Capítulo 5
Ante esa confesión no pude decir nada, la vi
marcharse y no fui detrás de ella, solo me quede ahí, tres hora después aun me
preguntaba si tendría que haber ido detrás de ella, pero también sabía que
teníamos que darnos tiempo a lo que había pasado hace un rato. Al menos para
ella esa noche significo algo.
Un ruido me saca de mi realidad
-
Perdone señorita si la interrumpo – dijo
Carlota al entrar al despacho – no sabía que había alguien
-
Hola Carlota, pasa no hay drama. Necesita algo?
-
Vine a sacar las bolsas de residuos
Me la quede mirando sin entender nada y ella se
dio cuenta de eso
-
Son las tres de la tarde y siempre la saco a
esta hora señorita
-
¿Las tres de la tarde??!!! - dije saltando – Ayy Carlota no me di cuenta
de la hora – mire mi reloj y agarre el celular comprobando si tenía alguna
llamada o mensaje, lo raro fue que no tenía ninguno – Disculpe Carlota, ¿ha
visto a Lena hoy?
-
No señorita, creo haber escuchado que no vino
hoy – me decía mientras juntaba las bolsas
-
Gracias Carlota.
Salí de mi oficina y fui a la de Lena, ni señal
de ella. Intento con el celular tampoco atiende.
-
Qué raro –digo, intento de nuevo con el celular
y al quinto tono ella atiende – ¿Hola Lena, como estas?
-
Hola chiquita, bien y vos? – dice, su voz era
apagada
-
¿Estás bien? – le pregunto preocupada, ya al
oírla camine hasta el auto y me dirigí hasta allá.
-
Si chiquita, solo creo que me estoy por
enfermar
-
Lena has venido a trabajar con 40 grados de
fiebre, ¿qué es lo que pasa? – sabía que me estaba mintiendo.
-
Nada, ya me estoy poniendo vieja y el cuerpo ya
no responde – intento hacer un chiste pero con esa voz no tenía nada de gracia.
Llego a la casa y bajo lo más rápido que puedo,
la busco y la encuentro acostada en su cama, al verla me quede helada
-
Maldito hijo de puta – me acerque
-
No me veas así por favor mar – dijo tapándose
Su pelo estaba todo alborotado, estaba tan
pálida que parecida un papel .Tenia un ojo morado y el labio partido en dos.
Sus hombros eran violeta al igual que su antebrazo, me acerque más a ella y la
abrazo mientras se larga a llorar sin consuelo, se ve que la abrazo muy fuerte
porque se queja cuando la toque. Le acaricie el pelo, sentí sus brazos
rodeándome.
Nunca la había visto tan frágil, ella siempre
tan fuerte, se llevaba la vida por delante, ella era la que siempre me defendía
de todo y ahora era solo novillo aferrado a mí.
-
Lo siento – me decía llorando
-
No chiquita, no digas eso, no tienes la culpa
de nada. ¿Entendiste? – me pare y fui a buscarle ropa – ahora vamos al hospital
– la sangre me hervía, si tenía al maldito cabron en frente lo mataba.
-
No, no puedo ir, solo tengo moretones
-
Vamos a ir igual, quiero que te revisen – la vi
levantarse, apenas podía. La ayude a vestirse y salimos de la casa
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MUY BUENA historia María ya quiero leer más...
ResponderEliminarDanii de Costa Rica
Hola María, gracias por esta historia.
ResponderEliminarYezi
Muy buena !!! Me tiene enganchadísima la historia ! Esta super bien hecha, una pena que los capítulos sean tan cortos, pero como los subes a diario, pues lo compensa todo (pero tengo que esperar un día).
ResponderEliminarCon ganas del siguiente
Natalia, Barcelona España
Muy Buena historia cada vez mejor lastima que hay que esperar un dia para leer el otro.
ResponderEliminarJavi :)