Estaba en su salón, por momentos lo consideraba más un santuario que cualquier otra cosa. Parada en frente de su pizarra en blanco considerada como estampita de algún santo, con sus manos pegadas a la parte baja de su espalda. Firme como un soldado y con la cabeza humeando. Estos si eran verdaderos problemas…
Cuando decidió aceptar el trabajo lo había hecho por el dinero pero nunca pensó que el mismo dinero podría dejarla fuera de él. Se tensó más al no tener clara la salida… sus seminarios tomados en el exterior no la salvarían esta vez.
Diría media verdad por media mentira, no podía darse el lujo de perder ninguno de sus dos empleos. Su trabajo en la academia aportaba un importante impulso económico para sus proyectos… Hacia dos años venía persiguiendo el mismo sueño y ahora que faltaba poco no lo dejaría escapar. Si la verdad nos hace libres, ella pagaría la fianza para la libertad condicional, un pequeño soborno a su moralidad para continuar en carrera. Faltaba tan poco… Tomó un largo suspiro con los ojos cerrados.
Escuchó como unos pasos se acercaban en su dirección. Bodo, dedujo al sentirlo chocar con unos de los bancos. Los años no habían atenuado el desalineamiento y la torpeza en su andar. Sonrió, traicionar un poco sus principios no tenía enormes consecuencias por el momento.
- Estas preparada??? – preguntó cuando estuvo lo suficientemente cerca
- Sí – respondió sin voltearse todavía
- Sabes? siempre me pregunté por las extrañas técnicas que usas para meditar – Emma estaba asustada y hablar sobre ello no era la acción más inteligente. Quería distenderla – Desde pequeñas las tienes – logró que su amiga se girara un poco sobre si para mostrarle la ceja levantada – solías quedarte mirando las partituras un montón de tiempo, lo recuerdas???
- La verdad es que no – sonrió, su amigo la conocía más de lo que ella misma se conocía – supongo que se me ha hecho un hábito, entonces…
- Uno raro, no crees? – Otra vez la vio levantar la ceja
- Quizás…
- Emma – se giró completamente para mirarlo – No tienes que hacerlo si no quieres. Eres dueña de tu vida y todo lo que concierne a ella, no me voy a cansar de decírtelo – tomó su mano.
- Lo sé – miraba sus manos entrelazadas – y aunque parezca raro, ahora realmente quiero quedarme – se alejó unos cuantos pasos de él – no me preguntes la razón por qué no la tengo, sólo sé que quiero quedarme.
- A lo mejor es por los obstáculos que ponen estos desgraciados y tú empeño en querer saltarlos a todos – explicó
- Eso tiene una gran cuota de vanidad
- Sólo si quieres mérito por ello… lo quieres??? – la miraba, desde la distancia, pensar.
- No lo sé… – lo dijo tan bajo, que parecía que sentía vergüenza de sus propias palabras y la sentía, su rostro estaba rojo.
- Hey… No tiene nada de malo un poco de vanidad – se acercó nuevamente a ella. Emma no respondía – es humano…
- Lo sé… – se acercó hasta su escritorio para levantar unos papeles que allí tenía
- Emma quiero hacerte una pregunta – esperó a que lo mirara – es algo personal – Emma asintió con su cabeza dando el OK para que preguntara - ¿Qué te ha pedido Jennifer a cambio?
- ¿Cómo?
- ¿Qué te ha pedido a cambio de ayudarte?
- Mmm… Nada ¿Por qué debería pedir algo? ¿Qué podría tener yo que le interesara? – agarró su bolso y su portafolios, ya estaba lista para salir
- Yo qué sé… pero Jenny – trataba de buscar la palabras correctas – Jenny no es distinta a las demás personas de esta academia.
- Y cómo son las personas de esta academia??? – de pronto estaba algo molesta – Porque desde que entré a trabajar cada día a sido una locura… y no lo estoy diciendo por los problemas con la profesora Hartmann… Por qué no me dices la verdad, de una buena vez???
- A qué te refieres??? – preguntó con miedo, tarde o temprano Emma comenzaría a atar cabos sueltos y fue un gran error creer que el desinterés que mostraba por la institución la llevaría a plantearse las cosas más bien tarde que temprano.
- Estas faltando a tu palabra… recuerdas el trato que teníamos – dijo con pesadumbre, odiaba tener que sacar en cara las cosas pero no le quedaba más remedio – Aunque parece que hubiera pasado un siglo pasaron sólo dos semanas desde la primera vez que me llamaste.
- Claro que lo recuerdo!!! Piensas que yo tenía idea de que podía pasar algo como esto??? No!!! No tenía ni idea…
- Sólo me la he pasado defendiéndome y mostrando una fortaleza, que ni siquiera sé si tengo, a los arpías que trabajan contigo… Un trabajillo simple – irónicamente repitió las palabras que Bodo había usado para calificarlo
- Y lo has hecho de maravilla – sonrió nervioso, estaba intentando tapar el sol con un dedo
- Me has dejado expuesta y creo que fue lo único que pedí a cambio, aparte del sueldo – las palabras casi no salían de su boca mientras intentaba controlar su volumen – Tuve que llamar a un representante de la fundación para que me diera el aval jurídico – recolocó su flequillo y aprovechó para masajearse la sien.
- Era necesario eso??? No creo que sea para tanto…
- No crees que sea para tanto??? – preguntó alucinada – Quieren relacionarme con el lavado de dinero, o tráfico de drogas y proxenetismo… Es muy posible que me culpen del atentado a las Torres Gemelas… Y tú crees que no es para tanto??? – sus ojos comenzaron a inundarse por las lágrimas – tengo familia – la voz estaba completamente quebrada – Qué crees que piensen mis padres acerca de todo esto???
- Lo siento – se acercó con miedo al rechazo pero Emma recibió la contención de sus brazos con premura. Estaba agobiada y la situación apenas parecía comenzar – Lo siento, todo es mi culpa
- No es tu culpa… quizás yo pido demasiado. Y sé que todo es complicado, que soy complicada – se alejó y rápidamente secó sus lágrimas con el dorso de su mano
- No se qué decir, nada de lo que diga traerá normalidad
- Entonces… no digas nada – consultó por trigésima vez en el día la hora en su reloj pulsera. De seguro estaba a punto de llegar.
El agua pasó con facilidad por su garganta, estaba sedienta, eso de bajar las escaleras saltando en un pie la agotaba. Inusualmente la cafetería estaba desierta a estas horas, sólo andaban por allí unos camareros que llenaban las neveras con bebidas para la noche y ella sentada en una mesa. No dejaba de darle vueltas al asunto, de alguna manera lamentaba que Emma tuviera que pasar por esto. Que violaran tu intimidad no era agradable y menos si lo realizaba Stefan Bergmann, una persona poco agradable.
Sacó de su bolsillo su colgante roto y comenzó a enredarlo entre sus dedos… mientras lo veía, recordaba una y otra vez todo lo que sucedido. Sintió miedo mezclado con ansias… algunas personas lograban hacer aflorar distintos sentimientos en ella, pasión, ternura, lealtad, etc.; pero de que manera proceder con alguien como Emma, que no la hacía sentir un puñado de sensaciones sino una montaña de ellas. Se revolvió en su silla nerviosa, le recorría un escalofrío por todo el cuerpo de sólo pensarlo.
No sería fácil hacerse de ella o de su cuerpo, que era lo que en este momento más le interesaba. Era irónico que estuviese atraída por una persona como la profesora Müller. Alguien que parecía ser insípido, alguien que la sulfuraba con cada palabra y definitivamente alguien que llamaba su atención con tanto misterio colgando a su alrededor. Agachó la cabeza, estaba perdida… Emma parecía avanzar inocentemente a pasos firmes sobre su persona.
- Disculpe – un señor de traje y pelo cano estaba parado en frente de ella – Podría decirme en donde encontrar a la Dr. Müller – Dr.? Quizás se ha equivocado, pensó Jenny
- Profesora Müller, quizás? – lo vio sonreír como burlándose de su corrección
- Emma Müller – Quitó los incómodos títulos del medio. Emma era reservada con respecto a todo y él no sería quien la pusiera al descubierto. Estaba presente tratando de solucionar un problema de la misma índole – Puede llevarme con ella, le estaría muy agradecido por ello, Srta. – Este hombre de seguro era el fundador de la escuela a la que había asistido Emma.
- Claro – Y después dicen que los ingleses somos demasiados cordiales??? – Sígame
Subieron, el primer piso, callados. Ella delante haciendo de guía y él por detrás vigilando cada unos de sus extraños pasos.
- Si hubiera sabido que tenía un esguince en su tobillo y que eran varios pisos por subir no la hubiera molestado Srta.
- No pasa nada – Lo miró nuevamente con curiosidad, el hombre era la versión masculina de Emma – Ud. Es compañero de trabajo de la profesora Müller? – No sabía si Emma tenía otro trabajo pero si acertaba a esta pregunta tendría acceso a algunas más mientras caminaban hacia el aula,
- No pero sí – En este momento lo miró extrañada, la respuesta era confusa – Soy el abogado de la empresa para la cual ella trabaja. No trabajamos en el mismo edificio pero compartimos jefe, en cierta forma eso nos hace compañeros…
- Ah… – Comenzó a caminar más despacio queriendo ganar algo de tiempo
- Y tú???
- Yo qué???
- Eres compañera de trabajo de Müller??? – Obvio el Dr., otra vez
- No… bueno sí – le sonrió – Trabajamos en el mismo edificio pero no dicto materias afines a las que dicta la “profesora” Müller.
- Tiene representante legal esta academia??? – Hablar con un abogado podría librar a Emma de algunas conversaciones incómodas y el lenguaje técnico sería arameo para los que estuvieran presentes.
- Mmm… Creo que sí pero no en realidad no estoy muy segura, por lo general este tipo de discrepancias jamás llegan a mano de un abogado…
- Discrepancias??? Tengo entendido que es algo más que divergencias de pensamientos
- A algunas personas les causa miedo lo desconocido – fue su respuesta inmediata
- Usted no parece estar asustada – hablar con desenvoltura del tema le dada a pensar eso
- Debería estarlo? – si este hombre realmente conocía a Emma era muy posible que estuviera advirtiéndola
- Mmm – se lo pensó un segundo – Sólo si le causa miedo lo desconocido – Estaban parados frente a la puerta. Él le sonreía sutilmente mientras ella le clavaba los ojos tratando de preguntar que significaba lo que dijo. – Y lo bueno… – miró a la puerta 3B, aquí estaba la Dr. Müller – porque todo lo que conozco a cerca de Emma, a mi parecer, es bueno…
- Es aquí – Abrió la puerta dispuesta a dejar de escuchar los halagos por parte del abogado
Emma estaba parada en el medio de la sala, con su mano apoyada en un banco y con Bodo observándola desde donde se encontraba su escritorio… había levantado la vista en el preciso momento en que la puerta se abría dejando ver la aflicción en una mueca mientras apretaba sus labios y la desesperación que de a ratos bañaba sus ojos. El mar sereno que tenía en frente la obligaba a levantarse, tantas veces escuchó que todo saldría bien y aún se mantenía incrédula… Le hubiera encantado poder fiarse de aquellos bonitos ojos, pero el agua es poderosa e indomable muchas veces. Debía peder la cordura para dejarse arrastrar por ella.
- Traigo al… – el abogado pasó a la sala sin esperar el permiso ni la presentación. Jenny observaba como se acercaba a la rubia hasta quedar a unos cuantos pasos para estrechar sus manos con fuerza y confianza.
No se atrevía a dar un paso más y si lo hacía era para tomarla de la mano y sacarla de allí. ¿Qué serían capaces de brindar dos hombres de traje a una mujer que parece tenerlo todo? ¿Qué podría brindarle ella a la profesora Müller para que se tomase de su mano? La confianza se construye con el paso del tiempo y si una cosa no había pasado entre ellas era tiempo suficiente.
- Traigo lo que necesitas – Apoyó su maletín en el banco, lo abrió con rapidez y le entregó unos documentos a Emma – Esta es una copia de tu contrato – explicó mientras ella leía – Las partes recalcadas son en las cuales se detalla tu paga y la forma en la cual se hace – la miró burlón – “la cuenta del criminal”. A Emma el chiste le pareció de mal gusto pero no dijo nada al respecto – también encontraran el nombre de la empresa – Emma lo miró aterrorizada – nada preocupante, mientras se mantenga el anonimato de producto… sabes que la empresa se destaca en muchos rubros y que son inversores natos… guardan bajo llave las minas de oro. Estos – sacó otros documentos – le dan legalidad a la empresa, son todos los controles hechos por el Estado y lo mejor de todos es que… están aprobados.
Trató desesperadamente de asimilar los torrentes de información que la asolaban… los papeles que tenía en frente le parecían insuficientes, vencida por el cansancio y las trabas – trataré de manejarlo lo mejor posible – el desasosiego haciendo vacío en su estómago.
- Pero que dices??? – se acercó y apoyó las manos en sus hombros – con esto, son tuyos!!! – Bodo trataba de alentarla
- Quiere que esté presente? – El abogado no la vio demasiado convencida
- No… Gracias pero no – eso significaba delatarla, la miró, aún se mantenía cerca de la entrada.
- Entonces seguro esta confiada en la victoria – Emma nadaba en ella mientras la miraba. Le era gracioso ver como Jennifer se erguía entera cuando la demandaba, era pura táctica.
- No – contestó aún mirándola. ¿Por qué siempre a la defensiva? – No saco conclusiones de manera anticipada – La morena al escuchar la frase no pudo evitar sonreír y aún más cuando la correspondencia de Emma le llegaba al instante. Si este era su primer acto de complicidad lo atesoraría para recrear en su cabeza, una y otra vez, esa maravillosa sonrisa.
- Emma acompañaré al Dr. a la salida – Bodo entendía cuando sobraba
- Müller espero que los documentos le sean de ayuda – dijo mientras se despedía de ella
- Seguro que sí… Muchísimas gracias!!! – sus ojos estaban encaprichados en la morena que se hallaba en frente y que aún la sonreía.
Cuando quedaron solas, las miradas valientes fueron vencidas por el peso de la gravedad. La rendición por parte de Jenny la llevó a cerrar la puerta en búsqueda de intimidad y, por parte de Emma a dar los pasos que la separaban de ella.
- ¿Preparada para está noche? – quemó el último cartucho
- Si, muy gustosa que me tiren a los leones – la rubia trató de sonreír pero le fue imposible
- Son algunas preguntas personales, no la hoguera
- Quieren despellejarme!!!
- Son, tan solo, chicos
- Oh – Emma comenzó un movimiento nervioso con las manos al saber lo que venía. El calor le recorría el cuerpo entero y terminaría por teñir de rosado sus mejillas – pensé que preguntabas por otra cosa
- Oh – Otra imagen entrañable para recordar – pensaste que estaba hablando de la Junta
- La verdad que si… Perdona
- Tienen gran similitud, los alumnos muchas veces pueden ser crueles – afirmó – así son los adolescentes
- Ya, es de gran consuelo escucharlo – con un chasquido de lengua Jennifer reprendió a sus palabras
- No creo que sea tu caso… Luzi – solucionó – te adora, eres su ídolo. Eso bastará para que los demás te respeten
- ¿Qué es lo que hiciste tú para que te respeten? – Preguntó curiosa
- Lo que mejor se hacer – se agarró del picaporte anunciando su salida
- ¿Bailar? – arriesgó
- Cerca, pero no – y la dejó sola.
Caminaba con Bodo por entre la gente, las luces de a ratos la cegaban y los colores del lugar no le eran de ayuda, los flashes de imágenes le recordaban a esos libros de dibujos que al pasar sus hojas rápidamente provocaban el movimiento, un movimiento tan lento que casi parecía estática… La música electrónica cimbraba sus oídos ¿A esto le llamaban integración grupal? Esto, estaba demasiado alejado de la idea que había creado en su cabeza, nunca imaginó que varios cuerpos sudorosos estarían chocando con ella.
- Es espectacular verlos hacer los que más les gusta!!! – Bodo gritó en su oreja
Si la diversión consistía en intentar quebrarse la nuca y desarticularse completamente… no le hallaba la gracia – Ah… – miraba como si todo fuera de otro mundo ¿Cuándo fue la última vez que había estado en una fiesta de este tipo? Quizás a sus 20 años… o por ahí, la cuestión, era que hacia demasiado tiempo, tanto que ya ni recordaba como actuar…
- Tienes que relajarte sino no lo disfrutarás – Bodo seguía gritando y aumentando el ruido en sus oídos – Bebamos una copa… Ven – La arrastró del brazo hasta la barra
La barra otro caos, la gente apelmazándose por una bebida, lógico si se tiene en cuenta la manera exagerada de bailar y la pérdida de hidratación por la sudoración. Decidió no acercarse al tumulto, evitando restregarse contra la humedad y el afluente de hormonas que salía de sus cuerpos. ¡Adolescentes!
- Ven – la mano de Bodo la acercaba hacia el lugar que se había abierto en la barra – Ser el “director” tiene sus beneficios.
- Qué les sirvo??? – la barwoman los atendió con “exclusividad”
- Eh… Para mi un Whisky on the Rocks y para ella… – la señaló esperando que haga su pedido.
- Agua – Bodo y la camarera la miraron extrañados
- Agua, entonces –la camarera se iba en busca de los tragos
- No espera… agua no!!! Dos de los mismos
- Enseguida – la camarera le sonrió a Emma
- Bodo!!! – Emma se quejó
- Emma esto es una fiesta – explicó como si fuera lo más común del mundo
- Después tengo Junta, lo recuerdas???
- Mejor… te ayudará a relajarte
- Aquí tienen – les alcanzó los dos vasos
- Gracias preciosa – Le guiñó un ojo, Emma no creía en lo que veía pero Bodo no era diferente a los demás hombres – Vamos a buscar un lugar en donde sentarnos
Y haciendo malabarismos con su bebida en la mano llegaron hasta unos sillones que estaban en el fondo del lugar. Allí no se estaba nada mal, alejados de la pista de baile y con la música casi sonando de fondo, se podía platicar con tranquilidad.
- Allí están – Señaló el lugar con la barbilla para que Jenny los ubicara
- Ajá – apuró su copa de champaña
- Tú que crees que pase con ella??? – verla inquieta y nerviosa no era la costumbre. Jennifer solía rebosar de glamour y estilo
- No lo sé – un trago más y hasta el fondo – lo que tenga que pasar, supongo… – sintió la falta de oxígeno en su cabeza y como las cosas comenzaban a distorsionarse en frente de ella. Sólo un segundo y la vida estaba de en su normalidad pero el miedo del mareo y la estabilidad se había implantado en ella.
- Mi padre…
- Tu padre es un hipócrita y manipulador – tenía la boca suelta y la lengua con filo…
- La estás defendiendo??? – preguntó tras el puñal
- Estoy diciendo la verdad, la que tú – lo señaló – mismo sabes y la que sabemos todos. O qué, a caso te has olvidado de la Srta. Vogel??? – Ben apretó un puño, señal inequívoca del dolor que le causa el recuerdo
- No… – contestó en un susurro
- Tu padre tiene esa tendencia, Ben – a la carga otra vez
- Cuál?
- La de hacer desaparecer todo lo bueno de la academia
- Emma es lo bueno??? – no entendía lo que su amiga quería decir
- Emma – era la primera vez que usaba su nombre de pila y se le hacia extraño – es una gran profesional al igual que lo es la Srta. Vogel. – Ninguna recriminación quedaba ante tal argumento, Jenny estaba en lo cierto. – Y no veo de que manera eso puede ser malo para la academia???
- Lo de Bea… No fue mi culpa – la miró fijamente
- Fuiste un cobarde… cambiaste seguridad por lo que más te importaba en el mundo – apuntó directo al corazón. Esta era su peor parte, la egoísta, compartir opresiones en el pecho no es solidaridad – por eso la perdiste…
Ben se quedó con la boca abierta al escucharla, mirando como Jenny levantaba la barbilla con toda su altanería, era conciente de dos cosas: la verdad y el enfado. – Por qué ahora??? – Jamás habían hablado sobre el tema, ella sólo se había dedicado a acariciarle el pelo después de pasar horas llorando como una niña en su sofá, le brindó contención y apoyo cuando más lo necesitó. Era su única amiga.
- Porque tengo problemas… – hablaba bajo y apretando las muelas. Reconocer era el primer paso, y en vez de comenzar a caminar, estaba segura de que caería de boca contra el suelo… Dolor.
- Ah??? – movió la cabeza intentando que las palabras de su amiga entraran de alguna manera – Pero, pero… Qué tiene que ver una cosa con la otra?
- Todo!!! Todo tiene que ver!!! - se sentía acorralada y presa del miedo, no encontró otra salida que atacar a quien no se lo merecía – Si tú hubieras luchado por ella, la profesora Müller no estaría aquí. Es así de simple!!!
- No puedo creer lo básica que te pones frente a la competencia – estaba alucinado – ¿Desde cuándo le tienes miedo a las niñas rubias e intelectuales? – sorbió de su copa, era eso o mandar a su amiga a la mierda.
- Desde que son más peligrosas de lo que aparentan – no pudo evitar mirarla, la encontró con sus ojos bien abiertos, y a pesar de que Bodo hablaba sin parar, ella parecía no escuchar. Se repitió la pregunta y la respuesta se mantenía constante: su físico, dinero y arrogancia carecían de importancia para la profesora Müller.
- Jenny??? Dios!!! Te estoy hablando y tú estás en las nubes – reprochó
- Perdona – Hizo un gesto a una camarera para que le trajera otra copa – ¿Qué decías?
- Que creo que te estas haciendo mucho…
- ¿Tú crees que un intelectual pueda arreglar coches? –la pregunta le nacía del alma mientras tenía nuevamente los ojos clavados en ella.
- ¿Qué???? – Jennifer estaba haciendo preguntas sin sentido y eso, le preocupaba
- Que… Si crees que un intelectual pueda arreglar coches??? – se estaba irritando de la incomprensión de Ben pero no estaba teniendo en cuenta que él no estaba en su cabeza para saber sus pensamientos. Él no pensaba, que a lo mejor, el otro trabajo de Emma era el de mecánica, el no la había visto con sus manos engrasadas y la carita de pena al ver que no podía reparar el coche… Pero su empresa tenía abogado, y un simple taller mecánico par qué lo necesitaría???
- Yo qué sé!!! Me has visto cara de intelectual – se señaló él mismo – o de conocer alguno – la miró unos segundos – Me preocupas chica… – las palabras la trajeron nuevamente a la fiesta, al bar y al lado de Ben
- Yo también me preocupo a veces – sonrió para quitar importancia al asunto.
Tomó la copa de champaña que la camarera le había dejado unos segundos antes… era la tercera o cuarta de la noche y un exceso. Mañana de seguro en la cabeza se le partiría pero el alivio de tener el cuerpo dormido y lento lo compensaba, el extraño hormigueo menguaba con cada gota de alcohol que ingería. Se apoyó contra el respaldo para observar con superioridad a los demás… debía mantener el tipo, pues todos era ignorantes lo que estaba sucediendo, y quizás un fin de semana sin la profesora Müller dejara el asunto enterrado tres metros bajo tierra.
De pronto la música dio un cambio radical, la electrónica fue reemplazada a una mucho más sutil y armoniosa, no sabía quien era el grupo musical pero le fue fácil reconocer la mezcla de estilos que en la pieza existían. Las luces tenues aclimataron el lugar.
- Y qué??? Ya acabó todo??? – Preguntó feliz
- Jajaja – por primera vez celebró la incomodidad de sus amiga – Esto recién comienza – mueca de decepción por parte de Emma – Así que prepárate, querida amiga… – Y le hizo fondo blanco a su vaso – Ahgggg – abrió un poco el nudo de su corbata e hizo suyo el vaso de Emma que reposa sobre la mesa todo transpirado pero aún intacto.
Un par de luces blancas apuntaron hacia el escenario que estaba en la parte opuesta del lugar, lo que tiempo antes había sido una pista de baile estaba siendo ocupada por sillones y butacas que los camareros colocaban con ayuda de algunos alumnos.
- Será mejor si nos ubicamos más adelante – Bodo no espero la afirmación, con una mano agarrando el vaso y la otra tirando de Emma.
Esto no pintaba nada bien, los alumnos la miraban de una manera diferente, pensó que de seguro estaría de un rojo furioso en las mejillas. Posiblemente no era nada malo, Bodo no la conduciría por tal camino. Giró la cabeza a la izquierda y allí estaba. Rodeada de otra gente, de seguro, otros profesores con los cuales compartía el gusto de beber champaña cara. Así es la vida, los afines se agrupan buscando comprensión, tolerancia y algo sobre lo cual hablar… ¿Pero qué es lo que hacen los opuestos? Se preguntó a si misma.
Vio como echaba la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados… estaba totalmente relajada. La luz de bajo voltaje bañaba su rostro resaltando cada unas de sus facciones. Perfecta!!! Haciendo que el valor de las almas mortales fuera ínfimo, ganando las miradas de casi todas las personas de sexo masculino y la de ella también. Se dijo que sólo era fisionomía ¿Y qué es la fisionomía sin la anatomía? ¿Desde cuando importaba el envase y no su contenido? No eran sus principios ni finalidades, no sabía hacerlo y no lo haría. Se obligó a mirar hacía el frente mostrando indiferencia a los ojos azules que ahora la miraban.
- Deberíamos ir, no???
- Vamos – la respuesta fue seca. El rechazo le provocaba rabia, no dolor. La profesora Müller no era más que una mente trabajada, le hubiera encantado preguntarle que hacía para saciar sus instintos, si tenía instintos o si su vida la planeaba a base de calculadora.
- Con los de primer año… ese tu lugar – Emma distinguió como se armaban pequeños grupos
- Y tú??? – Preguntó con terror
- Yo… en todos… soy el director – con un pequeño empujón en su espalda la acercó hasta sus alumnos.
- Hey!!! – Luzi la recibió con un cálido abrazo
- Hola – estaba pérdida y no sabía bien que es lo que debía hacer, ni cual era el propósito de estas “fiestas”
- Siéntate – ocupó el lugar que se le ofrecía, en realidad si le hubieran dicho que se tirara a un pozo lo habría hecho. Vio algunos rostros desconocidos
- Quiénes son??? – le preguntó a Luzi
- Algunos… alumnos míos – Jennifer estaba parada en frente de ellas – y otros… de otras asignaturas
Emma se levantó al instante cediendo el lugar, ignorando que la mitad de los alumnos ya lo habían hecho. Se sentó nuevamente, bajo la mirada escrutiñadora de la morena. – Ah… – se sintió estúpida, actuando igual que un adolescente cargando una revolución de hormonas. Ojala Jennifer tuviera la inteligencia suficiente para poder distinguir la educación de celo animal.
- Profesora – Luzi reclama su atención – Tengo una pregunta – Jennifer se sentó en frente e inmediatamente comenzó a hablar con sus alumnos.
- Sí… dime – sólo rogaba por qué no fuera un ping pong de preguntas y respuestas. De pronto varios de sus alumnos ya estaban rodeándola a ella también
- Siempre se lo quise preguntar – Luzi se veía nerviosa y eso la desconcertaba… ¿Con qué locura le podría salir esta chica? – Bueno… ¿Qué música escucha?
- Mmm – no era tan difícil responder – Pues, de todo un poco… siempre es bueno estar en contacto con los distintos estilos… nos permite abrir la mente y estar en…
- No le han dicho que aquí puede decir lo que quiera – Timo, como siempre, el más arriesgado – No se reprima… jajaja
- No lo hago – sonrió – es la verdad. Soy músico y me encanta todo lo que tiene que ver con ella. Pero puede que mi apreciación de lo que es buena música esté muy alejada de la de Uds.
- Ya… sino respondes voy a pensar que escuchas música que sólo la conoce dios – Todos los alumnos rieron y llamaron la atención del grupo Jennifer.
- Mmm… puedo decirte cuales prefiero por sobre otras – comenzó a pensar
- Eso estaría bien…
- A ver, Blues, Jazz – buscó dentro de su cabeza. Hacia años que no escuchaba música… pero como una profesora de música no iba a escuchar música??? Cómo le decía a sus alumnos que hace cinco años que está tan ocupada que no tiene tiempo para escuchar música??? Que había tomado la decisión no inspeccionar nuevos cantantes para dedicar el poco tiempo disponible en la práctica y perfeccionamiento de lo que le era conocido??? Ellos no lo entenderían y por más que quisiera con todas sus fuerzas decir la verdad… realmente este no era el momento preciso. Omitir no es lo mismo que mentir – Rock and Roll… lo típico
- Y no le gusta la música clásica??? – Luzi salió al rescate al ver la poca contundencia en las palabras.
- Sí… claro que me gusta pero es distinto – todos sus alumnos la miraban atentamente. No estaba dando la fórmula de la coca cola, ni nada por el estilo, tan sólo era la nueva atracción y como todo lo nuevo… atrae – creo que dejó de sorprenderme, sólo eso. – todos la miraban con ganas de más y los por qué de su sentencia, los segundos corrían y Emma no hablaba.
- Qué pasa que están mudos??? – Bodo se paró al lado de ellos
- Aquí estamos… intentando que Emma – Que lo miró al instante al escuchar su nombre salir tan libremente de esa boca, se le hacía imposible un trato tan informal – nos cuente algo pero… parece que es muy tímida – Timo volvió a dar en la tecla. Emma al escuchar la palabra “Tímida” se puso roja y más retraída aun…
- Emma… Emmita querida – Bodo se sentaba a su lado para rodear sus hombros con sus brazos. Ella estaba con la cabeza gacha, como esperando el regaño anticipado – Saben qué pasa??? – se dirigió a los alumnos y a una Jenny que se mantenía alejada pero con un ojo sobre la situación – a Emma – la señaló – No le gusta contar su vida – los chicos se mostraron al instante desilusionados – porque… le gusta que la cuenten por ella!!! – todos los alumnos comenzaron a gritar y aplaudir y Emma comenzó a palidecer ante tales palabras. Bodo era capaz de inventar cualquier cosa con tal de entretener a su público.
Mientras Bodo hacía pasar un mal rato a Emma contando algunas historias de su infancia y adolescencia, Jennifer a la distancia comenzaba a sentir el peor de todos los sentimientos de la noche: Celos. A pesar de no escuchar bien lo que decían, el simple hecho de que los ojos de Emma brillaran al mirarlo la irritaba y mucho… era una estúpida ansiosa y lo sabía, cómo podía tener celos de un simple toque en la pierna o de unas cuantas sonrisas regaladas??? No era lo que deseaba de ella ¿Qué era lo que deseaba de ella? Sexo.
Asoció la atracción de los polos con lo sexual, pero no por gusto ni deseo sino por desquite. Segura de que podía hacer desaparecer toda a perfección mientras le daba orgasmos en su cama, mostrando que no era menos mundana que la niña rica que tendría encima, debajo y por todo el cuerpo. Nadie se mantiene erguido frente al placer…
- Míralos… son tan patéticos – Caro se sentó al lado de ella. No le preguntó de quien hablaba ni por qué hablaba de ellos de esa manera
- ¿Qué necesitas Caro? – Había cosas para hacer mucho más importantes que escuchar los berrinches de una niña caprichosa
- Le ha comentado que decisión ha tomado sobre mi permiso???
- Sería menos patética si te lo diera??? – el mundo se mueve por intereses, ella misma estaba interesada en la profesora Müller
- Quizás si… – La miró a los ojos y no vio más que una persona detestable, completamente mezquina y egocéntrica. Pero en cierto modo era mejor que ella, parecía no tener ningún reparo en reconocerlo… no sentía vergüenza de lo que era.
- Quizás si… se apiade de ti – se puso de pie para terminar la conversación – deberías estudiar un poco más, esforzarte – la miró nuevamente a los ojos – no siempre te harán favores – la advirtió.
- No te toca hacer lo tuyo??? – volviendo el tímpano de piedra ante el consejo.
Estaba a punto de abrir la boca para contestar como se merece a la insolencia pero…
- Jenny – sintió que el tocaban el hombro – No ha funcionado y no sé que más hacer. – Abatido cayó sobre el sillón en el cual estaban Emma y Bodo, un muchacho de treinta años de ojos grises.
- Eh… Qué es lo qué pasa??? – Bodo preguntó al verlo frotar su rostro con las manos. Todo el mundo en silencio y Jenny parada en frente de ellos…
- Hey… todavía hay posibilidades – se acercó hasta él para acariciar suavemente su pelo – sabes que las mujeres somos complicadas. – Emma presenció el primer acto de dulzura desinteresado, cambió de rostro y de persona sólo para dar ánimos, esta Jennifer nada tenía que ver con la extravagante, prepotente y rebelde
- No lo creo!!! He hecho todo lo que me has dicho y no pasa nada – quitó el vaso de la mano de Bodo y se lo bebió de un trago. Parecía que su problema era importante…
- Hey… sólo debes tener paciencia – a Emma le sorprendió el hecho que los demás no se burlaran. Todos parecían estar preocupados, lo demostraban con silencio como señal de respeto. Estaban más integrados de lo que parecía.
- Yo creo que no le gusto… que no soy su tipo… no sé – los ojos se le llenaron de lágrimas – y es una mierda porque estoy completamente enamorado de ella!!! – Era una declaración de amor combinada con un grito de desesperación.
- Toma – Bodo le alcanzó otro vaso – Es doble – Jenny le reprendió con la mirada – Qué??? Necesita desahogarse… tiene mal de amores – justificó
- No sé que hacer… – fondo blanco para el Whiskey – Me voy a casa – se levantó de un tirón
- No quieres hablar sobre el asunto – Jenny preguntó cautelosa tratando de invadir lo menos posible
- No… sólo quiero dormir y que todo pase – se abrazó fuertemente a ella – gracias!!!
- De nada
- Eres mi profesora preferida – se desprendió del abrazo y se fue dejándolos a todos en paro.
Jennifer no hizo más que ocupar el lugar que había dejado al lado de Bodo, fue de sentarse y mirarlo caminar como un fantasma hasta cruzar la puerta de salida.
- Crees qué se solucionará??? – preguntó abiertamente Bodo, trayendo a la realidad a Jenny
- Ni idea… la historia es algo complicada – sonrió nostálgica, le daba pena, siempre da pena cuando sabes que se trata de una buena persona.
- No puedes obligar a nadie a quererte – Luzi aportó
- Claro que no!!! – Jenny estuvo de acuerdo – Pero puedes hacer todo lo que esté a tu alcance para ganarte el cariño
- Cariño no es lo mismo que amor – tenían personalidades y creencias diferentes y lo estaban mostrando
- A algunos amantes el cariño le parece suficiente – No creía que Luzi estuviera en un pensamiento equivocado pero ser tan radical no siempre era la mejor solución. Había que amar y desear algo con todas las fuerza para arrastrarte por ello, para llegar a lo más bajo – por eso no piden que dejen a sus parejas…
- Eso no es amor – Sentenció
- Eso es un tipo de amor – estaba tranquila – y por más que a ti ni a mí no nos guste… existe, existió y existirá siempre…
- Yo no creo que sea así – estaba terca – para mi…
- Ud. Qué piensa del amor, profesora Müller??? – Timo trató de desviar la conversación sabiendo que la pequeña discusión en la que Jenny y Luzi se habían embarcado no llegaría a buen puerto…
- Ah??? – la pregunta la había dejado K.O. Vio como Bodo se burlaba del aprieto en el cual estaba medida mientras la miraba incitando a que respondiera. Tenía una regla básica para este tipo de reuniones: no hablar de política, religión y amor, convencida de que estos temas estaban demasiados sujetos a la apreciación personal haciendo que el intercambio de ideas sea excesivo hasta convertirse en una pelea. – Amor??? – Jenny la miró contrariada, lo único que faltaba era que la profesora Müller no tuviera sentimientos… un perfecto glaciar por corazón a juego con la frialdad de la piel. – Es un tema complicado…
- Ya pero es un tema muy bonito… a mi gustaría saber su opinión – Timo
- Eso es una consideración de tu parte – trató de pensar lo más rápido posible – Amor… – Luzi esperaba ansiosa su respuesta de seguro Emma tenía una idea tan idílica y romántica como la de ella, de caballeros y príncipes con damas y princesas – Bueno, las relaciones humanas son difíciles – todos la miraban – creo que el amor entre dos personas es la más complicadas de ellas – suspiró largo tendido – Quizás no suene muy romántico pero – y frenó las palabras
- Pero… – Bodo hizo un movimiento de mano indicando que continuara
- Pero… creo que el amor esta en la cabeza no en el corazón – arrugó sus labios como arrepintiéndose de sus propias palabras – Algunos lo sienten en la barriga
- Jajaja – Las risas sonaron al unísono todos creían que la profesora estaba bromeando, los únicos que no sonrieron fueron Bodo y Jenny
- Ahora, en serio – Luzi. Jennifer se preguntó como es que nadie notaba la seriedad que había tenido ese comentario simplista… ese ligero carmesí en las mejillas y el movimiento neurótico de las manos pasaba desapercibido para los demás.
- En serio??? – preguntó dando a entender que lo que había dicho anteriormente era serio
- No entiendo – Timo
- Sé más explicita Emma que si no se nos pierden – Bodo la apuró
- Eh… Creo que… ciertas personas tienen la capacidad de provocar en uno una respuesta neurológica distinta ante el estimulo… Mmm… El enamoramiento sería la conjugación de todas estas respuestas… taquicardia, dolor de estómago, nerviosismo, etc. Y el amor sería un subproducto de las sensaciones placenteras que nos brinda la otra persona…
- Es una manera demasiado científica de verlo, no cree??? – Jenny levantó su ceja
- Quizás… pero no por eso menos emocionante – vio como bajaba su rostro escondiendo una sonrisa.
El revuelto en la tripa volvió al ataque, el simple hecho de que la teoría de Emma tuviera similitudes con lo que ella estaba pasando la hacía vibrar entera… pero como decirle que ella provocaba estímulos neurológicos??? ¿Qué se moría por saber que clases de placeres podría hacerle sentir? Levantó la vista y esos ojos estaban totalmente encendidos e invitadores…
- He dicho algo que te incomodara???
- No!!! No!!! – todavía, pensó.
Cuando decidió aceptar el trabajo lo había hecho por el dinero pero nunca pensó que el mismo dinero podría dejarla fuera de él. Se tensó más al no tener clara la salida… sus seminarios tomados en el exterior no la salvarían esta vez.
Diría media verdad por media mentira, no podía darse el lujo de perder ninguno de sus dos empleos. Su trabajo en la academia aportaba un importante impulso económico para sus proyectos… Hacia dos años venía persiguiendo el mismo sueño y ahora que faltaba poco no lo dejaría escapar. Si la verdad nos hace libres, ella pagaría la fianza para la libertad condicional, un pequeño soborno a su moralidad para continuar en carrera. Faltaba tan poco… Tomó un largo suspiro con los ojos cerrados.
Escuchó como unos pasos se acercaban en su dirección. Bodo, dedujo al sentirlo chocar con unos de los bancos. Los años no habían atenuado el desalineamiento y la torpeza en su andar. Sonrió, traicionar un poco sus principios no tenía enormes consecuencias por el momento.
- Estas preparada??? – preguntó cuando estuvo lo suficientemente cerca
- Sí – respondió sin voltearse todavía
- Sabes? siempre me pregunté por las extrañas técnicas que usas para meditar – Emma estaba asustada y hablar sobre ello no era la acción más inteligente. Quería distenderla – Desde pequeñas las tienes – logró que su amiga se girara un poco sobre si para mostrarle la ceja levantada – solías quedarte mirando las partituras un montón de tiempo, lo recuerdas???
- La verdad es que no – sonrió, su amigo la conocía más de lo que ella misma se conocía – supongo que se me ha hecho un hábito, entonces…
- Uno raro, no crees? – Otra vez la vio levantar la ceja
- Quizás…
- Emma – se giró completamente para mirarlo – No tienes que hacerlo si no quieres. Eres dueña de tu vida y todo lo que concierne a ella, no me voy a cansar de decírtelo – tomó su mano.
- Lo sé – miraba sus manos entrelazadas – y aunque parezca raro, ahora realmente quiero quedarme – se alejó unos cuantos pasos de él – no me preguntes la razón por qué no la tengo, sólo sé que quiero quedarme.
- A lo mejor es por los obstáculos que ponen estos desgraciados y tú empeño en querer saltarlos a todos – explicó
- Eso tiene una gran cuota de vanidad
- Sólo si quieres mérito por ello… lo quieres??? – la miraba, desde la distancia, pensar.
- No lo sé… – lo dijo tan bajo, que parecía que sentía vergüenza de sus propias palabras y la sentía, su rostro estaba rojo.
- Hey… No tiene nada de malo un poco de vanidad – se acercó nuevamente a ella. Emma no respondía – es humano…
- Lo sé… – se acercó hasta su escritorio para levantar unos papeles que allí tenía
- Emma quiero hacerte una pregunta – esperó a que lo mirara – es algo personal – Emma asintió con su cabeza dando el OK para que preguntara - ¿Qué te ha pedido Jennifer a cambio?
- ¿Cómo?
- ¿Qué te ha pedido a cambio de ayudarte?
- Mmm… Nada ¿Por qué debería pedir algo? ¿Qué podría tener yo que le interesara? – agarró su bolso y su portafolios, ya estaba lista para salir
- Yo qué sé… pero Jenny – trataba de buscar la palabras correctas – Jenny no es distinta a las demás personas de esta academia.
- Y cómo son las personas de esta academia??? – de pronto estaba algo molesta – Porque desde que entré a trabajar cada día a sido una locura… y no lo estoy diciendo por los problemas con la profesora Hartmann… Por qué no me dices la verdad, de una buena vez???
- A qué te refieres??? – preguntó con miedo, tarde o temprano Emma comenzaría a atar cabos sueltos y fue un gran error creer que el desinterés que mostraba por la institución la llevaría a plantearse las cosas más bien tarde que temprano.
- Estas faltando a tu palabra… recuerdas el trato que teníamos – dijo con pesadumbre, odiaba tener que sacar en cara las cosas pero no le quedaba más remedio – Aunque parece que hubiera pasado un siglo pasaron sólo dos semanas desde la primera vez que me llamaste.
- Claro que lo recuerdo!!! Piensas que yo tenía idea de que podía pasar algo como esto??? No!!! No tenía ni idea…
- Sólo me la he pasado defendiéndome y mostrando una fortaleza, que ni siquiera sé si tengo, a los arpías que trabajan contigo… Un trabajillo simple – irónicamente repitió las palabras que Bodo había usado para calificarlo
- Y lo has hecho de maravilla – sonrió nervioso, estaba intentando tapar el sol con un dedo
- Me has dejado expuesta y creo que fue lo único que pedí a cambio, aparte del sueldo – las palabras casi no salían de su boca mientras intentaba controlar su volumen – Tuve que llamar a un representante de la fundación para que me diera el aval jurídico – recolocó su flequillo y aprovechó para masajearse la sien.
- Era necesario eso??? No creo que sea para tanto…
- No crees que sea para tanto??? – preguntó alucinada – Quieren relacionarme con el lavado de dinero, o tráfico de drogas y proxenetismo… Es muy posible que me culpen del atentado a las Torres Gemelas… Y tú crees que no es para tanto??? – sus ojos comenzaron a inundarse por las lágrimas – tengo familia – la voz estaba completamente quebrada – Qué crees que piensen mis padres acerca de todo esto???
- Lo siento – se acercó con miedo al rechazo pero Emma recibió la contención de sus brazos con premura. Estaba agobiada y la situación apenas parecía comenzar – Lo siento, todo es mi culpa
- No es tu culpa… quizás yo pido demasiado. Y sé que todo es complicado, que soy complicada – se alejó y rápidamente secó sus lágrimas con el dorso de su mano
- No se qué decir, nada de lo que diga traerá normalidad
- Entonces… no digas nada – consultó por trigésima vez en el día la hora en su reloj pulsera. De seguro estaba a punto de llegar.
El agua pasó con facilidad por su garganta, estaba sedienta, eso de bajar las escaleras saltando en un pie la agotaba. Inusualmente la cafetería estaba desierta a estas horas, sólo andaban por allí unos camareros que llenaban las neveras con bebidas para la noche y ella sentada en una mesa. No dejaba de darle vueltas al asunto, de alguna manera lamentaba que Emma tuviera que pasar por esto. Que violaran tu intimidad no era agradable y menos si lo realizaba Stefan Bergmann, una persona poco agradable.
Sacó de su bolsillo su colgante roto y comenzó a enredarlo entre sus dedos… mientras lo veía, recordaba una y otra vez todo lo que sucedido. Sintió miedo mezclado con ansias… algunas personas lograban hacer aflorar distintos sentimientos en ella, pasión, ternura, lealtad, etc.; pero de que manera proceder con alguien como Emma, que no la hacía sentir un puñado de sensaciones sino una montaña de ellas. Se revolvió en su silla nerviosa, le recorría un escalofrío por todo el cuerpo de sólo pensarlo.
No sería fácil hacerse de ella o de su cuerpo, que era lo que en este momento más le interesaba. Era irónico que estuviese atraída por una persona como la profesora Müller. Alguien que parecía ser insípido, alguien que la sulfuraba con cada palabra y definitivamente alguien que llamaba su atención con tanto misterio colgando a su alrededor. Agachó la cabeza, estaba perdida… Emma parecía avanzar inocentemente a pasos firmes sobre su persona.
- Disculpe – un señor de traje y pelo cano estaba parado en frente de ella – Podría decirme en donde encontrar a la Dr. Müller – Dr.? Quizás se ha equivocado, pensó Jenny
- Profesora Müller, quizás? – lo vio sonreír como burlándose de su corrección
- Emma Müller – Quitó los incómodos títulos del medio. Emma era reservada con respecto a todo y él no sería quien la pusiera al descubierto. Estaba presente tratando de solucionar un problema de la misma índole – Puede llevarme con ella, le estaría muy agradecido por ello, Srta. – Este hombre de seguro era el fundador de la escuela a la que había asistido Emma.
- Claro – Y después dicen que los ingleses somos demasiados cordiales??? – Sígame
Subieron, el primer piso, callados. Ella delante haciendo de guía y él por detrás vigilando cada unos de sus extraños pasos.
- Si hubiera sabido que tenía un esguince en su tobillo y que eran varios pisos por subir no la hubiera molestado Srta.
- No pasa nada – Lo miró nuevamente con curiosidad, el hombre era la versión masculina de Emma – Ud. Es compañero de trabajo de la profesora Müller? – No sabía si Emma tenía otro trabajo pero si acertaba a esta pregunta tendría acceso a algunas más mientras caminaban hacia el aula,
- No pero sí – En este momento lo miró extrañada, la respuesta era confusa – Soy el abogado de la empresa para la cual ella trabaja. No trabajamos en el mismo edificio pero compartimos jefe, en cierta forma eso nos hace compañeros…
- Ah… – Comenzó a caminar más despacio queriendo ganar algo de tiempo
- Y tú???
- Yo qué???
- Eres compañera de trabajo de Müller??? – Obvio el Dr., otra vez
- No… bueno sí – le sonrió – Trabajamos en el mismo edificio pero no dicto materias afines a las que dicta la “profesora” Müller.
- Tiene representante legal esta academia??? – Hablar con un abogado podría librar a Emma de algunas conversaciones incómodas y el lenguaje técnico sería arameo para los que estuvieran presentes.
- Mmm… Creo que sí pero no en realidad no estoy muy segura, por lo general este tipo de discrepancias jamás llegan a mano de un abogado…
- Discrepancias??? Tengo entendido que es algo más que divergencias de pensamientos
- A algunas personas les causa miedo lo desconocido – fue su respuesta inmediata
- Usted no parece estar asustada – hablar con desenvoltura del tema le dada a pensar eso
- Debería estarlo? – si este hombre realmente conocía a Emma era muy posible que estuviera advirtiéndola
- Mmm – se lo pensó un segundo – Sólo si le causa miedo lo desconocido – Estaban parados frente a la puerta. Él le sonreía sutilmente mientras ella le clavaba los ojos tratando de preguntar que significaba lo que dijo. – Y lo bueno… – miró a la puerta 3B, aquí estaba la Dr. Müller – porque todo lo que conozco a cerca de Emma, a mi parecer, es bueno…
- Es aquí – Abrió la puerta dispuesta a dejar de escuchar los halagos por parte del abogado
Emma estaba parada en el medio de la sala, con su mano apoyada en un banco y con Bodo observándola desde donde se encontraba su escritorio… había levantado la vista en el preciso momento en que la puerta se abría dejando ver la aflicción en una mueca mientras apretaba sus labios y la desesperación que de a ratos bañaba sus ojos. El mar sereno que tenía en frente la obligaba a levantarse, tantas veces escuchó que todo saldría bien y aún se mantenía incrédula… Le hubiera encantado poder fiarse de aquellos bonitos ojos, pero el agua es poderosa e indomable muchas veces. Debía peder la cordura para dejarse arrastrar por ella.
- Traigo al… – el abogado pasó a la sala sin esperar el permiso ni la presentación. Jenny observaba como se acercaba a la rubia hasta quedar a unos cuantos pasos para estrechar sus manos con fuerza y confianza.
No se atrevía a dar un paso más y si lo hacía era para tomarla de la mano y sacarla de allí. ¿Qué serían capaces de brindar dos hombres de traje a una mujer que parece tenerlo todo? ¿Qué podría brindarle ella a la profesora Müller para que se tomase de su mano? La confianza se construye con el paso del tiempo y si una cosa no había pasado entre ellas era tiempo suficiente.
- Traigo lo que necesitas – Apoyó su maletín en el banco, lo abrió con rapidez y le entregó unos documentos a Emma – Esta es una copia de tu contrato – explicó mientras ella leía – Las partes recalcadas son en las cuales se detalla tu paga y la forma en la cual se hace – la miró burlón – “la cuenta del criminal”. A Emma el chiste le pareció de mal gusto pero no dijo nada al respecto – también encontraran el nombre de la empresa – Emma lo miró aterrorizada – nada preocupante, mientras se mantenga el anonimato de producto… sabes que la empresa se destaca en muchos rubros y que son inversores natos… guardan bajo llave las minas de oro. Estos – sacó otros documentos – le dan legalidad a la empresa, son todos los controles hechos por el Estado y lo mejor de todos es que… están aprobados.
Trató desesperadamente de asimilar los torrentes de información que la asolaban… los papeles que tenía en frente le parecían insuficientes, vencida por el cansancio y las trabas – trataré de manejarlo lo mejor posible – el desasosiego haciendo vacío en su estómago.
- Pero que dices??? – se acercó y apoyó las manos en sus hombros – con esto, son tuyos!!! – Bodo trataba de alentarla
- Quiere que esté presente? – El abogado no la vio demasiado convencida
- No… Gracias pero no – eso significaba delatarla, la miró, aún se mantenía cerca de la entrada.
- Entonces seguro esta confiada en la victoria – Emma nadaba en ella mientras la miraba. Le era gracioso ver como Jennifer se erguía entera cuando la demandaba, era pura táctica.
- No – contestó aún mirándola. ¿Por qué siempre a la defensiva? – No saco conclusiones de manera anticipada – La morena al escuchar la frase no pudo evitar sonreír y aún más cuando la correspondencia de Emma le llegaba al instante. Si este era su primer acto de complicidad lo atesoraría para recrear en su cabeza, una y otra vez, esa maravillosa sonrisa.
- Emma acompañaré al Dr. a la salida – Bodo entendía cuando sobraba
- Müller espero que los documentos le sean de ayuda – dijo mientras se despedía de ella
- Seguro que sí… Muchísimas gracias!!! – sus ojos estaban encaprichados en la morena que se hallaba en frente y que aún la sonreía.
Cuando quedaron solas, las miradas valientes fueron vencidas por el peso de la gravedad. La rendición por parte de Jenny la llevó a cerrar la puerta en búsqueda de intimidad y, por parte de Emma a dar los pasos que la separaban de ella.
- ¿Preparada para está noche? – quemó el último cartucho
- Si, muy gustosa que me tiren a los leones – la rubia trató de sonreír pero le fue imposible
- Son algunas preguntas personales, no la hoguera
- Quieren despellejarme!!!
- Son, tan solo, chicos
- Oh – Emma comenzó un movimiento nervioso con las manos al saber lo que venía. El calor le recorría el cuerpo entero y terminaría por teñir de rosado sus mejillas – pensé que preguntabas por otra cosa
- Oh – Otra imagen entrañable para recordar – pensaste que estaba hablando de la Junta
- La verdad que si… Perdona
- Tienen gran similitud, los alumnos muchas veces pueden ser crueles – afirmó – así son los adolescentes
- Ya, es de gran consuelo escucharlo – con un chasquido de lengua Jennifer reprendió a sus palabras
- No creo que sea tu caso… Luzi – solucionó – te adora, eres su ídolo. Eso bastará para que los demás te respeten
- ¿Qué es lo que hiciste tú para que te respeten? – Preguntó curiosa
- Lo que mejor se hacer – se agarró del picaporte anunciando su salida
- ¿Bailar? – arriesgó
- Cerca, pero no – y la dejó sola.
Caminaba con Bodo por entre la gente, las luces de a ratos la cegaban y los colores del lugar no le eran de ayuda, los flashes de imágenes le recordaban a esos libros de dibujos que al pasar sus hojas rápidamente provocaban el movimiento, un movimiento tan lento que casi parecía estática… La música electrónica cimbraba sus oídos ¿A esto le llamaban integración grupal? Esto, estaba demasiado alejado de la idea que había creado en su cabeza, nunca imaginó que varios cuerpos sudorosos estarían chocando con ella.
- Es espectacular verlos hacer los que más les gusta!!! – Bodo gritó en su oreja
Si la diversión consistía en intentar quebrarse la nuca y desarticularse completamente… no le hallaba la gracia – Ah… – miraba como si todo fuera de otro mundo ¿Cuándo fue la última vez que había estado en una fiesta de este tipo? Quizás a sus 20 años… o por ahí, la cuestión, era que hacia demasiado tiempo, tanto que ya ni recordaba como actuar…
- Tienes que relajarte sino no lo disfrutarás – Bodo seguía gritando y aumentando el ruido en sus oídos – Bebamos una copa… Ven – La arrastró del brazo hasta la barra
La barra otro caos, la gente apelmazándose por una bebida, lógico si se tiene en cuenta la manera exagerada de bailar y la pérdida de hidratación por la sudoración. Decidió no acercarse al tumulto, evitando restregarse contra la humedad y el afluente de hormonas que salía de sus cuerpos. ¡Adolescentes!
- Ven – la mano de Bodo la acercaba hacia el lugar que se había abierto en la barra – Ser el “director” tiene sus beneficios.
- Qué les sirvo??? – la barwoman los atendió con “exclusividad”
- Eh… Para mi un Whisky on the Rocks y para ella… – la señaló esperando que haga su pedido.
- Agua – Bodo y la camarera la miraron extrañados
- Agua, entonces –la camarera se iba en busca de los tragos
- No espera… agua no!!! Dos de los mismos
- Enseguida – la camarera le sonrió a Emma
- Bodo!!! – Emma se quejó
- Emma esto es una fiesta – explicó como si fuera lo más común del mundo
- Después tengo Junta, lo recuerdas???
- Mejor… te ayudará a relajarte
- Aquí tienen – les alcanzó los dos vasos
- Gracias preciosa – Le guiñó un ojo, Emma no creía en lo que veía pero Bodo no era diferente a los demás hombres – Vamos a buscar un lugar en donde sentarnos
Y haciendo malabarismos con su bebida en la mano llegaron hasta unos sillones que estaban en el fondo del lugar. Allí no se estaba nada mal, alejados de la pista de baile y con la música casi sonando de fondo, se podía platicar con tranquilidad.
- Allí están – Señaló el lugar con la barbilla para que Jenny los ubicara
- Ajá – apuró su copa de champaña
- Tú que crees que pase con ella??? – verla inquieta y nerviosa no era la costumbre. Jennifer solía rebosar de glamour y estilo
- No lo sé – un trago más y hasta el fondo – lo que tenga que pasar, supongo… – sintió la falta de oxígeno en su cabeza y como las cosas comenzaban a distorsionarse en frente de ella. Sólo un segundo y la vida estaba de en su normalidad pero el miedo del mareo y la estabilidad se había implantado en ella.
- Mi padre…
- Tu padre es un hipócrita y manipulador – tenía la boca suelta y la lengua con filo…
- La estás defendiendo??? – preguntó tras el puñal
- Estoy diciendo la verdad, la que tú – lo señaló – mismo sabes y la que sabemos todos. O qué, a caso te has olvidado de la Srta. Vogel??? – Ben apretó un puño, señal inequívoca del dolor que le causa el recuerdo
- No… – contestó en un susurro
- Tu padre tiene esa tendencia, Ben – a la carga otra vez
- Cuál?
- La de hacer desaparecer todo lo bueno de la academia
- Emma es lo bueno??? – no entendía lo que su amiga quería decir
- Emma – era la primera vez que usaba su nombre de pila y se le hacia extraño – es una gran profesional al igual que lo es la Srta. Vogel. – Ninguna recriminación quedaba ante tal argumento, Jenny estaba en lo cierto. – Y no veo de que manera eso puede ser malo para la academia???
- Lo de Bea… No fue mi culpa – la miró fijamente
- Fuiste un cobarde… cambiaste seguridad por lo que más te importaba en el mundo – apuntó directo al corazón. Esta era su peor parte, la egoísta, compartir opresiones en el pecho no es solidaridad – por eso la perdiste…
Ben se quedó con la boca abierta al escucharla, mirando como Jenny levantaba la barbilla con toda su altanería, era conciente de dos cosas: la verdad y el enfado. – Por qué ahora??? – Jamás habían hablado sobre el tema, ella sólo se había dedicado a acariciarle el pelo después de pasar horas llorando como una niña en su sofá, le brindó contención y apoyo cuando más lo necesitó. Era su única amiga.
- Porque tengo problemas… – hablaba bajo y apretando las muelas. Reconocer era el primer paso, y en vez de comenzar a caminar, estaba segura de que caería de boca contra el suelo… Dolor.
- Ah??? – movió la cabeza intentando que las palabras de su amiga entraran de alguna manera – Pero, pero… Qué tiene que ver una cosa con la otra?
- Todo!!! Todo tiene que ver!!! - se sentía acorralada y presa del miedo, no encontró otra salida que atacar a quien no se lo merecía – Si tú hubieras luchado por ella, la profesora Müller no estaría aquí. Es así de simple!!!
- No puedo creer lo básica que te pones frente a la competencia – estaba alucinado – ¿Desde cuándo le tienes miedo a las niñas rubias e intelectuales? – sorbió de su copa, era eso o mandar a su amiga a la mierda.
- Desde que son más peligrosas de lo que aparentan – no pudo evitar mirarla, la encontró con sus ojos bien abiertos, y a pesar de que Bodo hablaba sin parar, ella parecía no escuchar. Se repitió la pregunta y la respuesta se mantenía constante: su físico, dinero y arrogancia carecían de importancia para la profesora Müller.
- Jenny??? Dios!!! Te estoy hablando y tú estás en las nubes – reprochó
- Perdona – Hizo un gesto a una camarera para que le trajera otra copa – ¿Qué decías?
- Que creo que te estas haciendo mucho…
- ¿Tú crees que un intelectual pueda arreglar coches? –la pregunta le nacía del alma mientras tenía nuevamente los ojos clavados en ella.
- ¿Qué???? – Jennifer estaba haciendo preguntas sin sentido y eso, le preocupaba
- Que… Si crees que un intelectual pueda arreglar coches??? – se estaba irritando de la incomprensión de Ben pero no estaba teniendo en cuenta que él no estaba en su cabeza para saber sus pensamientos. Él no pensaba, que a lo mejor, el otro trabajo de Emma era el de mecánica, el no la había visto con sus manos engrasadas y la carita de pena al ver que no podía reparar el coche… Pero su empresa tenía abogado, y un simple taller mecánico par qué lo necesitaría???
- Yo qué sé!!! Me has visto cara de intelectual – se señaló él mismo – o de conocer alguno – la miró unos segundos – Me preocupas chica… – las palabras la trajeron nuevamente a la fiesta, al bar y al lado de Ben
- Yo también me preocupo a veces – sonrió para quitar importancia al asunto.
Tomó la copa de champaña que la camarera le había dejado unos segundos antes… era la tercera o cuarta de la noche y un exceso. Mañana de seguro en la cabeza se le partiría pero el alivio de tener el cuerpo dormido y lento lo compensaba, el extraño hormigueo menguaba con cada gota de alcohol que ingería. Se apoyó contra el respaldo para observar con superioridad a los demás… debía mantener el tipo, pues todos era ignorantes lo que estaba sucediendo, y quizás un fin de semana sin la profesora Müller dejara el asunto enterrado tres metros bajo tierra.
De pronto la música dio un cambio radical, la electrónica fue reemplazada a una mucho más sutil y armoniosa, no sabía quien era el grupo musical pero le fue fácil reconocer la mezcla de estilos que en la pieza existían. Las luces tenues aclimataron el lugar.
- Y qué??? Ya acabó todo??? – Preguntó feliz
- Jajaja – por primera vez celebró la incomodidad de sus amiga – Esto recién comienza – mueca de decepción por parte de Emma – Así que prepárate, querida amiga… – Y le hizo fondo blanco a su vaso – Ahgggg – abrió un poco el nudo de su corbata e hizo suyo el vaso de Emma que reposa sobre la mesa todo transpirado pero aún intacto.
Un par de luces blancas apuntaron hacia el escenario que estaba en la parte opuesta del lugar, lo que tiempo antes había sido una pista de baile estaba siendo ocupada por sillones y butacas que los camareros colocaban con ayuda de algunos alumnos.
- Será mejor si nos ubicamos más adelante – Bodo no espero la afirmación, con una mano agarrando el vaso y la otra tirando de Emma.
Esto no pintaba nada bien, los alumnos la miraban de una manera diferente, pensó que de seguro estaría de un rojo furioso en las mejillas. Posiblemente no era nada malo, Bodo no la conduciría por tal camino. Giró la cabeza a la izquierda y allí estaba. Rodeada de otra gente, de seguro, otros profesores con los cuales compartía el gusto de beber champaña cara. Así es la vida, los afines se agrupan buscando comprensión, tolerancia y algo sobre lo cual hablar… ¿Pero qué es lo que hacen los opuestos? Se preguntó a si misma.
Vio como echaba la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados… estaba totalmente relajada. La luz de bajo voltaje bañaba su rostro resaltando cada unas de sus facciones. Perfecta!!! Haciendo que el valor de las almas mortales fuera ínfimo, ganando las miradas de casi todas las personas de sexo masculino y la de ella también. Se dijo que sólo era fisionomía ¿Y qué es la fisionomía sin la anatomía? ¿Desde cuando importaba el envase y no su contenido? No eran sus principios ni finalidades, no sabía hacerlo y no lo haría. Se obligó a mirar hacía el frente mostrando indiferencia a los ojos azules que ahora la miraban.
- Deberíamos ir, no???
- Vamos – la respuesta fue seca. El rechazo le provocaba rabia, no dolor. La profesora Müller no era más que una mente trabajada, le hubiera encantado preguntarle que hacía para saciar sus instintos, si tenía instintos o si su vida la planeaba a base de calculadora.
- Con los de primer año… ese tu lugar – Emma distinguió como se armaban pequeños grupos
- Y tú??? – Preguntó con terror
- Yo… en todos… soy el director – con un pequeño empujón en su espalda la acercó hasta sus alumnos.
- Hey!!! – Luzi la recibió con un cálido abrazo
- Hola – estaba pérdida y no sabía bien que es lo que debía hacer, ni cual era el propósito de estas “fiestas”
- Siéntate – ocupó el lugar que se le ofrecía, en realidad si le hubieran dicho que se tirara a un pozo lo habría hecho. Vio algunos rostros desconocidos
- Quiénes son??? – le preguntó a Luzi
- Algunos… alumnos míos – Jennifer estaba parada en frente de ellas – y otros… de otras asignaturas
Emma se levantó al instante cediendo el lugar, ignorando que la mitad de los alumnos ya lo habían hecho. Se sentó nuevamente, bajo la mirada escrutiñadora de la morena. – Ah… – se sintió estúpida, actuando igual que un adolescente cargando una revolución de hormonas. Ojala Jennifer tuviera la inteligencia suficiente para poder distinguir la educación de celo animal.
- Profesora – Luzi reclama su atención – Tengo una pregunta – Jennifer se sentó en frente e inmediatamente comenzó a hablar con sus alumnos.
- Sí… dime – sólo rogaba por qué no fuera un ping pong de preguntas y respuestas. De pronto varios de sus alumnos ya estaban rodeándola a ella también
- Siempre se lo quise preguntar – Luzi se veía nerviosa y eso la desconcertaba… ¿Con qué locura le podría salir esta chica? – Bueno… ¿Qué música escucha?
- Mmm – no era tan difícil responder – Pues, de todo un poco… siempre es bueno estar en contacto con los distintos estilos… nos permite abrir la mente y estar en…
- No le han dicho que aquí puede decir lo que quiera – Timo, como siempre, el más arriesgado – No se reprima… jajaja
- No lo hago – sonrió – es la verdad. Soy músico y me encanta todo lo que tiene que ver con ella. Pero puede que mi apreciación de lo que es buena música esté muy alejada de la de Uds.
- Ya… sino respondes voy a pensar que escuchas música que sólo la conoce dios – Todos los alumnos rieron y llamaron la atención del grupo Jennifer.
- Mmm… puedo decirte cuales prefiero por sobre otras – comenzó a pensar
- Eso estaría bien…
- A ver, Blues, Jazz – buscó dentro de su cabeza. Hacia años que no escuchaba música… pero como una profesora de música no iba a escuchar música??? Cómo le decía a sus alumnos que hace cinco años que está tan ocupada que no tiene tiempo para escuchar música??? Que había tomado la decisión no inspeccionar nuevos cantantes para dedicar el poco tiempo disponible en la práctica y perfeccionamiento de lo que le era conocido??? Ellos no lo entenderían y por más que quisiera con todas sus fuerzas decir la verdad… realmente este no era el momento preciso. Omitir no es lo mismo que mentir – Rock and Roll… lo típico
- Y no le gusta la música clásica??? – Luzi salió al rescate al ver la poca contundencia en las palabras.
- Sí… claro que me gusta pero es distinto – todos sus alumnos la miraban atentamente. No estaba dando la fórmula de la coca cola, ni nada por el estilo, tan sólo era la nueva atracción y como todo lo nuevo… atrae – creo que dejó de sorprenderme, sólo eso. – todos la miraban con ganas de más y los por qué de su sentencia, los segundos corrían y Emma no hablaba.
- Qué pasa que están mudos??? – Bodo se paró al lado de ellos
- Aquí estamos… intentando que Emma – Que lo miró al instante al escuchar su nombre salir tan libremente de esa boca, se le hacía imposible un trato tan informal – nos cuente algo pero… parece que es muy tímida – Timo volvió a dar en la tecla. Emma al escuchar la palabra “Tímida” se puso roja y más retraída aun…
- Emma… Emmita querida – Bodo se sentaba a su lado para rodear sus hombros con sus brazos. Ella estaba con la cabeza gacha, como esperando el regaño anticipado – Saben qué pasa??? – se dirigió a los alumnos y a una Jenny que se mantenía alejada pero con un ojo sobre la situación – a Emma – la señaló – No le gusta contar su vida – los chicos se mostraron al instante desilusionados – porque… le gusta que la cuenten por ella!!! – todos los alumnos comenzaron a gritar y aplaudir y Emma comenzó a palidecer ante tales palabras. Bodo era capaz de inventar cualquier cosa con tal de entretener a su público.
Mientras Bodo hacía pasar un mal rato a Emma contando algunas historias de su infancia y adolescencia, Jennifer a la distancia comenzaba a sentir el peor de todos los sentimientos de la noche: Celos. A pesar de no escuchar bien lo que decían, el simple hecho de que los ojos de Emma brillaran al mirarlo la irritaba y mucho… era una estúpida ansiosa y lo sabía, cómo podía tener celos de un simple toque en la pierna o de unas cuantas sonrisas regaladas??? No era lo que deseaba de ella ¿Qué era lo que deseaba de ella? Sexo.
Asoció la atracción de los polos con lo sexual, pero no por gusto ni deseo sino por desquite. Segura de que podía hacer desaparecer toda a perfección mientras le daba orgasmos en su cama, mostrando que no era menos mundana que la niña rica que tendría encima, debajo y por todo el cuerpo. Nadie se mantiene erguido frente al placer…
- Míralos… son tan patéticos – Caro se sentó al lado de ella. No le preguntó de quien hablaba ni por qué hablaba de ellos de esa manera
- ¿Qué necesitas Caro? – Había cosas para hacer mucho más importantes que escuchar los berrinches de una niña caprichosa
- Le ha comentado que decisión ha tomado sobre mi permiso???
- Sería menos patética si te lo diera??? – el mundo se mueve por intereses, ella misma estaba interesada en la profesora Müller
- Quizás si… – La miró a los ojos y no vio más que una persona detestable, completamente mezquina y egocéntrica. Pero en cierto modo era mejor que ella, parecía no tener ningún reparo en reconocerlo… no sentía vergüenza de lo que era.
- Quizás si… se apiade de ti – se puso de pie para terminar la conversación – deberías estudiar un poco más, esforzarte – la miró nuevamente a los ojos – no siempre te harán favores – la advirtió.
- No te toca hacer lo tuyo??? – volviendo el tímpano de piedra ante el consejo.
Estaba a punto de abrir la boca para contestar como se merece a la insolencia pero…
- Jenny – sintió que el tocaban el hombro – No ha funcionado y no sé que más hacer. – Abatido cayó sobre el sillón en el cual estaban Emma y Bodo, un muchacho de treinta años de ojos grises.
- Eh… Qué es lo qué pasa??? – Bodo preguntó al verlo frotar su rostro con las manos. Todo el mundo en silencio y Jenny parada en frente de ellos…
- Hey… todavía hay posibilidades – se acercó hasta él para acariciar suavemente su pelo – sabes que las mujeres somos complicadas. – Emma presenció el primer acto de dulzura desinteresado, cambió de rostro y de persona sólo para dar ánimos, esta Jennifer nada tenía que ver con la extravagante, prepotente y rebelde
- No lo creo!!! He hecho todo lo que me has dicho y no pasa nada – quitó el vaso de la mano de Bodo y se lo bebió de un trago. Parecía que su problema era importante…
- Hey… sólo debes tener paciencia – a Emma le sorprendió el hecho que los demás no se burlaran. Todos parecían estar preocupados, lo demostraban con silencio como señal de respeto. Estaban más integrados de lo que parecía.
- Yo creo que no le gusto… que no soy su tipo… no sé – los ojos se le llenaron de lágrimas – y es una mierda porque estoy completamente enamorado de ella!!! – Era una declaración de amor combinada con un grito de desesperación.
- Toma – Bodo le alcanzó otro vaso – Es doble – Jenny le reprendió con la mirada – Qué??? Necesita desahogarse… tiene mal de amores – justificó
- No sé que hacer… – fondo blanco para el Whiskey – Me voy a casa – se levantó de un tirón
- No quieres hablar sobre el asunto – Jenny preguntó cautelosa tratando de invadir lo menos posible
- No… sólo quiero dormir y que todo pase – se abrazó fuertemente a ella – gracias!!!
- De nada
- Eres mi profesora preferida – se desprendió del abrazo y se fue dejándolos a todos en paro.
Jennifer no hizo más que ocupar el lugar que había dejado al lado de Bodo, fue de sentarse y mirarlo caminar como un fantasma hasta cruzar la puerta de salida.
- Crees qué se solucionará??? – preguntó abiertamente Bodo, trayendo a la realidad a Jenny
- Ni idea… la historia es algo complicada – sonrió nostálgica, le daba pena, siempre da pena cuando sabes que se trata de una buena persona.
- No puedes obligar a nadie a quererte – Luzi aportó
- Claro que no!!! – Jenny estuvo de acuerdo – Pero puedes hacer todo lo que esté a tu alcance para ganarte el cariño
- Cariño no es lo mismo que amor – tenían personalidades y creencias diferentes y lo estaban mostrando
- A algunos amantes el cariño le parece suficiente – No creía que Luzi estuviera en un pensamiento equivocado pero ser tan radical no siempre era la mejor solución. Había que amar y desear algo con todas las fuerza para arrastrarte por ello, para llegar a lo más bajo – por eso no piden que dejen a sus parejas…
- Eso no es amor – Sentenció
- Eso es un tipo de amor – estaba tranquila – y por más que a ti ni a mí no nos guste… existe, existió y existirá siempre…
- Yo no creo que sea así – estaba terca – para mi…
- Ud. Qué piensa del amor, profesora Müller??? – Timo trató de desviar la conversación sabiendo que la pequeña discusión en la que Jenny y Luzi se habían embarcado no llegaría a buen puerto…
- Ah??? – la pregunta la había dejado K.O. Vio como Bodo se burlaba del aprieto en el cual estaba medida mientras la miraba incitando a que respondiera. Tenía una regla básica para este tipo de reuniones: no hablar de política, religión y amor, convencida de que estos temas estaban demasiados sujetos a la apreciación personal haciendo que el intercambio de ideas sea excesivo hasta convertirse en una pelea. – Amor??? – Jenny la miró contrariada, lo único que faltaba era que la profesora Müller no tuviera sentimientos… un perfecto glaciar por corazón a juego con la frialdad de la piel. – Es un tema complicado…
- Ya pero es un tema muy bonito… a mi gustaría saber su opinión – Timo
- Eso es una consideración de tu parte – trató de pensar lo más rápido posible – Amor… – Luzi esperaba ansiosa su respuesta de seguro Emma tenía una idea tan idílica y romántica como la de ella, de caballeros y príncipes con damas y princesas – Bueno, las relaciones humanas son difíciles – todos la miraban – creo que el amor entre dos personas es la más complicadas de ellas – suspiró largo tendido – Quizás no suene muy romántico pero – y frenó las palabras
- Pero… – Bodo hizo un movimiento de mano indicando que continuara
- Pero… creo que el amor esta en la cabeza no en el corazón – arrugó sus labios como arrepintiéndose de sus propias palabras – Algunos lo sienten en la barriga
- Jajaja – Las risas sonaron al unísono todos creían que la profesora estaba bromeando, los únicos que no sonrieron fueron Bodo y Jenny
- Ahora, en serio – Luzi. Jennifer se preguntó como es que nadie notaba la seriedad que había tenido ese comentario simplista… ese ligero carmesí en las mejillas y el movimiento neurótico de las manos pasaba desapercibido para los demás.
- En serio??? – preguntó dando a entender que lo que había dicho anteriormente era serio
- No entiendo – Timo
- Sé más explicita Emma que si no se nos pierden – Bodo la apuró
- Eh… Creo que… ciertas personas tienen la capacidad de provocar en uno una respuesta neurológica distinta ante el estimulo… Mmm… El enamoramiento sería la conjugación de todas estas respuestas… taquicardia, dolor de estómago, nerviosismo, etc. Y el amor sería un subproducto de las sensaciones placenteras que nos brinda la otra persona…
- Es una manera demasiado científica de verlo, no cree??? – Jenny levantó su ceja
- Quizás… pero no por eso menos emocionante – vio como bajaba su rostro escondiendo una sonrisa.
El revuelto en la tripa volvió al ataque, el simple hecho de que la teoría de Emma tuviera similitudes con lo que ella estaba pasando la hacía vibrar entera… pero como decirle que ella provocaba estímulos neurológicos??? ¿Qué se moría por saber que clases de placeres podría hacerle sentir? Levantó la vista y esos ojos estaban totalmente encendidos e invitadores…
- He dicho algo que te incomodara???
- No!!! No!!! – todavía, pensó.
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