Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Física, Química y Piel - Fanfic Jemma - Memo (Parte 1)



El sonido de su teléfono celular la dejó con su frase a medias y con su dedo apuntando hacia alguna dirección en la pizarra… miró su bolsillo e hizo una mueca de disculpas a todos los presentes. Se alejó unos cuantos pasos para obtener mayor privacidad…


Emma Müller – contestó con formalidad como era de costumbre. Al escuchar la voz de su interlocutor una media sonrisa se implantó en su rostro…
Hey!!! ¿Á que se debe este milagro? – preguntó feliz de escuchar a su amigo de tantos años… a medida que la conversación transcurría, aquella cara de felicidad se transformó en una de incredulidad. – Yo no sé si puedo ayudarte! – Dijo apenada – Esa es una etapa que ya ha quedado atrás en mi vida… Es que no me siento capaz de hacerlo!!! – Gritó casi histérica mientras pasaba un bolígrafo entre sus dedos.

Notó que su tono había sido algo más fuerte de lo normal debido a que todas las personas en la sala se quedaron en silencio. Un poco avergonzada se apresuró a decir:

En este momento no puedo hablar tranquilamente – estaba volviendo sobre sus pasos para retomar su posición inicial – Mejor lo hablamos personalmente. Allí estaré, a esa hora y en ese café. Besos! – Guardó el móvil en el bolsillo y se tomó un instante para pensar en lo sucedido. Después de sacudir su cabeza, regresó a la realidad para finalizar su exposición.

Parecía que por fin todo había acabado, sólo quedaban unas cuantas personas pero la mayoría ya se había retirado… estaba realmente cansada, la mañana había sido de lo más caótica y problemática. Se sentó en el escritorio y frotó su nuca repetidas veces, su mirada se posó en un punto fijo y dejó a su mente trabajar.

Este era su momento para pensar… cuando los espacios estaban casi vacíos se sentía relajada, no existía la presión ni el nerviosismo. Ahora sólo quedaba pensar en los resultados y en los beneficios que estos traerían. Pensar en todo y en nada… Y a pesar de que las mayorías de las veces le gustaría silenciar a su conciencia, siempre disfruta los viajes por paisajes imaginarios.

Unos pestañeos más y de vuelta a la realidad, aún faltaba mucho por hacer y todavía tenía una cita a la cual acudir.

En un bar a media tarde…

Después de mirar la fachada, tomó una bocada de aire y entró. Sus ojos hicieron un paneo del lugar en busca de algún rostro familiar. Desde un rincón, una figura masculina levantaba su brazo solicitando que se acerque hasta él. De manera automática, ella desplegó su mejor sonrisa… Habían pasado 6 años desde la última vez que le vio

Se acercó lo más rápido posible y él la estrechó en un abrazo algo torpe. No pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas, aquellos días que parecían tan lejanos estaban más cerca que nunca, los recuerdos se agolparon uno a uno en su mente.

Mírate… Estás preciosa!!! – afirmó mientras la invitaba a tomar asiento.
Y tú estas igual a la última vez que te vi – dijo a la vez que lo señalaba con sus brazos dando a entender de lo que hablaba – Por lo visto el tiempo no ha pasado para algunos…
Ni para otros tampoco – sentenció con un guiño de ojo.

Las horas volaban entre anécdotas graciosas, recuerdos de infancia y nuevas experiencias…
Era casi la hora de la cena cuando Emma tomó noción del tiempo.

- Uy!!! Se a hecho tardísimo – consultó la hora en el reloj y comenzó a recoger sus pertenencias de la mesa
- Espera!!! No has respondido a mi propuesta – ella dejó rápidamente el bolso apoyado en su regazo y se quedó mirándolo fijamente mientras sopesaba los pros y contras.
- Mmm… Lo lamento pero no puedo aceptar. Hace mucho que lo he dejado, no sé si funcionaría.
- Pero si te lo ofrezco a ti es porque estoy seguro de que podrás hacerlo, además no teng… – ella levantó su mano pidiendo silencio
- Escucha – pidió casi implorando – Una cosa es hacerlo como hobbie y otra, muy distinta, es trabajar a nivel profesional, lo que me estás pidiendo es una locura y una falta de respeto para todos aquellos que sí se ganan la vida haciendo esto – miró a su amigo que había quedado con la boca abierta – deberías encontrar a alguien con más experiencia. Lo siento.

Emma se colgó el bolso al hombro mientras veía la expresión de derrota de su amigo…

Espera!!! – la tomó de la mano e hizo que se sentara nuevamente – Yo sé que esto parece una locura y es lógico que no lo entiendas pero es que no confió en nadie más – la miró con ojos llenos de suplica – Además podrías ocupar el cargo solo hasta que encuentre a otra persona – apretó su mano pero ella movió la cabeza levemente negando – Y cobrarías una suma importante…

Él se reclinó sobre la silla esperando su reacción, sabía que no tardaría en llegar… esta era la última ficha que le quedaba por mover. No estaba seguro de que con Emma funcionara pero por lo que había averiguado sabía que el dinero le vendría bien para sus proyectos, pero ella no era de esas personas a comprar. Por eso la cuestión monetaria la había dejado como última opción, pensó que era mejor ofrecer un trabajo bien pago que hacer una compra casi directa.

- Qué te hace suponer que necesito dinero? – preguntó algo molesta…
- Todo el mundo lo necesita – dijo como si tal la cosa – Y no esta mal sacar algún dinerillo extra de un trabajo simple
- Trabajo simple??? – preguntó no entendiendo bien
- Si de lo más simple… con horarios flexibles, con autonomía y lo más importante, con mi apoyo incondicional – dijo con una sonrisa cómplice.
- Es que no sé!!! – mirando hacia todos lados en una clara expresión de duda mezclada con nerviosismo.
- Por qué no hacemos lo siguiente… te vienes conmigo algunos de estos días a la academia y ves como funcionan las cosas. Y después tomas tu decisión!!!
- Esta bien pero si no me gusta, me voy – le advirtió con el dedo.

Los dos soltaron una carcajada, definitivamente parecía que el tiempo no había pasado, no al menos para ellos dos ni para su amistad. Después de acordar la hora y la fecha para su próximo encuentro cada uno dejó el bar con rumbo a sus hogares.

Miró nuevamente la tarjeta que tenía en la mano y el edificio que estaba en frente tratando de corroborar la numeración… Sí definitivamente ese era el lugar. Lo miró una vez más y pensó que el lugar parecía de todo menos una academia de baile y canto. No había ni un solo cartel que lo confirmara, era más bien una casona de fachada antigua. Caminó hacia la entrada y se preguntó si había hecho bien en presentarse ese día, todo estaba tan sereno. Lo que más llamaba su atención era la desolación de lugar, no había coches aparcados, no se escuchaba música y lo más importante: no había indicio alguno de alumnos. ¿Qué clase de lugar era este?

Un gran portón de hierro la separaba del lugar, lo miró en toda su magnitud en busca de un timbre o algo que la comunicara con el interior de la academia pero no lo encontró. ¡¿Cómo se suponía que entraría?! Se alejó unos pasos hacia atrás para obtener una vista panorámica… murallas de cemento y un enorme portón, parecía la fortaleza de un castillo. Pensó que quizás se había equivocado, cuando estaba a punto de irse alguien abrió el portón desde adentro.

- Entras? – preguntó una joven de unos 17 años de edad mientras sostenía el picaporte 
Eh… Si… Si… gracias – responde abrumada, pues la aparición la había tomado por sorpresa.

Intercambió una sonrisa tímida con la chica y entró por fin.

Pudo ver a unos 10 metros de distancia, en frente de la puerta de entrada, un grupo de chicos discutiendo o al menos eso deducía por el tono elevado de su voz. Otra cosas más por la que no estaba segura para aceptar, hacia años que no trataba con jóvenes no estaba confiada de que ella tuviera el poder suficiente para dominarlos. De aceptar la propuesta ese sería su mayor reto, negó con la cabeza y comenzó a avanzar.

Llegó hasta el pequeño tumulto que en este momento en vez de discutir estaba planeando una salida para el fin de semana. ¡Adolescentes! Tan cambiantes como el viento – pensó para si misma.

- Buenas tardes – el grupo de inmediato giró a verla – Estoy buscando a Bodo Wilhelmsen, podrían decirme si se encuentra dentro…
- Está dentro pero hoy no tiene ánimos para hablar con nadie o al menos esa fue la excusa que nos puso a nosotros – dijo un chico con algo de desagrado que inmediatamente fue amonestado por un codazo en el pecho de unas de sus compañeras – Auuu pero qué haces???
- Esta dentro, en su oficina… si quiere hablar con él ahí lo puede encontrar – respondió amable
Los miró unos segundos a todos, no parecían malos chicos, sólo eran adolescentes no hijos del demonio. Sus caras llenas de acné, se sonreían por cualquier cosa… muy típico de su edad – Gracias – contestó mientras hacia un gesto con la cabeza como dando a entender que iba a entrar.
- De nada – otra vez, la niña amable.

Lo que encontró al cruzar la última puerta si era la contraposición de lo que había visto anteriormente. Música, gente y… café. Apreció que las personas eran de edad variada y que los grupos no estaban divididos por edades – Qué clase de lugar era este??? – se preguntó como por enésima vez – Esto parecía más una cafetería que cualquier otra cosa. Sillones y butacas para sentarse, mesas y la decoración era tan psicodélica que casi no le dejaba abrir los ojos. ¿Qué hace Bodo en un lugar así? – sin darse cuenta se quedó parada en el medio del pasillo mirando la alta gama de colores que el lugar tenía.

- Me permites pasar – alguien tocó su hombro haciéndola mover de su lugar
- Ha sido mi culpa – se corrió todavía más hacia el costado dejando por fin libre la entrada.

Suspiró y apoyo la espalda levemente en la pared, la situación la estaba cansando. Encontrar a Bodo en este lugar se podía comparar con buscar a una aguja en un pajar. Y como ella era una persona resolutiva no lo pensó más, sacó el celular y lo llamó.

- Si?
- Estoy aquí ven a buscarme…
- Aquí, en donde?
- En la cafetería más colorida de toda Alemania, creo que de todo Europa. – Mostró toda la ironía que pudo.
- Creo que ya sé donde estás!!! – Respondió alegremente omitiendo el comentario de su amiga – No te muevas de ahí, bajo a buscarte.

Apenas colgó el teléfono, miró la hora instintivamente y cruzó los brazos sobre su pecho en una clara muestra de resignación e incomodidad. Miró hacia arriba y vio el techo blanco inmaculado, sonrió, le parecía una broma que el único color que fuera aceptable a sus ojos se encontrará dos metros por encima de su cabeza. Definitivamente el lugar no había sido pintado por Miguel Ángel!!!

Escucho que alguien pronunciaba su nombre a lo lejos, se escuchaba como un eco… miró alrededor buscando el rostro de aquella voz, pero no lo encontraba. ¿Si no conocía a nadie en el lugar cómo era posible que alguien supiera su nombre? De seguro llamaban a alguien más. Se tranquilizó con esos pensamientos lógicos y tomó su antigua posición.
- Emma!!!!!!!!! Emma!!!!!!!!! – De un salto se puso firme, rápido movió la cabeza hacia todos lados – Emma!!!!!!!! Emma!!!!!!!! – Escucho por segunda vez más fuerte aun que la primera.

Pero que demonios?!?! Pensó y la respuesta llegó inmediata: Bodo estaba en la otra punta del salón a los pies de una escalera gritando a toda voz su nombre. Sintió como todos los pares de ojos que estaban en el lugar voltearon a verla y como desde los pies comenzaba a avanzar una oleada de calor que recorrió todo su cuerpo hasta instalarse en sus mejillas. Vergüenza.

El silencio que se produjo la aturdía, odiaba llamar la atención y sabía que en este preciso momento todos estaban observándola. Tomo aire, se agarró fuerte a la tira de su bolso e inventando su mejor sonrisa camino al encuentro con su amigo. Mientras caminaba apresurada entre las mesas y algunos sillones podía escuchar a las personas murmurar y eso no hacia más que aumentar el color rojo que llevaba en el rostro.

- Hey!!! – Bodo la recibió con un gran abrazo elevándola algunos centímetros del suelo. La sostuvo entre sus brazos por un tiempo prolongado.
- No te parece suficiente??? Todo el mundo nos esta mirando!!! – Emma ya había excedido la cuota de ridiculez por el día.
- Y qué importa si no estamos haciendo nada malo!!! – La bajó al suelo nuevamente – Si no te conociera lo que te conozco podría asegurar que te mueres de la vergüenza!!! – rió al ver la cara de su amiga.
- Deja de torturarme de una vez y sácame de aquí!!! – chilló mientras clavaba la vista en el suelo
- Lo que la reina diga – estiró el brazo y se lo ofreció para escoltarla por las escaleras – Me permite señorita??? – Emma miró el brazo y después la enorme sonrisa de su amigo, estaba convencida que todo esto lo estaba haciendo a propósito, de esta manera era él y a veces llevarle la contraria traería peores consecuencias.
- Eres un payaso!!! – dijo sonriendo y tomando el brazo mientras subían escaleras arriba.

El primer piso se adaptaba más a la concepción que Emma tenía de una institución educativa, un largo pasillo lleno de puertas. Aulas que seguramente tendrían alumnos y profesores. Mientras Bodo hablaba algo con respecto a la cafetería y de lo ricos que estaban los pastelillos que allí vendían, los ojos de ella  se dedicaban a recaudar la mayor información posible capturando cada imagen que veía a través de una puerta abierta.

- Esta es mi oficina, dudo que te pierdas la próxima vez. Primer piso, por el pasillo hasta el fondo – con el dedo índice señaló la placa de la puerta que decía: “dirección”. Abrió y le permitió el paso. – Siéntate – ella agradeció con un gesto de cabeza mientras tomaba asiento.
- Bueno… Ehhh – no sabía muy bien lo que tenía que decir, quizás dar su opinión con respecto a la cafetería no fuera la conversación más adecuada para el momento, por no hablar de las dos personas que se cruzaron en el pasillo y la miraron de manera despectiva. Bodo era su amigo de infancia, merecía más que un voto de confianza – ¿Cómo llegaste a ser director de este lugar? – preguntó para entablar una conversación.
- Bueno… A decir verdad esa fue la parte más fácil – dijo mirando la oficina, como admirando cada una de las cosas que en el habitáculo se encontraban – La directora anterior tuvo que renunciar, en realidad más que renunciar, tuvo que dimitir – afirmó con una leve sonrisa casi nostálgica – el puesto quedó vacante y ya sabes como son estas cosas…
- Claro – dijo ella asumiendo el comentario –  ¿Qué sería de un barco sin capitán?
- Exacto – reafirmó con la cabeza – y lo demás es historia: nadie quiso el puesto por la responsabilidad que el mismo conlleva y bla, bla, bla… Y aquí estoy, el director más joven que esta academia ha tenido…
- Entiendo
- Pero estoy seguro que no has venido a escuchar esta historia – abrió un cajón y sacó unos papeles que luego puso sobre la mesa para que Emma los leyera. – Esto es lo que te puede interesar – Emma tomó el papel entre sus manos – Es un…
- Contrato de trabajo – pasó página hasta la última – firmado por el director, o sea, tú… – Emma pronunció la última palabra como un suspiro, estaba demasiado concentrada en lo que tenía entre manos.
- Antes de que decidas nada… Quiero que veas algo – Bodo sabía que debía ser rápido, eran años de conocerla, Emma ante la duda siempre tenía un no por respuesta. – Ven – Ella levantó la vista del contrato para ver como su amigo le tendía la mano. – Debo trabajar y tú podrás mirar todo lo que quieras, así puedes tomar una decisión sin arrepentirte.


El viaje no duró mucho, entraron en la puerta contigua a la oficina de la cual venían. Sólo 10 alumnos sentados en círculo tocando la guitarra, la mayoría de ellos muchachos. Se quedaron al lado de la puerta para no molestar, la melodía atravesaba los oídos de Emma, para ella era innegable que la música estaba en su sangre, que corría por sus venas y moría en su corazón. Se sintió más adolescente que nunca, la misma sensación que a los 18 años cuando la música lo era todo.

- Esta clase no es muy popular – Bodo comentó a su oído – No es porque el profesor sea malo – Señaló al hombre que estaba en frente de ellos – sino porque varios lugares ofrecen clases de guitarra y a precio más bajo que esta academia. Ella asintió con la cabeza. – Continuemos – saludó al profesor que respondió con su cabeza y una gran sonrisa, dado a que sus dedos estaban en el instrumento.

- Todo este piso, esta dedicado a los instrumentos musicales – comentó mientras caminaban – todos los instrumentos que puedas imaginar: Piano, violín, violonchelo, flauta traversa, clarinete, etc.
- Todos instrumentos de cámara??? – Ella preguntó
- Nop – Respondió abriendo otra puerta. Emma saltó cuando escuchó los estallidos de los platillos de las baterías y Bodo no pudo evitar reírse – Potenciales a rockero.
- Ah… – Tenía la mano apoyada sobre su oído izquierdo.
- Mejor vamos al próximo piso, quizás sea más compatible contigo.

- ¿Con cuantos profesores cuentas? Por todo lo que aquí se enseña deben ser bastantes – preguntó mientras subían escaleras arriba
- Con unos 40, más o menos. En la plantilla permanente tengo sólo 30 – contestó pensando si los cálculos estaban bien hechos.
- Son pocos – Afirmó ella sin dejar lugar a la duda
- Eso tiene explicación – le sonrió y dio un pequeño toque en su nariz – Muchos de los profesores no sólo enseñan una cosa, es más a veces tienen mas de 4 clases distintas. – Vio que Emma le miraba sin comprender – Verás es requisito indispensable en esta academia que los profesores sepan al menos 2 actividades de las  que la  currícula del establecimiento ofrece – Emma le miraba atenta – Eso permite hacer una suplencia. Como por ejemplo yo – se señala con la mano – doy clases de guitarra y de canto.
- Ah, es un buen sistema para cubrir faltas de los profesores
- Si que lo es – abrió otra puerta – Ballet

Toda la habitación estaba espejada, una barra a un costado y como 15 alumnas mujeres y un solo varón. No es que el ballet fuera de mucha aceptación masculina, ella lo sabía. Así que le asombró ver a un solo valiente en esa sala. Eso provocan las pasiones, nos hacen olvidar de lo malo de la vida a cambio de unos cuantos minutos de satisfacción. Se preguntó cuantos comentarios agraviantes debía recibir aquel muchacho sólo por sentir la liberación máxima al interpretar una pieza de baile.
- No es gay – le comentó Bodo a su oído
- Qué? – Estaba en sus propias cavilaciones
- No es gay… sólo es un gran bailarín – cerró la puerta.

Ella le sonrió y continuó caminando.
- Este es el piso de…
- Baile – dijo sacando la palabra de la boca de su amigo – No hace falta ser Einstein para notarlo – sonrió – y puedo apostar mi vida a que el piso de arriba es el de canto – sonrió más abierto aún – lo que más me interesa.
- Sabes??? – Bodo se acercó a ella – A veces eres de lo más irritante – Estaban bastante cerca.
- Y tú de lo más predecible – Ella se abrazó a él riendo, así solían hablarse cuando eran niños.
- Rgrgrrrg – Alguien aclaró la garganta – Lamento interrumpir pero necesito que firmes estos papeles – dijo un chico de unos 30 años que no despegaba sus ojos de Emma. Emma ya tenía su característico rubor en las mejillas y había bajado la vista al suelo mientras colocaba su flequillo tras la oreja. Bodo lo noto así que decidió resolver rápido el asunto.
- Aquí tienes, Ben – Firmó sin mirar.
- Ok – Pero Ben se quedó como esperando una presentación
- Algo más??? – Preguntó Bodo con desagrado al notar que Ben sólo miraba a Emma
- No!!! Nada más… eso era todo. Adiós – Ben se alejó.

- Ese es el profesor de piano y de teclado – dijo mientras apoyaba la mano en la espalda de su amiga para continuar con su Tour.
- Parece que no te llevas bien con él – Su voz sonó bastante baja
- No es personal… es que diferimos en algunos aspectos de la dirección de la academia, nada más – sonrió
- Eso a mi me parece personal – detuvo su andar para mirar a su amigo directo a los ojos – pero son tus asuntos y no voy a entrometerme… es sólo que no entiendo como a alguien le puedes caer mal – tocó la nariz de Bodo y continuó caminando.

- Aquí estamos… el piso de canto – pudo notar como a Emma le brillaban los ojos, quizás no aceptara el trabajo pero eso realmente ya no importaba. Ahora estaba concentrado en el sentimiento que escapaba por los ojos de Emma.
- Continuamos??? – Ella le preguntó a Bodo que había quedado anclado al suelo
- Creo que lo mejor va a ser que yo te espere aquí – Emma estaba a punto de hablar – Shhh… No quiero influenciarte de ninguna manera – tomó las manos de ellas entre las suyas – Esta es tu decisión no la mía… Quiero que estés aquí pero también quiero que sea por decisión propia… así que adelante.
Se soltó de las manos de su amigo con un último apretón, caminó hacía delante y entró en la primera puerta que vio. Bodo seguía uno a uno sus pasos, quizás él algún día encontraría el valor para decirle que la dirección del lugar no es tan fácil como parecía, que el trabajo se hace mucho más complicado si no cuentas con el apoyo de tus colegas, quizás algún día podría decirle su verdad.
La puerta se abrió nuevamente dando paso a Emma, que se quedó apoyada en la pared. Estaba con cara de terror…
- Qué paso??? Alguien??? – se calló al ver que Emma negaba con la mano pero no emitía palabra – Emma???!!!
- Es que en esa aula no hay nadie!!! – Y sin poder evitarlo los dos rompieron a reír.

Se aproximó hacia otra puerta, esta vez abrió un poco para asegurarse de que su esfuerzo no es en vano, la cerró, se giró y levantó el dedo pulgar hacia arriba para indicarle a Bodo que esta vez si vería algo. Una vez adentro sus ojos se debatían sobre lo que debían mirar, todo lo que estaba pasando la maravillaba, parecía tan ajeno y cotidiano a la vez. La escala que estaban interpretando los alumnos junto al piano era un ejercicio que ella había realizado ciento de veces.

Podía reconocer una a una las notas, tiempos y compases con los ojos cerrados… recordó en aquel momento cuando su padre le decía que hay cosas que son para toda la vida, que son constantes y por más que uno se esfuerce por cambiarlas jamás lo logrará… Se preguntó si todos estos años lejos de la música había dejado de ser música o si solamente se estaba escondiendo. Miró uno a uno a los alumnos y en ellos encontraba retazos de lo que un día había sido su vida.

Escuchó las voces de los alumnos, algunas eran realmente buenas y a otras faltaba pulirlas un poco pero con esfuerzo serán iguales o mejores que las voces más trabajadas. Sonrió irónica, era obvio que este sitio no recibía a cualquier tipo de personas, cada uno de ellos tenía un color de voz distinto, algo en la tonalidad que los hacía interesante y destacados. Agachó la cabeza y se dispuso a salir.
- Y qué piensas? – le preguntó apenas llegó a su lado.
- Eh… Creo que tienes unos alumnos excepcionales – miró al pasillo en todo su esplendor y acotó – Todos ellos ya son cantantes…
- Esos… sí porque son los del último año, este año se gradúan – miró a ningún lugar – Han hecho un gran trabajo con ellos – otra vez la nostalgia invadía a Bodo.
- Quien? – Preguntó con curiosidad
- La señorita Vogel
- La señorita Vogel???
- Si –  dijo perdido en sus propios pensamientos
- Y quien es la señora Vogel??? – la falta de información la estaba desesperando
- Señorita Vogel – la corrigió rápidamente
- Bodo!!! – dijo perdiendo la poca paciencia que le quedaba
- Emma!!! – responde haciéndole burla
- Está bien – se cruzó de brazos y comenzó a caminar dando a entender que no iba a preguntar más
- Era la directora anterior – llegó a su lado – Todos aquí la querían mucho, sobre todos los profesores más antiguos….
- No lo entiendo – dijo sin más y a la espera de más aclaraciones
- Que no entiendes??? – preguntó cuando comenzaron a subir otra escalera
- Si ella era tannn querida… Cómo es que tuvo que dimitir a su puesto???
- Eso es una larga historia… que por lo menos amerita como una hora de charla
- Vaya!!! –contestó irónica – Entonces ha de ser bastante interesante lo que fuera que hizo la señora Vogel. No puedo esperar a que me lo cuentes – se llevó una mano a la boca fingiendo estar ansiosa
- Primero, muy graciosa… ja-ja-ja – su amigo se burló – y segundo es SE-ÑO-RI-TA  VO-GEL – marcando una a una cada sílaba.
- Lo que me faltaba – se quejó y paró en seco cuando oyó la música que salía de una habitación – Eso es Madonna??? – preguntó mientras clavaba los ojos sobre la puerta de la cual provenía el sonido.
- No!!!  Eso – apuntó a la puerta que Emma miraba – es una puerta y lo que hay detrás de ella no es Madonna sino una alumna que esta interpretando un tema de Madonna – rió mientras veía como la rubia comenzaba a hervir de la ira
- Eres muy listo – le regaló su sonrisa más falsa
- No más que tú, mi querida amiga – abrió la puerta

Ese lugar era distinto a todos los que había visto hasta el momento, en el había por lo menos 50 personas y todavía quedaba mucho lugar para ocupar. De frente a ellos un gran escenario y en el medio del escenario una adolescente que estaba cantando un clásico de Madonna mientras hacía una coreografía acompañada de unos doces bailarines más. No era un play back, esa era la voz de la niña y lo que más llamó su atención era la similitud que tenía con la de la reina del pop.

- Es una de nuestras mejores alumnas, baila y canta como los dioses – dijo Bodo a su oído – Acerquémonos más para verla mejor
- Ok – dijo ella sin sacar los ojos del escenario y comenzando a caminar guiada por la mano de Bodo apoyada en su espalda.

Mientras caminaban Emma podía escuchar a Bodo saludar a algunas personas que estaban alredor, también escuchó murmullos pero esta vez poco le importaban, aquella jovencita que tenía en frente había ganado toda su atención. Pararon al frente del escenario para tener las mejores de las vistas. Emma llevó los brazos atrás de su espalda y tomó la posición más firme que encontró. Bodo se colocó a su lado y como ya era costumbre por el día apoyó su mano en la espalda de su amiga.

- Es uno de los mejores trabajos que has hecho… Debes sentirte muy orgu… – se vio interrumpido
- Quien es esa??? – los venía siguiendo con la mirada desde que cruzaron la puerta
- Quien??? – tan solo extrapoló la dirección de la vista de su acompañante para comprender de que hablaba – No tengo idea pero los he visto hace unos momentos abrazados en un pasillo – dijo mientras bebía de su copa.
- Quien crees que sea??? – preguntó insistiendo otra vez
- No sé – Ben fijó la vista nuevamente en ellos – A lo mejor es su novia – bebió un sorbo más – o alguien que tiene problemas de equilibrio… Yo que sé!!! – terminó la copa de un sorbo.
- Problemas de equilibrio??? – Preguntó con incredulidad
- Si!!! O es que a caso no observas como la sostiene por la espalda – abrió la boca y los ojos para indicar la obviedad
- Jajajajaja… Tienes cada cosa – agarró su vientre que dolía de tanto reír.

La canción terminó y todos aplaudían, todos menos Emma.

- Qué pasa, no te gustó??? – Bodo observaba que estaba a la expectativa
- No!!! – se despertó de su sueño – si!!!, quiero decir que si me ha gustado – todavía tenía los ojos sobre el escenario y sobre aquella chica que ahora estaba siendo saludada por los bailarines
- Pero??? – él también miró a la cantante
- No sé – ella miró a los ojos azules que tenía al lado – No sé… es como si estuviera sobre-exigida… su voz tembló más de una vez… ella tiene dificultadas para respirar – asintió con la cabeza, pues ese era su diagnóstico.
- Dificultades para respirar??? – él, obviamente no había notado lo que Emma – Crees que tiene algún problema físico? – el miedo se apoderó de él por un momento
- No… creo que algunos pasos de la coreografía aprietan demasiado su diafragma…
- Qué??? – preguntó Bodo
- Lo que he dicho – bajó el tono de voz
- Y que se puede hacer con eso, Profesora Muller??? – Preguntó a su oído para que nadie los escuchara
- No me llames así – dijo entre dientes – Sólo alcanza con bajar un tono o cambiar la coreografía – estaban casi susurrando.

De pronto Bodo comenzó a caminar hacia el escenario. Emma le seguía con la mirada y rápido cayó en la cuenta de lo que su amigo se proponía: iba a realizar los cambios que ella había sugerido. Le vio darle las indicaciones a la cantante y a la misma aceptar sin reproches. Esa sería la parte buena de ser director pensó, todos obedecen sin rechistar. Unos minutos más y su amigo estaba de vuelta a su lado.

- Ahora la interpretaran con tus indicaciones – otra vez al oído dado a que no quería incomodarla. Ella sólo asintió con la cabeza

- Por qué están preparándose de nuevo??? – vio como se bajó el telón y las luces se apagaron
- Parece que el “director” le ha encontrado un pequeño detalle a la presentación… como a todas las cosas – acotó para que nadie se alarmara. Las luces se encendieron y el espectáculo comenzó otra vez.
- Le ha bajado un tono o me parece??? – no podía dejar de escuchar a la cantante para corroborar si estaba en lo cierto
- Sip… Lo ha hecho – respondió a las dudas de su acompañante – y lo peor de todo es que esta vez no se ha equivocado… suena mejor que antes – sonrió con pena pues no había mucho más para hacer, hasta la propia cantante se veía más reconfortada – lo lamento…
- No ha sido él – dijo con la rabia escapando por sus ojos – ha sido ella – la señala con la barbilla.
- No lo creo – ahora los dos miraron hacia Emma que se mantenía en su posición inicial – No crees que estaría algo contenta por el logro, en vez, de estar parada como un soldado???
- No lo sé – sus ojos se clavaron en la rubia de nuevo mientras soltaba un largo suspiro. Estaba segura de que ella era quien había recalcado y enmendado su error, una completa desconocida había superado su trabajo de meses en solo cinco minutos. ¿Qué se suponía que debía pensar al respecto? – Quiero hablar con él – dijo mientras camina hacia su encuentro
- Espera – le agarró los hombros, los dos frenaron – Ten cuidado con lo que vas a decir – advirtió Ben – Todavía no sabemos como han sido las cosas – se escapó de sus manos.
- Sé lo que hago – dijo con superioridad.   


Avanzaba a paso decidido sin quitarle la vista de encima, sonríe, jamás había visto a su jefe tan protector con alguien. ¿Qué tenía ella de especial? Cuestionó mientras veía a los labios de Bodo acercarse lo más posible al oído de ella.
- Bodo… – sonrió de una manera agradable y a la espera de su atención
- Hey – tanto él como Emma habían sido tomados por sorpresa y rápidamente levantaron la vista. Emma apagó la sonrisa poco a poco mientras se movía unos centímetros hacia atrás para dejar más espacio entre ellos – Has hecho un trabajo estupendo – dijo con sinceridad
- No creo que haya sido de esa manera – clavó los ojos en Emma por primera vez y no pudo evitar apretar un poco la mandíbula en la última frase, de a ratos la bronca se apoderaba de su cuerpo. Emma miraba hacía el escenario con una media sonrisa en la cara, estaba aparte de todos. Se notaba que la conversación no le interesaba.
- Por qué dices eso??? – Bodo levantó un poco la voz para asegurarse que su receptor la estaba escuchando, pues la miraba a Emma no a él.
- Bajaste un tono – y esta vez sus palabras llamaron la atención. Ahora todos la miraban, incluso la rubia que tuvo el atrevimiento de dejar escapar una sonrisa fugaz y espontánea.
- Eso es cierto… yo… – bodo miró a Emma por un segundo y continuó – eh… ella tenía problemas para respirar – era lo que se acordaba que Emma le había dicho anteriormente – y no eran problemas del tipo físico… no, no – Emma rodó sus ojos, pues lo que estaba escuchando era una de las mayores estupideces – Así… que decidí bajarle un tono – miró a Emma abriendo mucho los ojos como pidiendo auxilio pero ella contestó afirmando con su cabeza.

Todos se quedaron callados, cada uno en sus propios pensamientos.

- Perdona – Todos lo miraron hacia Ben – Soy Ben – estiró su mano a modo de saludo y para romper un poco el hielo – ¿Cómo te va?
- Emma Müller – contestó haciendo una leve presión en la mano de Ben – Encantada – con la mano en la misma posición giró un poco su cuerpo para saludar al acompañante de Ben.
- Jennifer Hartmann – estiró la mano algo torpe pero pudo llegar al fin. El tacto de Emma era glacial y lastimaba a su piel que de alguna manera extraña estaba ardiendo, quizás de impotencia. Jenny la miró a los ojos sin soltarse del saludo. Una mirada de lo más ambigua, una mezcla perfecta entre timidez e inocencia que iba a juego con el color marrón verdoso de los ojos. Rápido se desprendió del saludo – Encantada
- Igualmente – hizo un intento de sonrisa mientras acomodaba su pelo detrás de su oreja.
- Podríamos ir a la cafetería a celebrar este triunfo – ofreció Bodo
- No puedo – se apresuró a decir Jenny. Para ella esto no calificaba como un triunfo si no más bien como todo lo contrario – Tengo cosas que hacer… Quizás en otra ocasión – se disculpó.
- Qué dices Emma… Te vienes a tomar algo con nosotros??? – Jenny la miraba con expectativa.
- No… gracias, en realidad ya es tarde y debería volver a casa – señaló su reloj pulsera. – Tengo trabajo atrasado
- Oh, eso es una pena!!! Cosas como estas no ocurren todos los días… – Observó que Jenny estaba totalmente fuera de la conversación – No es así Jenny???
- Qué??? – cerró fuertemente sus ojos, para volver a enfocar – Claro – Dijo sin pensar.
- Bueno… – Bodo notó como el ambiente estaba cada vez más cargado, todavía no entendía que era lo que ocurría pero conocía a Jenny, lo bastante bien, como para presuponer que algo la enfada. El brillo acumulado en sus ojos azules no era un buen presagio, como así tampoco lo era la leve presión en la mandíbula y las manos semi-apretadas. – Otra vez será!!!
- Si!!! Definitivamente – Jenny clavó sus ojos en Emma
- Vamos – Dijo Bodo a Emma – Te acompaño a la salida.
- Ok – Respondió ella con una sonrisa que no pasó desapercibida para nadie. – Adiós – Se despidió y se alejó junto a Bodo.

- OH, OH… Eso ha sido de lo más raro y formal – Dijo Ben.
- Si… – Respondió mientras los miraba alejarse – Pensaba que la gente había dejado de saludarse de esa manera el siglo pasado…
- Perdón???!!! – Ben la miraba anonadado
- Qué??? – Preguntó mientras levantaba los hombros, como si no entendiera de lo que le hablaba su amigo.
- Jennifer Hartmann??? Encantada??? – Ben hizo una representación irónica del saludo mientras Jenny rodaba sus ojos al verlo – Tú – la señaló – Te has puesto a su nivel, te has mostrado más británica que nunca!!! Sólo te ha faltado una reverencia!!! Y por no comentar tu comportamiento…
- De qué hablas??? – Preguntó entrando en la discusión
- Hablo… de que a pesar de que fuiste muy cordial no pudiste controlar la bronca – la miró a los ojos – le has demostrado que estabas desconforme con la situación
- Es no es cierto!!! – Dijo otra vez con rabia
- Ahí vamos otra vez – La señaló con el dedo – Se ha notado… por más que tú no lo quieras ver – Jenny pensó las palabras de su amigo por unos instantes, la verdad es que no había sido para nada disimulada, esta vez había ganado el recelo. Odiaba admitirlo pero había sido de esa manera – Te jodió que haya superado tu trabajo y tanto te jodió, que te pasaste las felicitaciones del director por donde ya sabes. No deberías tomarte tan personal – la agarró de brazo para poder lograr que ella lo mirara a la cara
- No deberías meterte en mis asuntos – se miraron a los ojos por un instantes como desafiándose –No  voy a hablar más del tema – con algo de fuerza, quitó su brazo de las manos de Ben y comenzó a caminar.
- No es conmigo con quien estás enojada – Ben le gritó, pero ella continuó su camino obviando todas las palabras.


En el despacho de Bodo…

- Creo que no les caigo bien  a tus amigos – dijo sonriendo – lo lamento…
- No te disculpes… con que me caigas bien a mí, basta y sobra… Aquí lo tienes – le entregó el contrato.
- Gracias – lo abrió nuevamente y comenzó a leerlo.
- Desde cuando te importa lo que piense la gente??? – La vio sonreírse con malicia 
- No me importa – levantó la vista – es sólo que… – lo pensó algunos segundos – nada… No es nada – y bajó la vista nuevamente.
- Vamos, dímelo
- No tiene importancia – negó con la cabeza.
- Es por Ben??? Por lo que pasó en el pasillo???– preguntó para ver si acertaba – Yo puedo decirle que no saqué conclusiones apresuradas, que entre tú y yo sólo hay una amis…
- No!!! No… Eso me tiene sin cuidado… es sólo que…– Pensó bien sus palabras – no sé… La chica… – buscaba en su memoria el nombre.
- Jenny – ayudó su amigo
- Jennifer…  parecía… algo molesta. – Concluyó – Creo que no ha sido buena idea realizar los cambios…
- No te preocupes por ella – dijo para quitar importancia al asunto – la mayoría del tiempo es inofensiva.
- Si tú lo dices – Rápidamente bajó la cabeza al contrato.
- ¿Qué dices? ¿Lo tomas o lo dejas? – le alcanzó un bolígrafo.


El despertador sonó pero ella ya estaba despierta, nunca fue de mucho dormir y menos cuando tenía tantas cosas por hacer. ¡Ansiedad!. Salió de la cama y se dirigió hasta el cuarto de baño, al mirarse al espejo se dio cuenta de que su cuerpo estaba exhausto. Palpó su pómulo, ahora era más prominente y eso era debido a la pérdida de peso, peso perdido por la mala alimentación… a veces era demasiado el trabajo que apenas quedaba tiempo para comer.  Estaba más delgada, no había duda, lo que para los ojos ajenos era embellecimiento para ella era una falta proteica y vitamínica que debía ser solucionada inmediatamente.

En menos de media hora estaba lista para salir al exterior… estaba en la cocina cargando los últimos papeles que necesitaba para el día laboral – Mierda!!! Casi lo olvido – y salió corriendo hasta la biblioteca. Buscó en la parte más abandonada del mueble un libro. Cuando lo tuvo en las manos lo sacudió un poco para quitarle el polvo – Debería limpiar aquí – lo guardó en su bolso y salió por fin de su casa.

Casi entrada la tarde, estaba de nuevo parada frente al portón con el mismo problema de antes… ¡no tenía idea de cómo era que se abría! Llevaba 15 minutos de retrazo y eso no era nada bueno, menos si empiezas a trabajar ese mismo día. – Lo que faltaba – dijo jadeando y toda colorada por la carrera que traía. Se agarró la cabeza con las manos sin dejar de mirar hacia la puerta - ¿Cómo es posible que no haya un timbre o algo? Mierda…
- Está abierta – escuchó que alguien decía a sus espaldas – Siempre está abierta por esa razón no tiene timbre.
Se giró – Gracias – y vio a unos ojos grandes y azules mirarla sin recato. El movimiento ocular la llevaba a deducir que la estaba observando de arriba abajo, era algo comprensible, debía estar hecha un desastre, uno no suele verse bastante bien después de correr 10 cuadras – Gracias – dijo nuevamente y exhaló el último gran suspiro antes de lograr controlar la respiración.
- ¿Un día agitado? – preguntó con doble sentido mientras abría la puerta, dado a que Emma parecía no tener la menor intención de hacerlo.
- Algo – contestó mientras la seguía. A Jenny le sonó tan simple que se giró a mirarla, se le estaba quitando lo rozado de las mejillas y ahora caminaba distraídamente mirando hacia arriba mientras una mano sujetaba su bolso y la otra se resguardaba en el bolsillo de su pantalón. Jenny giró nuevamente y sonrió, si hubiera sido un chico él que estuviera caminando tras ella, lo más posible y casi de seguro, estaría mirando su trasero y si hubiera sido una chica estaría mirando su bolso, así eran la mayoría de las personas en este lugar y pocos admiraban la belleza arquitectónica del edificio.
- Vienes a visitar a Bodo??? – se paró antes de girar el picaporte de la puerta de entrada a la cafetería y volteo a mirarla una vez más.
- Si – dio el último paso y se detuvo para no provocar una colisión entre sus cuerpos – Tengo que hablar algunas cosas con él – entrecerró los ojos porque la luz del sol la lastimaba. Jenny esta vez los percibió transparentes, un verde marrón claro llegando a dorado y no pudo evitar que una sonrisa se le escapara.
- Te lo recuerdo por si lo has olvidado… Primer piso, pasillo hasta el final – y entraron a la cafetería.
- Gracias – e hizo un gesto con la cabeza – que tengas una buena tarde.
Jenny no respondió sólo se dedicó a mirarla mientras pasaba entre la gente… Quizás si era la nueva novia de Bodo, es la segunda vez que viene a visitarlo, pensó. Esta vez si se había comportado respetuosamente, había actuado relajada y no había mostrado ningún indicio de estupidez… Es una pena que Ben no lo haya visto – pensó.

- Quiero que hablemos de trabajo – dijo mientras apoyaba su taza de café en una bandeja que se encontraba sobre el escritorio.
- Es lo más lógico, teniendo en cuenta de que tenemos un contrato firmado de por medio – estaba siendo lejana con su amigo pero no le importaba, esto era trabajo y para ella las cosas se llamaban por su nombre. – Tienes que decirme cual es el programa a seguir…
- No es mejor hablar antes de los alumnos???
- Por qué??? – la pregunta de Bodo había sonado de la más extraña en su cabeza – ¿Qué pasa con ellos? – Preguntó aterrorizada
- NADA!!! – dijo mientras se descosía de la risa.
- Dime la verdad!!!
- Nada… es sólo que estos alumnos son algo peculiares, nada más
- Peculiares??? ¿Qué tienen de especial? – su voz estaba tintada de enojo. Miraba con Bodo se agarraba la panza de tanto reír – ¿No tienen ni idea de canto, es eso?
- No… ellos son alumnos de primer grado, saben lo que deben saber… Es sólo que los primeros años son un poco complicados en cuando a la unión grupal – vio que Emma lo miraba sin entender – Verás, aquí vienen personas de diferentes edades – Emma asiente con la cabeza – Esta institución brinda clases por la mañana a los niños y por la tarde a los adolescentes casi adultos y los adultos.
- Desde que edad es uno considerado adolescente casi adulto en esta institución??? 
- 17 años
- Eso quiere decir que en mi clase puedo tener un alumno de 17 y otro de 60???
-Exacto
- Y que mientras uno de mis alumnos piensa en lo buena que esta Christina Aguilera, otro puede pensar en como pedirle el divorcio a su esposa???
- Exacto
- Así que mi desafío no es académico sino, más bien, pedagógico???
- Puedes verlo como quieras – rodeo el escritorio y se sentó en un vértice para quedar más cerca de ella – Pero tus alumnos a fin del ciclo deben saber leer, escribir e interpretar cualquier cosa que le pongan en frente de sus ojos…
- Y quien los califica???
- En primer lugar tú – volvió a su silla – a fin de año un tribunal conformado por las personas que tienen más experiencia en el tema…
- Entiendo – se acomodó en la silla – así que mi tarea será preparar a mis alumnos para tirarlos a la jaula de los leones, perfecto!!! – dijo llena de ironía
- Dicho de esa manera suena horrible – Bodo rió – No es algo imposible… cada uno de los egresados a pasado por eso todos los años… Usted, profesora Müller, tiene una misión realmente especial. 
- Especial???
- Si, el primer año es lo mejor, es un año de definiciones y es en el único año que a los profesores se los deja interactuar personalmente con los alumnos. El profesor sirve como guía para el desarrollo de sus habilidades, es por esa razón que el programa educativo no es exigente. A lo que se trata de llegar es a que la decisión tomada por cada unos de los chicos sea verdadera, que ellos la sientan verdadera…
- Demasiado sentimental para mi… En la primera clase podría decirte cual de ellos puede cantar o no.
- No puedes echarlos a gusto personal – sonrió
- No es gusto personal… será una decisión fundada en años de experiencia, como ya sabes, no es la primera vez que escucho a personas cantar.
- Si hubiera sabido que era tan complicado trabajar contigo…
- Si por una vez en tu vida hubieras escuchado – respondió con una sonrisa
- Serás una buena profesora, las mejor de todas – sabía que este interrogatorio de Emma era provocado por la duda – sólo debes darte algo de crédito
- Es que estoy algo nerviosa – admitió al fin – Esto de dar clases es nuevo… Yo, yo… A mi me encanta la música – sus manos se movían para todos lados – pero no sé si tengo el poder para hacer que a los demás les guste tanto como a mí. Ni siquiera me dedico a esto profesionalmente!!!
- Tu vida personal no le compete a nadie de esta escuela – dijo rotundo – sólo eres la profesora y nada más.
- Espero que así sea.

Estaba parada en frente de una puerta que tenía una placa de bronce: 3°B decía, su salón. Habían tratado de preservar toda la estructura de la casona y eso se notaba hasta en las puertas. Quizás no había sido una casa sino un hotel, quién sabe? – pensó – Tomó un largo suspiro y se armó de valentía, ya no había vuelta atrás una vez que cruzara la puerta dejaría de ser Emma para ser la profesora Müller. Sonrió llena de amargura, parecía un adolescente, allí parada y toda indecisa, debía dejar de comportarse de esta manera.

La puerta se cerró y todos los alumnos giraron a verla, era lo que esperaba. Con una leve sonrisa en sus labios se dirigió hacia su escritorio. Era raro, por primera vez no se encontraba con gente murmurando sino con un silencio sepulcral y toda la atención de los alumnos centrada en ella.
- Y Usted quién es??? – preguntó unos de los presentes.
- Y Usted que cree? – dijo con arrogancia y casi burlándose de la falta de lucidez que contenía la pregunta.
 Todos los alumnos comenzaron a reírse, el joven que se había aventurado a preguntar con cierta falta de respeto se resbalaba en su silla haciéndose cada vez más pequeño. – Una a mi favor – pensó Emma y a pesar de no reír algo en la situación le hace gracia. Se acercó a la pizarra y escribió su nombre
- Este es mi nombre – Lo señaló – Profesora Emma Müller. Y para los que no lo deducen soy su nueva profesora. – Se acercó hasta su alumno y le apoyó la mano en el hombro – lo lamento, pero me lo has puesto en la punta de la lengua. – Se situó nuevamente al frente de todos. – Sé que el director estuvo reemplazando a su antigua profesora, lo que quisiera saber es lo último que vieron.
Miró uno a uno sus rostros a la espera de la respuesta, que estaba tardando más de lo necesario en llegar.
- Nadie puede responder? – Los alumnos se miraban unos a los otros
- Eh… Estábamos hablando sobre el falsete – respondió tímidamente una chica. Emma la reconoció al instante.
- ¿Cómo te llamas?
- Luzi Beschenko – respondió toda sonriente
- Gracias Srta. Beschenko – Corrió hasta su portafolios a buscar unos papeles
- Prefiero Luzi – dijo la joven
- Qué??? – seguía hurgando su bolso, hasta que los encontró
- Prefiero que me llamen Luzi – dijo en un susurro dado a que su profesora ya estaba a su lado, mirándola fijamente a la espera de la respuesta.
- Eso esta muy bien Srta. Beschenko – le sonrió y comenzó a caminar hacia la pizarra
- Prefiero que me llamen Luzi… bla, bla, bla – Emma paró sus pies al escuchar la burla – Nunca puedes dejar de ser patética –Escucho como los comentarios ofensivos continuaban. Sé quedó estancada en el lugar y sin saber que hacer
- No voy a tolerar en mi clase faltas de respeto – lo dijo alto, claro y lo más grave que pudo, a pesar de que eso le cueste una ínfima molestia en la garganta mañana. Pudo ver la sorpresa en la cara de algunos, el disgusto en otros y una pequeña sonrisa de satisfacción en el rostro de Luzi – Que no vuelva a suceder. –  moduló de forma pausada y cálida, tratando de quitarle asperaza a su comentario. – Continuemos, por favor.


Después del pequeño incidente la clase comenzó a tomar su curso. En una revisión rápida de lo estudiado, Emma notó que sus alumnos estaban más que interesados en la música y por sobre todo en el canto. Lo que comenzó como una exposición, por su parte, acerca del tercer arte se había transformado en una charla amena con intercambio de conocimientos y gustos musicales. Era claro que su clase estaba dividida en dos, lo que no notaba era en que consistía la clasificación, a lo mejor se agrupaban según la cantidad de dinero, la afinidad, la belleza, la popularidad… cuestiones que para ella no tenían importancia, ella no haría diferencia con ninguno de sus alumnos.

Totalmente relajada, estaba apoyada en su escritorio hablando de las clasificaciones de las voces y de un tipo de voz que había parecido captar la atención de todos…
- Voces eunucoides o voz de castrado fueron muy utilizadas en el barroco… a algunos niños cantores de esa época se le extirpaban las glándulas sexuales con el propósito de evitar el proceso hormonal que provoca el cambio de la voz en la adolescencia, teniendo como resultado cuerpos adultos con voces de niños. – la cara de desagrado de la audiencia masculina era notoria – Estas personas fueron destacados en la opera barroca…
- Y por qué lo practicaban sólo con hombres??? – un alumno de anteojos le preguntó
- Bueno eso es muy simple, si nos situamos en el contexto histórico notaríamos que en el campo medicinal todavía faltaban muchas cosas por descubrir, los conocimientos y el instrumental sólo alcanzan para realizar este tipo de intervenciones quirúrgicas. Intervenciones que no son para nada buenas, teniendo el en cuenta el terrible desarreglo hormonal que sufre el hombre, por no mencionar la mala praxis y todo lo demás. En el siglo XVI, como la radio no se había inventado aún, era muy importante la opera sobre todo para la gente de la alta aristocracia… – vio como unas de sus alumnas levantaba su bolso del piso y comenzaba a dirigirse hacia la salida – Disculpa… – la chica paró al instante – Por qué abandonas la clase??? Te sientes descompuesta??? – se alarmó
- Oh… No, no, no…  Yo ahora tengo otras cosas para hacer, siempre me retiro a la misma hora – agarró el picaporte dispuesta a irse
- Espera – levantó la voz y se puso rígida al instante. La rubia esperaba con desgana en la puerta mientras masticaba exageradamente su goma de mascar – Cuál es tu nombre?
- Caro Eichkamp
- Escuche Srta. Eichkamp – Emma miró su reloj de pulsera – Usted no puede retirarse, para que mi clase acabe falta una hora, así que por favor tome asiento – La incitó con un movimiento de mano a regresar.  Algunos silbidos, risas y burlas por parte de los alumnos hicieron enfadar a Caro, que mirando con mala cara al resto de la clase se sentó nuevamente. Emma estaba apuntando algunos temas en la pizarra.
- Escuche profesora Müller!!! Quizás usted no lo sabe porque es nueva aquí pero yo siempre he tenido permiso para retirarme temprano de esta clase – Emma la observaba fijamente.
- Y quién le ha concedido ese permiso??? – preguntó tranquila
- Cómo, quién??? – preguntó escandalizada – Primero Srta. Vogel y después el director, jamás me he retirado por mi cuenta.
- Entiendo y esta bien que no se haya retirado por su cuenta… pero debo informarle que a partir de hoy no tiene más el permiso – miró a los ojos brillantes de caro un instante y continuó con su tarea.
- Cómo… Cómo que no tengo permiso??? – las miradas de satisfacción en los rostros de los demás y la impotencia propia apretaban un nudo en su garganta – Esto no puede ser!!!
- Es una decisión inamovible Srta. Eichkamp, por favor no incordie la clase… Bien! Ahora quiero que todo el mundo escriba una redacción sobre la música
- Sobre la música??? – preguntó Luzi.
- Si, eso dije – contestó mientras repartía hojas a cada uno de los alumnos – Quiero que hagan hincapié en lo que la música significa para ustedes y lo que ustedes quieren transmitir cada vez que hacen música. Esto nos ayudará con el examen final
- Pero… pero… pero… Estos son pentagramas – Luzi, otra vez
- Sip, lo son… También me gustaría un fragmento de su pieza favorita o cualquier melodía que se les ocurra y la razón por la cual la han elegido, eso es todo. 30 minutos a partir de ahora.

Todos comenzaron a escribir y Emma aprovechó para apuntar algunas cosas que serían necesarias para la clase próxima. Era divertido escuchar a algunos de sus alumnos tararear, marcar el ritmo a golpe de mano o simplemente suspirar en busca de intervención divina. – Esto de enseñar no estaba tan mal después de todo –se dijo a si misma – Logró conectar bien con ellos, todos en su mayoría eran agradables. Levantó la vista y lo primero que se encontró fue con los ojos verdes de Caro que la miraban con rabia. – Conmigo los berrinches no funcionan – deseaba tener el poder de hablar con la mirada para responder exactamente eso. Y no pasó ni un segundo hasta que la puerta se abrió.

- Permiso – Jenny habló lo más bajo posible y con medio cuerpo dentro de la sala, los alumnos la miraron un segundo y todos volvieron a sus hojas.
- Adelante – Emma se puso de pie mientras le sonreía – En que puedo ayudarte? – Apoyó los dos brazos sobre el escritorio a la espera.
- Eh… Vengo, vengo… a retirar a Caro, si… – lo que menos esperaba encontrar dentro del aula era a la novia de Bodo. ¡Maldito cobarde! No había tenido ni la decencia de avisar que su chica trabajaría aquí, encima, de “acomodo” – Tenemos ensayo en este preciso momento y la estamos esperando – sonrió disculpándose y correspondiendo a la sonrisa de Emma. Emma encontró el triunfo escrito en el rostro de Caro, no le fue difícil deducir qué tipo de persona era, de esas que hacen hasta lo imposible para conseguir lo que quieren sin importar nada ni nadie. 
- Lo siento pero la clase termina dentro de 45 minutos y hasta entonces… todos mis alumnos se quedan – había tomado la postura más seria que encontró.
- Mira… – hizo un intento de utilizar la complicidad, no seria bueno discutir en frente de todos – Es totalmente entendible lo que dices… es más yo también doy clase aquí – apoyó la mano en su pecho – y  entiendo lo que dices pero esto es necesario, lo venimos ensayando durante meses – trató de poner cara de súplica pero ver que Emma no se inmutaba la acarreaba demasiado cerca de la desesperación.
- Lo siento pero mis alumnos llevan meses sin tener clases normalmente y considero que lo mejor es que se pongan al día inmediatamente… Sobre todo la Srta. Eichkamp… – Emma  se quedó esperando la reacción de Jenny. Sabía que nada bueno vendría de esto, no al menos de esos ojos azules que comenzaban a inundarse de ira.
- Los profesores anteriores no tuvieron ningún problema para conceder el permiso y le recuerdo que uno de ellos es el “director” de la institución… aparte a Caro se le ha otorgado un permiso extraordinario por sus notas – mientras exponía las razones se había acercado hasta donde estaba Caro – Es una alumna ejemplar – y apoyó su mano en el hombro de la rubia que sonreía satisfecha. Emma miró con desaprobación el trato tan personal que Jenny tenía con la alumna.
- A mí nadie me ha hablado de un permiso extraordinario y hasta no tener conocimiento de él, cumplirá  el horario de clases como los demás – dijo rotundamente – Y si no están de acuerdo con mi decisión, están en total libertad de abandonar el salón – vio como a Jenny se le dibujaba una sonrisa – pero la Srta. Eichkamp  recibirá la sanción correspondiente – sonrisa que desapareció en un instante.
- Eso no es justo!!! – chilló Caro con mucha irritación – Me quitarían el permiso!!!
- Ese es el reglamento de esta academia – contra-atacó Emma – Qué más justo que eso, Srta. Eichkamp??? – las dos, Jenny y Caro, se quedaron en silencio. Los demás alumnos se habían mantenido estáticos durante toda la discusión pero en este momento, cuando su profesora había antepuesto sus razones  logrando una victoria indiscutible, volvieron a silbar y a exclamar asombro. – Silencio, por favor – todos obedecieron. Emma miró a los ojos de Jenny una última vez – Estaría muy agradecida Srta. Eichkamp si decide rápidamente… estamos interrumpiendo la actividad – Le sonrió y se sentó nuevamente en su escritorio a leer unos papeles.

Jenny miró a Caro preguntándole sin palabras que es lo que iba a hacer.
- Voy a quedarme, lo siento – dijo mientras miraba como Emma escribía algunas cosas, la morena la miró también.


- No te preocupes… ya encontraré la manera de solucionar esto – le dio un pequeño golpe en el hombro – Gracias por su colaboración profesora – Todo lo que sentía en ese momento estalló en esa frase irónica, que dijo de espaldas mientras caminaba hacia salida. Emma al escucharla levantó la mirada con la intención de responder pero ya era demasiado tarde y sólo es escucho el golpe de la puerta. Estaba con el bolígrafo en la mano y los ojos excesivamente abiertos, todavía el ruido retumbaba en sus oídos y todos miraban hacia la puerta.
- Ja, ja… parece que esta enojada – comentó un muchacho a su compañero de blanco 
- Enojada o no, esta buena lo mismo – un suspiro lo acompañó.
- Tú siempre estás babeando por ella y sabes que no tienes posibilidad porque ella es…
- Por favor, continúen con sus tareas – los dos se percataron de ella y con un asentamiento de cabeza obedecieron.                





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1 comentario:

  1. Ahhhh... leer esta historia desde el principio ^^

    Siempre me quedé con la duda de lo que los chicos estaban hablando sobre Jenny: "tu no tienes oportunidades porque ella es..."
    ... o tal vez sí lo respondiste pero me he olvidado xD

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