Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Física, Química y Piel - Fanfic Jemma - Memo (Parte 4)


Hasta el momento todo había sido relativamente fácil, velar la verdad sobre una relación inexistente lo comparaba con sumar uno más uno. Estaba segura de que Jennifer no había calculado la onda expansiva de sus acciones, seguramente creía  que bastaría con la irregularidad de su supuesta relación con Bodo para finiquitar su contrato. La morena solo había tenido la mala suerte de mover una pieza que funcionaba como viga para las demás. No la creía inocente solo ignorante.


- La paga la he fijado yo – la primera mentira salió de su boca. Mentir no estaba dentro de sus costumbres, era defensora de la verdad y el saber, pero teniendo en cuenta de que estaban en juego sus trabajos, no le quedó otra opción.
- Explique como ha sido eso… porque a mi entender el sueldo lo fija el contratante
- Por lo general suele ser así. Esta no es una situación normal, no soy una profesora estándar y puedo darle a este lugar mucho más de lo que Ud. podría – La arrogancia se había antepuesto al miedo no permitiría por nada del mundo que los sueños de su mejor amigo acabaran a causa de las creencias de cinco personas. Bodo estaba con la boca abierta al igual que todos los presentes, esta Emma no existía en su universo
- Como cree eso posible – el enojo ante el menosprecio se mostraba inflamando cada una de las venas de su frente y de su cuello. Ninguna desconocida vendría a poner en duda sus habilidades ni hacer que su pulso se sienta en su garganta.
- Puedo conseguir entrevistas para los estudiantes en las tres mejores orquestas que tiene Berlín – La primera granada – medias becas y becas completas en la Escuela Superior de Música y Teatro "Felix Mendelssohn Bartholdy", para quienes quieran los doctorados que esta institución no es capaz de brindar – todos la miraron estupefactos – y algún que otro arreglo con discográficas americanas para los que sueñan cada noche con la popularidad – la retina se tornaba cada vez más oscura cegada por la petulancia – Yo creo que les hice precio… – levantó la ceja a la espera de la rebatida si que es alguien osaba hacerla.
- Muy bonito el discurso… casi político – el Sr. Bergmann se levantó para quedar más cerca de ella, desde lejos se le hacia casi imposible intimarla con la mirada – ¿qué garantía puede ofrecer para demostrarlo?
- Las primeras las tiene en la página final de la carpeta… son todos los números telefónico de mis recomendaciones, obviamente, gente con mucha influencia en el medio que no dudaran si les presento a alguien para puestos de trabajo – lo miró desafiante – Por si esto no le parece suficiente puedo citar a mi padre y mi madre: Georg Müller y Anne Sklodowska. – Esos dos nombres le habían dado el toque final a todo el mundo.
- Quiénes son sus padres??? – susurró Jenny. Los nombres que había escuchado ella no los conocía.
- Él fue el director de la Orquesta Filarmónica de Berlín y ella su violinista estrella. – Ben la puso al tanto –  Han sido una leyenda en la música y lo siguen siendo…  – susurró.
- No trabajaré por menos dinero – Atacó nuevamente Emma, si dejaba correr el tiempo permitiría la claridad en la mente del Sr. Bergmann – Y si no está de acuerdo puede rescindir contrato pagando la correspondiente multa por hacerlo. Por mi parte no es ningún problema – Bodo se aterrorizó al escuchar la frase – yo tengo seguridad de poder conseguir otras propuestas…
- Ah… si?… no me diga – la arrogancia de la mocosa lo estaba llevando al extremo
- Sí, debería saberlo como así también saber respetar que su Director ha hecho un pacto, a mi parecer beneficioso para ustedes, en vez de indagar tanto sólo para chocarse la cabeza contra la pared… 
- No voy a tolerar que me falte el respeto – apretó su puño y lo chocó contra la mesa. El estruendo no hizo ni que se moviera un solo cabello rubio de su cabeza.
- Y yo no voy a tolerar – habló calmada – que mi trabajo sea puesto en duda, menos, por alguien que no ha tenido ni la mínima intención de cerciorarse si la información que tiene en sus manos es verdadera.
- Pero… – Estaba a punto de gritarle alguna barbaridad
- Creo que con esto es suficiente – La voz de Jenny aplastó a la voz del padre de Ben consiguiendo que Emma la mirara – No lo crees Piet? – Delegó la responsabilidad de lidiar con el asunto sin mirarle a la cara, estaba enganchada en esos ojos opacos como el bronce. No era la primera vez que sucedía. Aspiró un poco de aire por sus labios entreabiertos, quedándose erguida y con el pecho hacía afuera, como queriendo mostrar de que ésta vez si era fuerte y que estaba preparada para todo lo que viniera.
- Claro que es suficiente… – Piet intentó calamar los aires – Ha sido tanto… que creo que todos estamos un poco tensos – Helena obligó a su marido a que retomara su lugar.
- Profesora Müller no tenemos intención… Profesora Müller – insistió al ver que Emma no le prestaba atención. Emma estaba totalmente prendada a la mirada de Jenny y Bodo fue el encargado de hacerla volver a la realidad con un pequeño toque en su pierna. Un pestañeo y…
- ¿Qué? – preguntó totalmente fuera de juego – Perdona no te he escuchado – movió la cabeza y apretó sus manos
- Decía… que no tenemos ninguna intención de ofender su trabajo – las palabras retumbaban en su cabeza pero su cerebro no lograba encontrar significado ¿Qué pasa? Se preguntó
- Lo entiendo – fue lo primero que salió de su boca, era crucial no quedar como un estúpido después de mover semejante basa, algo no estaba bien con ella. Buscó en donde todo había comenzado, en los ojos azules pero para su desgracia o fortuna estaban ocupados leyendo un simple papel.
- Lamento si te hemos dado esa impresión – sonrió mientras se acercaba a ella – OH!!! Tienes un violín!!! – lo vio apoyado en el suelo
- Así es – Emma seguía seria y pensativa
-  Sabes? a mi me gustaría escuchar algo de música – le dio un toque en las manos confianzudo y llamando su atención – Dicen que la música calma las fieras…
- Eso dicen… – contestó ignorando todas las indirectas que Piet le enviaba
- Sí – Al hermano de la Srta. Vogel le estaba gustando el juego – Y sabes, allí – Emma siguió con la mirada su dedo – hay un piano y tú – la señaló – tienes un violín – ¿Para qué crees que sirvan?

Jenny no creía lo que veía, la Emma que hace dos minutos atrás le había pateado el culo a la persona más influyente en la academia a base de palabras inteligentes ahora parecía estar perdida en un lugar muy lejano, sin importarle que un imbécil como Piet la tratase de tonta.

- Oh… – cerró los ojos para traer de nuevo la conexión entre su mente y su cuerpo - ¿Quieres que interprete una pieza? – Estaba de vuelta
- Me encantaría – y no perdió la oportunidad para guiñarle nuevamente el ojo. Jenny repudió el gesto, era tan típico en él, en especial con las chicas nuevas
- Será un placer… – Vio como Luzi se revolvía en su asiento ansiosa de ver a su profesora en acción.

Se levantó con el estuche en mano y se colocó cerca del piano que se encontraba en un rincón de la enorme sala. Los que quedaban de espalda a ella también buscaron una nueva posición para poder observar y Piet se sentó en el lugar libre que Emma había dejado. Se quitó la chaqueta, que estaba demasiado pegada a su cuerpo y no la dejaría moverse con facilidad, mostrando un suéter de hilo color azul cobalto con capucha. El cierre del estuche sonó y la rubia, ya lo sostenía por el mango. El instrumento estaba reluciente, brillaba con imperiosidad debido al cuidado.

- Vaya!!! – exclamó sorprendido – Tienes una reliquia en tus manos – apuntó Piet
- Es algo viejo… – lo miró un instante –…pero es de sonido potente, amable y circular. Es un Hopf…

Tomó el arco y aprisionó el violín entre la parte interna de su hombro izquierdo y su quijada. Estaba en posición. Cerró los ojos para poder concentrase y cuando estaba a punto de hacer vibrar las cuerdas con el arco… 

- Espera!!! – Abrió los ojos al instante – Ben te acompañará con el piano… Ben –  El susodicho se levantó algo descontento debido a la mueca burlesca que le había regalado su amiga.
- No estaba por comenzar – Ben pasó por su lado sin mirarla – sólo iba a verificar si estaba afinado – con algunas notas que sonaban raras y unos ajustes de la clavillas dio por concluida la acción – Listo – se acercó hasta el piano y buscó entre las partituras alguna que le gustara – Ésta… ¿Puedes tocarla? – Había tanta amabilidad en la entonación así como en su mirada que terminó por conquistarlo.
- Seguro!!! – sonrió como tonto – Es una buena pieza
- Gracias – Se corrió hacia un costado para dejar sus zapatos y volvió al estuche para sacar un paño blanco que funcionaría como almohadilla.

Quedó parada dos pasos detrás del piano, necesitaba comunicarse con Ben sino irían a destiempo – Emmm… Interpretaremos: Verano, de las cuatros estaciones, movimiento 3°, Presto

Tiró hacía bajo el cierre de su suéter dejándolo justo por encima de su diagrama, levantó su manga izquierda hasta dejar descubierto todo su antebrazo, miró hasta sus blancos pies que estaban en contacto con la alfombra y tomó un largo suspiró. Dos segundos le fueron suficientes para mentalizarse que no había nadie en la sala, el silencio expectante la ayudaba, una última mirada y un moviendo de cabeza hacía el pianista para confirmar que estaba preparada.

Se colocó el violín, separó sus piernas y relajó sus brazos… cerró los ojos. El espectáculo comenzaba…
La fuerza de la música la atrapó al instante, en la escuela no sólo le habían enseñado a tocar también le habían enseñado a disfrutar de lo que se logra con tanto esfuerzo. Recordó una infancia con 5 a 6 horas de ensayo por día, el día que esta pieza salió sin errores por primera vez y el instante posterior en el que había decidido no parar jamás. Serían sus 2 minutos y medio con sabor a gloria…

Jenny la miraba boquiabierta… Emma tenía una energía impresionante con ese instrumento en sus manos, el balanceo de su cuerpo iba en conjunto con la melodía, la rapidez de cada movimiento de brazos y dedos parecía ficción. El agarre fuerte del violín y la delicadeza de su muñeca al mover el arco… Las venas de color verde azuladas eran notorias en el revés de su brazo… fuerza y elegancia.
La contrapuesta de su vestimenta, su pantalón vaquero desgastado le cubría más de medio pie dejando desnudos sólo sus dedos, la semi-flexión de sus rodillas y su flequillo rubio golpeando distintas áreas de sus ojos… fuerza, elegancia y cotidianeidad 

La música terminó envuelta de aplausos y los ojos de Emma aparecieron con un brillo angelical. Sopló hacía arriba para acomodar su flequillo mientras ayudaba con un movimiento de cabeza. Detuvo el violín y el arco frente a su cuerpo y se inclinó a modo de saludo primero a su público y luego hacia Ben. Sonrió totalmente emocionada, muestra de su amor por la música… Fuerza, elegancia, cotidianeidad y ternura.

¡Dios! La conjugación era demasiado para Jennifer. No podía ni debía sentirse así… no sé puede estar con dios y el diablo al mismo tiempo. Se enfureció al instante de sólo pensarlo, se ancló a su muleta y comenzó a caminar o a escapar o lo que fuere. Paró en la puerta… algo le decía que volteara y así lo hizo… Emma estaba simplemente parada, trazando una media sonrisa en sus labios y sosteniendo la mirada. Jennifer la  sintió tan simple y desinteresada que por primera vez sintió ganas de correr hacia ella… sólo de correr hacía ella, pero no iba hacerlo porque era una locura.

Su rostro mostraba cada vez más tenso, podía ver el incremento de fuerza sobre el agarre del picaporte, la boca a medio abrir y la mandíbula trabada. Emma notaba que Jenny estaba haciendo un esfuerzo descomunal pero no estaba segura si lo hacía para quedarse o para salir del lugar. Nunca le sentó bien el papel de verdugo, le sonrió ampliamente y mientras asentía con su cabeza parpadeó una vez para asentir.
¡Pum! Sonó la puerta. La morena estaba fuera.

- ¿Qué demonios le pasa a esta chica con las puertas? – Preguntó Piet que tenía la mano en el pecho, de seguro se había pegado un gran susto.
- Profesora Müller – El Sr. Bergmann se dirigía hacia ella – Mañana le informaremos la resolución de la Junta
- De acuerdo – Estaba rígida, este hombre no le inspiraba confianza
- Ha sido una buena performance
- Gracias
- Ben… necesito que vengas a mi despacho – prefirió machacar a su hijo dado a que Emma le era indiferente
- Voy… Lo has hecho fantástico – envolvió con sus manos las manos pequeñas de Emma. Era sincero, no sabía nada de ella… sólo que compartían el buen gusto por la música.
- Profesora Müller – habló nuevamente el papá de Ben – Mañana no es necesario que se presente aquí, le comunicaremos la noticia al director
- Gracias – contestó respetuosamente.

Emma recogió todas sus partencias y se acercó hasta la mesa en donde la esperaban Bodo y Luzi, los demás habían desaparecido.

- Si te vieras la cara de felicidad que tienes – Emma se burló de su amigo
- Es por ti… para que sepas – sonrió
- Profesora – Luzi llamó su atención – Eso fue genial
- Te parece??? –  pensó que la opinión de Luzi era exagerada
- Usted ha visto como le quedó la cara a todos??? – casi hablaba gritando – los arrasó completamente… seguro se queda en su puesto.
- Si eso sucede quiero que tengas presente – la miró con cariño – que tu presencia ha hecho la mitad del trabajo… Gracias
- De nada – la saludó con un beso en la mejilla y se marchó

- Te va a quedar marca – señaló lo rojo en el cuello de Emma. Era un resultado de la fuerza que Emma había utilizado al tocar
- Mierda!!! – se tocó el cuello por instinto – Me llevó meses quitármela…
- Casi ni se nota – trató de convencerla
- No es cierto!!! – Estaban caminando hacía la salida
- Creo que te queda genial… es una muestra de lo buena violinista que eres…
- Lo confunden con un mordisco, a veces – lo miró con pesadumbre 
- Emma – frenó sus pasos – Realmente me has salvado el culo ahí dentro
- Sí pero no pasa nada, para eso están los amigos no – continuó caminando… sólo quería llegar a casa
- Emma – Bodo no se había movido del lugar – Gracias – lo observó rendido, realmente valoraba lo que ella había hecho… era ahora o nunca
-  Sólo te pido que no les digas nada – fue directa
- Emmaaa…
- Favor se paga con favor – sentenció y continuó con su camino.

- Y qué… preparada para esta noche??? – Bodo la había abordado apenas cruzó la puerta.
- Ah… – se asustó – Tienes que dejar de acosarme – medio molesta medio en broma. Cruzó la cafetería buscando llegar a su salón,

-  Y???
- Nop… – Le sonrió – No entiendo por qué razón yo debería asistir – encogió de hombros
- Te lo he explicado por teléfono…
- Espera – le indicó que parara con su mano. De su bolso sacó su teléfono móvil y apretó algunas teclas – Mensaje de Bodo – leyó en el aparato – Esta noche estamos de fiesta… Eso te parece una explicación???
- No me dejas llamarte por la mañana – se quejó cual niño pequeño
- Sabes que estoy ocupada haciendo…
- Sí, Sí… haciendo eso que tú haces, con esas cosas que usas para realizar no sé qué cosas – habló algo molesto
- Bodo – trató de frenar la verborrea
- Lo entiendo, sabes??? Es tu vida y estas en todo tu derecho de hacer con ella lo que quieras – trataba de explicarse con algunos movimientos de mano.
- Es bueno saberlo – le sonrió
- No puedes faltar esta noche – la tomó por el brazo – es tu presentación como profesora de la institución
- Cómo pueden ser tan cínicos??? – preguntó con asco –  Ayer no veían la hora de ponerme de patitas en la calle y ahora hacen una fiesta en mi honor – se soltó del agarre y avanzaba escalera arriba.
- No es así… no es una fiesta en tu honor – explicó al ponerse a su lado – Es una reunión que se hace cada fin de mes con motivo de integración grupal – Emma levantó su ceja instando a que continuara –  es como si alumnos y profesores abandonaran sus roles, para entablar una relación más personal y poder hablar a cerca de todo – sabia que a Emma no le gustaría un carajo la historieta de la relación personal.
- Ni en tus sueños! Mis alumnos son mis alumnos, no mis amigos
- Ya… – se le acercó por el otro costado, a lo mejor si atacaba desde otro flanco derribaba la fortaleza  –… pero recuerda que tu trabajo es servir, principalmente, como guía
- Y lo hago… En el aula los guío todo el tiempo, alimento su espíritu crítico, tenemos pláticas algunas veces reímos… otras no…
- Emma!!! – se plantó en frente de ella – No puedes negarte. Esta escrito en tu contrato…
- Lo pensó, era trabajo – Entonces… iré – lo esquivó con intención de entrar a su salón. Bodo que la seguía, entró con ella

Los dos se quedaron helados al ver que Jenny estaba sentada en una de las mesas. Emma consultó en su reloj pulsera que faltaba media hora para que su clase comenzara, unos minutos de charla con ella no cambiaria el curso de los ríos pero alguna consecuencia traería. Estaba de espalda a ellos y mirando a la pizarra, su silueta mostraba que tenía sus brazos cruzados sobre pecho y como era común, estos últimos días, la muleta estaba a su lado.

- Qué crees que quiera??? – preguntó Bodo pegado a su oreja. La puerta abierta y la inmensidad del espacio hacia pasar desapercibidas sus presencias para Jenny
- Ni idea… mejor se lo pregunto, no? – intentó adentrase
- Ven aquí – susurró, mientras la agarraba por su brazo – Sé cautelosa… – Emma lo miró como preguntando a que se debía la advertencia – Ya sabes como son los niñas ricas: imprudentes y caprichosas…

Jenny escuchó como la puerta se cerraba, la profesora Müller estaba dentro. Tomó un largo suspiro, de alguna manera debería separar lo laboral de lo personal pero con ella resultaba una tarea imposible. Algo de la personalidad de Emma sacaba sus instintos más bajo, esa parte vísceral que nunca mostraba,  y la obligaba a responder con la actitud opuesta. ¿Cuántas personas podían hacer eso? Pensó en sus padres, en antiguos amantes y hasta en los amigos y no, ningunos de ellos tenían la habilidad de transformarla de tal manera y si alguno lo logró alguna vez, era una certeza de que los sentimientos estaban de por medio.

Se preguntó en donde se resguardaba su grandeza a la hora de enfrentarla y por qué su cuerpo temblaba con sólo sentir su aroma. Miedo, adoraba tener la aceptación de todos y para que negarlo, también su atención. Quizás la idea de perder su lugar, en manos de una intelectual reprimida, la trastocaba más de lo necesario. No era un contrincante cualquiera… era un lobo con piel de cordero totalmente volátil, la cadencia y convicción de su voz, al hablar, embrujaba a todos y estaba tan segura de que Emma era conciente de eso y que lo aprovechaba a su favor.

Escuchó sus pasos firmes al andar…  No dejarse cegar por la ira era la consigna que había memorizado esta mañana. Caer en las telarañas que la rubia tejía sutilmente con palabras coherentes era uno de sus errores más frecuentes. Calcular lo dicho y el por decir, atentamente… por cada palabra un puñal, por cada puñal una herida y por cada herida dolor e ineficacia. Apareció en su campo de visión, con su portafolios y su bolso.

- En qué puedo ayudarla profesora Hartmann? – le habló mientras dejaba sus cosas en el escritorio
- Eh… – Jenny esperaba un saludo que no obtuvo, la rubia había sido directa y poco amable – Hoy evaluará a sus alumnos…
- Sí – Emma se había quedado parada al lado de su escritorio y sin mirarla –  Lo haré hoy y si ha venido a hablar sobre la Srta. Eichkamp, quiero que sepa que el acuerdo sigue en pie – comenzó a acomodar las carpetas sobre la mesa – Si califica con una nota de ocho o más… podrá retirarse antes.
- No he venido por eso… bueno, en parte si en parte no
- En qué puedo serle útil? – preguntó nuevamente sin mirarla
- Es sobre Luzi – Emma detuvo todas sus acciones y la miró
- Qué pasa con ella? – Obvio las distancias y se acercó hasta quedar unos 20 cm frente de ella
- Nada malo – parecía ver a Emma preocupada –…sólo que llamó una discográfica hace unos días para cerrar un trato con ella – vio como a la profesora Müller se le instalaba una media sonrisa en la cara, sin duda era su alumna favorita.
- Y también deberá salir temprano de clase, no es así? – siempre adelantándose pero esta vez no parecía para nada molesta
- Sí – comenzó a ahorrar palabras, Emma casi podía leer su mente para qué hacer esfuerzo?
- Está bien – se acercó nuevamente al escritorio a seguir acomodando sus cosas
- Así de fácil? – Esperaba más, esperaba la pelea y el choque con ella… no una aprobación rápida
- Mmm…Sí – se encogió de hombro preguntado que tenía de raro
- No buenas notas ni evaluaciones periódicas para ella? – Se estaba molestando. Con Caro había pegado el grito en el cielo y ahora a la mosquita muerta de Luzi le daba toda la libertad, era obvio para qué lado declinaba la balanza.
- No, con la Srta. Beschenko no es necesario
- Claro que no… ella tiene tu predilección – le dedicó una sonrisa burlona – supuse que no hacías diferencias con tus alumnos – Emma observaba la soberbia que salía de su boca – parece que me he equivocado – esa había sido una buena movida tanto que había dejado a su adversario con la boca abierta.
- Quiere llegar a un acuerdo con respecto a la Srta. Beschenko o no? – Algo en su cabeza le decía que Jennifer estaba más interesada en pelear con ella. Se acercó un paso más y se cruzó de brazos a la espera.
- Quiero un trato justo con las mismas condiciones… por respeto a Caro – La rubia sonrió al escuchar tal mentira
- Es interesante que haya usado la palabra predilección – volvió a su escritorio y a su portafolios – Quiero mostrarle algo – Escarbó entre algunas hojas que tenía hasta que las encontró – Tome – Jenny agarró los papeles que se le entregaban – Son los trabajos de la Srta. Beschenko y cómo puede notar tienen la puntuación máxima – la morena miraba concentrada las correcciones, Emma le entregó otros papeles – Estos son los de la Srta. Eichkamp – No dijo nada más, espero a que lo comprobara por ella misma.
- ¿Cómo es esto posible? – preguntó sin quitar la vista de las evaluaciones prácticas
- No lo sé… pensaba que a lo mejor Ud. podría explicar esto – sólo mostró en una simple frase la necesidad de comprender sin intención de atacar a nadie.
- No tengo idea… yo sólo la califico en baile, y no es una alumna diez pero es muy buena bailarina. – Cuando había venido a hablar con la profesora Müller jamás pensó que se encontraría con esto.
- Sólo me gustaría saber la “predilección” de quién se ha ganado la Srta. Eichkamp y cómo ha conseguido un contrato mucho antes que la mejor alumna de la clase. – No la miraba cuando hablaba haciendo caer sobre ella una culpabilidad enmascarada 
- Piensas que yo hice esta mierda??? – levantó la voz, podía ser una persona egoísta e inmadura pero jamás se metería con los alumnos – No!!!
- No he dicho eso… – Emma estaba bastante tranquila
- Entonces, qué mierda es lo que quieres decir??? – la había tomado de sus brazos para sacudirla un poco y lograr que la mirara. Emma vio como el pulgar de Jenny se enterraba en la carne su bíceps derecho, como el contorno de ese dedo era trazado por un color rozado que aparecía gracias a la fuerza que ejercía sobre su brazo. Sintió dolor, no podía evitar tensar sus músculos ante cada aumento de presión. Sintió un marcado perfume mezclado con miedo. Y sintió el abrasador aliento chocar violentamente con su mejilla… Estaban demasiado cerca.
- ¿Qué haces? – el temblor del cuerpo de Jenny la sacudía entera y automáticamente apoyó sus manos en la cintura de la morena para no desestabilizarse. Buscó su mirada pero se encontró con algunas ondas de cabello castaño, la yugular latiendo en su cuello y el pecho subiendo y bajando de manera descontrolada - ¿Te sientes bien? – susurró y apretó con más fuerza su cintura, no la dejaría caer. – Estas temblando – Las manos de Emma que quemaban su piel a través de la ropa, con confianza sostenían su parrilla costal y la arrastraban más cerca de su cuerpo. – Apóyate en mí.

Sin preámbulos buscó disfrutar de la locura momentánea, ya habría lugar y tiempo para la vergüenza, el arrepentimiento y los lamentos. Dejó de apretar aquellos blancos brazos y comenzó a subir rozándolos con sus dedos en busca de más… con ansias de sentir como Emma se le erizaba la piel, quizás jamás eso sucediera pero no le importaba, su deseo era demasiado egoísta. Tuvo el atrevimiento de tomarse una milésima de segundo para engerir el lugar del cuerpo en el cual quería arribar. Su cuello, en cada uno de los lunares y borrar la marca de pasión que alguien más dejó.

Si algo era irreal era esta situación ¿cómo de querer hacer daño se lograba la satisfacción propia? Realmente estaba a gusto con ese cuerpo, ese aroma y esa temperatura. Aunque molestaba demasiado el nudo en su estómago cada vez que se acercaba a ella, debía aprender a controlarse o quedaría en evidencia.

La poca cordura se había esfumado al pensar en la posesión ¿que era lo que quería de la profesora Müller? Apretó la tela de la blusa entre sus dedos a la altura de sus hombros. Su carne, su olor, sus pensamientos o el placer que creía que podía entregarle esa combinación divina que tenía entre fuerza y delicadeza - ¿Te encuentras mejor? Las palabras parecían haber roto el encantamiento, Jennifer se despego rápido de aquel imán pero parecía tener un bloque de cemento en su panza e instintivamente comenzó a frotarla con su mano derecha mientras se movía tratando de mantener el equilibrio con un pie.
- ¿Te duele? – le señalo el abdomen con el dedo e hizo el intento de acercarse a ella.
Agrandó la distancia moviéndose todo lo que su cuerpo le permitía hacia atrás. Emma frenó al instante no sin fruncir el seño ante la incomprensión, ignorando que la morena no iba a permitir que pasase otra vez el acercamiento.
Tenía cara de pánico y sus ojos miraban alternativamente a su cara y a sus manos. Algo la asustaba – lamento incomodarte – se disculpó al darse cuenta de que estaba preguntando más de lo debido he invadiendo su espacio personal. Algunas veces solo se necesita aire. Aumento aun más la distancia retrocediendo – cuando estés apunto de desmayarte – la miro con ternura – grita!!! Improviso un megáfono con sus manos cosa que a Jenny le hizo gracia y le arrancó una sonrisa de medio mostrando el hoyuelo de su mejilla.
Las dos se quedaron calladas, cada una sumidas en sus pensamientos. La morena volvió a apoyarse a la mesa en la cual se encontraba en una primera instancia
- Averiguaré quien tramitó el contrato de Caro – dijo cuando al fin pudo hablar. Agarró su muleta dispuesta a salir
- De acuerdo – la miraba todavía algo desconfiada del bienestar repentino
- Oye, gracias por lo de recién – Emma asintió con su cabeza dando a entender que estaba agradecida – creo que ha sido un bajón de azúcar – prefería mentir antes de hablar sobre algo que ella no entendía del todo y con certeza que Emma no se lo imaginaba
- Claro – y otra vez, ese parpadeo en cámara lenta que significaba “esta bien”. Es un gesto poco común y Emma sabia usarlo a la perfección, le permitía disminuir al mínimo las palabras frívolas.

Llegó hasta unos de los baños sin aliento, el trayecto fue un trajín bajando escaleras saltando en un pie. Se acercó hasta el lavabo para refrescarse el rostro y la nuca, estaba ardiendo. Se trató de buscar en su reflejo, en el exterior todo parecía estar como de costumbre… frotó su cara con fuerza como queriendo lavar los vestigios de lo que había sido su “charla” con Emma. Miró como las gotas recorrían su cuello e instantáneamente se arrancó el collar que llevaba de un tirón – Esto no puede estar pasando!!! – impulsó su mano abierta contra el mármol.

Temblaba al pensar en lo que venía a continuación… lo sabía… No era idiota, podía distinguir más cosas de las que la gente creía ¿Pero que haría con ellas? ¿Cómo se suponía que debía actuar? La cabeza le daba vueltas, cuestionarse tales cosas pintaba la situación de realidad inmediata. Una vez más mojó su rostro, posiblemente estaba confundiendo todo… hacia casi una semana que la conocía y Emma había mostrado ser y tener todo lo que ella aborrecía en una persona. Desde la reserva sembrada en sus palabras, pasando por toda la cortesía de sus actos hasta llegar a la maestría con la cual parecía manejar cualquier cosa que tuviera entre sus manos.

A lo mejor, todo era un espejismo generado por sus constantes encuentros tanto dentro como fuera de la academia. Antes no existía y de repente parecía estar en todos lados inundando con su perfume todos sus pensamientos, haciendo que todo estuviera a un kilómetro de su alcance… Es extraño ver como todo se mueve en frente de ti y que no tienes capacidad ni siquiera para controlar tus propios actos. Si Emma era la responsable de estos males, lo mejor sería sacarla de camino…

Cómo si eso fuera tan fácil… – respondió a sus pensamientos mientras seguía con sus ojos clavados en el espejo. Recordó el primer intento… la ilusión que la embargó al pensar que todo sería simple y rápido, y cómo se quebraba en mil pedazos hasta hacerse polvo cuando Emma dejaba como un imbécil frente a toda la Junta al cabecilla del lugar. Definitivamente era valerosa y fuerte a pesar de la apariencia de persona dócil y eso lo admiraba… Pero poco más conocía a cerca de ella y no estaba dispuesta a dejarse inquietar por algunos temblores y dolores de barriga, de seguro con el tiempo se marcharían de la misma manera que llegaron.

- Jenny – sintió una mano en su hombro y rápido se dio la vuelta – ¿te encuentras bien niña? – La Sra. Jäger la miraba de pies a cabeza como inspeccionándola
- Eh… sí… sí! Por qué lo pregunta? – Tal vez si se notaba después de todo
- No por nada… es que yo entré y tú estabas aquí tan concentrada – le acariciaba el brazo como compadeciéndose de ella
- ¿Y te has preocupado sólo porque me viste pensando? – se alejó un paso – Pienso, sabes? – Apuntó con su dedo – aunque no lo parezca esta cabeza tiene algo más que una bonita cabellera – irritada, maleducada y perseguida. Ingrid la miraba con cara de escándalo y con la boca abierta de par en par, no sabia responder a tales palabras – Mierda!!! – se golpeó la frente con la palma de su mano – Lo siento Ingrid – Se colocó en frente para cerrarle el paso – hoy he tenido un día de mierda – la señora intentó avanzar – y sé que no es excusa pero es que… es que… no puedo más! – cubrió su rostro completamente con sus manos, sería este el momento de la vergüenza?
- Qué pasa hija? – ahora  frotaba su brazo tratando de reconfortarla
- No lo sé!!! – La Sra. la miró extrañada – Yo sólo… sólo quiero que deje de suceder – era una plegaría sin destinatario pero lo más humano que dijo en días
- Ya… Lo que pasa es que las cosas, muchas veces, no son tan fáciles como parecen -  Era la primera vez que la veía tan perdida – Y que no siempre podemos hacer y deshacer a nuestro antojo. Si fuera de esa manera, demasiado aburrido sería el amor
- Amor???
- Amor!!! O me vas a decir que estas de esta manera por trabajo? – tenía cara de picarona al preguntar
- No es amor… no, no – rápido, se apresuró para sacar a Ingrid de la confusión – Realmente son problemas de trabajo – sonrió
- Trabajo… – Todo le sonaba a una gran mentira – si tú lo dices… – no iba a insistir con algo que Jenny de seguro no quería contar. De todas formas, no eran tan cercanas.
- Sí – se señaló a sí misma – yo lo digo
- Una pregunta… vendrás esta noche?
- Sí – el alivio le volvía al cuerpo con el viro de tema de conversación, estaba convencida de que su malestar se debía a la incesante y ardua comedera de cabeza, pensar demasiado no funcionaba para ella. – Cómo siempre…
- Genial!!! Esta noche nos lo pasaremos genial!!! – dio un pequeño brinco de la alegría
- Te veo muy entusiasmada – apoyó su cuerpo al mármol
- Y cómo para no estarlo querida!!! Esta noche después de la jornada grupal habrá una breve junta – hablaba en tono bajo – Es por la profesora Müller… – con la mano le indicó que se acercara más – Stefan le pidió a sus “contactos” que la investigaran
- Eso es ilegal!!! – Una cosa era llevarse mal y otra muy distinta era mandarla a matar
- No me digas… Cuándo has visto al Sr. Bergmann hacer lo correcto??? – Sacudió la cabeza restando importancia a lo obvio y se obligó a proseguir – se ve que todavía hay algunas cosas por esclarecer, según Stefan. Parece que la profesora Müller tiene una cuenta bancaria…
- Y qué tiene eso de raro? Todos tenemos una cuenta bancaria
- Lo raro no es la cuenta… lo raro es la cantidad de dinero que se mueve de ella por mes, Capisci? – Bromeó imitando a un mafioso
- Lo entiendo – la imitación había quedado como anillo al dedo – pero… pero eso no tiene importancia. Sus padres son famosos y ricos… Ellos de seguro girarán dinero a su hija, no tiene nada de malo. Mis padres lo hacen conmigo. – fue lo más lógico que se le vino a la mente
- Lo mismo pensé yo, pero…
- pero??? – La señora siempre frenaba en las partes más emocionantes – pero, qué? – la intriga le podía
- Pero… no sabe con certeza si son sus padres. Sea quien sea que le envía el dinero es muy cauteloso y no quiere nadie sepa su identidad – Jenny la escuchaba con atención, cuando creía tener algo firme sobre Emma se abrían estos agujeros negros sobre su personas
- No termino de entender… qué es lo malo de toda la situación???
- Nada para nosotros – contestó tranquila – aunque para el Sr. Bergmann muy posiblemente signifique la pérdida de la Academia. Está convencido de que la profesora Müller quiere compararla
- Qué??? Eso es una locura!!! Es mucho dinero – calculó a grandes rasgos el costo de la estructura, el traspaso y las acreditaciones – es muchísimo dinero – reafirmó
- Parece que la profesora lo tiene sino Stefan no estaría tan preocupado – se encogió de hombros. – Yo no me preocupo de seguro la profesora Müller sabe como poner en su lugar al necio mayor, ya lo hizo una vez… 
- Qué ha decidido la Junta sobre su contrato? – sin ella en la academia este problema no sería problema
- A favor, después de corroborar todo lo expuesto hemos considerado que la incorporación de alguien como la profesora Müller era necesaria – hizo una pausa – Tiene un curriculum impresionante y es difícil rechazar una propuesta como la que nos hizo.
- Entiendo – no cuestionó una decisión basada en años de experiencia
- Igual – le tocó el hombro para llamar su atención – Ha sido tres contra dos, como siempre
- Claro – comenzó a pensar en todo lo que había escuchado… problemas y más problemas.
- Me voy, mi clase me está esperando – le dio un beso en la mejilla a modo de saludo
- Oh… espera. Quería preguntarte si sabes, por casualidad, quién tramitó el contrato de Caro Eichkamp con la discográfica de Hamburgo?
- Eso fue hace un año aproximadamente… A ver… – miró hacia arriba tratando de hacer memoria – Creo que fue Stefan
- Estás segura??? – insistió para obtener información sólida
- Sí y fue un gran revuelo el que se armó por esos contratos – seguía mirando hacia arriba
- Por qué? – Esta parte de la historia era desconocida para ella
- La Srta. Vogel no quería que la academia tuviera vinculaciones con esa discográfica… no sé la razón exacta de eso pero recuerdo que Stefan una semana después tenía cinco contratos jugosos para los alumnos – la miró – uno de ellos es de Caro. – sonrió complacida de que la memoria todavía le funcionaba a la perfección.
- Gracias – le correspondió en la sonrisa
- Por nada

Una vez sola en el baño volvió a mirarse en el espejo… – ¿Qué estoy haciendo? – se preguntó. Volvió a mojar su rostro y su nuca, se miró unos cuantos segundos más y después de secarse, abandonó el lugar.

- Como todos sabemos – estaba apoyada en su escritorio – las palabras adquieren sentido según el contexto y la interpretación del lector – faltaba el ejemplo, lo sabía, la cara de extravío de sus alumnos no tenía precio – Si yo digo “kamikaze”,  Uds. con que lo relacionan?
- Mmm… Con ataques suicidas??? – arriesgó Luzi
- Esta bien, algo más???
- Con japoneses – dijo Timo
- Bien! Qué más???
- Con personas que no aprecian su vida – Caro
- A lo mejor aprecian demasiado ciertas cosas que son capaces de dar su vida por ellas, es otra manera de verlo. Que más???
- Segunda Guerra Mundial – agregó otro alumno
- Válido… Bien – comenzó a caminar entre los banco de sus alumnos – Algo más? Alguien? Nada más???. Qué entienden si les digo que “mi corazón es kamikaze” – apoyó la mano en su pecho para figurar la frase.
- Que tiene un corazón suicida, japonés, de la Segunda Guerra Mundial y… que no lo precia ni un poquito – Dijo Timo y al instante todos estallaron en una gran carcajada, Emma incluida. Este chico parecía tener un don para hacer reír a las personas. Su compañero de banco chocó sus manos con él.
- Ahora en serio… Con qué asocian la frase? – preguntó cuando las risas cesaron
- Con un corazón valiente – Timo respondió al instante
- Con un amor desinteresado – Luzi, siempre romántica a pesar de su vestimenta oscura
- Con necedad, testarudez y arrojo – acotó el mayor de la clase
- Con pérdida, dolor, abandono – Sophie
Sonrió agradecida de tener en su clase a personas con la cabeza abierta, y participativas. Los miró a todos – Muy bien… Cada uno ha interpretado la frase como ha querido y podemos notar que adosar la palabra corazón ha cambiado totalmente el significado de la palabra kamikaze – sus alumnos asistieron – Ya no hablamos de escuadrones de pilotos japoneses, de la Segunda Guerra Mundial, que tenían como táctica de ataque el suicidio con sus naves sino de desesperación, de romanticismo, heroísmo; etc. Con las letras de las canciones que usualmente Uds. escuchan ocurre lo mismo, la interpretan en todo momento, se sienten identificados por las palabras que escuchan… y saben por qué???
- Nop!!! – la clase contestó
- Por qué las canciones jamás son demasiados explicitas… debido a que cuentan consignas que son aplicables en varios aspectos de la vida. Los compositores se valen de este recurso “tácito”, por así decirlo, para atraer la atención de cualquier tipo de público – consultó la hora en su reloj pulsera – el lunes tendremos como eje central de la clase el aporte de la poesía a la canción, tipos de rima y aclararemos un poco más esto de la interpretación – los alumnos comenzaron a recoger sus cosas – Buen fin de semana para todos.

Cuando su salón quedó por fin vacío lo primero que hizo fue sentarse en su escritorio a corregir. Dos evaluaciones eran importantes en este momento, las de los demás podían esperar hasta mañana. Rápido, buscó entre las hojas hasta que las tuvo en sus manos. Y sí, todo estaba tal cual ella había calculado… un examen mediocre de la Srta. Eichkamp y otro excelente de Srta. Beschenko. Presentar una denuncia ante el director era la manera correcta de proceder pero no terminaba por convencerla del todo… sólo lograría que le quitaran su contrato y no podía dejar de pensar que no era más que una niña de 17 años.

Por nada en el mundo rompería los sueños de un adolescente pero de alguna manera le gustaría darle una lección. Este logro no era fruto de esfuerzo sino de favores. Sentía asco de sólo pensar en que clase de favores podría haber realizado ¿En qué tipo de lugar estaba medida? ¿Por qué algunas personas eran tan malvadas?. Apretó el bolígrafo que tenía en su mano. Debía hablar con Bodo urgentemente e informarle sobre la situación, también a Jennifer. Quizás la chica era victima, quizás estaba siendo amenazada. Pensando en todas la posibilidades, salió con rumbo al despacho del director.


- Adelante – dijo después de escuchar los suaves golpes en su puerta
- Hola – dijo cabizbaja – Se puede?
- Es por trabajo o vienes a dificultarlo todo otra vez? – no la había dejado entrar todavía
- Es por trabajo… bueno, no… o sea, sí… bueno, más o menos – se estaba comportando como una imbécil pero es que no se había fijado, en el detalle de lo duro que podía ser para ella hacer esto. – sé que te interesara…
Bodo sabía que ese tono sólo lo utilizaba para las cosas importantes, tendrían un precio y claro que lo tendrían, con Jenny las cosas siempre funcionaban de la misma manera. – Pasa y cierra la puerta. – No le despegó el ojo en ningún momento y cuando por fin se sentó cómodamente en un sillón… – Tú dirás…
- La profesora Müller tiene una cuenta repleta de dinero – lo tiró de carretilla e iría al grano – dinero que alguien le deposita mensualmente pero que no se sabe quién es – tomó aliento… esta era la parte más difícil, la humanitaria – Stefan convocará una Junta esta noche para debatir el tema – lo miró a los ojos, hora de la verdad – Utilizará las cantidades exorbitarías de dinero sin emisor fiable a su favor, intentará relacionarlo con alguna actividad ilícita , cómo trafico, y eso para la escuela sería demasiado perjudicial.
Bodo se quedó mirándola sin expresión en su rostro, lo que estaba escuchando era uno de los disparates más grandes que había oído en su vida. Emma relacionada con el contrabando??? Era una locura. – Qué estás diciendo??? Es qué a caso no te bastó la mierda de los otros días y ahora vienes con esto??? – Estaba colerizado – No puedo creer lo hija de…

- Basta!!! – la voz de Emma se hizo notar en la sala. Los dos voltearon a verla, la moderación en sus movimientos le había permitido ingresar sin realizar un solo ruido. Cerró la puerta tras sí y se aproximó hasta donde Jennifer estaba sentada – Nos dejas a solas Bodo
- Qué??? No!!! Yo quiero saber que es lo que pasa. Quiero ayudar, carajo!!! – Intentaba defender a los suyos – Emma!!! – se levantó para encararla – Qué es lo que esta pasando??? ¿De qué dinero esta hablando? – estaba en frente de ella gritando a los cuatro vientos pero Emma parecía ignorarlo completamente – Mírame!!! – y por fin lo miró – Sólo quiero ayudar…
- Lo sé pero esta vez no hay nada que puedas hacer – sus ojos reflejaban la amargura – sólo déjanos a solas – señaló a Jenny con su cabeza – será un momento.

La morena observaba todo desde su privilegiada posición, sintió celos del cariño y la lealtad que irradiaban. Parecían conocerse de sobremanera, unas cuantas oraciones habían hecho que Bodo retrocediera y cediera a la voluntad de su amiga. Ella no tenía mejores amigos ni hermanos, nunca sintió la necesidad de arriesgarlo todo, sin esperar nada a cambio, por el bienestar de otra persona, menos de un amigo.
- Perdona lo de recién – susurró, avergonzada de las palabras de su amigo
- Está bien – no se enteraba de lo que le decía
- Por favor – Las palabras, de nuevo la traían a la realidad, no sabía cuanto tiempo había pasado pero cuando regresó Bodo ya no estaba y Emma estaba en frente de ella apoyada en el escritorio. – Dime lo que sabes – en sus ojos divisó un destello extraño, sintió ganas de levantarse, de quedar a su altura y poder alcanzarla, de tomarla, de provocarle placer. Asociaba el placer como lo opuesto al dolor y estaba segura de que podría hacerla caer rendida entre sus brazos dejando atrás la preocupación y el miedo. Su cabeza estaba peor de lo que creía – Profesora Hartmann?
- Eh… sí… no sé mucho más de lo oíste – desvió la vista, si seguía mirándola muy posiblemente se le tiraría encima. Mente Retorcida!!! Mientras ella piensa en como pasárselo bien, Emma la mira suplicando por ayuda.
- Cualquier cosa que puedas decirme me ayudaría mucho en este momento – Por fin parecía tener el poder y eso le gustaba, por primera vez la omnipotente se mostraba como un niño asustado… Pero la excitación anterior había sido aplacada por un sentimiento de protección y anhelo, quería abrazarla y aspirar ese fantástico aroma que se escondía detrás de su oreja.
- Bodo no va estar presente esta vez… – se agarró con fuerza al sillón queriéndose anclar todo lo más posible, que dios le diera fuerza para no faltarle el respeto a la rubia – no le permitirán la entrada – Debía dejar de pensar idioteces y centrarse – Esto no tiene que ver con tu contrato, es más, tu contrato está aprobado… Este sitio no es más que un gran negocio, en el cual los alumnos y profesores no tienen arte ni parte – volvió a mirarla. No tenía ni idea que era lo que le hacia sentir pero estaba segura de que la quería cerca para poder averiguarlo…

Emma giró un instante su cabeza dejando expuesta la marca de su cuello, una vez más. Verla, a Jenny, le daba una sensación con deje a derrota… 



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1 comentario:

  1. Excelente, de verdad que debería haber escogido un día con más tiempo para leer todo de nuevo de un sólo tirón... ahora me tengo que ir a la universidad T_T

    pd. verano, el tercer movimiento de vivaldi es una de mis piezas favoritas. Nunca lo he escuchado solo con acompañamiento de piano pero me imagino que debe ser igual de espectacular.

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