entorno, su casa, su familia, pero por otro lado me angustiaba tener que reconocer que era feliz y que no tenía ningún derecho a implicarme de la manera en que lo estaba haciendo en su vida que no tenía ningún derecho a alterarle ni en lo más mínimo esa felicidad que intuía existía.

Llegué 15 minutos tarde a la hora acordada, abrió la puerta su marido, Felipe, me pareció encantador, guapo, afectuoso, educado… aggggggg me gustó. Me disculpé por el tráfico debido a la lluvia y tras dejar en el vestíbulo el paraguas y la gabardina me acompañó al salón. Allí me presentó a su hijo Pipe (de Felipe, eso me pareció un pelín cursi) a su novia Elena y a un amigo de la familia, Álvaro, un tipo bien parecido que me ofreció una copa de vino que acepté amablemente. Pregunté por Manuela y me dijeron, - está en la cocina, pasa a saludarla…

Cuando llegué a la cocina Manuela estaba agachada frente al horno comprobando si el asado estaba en su punto, cuando se incorporó me sonrió encantadoramente y mientras me abrazaba me preguntó con un tono burlón - ¿Qué te ha parecido Álvaro?
Mi cara debió de ser todo un poema por que riéndose a carcajadas me dijo, - ¡no pongas esas cara!, esa era la sorpresa que te tenía preparada. - No me dio tiempo a contestar nada por que la cocina enseguida se lleno de un continuo ajetreo, al final la reunión del salón se trasladó allí hasta que el asado estuvo terminado, luego, entre todos, pusimos la mesa y servimos todos los platos que habían preparado y nos sentamos a cenar.

No daba crédito, ¡me habían preparado una cita! ¡Y con un hombre! Era una de las situaciones más estúpidas que había vivido en años. Realmente nunca había hablado de mi sexualidad con Manuela pero en algún rinconcito de mi corazón pensaba que lo había intuido, al menos pensé que le había dado pistas en alguna de mis conversaciones con ella, pero era evidente que no. De alguna manera tenía que poner fin a este malentendido, una cosa es que no vaya pregonando mi homosexualidad y otra cosa es que la oculte o que engañe sobre ella.

Fue una cena agradable, realmente encontré en su familia lo que sospechaba, eran encantadores, nos reímos mucho contando anécdotas y chistes y estaba esperando un pequeño indicio para poder explicar el malentendido y dejar clara mi situación. No tardó en aparecer, su hijo que estaba implicado en lo de la cita con Álvaro fue el que me dio pie preguntando,
¿Y tu Alba, hace mucho que no tienes novio? -  su padre dijo, - ¡Pipe, que indiscreto!
Yo le disculpé, - no es indiscreción, es curiosidad… bueno hace ya tiempo, tres años exactamente que no tengo pareja… anteriormente tuve una bonita historia durante diez años y no fue novio, fue novia… y aún no he encontrado a nadie que la sustituya aunque no pierdo la esperanza.
Mi corazón se aceleró esperando la reacción de todos pero especialmente la reacción de Manuela. Pipe no pudo controlarse y soltó una carcajada, todos se sonrieron reconociendo la metedura de pata y al final acabamos todos riendo y haciendo un chiste de la situación de una forma completamente natural.

Al día siguiente en la oficina Manuela me llamó a su despacho, yo estaba un poco nerviosa (para qué engañarnos, estaba histérica) era la primera vez que hablaría con ella con plena seguridad de que sabía que yo era lesbiana, me preocupa apreciar algún cambio de actitud o notarla incómoda. Me sonrió nada más entrar y luego entre risas me pidió mil disculpas por haber sido tan torpe y no haber sabido más de mí, me preguntó si estaba molesta y que si podía hacer algo para compensarme… yo me reí con ella y por supuesto que la disculpé, le dije que no tenía porqué pedir perdón y menos que compensarme. Respiré aliviada, fue tremendamente natural y para nada le afectaba el conocimiento de mi sexualidad… en el fondo esperaba una reacción así, pero me hubiera encantado sentir que algo la intranquilizaba, la turbaba, al menos hubiera tenido un resquicio de esperanza…

Las siguientes semanas todo transcurrió con normalidad, de vez en cuando me gastaba alguna broma recordando el incidente de la cena pero una campaña publicitaria apretada nos distrajo de toda relación privada y nos volcamos al 100% en el trabajo, personalmente estaba agradecida por que el cansancio no me dejaba tiempo para pensar, llegaba a casa derrotada y me dormía profundamente hasta que el despertador me rescataba del sueño.



Llegaron las vacaciones de verano y agradecí poder distanciarme de ella durante un largo periodo para intentar recomponer mi vida e intentar sacarla de mi cabeza. Conocí a una chica en Ibiza que me proporciono noches locas de placer, muy divertida, más joven que yo, dinámica, simpática, guapa… pero no era ella, no se parecía ni por aproximación…

Me incorporé al trabajo a primeros de septiembre, hacía más calor que el mes anterior, Madrid estaba ya en plena ebullición y el calor junto a la polución eran sofocantes, cuando entré por la puerta de la oficina no me lo podía creer, ¡hacia más calor que en la calle! El aire acondicionado había sufrido un avería justamente el día anterior y parece ser que no tenía arreglo por lo que debíamos cambiar toda la instalación. Eso significaba que estaríamos al menos 4 días sufriendo esa asfixiante sensación.

Nada más entrar me dirigí al despacho de Manuela, estaba anhelante de volver a verla, me había rendido y definitivamente reconocí que por mucho que lo intentara era un sentimiento demasiado profundo como para pretender eliminarlo, por lo tanto  asumí, que me tocaba sufrir pero al menos disfrutaría de su presencia.

Entré en cuanto escuché su voz permitiéndome el paso, estaba al teléfono gestionando la instalación del aire acondicionado, estaba enfadada, molesta, se le notaba a la legua
- ¿Es mal momento? -  Le pregunté en cuanto colgó el teléfono.

-No - me dijo. Pero tenía aspecto de cansada, ojeras, ojos tristes…

-¿te encuentras bien?

- Estoy de los nervios, nada más incorporarme y me encuentro con esta papeleta, ¡lo que me faltaba! Y además…  - se calló, no terminó la frase,  pero pude comprobar que los ojos se le llenaban de lágrimas… - en fin, complicada historia, ya te contaré… ve a tu departamento, puse en tu mesa una larga lista de tareas… sin no te importa mañana hablamos, por hoy ya tuve bastante… me voy al centro a terminar estas gestiones.

Me dejó angustiada, no se encontraba nada bien y eso era totalmente evidente, pero conociéndola como la conocía, el trabajo no era la causa de ese malestar, yo la había visto lidiar problemas mayores y nunca se achantó… algo le pasaba y tenía que ver con su vida privada… “Mañana, mañana”  me dijo que hablaríamos, ya estaba impaciente, no dormí en toda la noche.

Al día siguiente no fue a trabajar, mi angustia iba creciendo según avanzaba el día y no daba señales de vida. Decidí armarme de valor y la llamé a su número privado,  que solo los amigos teníamos, me contestó y en su voz se notaba que estaba llorando.

-¿Manuela, por Dios, que te ocurre? Me tienes muy preocupada.

-Alba, gracias por llamar, estos días te he echado muchísimo de menos. Estoy fatal, ya te contaré, ¿cuando acabes ahí podrías venir a mi casa?

El resto de la jornada se me hizo interminable, por fin a las ocho  en punto subía a mi coche para dirigirme a casa de Manuela, el tráfico era infernal, estaba toda sudada del interminable día en la oficina sin aire acondicionado, opté por no pasar por casa a ducharme para llegar lo antes posible, estaba impaciente, preocupada…

Me abrió ella la puerta, se abalanzó sobre mí y lloró abrazada a mi cuello con un sofocón incontrolable, estuvo así durante varios minutos, cuando pude mirarla a los ojos llenos de tristeza pude preguntarle:

-¿Qué te pasa? Me estás asustando - Al principio apenas
podía entender lo que me contaba, se atropellaba con las palabras entre las prisas y los sollozos no lograba aclararme, después fue calmándose y al final entre unas cosas y otras entendí que Felipe la había dejado por una amiga de toda la vida, exactamente por la madrina de Pipe, parece ser que la historia entre ellos venía de lejos y que durante las vacaciones de verano decidieron dar el paso y confesar su relación, ella al parecer no había sospechado nunca nada y todo le había sobrevenido de nuevas por lo que temía que estaba atravesando la peor de las depresiones.
Me confesó que me había echado de menos por que yo no era amiga de la pareja, sino de ella, del resto sospechaba que en algún momento lo hubieran sabido y no se lo contaran… Habló, habló y lloró hasta quedar exhausta y dormida entre mis brazos, yo no sabía que hacer, no quería ni respirar para no despertarla, estaba extasiada con ella entre mis brazos, tan indefensa, tan desprotegida… le di un tierno beso en la frente y disfruté del momento hasta que despertó.

Eran las tres de la madrugada, miró el reloj y me dijo:  Alba ¡por Dios! ¿Cómo no te has ido a casa? Mañana hay que madrugar, yo no me puedo escaquear otro día más. ¡Quédate es tardísimo!
Yo me disculpé, no me había duchado después del día infernal y era imposible ir a trabajar sin cambiarme de ropa, muy a mi pesar me fui a casa e intenté dormir el poco tiempo que me quedaba antes de ir a la oficina.

En la oficina había un ruido infernal, taladradoras, martillos y demás herramientas de los instaladores haciendo coro… era imposible trabajar. Manuela salió de su oficina a los pocos minutos de yo llegar y dijo en alta voz.

- Nos vamos a casa, hasta que terminen la instalación no se trabaja, es imposible hacerlo en estas condiciones. Si necesito algo de vosotros ya os llamaré. Me temo que después tendremos que recuperar estos días perdidos. ¿Algún problema?
Todos a coro contestamos que no y nos dispusimos a recoger. Manuela se acercó a mi mesa y me preguntó si me importaba acompañarla a hacer algunas gestiones, por supuesto le dije que iría encantada.

Cuando nos montamos en su coche se disculpó, no me necesitaba para hacer ninguna gestión, lo había dejado todo lo suficientemente atado como para poder olvidarnos de trabajo durante 72 horas. Me pedía que la acompañara a una casita que tenía en la sierra para desconectar, me rogó que fuera con ella pues era la única que le había transmitido paz y seguridad en mucho tiempo, me suplicó y… no pude negarme.

Llegamos anocheciendo, hacer el equipaje y la compra en el supermercado nos retrasó más de lo esperado, la casa estaba completamente aislada, el vecino más próximo distaba a 5 kilómetros, se notaba que hacía tiempo que no iba nadie, los muebles tenían polvo acumulado y se respiraba un ligero ambiente de humedad. Nos dispusimos a colocar la compra en la cocina y a preparar la cena, una ensalada y poco de queso.


Comenzamos a cenar en el porche, en principio hacía una noche agradable pero en pocos minutos comenzó a soplar un viento muy molesto y decidimos terminar dentro. Bebíamos vino y charlábamos en el sofá cuando se desató una tormenta que nos asustó de lo rápido y estruendosa que se había producido. Rápidamente cerramos las ventanas y pudimos apreciar por ellas que llovía torrencialmente, estábamos perplejas mirando como el viento doblaba los olmos del jardín cuando se produjo un apagón. Nos miramos en principio asustadas y después nos dio un ataque de risa, apenas nos veíamos, tan solo un pequeño haz de luz proveniente de una lámpara solar del jardín nos permitía ver bultos y sombras.

Manuela comenzó a buscar velas a tientas por todos los rincones, al final consiguió encontrar los restos de lo que un día fue una vela, apenas quedaba un trocito y una pizca de mecha, lo encendió con la última cerilla de una caja cochambrosa y me dijo: - vamos a intentar hacer la cama de mi dormitorio mientras dure la vela.

No nos dejó acabar de hacer la cama, estábamos cada una en un lado de ella cuando la vela se apagó, nos reímos, yo francamente estaba nerviosa, los acontecimientos se precipitaban y las consecuencias que iban resultado me asustaban.

Perpleja escuché: bueno, nos pilló - Desnudémonos e intentemos dormir. ¿Cómo? Me quedé paralizada. Escuche como se quitaba la ropa y se introdujo en la cama exclamando: -¡corre ven! ¡Qué frío!

Yo me quité los pantalones y las botas y me introduje con la camiseta puesta (tampoco me atreví a quitarme el sujetador). En cuanto me sintió a su lado se acercó y me rodeó quejándose de frío. Yo me quedé inerte, no me atrevía ni a respirar, debía parecer un palo, tan flaca, tan quieta… se durmió nada más susurrarme: -  buenas noches, gracias por quedarte conmigo, ¡eres la mejor!

No conseguí dormir ni un solo minuto, estaba encantada de sentirla abrazada a mi, mientras me resultaba un suplicio no responder a lo que me provocaba, fue la noche más larga de mi vida…

En cuanto amaneció me desprendí de su abrazo como pude, intentando que no se despertara. Salí al porche, la tormenta fue tremenda, el jardín daba muestras de ello, conseguí encontrar el cuadro de luces, tan solo habían saltado los plomos por lo que en segundos conseguí que volviera la luz. Me dispuse a hacer café, el ruido de la cafetera italiana debió despertarla, apareció envuelta a las sábanas con cara de sueño ¡estaba preciosa!

- ¡Ummm, que rico huele ese café! Buenos días, ¿Qué tal dormiste? Yo lo hice como un lirón. No quise contarle que no había dormido nada, no era el momento, aunque había decidido que tendría que hablarle de que mi condición me impedía actuar con la naturalidad que se merecía y que deberíamos llegar a un acuerdo.

Pasamos el día paseando, limpiando, cocinando y charlando, fue todo muy relajado, a ella se la veía mejor, apenas hablamos de su situación, realmente estaba disfrutando. La noche se acercaba y yo me propuse que durante la cena le explicaría que me resultaba muy complicado dormir con ella. Sabía que eso la haría pensar y probablemente empezaría a sospechar que algo más habría detrás de esa declaración pero me era del todo imposible pasar por otra noche igual.

Estábamos tomando el postre cuando le dije con tono burlón.
- Esta noche ¿Cómo vamos a dormir? – Me miró un tanto perpleja y me dijo:

- Si no te importa, prefiero no dormir sola.

- Si me importa - contesté un poco ruborizada. Me miró sorprendida

- ¿te importa? ¿Por qué?  - Me levanté de la mesa y comencé a recoger los platos, me sujetó del brazo y volvió a preguntarme

- ¿Porqué? -  Le miré a los ojos, de pie, desde arriba y le dije

- no pensé que tuviera que explicártelo.

- Explícamelo - dijo poniéndose de pie como un resorte, necesito que me lo digas.

– Creí que quedó clara mi sexualidad en aquella cena en tu casa, ¿te acostarías en la misma cama de un amigo varón? Pues eso es exactamente lo que te quiero decir, no he pegado ojo en toda la noche, no puedo dormir a tu lado y pretender que sea un mueble y no sienta nada, no puedo, lo siento, yo no quería que pasara esto, pero ha pasado, solo te pido que no me vuelvas a hacer pasar por lo que pasé anoche. Solté toda esa parrafada sin respirar apenas y huí a la cocina a llevar los platos.

Cuando regresé de la cocina escuché que estaba haciendo la cama del otro dormitorio, yo estaba abrumada, no sabía si eso iba a generar tensión, no quería preocuparla con otra historia y me fui a hablar con ella.

- Perdona Manuela, no quise preocuparte ni agobiarte, simplemente quería que supieras que para mí es muy difícil dormir contigo, solo que lo sepas, no has de tener nada más en cuenta ni cambiar nada en tu actitud, disculpa si te he molestado.  - Me cogió de la mano, me besó en la mejilla y me dijo – Para nada me he molestado, discúlpame tú a mí por no tenerlo en cuenta, soy idiota, solo he pensado en mí. Me volvió a besar en la mejilla

– buenas noches, espero que hoy puedas dormir. - Y cerró la puerta tras salir.

Estaba incómoda, sentía una sensación extraña, una especie de remordimientos, tenía un poco de angustia, me sentía culpable de dejarla dormir sola cuando me había pedido lo contrario. Eran las cuatro, seguía sin dormir, cuando escuché a Manuela ir hacia la cocina. Tampoco dormía. Hoy, ni ella ni yo. ¡Vaya! ¿Para qué diría nada? Yo de todos modos no duermo y ella al menos hubiera descansado que le hace falta.

Me levanté y la encontré frente a la nevera, llorando, con un vaso de agua en la mano.

Me miró, me dijo: - lo siento, no quería despertarte. - Me acerqué y la abracé

     no me has despertado - le dije - tampoco he podido dormir sola.
Lloró sobre mi hombro, lloró y su abrazo se hacía más intenso, noté que se detenía en mi cuello, noté su respiración. ¿Eso eran sollozos? Su respiración era agitada, pero el ritmo había cambiado, no era por el llanto, eso era otra cosa… Sentí sus labios rozar mi cuello, sentí como se acercaban a mi oreja… me moría y sin darme tiempo a reaccionar me susurró al oído

- creo que te deseo, creo que te deseo desde hace mucho tiempo.

Me aparté de ella como si me diese calambre, mi cara de estupefacción se sumó a la suya.

-¿Qué acabas de decirme? No puedes jugar así conmigo. Sé que estás pasando por un mal momento, pero no me involucres, tú no sabes lo que yo siento, no sabes hasta qué punto esto puede hacerme daño.

Me miraba con lágrimas aún en los ojos, se sentó en una silla de la cocina y dándome la espalda dijo: - no estoy jugando contigo, no quiero hacerte daño y esto que siento viene de lejos, tan solo huí de ello por mis circunstancias.

- ¿Y Felipe? - Le pregunté extrañada.

-  Felipe me engañó como yo llevaba engañándole con mis sentimientos desde hace años, éramos buenos compañeros pero ya no había amor, de él me ha dolido la traición no el hecho, sólo tenía que habérmelo dicho y yo le hubiera entendido. Esto que siento por ti me tiene confundida desde hace tiempo, he luchado contra ello,  pero tu reacción de esta noche me ha hecho reaccionar, no quiero seguir mintiéndome ni quiero mentirte a ti. ¡Te quiero Alba!

Mi corazón amenazaba con salirse del pecho, no podía creer que esto me estuviera pasando. ¡Me quiere! Me lo está confesando y yo estoy aquí como un pasmarote, petrificada, paralizada… Ella se levantó de la silla, me encaró, seguía llorando, lloraba y reía, de pronto me descubrí llorando y riendo también, estuvimos así largo rato, sin decir nada hasta que me armé de valor y le dije:  me gustas desde el primer día que te vi y no sabría decirte desde cuando te quiero, pero ya hace mucho de ello. Creí que esto jamás sería posible y es probable que no sea capaz de expresarte lo enormemente feliz que me haces. Te quiero, te quiero, te quiero… - y acercándome a ella la besé con el ansia acumulada durante todo este tiempo. Se dejó besar y me besó, me asió de la mano y me condujo hasta su dormitorio, me tumbó suavemente sobre la cama y me dijo: - Creo que esta noche tampoco vas a dormir.

- ¿Que se le va a hacer? - Contesté mientras la arrastraba hacia mí.




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La Teta Feliz Historias y Relatos ® MaraLess Derechos Reservados
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10 comentarios:

  1. Circunstancia de la vida tratada con mucha "responsabilidad", sin egoísmo y sin perder la esperanza....y para regocijo con buen final!!!.... BRAVO!
    Angels
    Madrid

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  2. PRECIOSA HISTORIA
    CHUS-ESPAÑA

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  3. MUY BONITA HISTORIA, AUNQUE ME SUPO A POCO, ME HUBIERA GUSTADO QUE DURARA UN POQUITO MÁS...

    SALUDOS, DESDE PERÚ.

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    Respuestas
    1. Ya sé a lo que te refieres... :P opino lo mismo, se quedó en la mejor parte jajaja pero aún así, es una hermosa historia.
      Saludos a todas, chicas ;)

      Eréndira, México.

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  4. Muy buena historia, pero se terminó en lo más emocionante, espero que MaraLess realice la continuación. xD

    Saludos!
    Carmen, México.

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  5. Divina historia me enamora aun mas

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  6. Me encanto y yo tambien keria que dure mas bella besotes ARGENTINA

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  7. Este puede ser un gran inicio para continuar la historia
    Me encanto, muchas gracias por compartirla y de por medio la sinceridad y el valor siempre debe estar presente y mas cuando se trata de amor

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