Nuestra Historia Continua - Yosuen - 6

Cap. VI - Fin de Nuestra Historia  

En el aeropuerto tenía la leve esperanza de que estuvieras allí, o que al menos llegaras en el último minuto, pero me marche sin haberme despedido bien de ti, no pude evitar sentirme sola, melancólica las primeras semanas, a veces ni el trabajo lograba que salieras de mi mente, las siguientes semanas fueron menos pesadas, pero aún me dolía a verte dejado de esa manera, pasaron cuatro meses después de habernos separado, no habíamos desplazado a Perú, partiendo después a Chile, regresando a Venezuela y por fin volviendo a Querétaro, teníamos una junta con escritores importantes, todo trascurrió tranquilo hasta que decidimos ir a dar una vuelta con Karina, una compañera  y amiga que conocí, le había confesado mi problema y me ayudo a sobrellevar mi dolor. 

- mira vamos a ese lugar- me señalaba hacia un local en donde vendían discos.

- no me digas que quieres comprar un disco- dije sonriendo.

- no, solo los voy a ver, claro que quiero comprar algunos- diciéndome con sarcasmo, me jalo de mi brazo para que entráramos.

- está bien, vamos- caminando sin mucho ánimo, estuvimos viendo algunos discos, cuando levante la mirada hacia fuera del local.Reconocí tu silueta y no podía creerlo, ibas caminando sola, te veías tan hermosa pero no tenía que perder tiempo en pensar, así corrí hacia ti, por un momento te perdí de vista, trate de buscarte con la mirada pero no lograba dar contigo, hasta que una voz detrás de mí me llamo la atención, provocándome un escalofríos en la espalda.

- A pasado mucho tiempo- regrese a ver a la persona dueña de esa hermosa voz, estabas parada justo delante mío, tu mirada era seria, lo cual me hizo pensar que aun estabas enfadada con migo y con mucha razón.

- sí, mucho tiempo- dije al fin, nos quedamos viendo, no sabíaqué hacer, bajaste la mirada - no pensé encontrarte aquí- levantaste la mirada, seguías seria.

- yo, tampoco- no sabía que decir, tenía tantas ganas de preguntarte como estabas, que hacías por aquel lugar, pero tuve que aguantarme, ya que no sabía si te lastimaría.

-aaaa, ¿quieres caminar un rato?- suspiraste con si no quisieras estar conmigo pero no me intimide y acepte, moviendo la cabeza afirmativamente. Caminamos por un rato sin mirarnos, me parecía un infierno, tenerte tan cerca  y no poder decirte lo mucho que lo sentía, pedirte que me perdonaras, hasta que un disco en mi mano me saco de mis pensamientos, era el disco  que sostenía antes de verte e ir corriendo hacia ti, te percataste de mi actitud y preguntaste.

- ¿estabas comprando, eso?- trataste de romper el silencio incómodo.

- aaa, si, no, bueno, es que estaba…- y me acorde de Karina, la había dejado en el local, sabía que es lo que pasaría después de eso, pero no podía regresar con ella, de pronto reíste.

- jaja- era una leve risa, pero eso me dio una pequeña esperanza- no me digas que te lo robaste-

- aaa- me encantaba tu sonrisa- no- pero me acorde de que me lo había llevado sin pagar- creo que sí, es que lo tenía en mis manos cuando te vi y…- no termine mi frase, no sécuál fue el motivo, se produjo un silencio.

- deja verlo - extendiste tu mano  y te di el disco, lo observaste y leíste el nombre del artista- Mecano, ¿conoces este artista?- preguntaste

- no- me devolviste el disco y seguimos caminando en silencio, pasamos por un parque en donde había un señor vendiendo helados, se me antojo uno y lo compre.

- ¿quieres uno?- te me quedaste viendo- ¿no?- me seguías viendo extrañada- ¿Qué, pasa?.

-  nada- te dirigí una mirada – sí, quiero uno.Los pedí,  nos sentamos en unas bancas, se acercó un payaso y te regalo un globo, y a mí una rosa, aun no tenía palabras que decirte, así que continuamos sin decirnos nada, pasamos por un puesto de revistas y observe en un periódico la fecha, no podía creer, las coincidencias tan enormes que sucedían, al percatarte de  mi asombro, te acercaste a mí y me preguntaste. 

- ¿Qué pasa?- no te respondí, y una gota en mi mejilla  resbalo, el cielo lloraba por mí, no me había percatado de las intensas nubes que estaban sobre nosotros, empezó a llover ligeramente, me tomaste de la mano.

- vamos, si no nos vamos a mojar- me jalaste y corrimos, la lluvia aumentaba su intensidad, hasta que llegamos a un hotel lujosos, entraste y me seguías jalando la mano hasta llegar con la recepcionista y pediste tus llaves, me asombre estabas hospedada en aquel hotel, seguías jalándome hacia el elevador hasta un cuarto piso, entramos a tu habitación, me soltaste y de un armario sacaste dos toallas. 

- toma- entregándome una toalla- estas empapada- tome la toalla, pero no me moví, aúntenía el disco en mi mano, mi mente estaba ocupada pensando si  realmente fue una idea seguirte. Hoy era…

- vamos entra- me diste una muda de ropa y tomaste el disco, tú ya habías terminado de secarte.

- por allá está el baño- señalaste y me diste un leve empujo, antes de cerrar la puerta pude distinguir una sonrisa en tu rostro, me tranquilice un poco, cuando salí del baño, habías puesto el disco, adelantaste unas cuantas canciones hasta que empezó a tocar la séptima canción, salí del baño, estabas sentada sobre la cama secando tu cabello y mis sentidos se paralizaban mientras  la canción seguía, cada letra, cada párrafo, cada estrofa era como si estuviera interpretado nuestra situación, me acerque lento hacia ti, nos quedamos viendo y empezaste a llorar, no sabía que hacer así que me deje llevar por mis impulsos, me acerque a ti y te abrase, esta vez me abrasaste, y lloramos hasta el final de la canción, te separaste lento, veía  borroso por las lágrimas así que te abrase de nuevo, y llorando te dije.

- perdóname, no quería dejarte a si, no quería que todo esto pasara- me  interrumpiste.

- no, perdóname tu a mí, por a ver apresurado las cosas-

-no, yo no tuve el  valor  suficiente para aceptar nuevas responsabilidades, perdóname, perdóname- nos que damos así unos instantes, hasta que solo escuchamos la lluvia caer, el rugir de los relámpagos y una  bella música, te separaste y me miraste a los ojos, sonreíste y poco a poco nuestros labios se acercaron hasta unirse en uno solo, se movían lentamente disfrutando del momento y del aquel tiempo perdido, al separarnos sonreíste tiernamente, pero te volví a abrazar y te susurre al oído.

- Feliz aniversario- si hoy es  7 de septiembre, el día en que nos dimos el primer beso, el día en que nos confesamos nuestro amor. Te separaste y parecías asombrada.

- ¿qué días es hoy?, no me digas que es…- no terminaste la frase ya que te bese de nuevo, tus labios eran suaves y cálidos, no me cansaría de besarlos, poco a poco te fui acostando en la cama, poco a poco nos fuimos despojando de nuestras ropas, poco a poco fuimos explorando nuestros cuerpos y poco a poco llegamos a manifestar nuestro amor en un exquisito éxtasis de satisfacción, de locura, de amor, de aquel amor que ha estado reprimido por un largo tiempo y que aun estará reprimido, esta sería nuestra última noche y ambas lo sabíamos, de antemano yo sabía que ya no podía dejar mi trabajo, ya que era un contrato, pero estos últimos momentos los disfrutaríamos hasta que nuestros cuerpos se cansaran y quedaran sin energías y así fue nos quedamos dormidas bajo un cielo que había dejado de llorar, para abrir paso al resplandor de la luna. 

Al despertar me encontré con tu mirada, esa mirada llena de ternura y tu sonrisa que ya extrañaba, tu dedo tocaba mi nariz y depositaste un tierno beso en mis labios.

- Buenos días- escuche tu hermosa voz.

- buenos días- sonreí, pero tu mirada cambio  y preguntaste.

- ¿cuánto tiempo vas a estar lejos?- me sorprendí ante tu pregunta, me quede callada un instante y te levantaste de la cama, hice lo mismo, me dirigí a la ventana y pose mi mirada en un punto infinito, hasta que sentí tus brazos en mi cintura  tu rostro estaba recargado en mis hombros - supongo que fue la última noche, ¿verdad?- tus palabras volvieron a oprimir mi corazón, no sabíacómo contestarte pero tenía que hacerlo.

- a veces me arrepiento de haber aceptado ese contrato-

- no debes, las cosas pasan por algún motivo, tal vez no estábamos destinadas a estar juntas- tu voz se escuchaba con un aire de tristeza- además no puedes deshacer ese contrato, debes cumplir.

- lo se- trate de no llorar.

- entonces, ¿Cuánto tiempo?- te separaste e hiciste que te volteara a ver, baje la mirada y tu tomaste mi mentón obligándome a verte a los ojos.

- no lo sé, depende de la investigación que estamos haciendo, tal vez 3 años-

- es mucho tiempo- sonreíste con tristeza y un silencio se apodero del cuarto, entonces tomaste mi cara con tus manos  y tus lagrimas empezaron a brotar- no te voy a olvidar, siempre vas estar en mi corazón –esto último no pude resistirlo más y empecé a llorar, te abrase, no podía soportarlo.

- yo tampoco, siempre te voy a mantener en mi mente,  así te cases, siempre te voy a querer- y te bese, serian nuestros últimos besos, besos que sabían bien después de tanto tiempo, besos que sabían  a amargura por nuestra separación, pero esos besos se quedarían conmigo grabados como tatuajes hechos de fuego, de aquel fuego de nuestro amor, de aquel fuego que nada ni nadie podrán apagar, que ni el tiempo miso podrá borrar de nuestras memoria.

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