¡Pum, pum, pum! Tres golpes en seco lo hicieron saltar de su sillón.
- Qué demon…???
¡Pum, Pum, Pum! Más fuerte que la primera vez. Bodo se levantó volando y abrió la puerta
- Qué pasa???
- Qué pasa??? Eso es lo mismo que quiero saber yo – pasó al despacho como un huracán
- Adelante ponte cómoda – Bodo la observaba desde la distancia con algo de desconfianza
- No quiero sentarme ni calmarme… quiero una explicación ¡AHORA! – no pudo reprimir gritar, llevó aguantando todo el camino desde el 3B hasta la dirección.
- Qué es lo que tengo que explicar??? – preguntó calmado mientras se metía las manos en los bolsillos.
- Tienes que explicarme… – se acercó pausadamente y apuntando con el índice – porque Caro, que tiene un contrato con una discográfica, todavía se encuentra en una estúpida clase de canto y no ensayando como corresponde – los ojos le brillaban, las palabras apenas escapan por la poca modulación y la manera irregular de respirar abría exageradamente sus orificios nasales. – Emma – pensó Bodo, que después que escuchar el reclamo de Jenny lo único que hizo fue sentarse a mirar unas planillas de cálculo que tenía sobre el escritorio. – No piensas decir nada – Apuró una vez más.
Bodo levantó la vista, lo que iba a hacer no era para nada propio de él pero lo había prometido, le había prometido a su mejor amiga respaldo. – No hay nada que decir – y bajo nuevamente la cabeza.
- Ahhh!!! – golpeó la parte delantera de sus piernas con las manos abiertas – Esto es el colmo!!! – se apoyó en el escritorio para encarar al director – Primero contratas a tu noviecita sin concursar el puesto y no dices nada …
- No…
- Y ahora permites que haga lo que se plazca… Eres un déspota – sentenció
- Muy elegante el insulto – seguía tranquilo – Pero yo soy el director y ahora nada tengo que ver con la clase de canto de primer año, para eso contraté a la profesora Müller… para que ella coordinara los horarios con sus alumnos – se puso de pie – y si a ti el horario no te queda bien para beber champaña con tus amigos no es mi problema…
Las palabras le habían dolido por eso estaba con la boca abierta como cuando uno recibe una realidad que no acepta, alguna que otra palabra hiriente se le cruzaba por la cabeza pero por su garganta sólo pasaba el aire raspando cada unas de las paredes. ¿Cómo la discusión había girado hasta sus gastos en exceso? No lo entendía, a lo mejor, esto no se trataba de derroches sino de caprichos y de la facilidad de conseguirlos con ayuda de dinero pero… ¿Qué tenía que ver una cosa con la otra?
- Esto no es profesional… tienes algo con ella por eso no entiendes razones – hablaba lento tratando de darse a entender mejor, quizás entrar gritando con una poseída no era la mejor manera para comunicarse.
- Esto es lo más profesional que encuentro – le sonrió un segundo – ¿Qué hubiera pasado si hubiera intervenido para que pudieses retirar a la alumna Eichkamp? ¿Eso es profesional? – el juego de preguntas retóricas debía terminar – Por favor, no hablemos de cosas que tú y yo tampoco conocemos…
- Ella las conoce a la perfección??? – levantó una ceja mostrando advertencia – Pondrías las manos en el fuego por ella?
- Si… – dijo Bodo sin pensar un solo instante y Jenny al escucharlo bajó la cabeza.
- Qué romántico… – y así dio por terminada la conversación.
La clase había llegado a su fin sin pena ni gloria, mejor de esta manera, el numerito que había montado Jennifer en su clase era suficiente para completar el día. Emma caminaba escaleras abajo, con el peso de su cartera y de su maletín en el brazo derecho mientras pensaba una vez más si las palabras dichas fueron las correctas, negarse no había sido muy prudente de su parte quizás le traería problemas, no sólo a ella sino tanbien a Bodo. No! No debía pensar lo peor a cerca de las personas, a lo mejor, Jennifer es lo suficiente adulta como para hablar con ella y llegar a un acuerdo con el horario.
Cruzó la cafetería rápidamente y sin mirar a nadie, lo que menos quería en este momento era meterse en otro lío. Sólo necesitaba aire, oxigenar su cabeza un segundo para después llegar a casa y planear el próximo día. Tener dos trabajos era más cansador de lo que imaginaba pero sabía que esta era la única forma de conseguir el dinero. Se colocó los auriculares de su reproductor y cambió todos los ruidos ambientales por su música preferida.
- Es linda – apoyó su taza en la pequeña mesa.
- Quien???
- La novia de Bodo – señaló con la cabeza hacia la puerta por la cual justo salía Emma. Los dos la miraron largo tiempo hasta que salió de su campo de visión.
- Qué demon…???
¡Pum, Pum, Pum! Más fuerte que la primera vez. Bodo se levantó volando y abrió la puerta
- Qué pasa???
- Qué pasa??? Eso es lo mismo que quiero saber yo – pasó al despacho como un huracán
- Adelante ponte cómoda – Bodo la observaba desde la distancia con algo de desconfianza
- No quiero sentarme ni calmarme… quiero una explicación ¡AHORA! – no pudo reprimir gritar, llevó aguantando todo el camino desde el 3B hasta la dirección.
- Qué es lo que tengo que explicar??? – preguntó calmado mientras se metía las manos en los bolsillos.
- Tienes que explicarme… – se acercó pausadamente y apuntando con el índice – porque Caro, que tiene un contrato con una discográfica, todavía se encuentra en una estúpida clase de canto y no ensayando como corresponde – los ojos le brillaban, las palabras apenas escapan por la poca modulación y la manera irregular de respirar abría exageradamente sus orificios nasales. – Emma – pensó Bodo, que después que escuchar el reclamo de Jenny lo único que hizo fue sentarse a mirar unas planillas de cálculo que tenía sobre el escritorio. – No piensas decir nada – Apuró una vez más.
Bodo levantó la vista, lo que iba a hacer no era para nada propio de él pero lo había prometido, le había prometido a su mejor amiga respaldo. – No hay nada que decir – y bajo nuevamente la cabeza.
- Ahhh!!! – golpeó la parte delantera de sus piernas con las manos abiertas – Esto es el colmo!!! – se apoyó en el escritorio para encarar al director – Primero contratas a tu noviecita sin concursar el puesto y no dices nada …
- No…
- Y ahora permites que haga lo que se plazca… Eres un déspota – sentenció
- Muy elegante el insulto – seguía tranquilo – Pero yo soy el director y ahora nada tengo que ver con la clase de canto de primer año, para eso contraté a la profesora Müller… para que ella coordinara los horarios con sus alumnos – se puso de pie – y si a ti el horario no te queda bien para beber champaña con tus amigos no es mi problema…
Las palabras le habían dolido por eso estaba con la boca abierta como cuando uno recibe una realidad que no acepta, alguna que otra palabra hiriente se le cruzaba por la cabeza pero por su garganta sólo pasaba el aire raspando cada unas de las paredes. ¿Cómo la discusión había girado hasta sus gastos en exceso? No lo entendía, a lo mejor, esto no se trataba de derroches sino de caprichos y de la facilidad de conseguirlos con ayuda de dinero pero… ¿Qué tenía que ver una cosa con la otra?
- Esto no es profesional… tienes algo con ella por eso no entiendes razones – hablaba lento tratando de darse a entender mejor, quizás entrar gritando con una poseída no era la mejor manera para comunicarse.
- Esto es lo más profesional que encuentro – le sonrió un segundo – ¿Qué hubiera pasado si hubiera intervenido para que pudieses retirar a la alumna Eichkamp? ¿Eso es profesional? – el juego de preguntas retóricas debía terminar – Por favor, no hablemos de cosas que tú y yo tampoco conocemos…
- Ella las conoce a la perfección??? – levantó una ceja mostrando advertencia – Pondrías las manos en el fuego por ella?
- Si… – dijo Bodo sin pensar un solo instante y Jenny al escucharlo bajó la cabeza.
- Qué romántico… – y así dio por terminada la conversación.
La clase había llegado a su fin sin pena ni gloria, mejor de esta manera, el numerito que había montado Jennifer en su clase era suficiente para completar el día. Emma caminaba escaleras abajo, con el peso de su cartera y de su maletín en el brazo derecho mientras pensaba una vez más si las palabras dichas fueron las correctas, negarse no había sido muy prudente de su parte quizás le traería problemas, no sólo a ella sino tanbien a Bodo. No! No debía pensar lo peor a cerca de las personas, a lo mejor, Jennifer es lo suficiente adulta como para hablar con ella y llegar a un acuerdo con el horario.
Cruzó la cafetería rápidamente y sin mirar a nadie, lo que menos quería en este momento era meterse en otro lío. Sólo necesitaba aire, oxigenar su cabeza un segundo para después llegar a casa y planear el próximo día. Tener dos trabajos era más cansador de lo que imaginaba pero sabía que esta era la única forma de conseguir el dinero. Se colocó los auriculares de su reproductor y cambió todos los ruidos ambientales por su música preferida.
- Es linda – apoyó su taza en la pequeña mesa.
- Quien???
- La novia de Bodo – señaló con la cabeza hacia la puerta por la cual justo salía Emma. Los dos la miraron largo tiempo hasta que salió de su campo de visión.
El martes por la tarde y se encontraba en la cafetería de la academia junto a Bodo haciendo un almuerzo algo tardío. Quedaban algunas cuestiones por ajustar sobre su ingreso como profesora, Bodo le había comentado por teléfono, a la mañana, algo sobre una ficha personal y suplencias. No estaba acostumbrada a realizar tramites en el último momento pero por como las cosas se habían dado, aquí estaba ella rellenando su ficha personal.
- Debes hacerte los estudios médicos mañana – Le recordó a Emma
- Mañana??? Por la mañana??? – lo miró suplicando porque ese no fuera el horario.
- No… – Dijo con una sonrisa – Es por la noche…
- Por la noche??? ¿Qué médico querría realizarme un chequeo por la noche? - Preguntó entre incrédula y sorprendida
- ¿Lo prefieres por la mañana? Yo lo pedí por la noche para que no pierdas tiempo pero si lo quieres por la mañana ahora mismo lo cambio – agarró su teléfono móvil
- No!!! – levantó sus brazos indicando a Bodo que se detuviera – Por la noche esta bien… – Cada uno siguió a suyo y no pasó un minuto hasta que Emma volvió a hablar – No has respondido mi pregunta…
- ¿Cuál? – Estaba totalmente desorientado
- El médico…
- Ah… es el médico de aquí. Le pedí el favor y me dijo que si. Te espera en su consultorio mañana por la noche – Emma lo miraba con cierta desconfianza – Es una persona agradable…
- Ok – pasaba las hojas de la interminable ficha – Creo que ya está completa – se la entregó
- Parece… que sí… No, has olvidado colocar que suplencias estas dispuesta a hacer – le devolvió el papel
- Y que suplencias se supone que debo hacer???
- No sé, las que más te gusten y que puedas hacer
- Entonces – agarró el bolígrafo y tildó – violín y viola… listo – devolvió otra vez el papel.
- Violín y Viola??? – Hizo gesto de sorpresa – Como se nota que estas influenciada por tu nuevo ambiente…
- Qué te hace pensar eso??? – preguntó riéndose
- Violín y Viola son instrumentos fundamentales en piezas clásicas… sólo me pregunté a que grupos sociales les gusta la música clásica???
- Lo que dices no tiene fundamento – negó mientras se reía
- Oooh… – Se hizo el emocionado colocándose una mano en el pecho – Es entrañable ver como te debates entre el cielo y el infierno.
- Y en este caso cuál sería el cielo según tú???
- Para mí es muy claro… La música y… para ti??? – apoyó sus codos sobre la mesa y se estiró hasta quedar lo más cerca posible a la espera de la respuesta. Emma tardaba en responder, no era muy común en ella, la pregunta tenía un trasfondo más profundo de lo que nadie podía imaginar. Bodo lo notaba, porque Emma lo demostraba: Agachar la cabeza y mirarse las manos sólo revelaba la pelea interna que padecía al pensar sobre el tema. Su amigo había preguntado algo que ni ella misma se atrevía a preguntarse, algo para lo cual no tenía respuesta. Emma sintió como una mano fuerte y cálida cubría las suyas, lo miró a los ojos y fue sincera.
- No lo sé… – era un susurro apagado que no decía nada nuevo.
- Disculpa… no debí meterme en donde no me llaman – sonrió afable tratando de transmitir tranquilidad
- Perdón por la interrupción pero necesito que firmes estos papeles – los dos escucharon de pronto
- Jenny… Eh… – soltó de a poco la mano de Emma y rápido buscó, en el bolsillo de su saco, un bolígrafo – Qué es???
- Ni idea… Estaba ocupado y me pidió el favor – sus ojos estaban totalmente puestos en Bodo, no es que la presencia de Emma hubiera pasado desapercibida pero no podía mirarla… se sentía rara en frente de ella, inmadura. El desinterés que había prometido tener, como por arte de magia, se esfumó. Todavía estaba enojada y con hambre de venganza por lo que Emma había hecho y aún más la molestaba el no saber por que una discusión de poca transcendencia causaba esos efectos en ella.
- Esto esta como la mierda!!! – El grito la hizo abandonar su pensamiento y a Emma apartar los ojos de ese libro que tenía en frente. Las dos lo miraron – Perdón por la palabra pero es que ya no sé como decirle a Ben que deje de pedir estos equipos!!! ¡Que son una mierda! – Tiró el presupuesto sobre la mesa con rabia y se apretó la parte alta de la nariz mientras cerraba los ojos.
- Tranquilo seguro tiene solución – Alentó y miró a Jenny en busca de apoyo.
- Seguro que ha sido un error – y en vez de mirar a Bodo miraba a Emma como preguntando si sus palabras eran acertadas – Es posible que lo haya confundido con el del mes pasa… – y no termino la frase que Bodo ya estaba alejándose de ellas.
- Voy a hablar con él. Espérame – y allí las dejó a las dos.
- Debes hacerte los estudios médicos mañana – Le recordó a Emma
- Mañana??? Por la mañana??? – lo miró suplicando porque ese no fuera el horario.
- No… – Dijo con una sonrisa – Es por la noche…
- Por la noche??? ¿Qué médico querría realizarme un chequeo por la noche? - Preguntó entre incrédula y sorprendida
- ¿Lo prefieres por la mañana? Yo lo pedí por la noche para que no pierdas tiempo pero si lo quieres por la mañana ahora mismo lo cambio – agarró su teléfono móvil
- No!!! – levantó sus brazos indicando a Bodo que se detuviera – Por la noche esta bien… – Cada uno siguió a suyo y no pasó un minuto hasta que Emma volvió a hablar – No has respondido mi pregunta…
- ¿Cuál? – Estaba totalmente desorientado
- El médico…
- Ah… es el médico de aquí. Le pedí el favor y me dijo que si. Te espera en su consultorio mañana por la noche – Emma lo miraba con cierta desconfianza – Es una persona agradable…
- Ok – pasaba las hojas de la interminable ficha – Creo que ya está completa – se la entregó
- Parece… que sí… No, has olvidado colocar que suplencias estas dispuesta a hacer – le devolvió el papel
- Y que suplencias se supone que debo hacer???
- No sé, las que más te gusten y que puedas hacer
- Entonces – agarró el bolígrafo y tildó – violín y viola… listo – devolvió otra vez el papel.
- Violín y Viola??? – Hizo gesto de sorpresa – Como se nota que estas influenciada por tu nuevo ambiente…
- Qué te hace pensar eso??? – preguntó riéndose
- Violín y Viola son instrumentos fundamentales en piezas clásicas… sólo me pregunté a que grupos sociales les gusta la música clásica???
- Lo que dices no tiene fundamento – negó mientras se reía
- Oooh… – Se hizo el emocionado colocándose una mano en el pecho – Es entrañable ver como te debates entre el cielo y el infierno.
- Y en este caso cuál sería el cielo según tú???
- Para mí es muy claro… La música y… para ti??? – apoyó sus codos sobre la mesa y se estiró hasta quedar lo más cerca posible a la espera de la respuesta. Emma tardaba en responder, no era muy común en ella, la pregunta tenía un trasfondo más profundo de lo que nadie podía imaginar. Bodo lo notaba, porque Emma lo demostraba: Agachar la cabeza y mirarse las manos sólo revelaba la pelea interna que padecía al pensar sobre el tema. Su amigo había preguntado algo que ni ella misma se atrevía a preguntarse, algo para lo cual no tenía respuesta. Emma sintió como una mano fuerte y cálida cubría las suyas, lo miró a los ojos y fue sincera.
- No lo sé… – era un susurro apagado que no decía nada nuevo.
- Disculpa… no debí meterme en donde no me llaman – sonrió afable tratando de transmitir tranquilidad
- Perdón por la interrupción pero necesito que firmes estos papeles – los dos escucharon de pronto
- Jenny… Eh… – soltó de a poco la mano de Emma y rápido buscó, en el bolsillo de su saco, un bolígrafo – Qué es???
- Ni idea… Estaba ocupado y me pidió el favor – sus ojos estaban totalmente puestos en Bodo, no es que la presencia de Emma hubiera pasado desapercibida pero no podía mirarla… se sentía rara en frente de ella, inmadura. El desinterés que había prometido tener, como por arte de magia, se esfumó. Todavía estaba enojada y con hambre de venganza por lo que Emma había hecho y aún más la molestaba el no saber por que una discusión de poca transcendencia causaba esos efectos en ella.
- Esto esta como la mierda!!! – El grito la hizo abandonar su pensamiento y a Emma apartar los ojos de ese libro que tenía en frente. Las dos lo miraron – Perdón por la palabra pero es que ya no sé como decirle a Ben que deje de pedir estos equipos!!! ¡Que son una mierda! – Tiró el presupuesto sobre la mesa con rabia y se apretó la parte alta de la nariz mientras cerraba los ojos.
- Tranquilo seguro tiene solución – Alentó y miró a Jenny en busca de apoyo.
- Seguro que ha sido un error – y en vez de mirar a Bodo miraba a Emma como preguntando si sus palabras eran acertadas – Es posible que lo haya confundido con el del mes pasa… – y no termino la frase que Bodo ya estaba alejándose de ellas.
- Voy a hablar con él. Espérame – y allí las dejó a las dos.
La situación, de pronto, era incómoda. Jenny estaba parada al lado de la mesa debatiéndose entre sentarse o irse. Ese “espérame” no tenía nombre; quizás se lo decía a la novia, quizás a ella sólo Bodo podía contestar pero la había dejado en vilo por correr como un desaforado en busca de Ben.
- Puedes tomar asiento si lo prefieres – y ahí estaba otra vez, la rubia hablando tan educadamente que le resultaba irreal lo que escuchaba.
- Gracias pero… – No quería estar sentada allí, lo había determinado en el último segundo. Pensó la frase y la miró… y otra vez: esa mirada pura, sin maldad y rebosante en ingenuidad. Sirvió para acrecentar toda su curiosidad, a lo mejor una pequeña charla pseudo-amistosa la dejaría conocer el rival – Es una buena táctica, pensó. – Está bien. – tomó asiento y apoyó los codos sobre la mesa mientras entrelazaba sus manos.
Emma la miraba con media sonrisa y a la espera. Ella no era muy eficaz comenzando conversaciones pero los años de instrucción la habían dotado para poder hablar de casi cualquier cosa… pocas cosas eran las cuales desconocía completamente pero no pensaba que Jennifer hiciera un comentario sobre metafísica, gastronomía molecular o cuidado de la plantas… Es más, por su aspecto físico aventuraba que los temas de importancia podían ser las actividades físicas, moda y piedras preciosas, no estaba nada mal el colgante de zafiro que llevaba en el cuello.
El tiempo pasaba y ninguna de los dos hablaba, estaban a punto de alcanzar la máxima estupidez…
- Crees que todavía haya alemanes nazis??? – preguntó de lo más seria
- Qué??? – a Emma se cayó el libro de la mano, estaba totalmente sorprendida – Eh… Eh…
- Jajaja… Perdona, sólo pregunté para distendernos… Toma – se había agachado a buscar el libro de Emma.
- Así se distienden en Inglaterra??? Incomodando a las personas??? – Reprochó la actitud mientras quitaba de las manos de Jenny su libro…
- Tampoco es para tanto… es que me causa gracia la cara que ponen al escuchar la pregunta – Se encogió de hombro
- Entiendo – asintió con la cabeza – Entonces, no te molesta que pregunte si tú crees realmente que las islas Malvinas son inglesas??? – la sonrisa de Jenny se apagó. Nadie desde que había llegado a Alemania había superado o igualado a su pregunta difícil.
- Mmm… – Jenny levantó su ceja derecha y la inspeccionó detenidamente – Creo que es un empate – le sonrió. – Eres la primera…
- La primera??? – no entendía a que se refería
- Si, la primera – La primera en cerrarme la boca, pensó. Esta vez no le molestó perder, saltaba a la vista que la profesora Müller era rápida, ágil e inteligente una conjugación por demás peligrosa. Por primera vez la observó objetivamente y no encontró nada fuera de lo común pero sus palabras, unas veces, eran caricias y, otras, dardos venenosos. No se propasaba con sus comentarios sino que siempre jugaba en el límite que uno trazaba – De donde conoces Bodo??? – preguntar por la persona en común fue lo primero que se le vino a la cabeza para salir del terreno pantanoso…
- Estudiamos música desde pequeños, juntos – no era demasiado explicita – nos separamos como a los 20 años y ahora nos encontramos nuevamente – dijo sonriendo.
- Que bueno!!! Es una bella historia – creía que el comentario hacía alusión a su relación amorosa con él.
- A mi me parece de lo más normal – Emma la miró extrañada
- Ya… pero no por eso es menos romántico, no crees? - con complicidad le guiñó un ojo
- Creo que no entiendo bien lo que dices – Jenny se preguntó si algo andaba mal con su receptora o todo le daba igual o no quería responder o simplemente era tonta. – Podrías explicarte mejor??? – ese había sido un dardo bañado en inocencia…
- Déjalo – le resto importancia con un movimiento de mano. Emma notó lo expresiva que Jennifer era, ademanes y gesticulaciones la habían acompañado en las 10 frases que habían cruzado.
- Eres profesora de baile… – a la morena no le sonó como pregunta sino como una afirmación, lo más posible es que Bodo la haya puesto al corriente.
- Si…
- Se nota – Eso que significaba??? Se preguntó Jenny a ella misma
- Por qué??? – preguntó mientras se sonreía – No es que lo lleve escrito en la frente “soy bailarina”.
- No sé… Sólo adiviné – evadió la pregunta pues exponer sus razones le daba algo de vergüenza y un carmesí pálido arribaba en sus mejillas.
- Vamos, dímelo… hay algo en mi que te lo hace notar… estaría bien si me lo dices – era conciente de que estaba avergonzando a Emma. Poco quedaba de la persona fuerte, ahora estaba retraída y casi sin poder para levantar la mirada. La dualidad y el paso tan repentino de un estado a otro eran un gran acertijo para Jenny.
- Tu anatomía… – se acercó y lo susurró como si fuera un secreto. Jenny al escuchar abrió la boca por la sorpresa para terminar en una sonrisa brillante – y tus pies están en “sur le pointes” – señaló a través de la mesa de vidrio para Jenny lo viera con sus propios ojos.
- OH… – cayó en la cuenta – Es cierto – sonrió nerviosamente. Su cabeza se había quedado pensando sobre las posibilidades que tenía el comentario de la anatomía. Bajó sus pies al instante – Es la costumbre
- Está bien… Eres bailarina – no entendía muy bien por que se disculpaba. La vio pasarse el pelo detrás de la oreja y rápidamente agarrar el platillo de la taza de café que estaba en frente de ella. Tac, tac, tac, la inestabilidad en la mano de Jenny provocaba un repiqueteo molesto entre la taza y la cucharilla.
Los ojos azules se clavaron en su mano dejando a medio camino la taza. ¿Qué es lo que me pasa?, se preguntó mientras miraba más fijamente la inestabilidad de su miembro superior.
- Tu codo – señaló Emma al instante. – Está mal posicionado - Jenny levantó su codo y todo volvió a la normalidad. ¿Quién es esta mujer? ¿Cómo sabía lo de su codo? Ni siquiera ella lo había notado todavía…
- ¿Cómo lo has…
- Chicas – Bodo entró otra vez en escena y apoyó su mano en el hombro de Emma, tal cual macho alfa orina sobre su hembra – todo solucionado.
- Me alegro mucho!!! – similar a la mujer desvalida de los 60´ que vive de los logros del marido en vez de los propios. La estampa a Jenny le daba nauseas. ¿Cómo era que todavía hubiera parejas así? Tan retrogradas y posesivas…
- Me voy – dijo rápido. – tengo cosas para hacer… nos vemos
- Adiós – contestaron los dos al mismo tiempo.
- Te ha mordido??? – preguntó mientras se sentaba
- Nop… Sólo charlamos un poco – abrió el libro que había dejado abandonado
- De qué??? Si se puede saber…
- Cosas de chicas – comenzó a leer
- Cosas de chicas??? – insistió
- Si – cerró el libro – Ya sabes, el cabello, las uñas y hombres – fue tajante
- No te creo…
- Qué es lo que quieres preguntar??? – fue el grano, este interrogatorio no tenía demasiado fundamento para ella.
- Quiero saber si se ha ofendido… – levantó la voz – Jenny puede ser difícil de manejar, nada más – después de la discusión en su despacho y el enojo que ella había mostrado se esperaba lo peor.
- No me ha ofendido – habló pausado – ha sido inofensiva la mayoría del tiempo… pero tendré en cuenta tu comentario
- No te enojes… sabes porque lo hago…
- Lo sé pero deberías darme algo de crédito – vio sus ojos llenos de preocupación – no soy tan estúpida como parezco
- Yo no creo eso – se defendió – es sólo, es sólo…
- Lo sé… pero deberías tener en cuenta que el tiempo también ha pasado para mí
- Tienes razón – agarró sus manos – me estas diciendo que no te proteja y si así lo quieres así lo haré…
- Gracias… Voy a dar mi clase.
- Puedes tomar asiento si lo prefieres – y ahí estaba otra vez, la rubia hablando tan educadamente que le resultaba irreal lo que escuchaba.
- Gracias pero… – No quería estar sentada allí, lo había determinado en el último segundo. Pensó la frase y la miró… y otra vez: esa mirada pura, sin maldad y rebosante en ingenuidad. Sirvió para acrecentar toda su curiosidad, a lo mejor una pequeña charla pseudo-amistosa la dejaría conocer el rival – Es una buena táctica, pensó. – Está bien. – tomó asiento y apoyó los codos sobre la mesa mientras entrelazaba sus manos.
Emma la miraba con media sonrisa y a la espera. Ella no era muy eficaz comenzando conversaciones pero los años de instrucción la habían dotado para poder hablar de casi cualquier cosa… pocas cosas eran las cuales desconocía completamente pero no pensaba que Jennifer hiciera un comentario sobre metafísica, gastronomía molecular o cuidado de la plantas… Es más, por su aspecto físico aventuraba que los temas de importancia podían ser las actividades físicas, moda y piedras preciosas, no estaba nada mal el colgante de zafiro que llevaba en el cuello.
El tiempo pasaba y ninguna de los dos hablaba, estaban a punto de alcanzar la máxima estupidez…
- Crees que todavía haya alemanes nazis??? – preguntó de lo más seria
- Qué??? – a Emma se cayó el libro de la mano, estaba totalmente sorprendida – Eh… Eh…
- Jajaja… Perdona, sólo pregunté para distendernos… Toma – se había agachado a buscar el libro de Emma.
- Así se distienden en Inglaterra??? Incomodando a las personas??? – Reprochó la actitud mientras quitaba de las manos de Jenny su libro…
- Tampoco es para tanto… es que me causa gracia la cara que ponen al escuchar la pregunta – Se encogió de hombro
- Entiendo – asintió con la cabeza – Entonces, no te molesta que pregunte si tú crees realmente que las islas Malvinas son inglesas??? – la sonrisa de Jenny se apagó. Nadie desde que había llegado a Alemania había superado o igualado a su pregunta difícil.
- Mmm… – Jenny levantó su ceja derecha y la inspeccionó detenidamente – Creo que es un empate – le sonrió. – Eres la primera…
- La primera??? – no entendía a que se refería
- Si, la primera – La primera en cerrarme la boca, pensó. Esta vez no le molestó perder, saltaba a la vista que la profesora Müller era rápida, ágil e inteligente una conjugación por demás peligrosa. Por primera vez la observó objetivamente y no encontró nada fuera de lo común pero sus palabras, unas veces, eran caricias y, otras, dardos venenosos. No se propasaba con sus comentarios sino que siempre jugaba en el límite que uno trazaba – De donde conoces Bodo??? – preguntar por la persona en común fue lo primero que se le vino a la cabeza para salir del terreno pantanoso…
- Estudiamos música desde pequeños, juntos – no era demasiado explicita – nos separamos como a los 20 años y ahora nos encontramos nuevamente – dijo sonriendo.
- Que bueno!!! Es una bella historia – creía que el comentario hacía alusión a su relación amorosa con él.
- A mi me parece de lo más normal – Emma la miró extrañada
- Ya… pero no por eso es menos romántico, no crees? - con complicidad le guiñó un ojo
- Creo que no entiendo bien lo que dices – Jenny se preguntó si algo andaba mal con su receptora o todo le daba igual o no quería responder o simplemente era tonta. – Podrías explicarte mejor??? – ese había sido un dardo bañado en inocencia…
- Déjalo – le resto importancia con un movimiento de mano. Emma notó lo expresiva que Jennifer era, ademanes y gesticulaciones la habían acompañado en las 10 frases que habían cruzado.
- Eres profesora de baile… – a la morena no le sonó como pregunta sino como una afirmación, lo más posible es que Bodo la haya puesto al corriente.
- Si…
- Se nota – Eso que significaba??? Se preguntó Jenny a ella misma
- Por qué??? – preguntó mientras se sonreía – No es que lo lleve escrito en la frente “soy bailarina”.
- No sé… Sólo adiviné – evadió la pregunta pues exponer sus razones le daba algo de vergüenza y un carmesí pálido arribaba en sus mejillas.
- Vamos, dímelo… hay algo en mi que te lo hace notar… estaría bien si me lo dices – era conciente de que estaba avergonzando a Emma. Poco quedaba de la persona fuerte, ahora estaba retraída y casi sin poder para levantar la mirada. La dualidad y el paso tan repentino de un estado a otro eran un gran acertijo para Jenny.
- Tu anatomía… – se acercó y lo susurró como si fuera un secreto. Jenny al escuchar abrió la boca por la sorpresa para terminar en una sonrisa brillante – y tus pies están en “sur le pointes” – señaló a través de la mesa de vidrio para Jenny lo viera con sus propios ojos.
- OH… – cayó en la cuenta – Es cierto – sonrió nerviosamente. Su cabeza se había quedado pensando sobre las posibilidades que tenía el comentario de la anatomía. Bajó sus pies al instante – Es la costumbre
- Está bien… Eres bailarina – no entendía muy bien por que se disculpaba. La vio pasarse el pelo detrás de la oreja y rápidamente agarrar el platillo de la taza de café que estaba en frente de ella. Tac, tac, tac, la inestabilidad en la mano de Jenny provocaba un repiqueteo molesto entre la taza y la cucharilla.
Los ojos azules se clavaron en su mano dejando a medio camino la taza. ¿Qué es lo que me pasa?, se preguntó mientras miraba más fijamente la inestabilidad de su miembro superior.
- Tu codo – señaló Emma al instante. – Está mal posicionado - Jenny levantó su codo y todo volvió a la normalidad. ¿Quién es esta mujer? ¿Cómo sabía lo de su codo? Ni siquiera ella lo había notado todavía…
- ¿Cómo lo has…
- Chicas – Bodo entró otra vez en escena y apoyó su mano en el hombro de Emma, tal cual macho alfa orina sobre su hembra – todo solucionado.
- Me alegro mucho!!! – similar a la mujer desvalida de los 60´ que vive de los logros del marido en vez de los propios. La estampa a Jenny le daba nauseas. ¿Cómo era que todavía hubiera parejas así? Tan retrogradas y posesivas…
- Me voy – dijo rápido. – tengo cosas para hacer… nos vemos
- Adiós – contestaron los dos al mismo tiempo.
- Te ha mordido??? – preguntó mientras se sentaba
- Nop… Sólo charlamos un poco – abrió el libro que había dejado abandonado
- De qué??? Si se puede saber…
- Cosas de chicas – comenzó a leer
- Cosas de chicas??? – insistió
- Si – cerró el libro – Ya sabes, el cabello, las uñas y hombres – fue tajante
- No te creo…
- Qué es lo que quieres preguntar??? – fue el grano, este interrogatorio no tenía demasiado fundamento para ella.
- Quiero saber si se ha ofendido… – levantó la voz – Jenny puede ser difícil de manejar, nada más – después de la discusión en su despacho y el enojo que ella había mostrado se esperaba lo peor.
- No me ha ofendido – habló pausado – ha sido inofensiva la mayoría del tiempo… pero tendré en cuenta tu comentario
- No te enojes… sabes porque lo hago…
- Lo sé pero deberías darme algo de crédito – vio sus ojos llenos de preocupación – no soy tan estúpida como parezco
- Yo no creo eso – se defendió – es sólo, es sólo…
- Lo sé… pero deberías tener en cuenta que el tiempo también ha pasado para mí
- Tienes razón – agarró sus manos – me estas diciendo que no te proteja y si así lo quieres así lo haré…
- Gracias… Voy a dar mi clase.
Una vez en el 3B todo era distinto los supuestos hijos del demonio lograban abstraerla de la realidad… hablar de música y sus derivados se le daba bastante bien, sus alumnos funcionaban como incentivador.
- Ustedes piensan que la globalización influencia a la música??? – dejó caer la pregunta y miró a sus alumnos.
- Puede ser – dijo algo dubitativo Timo
- Puede ser o es ??? Sr. Özgül
- Pues… uno puede asociar a los artistas norteamericanos como el producto del consumismo y como los demás países absorbemos a estos cantantes
- Y qué significa eso??? – presionó buscando el pensamiento crítico.
- Que si, que la globalización afecta a la música – finalizó
- Cómo a todo lo demás, y no es por defender ninguna postura política y/o ideología, pero lo más importante es que la globalización influencia, sobretodo, nuestros gustos propios rompiendo las concepciones antiguas y generando nuevas. – acotó – Podríamos pensar también en la modernización como una pérdida paulatina de identidad en vez de verla como un movimiento de la masa en busca de algo mejor que se ajuste a sus necesidades actuales – los alumnos miraban algo perdidos.
- No entiendo bien – Dijo Caro
- Por ejemplo, si tómanos como referencia a la belleza. – La puerta se abrió dando pasó a Jenny. Emma la miró y estaba a punto de interrumpir su clase…
- Continúa, puedo esperar – se quedó apoyada en la pared al lado de la puerta.
- Todos, aquí, tienen una idea de lo que es la belleza – continuó la profesora. Vio como algunos se sonrojaban y Jenny no fue la excepción, una leve sonrisa pasó por sus labios. - ¿Qué creen que nos hace ser bellos? – Como siempre este tipo de pregunta dejaba sin habla a más de uno – Cómo sería para usted Srta. Eichkamp una persona bonita??? – se paró a su lado
- Ehh…!!! Yo que sé… una persona común… – Emma se sonrío –… Alguien normal
- ¿Y qué sería ser común o normal?
- Y no sé… – Algunos de los alumnos se rieron
- Entonces Ud. cuando le gusta alguien no sabe por qué… – más risas por parte de los alumnos – Silencio por favor
- No!!! Si sé por que me gusta!!! – dijo furiosa
- ¿Por qué?
- Pues… como a todo el mundo por que me gusta su cuerpo, su rostro, los ojos… Yo que sé – hablar del tema la ponía ridículo en frente de todos sus compañeros, que continuaban haciéndole caras de burlas a pesar de la advertencia de Emma
- Entonces Ud. asocia a la belleza con el aspecto físico – Jenny se sonrío pues el comentario de Emma le había parecido una verdad irrefutable
- Me esta diciendo que soy superficial??? – estaba más enojada que antes
- No – levantó el índice a modo de advertencia – sólo estoy decodificando lo que Ud. ha dicho… Es totalmente válido que la apariencia física sea muy importante, como también es válido que para otras personas no tenga ninguna importancia. Lo que quiero decir es que la concepción de la belleza esta afectada por la política, economía, geografía de una sociedad así como por la edad, género y sexo en las personas. La profesora Hartmann – la señaló – por el simple echo de tener una edad más avanzada seguramente tiene otra percepción de lo que es la belleza, no es así? – toda la clase estaba a la espera.
- Si, claro. El aspecto físico es importante pero no es lo fundamental – Mentirosa!!! Desde cuando no te importa el aspecto físico, le grito su conciencia. Sonrió con falsedad
- Gracias. Eso nos lleva a deducir que hay distintos tipos de bellezas. Y que podemos ver a la belleza coma la suma de los distintos tipos de la misma en combinación armónica. Nos tiene que gustar tanto el físico como lo intelectual, el estilo de moda como la personalidad, y otros aspectos más, para que una persona nos parezca bella…
- Si – respondió su clase
- Con la música pasa lo mismo. Si la definimos como el arte de combinar sonidos… una banda o artista tendrá mayor aceptación sólo si logra balance perfecto de lo que su público demanda y una constante renovación para no quedar atrás en el avance social. Para los que algunos es vocación para otros es un mero negocio con millones de euros como ganancia y para la sociedad es de 3 a 5 minutos de una perfecta combinación entre melodía, armonía y ritmo.
Todos se quedaron callados pensando en lo dicho. Cada uno de ellos aspira a ser músicos, no era la intención de Emma romper sus ilusiones pero el éxito no los acompañaría siempre.
- Quiero que mañana hablemos sobre el estilo de música que más les gusta y la razón por la cual es su preferida… piensen un poco esta noche así mañana lo debatimos. Hasta mañana – dio por terminada la clase.
Jenny le sonreía a cada unos de los alumnos que pasaba en frente de ella o le regalaba algunos guiños de ojos. El salón estaba casi vacío a excepción de Luzi que hablaba con Emma y de Caro la cual todavía seguía sentada en su butaca. Se acercó sigilosamente y se colocó al lado de Luzi esperando su turno para hablar.
- La clase ha estado fantástica – dijo saltando de la emoción
- Gracias Srta. Beschenko – respondió mientras metía su carpeta de apuntes en su portafolios – si quiere puedo prestarle un libro para que se interiorice más con el tema – Emma la miró – Si está interesada y tiene tiempo…
- Claro eso estaría estupendo – Jenny rodó los ojos no había cosa que odiara más que los lamebotas
- Mañana lo traeré
- Gracias y hasta mañana
- Hasta mañana – ahora sólo estaban las tres. – Profesora Hartmann… En que puedo ayudarla? – Jenny se había quedado pensando en Luzi
- Yo venía a… – apoyó un papel sobre el escritorio de Emma para que lo leyera – sería bueno llegar a un acuerdo – a la rubia no le pasó desapercibida la presencia de Caro en el aula y antes de leer buscó la privacidad.
- Ustedes piensan que la globalización influencia a la música??? – dejó caer la pregunta y miró a sus alumnos.
- Puede ser – dijo algo dubitativo Timo
- Puede ser o es ??? Sr. Özgül
- Pues… uno puede asociar a los artistas norteamericanos como el producto del consumismo y como los demás países absorbemos a estos cantantes
- Y qué significa eso??? – presionó buscando el pensamiento crítico.
- Que si, que la globalización afecta a la música – finalizó
- Cómo a todo lo demás, y no es por defender ninguna postura política y/o ideología, pero lo más importante es que la globalización influencia, sobretodo, nuestros gustos propios rompiendo las concepciones antiguas y generando nuevas. – acotó – Podríamos pensar también en la modernización como una pérdida paulatina de identidad en vez de verla como un movimiento de la masa en busca de algo mejor que se ajuste a sus necesidades actuales – los alumnos miraban algo perdidos.
- No entiendo bien – Dijo Caro
- Por ejemplo, si tómanos como referencia a la belleza. – La puerta se abrió dando pasó a Jenny. Emma la miró y estaba a punto de interrumpir su clase…
- Continúa, puedo esperar – se quedó apoyada en la pared al lado de la puerta.
- Todos, aquí, tienen una idea de lo que es la belleza – continuó la profesora. Vio como algunos se sonrojaban y Jenny no fue la excepción, una leve sonrisa pasó por sus labios. - ¿Qué creen que nos hace ser bellos? – Como siempre este tipo de pregunta dejaba sin habla a más de uno – Cómo sería para usted Srta. Eichkamp una persona bonita??? – se paró a su lado
- Ehh…!!! Yo que sé… una persona común… – Emma se sonrío –… Alguien normal
- ¿Y qué sería ser común o normal?
- Y no sé… – Algunos de los alumnos se rieron
- Entonces Ud. cuando le gusta alguien no sabe por qué… – más risas por parte de los alumnos – Silencio por favor
- No!!! Si sé por que me gusta!!! – dijo furiosa
- ¿Por qué?
- Pues… como a todo el mundo por que me gusta su cuerpo, su rostro, los ojos… Yo que sé – hablar del tema la ponía ridículo en frente de todos sus compañeros, que continuaban haciéndole caras de burlas a pesar de la advertencia de Emma
- Entonces Ud. asocia a la belleza con el aspecto físico – Jenny se sonrío pues el comentario de Emma le había parecido una verdad irrefutable
- Me esta diciendo que soy superficial??? – estaba más enojada que antes
- No – levantó el índice a modo de advertencia – sólo estoy decodificando lo que Ud. ha dicho… Es totalmente válido que la apariencia física sea muy importante, como también es válido que para otras personas no tenga ninguna importancia. Lo que quiero decir es que la concepción de la belleza esta afectada por la política, economía, geografía de una sociedad así como por la edad, género y sexo en las personas. La profesora Hartmann – la señaló – por el simple echo de tener una edad más avanzada seguramente tiene otra percepción de lo que es la belleza, no es así? – toda la clase estaba a la espera.
- Si, claro. El aspecto físico es importante pero no es lo fundamental – Mentirosa!!! Desde cuando no te importa el aspecto físico, le grito su conciencia. Sonrió con falsedad
- Gracias. Eso nos lleva a deducir que hay distintos tipos de bellezas. Y que podemos ver a la belleza coma la suma de los distintos tipos de la misma en combinación armónica. Nos tiene que gustar tanto el físico como lo intelectual, el estilo de moda como la personalidad, y otros aspectos más, para que una persona nos parezca bella…
- Si – respondió su clase
- Con la música pasa lo mismo. Si la definimos como el arte de combinar sonidos… una banda o artista tendrá mayor aceptación sólo si logra balance perfecto de lo que su público demanda y una constante renovación para no quedar atrás en el avance social. Para los que algunos es vocación para otros es un mero negocio con millones de euros como ganancia y para la sociedad es de 3 a 5 minutos de una perfecta combinación entre melodía, armonía y ritmo.
Todos se quedaron callados pensando en lo dicho. Cada uno de ellos aspira a ser músicos, no era la intención de Emma romper sus ilusiones pero el éxito no los acompañaría siempre.
- Quiero que mañana hablemos sobre el estilo de música que más les gusta y la razón por la cual es su preferida… piensen un poco esta noche así mañana lo debatimos. Hasta mañana – dio por terminada la clase.
Jenny le sonreía a cada unos de los alumnos que pasaba en frente de ella o le regalaba algunos guiños de ojos. El salón estaba casi vacío a excepción de Luzi que hablaba con Emma y de Caro la cual todavía seguía sentada en su butaca. Se acercó sigilosamente y se colocó al lado de Luzi esperando su turno para hablar.
- La clase ha estado fantástica – dijo saltando de la emoción
- Gracias Srta. Beschenko – respondió mientras metía su carpeta de apuntes en su portafolios – si quiere puedo prestarle un libro para que se interiorice más con el tema – Emma la miró – Si está interesada y tiene tiempo…
- Claro eso estaría estupendo – Jenny rodó los ojos no había cosa que odiara más que los lamebotas
- Mañana lo traeré
- Gracias y hasta mañana
- Hasta mañana – ahora sólo estaban las tres. – Profesora Hartmann… En que puedo ayudarla? – Jenny se había quedado pensando en Luzi
- Yo venía a… – apoyó un papel sobre el escritorio de Emma para que lo leyera – sería bueno llegar a un acuerdo – a la rubia no le pasó desapercibida la presencia de Caro en el aula y antes de leer buscó la privacidad.
- Srta. Eichkamp le ha quedado alguna duda sobre la clase???
- No… Yo sólo quiero saber que es lo que va a pasar con mi permiso – Emma levantó la ceja al escucharla. ¿Desde cuando los alumnos formaban parte en la decisión de los profesores?
- A mi no me molesta – Jenny restó importancia a la intromisión de Caro y con un movimiento de cabeza le indicó a Emma que mirara el papel.
- A mi sí – una vez más le ganó la rigidez – Por favor Srta. Eichkamp podría dejarnos a solas??? – preguntó con amabilidad pero echando definitivamente a la alumna. Jenny al escucharla cerró los ojos, este era un gran paso hacia atrás… jamás conseguiría ese permiso si la seguía estropeándolo de esta manera.
Una vez que las dos quedaron solas Emma como una autómata se sentó a leer el dichoso papel. Jenny estaba en un silencio absoluto, no se atrevía a hacer un solo ruido por no cambiar su suerte, no se imaginaba lo que estaba pensando Emma pero lo que si sabía perfectamente era que cualquier cosa mal dicha tiraría sus planes al garete.
- Por qué esto esta dirigido hacia mí? … pensé que tenía un trato con el director – habló sin despegar la mirada del papel.
- Así era… pero él dice que los alumnos de esta clase son tu responsabilidad en este horario – dejaba en evidencia que lo había intentado por otro medio y la peor parte es que no lo consiguió.
- Entiendo – para la sorpresa de Jenny no había burlas ni comentarios irónicos y se preguntaba: ¿Por Qué? Cualquiera en su lugar aprovecharía para echarle en cara uno a uno sus fallos – Pero no puedo firmar esto – Si no la humillaba de una manera lo hacía de otra.
- Deberías… – sujetó un grito de impotencia –… reconsiderarlo tiene un contrato con una discográfica – se posicionó en frente de su escritorio.
- Ya… pero este permiso – lo levantó – se le otorga supuestamente por su desempeño académico casi excelente
- Sí... la Srta. Vogel y Bodo lo consideraban de esa manera – sus manos se fijaron al fijo del escritorio con fuerzas
- Yo no – Emma se puso de pie – No voy a firmar nada… no, sin estar segura de que la Srta. Eichkamp lo vale – tomó su portafolios, su bolso y se dispuso a salir.
- Y ya está… – le gritó – Te vas como si nada… ¿sabes cuántos de ellos tendrán este tipo de posibilidades? – se acercó más hasta ella para quedar frente a frente – Tú no tienes idea… Llegas y piensas que todo ha comenzado contigo y no es así – las venas en el cuello de Jenny se dilataron, un constante balanceo sobre sus pies la mostraba insegura. Sus ojos se inyectaron de lo que Emma conocía a la perfección, era enojo.
La profesora Müller se preguntó como unos ojos tan bonitos podían llegar a ser tan intimidantes, era consciente de que estaba haciendo su mayor esfuerzo para contenerse, estaba mostrando el poder del océano tras dejar desaparecer toda la transparencia. Mientras más profundo más apretaba la presión.
- Es una pena que creas eso – avanzó sobre la debilidad del oponente. – Este viernes evaluaré a todos los alumnos si la Srta. Eichkamp saca más de 8 – la miró a los ojos para sellar definitivamente el pacto – Firmaré, en caso contrario las cosas seguirán como ahora – Emma se dirigió a la salida sin mirar atrás – Le recomiendo que no sea tan pasional con sus propósitos… se le puede romper el corazón, profesora Hartmann – cerró la puerta.
Jenny quedó con la boca abierta, totalmente tenso el mentón y concentrando la frustración en un puño cerrado que temblaba ante las oleadas de fuerza que sacudían su cuerpo. ¿Por qué se comportaba de esta manera en frente de ella? Sentirse amenazada no justificaba los arrebatos que interpretaba cada vez que tocaba discutir con Emma. ¿En donde quedaban todos los modales que tenía?. ¿Qué estaba mal con ella? ¿Por qué no podía controlar su cuerpo?. Se sacudió entera quitándose cualquier vestigio de lo que fuera que su pelea con Emma había dejado sobre su piel.
- A la mierda – salió del aula, con su característico portazo, dispuesta a verter la bronca en lo que sea.
Una hora de baile la había dejado totalmente fuera de juego, con el cuerpo adormecido y la cabeza vacía, se subió a su coche buscando refugiarse en casa. Al llegar seguramente tomaría un largo baño de espuma acompañado de una copa de su vino francés favorito y mañana sería una persona completamente nueva. No había ni encendido la música, no estaba de ánimos para cantar ni para planear nuevas coreografías, sólo deseaba llegar de una vez por todas pero parecía que justamente hoy no sería tan fácil.
El semáforo se pintó de rojo – Mierda!!! – era como el décimo que le tocaba. Frenó su carro a la espera y cuando por fin la luz verde la dejó avanzar un sonido extraño desde el motor se escuchó. Trató de no peder la calma al instante e intentó darle arranque… una, dos, tres veces y nada. Ya escuchaba los bocinazos y algunos insultos de los menos impacientes.
- Mujer tenías que ser!!! – Gritó por la ventanilla baja un hombre de unos 50 años
- Vete a la mierda!!! – le respondió totalmente colerizada, el día había sido una puta mierda y la noche le estaba ganando por goleada.
- Mejor será que lo movamos del medio del paso – Al escuchar la voz de Emma pensó que estaba teniendo alucinaciones pero no… allí estaba la rubia apoyada sobre la ventanilla de conductor. Sus mejillas estaban rozadas y las gotas de sudor caían sobre su cara, era obvio que venía de correr – Baja, será más fácil si empujas conmigo – Jenny tardó en reaccionar pero en cuanto pudo hizo lo que se le mandaba.
Entre las dos corrieron el Volkswagen escarabajo de Jenny hacía el cordón cuneta.
- Eso está mejor – dijo mientras sacudía sus manos, era un acto reflejo por que el coche de Jenny poco tenía de polvo.
- Gracias – se acercó hasta ella. – Te debo una grande, sola no lo hubiera estacionado nunca – apenas la miraba.
- No pasa nada – Emma notó como Jenny le esquivaba la mirada – Estas bien??? – se acercó un poco con los brazos a medio abrir indicado que no le haría nada
- Sí!!! Es sólo que no entiendo que le pasa al coche si hace una semana lo llevé al mecánico – sus ojos inspeccionaban todo el exterior del coche repetidas veces.
- Los problemas importantes suelen estar debajo de la capota - dijo riéndose al ver a Jenny tan empecinada en su acción. Esa risa era nueva para Jenny, jamás la había escuchado y sin pedir permiso sus ojos se dirigieron a ella. – Tiene gasolina??? - Debía descartar lo más simple para compensar a plantearse otros tipos de problemas.
- Tanque lleno – esta vez contestó con normalidad sabía que Emma sólo quería ayudar
- Está bien – Emma se acercó a la parte trasera del modelo 80´ con la intención de ver el motor…
- Qué haces??? – Jenny llegó corriendo a su lado
- Qué te parece??? – tiró de la manivela sin esperar la aprobación de la dueña –Woooa – se quedó parada algunos segundos. Comenzó mirando las bujías, moviendo los cables de aquí para allá, desconectado y conectando, cosa que a Jenny no le gustaba. Primero porque no sabía que era lo que estaba haciendo y segundo por el pavor de que estropeara su coche para siempre, era un regalo de sus padres.
- Seguro que sabes hacer esto??? – tenía las manos en la boca y observaba desde la distancia. No obtuvo respuesta – Oh Dios!!! – se giró para mirar hacia otro lado. Emma dejó el motor unos segundos y trató de tranquilizarla pero no dejando el coche tal cual sino recitando sus conocimientos – Puede ser la batería, que no es porque ya lo verifiqué, puede ser el alternador, la bomba de gasolina, el arranque…
- Déjalo… sabes llamo a la grúa y que lo lleve al mecánico – agarró su teléfono móvil
- Ya sé lo que es!!! – salió toda contenta del coche – son los platinos los tienes muy juntos, con 5mm basta – Jenny la miró desconcertada. Tenía reparos de a montones para dejar salir a una alumna de su clase pero para ensuciar su camiseta blanca con grasa de coche y para perder tiempo no tenía ninguno. – pero… no puedo arreglarlo – dijo con pena – no tengo herramientas aquí – miró hacia la calle y después a su manos pintadas de negro. – Lo lamento
Dios!!! ¿Quién era esta mujer?. Hace unas horas atrás le hubiera vendido su alma al diablo sólo por poder quebrarle el cuello con las manos y en este momento lo haría por borrar la tristeza de sus ojos…
- No… Yo sólo quiero saber que es lo que va a pasar con mi permiso – Emma levantó la ceja al escucharla. ¿Desde cuando los alumnos formaban parte en la decisión de los profesores?
- A mi no me molesta – Jenny restó importancia a la intromisión de Caro y con un movimiento de cabeza le indicó a Emma que mirara el papel.
- A mi sí – una vez más le ganó la rigidez – Por favor Srta. Eichkamp podría dejarnos a solas??? – preguntó con amabilidad pero echando definitivamente a la alumna. Jenny al escucharla cerró los ojos, este era un gran paso hacia atrás… jamás conseguiría ese permiso si la seguía estropeándolo de esta manera.
Una vez que las dos quedaron solas Emma como una autómata se sentó a leer el dichoso papel. Jenny estaba en un silencio absoluto, no se atrevía a hacer un solo ruido por no cambiar su suerte, no se imaginaba lo que estaba pensando Emma pero lo que si sabía perfectamente era que cualquier cosa mal dicha tiraría sus planes al garete.
- Por qué esto esta dirigido hacia mí? … pensé que tenía un trato con el director – habló sin despegar la mirada del papel.
- Así era… pero él dice que los alumnos de esta clase son tu responsabilidad en este horario – dejaba en evidencia que lo había intentado por otro medio y la peor parte es que no lo consiguió.
- Entiendo – para la sorpresa de Jenny no había burlas ni comentarios irónicos y se preguntaba: ¿Por Qué? Cualquiera en su lugar aprovecharía para echarle en cara uno a uno sus fallos – Pero no puedo firmar esto – Si no la humillaba de una manera lo hacía de otra.
- Deberías… – sujetó un grito de impotencia –… reconsiderarlo tiene un contrato con una discográfica – se posicionó en frente de su escritorio.
- Ya… pero este permiso – lo levantó – se le otorga supuestamente por su desempeño académico casi excelente
- Sí... la Srta. Vogel y Bodo lo consideraban de esa manera – sus manos se fijaron al fijo del escritorio con fuerzas
- Yo no – Emma se puso de pie – No voy a firmar nada… no, sin estar segura de que la Srta. Eichkamp lo vale – tomó su portafolios, su bolso y se dispuso a salir.
- Y ya está… – le gritó – Te vas como si nada… ¿sabes cuántos de ellos tendrán este tipo de posibilidades? – se acercó más hasta ella para quedar frente a frente – Tú no tienes idea… Llegas y piensas que todo ha comenzado contigo y no es así – las venas en el cuello de Jenny se dilataron, un constante balanceo sobre sus pies la mostraba insegura. Sus ojos se inyectaron de lo que Emma conocía a la perfección, era enojo.
La profesora Müller se preguntó como unos ojos tan bonitos podían llegar a ser tan intimidantes, era consciente de que estaba haciendo su mayor esfuerzo para contenerse, estaba mostrando el poder del océano tras dejar desaparecer toda la transparencia. Mientras más profundo más apretaba la presión.
- Es una pena que creas eso – avanzó sobre la debilidad del oponente. – Este viernes evaluaré a todos los alumnos si la Srta. Eichkamp saca más de 8 – la miró a los ojos para sellar definitivamente el pacto – Firmaré, en caso contrario las cosas seguirán como ahora – Emma se dirigió a la salida sin mirar atrás – Le recomiendo que no sea tan pasional con sus propósitos… se le puede romper el corazón, profesora Hartmann – cerró la puerta.
Jenny quedó con la boca abierta, totalmente tenso el mentón y concentrando la frustración en un puño cerrado que temblaba ante las oleadas de fuerza que sacudían su cuerpo. ¿Por qué se comportaba de esta manera en frente de ella? Sentirse amenazada no justificaba los arrebatos que interpretaba cada vez que tocaba discutir con Emma. ¿En donde quedaban todos los modales que tenía?. ¿Qué estaba mal con ella? ¿Por qué no podía controlar su cuerpo?. Se sacudió entera quitándose cualquier vestigio de lo que fuera que su pelea con Emma había dejado sobre su piel.
- A la mierda – salió del aula, con su característico portazo, dispuesta a verter la bronca en lo que sea.
Una hora de baile la había dejado totalmente fuera de juego, con el cuerpo adormecido y la cabeza vacía, se subió a su coche buscando refugiarse en casa. Al llegar seguramente tomaría un largo baño de espuma acompañado de una copa de su vino francés favorito y mañana sería una persona completamente nueva. No había ni encendido la música, no estaba de ánimos para cantar ni para planear nuevas coreografías, sólo deseaba llegar de una vez por todas pero parecía que justamente hoy no sería tan fácil.
El semáforo se pintó de rojo – Mierda!!! – era como el décimo que le tocaba. Frenó su carro a la espera y cuando por fin la luz verde la dejó avanzar un sonido extraño desde el motor se escuchó. Trató de no peder la calma al instante e intentó darle arranque… una, dos, tres veces y nada. Ya escuchaba los bocinazos y algunos insultos de los menos impacientes.
- Mujer tenías que ser!!! – Gritó por la ventanilla baja un hombre de unos 50 años
- Vete a la mierda!!! – le respondió totalmente colerizada, el día había sido una puta mierda y la noche le estaba ganando por goleada.
- Mejor será que lo movamos del medio del paso – Al escuchar la voz de Emma pensó que estaba teniendo alucinaciones pero no… allí estaba la rubia apoyada sobre la ventanilla de conductor. Sus mejillas estaban rozadas y las gotas de sudor caían sobre su cara, era obvio que venía de correr – Baja, será más fácil si empujas conmigo – Jenny tardó en reaccionar pero en cuanto pudo hizo lo que se le mandaba.
Entre las dos corrieron el Volkswagen escarabajo de Jenny hacía el cordón cuneta.
- Eso está mejor – dijo mientras sacudía sus manos, era un acto reflejo por que el coche de Jenny poco tenía de polvo.
- Gracias – se acercó hasta ella. – Te debo una grande, sola no lo hubiera estacionado nunca – apenas la miraba.
- No pasa nada – Emma notó como Jenny le esquivaba la mirada – Estas bien??? – se acercó un poco con los brazos a medio abrir indicado que no le haría nada
- Sí!!! Es sólo que no entiendo que le pasa al coche si hace una semana lo llevé al mecánico – sus ojos inspeccionaban todo el exterior del coche repetidas veces.
- Los problemas importantes suelen estar debajo de la capota - dijo riéndose al ver a Jenny tan empecinada en su acción. Esa risa era nueva para Jenny, jamás la había escuchado y sin pedir permiso sus ojos se dirigieron a ella. – Tiene gasolina??? - Debía descartar lo más simple para compensar a plantearse otros tipos de problemas.
- Tanque lleno – esta vez contestó con normalidad sabía que Emma sólo quería ayudar
- Está bien – Emma se acercó a la parte trasera del modelo 80´ con la intención de ver el motor…
- Qué haces??? – Jenny llegó corriendo a su lado
- Qué te parece??? – tiró de la manivela sin esperar la aprobación de la dueña –Woooa – se quedó parada algunos segundos. Comenzó mirando las bujías, moviendo los cables de aquí para allá, desconectado y conectando, cosa que a Jenny no le gustaba. Primero porque no sabía que era lo que estaba haciendo y segundo por el pavor de que estropeara su coche para siempre, era un regalo de sus padres.
- Seguro que sabes hacer esto??? – tenía las manos en la boca y observaba desde la distancia. No obtuvo respuesta – Oh Dios!!! – se giró para mirar hacia otro lado. Emma dejó el motor unos segundos y trató de tranquilizarla pero no dejando el coche tal cual sino recitando sus conocimientos – Puede ser la batería, que no es porque ya lo verifiqué, puede ser el alternador, la bomba de gasolina, el arranque…
- Déjalo… sabes llamo a la grúa y que lo lleve al mecánico – agarró su teléfono móvil
- Ya sé lo que es!!! – salió toda contenta del coche – son los platinos los tienes muy juntos, con 5mm basta – Jenny la miró desconcertada. Tenía reparos de a montones para dejar salir a una alumna de su clase pero para ensuciar su camiseta blanca con grasa de coche y para perder tiempo no tenía ninguno. – pero… no puedo arreglarlo – dijo con pena – no tengo herramientas aquí – miró hacia la calle y después a su manos pintadas de negro. – Lo lamento
Dios!!! ¿Quién era esta mujer?. Hace unas horas atrás le hubiera vendido su alma al diablo sólo por poder quebrarle el cuello con las manos y en este momento lo haría por borrar la tristeza de sus ojos…
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"tu anatomía"
ResponderEliminarZWEX"E"R#"$T#V%$Y%&UB$U&/!!!!!!!!!!! gahhhh. A quién no se le dispararían los pensamientos cuando les dicen eso.
creo que fue buena idea volver a leerlo todo :)
2018 lo estoy leyendo por tercera vez
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