Qué estoy sintiendo? - M.G.M - 1

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-No, mamá, no tienes que venir a verme, Emilio y yo ya no somos novios.- Cambie el teléfono de mano y me senté en el sofá para hacer frente al ataque de mi madre.

-Hija, ¿estas segura?, sé que tú lo querías mucho, y una como madre debe de apoyar a sus  hijas en momentos como este.

-Sí, mamá, estoy muy bien, además Samanta dijo que vendría.

-De acuerdo, solo porque ella estará contigo, hija  sé que te duele, pero tienes que salir adelante.

-Gracias mami, te quiero, no te preocupes.

-Mi madre, mi madre- me repetí a mí misma suspirando. Cree que me estoy muriendo porque he terminado con Emilio, mi madre era capaz de viajar las 10 horas de camino para venir a verme y hacer que me reconciliara con Emilio, si supiera.

Encendí la televisión para encontrar una película de dibujos animados para niños de tres años. Pero ¿que más tiene que hacer una maestra de 24 como yo?, desafortunadamente nada, así que creo que el programa estará bien, además mientras tanto poder preparar la clase para mañana. Los lunes nunca me han gustado, será porque es el comienzo de una larga y tediosa semana de trabajo, además siempre me encuentro con adolecentes que están cargados de hormonas, y lo que menos desean es asistir a clases, lo que hace que mi trabajo de ayudarles a aprender un poco se complique.

Me puse a leer el libro que les encargue que ellos leyeran, después me puse a elaborar el cuestionario que estos tendrán que realizar para comprobar que realizaron tarea.

Después de tanto estudiar con la enorme ilusión de que con mi ayuda alguien pudiera lograr algo, me parece que no debí de haberme adelantado tanto, me adelante tres años en mis estudios, todo por ser una “matadita” como se dice coloquialmente, tal vez si hubiera esperado un poco no sería así.

Bueno ¿a quién quiero engañar?, el hecho de que  me encuentre soltera a los 24, sin siquiera un gato porque me dan alergia y con mi madre consiguiéndome galanes cada diez minutos no es por haber adelantado en la escuela, en todo caso se debe a que no he tenido el valor de decirle que soy homosexual, todos lo saben a excepción de ella, pero no tengo la fuerza para decirle, he imaginado tantos escenarios como se me ha sido posible y el mejor de todos a asido en medio de un apocalipsis zombi.

El teléfono sonó, me acerque y conteste, esperando a que fuera mi madre de nuevo.

-Hola- dije mientras retomaba mi lugar en el sofá.

-Daniela, hola soy Emilio, tenemos que hablar, yo te amo.

Pero yo no, y no puedo mantener una farsa contigo, pero no le puedo decir eso, no se lo merece.

-Emilio, no tenemos nada que decir, ya terminamos, lo siento, sabes que te quiero pero no de esa forma.

-Daniela, yo te amo.

“Te amo”, lástima que yo no pueda decir lo mismo sobre ti, no puedo, no siento nada por ti, más que cariño, pero nada más.

-Emilio, de verdad, lo siento, pero esperaba que lo entendieras bien, tengo cosas que hacer, lo siento.

Colgué el teléfono, lo apague para no ser molestada y volví a mis asuntos.

Pobre chico, no es malo ni nada de eso, pero tiene el enorme defecto de que es hombre, si fuera diferente hasta podría gustarme.

Entre los sonidos de golpes y risas provenientes de la televisión y el sonido de las teclas de la computadora, el timbre se distinguió entre los otros sonidos.

Me acerque a la puerta abrí y ahí se encontraba de pie, con la camisa sucia, sin afeitar y oliendo terrible, si no hubiese visto esos zapatos de marca pensaría que se trataba de un vago.

-Hola, ¿puedo pasar?- me dijo mientras daba un paso hacia adentro sin esperar respuesta.

-¿Pero qué te pasó?

-Sandra termino conmigo.

-Lo siento- me acerque a él, lo abrace con toda mi fuerza y le ofrecí que tomáramos asiento.

-¿Cómo se atrevió?, después de todo lo que hice por ella, yo le presente a su representante, yo le conseguí su primera pasarela… y ahora termina conmigo, con Ricardo Levier, el modelo de pasarela.- mientras se desahogaba no dejaba de sollozar.

La verdad conozco a Ricardo desde que éramos niños, y sabía que él era un mujeriego, prepotente, arrogante, mal criado, patán, tonto, raro, superficial, presumido, arrogante, imbécil, desgraciado y arrogante, muy arrogante; pero cuando ama de verdad, se transforma en el más dulce, lindo, tierno, fiel y amoroso hombre en el mundo como un lindo perrito, uno dulce y tierno, un perro siberiano cachorro, y la verdad Sandra si lo traía loco.

-Rica, lo siento, pero vamos, alégrate, mira no soy Sandra pero aquí estoy para ayudarte en todo, además ella es quien se lo pierde.

-¿Enserio?

-¡Sí!, ¡claro!, millones de mujeres se mueren de ganas de salir con Ricardo Levier el modelo, guapísimo de pasarela.

-Gracias amiga, no sé qué aria sin ti para levantar mi ánimo.

Comenzó a sonreír, mientras me abrasaba, no puedo negar que desde siempre él me ha ayudado a mí, y bueno yo siempre intento serle de utilidad en lo que puedo.

-Que descortés soy, no te he preguntado cómo van las casas con Emilio.

-Terminamos.

-De nuevo, deberías de decirle la razón por la que terminas con el cada mes.

-No terminamos cada mes.

-Claro que sí, deberías de decirle.

-Estás loco, no puedo, si se lo digo a él, ira corriendo con mi madre.

-Sí, pero entonces no servirá de nada que hallas huido de tu madre para ser tu misma.

Lamentablemente Ricardo tenía razón.

-Solo debo de esperar a que él se rinda y se valla del país.

-Sería más fácil si le dices “no puedo estar contigo porque me gustan las chicas, pero descuida, algún día haremos un trio juntos, por cierto quiero follar con tu hermana”.

El tono femenino con el que entono la declaración que tenía que hacer me puso la piel chinita, un hombre como el con ese tonito de voz era realmente terrorífico, al igual que la idea de hacer un trio con Emilio, aunque la idea de su hermana me parecía muy interesante.

-No quiero hacer un trio, ¡qué asco!- dije mientras lo golpeaba en el brazo.

-Bueno, omite lo del trio, pero lo demás si deberías de decírselo sobre todo lo de su hermana.

-Tal vez tengas razón- suspire y comencé a pensar en su idea, pero no creo poder decírselo tan fácil.

-¿Podrías hacer el trio conmigo?- comenzó a poner cara de galán como si estuviera en una de sus pasarelas.

-Cuando me propones cosas como esa, no sé por qué pero me vuelvo un poco más lesbiana.

-¿Entonces no?

-No.

-Vale- dijo desilusionado de que sus planes fracasaran de nuevo.- ¿quieres ir a dar una vuelta?

-Bueno, ya termine de preparar el cuestionario y no tengo nada que hacer, salir contigo es mejor que quedarse aquí sin hacer nada.

-Genial, conozco un lugar, es un café-bar en donde hay karaoke.

-¿Karaoke? Ahora también cantas.

-No, yo no, pero tú sí, por cierto estas demasiado sola aquí, deberías de comprar un gato.

-¿Un gato?

-Sí, un gato, he oído que 9 de cada 10 gatos prefieren lesbianas.

-Eso sería demasiado típico de la solterona de los gatos, además tengo alergias.

-Qué te parece una gata- dijo sonriendo- oh, no espera una perra mejor- dijo moviendo las cejas.

-Vamos.

Tomé mis cosas y nos marchamos al bar.

El lugar no era muy grande, tenía un escenario para las personas que desearan cantar, y tenía buena música, era un buen sitio, y se encontraba una gran diversidad de parejas, no era un bar gay, pero nadie te miraba raro por serlo, había chicos con chicos, chicas con chicas, era lindo.

Nos acercamos a la barra para pedir unos tragos.

-Salud- dijo Ricardo levantando su cerveza en el aire- por los dos solteros.

-Salud- choque mi cerveza con la del.

-O h, y  por qué los dos conozcamos chicas lindas.

-Salud, y que tengan lindas tetas.

-Sí, tetas, tu si sabes amiga.-tomó un trago de su bebida y de la nada gritó- ¡Vivan las chicas guapas con tetas grandes!

Las personas aplaudieron y gritaron ¡viva!, haciendo que mi amigo se regocijara en su alegría.

Durante la noche bailamos, bebimos y coqueteamos a nuestro modo.

Él se aceraba a una chica y siempre conseguía lo que quería, yo por mi parte me acercaba a una chica y siempre me preguntaban el nombre de mi amigo, lo que era señal de que yo no tenía oportunidad ni con toda mi belleza, bueno.

-Daniela, esa chica es linda- apunto en dirección de una rubia que tomaba una cerveza en una mesa sola.

-Sí lo es. ¿Pero qué quieres que yo haga?

-Follartela.

-¿Y si es hetero?

-Que, siempre la puedes emborrachar y violar.

-Tonto- le di un golpe en el brazo- mejor ve tú.

La chica en cuestión nos vio y sonrió de forma muy  sexy, nosotros ambos le contestamos la sonrisa, pero Ricardo que es muy lanzado le mando besos.

La chica se levantó de su mesa y se dirigió hacia nosotros.

-No manches, que poder tienes, Rica, ya viene para acá.

-No, tal vez venga por ti.

-Vamos, te conozco es por ti.

Mientras disimulábamos que no hablábamos de ella la chica llego.

-Ricardo Levier-  se presentó Ricardo sin dejar que la chica digiera algo, él se animó y le dio un beso en la mejilla para saludar.

-Tania- la chica dejo que Ricardo le diera el beso- ¿y tú eres?

-Daniela- le di la mano a la chica para saludarla con un apretón de manos.

-Es un gusto- tomo mi mano y después me  dio un beso en la mejilla como Ricardo lo hiso con ella.

-¡No!- exclamo Ricardo desilusionado- amiga si salgo sobrando giña el ojo- dijo refiriéndose a Tania la  cual giño el ojo mientras sonreía y le decía adiós moviendo la mano indicando que se fuera.

-Ok, adiós Ricardo- dije mientras sonreía.

-¿Es tu hermano?-pregunto Tania mientras se sentaba junto a mi tomando el lugar de Ricardo.

-No, es mi mejor  amigo.

-Entonces no es tu novio.

-No, es mi amigo.

-Un hombre y una mujer no pueden ser amigos, a menos que uno de los dos sea gay.

-Buena observación- tome un trago de mi cerveza que aún estaba a más de la mitad de su contenido.

-¿Tengo oportunidad?

-¿De qué?

-De algo.

-Depende, ¿eres bi?

-No, soy muy invertida.

-Bueno, esa voz me agrada.

 Tania me tomo de la mano, me llevó a la pista de baile y comenzamos a bailar, hasta que se hiso tarde.

-Me tengo que ir.-le dije después de darme cuenta de que Ricardo había dejado  un mensaje hace tiempo avisándome que se iba con una chica que conoció.

-Hasta pronto-se acercó y me beso- podrías dejarme tu número.

-Claro, -saque una hoja de papel de mi agenda, anote el teléfono y se lo di - nos vemos.

Salí del lugar a eso de las once, mañana tengo clase, así que tengo que descansar, no fue tan malo después de todo, por lo menos Rica tuvo la oportunidad de liarse con alguien, y su depresión se le pasara pronto.

Me gustaría poder ser como el, poder liarme con las personas sin sentir amor,  pero no puedo, por más que lo desee si no siento algo verdadero no puedo, es por  eso que nunca lo hice con Emilio.

Si fuera tan fácil para eso, le hubiera dicho a esa chica que viniera, pero la acabo de conocer y no es el momento, si no hay un sentimiento de amor no puedo hacerlo.

Me pregunto si conoceré a alguien que provoque esos sentimientos, alguien que me haga reír, que no me aburra, que sea linda, que esté guapa y si no  es mucho pedir que sepa de libros, que le guste Pablo Neruda.

Soy demasiado exigente, pero lo de conseguir una mascota no me parece tan mala idea.

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La Teta Feliz Historias y Relatos ® M.G.M - Derechos Reservados

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