Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Chica nueva en la ciudad - Samy - 3

            Temprano en la mañana, me pegué una ducha rápida, me vestí y me fui a abrir el restaurante.
Al llegar, como todos los días; subí la verja y me dispuse a entrar, cuando noté a alguien detrás mía.
- Lo siento, aún no hemos abierto al público, todavía falta media hora. - dije sin darme la vuelta.
- ¿Ni para una chica nueva en la ciudad tampoco? - habló una voz muy cerca de mí.
Un súbito escalofrío recorrió toda mi columna vertebral.
Me giré al instante y ahí estaba ella, Candela.
- ¡Que sorpresa! - reaccioné con cara de tonta.
Nos quedamos ahí mirándonos unos segundos. Parecieron eternos, pero pronto se rompió el encanto por culpa de mi móvil.
- Disculpa un momento - me alejé un poco a la vez que le indicaba que entrara.
Era Kyle quien me llamaba.
- Recuerdas que en una semana es el cumple de tu padre, ¿verdad?
- Si, lo recuerdo... pero si me olvido ya te  tengo a ti, ¿cierto? - contesté con ironía.
- Que graciosa. A la hora de comer paso por el restaurante y hablamos de lo que le prepararas. - dijo antes de colgar.
Guardé el teléfono y me dirigí a Candela.
- Perdona, era mi amigo Kyle. Bueno, ¿y tú por aquí?
- Bueno, pensé que sería buena idea tomarme un café contigo. Si no estas ocupada evidentemente. - contestó sonriendo.
- Claro, sin problemas. Dame 5 minutos para que termine de abrir y ya estoy contigo. ¿te parece?
Asintió con la cabeza y se sentó en la barra.
Luego de haber preparado todo, preparé dos cafés y me senté con ella para charlar y tomar el café con calma.
- Bella... esto, quería hablarte de lo que pasó ayer. - dijo jugando con la cucharilla del café.
- Claro, lo que quieras. Dime, te escucho. - respondí muy atenta.
- Nose que me pasó. Me dejé llevar y actué de forma impulsiva. Sinceramente, no voy a disculparme por lo que hice; sólo que me dejé llevar por impulsos desconocidos en mí. - tomó aire y continuó. - Sólo quería decirte que no quier romper esta bonita amistad que está surgiendo entre nosotras, que yo realmente siento algo por ti, pero... dejemoslo pasar por ahora... a ver como va todo esto... - zanjó el discurso mirándome de reojo.
En ese momento, me sentó como una jarra de agua fría. Pero lo entendí a la perfección; pero, ¿que había dicho? ¿que sentía algo por mi?
Ni yo misma sabía descifrar lo que sentía, pero lo que sabía es que era muy fuerte.
- Tranquila, no te preocupes - rematé sonriendo.
Charlamos hasta que poco a poco fueron entrando algunos clientes habituales.
- Bueno, veo que estas liada. - dijo levantándose de la barra y queriendo pagar los cafés.
- Invita la casa. - contesté.
- Venga, déjame pagar algo... - dijo tiernamente.
- ¿Sabes que te pones muy mona cuando haces pucheros? - dije sin pensar.
Su mirada se iluminó como un árbol de navidad el dia de noche buena.
- ¿Si... tu crees? - contestó coqueteandome.
- Eeehh...mmmm... si lo creo. Venga a esta invita la casa, te toca pagar los siguientes.
- Capisco, mira te dejo mi número y me llamas cuando quieras oara hablar, o lo que necesites. - escribiendo su número en una servilleta y mordiéndose el labio.
Tomé la servilleta y la guardé en el bolsillo trasero del pantalón.
- Hecho. ¡Suerte en la reunión! - exclamé mientras se alejaba.
- Gracias, buen día. - gritó desde la puerta.
Me quedé un trastocada por lo que me había dicho, pero tenía que trabajar.
La mañana pasó sin ninguna novedad: clientes habituales, amigos, conocidos y algunos nuevos.
A la hora de la comida, Kyle apareció como habíamos acordado; más bien como él había acordado.
- ¡Hola princesa! - gritó con los brazos abiertos desde la entrada.
- Payaso - fue mi respuesta mientras le tiraba un trapo de cocina a la cara.
- ¿Así es como recibes a tu amigo del alma? Vaya anfitriona. Espero que en el cumple de tu padre lo hagas mucho mejor. - respondió devolviendome el trapo y acercándose a la barra.
- Se que no te gustan esas reuniones, pero tienes que ir. Es tu padre. - dijo en tono serio.
- Es mi padre, pero no se comportó como tal y mucho menos desde que mi madre se fue, ¿me equivoco? - exclamé en tono melancólico.
- Bueno, pero harás un pequeño esfuerzo... a tu madre, a la Señora Isabella le habría encantado... y lo sabes princesa. - contestó mirándome con compasión.
A regañadientes, pero acepté.
- Está bien, tienes razón. Pero cuando lleguen los periodistas me iré. ¿Trato hecho? - alargando la mano para sellar el trato.
- Está bien, en principio si. Pero, ya veremos. - mirando un poco cinico.
Seguí con mis labores hasta que Mike llegó.
- Buenos días Bella, ¿mucha gente? - preguntó
- Ahora empiezan a venir. Atraes a la clientela. - respondí sonriendo de oreja a oreja.
Después de una hora sin parar, nos tomamos un merecido descanso para tomar una copa de vino; ya que casi no había clientes.
Sonó el teléfono y cogió el recado Mike.
- Jefa, mesa para 15 personas; para dentro de media hora. - dijo desde la otra punta de la barra.
- ¡Oído! - grité mientras seguía disfrutando del vino.
- Oye Mike, a nombre de quien es la reserva.
- El abogado de tu padre, el Señor Italiani. - dijo tomando de su copa de vino.
- Otra reunión de peces gordos, que aburrimiento. - dije riendo.
Pasados 10 minutos, Mike se sentó a mi lado y comenzó a hablar.
- Jefa, sabes que tengo la carrera de económicas ya acabada.... y.... - lo interrumpí.
- Y me vas a abandonar por otra oferta de empleo mejor, ¿no? - contesté irónicamente.
- No, ¿como crees que te abandonaría? Fuiste tú quien me dio trabajo y me ayudo a madurar como persona. - dijo un tanto indignado. - Sabes que Claudia y yo estamos pensando en casarnos... y para la semana necesitaría tener libre de lunes a jueves, para dejar todo terminado y zanjado para el día de la boda. - comentó bajando la mirada.
- Mike, eres como de la familia. Te quiero y te siento como un hermano. - me terminé la copa y continué. - tómate el tiempo que te haga falta.
- Gracias, por cierto... ya tenemos fecha de boda. Es en 3 semanas y obviamente tú y Kyle están invitados. - dijo muy alegre.
- ¿En serio? ¡¡Mis enhorabuenas pequeño!! - contesté abrazándolo.
- Prometo que te cubriré una semana entera si hace falta. - contestó emocionado.
- Mike, sabes que no hace falta. - dije dándole unas palmaditas en el hombro. - Vamos a preparar una mesa en condiciones para el Señor Italiani. - sonriendo.
No dijo nada, sólo se puso a trabajar como siempre hacía.
- Oye princesa, ¿tienes un momento? - preguntó Kyle.
Miré a Mike y no hizo falta que dijera nada. Sonrió y se encargó de todo.
- Es un encanto - le comenté a Kyle.
- Lo sé, siempre lo dices. Cambiando de tema, ¿como vas con tu trabajo de "fotógrafa"? - dijo marcando las comillas con las manos.
- Ahí va. - suspiré hondo.
- ¿Que pasa? Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea.
- Llevo ya un tiempo pensando en dejar el restaurante, pero; es como un hijo y quiero hacer las cosas bien. No quiero desvincularme al 100%, ¿sabes? - contesté.
- ¿Y que tienes pensado? - preguntó curioso.
Miré a mi alrededor y vi que Mike no estaba cerca y decidí hablarlo con Kyle.
- Estoy decidida a pasarle el 50% a Mike, en parte por todo lo que se ha volcado en él, también le pertenece. - comenté seria.
- Ya sabes mi opinión. Estoy de acuerdo, pero necesitaría un pequeño equipo, ¿no crees? - respondió terminando su 3º café.
- Tienes razón. Buscaré un abogado de confianza y preparé los papeles. Hazme un favor, busca y encuentra a un abogado que no trabaje o que no juegue al golf con mi padre y te pago una cena. - dije sonriente.
- ¿Y las copas? - preguntó intrigado.
- Correrá todo de mi cuenta.
- Es difícil, pero no imposible. Dalo por hecho. - contestó más alegre aún.
Después de despedirme de Kyle, Mike y yo nos encargamos de servir al Señor Italiani y a sus socios.
- Buenas Señor Italiani, ¿todo a su gusto? - pregunté.
- Como siempre Bellatrix, todo perfecto.
Cuando terminamos y se fueron, recogimos todo.
Ya era casi media tarde y nos preparábamos para las tandas de las cenas.
Todo fue viento en popa. Hasta Kyle llegó con una gran noticia.
- Princesa, me debes una cena y copas. - dijo todo orgulloso.
- ¿Has encontrado a alguien?
- Si, es abogada y es nueva en la ciudad. Te va a encantar, además no sabe de quien eres hija.
- Perfecto. ¿Para cuando? - pregunté impaciente.
- Cuando tengas el equipo listo, le diré que venga con un notario y sólo hará falta firmar.
- Estupendo. Llamaré a los reservas que llamamos el año pasado, son legales y muy buenos en su trabajo.
- Entendido.
Fueron pasando los días y Candela y yo seguíamos en contacto, todos los días.
Llegó el gran día, el cumpleaños de mi padre. Todo salió a pedir de boca, aunque yo intentaba no cuadrar con él a solas en ningún momento.
Todo rematado, todo salió bien. Una vez llegados los periodistas, me aleje lo más rápido que pude.
            Una semana después de cumpleaños de mi padre, el equipo trabajaba bien; muy bien y al fin me reuní con el notario.
Pero cuál fue mi sorpresa al ver que el abogado nuevo, era ella.... Candela.
- ¿Que haces aquí? - pregunté curiosa.
- Negocios, vengo con el notario.
- No me digas que tú eres la abogada - dije atónita.
- Si, ¿por? Que te sorprende tanto.
- Por nada, tranquila. Sígueme, el notario ya ha llegado.
Me siguió a mi despacho y allí vió al notario y a Mike que fue llevado allí a base de mentiras, que si era para el seguro y todas esas cosas...
- Bueno, estamos todos, ¿correcto? - preguntó el notario.
- Si, prosigamos. - contesté.
Candela me miró perpleja; no sabía nada tampoco.
- Bueno, he visto las condiciones y me parecen muy favorables.
Nos sentamos y mientras yo firmaba los papeles del notario, Mike y Candela miraban sin entender nada.
- Bueno Mike... firma estos documentos; aquí, aquí y aquí. - dije cediéndole el bolígrafo y mostrandole donde tenía que firmar.
Firmamos otros tantos papeles que había traído Candela y todo estaba listo.
- En un par de días le haré llegar una carta de notificación de todo.
Al terminar se fueron y yo y Mike seguimos recogiendo.
Pasó otra semana y en la boda de Mike y  Claudia, me acompañó Candela; como acompañante y como abogada.
Golpeé suavemente la copa y me decidí a hacer un brindis.
- Hola a todos, soy Bella; la jefa de Mike... aunque para mí es como mi hermano. - carraspee y continué - Aún no le he entregado mi regalo de bodas y me gustaría hacerlo ahora delante de todos vosotros. - indiqué a Claudia que me pasara los papeles.
- ¿De que se trata? - preguntaron Claudia y Mike muy intrigados.
- Como todos saben, Mike es como mi hermano y lo adoro. Por esa razón, he decidido... que seas mi socio al 50%. Pasarás a ser el gerente, el manda más y te encargarás de las cuentas y todo eso, yo sólo pondré el capital que te haga falta. - tomé aire - Aquí están los papeles firmados por mí y también por él, aunque no supiera lo que firmaba. - tome otra bocanada de aire y finalicé mi discurso. - ¡¡¡VIVA LOS NOVIOS!!! Te quiero Mike, te quiero Claudia.
Todo el mundo rompió en un estallido de aplausos y silbidos, celebrándolo.
Los recién casados se acercaron a mí, leyeron los papeles y se emocionaron.
- ¿De verdad esto es para mí? - preguntó muy emocionado.
- Todo es poco para tí, amor. - respondió Claudia besándolo.
- Ahí tienes la respuesta campeón. Disfrutar de la boda - dije abrazándolos.
- Te quiero Bellatrix - exclamó Mike llorando.
- Y yo hermanito - exclamé también emocionada.
Luego de los festejos, cerramos el restaurante durante una semana por descanso. Ya se encargaría del nuevo gerente de abrir y todo lo demás.
Varios días después, llamé a Candela para... hablar.
- Hola, ¿Candela?
- Si. ¿Que tal Bella?
- Bien, ¿te apetece quedar? Tengo una noticia que darte y estoy muy emocionada.
- Claro, ¿en mi casa en 20 minutos?
- No, mejor en la playa de Sorrento, ¿te recojo en 15 minutos? - pregunté impaciente.
- Perfecto, hasta ahora. - y colgó el teléfono.
Cogí una cesta de picnic y la llené de provisiones. El tiempo estaba a mi favor, hacía sol y buena temperatura.
Cuando llegué a buscarla, la ví más bella que nunca.
Un vestido de raso blanco, unas sandalias tipo romanas y una chaquetita gris clara. Estaba hermosa. Y su melena suelta.
- ¿A dónde vamos? - preguntó viendo la cesta.
- De picnic. Hay que celebrar algo. - contesté abrazándola.
- Me parece bien. Vamos. - contestó sonriente.
Llegamos a la play y nos colocamos en un lugar un poco alejado del resto.
- ¿Y que celebramos? ¿Me vas a contar? - preguntó.
- Pues, recuerdas que lo del restaurante y todo eso era herencia y no era lo que realmente quería para mi. - asintió en tono de afirmación y proseguí. - mi mayor sueño es ser fotografa y lo he conseguido. ¡Tengo 2 exposiciones! Una en Venecia y la otra es aquí, en la playa de sorrento.
- ¿En serio? ¡Enhorabuena! - dijo abrazándome.
- Y hay otra cosa más. - comenté mientras abría y servía el vino.
- ¿¡Más?! Cuenta cuenta... - exclamó tan emocionada como yo.
- Me encantaría que vinieras a las dos, por lo menos a la de aquí de Sorrento. - comenté mirándola a los ojos.
- Me encantaría. - dijo mientras sus ojos brillaban como las estrellas.
Me quedé embobada mirándola y cuando me dí cuenta que ella también se quedó mirando, me mordí el labio inferior, inconscientemente.
Nuestros rostros de acercaron poco a poco, hasta quedar a milímetros los labios de una con los de la otra.
Podía notar su aliento y ella el mío.
- ¿Puedo besarte? - susurré lo más dulcemente posible.
- Lo he estado esperando desde el primer día que te besé; pero no sabía lo que sentías tú. - contestó mientras pasaba su lengua por sus labios.
Me acerqué y la besé, un beso tierno y dulce como de película.
Candela me cogió por el cuello y me apretó más hacia ella. Así profundizamos más el beso.
Poco a poco nos fuimos separando y nos volvimos a mirar fijamente.
- Ya te quería desde la primera vez que te vi, pero; ahora estoy segura de que te amo Bella.
Suspiré hondo y la volví a besar.
- Te amo Candela. - y volvía a besarla.
- Como me sigas besando así, será mejor que nos vayamos; porque nos terminarán deteniendo por escándalo público. - dijo mirándome picara y juguetona.
- Quiero hacerte mía - susurré en su oído, con la lujuria reflejada en mis ojos.
- Y yo quiero ser tuya. - contestó ayudándome a recoger e irnos rápido de allí.
Poco tardamos en llegar a su casa.
Fuimos dejando todo por el suelo. La cesta del picnic, su ropa, mi ropa...
Estábamos en su cuarto, sólo en ropa interior; la una frente a la otra.
- ¿Estás segura? - pregunté.
- Tan segura, como que te amo y no necesito a nadie más en mi vida. Hazme tuya amor. - contestó mientras se desabrochaba el sujetador.
La miré embobada, hice lo mismo con el míoy la tumbé en la cama.
Probé cada rincón de su cuerpo, inhalé cada aroma que de él provenía y saboreé hasta la última gota de su ser, hasta que quedó extasiada.
Después de reponerse, ella comenzó a descubrir todos los rincones de mi cuerpo, a juntar el suyo con el mío y hacernos estallar a las dos a la vez como volcanes erupción.
Llegamos al éxtasis después de casi toda la noche, gozando y dándonos amor como nunca nos habían dado a ninguna de las dos. Desnudas, abrazadas y agotadas; así nos quedamos dormidas, juntas y deseando que en la mañana siguiente todo siguiera siendo real, nuestro amor, nuestra historia de amor.

Soñamos la una con la otra, pero esta vez; lo que habíamos sentido y lo que estábamos viviendo, no era un sueño: era la completa realidad. Y lucharíamos para que siempre fuera así.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Samy - Derechos Reservados
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3 comentarios:

  1. el amor es tan lindooo......

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  2. Solo son 3.??? Espero sean más capítulos

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  3. Cuando es correspondido si , aveces uno solo se rompe el corazon :-(

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