Ella, Tu, Yo... Te amo - Mayra (Capítulo 24)

Capítulo 24

La Tormenta II

Sus bocas ya estaban a punto de concluir ese tan deseado beso, Cristina había colocado su mano sobre la mejilla de Ana cuando un fuerte rugido acompañado de unos cuantos ladridos hicieron que se separaran asustadas pero sobretodo sorprendida al girarse y encontrarse con un animal, mejor conocido como el mejor amigo del hombre, un gran pastor alemán las miraba amenazante, el

perro se acerco a ellas  como prediciendo un ataque, Ana al ver aquello tomo a Cristina y la coloco tras de ella haciendo así que el perro se enojara y reclinara su cuerpo para atrás agarrando impulso para abalanzarse a ellas pero antes de que hiciera el último movimiento tres fuertes golpes sonaron haciendo así que el perro detuviera su ataque y tomara una posición más tranquila.

Ambas miraron hacia dónde provino ese ruido y se encontraron a una mujer ya de edad avanzada que las miraba con recelo, la mujer ayudada de su bastón camino hacia ellas quedando alado de su mascota.

-Disculpen a Dogo por lo regular es un buen perro, cariñoso y nada agresivo lo que pasa es que no le gusta  las visitas y menos si no las espera-dijo la mujer acariciando la cabeza de su mascota.

-Señora discúlpenos, pensaba que la casa estaba abandonada y solo queríamos resguardarnos de la lluvia-dijo Ana más tranquila al ver que el perro ya no pensaba atacarlas.

-Pues por lo que veo se reguardaron demasiado tarde, están bien empapadas-dijo la señora acercándose más a ellas justo cerca de la entrada.

-Es que íbamos camino a la ciudad cuando nos alcanzo la lluvia –dijo Cristina.

-¿Esa cosa que está ahí afuera es su medio de trasporte?-pregunto la anciana señalando la moto.

-Si- contestaron ambas.

-Ahora entiendo porque están así. No entiendo como hay gente que puede andar en esas cosas.

-Yo tampoco lo entiendo –dijo Cristina mirando Ana.

- Anda venga, esto va tardar mucho en pasar y ustedes no pueden quedarse aquí toda empapadas, se pueden enfermar y no queremos eso, les voy a dar algo para que se sequen y algo que les caliente que están temblando.

-No queremos molestarla señora-dijo Ana.

-No es molestia niña Anda síganme por favor.

La mujer en compañía de su fiel mascota Dogo comenzó a caminar hacia el mismo lugar de donde había aparecido, Cristina fue la primera en seguirla dejando un poco más a tras Ana que al ver la irse tras la mujer ella hizo lo mismo.

Mientras todo esto ocurría, en la ciudad Daniela y Victoria salían del restaurante con la ayuda de un joven que parecía trabajar en aquel restaurante, que muy amable se  había ofrecido con su paraguas acompañarlas hasta el auto para resguardarlas de la lluvia.

-Muchas gracias y aquí tienes-dijo Victoria ya dentro el auto tendiéndole al chico un  billete como agradecimiento por su ayuda.

-No señorita, guarde su dinero por favor, que no lo hecho con el afán de ganar nada.

-Pues muchas gracias  de verdad.

-No es nada, es un placer ayudar a dos mujeres tan guapas.

-Y mi placer es ver que aún quedan hombres tan amables, caballerosos y guapos- dijo Victoria con una hermosa sonrisa que a Daniela le pareció un coqueteo.

-Bueno pues muchas gracias por su ayuda pero ya tenemos que irnos- dijo Daniela arrancando el auto.

-Espera tenga mi tarjeta- dijo el joven sacando de su cartera una tarjeta que le tendió a Victoria -si algún día regresas a comer aquí puedes preguntar por mi o si te animas y quieres llamarme te puedo invitar a comer-le tendió la tarjeta a victoria que lo tomo para leerla.

-Frank Di salvo ¿Di salvo? ¿Te apellidas igual que el nombre del restaurante?

-Sí, mi padre que es el dueño.

-Vaya pues Mucho gusto Frank.

-Sí, sí mucho gusto Frank pero ya se nos hace tarde y ya nos vamos ¿verdad Victoria?- Dijo Daniela muy seria.

-Pues ya no las entretengo señoritas vaya con cuidado-dijo el joven separándose de la ventanilla.

Con una última sonrisa Victoria se despidió de Frank mientras que Daniela lo hiso con algo más parecido a una mueca.

-Veo que coquetear se te da muy natural –le dijo Daniela a Victoria ya tomando camino.

Victoria la miro extrañada más que por lo dicho fue por el tono que había utilizado.

-No me digas que también te molesta-dijo ya mirando a la ventanilla con una pequeña sonrisa.

-No, porque me tendría que molestar tu puedes hacer lo que quieras es muy tu asunto.

-Ya pues por el tono que utilizas diría que te molesta, Lo que no entiendo es por qué.

-Ya he dicho que no me molesta.

-Está bien, como tú digas.

Quedaron en silencio pero por momentos ambas se miraba sin que la otra lo notara hasta que una de esas veces sus miradas se cruzaron por unos segundos haciendo que Daniela se despistara y no notara que el semáforo había marcado rojo haciendo que pisara el freno de golpe ocasionado un fuerte sacudón que hizo que Victoria se golpeara la frente con el cristal de la ventanilla.

-¡Mierda!-grito Daniela.

Se giro a mirar de nuevo a Victoria encontrándola con una mano puesta en un lado de la frente.

-Estas bien-pregunto.

Victoria quito la mano de su frente y al ver que estaba sangrado, se desmayo, Daniela asustada intento despertarla pero el semáforo cambio de nuevo lo que hizo que  se tuviera que mover, ya cruzando el semáforo busco un lugar donde estacionarse, al hacerlo bajo de el auto con prisa sin importarle mojarse con la lluvia, corrió hacia la portezuela de donde se encontraba Victoria, la abrió y busco en su bolso un pañuelo y comenzó a limpiar la herida mientras la llamaba para ver si reaccionaba, la herida  al parecer no era muy grande, pero le preocupaba el hecho de que se encontrara desmayada.

-¡Victoria! Anda despierta no me asustes.

Victoria comenzó a reaccionar encontrados frente a ella la mirada de preocupación de Daniela.

-¿Qué ha pasado?-pregunto con un hilo de voz.

-Te has golpeado la cabeza Y te has desmayado ¿Cómo te sientes?-pregunto ella con ternura y calma al verla consiente.

-Me duele un poco-contesto Victoria.

-anda sujeta aquí- le tomo la mano para que sujetara el pañuelo que tenia sobre la herida-te voy a llevar al hospital para que te revisen.

-¡No! estoy bien solo llévame a casa.

-Pero es que te has desmayado y eso no es buena señal.

-No de verdad no es necesario, me he desmayado por la sangre siempre que veo sangre me pasa eso,  anda llévame a casa, además mira como te has puesto de mojada, te vas enfermar

-Eso es lo de menos ¿segura no quieres ir al hospital? Yo creo que es mejor llevarte a que te revisen ese golpe

-¿Es muy grande?

-No pero…yo estaría más tranquila… esto ha sido mi culpa que muy bruta no vi el semáforo y….

-Shhh…-la cayo colocando un dedo sobre su boca -nada es tu culpa, además es cosa de nada.

-De nada no, mira el golpe que  te ha dejado en la frente.

-¿Se ve muy feo? ¿Crees que me quede cicatriz y me vea fea?-pregunto Victoria fingiendo preocupación por su belleza.

-Tú nunca te verías fea eres muy hermosa eso no lo opacaría ninguna cicatriz.

Ambas se quedaron mirando por varios segundos como si el tiempo se detuviera ante ellas, Daniela sintió un impulso, una atracción  que  no se permitió concluir.

-Anda deja que te lleve al hospital, estaría más tranquila, mi amiga Laura es médico le puedo decir que te revise…por favor.

- Está bien, pero ya verás que no es nada –dijo victoria con una sonrisa tranquilizadora.

-Eso espero.

Daniela volvió al asiento del copiloto y tomo rumbo al hospital mientras que en fuera de la cuidad Ana y Cristina habían sido guiadas por la anciana a una de las habitaciones de la casa donde las dejo esperando junto con su mascota que las miraba vigilante.

-¿Por qué me miras así?-pregunto Ana al perro.

-Dicen que los perros olfateen las malas vibras -dijo Cristina.

-Pues este ha de tener mal olfato porque yo de malas vibras no tengo nada.

-Si tú lo dices.

-Lo que pasa es que esta confundido y no a notado que las malas vibras la tiene otra ¿verdad dogo?-pregunto a perro que solo se limitaba desde su posición mirar a una y a otra.

-¿Así? Pues yo no creo que este confundido-Cristina se puso de concilias frente al perro que al verla se acerco a ella y se dejo acariciar- que buen perrito-dijo riendo burlesca.

-Aquí tiene estas toallas para que se sequen y también traje algo de ropa que ha dejado mi sobrina yo creo que si les queda-dijo la mujer entrando a la habitación.

-Muchas gracias señora -dijo Ana cogiendo las cosas.

-No es nada, mientras se cambian voy a prepara algo de café, cuando terminen me buscan vamos dogo dejemos a las señoritas.

La anciana salió junto con dogo y cerró la puerta tras de ella dejándolas solas con un incomodo silencio en la que Ana dejo las cosas sobre la cama y comenzó a quitarse la blusa bajo la mirada de Cristina que al verla se giro dándole la espalda.

-¿Qué pasa? No quieres verme o es que sabes que no te resistirías.

-¿Por qué dices tantas tonterías?

-No creo que sean tonterías cuando hasta tu tono de voz me demuestra lo nerviosa que te pones.

-Estás loca-dijo Cristina volviéndose hacia la cama para tomar la toalla sin mirar a Ana que se acerco a ella.

-Si estoy loca…pero por ti-dijo Ana susurrándole en el oído.

Cristina quiso decir algo pero no pudo Ana  la tomo con delicadeza del brazo para girarla haciéndola quedar frente a frente.

-¿De verdad no te das cuenta que estoy loca por ti?

Comenzó acariciar sus mejillas, pasó un dedo por sus labios delineándolos como si tocara algo tan frágil que podría romperse.

-Me gustas mucho, tanto que hasta meda miedo.

-Ana por favor- dijo separándose de ella-es solo eso gusto atracción, a mi igual me pasa pero eso no es correcto, por ese deseo, por la locura de pasión que sentimos estamos haciendo daño a personas que queremos ¿no te das cuenta?

-Sí, lo sé pero…

-¡Pero nada Ana!-la corto -las dos hemos permitido este juego pero es hora de terminarlo Yo no quiero perder a Daniela por algo que es solo placer, sexo, locura.

-¿Sexo? Por favor Cristina.

-¿No es solo eso Ana? ¿Al caso para ti es algo más que eso? ¿Te has enamorado de mí?

Cristina la miraba esperando que Ana respondiera pero esa respuesta no llego, al ver eso Cristina se quito la blusa y se puso la que estaba sobre la cama.

-Cristina yo…

-¡No! –la corto Cristina-ya basta, vístete por favor y que nos está esperando.

Ana no intento decir nada mas solo se limito a vestirse, miraba a cristina sabia que el debió de decir algo pero la pregunta que Cristina había hecho ni ella misma había podido respondérsela.

En la Ciudad Victoria y Daniela ya se encontraban en el hospital donde Laura le hiso las curaciones a Victoria.

-Tranquila no es nada más que el golpe no hay de qué preocuparse, te va estar doliendo pero  con estas pastillas calmaras el dolor y con estas otras se desinflamara-dijo Laura.

-Muchas gracias Laura-dijo Victoria levantados pero sintió un leve mareo.

-¿Qué pasa? –se asusto Daniela al verla tambalearse.

-Se ha mareado, anda siéntate no te levantes aun-la obligo a sentarse de nuevo Laura.

-Es…es que no puedo ver sangre-dijo Victoria señalando un joven que estaba sangrando.

-Hey, mírame-dijo Daniela poniéndose frente a ella para que ya no mirara al joven herido-tranquila ¿vale? Vamos te llevo a casa-la ayudo a ponerse de pie.

Se despidieron de Laura y ambas fuero hasta el auto poco tiempo después llegaron a al piso de Victoria donde Daniela la acompaño hasta dentro.

-Quieres tomar algo-dijo Victoria después de dejar su cosas sobre un mueble

-Pues…

-Te voy a servir una copa de vino para que te calmes un poco que ya has tenido un buen susto ¿te parece?

-Sí, está bien.

-Perfecto, pues toma asiento ahora regreso.

Victoria desapareció mientras que Daniela tomo asiento mirando todo a su alrededor notando el buen gusto decorativo de la abogada, también noto que le gustaba mucho el arte fotográfico ya que tenía un mural con fotografías.

Se puso de nuevo de pie y se acerco a mirarlos quedándose clavada en una de ellas que le pareció ralamente hermoso.

-¿Te gusta?-pregunto Victoria llegando junto a ella y ofreciéndole la copa de vino.

-Si es hermoso ¿Quién es el artista?-pregunto cogiendo la copa.

-¿Artista? Solo es una simple aficionada.

-Pues no me lo parece-dijo Daniela después de darle un pequeño trago a su copa.

-¿De verdad te gusta?-pregunto victoria.

-Si es muy buena-contesto Daniela que al mirar a ver a Victoria la vio tocándose la frente -¿te duele?

-Un poco-contesto.

-Ven vamos a sentarnos-Dijo Daniela llevándola hasta el sofá.

Ambas fueron al sofá y se sentaron una junto a la otra, Victoria bebió un poco del agua que había traído para ella mientras que Daniela seguía con su vino.

-Siento lo que paso

-Ya esta Dani fue un accidente que por suerte no fue a mayores.

-Si lo sé, pero hablaba de lo otro, lo que dije en el restaurante siento haber sido prejuiciosa contigo.

-Ya esta, queda olvidado.

-No quiero que pienses que soy una mujer celosa o posesiva es solo que yo quiero a cristina pero…

-¿No andan bien las cosas entre ustedes?

-Sí, yo diría que demasiado bien es solo que…nada, olvídalo.

-Si no quieres decírmelo está bien pero tal vez te haga bien hablarlo

Daniela la miro por unos segundos buscando esa confianza en sus ojos al encontrarlo bajo la mirada a su copa y comenzó hablar.

-Se que ella me quiere pero hay cosas que se sienten y yo hay veces siento que no lo hace como yo a ella, hay veces la encuentro muy ausente como si su mente estuviera en otra parte, pensando en alguien más, en ocasiones siento que quiere decirme algo y yo siento miedo, tanto que hay veces en las que ruego que no me diga nada y al final cuando no me lo dice me siento tan engañada que quiero sacudirla y sacarle todo…se que tal vez soy yo la que se hace pajas mentales pero…el otro día la escuche hablando con Laura de otra mujer pero aun no sé quien es.

-Y pesabas que podría ser yo ¿no?

-Sí, y aun lo pienso.

-Dani yo no estoy interesada en Cristina.

-Pero tal vez ella si.

-¡No! mírame-dijo tomando su mano y haciendo que la mirara-te aseguro que esa mujer no soy yo.

-¿Cómo lo sabes? ¿Por qué estas tan segura? ¿Al caso tu sabes quién es?... ¿lo sabes? ¡Contéstame!

-¡Tranquila! no sé quién es, pero si se que no soy yo, es verdad que nos hemos hecho muy amigas y que ella siente admiración por mi trabajo pero eso es todo se reconocer cuando alguien se interesa en mi y sé que ella no lo hace, ok.

-Hoy la envite a cenar pensando en armarme de valor y preguntarle, decirle que la había escuchado hablar con Laura que quería que ya fuera sincera.

-¿Y si te confirmaba lo de esa mujer que hubieras hecho? ¿La dejarías?

-No sé, tal vez si, aunque me partiera el alma.

- Eres una gran persona y se ve que la quieres mucho-dijo Victoria sirviendo mas vino en la copa de Daniela.

-¿Y tú qué?

-¿Yo qué?

-¿Tienes novio, novia, extraterrestre?-pregunto Daniela asiendo reír a Victoria.

-¿Tu qué crees?-dijo riendo aun Victoria.

-Pues lo más probable es que si sea de otro planeta mira que tener una mujer tan bella y sobretodo que vaya robando corazones por todos lados para eso se tiene que ser de otro mundo.

-Tanto como para eso no, tenía un novio era un colega pero la verdad es que no funciono el es un hombre que busca una mujer con la que pueda dárselas de macho y controlarla y la verdad yo no soy de esas.

-Mira que yo pensaba que te iban las mujeres que tonta soy.

-Yo no he dicho que no me interesan las mujeres.

-¿Cómo?

-Pues eso, yo me enamoro de las personas, y si me gusta alguien no me limito a ver si es hombre, mujer o extraterrestre -le sonrió- a mi no me van las etiquetas yo creo que lo importante es amar y ser amado.

-¿Y ahora no hay alguien en tu vida?

-No estoy solterita.

-Seguro que por qué quieres por a de haber más de uno o unas tras de ti.

-Si lo hay pero la que a mí me gusta está enamorada de otra y no hay más que pueda hacer.

-¿Cómo estas tan segura? Deberías tomar el toro por el cuerno y decirle no pierdes nada.

-No ahora mismo estoy segura que me mandaría a freír espárragos.

-Vaya no creía que fueras una mujer que se deja vencer tan fácilmente.

-Y no lo soy, solo que se cuando dar pelea y cuando no y en este caso solo me queda esperar

Ana y Cristina había estado platicando y tomando un café con la anciana que le había dicho llamarse Carmen, la tormenta no pasaba lo que hiso que doña Carmen las invitara a quedarse Cristina no quería pero ya no les quedaba otra, doña Carmen se fue a descansar y Cristina hizo lo mismo, en cambio Ana se quedo sentada en el salón con la compañía de dogo.

Cristina había intentado dormirse pero comenzó a sentir mucho frio tanto que las sabanas no le eran suficientes como también sintió sed y al ver que Ana aun se encontraba abajo decidió ir en busca de un poco de agua, se envolvió con una de las sabanas ya que el frio se le hacía insoportable así bajo hasta llegar hasta la cocina donde cogió un vaso y bebió un poco de agua luego se asomo a la cocina y no encontró a Ana cosa que le extraño así que preocupada salió asechar si la moto se encontraba afuera ya que pensó que a lo mejor Ana se había marchado dejándola ahí, pero al ver que la moto se encontraba en el mismo lugar donde la habían dejado se comenzó preguntar dónde podría estar en eso estaba cuando le pareció escuchar unos ruido proveniente de la cochera así que a pesar de su temblor y el leve mareo que había sentido decidió ir a ver, mientras más se acercaba más claro escuchaba la vos de Ana cosa que le extraño ya que no sabía con quien podía estar hablado.

-¿Quieres que te cuente una historia?-decía Ana al perro sentada en un cajón con cigarro en una mano y una copa que seguramente había tomado de doña Carmen.

Cristina se asomo y al ver cómo le hablaba al perro le hizo sonreír ya que hay veces podía parecer tan niña…

-Haz movido la cola eso significa que si… bueno esta historia es real y tu no se la puedes contar a nadie ¿ok? …bien había una vez…no me mires así…yo también odio que todas la historia empiecen igual pero que le vamos hacer…había una vez una guerrera  que conoció a la princesa de un castillo de pinturas ella era realmente hermosa tanto que cuando la vio sintió que su mundo que era solo blanco y negro tomaba esos hermosos colores que pintaba en cada cuadro que hacia la princesa… entonces desde ese día no quiso volver a separarse de ella aunque solo fuera su amiga ya que sabía que sus sentimientos no eran correspondidos…los días pasaba y a la guerrera le costaba cada vez mas ocultar su amor así que un día se armo de valor y le confesó a la princesa que la amaba, ella sabía que no iba ser correspondida ya que la princesa solo se interesaba por los caballeros…pero para su sorpresa la princesa le dio un beso como respuesta de su amor y la guerrera se sintió muy feliz…pero no todo fue felicidad ya que la princesa quería vivir su amor oculto por que se avergonzaba del amor que sentía por la guerrera y aunque eso le dolía mucho a la guerrera no le importaba ya que estaba perdidamente enamorada de ella…pero un día apareció un caballero enemigo familiar de la guerrera, el cortejaba sin descanso a la princesa que ante tantas atenciones por parte del caballero se entrego a él  traicionando así el amor de la guerrera y causándole un gran dolor…aun así la guerrera quiso recuperar el amor de su princesa pero ella se marcho dejándola con más dolor, lo que hiso que la guerrera por despecho y rabia se comprara una armadura y un caballo de metal… ese que vez ahí-le señalo al perro la moto que se encontraba afuera- su armadura era contra el amor y su caballo era para salir huyendo…la guerrera rescataba doncellas y princesas perdidas en busca de amor o solo placeres, pero eso si ella nunca se enamoraba ni siquiera podía sentir ya que la armadura se lo impedía ella estaba segura de que nunca más amaría y de esa forma jamás sufriría…pero un día se encontró con los ojos más hermosos que había visto nunca, eran tan bellos que al verse en ellos sintió como una brisa tocaba su piel ¿pero eso es imposible? Se decía cada vez que recordaba esa sensación ya que no podía creer que fuera posible, nadie había logrado hacerla sentir gracias a su armadura ¿Cómo podía ser que con solo mirar sus ojos le provocara aquello?... Al principio quiso pensar que sería una más de sus doncellas así que cuando el destino la puso en su camino al cortejo utilizando sus armas de conquista pero cada vez que estaba junto ella un tornillo de su armadura caía y eso le hiso tener mucho miedo tanto que se escudo en la lealtad de amistad que sentía por su fiel amiga…dejado así a la doncella que mas que doncella resulto ser  la reina que había logrado quitarle la armadura de su corazón…por que la…a.

Un fuerte sonido se escucho haciendo así que Ana callara y se girar asustada, fue rápidamente hasta donde había provenido el ruido, así encontrándose a Cristina tirada en el piso.

-¡Cris! ¿Qué te pasa cariño?-dijo asustada intentado despertarla.

Comenzó a darle pequeños golpes en la mejilla así logrando que Cristina abriera los ojos.

-¿Cariño estas bien?-dijo al verla abrir los ojos.

-Me siento mal- dijo débilmente.

-Intenta levantarte cariño te voy a llevar a la cama.

Como pudo la ayudo a levantarse y con mucho cuidado la llevo hasta la habitación donde la acostó en la cama.

-Tienes fiebre voy a buscar unos paños de agua fría para ponerte.

Cuando regreso le coloco paños en la frente y en el estomago y luego busco unos medicamentos en el botiquín de la casa.

-Ana me siento mal-dijo Cristina medio adormilada.

-Lo sé preciosa, tomate esto y ya verás que te sentirás mejor-le dio el medicamento y la ayudo a beber el agua.

-Ana acuéstate conmigo aquí a mi lado no me dejes sola-dijo Cristina tomado la mano de Ana.

Ana no dijo nada solo se dejo llevar acostándose así a su lado, Cristina hizo que Ana la abrasara y ella colocando su cabeza sobre el pecho de Ana de esa manera haciendo que Ana sintiera el cuerpo caliente de Cristina que comenzó a balbucear palabras.

-Quédate así conmigo…como ese día que dormí en tus brazos…Ese día que creí haber encontrado el amor…tu mi amor…Ana…Daniela

-Yo te amo mi Reina de los más hermosos- dijo Ana en susurro dándole un beso en la cabeza para luego ir pasando los paños de húmedos.

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