Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Física, Química y Piel - Fanfic Jemma - Memo (Parte 6)


La nube de humo la estaba dejando sin aire, odiaba el humo… todos los que la acompañaban en la mesa estaban fumando, Jennifer incluida. Tenía un cigarro algo más fino y corto que un puro, que pitaba de vez en cuando, a Emma le llamó la atención que fumase pues no era un hábito común en una bailarina pero no más extraño que ver a la otra profesora de canto fumar sin parar…


- Quieres algo de beber… Agua, quizás??? – La camarera que la había atendido en una primera instancia estaba a su lado. Intentó tragar saliva pero era le molesto, su garganta y sus labios estaban secos, el ambiente cargado los ponía de esa manera…   
- Estaría perfecto – agradeció con una sonrisa
- Emma… estas totalmente fuera de foco – Bodo estaba contiguo en la mesa redonda – Debes pedir algo que tenga alcohooool – la rubia revoleó sus ojos haciendo reír a la camarera. Todos sus colegas tenía varias copas de más y ya comenzaba a notarse
- Entonces??? – la camarera volvió a preguntar. Si no pedía alcohol Bodo le serrucharía la cabeza toda la noche, no podía permitírselo, en este momento sólo necesitaba concentración…
- Una copa de torrontés… estaría perfecto – otra aguja bañada de celos para Jenny, y a pesar de que lo sabía de memoria, la ponía condenadamente alborotada el hecho que las amabilidades no eran sólo para ella, eran para todo el mundo… hasta para la más ligera de las camareras    
- Ahora mismo la traigo – dijo mientras le guiñaba un ojo. Era hermosa como la seda pero tan barata como arpillera, o al menos, de esa manera se veía desde la perspectiva de la morena
- Espera!!! – Bodo tuvo el coraje o la osadía suficiente para tomarla por la muñeca – Una copa no… trae la botella… yo pago – y la dejo ir.

Emma estaba algo nerviosa, era su primera vez… aborrecía apostar y más aún apostar a ciegas, tenía el peso en demasía la carga informativa de su pequeña charla con la profesora Hartmann… “Lo que mejor sé hacer”, rememoró. El juego era obligatorio, no había novatas para los recién llegados sino una simple partida de póker y la apuesta: lo que el ganador de la mesa quisiera…

- Y qué, lista para perder??? – Preguntó mientras exhalaba una fina columna de humo por su boca.
- Deja de apabullarla Jenny – Ben salió en defensa de Emma todavía estaba el rescoldo de la buena vibra que sintió cuando tocaron juntos…
- Apabullar es parte de este juego – apoyó torpemente los codos sobre la mesa dejando caer el peso de su cuerpo… la champaña estaba en todo su apogeo dentro de su organismo… más que imprimir temor imprimía posibilidades de ganar, la bebida reducía las capacidades pero no se confiaba, a lo que sabía, este era un juego de grandes mentirosos – Todo vale en el amor, la guerra y el póker – Una filosofía un tanto peligrosa, pensó Emma

- Está tratando de intimidarte – Bodo susurró a su oído
- No me digas??? – hablaban en secreto – quieres que te diga algo más obvio todavía???
- Bueno, sí quieres – estaba completamente borracho
- Estoy intimidada!!! – las palabras salieron escupidas de su boca
- ¡Bah! – le hizo un gesto con su mano para que se despreocupara – tú tienes cabeza, de seguro te irá bien
- Yo sólo tengo inexperiencia – se enfadó – por qué no me advertiste??? Hubiera estudiado el juego!!!
- Hubiera perdido la gracia… – le dio su característico toque en la nariz y su mejor sonrisa bobalicona
- No se puede hablar contigo, no estas en condiciones – sus últimas palabras terminaron por ofender a Bodo
- Entonces demuestra lo que tienes Emmita – dijo en voz alta y dejando expuesto el leve enojo

- Jugamos??? – propuso Jenny – sino jamás podremos ver lo que tienes – dijo mientras la miraba descaradamente. Sonaba más a una amenaza que a una invitación, una muestra de poder en toda su ostentación, la estaba desafiando fuertemente… a jugarlo todo, a jugar por jugar y a ganar para saborear lentamente la victoria…
- De acuerdo… – le sonrió –… sólo espero no desilusionarte – Qué significaba eso???  ¿Acaso la profesora Müller estaba coqueteando con ella? NO, No, no… de seguro no era más que uno de sus miles actos de cordialidad, un transparente holograma de lo inalcanzable, un espejismo de una realidad inexistente…
Hizo un cambio de fichas entre sus dedos, debía deslumbrarla si quería ganar o sacar algo de provecho de esta partida – No creo que eso sea posible… profesora Müller – cortesía por cortesía y el juego de palabras estaba igualado.


Ben, que era el repartidor, comenzó su tarea… y las cartas comenzaron a clavarse como dardos sobre la mesa. A lo que había entendido del juego esta era la parte de azar, que te toquen buenas cartas o no, no dependía ni de uno ni de nadie.  Tenía varías columnas de fichas a su derecha: 200 euros figurativos, no jugaban por dinero y las fichas sólo estaban para las apuestas, lógicamente quien se quedaba sin fichas abandonaba la mesa.

Parecía sencillo, lo más complicado era el tema de las apuestas… Y no de qué manera apostar sino lo que se apostaba en sí: “Favores” le había dicho Bodo. Por lo general se apostaban suplencias, papeleos atrasados, tratos con algunos productores insoportables ó en lo que uno le pudiera ser útil al ganador… las primeras fichas rodaron por la mesa en el mismo momento que llegaba la botella de vino acompañada de dos copas.

- Convida si no quieres emborracharte – la camarera tuvo que susurrar en su oído, usando la excusa del silencio para mostrar la piel de gata…
- Es una gran idea… gracias!!! – sonrió
- No es na…

- Emma!!! Tu apuesta – Bodo partió al medio la única oportunidad importante que había tenido, hasta el momento, la camarera de acercarse a ella. Estaba tan cerca de ese cuello, del lugar del cual provenía su aroma…
- Oh!!! Lo siento… – mientras Emma revisaba sus cartas, Jenny se encargaba de lanzarle una mirada asesina a la intrusa, que terminó por echarla definitivamente.

Y comenzó la acción… se entregó el flop y a partir de ahora, todo era matemática aleatoria y un poco de suerte para descifrar lo que representaban esas extrañas muecas a mirar las cartas. Dos rondas bastaron para que saltara a la vista que Jennifer era realmente una maestra en el juego… su táctica era buena y difícil de predecir… si era suerte, perspicacia o profesionalismo daba igual, las fichas se le pegaban como hierro al imán.

Tres de eso cigarros caros y cuatro copas de champaña en una hora y aún así estaba ganando. Cada vez le costaba más estirar sus brazos para alcanzar las montañas de fichas al igual que la modulación correcta…
- Te sientes bien??? – preguntó al ver que Jenny la miraba como hipnotizada
- Sip… sólo estoy pensando en lo que voy a pedirte cuando te gane – la miraba con insolencia
- Uhhh – los otros jugadores fueron los encargados de hacer que su comentario sonara como una provocación.
- Estás muy segura de ganar??? – no mostraría miedo… pero en el suicidio la línea entre la valentía y la cobardía era demasiado fina… 
- Estoy segura de lo que tengo y que cómo aprovecharlo al máximo – bajó una pareja de ases para formar full con tres K que estaban en la mesa, dejando fuera del juego a la cuarta persona consecutiva
- Se nota… – Emma no tuvo nada más para decir. Se sirvió la segunda copa de la noche, algo en las palabras, en la forma y el contexto raspaba contra su garganta. No le interesaba perder, el triunfo con el tiempo se desvalora, como todo lo demás… Quizás la idea opuesta de la profesora Hartmann molestaba un poco demasiado...

Jugando tranquila y sin arriesgarse demasiado…sólo quedaron en la mesa ellas dos… y Bodo y Ben alentando, cada uno, a su respectiva amiga.
- Bueno parece que aprende rápido – Jenny le sonrió y mojó sus labios sutilmente.
- Parece que tienes más tácticas de las que aparentas – sonrió educadamente sin mostrar indicio alguno de perturbación por el gesto.
- Ya… pero contigo parecen no funcionar – hizo una mueca de tristeza, un falsa forma de apiadarse de su  propia situación
- Por no dejas que eso lo decida yo? – la conversación salió disparada para cualquier lado… la bebida quizás la desinhibía, ahora todo podía ser considerado doble, como una navaja afilada el doble sentido y la doble personalidad. Ben y Bodo casi estaban dormidos sobre la mesa, lo más posible es que un tractor pasara por su lado y ellos ni enterados
- Porque así soy yo… y no lo puedo evitar – El mar se mezclaba con el agua, agua y sal y compresión pero no dejaría caer esa lágrima… no al frente de ella, no para mostrar lo miserablemente sensible que se ponía en algunas ocasiones… Bajó las cartas a la mesa y ganó nuevamente, dejando a Emma con unas cuantas fichas…
- Yo creo que sólo has bebido más de lo normal – tragó saliva… se estaba entrometiendo en lo que no debía – lo siento… pero puedes que ahora hagas o digas cosas de las que mañana te arrepentirás – Quien avisa no es traidor…
- No le dijeron, profesora Müller, que no hay nada de vergonzoso en mostrarse tal cual uno es??? – tomó la baraja de las manos de Ben, que estaba durmiendo como un bebé apoyado en Bodo, y repartió – además, jamás me arrepiento de lo que hago, por más que lo haga sin pensar – levantó su dedo para recalcar – la parte irracional también es parte de mí… y la acepto… y me responsabilizo por ella. Ud. qué hace con su lado irracional profesora? – Flop y apostó todo sin mirar sus cartas… Emma hizo lo propio, colocó sus últimas fichas y giró sus cartas…
- No lo conozco… – dijo la verdad, no había nada que temer, mañana todo sería historia
- Mmm…Interesante – dijo mientras miraba sus cartas y a las cinco que estaban sobre la mesa
- Qué es lo interesante??? – preguntó ajena a todo
- Que hayas perdido… pensé que ibas a ganarme…Póker – acaso estaba triste??? No se alegraba de su victoria???
- Me debes – sentenció rápidamente, mientras se incorporaba – y voy a cobrarme ahora…
- Qué??? – chilló tan fuerte que despertó a las dos marmotas. Jenny le ordenó con un dedo sobre sus labios que hiciera silencio pero fue demasiado tarde…

- ¿Qué pasa? – Bodo quiso abandonar su silla pero su mareo era tan grande que cayó nuevamente – Qué hora es???
- Es tarde… – no tenía ni idea de la hora pero de seguro el tiempo había pasado en la maldita sala de juego – Debemos irnos…
- Cómo que irnos??? Tengo Jun – miró su reloj pulsera sólo para notar que ya eran altas horas de la madrugada – Mierda!!! Mierda!!! Mierda!!! – De repente estaba toda colorada – Mierda… – pasó sus manos con desesperación por su cara ¿Cómo había podido olvidar lo de la Junta?
- La Junta la tendrás otro día – se colocó su chaqueta y agarró la muleta – Te lo prometo… – Emma se quedó mirándola. Jenny sólo quería lo que le correspondía y parecía muy capaz de prometer cualquier cosa con tal de tener lo que le correspondía – Ahora témenos cosas más importantes que hacer – susurró a su oído. A Emma un escalofrió le recorrió toda la columna al sentir chocar el aliento caliente de la profesora Hartmann contra su pabellón auricular. Instintivamente agarró la botella de vino y temblaba, Jennifer cooperó sirviendo el vino y también temblaba. Vio como Emma la miraba asustada – Yo llevó como 10 copas en la noche… tengo permitida la descoordinación motriz – sonrió el comentario había sido oportuno y educado, en vez, de reírse de ella sólo esta demostrando con pruebas fehacientes de que algunas cosas sí compartían…    
- Ben… Ben… levanta, que debemos ir a casa – Bodo lo sacudía enérgicamente – Y tú Emma deja de tomar después no hay quien te aguante – Jennifer se partía de la risa mientras la rubia se indignaba. Lo más insoportable de la noche había sido él.
- Compartimos taxi??? – Ben le decía a bodo mientras refregaba sus ojos aún dormidos
- Claro!!! Y tú, Emma, comparte con Jenny – Bodo estaba resolutivo – Ya que son vecinas…
- Tranquilo compartiremos el taxi – se mostró lo más amistosa que pudo al lado de Emma sin importar la gran omisión de información.
- Vamos… que me muero de sueño – Ben estaba dormido parado
- Vamos??? – le preguntó ya que las veía sin ninguna gana de querer salir
- Emma y yo nos quedaremos charlando un rato más – los quería lejos, podía oler el miedo que la rubia emanaba por los poros, era ahora o nunca – ya sabes… cosas de chicas – sintió el sonido del vino al recargar la copa, estaba tensa y perdiendo la compostura.
- Hombres!!! – Exclamó Bodo
- Qué??? – estaba confundida
- Las mujeres sólo hablan de hombres, no es así??? – vio como Emma abría ampliamente sus ojos
- Claro!!!… si lo que más nos interesa a las mujeres son los hombres… – vomitó toda la ironía en su cara sin importar ningunas de las reacciones. Ni la de Emma ni la de Bodo, que todavía tambaleaba incapaz de pisar suelo firme
- Adiós y no nos deseen tanto – Machista!!!, pensó Jenny mientras los miraba salir.

- No bebas demasiado – se paró en frente de ella – puedes hacer o decir cosas de las que mañana te arrepentirás…
- Algunas cosas mejor hacerlas o escucharlas media anestesiada – hablaba por inercia mientras trataba de adivinar qué le pedirá Jennifer
- Otra botella? – preguntó pícara
- Media anestesiada no medio muerta – No tomaría más, conocía los límites de su cuerpo y aceptar esa botella significaba tomar una y media que quedaba, era demasiado.    

El ruido de la pesada puerta rompió la inmensidad del silencio. La oscuridad le anunciaba que en este lugar no había ni color ni nada. Dar un paso era una gran decisión a tomar con la carga de saber que la fuerza tenía tanta potencia que puede hacer girar el mundo al revés. Tirar del hilo para desenredar o tirar para ajustar… y allí estaban… brillosos, enormes… y seguros. No hablaban, solamente esperaran una señal, una de cualquier tipo, algo que les permitiera mostrase tal cual eran, para sumergirse en lo profundo y mostrar que ellos también son poseedores de oscuridad, por ende, sin tiempo sin color… sin nada  

Pensó una vez más en las palabras de su padre: “Cuando vives, lo mejor que puede sucederte es que la vida que vivas sea tuya” ¿Esto era tener el control de su vida? Buscar música en el silencio, pelear por ideales obsoletos creyendo aportar algo a la humanidad o buscar color en la ausencia de él…
- Yo… – algo que era un rechazo rotundo fue aplastado por el tibio calor que sintió en el dorso de su mano cunado los dedos de Jennifer aterrizaron. Lentamente los enredaba pero sin hacer presión… rozando, dando una pequeña muestra de lo que conseguiría si lograba dejar atrás el miedo y las dudas. – Lo sien… – y esta vez, el dedo índice estaba sobre sus labios pidiendo que se lo pensara un poco más…

Las preguntas llovían en su cabeza, había perdido y era una realidad, debía pagar. Entrando a la casa de la profesora Hartmann a hacer sólo Dios sabe qué!!!… Se quejó, por primera vez en su vida, de su ingenuidad.
- No sé si esto esta bien… tengo miedo – Jenny apoyó su cabeza contra el filo de la puerta. Esta mujer era realmente tierna y dulce cuando no estaba en su papel de profesora. Humana y divina a la vez, con tanta valentía para llegar hasta su casa sin cuestionar nada, así como para frenarse en su puerta antes de entrar y decirle como se sentía
- Haremos que este bien… – estiró su mano ofreciéndose como guía pero no diría una palabra más, así le gustaba verla: dudosa y tratando poco a poco de dejarse llevar.

Miró la mano y alternó hacía los ojos celeste que estaban en frente y parecían rogar porque se decidiera…


Un rayo de luz estaba justo pegando en sus ojos y sin aún abrirlos, se abrazó fuertemente a su almohada, aspiró su aroma y estiró las piernas resbalando con la funda de las sábanas, rotando algunas veces los pies, sólo para volverlas a encoger. Siempre en posición fetal y mirando hacía la puerta. Unos diez minutos dormitando para poder espabilar correctamente… 

Un brazo fuerte y decidido la empujaba hacia sí mientras el otro se metía por debajo de su cuello. Tiraba con premura de ella y hasta que no estuvieran en la posición óptima, no cesaría en su misión… se dejó manejar a gusto y antojo de su acompañante estaba aún demasiado dormida para poner alguna queja. Percibió el calor en su espalda, el perfecto acople y como el cuerpo que yacía a su lado se relajaba por completo… Los labios rozaron contra su nuca y una boca entreabierta emanaba un cálido aliento…

Cuantas veces había prometido que no lo haría más???… mil, mil de miles… realmente había perdido la cuenta. Sólo era sexo y ella no era más que sangre, músculos y huesos… ¿Qué tan malo podía ser disfrutar del sexo? Con los ojos todavía cerrados, se planteaba la pregunta y NADA fue su respuesta. Si sentir una respiración serena y armónica por la mañana sobre la nuca era el único momento de cotidianeidad y falso amor que se permitía. Sin lastimar a nadie y con un pacto de olvido planteado de antemano…

La mano que descansaba sobre su cadera se abrió paso por debajo babydoll, que estaba algo subido debido al constante movimiento entre sueños. Acariciaba su vientre plano con las yemas de los dedos. ¿Cuántas veces se negaba a repetir por la mañana siguiente?... mil, mil de miles… realmente había perdido la cuenta. La mano la agarró nuevamente de la cadera y le obligó a pegarse, más todavía, a aquel cuerpo. Sintió algo parecido a un beso en la nuca, que hizo que un pequeño escalofrío bajara por su espalda, mientras algunas leves caricias irregulares eran repartidas cerca de su ombligo…

- Ben… – susurró bajito – sabes que lo odio por la mañana… me siento una mierda – Aunque esta vez realmente le apetecía, hizo el esfuerzo de querer detener aquella mano pero al tocarla se dio cuenta que algo andaba mal. Abrió los ojos mientras sentía la suavidad del tacto de su acompañante al enredar sus dedos, Ben no haría eso… Sí!!! Tenían sexo pero nada más, no había sentimiento ni nada y lo que estaba recibiendo no era más que una enorme muestra de cariño y comodidad…     

Intentó levantarse para sacar a patadas al impertinente que todavía seguía durmiendo en su cama y  que encima trataba de enamorarla, tomó envión para desenredarse pero aquellos brazos la tenían demasiado sujeta así que sólo logró girarse y quedar cara a cara con su nuevo amante:

- Emma… – el ver el rostro relajado de la profesora Müller la alivió y le permitió apoyar la cabeza en la almohada un segundo – EMMA!!! – gritó a todo pulmón cuando tomó conciencia de quien realmente era
- Pero??? – Emma había abierto los ojos al instante que la escuchó chillar – Pero???

Se miraron un instante como pidiendo respuestas, las dos estaban algo confusas y medio dormidas… distinguió en los ojos de Emma  algo desconocido para ella, una cortina de alquitrán que enturbiaba los destellos de bondad que reinaban en su retina… dos segundos que parecieron una eternidad y la vida, en conjunto con la realidad, comenzaron a luchar por volver a su curso normal. La rubia rápidamente se despendió del cuerpo de Jenny y saltó de la cama como si las sábanas de seda le quemaran…

- Perdona!!! Perdona!!! – a Jenny le costo varios parpadeos poder cuadrar bien la imagen – Yo… Yo… No… No – Estaba toda colorada, temblando y con la vista clavada en el suelo
- Emma… – Jenny salió de la cama y comenzó a acercase hasta ella 
- No se lo que he hecho… No era mi intención… lo juro – y comenzó a retroceder para aumentar la distancia como si eso fuera hacer menguar la vergüenza o la culpabilidad… pero lo límites existen y están impuestos, lo recordó cuando su espalda rebotó contra la pared.
- Emma… – Sintió dolor al tener que apoyar su pie. A pesar de que tenía la cabeza gacha podía ver las lágrimas correr por sus mejillas… ¿Realmente abrazarse a un cuerpo femenino podía significar el fin del mundo?... Sintió pena por ella misma, por conservar un gramo de ilusión con respecto al cumplimiento de sus caprichos – Emma… – Intentó alcanzar su brazo para reconfortarla
-No!!!… No me toques… por favor – sonaba a súplica, a ahogo y a miedo… la veía observar las palmas de sus manos temblorosas en el aire como preguntándose que había hecho con ellas, como si estuvieran sucias…
- Hey!!! – le levantó el mentón sin importar nada – Tranquilízate!!! – Lo oscuro no se quitaba y ni hacía foco… Estaba lejos, perdida con sus demonios y las tentaciones – Emma respira por dios!!! – el tono fucsia al cual esta llegando su rostro no era normal. – Respira!!! – la zarandeó un poco por los hombros – Estoy aquí, respira!!! – La obligó a mirarla sujetándola del cuello y pegando sus frentes.
- Perdona!!!… Perdona!!! – Sólo repetía, temblaba como una hoja y emitía sudor frío.
- Mírame, mírame!!! – Se alejó y levantó nuevamente su barbilla – ¿Qué era lo que inundaba sus ojos? ¿Por qué tan oleosos y extravíos? Se preguntó a si misma – No pasó nada así que deja de disculparte!!! Mírame!!! No pasó nada!!! No pasó N-A-D-A!!!  – Tuvo que aferrase a sus hombros, estaba sin su muleta y le era difícil mantener el equilibrio por demasiado tiempo. Apoyarlo por más tiempo tendría sus consecuencias… 
- Tu pie… – susurró y en un acto reflejo, estuvo a punto de bajar sus manos hacia la cintura de Jennifer pero las dejó en el aire y a medio camino.
- Ya lo has hecho antes… – Apretó con fuerza la blusa de Emma entre sus dedos. La debilidad y la confusión no eran digna de ella ¿Qué demonios pasaba por su cabeza cuando se ponía así? – Es sólo ayuda…
- Lo sé –Dijo mientras miraba los intentos de Jennifer por no apoyar su pie. Bajó las manos hasta las caderas de Jenny para sostenerla una vez más – vamos… – Se inclinó hacia delante para que pudiera rodear el cuello con sus brazos y caminando lento llegaron hasta el borde de la cama

Las dos se sentaron emitiendo un largo suspiro de alivio, Emma observaba sus pies descalzos y por primera vez desde que se había despertado reparó en que tenía su ropa puesta. No tenía valor suficiente para mirarla a los ojos después de semejante ridículo. Todo era su culpa, ella se había quedado a dormir, ella la estaba abrazando cuando despertaron y ella había servido el desayuno más inoportuno. Rápido secó sus lágrimas con sus manos y se acomodó el flequillo detrás de la oreja.

- Dios!!! – vio como la morena masajeaba su frente
- Perdóname… – su tez comenzaba a adquirir un color normal 
- Ya te dije… – iba a repetir la frase pero se vio interrumpida
- No por eso… sino por entrar en pánico… lo siento, me asuste… – y buscó el perdón en sus ojos
- Por qué? – preguntó curiosa de la respuesta
- Nosotras eh… como que entre nosotras… hay… nosotras
- Nosotras??? ¿¿¿Qué pasa con nosotras??? – comenzaba a desesperar… Emma no era tan ingenua como parecía quizás había sentido lo mismo que ella… quizás quería rechazarla, zanjar de una vez el asunto y darlo por terminado…
- Apenas nos soportamos y si lo hacemos es por esfuerzo
- Esfuerzo??? – preguntó contrariada.
- Sí… Creo que al final tienes razón… no somos compatibles
- Ya… pues yo creo que el esfuerzo lo estas haciendo para inclinar la balanza a tu favor – se levantó, y saltando en un pie llegó hasta su muleta que se encontraba apoyada en la pared.
- De qué hablas?
- Hablo de qué sueltas las palabras como si abrieras una válvula de gas… siempre esperando que se confundan con el aire – se giró para mirarla – así lo resuelves todo tú??? – No había escuchado razones pero el simple hecho de pensar en un alejamiento o en algo por el estilo sólo provocaba rabia
 - Todo este tiempo no he hecho más que defenderme de tus ataques… me vas a decir que te caigo en gracia???
-Mis ataques??? Ahora resulta que yo tengo la culpa de todo??? – las cosas caen por su propio peso y la consecuencias vienen de las acciones… esto, tarde o temprano, pasaría…
- No!!! pero eres la gran “precursora” – Se levantó y comenzó a buscar sus zapatos por toda la habitación
- No te conocía – los pantalones vaqueros estaban bajos mostrando la parte alta de su boxer y la bota manga por debajo de sus talones – pero ahora…  
- Ahora no es distinto… crees que dormir en la misma cama después de tomarnos tres botellas de vino nos hace mejores amigas??? – la miró un segundo y al ver que no tenía palabras continuó con su tarea.
- No!!! – se acercó para quedar en frente – Pero tampoco creo que dormir en la misma cama después de tomarnos tres botellas de vino nos haga enemigas!!! NI QUE A TI TE DEJE SIN RESPIRAR!!!
- Dilo… – la encaró y estaba enojada, muy difícilmente alguien acepta a pleno sus defectos. Apretaba los puños mientras los brazos volvían al tembleque… la mandíbula desencajada, el ceño fruncido y los hoyos de la nariz abriéndose con cada gran absorción de aire – DILO SIN RODEOS!!! – alto y demandante se escuchó ese grito
- QUÉ DEMONIOS QUIERES QUE DIGA??? – Emma le estaba exigiendo hacer unas de sus cosas preferidas: Expresarse libremente…  danzar al compás de los sentimientos y los instintos  
- LO QUE PIENSAS!!! – Apuró
- Pienso… que eres COBARDE!!! – Simple y todo la cólera se hizo hielo.


Quedó perpleja cuando el cálido aliento en la comisura anunciaba la llegada de unos labios hasta los suyos. Intentó buscar una prueba de consenso que jamás encontraría dado a que sus ojos tenían dirección marcada en su boca. Cerró los ojos un instante, era demasiado: las cosquillas en su estómago, la sangre hirviendo en sus venas y la frescura que transmitían aquellos labios… era demasiado y sólo dios lo sabia.  Lo deseaba desde el primer momento, con toda la piel y el pensamiento, con cada acto de grandeza o estupidez no hacía más que agigantar el deseo pero lastimaba no poder controlarlo.

Era arrastrada por una mano en su nuca y la otra en su cintura a profundizar en el placer, hasta el cuerpo que luchaba contra ella en cada palabra, en cada mirada, en cada roce y ahora en un beso. Hoy, que parecía tener el valor suficiente para rendirse, estaba más glaciar que nunca quemando cada centímetro de piel que tocaba. Arqueó su espalda hacia atrás tratando de aminorar el ardor en sus labios pero aquel brazo le exigía coraje llevándola hacia delante de nuevo.

El primer movimiento apresó su labio inferior, degustándolo y mostrando toda la ambigüedad, al bañarlo de cálida saliva. Y más tensión y más deseo… abrió su boca mientras bajaba las manos a su cadera, todavía no estaba segura de poder soportar el conjunto, necesita que ciertos roces no existieran ¡¡¡Por dios!!! ¡¡¡Eran ellas dos y la cama!!! La mano que estaba en su cintura subió rozando la seda, la piel y la lujuria, apretando el nudo en la panza y en la garganta. Se llenó de la exhalación que emitía sobre su boca y metió las manos por debajo de la blusa, necesitaba tocarla y sentirla, quemarse más y dejar cicatriz para hacerla real. Y lo hizo, provocando temblor y un suave quejido, que la obligó a separarse.

No la dejaría huir y esta vez, ella presionó para que sucediera y volvió a sus labios con fuerza, anhelo y locura… besos cortos que eran bien recibidos por parte de Emma, uno a uno la relajaban y hacían que cerrase sus ojos. Cambió de posición de sus manos, ahora, tiraba de su cuello con apuro, se olvidó aquello de los roces y comenzó a pasar su lengua por el labio inferior de Emma con cada beso… provocando.

No lo resistió por demasiado tiempo pero tampoco le dio lo que quería, no le dejaría el poder absoluto, la tomó de las muñecas e hizo que alejase las manos de su cuerpo al mismo tiempo que introducía su lengua… la escuchó gimotear y querer librar sus muñecas en vano, ese cuerpo esculpido a mano estaba hecho a base de fibras elásticas, sabía que no tenía demasiada fuerza. Con tres pasos a delante logró apoyarla en la pared, aquí y en esta posición podría hacerse de ella fácilmente. Subió los brazos por encima de su cabeza sin despegarse de sus labios, ahondaba cada roce de su lengua a medida que bajaba lento con la yema de los dedos explorando cada músculo de los brazos de Jenny…

De repente abrió sus ojos y abandonó su boca. Dio un paso atrás todavía manteniéndola inmóvil sólo para contemplarla vencida… temblando, rogando. Desde sus pies, subió por sus piernas contorneadas hasta el donde el Baby Doll cubría, el color blanco contrastaba con el dorado de su cuerpo. Su vientre y pecho agitados. La boca entreabierta y deseosa la esperaba, cualquier hombre hubiera dado la vida por poder poseer a una mujer como ésta: hermosa, sensual y apasionada… llegó a los ojos celestes, bañados en lujuria, ella lo había incitado no era más que el producto de sus caricias y sus besos; y en vez de sentirse triunfadora se detesto por lo banal y vacío que era el reflejo que aquellos bonitos ojos le devolvían…

Agachó su cabeza emitiendo un largo suspiro y comenzó a disminuir la fuerza a medida que su zona genital comenzaba a relajarse, estaba excitada, cualquiera en los brazos de la profesora Hartmann lo estaría. Jenny lo comprendió en el acto… Emma era distinta a todos los demás… Liberó sus brazos rápidamente y se refregó los labios nerviosamente como queriendo borrar todo lo que había sucedido…
- Emma… – pero la susodicha pacería no escuchar – Emma… – y el nombre lo terminó al viento porque Emma había desaparecido de su habitación… escuchó los pasos apurados y el estruendo de la puerta al cerrar… también había desaparecido de su casa.


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