Al llegar, como todos los días; subí la verja y me
dispuse a entrar, cuando noté a alguien detrás mía.
- Lo siento, aún no hemos abierto al público, todavía
falta media hora. - dije sin darme la vuelta.
- ¿Ni para una chica nueva en la ciudad tampoco? -
habló una voz muy cerca de mí.
Un súbito escalofrío recorrió toda mi columna
vertebral.
Me giré al instante y ahí estaba ella, Candela.
- ¡Que sorpresa! - reaccioné con cara de tonta.
Nos quedamos ahí mirándonos unos segundos. Parecieron
eternos, pero pronto se rompió el encanto por culpa de mi móvil.
Era Kyle quien me llamaba.
- Recuerdas que en una semana es el cumple de tu
padre, ¿verdad?
- Si, lo recuerdo... pero si me olvido ya te tengo a ti, ¿cierto? - contesté con ironía.
- Que graciosa. A la hora de comer paso por el
restaurante y hablamos de lo que le prepararas. - dijo antes de colgar.
Guardé el teléfono y me dirigí a Candela.
- Perdona, era mi amigo Kyle. Bueno, ¿y tú por aquí?
- Bueno, pensé que sería buena idea tomarme un café
contigo. Si no estas ocupada evidentemente. - contestó sonriendo.
- Claro, sin problemas. Dame 5 minutos para que
termine de abrir y ya estoy contigo. ¿te parece?
Asintió con la cabeza y se sentó en la barra.
Luego de haber preparado todo, preparé dos cafés y me
senté con ella para charlar y tomar el café con calma.
- Bella... esto, quería hablarte de lo que pasó ayer.
- dijo jugando con la cucharilla del café.
- Claro, lo que quieras. Dime, te escucho. - respondí
muy atenta.
- Nose que me pasó. Me dejé llevar y actué de forma
impulsiva. Sinceramente, no voy a disculparme por lo que hice; sólo que me dejé
llevar por impulsos desconocidos en mí. - tomó aire y continuó. - Sólo quería
decirte que no quier romper esta bonita amistad que está surgiendo entre
nosotras, que yo realmente siento algo por ti, pero... dejemoslo pasar por
ahora... a ver como va todo esto... - zanjó el discurso mirándome de reojo.
En ese momento, me sentó como una jarra de agua fría.
Pero lo entendí a la perfección; pero, ¿que había dicho? ¿que sentía algo por
mi?
Ni yo misma sabía descifrar lo que sentía, pero lo que
sabía es que era muy fuerte.
- Tranquila, no te preocupes - rematé sonriendo.
Charlamos hasta que poco a poco fueron entrando algunos
clientes habituales.
- Bueno, veo que estas liada. - dijo levantándose de
la barra y queriendo pagar los cafés.
- Invita la casa. - contesté.
- Venga, déjame pagar algo... - dijo tiernamente.
- ¿Sabes que te pones muy mona cuando haces pucheros?
- dije sin pensar.
Su mirada se iluminó como un árbol de navidad el dia
de noche buena.
- ¿Si... tu crees? - contestó coqueteandome.
- Eeehh...mmmm... si lo creo. Venga a esta invita la
casa, te toca pagar los siguientes.
- Capisco, mira te dejo mi número y me llamas cuando
quieras oara hablar, o lo que necesites. - escribiendo su número en una servilleta
y mordiéndose el labio.
Tomé la servilleta y la guardé en el bolsillo trasero
del pantalón.
- Hecho. ¡Suerte en la reunión! - exclamé mientras se
alejaba.
- Gracias, buen día. - gritó desde la puerta.
Me quedé un trastocada por lo que me había dicho, pero
tenía que trabajar.
La mañana pasó sin ninguna novedad: clientes
habituales, amigos, conocidos y algunos nuevos.
A la hora de la comida, Kyle apareció como habíamos
acordado; más bien como él había acordado.
- ¡Hola princesa! - gritó con los brazos abiertos
desde la entrada.
- Payaso - fue mi respuesta mientras le tiraba un
trapo de cocina a la cara.
- ¿Así es como recibes a tu amigo del alma? Vaya
anfitriona. Espero que en el cumple de tu padre lo hagas mucho mejor. -
respondió devolviendome el trapo y acercándose a la barra.
- Se que no te gustan esas reuniones, pero tienes que
ir. Es tu padre. - dijo en tono serio.
- Es mi padre, pero no se comportó como tal y mucho
menos desde que mi madre se fue, ¿me equivoco? - exclamé en tono melancólico.
- Bueno, pero harás un pequeño esfuerzo... a tu madre,
a la Señora Isabella le habría encantado... y lo sabes princesa. - contestó
mirándome con compasión.
A regañadientes, pero acepté.
- Está bien, tienes razón. Pero cuando lleguen los
periodistas me iré. ¿Trato hecho? - alargando la mano para sellar el trato.
- Está bien, en principio si. Pero, ya veremos. -
mirando un poco cinico.
Seguí con mis labores hasta que Mike llegó.
- Buenos días Bella, ¿mucha gente? - preguntó
- Ahora empiezan a venir. Atraes a la clientela. -
respondí sonriendo de oreja a oreja.
Después de una hora sin parar, nos tomamos un merecido
descanso para tomar una copa de vino; ya que casi no había clientes.
Sonó el teléfono y cogió el recado Mike.
- Jefa, mesa para 15 personas; para dentro de media
hora. - dijo desde la otra punta de la barra.
- ¡Oído! - grité mientras seguía disfrutando del vino.
- Oye Mike, a nombre de quien es la reserva.
- El abogado de tu padre, el Señor Italiani. - dijo
tomando de su copa de vino.
- Otra reunión de peces gordos, que aburrimiento. -
dije riendo.
Pasados 10 minutos, Mike se sentó a mi lado y comenzó
a hablar.
- Jefa, sabes que tengo la carrera de económicas ya
acabada.... y.... - lo interrumpí.
- Y me vas a abandonar por otra oferta de empleo mejor,
¿no? - contesté irónicamente.
- No, ¿como crees que te abandonaría? Fuiste tú quien
me dio trabajo y me ayudo a madurar como persona. - dijo un tanto indignado. -
Sabes que Claudia y yo estamos pensando en casarnos... y para la semana
necesitaría tener libre de lunes a jueves, para dejar todo terminado y zanjado
para el día de la boda. - comentó bajando la mirada.
- Mike, eres como de la familia. Te quiero y te siento
como un hermano. - me terminé la copa y continué. - tómate el tiempo que te
haga falta.
- Gracias, por cierto... ya tenemos fecha de boda. Es
en 3 semanas y obviamente tú y Kyle están invitados. - dijo muy alegre.
- ¿En serio? ¡¡Mis enhorabuenas pequeño!! - contesté
abrazándolo.
- Prometo que te cubriré una semana entera si hace
falta. - contestó emocionado.
- Mike, sabes que no hace falta. - dije dándole unas
palmaditas en el hombro. - Vamos a preparar una mesa en condiciones para el
Señor Italiani. - sonriendo.
No dijo nada, sólo se puso a trabajar como siempre
hacía.
- Oye princesa, ¿tienes un momento? - preguntó Kyle.
Miré a Mike y no hizo falta que dijera nada. Sonrió y
se encargó de todo.
- Es un encanto - le comenté a Kyle.
- Lo sé, siempre lo dices. Cambiando de tema, ¿como
vas con tu trabajo de "fotógrafa"? - dijo marcando las comillas con
las manos.
- Ahí va. - suspiré hondo.
- ¿Que pasa? Sabes que puedes hablar conmigo de lo que
sea.
- Llevo ya un tiempo pensando en dejar el restaurante,
pero; es como un hijo y quiero hacer las cosas bien. No quiero desvincularme al
100%, ¿sabes? - contesté.
- ¿Y que tienes pensado? - preguntó curioso.
Miré a mi alrededor y vi que Mike no estaba cerca y
decidí hablarlo con Kyle.
- Estoy decidida a pasarle el 50% a Mike, en parte por
todo lo que se ha volcado en él, también le pertenece. - comenté seria.
- Ya sabes mi opinión. Estoy de acuerdo, pero
necesitaría un pequeño equipo, ¿no crees? - respondió terminando su 3º café.
- Tienes razón. Buscaré un abogado de confianza y
preparé los papeles. Hazme un favor, busca y encuentra a un abogado que no
trabaje o que no juegue al golf con mi padre y te pago una cena. - dije
sonriente.
- ¿Y las copas? - preguntó intrigado.
- Correrá todo de mi cuenta.
- Es difícil, pero no imposible. Dalo por hecho. -
contestó más alegre aún.
Después de despedirme de Kyle, Mike y yo nos
encargamos de servir al Señor Italiani y a sus socios.
- Buenas Señor Italiani, ¿todo a su gusto? - pregunté.
- Como siempre Bellatrix, todo perfecto.
Cuando terminamos y se fueron, recogimos todo.
Ya era casi media tarde y nos preparábamos para las
tandas de las cenas.
Todo fue viento en popa. Hasta Kyle llegó con una gran
noticia.
- Princesa, me debes una cena y copas. - dijo todo
orgulloso.
- ¿Has encontrado a alguien?
- Si, es abogada y es nueva en la ciudad. Te va a
encantar, además no sabe de quien eres hija.
- Perfecto. ¿Para cuando? - pregunté impaciente.
- Cuando tengas el equipo listo, le diré que venga con
un notario y sólo hará falta firmar.
- Estupendo. Llamaré a los reservas que llamamos el
año pasado, son legales y muy buenos en su trabajo.
- Entendido.
Fueron pasando los días y Candela y yo seguíamos en
contacto, todos los días.
Llegó el gran día, el cumpleaños de mi padre. Todo
salió a pedir de boca, aunque yo intentaba no cuadrar con él a solas en ningún
momento.
Todo rematado, todo salió bien. Una vez llegados los
periodistas, me aleje lo más rápido que pude.
Una
semana después de cumpleaños de mi padre, el equipo trabajaba bien; muy bien y
al fin me reuní con el notario.
Pero cuál fue mi sorpresa al ver que el abogado nuevo,
era ella.... Candela.
- ¿Que haces aquí? - pregunté curiosa.
- Negocios, vengo con el notario.
- No me digas que tú eres la abogada - dije atónita.
- Si, ¿por? Que te sorprende tanto.
- Por nada, tranquila. Sígueme, el notario ya ha
llegado.
Me siguió a mi despacho y allí vió al notario y a Mike
que fue llevado allí a base de mentiras, que si era para el seguro y todas esas
cosas...
- Bueno, estamos todos, ¿correcto? - preguntó el
notario.
- Si, prosigamos. - contesté.
Candela me miró perpleja; no sabía nada tampoco.
- Bueno, he visto las condiciones y me parecen muy
favorables.
Nos sentamos y mientras yo firmaba los papeles del
notario, Mike y Candela miraban sin entender nada.
- Bueno Mike... firma estos documentos; aquí, aquí y
aquí. - dije cediéndole el bolígrafo y mostrandole donde tenía que firmar.
Firmamos otros tantos papeles que había traído Candela
y todo estaba listo.
- En un par de días le haré llegar una carta de
notificación de todo.
Al terminar se fueron y yo y Mike seguimos recogiendo.
Pasó otra semana y en la boda de Mike y Claudia, me acompañó Candela; como
acompañante y como abogada.
Golpeé suavemente la copa y me decidí a hacer un
brindis.
- Hola a todos, soy Bella; la jefa de Mike... aunque
para mí es como mi hermano. - carraspee y continué - Aún no le he entregado mi
regalo de bodas y me gustaría hacerlo ahora delante de todos vosotros. -
indiqué a Claudia que me pasara los papeles.
- ¿De que se trata? - preguntaron Claudia y Mike muy
intrigados.
- Como todos saben, Mike es como mi hermano y lo
adoro. Por esa razón, he decidido... que seas mi socio al 50%. Pasarás a ser el
gerente, el manda más y te encargarás de las cuentas y todo eso, yo sólo pondré
el capital que te haga falta. - tomé aire - Aquí están los papeles firmados por
mí y también por él, aunque no supiera lo que firmaba. - tome otra bocanada de
aire y finalicé mi discurso. - ¡¡¡VIVA LOS NOVIOS!!! Te quiero Mike, te quiero
Claudia.
Todo el mundo rompió en un estallido de aplausos y
silbidos, celebrándolo.
Los recién casados se acercaron a mí, leyeron los
papeles y se emocionaron.
- ¿De verdad esto es para mí? - preguntó muy
emocionado.
- Todo es poco para tí, amor. - respondió Claudia
besándolo.
- Ahí tienes la respuesta campeón. Disfrutar de la
boda - dije abrazándolos.
- Te quiero Bellatrix - exclamó Mike llorando.
- Y yo hermanito - exclamé también emocionada.
Luego de los festejos, cerramos el restaurante durante
una semana por descanso. Ya se encargaría del nuevo gerente de abrir y todo lo
demás.
Varios días después, llamé a Candela para... hablar.
- Hola, ¿Candela?
- Si. ¿Que tal Bella?
- Bien, ¿te apetece quedar? Tengo una noticia que
darte y estoy muy emocionada.
- Claro, ¿en mi casa en 20 minutos?
- No, mejor en la playa de Sorrento, ¿te recojo en 15
minutos? - pregunté impaciente.
- Perfecto, hasta ahora. - y colgó el teléfono.
Cogí una cesta de picnic y la llené de provisiones. El
tiempo estaba a mi favor, hacía sol y buena temperatura.
Cuando llegué a buscarla, la ví más bella que nunca.
Un vestido de raso blanco, unas sandalias tipo romanas
y una chaquetita gris clara. Estaba hermosa. Y su melena suelta.
- ¿A dónde vamos? - preguntó viendo la cesta.
- De picnic. Hay que celebrar algo. - contesté
abrazándola.
- Me parece bien. Vamos. - contestó sonriente.
Llegamos a la play y nos colocamos en un lugar un poco
alejado del resto.
- ¿Y que celebramos? ¿Me vas a contar? - preguntó.
- Pues, recuerdas que lo del restaurante y todo eso
era herencia y no era lo que realmente quería para mi. - asintió en tono de
afirmación y proseguí. - mi mayor sueño es ser fotografa y lo he conseguido.
¡Tengo 2 exposiciones! Una en Venecia y la otra es aquí, en la playa de
sorrento.
- ¿En serio? ¡Enhorabuena! - dijo abrazándome.
- Y hay otra cosa más. - comenté mientras abría y
servía el vino.
- ¿¡Más?! Cuenta cuenta... - exclamó tan emocionada
como yo.
- Me encantaría que vinieras a las dos, por lo menos a
la de aquí de Sorrento. - comenté mirándola a los ojos.
- Me encantaría. - dijo mientras sus ojos brillaban como
las estrellas.
Me quedé embobada mirándola y cuando me dí cuenta que
ella también se quedó mirando, me mordí el labio inferior, inconscientemente.
Nuestros rostros de acercaron poco a poco, hasta
quedar a milímetros los labios de una con los de la otra.
Podía notar su aliento y ella el mío.
- ¿Puedo besarte? - susurré lo más dulcemente posible.
- Lo he estado esperando desde el primer día que te
besé; pero no sabía lo que sentías tú. - contestó mientras pasaba su lengua por
sus labios.
Me acerqué y la besé, un beso tierno y dulce como de
película.
Candela me cogió por el cuello y me apretó más hacia
ella. Así profundizamos más el beso.
Poco a poco nos fuimos separando y nos volvimos a
mirar fijamente.
- Ya te quería desde la primera vez que te vi, pero; ahora
estoy segura de que te amo Bella.
Suspiré hondo y la volví a besar.
- Te amo Candela. - y volvía a besarla.
- Como me sigas besando así, será mejor que nos
vayamos; porque nos terminarán deteniendo por escándalo público. - dijo
mirándome picara y juguetona.
- Quiero hacerte mía - susurré en su oído, con la
lujuria reflejada en mis ojos.
- Y yo quiero ser tuya. - contestó ayudándome a
recoger e irnos rápido de allí.
Poco tardamos en llegar a su casa.
Fuimos dejando todo por el suelo. La cesta del picnic,
su ropa, mi ropa...
Estábamos en su cuarto, sólo en ropa interior; la una
frente a la otra.
- ¿Estás segura? - pregunté.
- Tan segura, como que te amo y no necesito a nadie
más en mi vida. Hazme tuya amor. - contestó mientras se desabrochaba el
sujetador.
La miré embobada, hice lo mismo con el míoy la tumbé
en la cama.
Probé cada rincón de su cuerpo, inhalé cada aroma que
de él provenía y saboreé hasta la última gota de su ser, hasta que quedó
extasiada.
Después de reponerse, ella comenzó a descubrir todos
los rincones de mi cuerpo, a juntar el suyo con el mío y hacernos estallar a
las dos a la vez como volcanes erupción.
Llegamos al éxtasis después de casi toda la noche,
gozando y dándonos amor como nunca nos habían dado a ninguna de las dos.
Desnudas, abrazadas y agotadas; así nos quedamos dormidas, juntas y deseando
que en la mañana siguiente todo siguiera siendo real, nuestro amor, nuestra
historia de amor.
Soñamos la una con la otra, pero esta vez; lo que
habíamos sentido y lo que estábamos viviendo, no era un sueño: era la completa
realidad. Y lucharíamos para que siempre fuera así.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Samy - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
el amor es tan lindooo......
ResponderEliminarSolo son 3.??? Espero sean más capítulos
ResponderEliminarCuando es correspondido si , aveces uno solo se rompe el corazon :-(
ResponderEliminar