No
sé decir si eran, sus ojos, sus palabras, su mirada…lo que si se es que
encantaba, podía tener a su alrededor a muchas personas prestando atención,
lograba que se quedaran en silencio solo escuchando su voz, al pasar cerca o
verla, para mí era todo un enigma.
Siempre me sentaba en
el mismo banco de la plaza a almorzar, observarla se convirtió en una
necesidad, algo que no podía dejar de hacer. Ella salía de la librería, con su
almuerzo y un libro, muchas veces pensé cuando se sentaría en el mismo banco
que yo… pero no sucedía, sencillamente colocaba una manta en el suelo y sentada
sobre ella disfrutaba su almuerzo, leía, pasaban pocos minutos y varias
personas estaban a su alrededor saludando efusivamente. Mis preguntas eran
miles, ¿Quién era ella? ¿De dónde había venido? ¿Porque su atractivo era tanto?
¿Me pasaba solo a mi o a todos? En mi mente sin conocerla le di un nombre…
“Encantadora de serpientes”.
Después
del almuerzo y verla me costaba concentrarme, los planos se confundían, perdía
de vista la agenda, mis compañeros se reían diciendo que algo me daban en la
plaza que daba vuelta mi cabeza.- “No salgas más a la plaza”, “Quédate con
nosotros es más sano” junto con muchas carcajadas, lo peor era que tenían
razón, ella…su cabello hasta los
hombros, oscuro, casi diría negro, sus ojos que muy por casualidad en algún
momento cruzo con los míos, marrones
pero con una mirada profunda, difícil de olvidar, su manera de sentarse,
de tomar el libro, de sonreír a las personas, hasta su manera de comer quedaban
grabados en mi mente mientras crecía el misterio.
Al
llegar a casa, me espera la cena, la mesa puesta, con algo que seguramente
disfrutare, siempre hay música, suave como le gusta a Cristal, la mujer que
comparte mi vida hace 5 años, siempre atenta a cada detalle, cada ambiente de
la casa tiene mucho de las dos, supo ver lo que me gusta, lo que amo, cada
rincón de la casa hace que me sienta en mi hogar. Cristal llega temprano y se
ocupa que cada día me encuentre en mi refugio al caer la noche, mis llaves
hacen ruido al colgarlas y ella aparece, tan hermosa como siempre.
-Nadia…
¡Hola amor! - Me abraza como si fuera la última vez… siempre lo hace, me regala
besos tan dulces que me olvido de donde vine, que hice, si me preocupa algo o
no, solo esta ella.
Cristal:
- ¿Qué tal tu día? - mientras señala que
puedo ducharme y después cenar.
Nadia:
- Normal como siempre, empezó nublado pero después asomo el sol, el trabajo que
presente lo aceptaron así que tu ayuda fue muy importante.
Cristal:
-Me alegro, sabes cómo me gusta ayudarte en lo que puedo y al sol lo sentí,
estaba bastante fuerte.
Me
bañe, me puse cómoda, para disfrutar lo que ella preparo, mientras cenábamos,
me contaba su día, su trabajo, para ella era como contar una película, mientras
la escuchaba en mi mente apareció… la misteriosa chica de la plaza. Tendría que
encontrar la manera de acercarme, de conocerla, necesito saber quién es,
siempre supe que me atraen las mujeres pero ella tiene algo que no sé explicar.
Al
despertar, estoy decidida, si no puedo sacarla de mis pensamientos tengo que
buscar la forma de conocerla, pensé que hoy no importará volver tarde al
trabajo o quizás no vuelva; la hora del almuerzo esta algo fresca, el sol asoma
poco entre las nubes, llego a mi banco; aunque suene raro ya lo siento mío de
las tantas veces que creo escucha lo que pienso. Ella, aparece nuevamente,
viste siempre de colores vivos, naranja, rojo, amarillo, violeta, la manta que
elige cada día combina con su vestido y digo que elige, porque estoy segura que
lo hace. El hombre que vende algodón de azúcar, la espera para darle un beso al
pasar, debe conocerla y tengo que saber cuánto.
Me
acerco a él, mientras la sigo mirando, hoy es un grupo de niños quienes la
rodean, ella habla, escucha, regala a cada uno un caramelo, verla provoca una
sonrisa en mí y en mi corazón un cabalgar acelerado; me animo y pregunto al
comprar unas palomitas de maíz.
Nadia:
-¿Puedo preguntarle algo?
Sr.:
-Por supuesto señorita, diga.
Nadia:
La chica que se sienta allá- mirando hacia ella- ¿la conoce? ¿Sabe quién es?...
Sr.:
-¿Por qué pregunta?-mirando serio-¿Qué quiere de ella?-casi diría que pregunta
con enojo.
Nadia:
-No quise molestarlo, es solo que ella me parece tan especial, pero haga de
cuenta que no dije nada- y me alejo a mi banco.
Era
evidente que con el no podría averiguar mucho, así que espere a que ella
termine su almuerzo, bese a cada niño y vuelva a la librería, me levante para
cruzar la calle y entrar. Ella acomodaba libros en un estante, tomaba cada uno
como si sintiera su peso, textura, pensé que me estaba volviendo loca, porque
hasta podía creer que ella sentía el aroma de los libros. El lugar, no era muy
grande, tenía libros muy nuevos como también muy antiguos, no era la primera
vez que entraba, recordé haber estado antes buscando un libro pero no recuerdo
haberla visto. Esa tarde no entraba mucha gente así que me dije, “es tu
momento”…pensé que no me había visto cuando me acerque.
Ella:
-Buenas tardes señorita ¿desea algo en particular?
Nadia:
- No – mentí - solo un libro de poemas.
Ella:
- ¿Le gusta la poesía? Mmmm, tengo algo que le gustara- camino despacio entre
los libros, hasta que me trajo uno- lea en la página 5
Leí con la mirada,
pero dijo:
Ella:-
¿Podría leer en voz alta? Si no le molesta por supuesto…
Nadia:
- Claro – mi corazón se acelero y leí…
“Quiero llevar tu sello,
estar marcada
como una cosa más entre tus cosas.
Que las gentes murmuren: allá pasa,
allá va feliz, la señalada,
la que lleva en el rostro
esa antigua señal de risa y lágrima,
la cabellera derramada y viva,
toda ella una antorcha y toda llama,
musgo de eternidad sobre sus hombros
resplandeciendo así, como una lámpara.
A mis pies, un rumor de muchedumbre
se irá abriendo en canal, como una calle.
No me importa que digan:
esa mujer que escapa como ráfaga,
que no ve fuera de su sangre, nada,
que ya no escucha fuera de sus voces,
que no despierta sino entre sus brazos,
que camina sonriendo;
esa mujer que va segando el aire,
la boca contra el viento,
le pertenece toda como un libro,
como el reloj, la pipa o el llavero.
Como cualquier objeto imprescindible
que es uno mismo a fuerza de ser nuestro.
Quiero que todos sepan que te quiero
deja tu mano, amor, sobre mi mano.
Sobre mi corazón, deja tu sello.”
estar marcada
como una cosa más entre tus cosas.
Que las gentes murmuren: allá pasa,
allá va feliz, la señalada,
la que lleva en el rostro
esa antigua señal de risa y lágrima,
la cabellera derramada y viva,
toda ella una antorcha y toda llama,
musgo de eternidad sobre sus hombros
resplandeciendo así, como una lámpara.
A mis pies, un rumor de muchedumbre
se irá abriendo en canal, como una calle.
No me importa que digan:
esa mujer que escapa como ráfaga,
que no ve fuera de su sangre, nada,
que ya no escucha fuera de sus voces,
que no despierta sino entre sus brazos,
que camina sonriendo;
esa mujer que va segando el aire,
la boca contra el viento,
le pertenece toda como un libro,
como el reloj, la pipa o el llavero.
Como cualquier objeto imprescindible
que es uno mismo a fuerza de ser nuestro.
Quiero que todos sepan que te quiero
deja tu mano, amor, sobre mi mano.
Sobre mi corazón, deja tu sello.”
Julia
Prilutzky Farny
Al terminar hubiese jurado que ella escuchaba con sus ojos
cerrados o solo me pareció, pero mi garganta se sentía seca, era la primera vez
que leía un poema a alguien y ¡Ese! Poema, ella abre sus ojos, con un brillo
especial como si estuviera a punto de llorar.
Nadia: - Hermoso - dije
Ella: - mucho más leído de
ese modo… ¿lo lleva?
Nadia: - Por supuesto, veo
que conoce su trabajo muy bien
Ella: - Cada libro tiene una
historia que contar, pero acá hay libros que cuentan mucho más de las letras
que contienen, porque han tenido dueños que recorrieron sus páginas,
marcándolas, alguna lágrima habrá sido derramada sobre ellos, otros han
conquistado corazones, cada uno tiene historia y vida propia y se sigue
abriendo camino en nuevas manos, para quizás volver con mas para contar.
No me equivocaba, ella
encantaba con sus palabras, quería quedarme ahí, seguir escuchando, pero era
mucho para un día, tenía que volver a casa, cuando quise pagar dijo: “Se lo
regalo, después de haber leído como lo hizo no puedo ni quiero cobrarle, salvo
que usted quiera pasar algún día y leer algún poema más, con eso estaría más
que conforme”.
Nadia: - Gracias, y será
para mí un placer volver a hacerlo, hasta pronto.
Llego a casa al terminar el
día, hoy Cristal vendrá más tarde, me toca tener todo listo para cuando llegue,
no soy buena en la cocina pero desde que vivimos juntas tuve mucho que
aprender, con ella aprendí que cada comida puede ser especial, cada sabor o que
la combinación de colores en un plato puede cambiar como nos sabe. Le gusta lo
simple, pero con colores y texturas, preparo ensalada con verde, rojo y
naranja, jugo de frutas, algo de carne, la cena ideal de Cristal después de un
día de trabajo. Desde que la conocí me enseño lo simple que puede ser la vida y
la amo por eso, la música como siempre es algo que no puede faltar. Todo está
listo para esperarla, en ese momento vuelve a mi mente ella… la chica de la
plaza.
Me encanto leerle, lo haría
por horas, busco en mi cartera el libro, vuelvo a revisar las páginas, releo el
mismo poema muchas veces, siento que hay algo en ella que hace imposible
olvidarla…
Cristal: - Mmmmm, que rico
aroma! El mayor placer al llegar a casa es sentir eso – lo dice mientras se
acerca abrazándome, cada uno de sus abrazos son únicos, es entregarse a mí con
total confianza, son los momentos en que mas plena me siento, como si todo el
universo estuviese entre mis brazos- Amor, tu perfume me encanta –dice- es algo
que no cambiara nunca la forma en que ella siente el perfume en mi piel.
Nadia: - ¿Tu día fue
productivo?
Cristal: - Siii, los
ejercicios que estamos haciendo con los chicos van bien, lo entienden, y les
gusta la idea, ¿estás bien? Te noto algo Mmmmm, ¿distraída amor?
Nadia: - No, solo que como
siempre me disperso un poco, ¿vamos a la cama? – la tomo de la mano y tardando
más tiempo del que pensamos llegamos a la habitación, donde nos convertimos en
una sola persona entre besos y caricias, su manera de amarme me hace sentir
importante, única, capaz de todo, mis ojos se cierran mientras la veo dormida a
mi lado.
Amanece con una tenue
llovizna, lo primero que pienso es que no podré almorzar en mi banco y lo peor
no podré verla hoy, llego al trabajo y me concentro en terminar pronto, tal vez
pueda salir antes y leer algo más con ella, sola me río de mis pensamientos
¿cómo podía tenerme ella así? Jamás había pedido tanto porque el día mejore,
llegue a la plaza, lloviznaba todavía, para mi sorpresa la veo con los brazos
extendidos, su rostro hacia el cielo mientras dejaba que la lluvia la moje, con
una sonrisa serena y clara. Tenía un vestido blanco que con la lluvia estaba
pegado a su cuerpo, no podía dejar de mirarla, estaba embelesada con ella ¡qué
locura! Me acerque sin dejar de detallarla con la mirada.
Nadia: - Hola, veo que te
gusta la lluvia, aunque puede hacerte mal
Ella: - Lo que no mata
fortalece dicen ¿no?, me encanta sentir la lluvia, escuchar los sonidos que
hace al tocar las hojas, los techos, la calle o hasta a mí misma. ¿Almuerza hoy
acá? O ¿viene a pagar la cuota de su libro?
Nadia: - ja ja ja, si es
bajo techo es posible - dije
Entramos a la librería, cerré mi paraguas, dejándolo a un
lado, ella busco una toalla y comenzó a secar su cabello, su ropa, se me hacía
más hermosa a cada momento, preparo café y trajo unos sándwich, jamón, queso,
tomate en pan negro, me dio algo de vergüenza, pero me hizo sentir cómoda solo
con su risa, sus palabras y su mirada algo esquiva…
Ella: - ¿Va a leer?
Nadia: creo que después de
almorzar juntas ya podes tutearme ¿no?
Ella: - ¿Tenés el libro? En
la página 7, por favor… ¿lees?
Nadia: - Página… 7 leo…
“LLUVIA
La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de somnolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.
La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.
El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.
Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.
Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.
Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.
¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!
La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de somnolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.
La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.
El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.
Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.
Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.
Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.
¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!
Federico García
Lorca”
Al terminar me di cuenta que ella escuchaba con ojos cerrados
y que unas lágrimas caían en sus mejillas, no me equivoque la primera vez, lo
hizo de nuevo…que belleza tan simple tenía, estaba hipnotizada, no quería irme, quería saber más y más de
ella. No parecía molestarle mi compañía pero mis sentimientos me empujan.
Ella: es un placer
escucharte leer, me encanta, gracias
Nadia: - de nada es algo que
siempre disfrute sola, nunca pensé que podría hacerlo en tu compañía, así que
no sé cuantas cuotas serán, pero vendré a pagarlas.
Ella. No esperaba menos,
estaré aquí.
Habían pasado las horas sin
darme cuenta, fueron horas que sentí segundos, en verdad tenía el poder de
encantar y yo estoy en sus manos…
Recordé que Cristal me
espera en el bar, compromiso con amigos, siempre me pregunto como hace para
saber que llego aun sin verme, ella dice que como la primera vez…solo me
siente, explica su trabajo y planes a quienes compartimos la mesa, su
entusiasmo contagia, la admiro, no debería sorprenderme pero lo hace, es la
mujer que me ha enseñado que todo cambia, que todo pasa, todo mejora. Nuestros
amigos ríen y dicen:” Quiero que alguien me mire así”…
Cristal: lo lamento señores,
es solo para mí… así como mi mirada vivirá siempre en ella.
Nadia: - Te amo – digo, me
acerco y la beso
La noche termina regresamos
a casa, me pide ayuda con su maquillaje, es tan hermosa que no me cansare nunca
de mirarla, tiene una dulzura etérea entre mis brazos, su cabello casi a la
cintura que cae suavemente sobre su espalda, es tan capaz de tenerme en sus
manos con tan solo estar cerca…!la amo tanto!...
Busco el libro que atesoro,
recorro sus páginas, recordándola, quiero volver a verla y como si estuviese
conmigo leo:
“Dile que no me tema, amor, y dile
Que estoy a su lado como el aire,
Como un cristal de niebla o como el viento
Que se aquieta la tarde.
Dile que no me huya, amor, y dile
Que no me vuelva a herir, que no me aparte,
Que soy el brillo húmedo en sus ojos
Y el latido en su sangre.
Dile que no me aleje, amor, y dile
Que yo soy el umbral de su morada,
el agua de su sed
Y aquel único pan para su hambre,
Dile que no se oculte, amor, y dile
Que ya no tengo rostro ni señales
De haber vivido antes de quererme.
De haber vivido, antes.
Dile que no recuerde y dile
Que no respire, amor, sin respirarme.
Julia
Prilutzky Farny”
Duermo sin dejar de soñarla,
al levantarme solo pienso en buscarla una vez más, la rutina ya no lo es, porque
solo espero la hora de verla, llego a la plaza ella ya está sentada, rodeada de
niños, uno de ellos se vuelve hacia mí le dice algo al oído y se acerca a mi
banco.
Niño: - Hola, llegaste tarde
Nadia: - ¿Sí? - sorprendida-
¿cómo podrías saber eso?
Niño: - porque siempre estas
mirando a Cris, nosotros lo vemos, ¿te gusta ella?
Mi sorpresa era tanta, que
él se dio cuenta y solo se reía.
Niño: - No te asustes ella
es especial, pero si no te gusta no entiendo que haces acá todos los días- el
atrevimiento de ese pequeño me impacto, pero al mismo tiempo me hizo buscar
respuesta en mi sobre eso.
Nadia: - Me gusta ver lo que
hace, como lo hace, como la escuchan o la saludan, pero creo que no es algo que
deba hablar con vos.
Extendió su manito y dijo:
Soy Fran, hermano de Cris- con una gran sonrisa y fue corriendo hasta donde
estaba.
Ella se volvió, abrazo al
niño y cruzo la calle, me intrigo tanto la situación, al mismo tiempo que me
llene de temor, realmente ¿era tan obvio mi interés en ella? Si era así tal vez
se molestara, pero al mismo tiempo mi curiosidad era mayor, lograba que mi
mente no pensara en otra cosa y mi corazón pedía su cercanía. Entre a la
librería, el pequeño subido a una escalera acomodaba libros que ella le
alcanzaba, bajo algunos escalones diciéndole algo al oído, lo que hizo que ella
se volviera a la puerta, mirándome, con una esplendida sonrisa me dio la
bienvenida, juraría que me temblaban las piernas.
Ella: Hola, veo que
conociste a Fran, es algo pícaro a veces- señalándolo con la cabeza- pero es mi
mejor compañero y amigo.
Nadia: - no lo dudo se nota
que te ama
Fran: - Voy a hacer lo que te dije y vengo a buscarte-
despidiéndose con un abrazo y un sonoro beso.
A mí solo me dedico una
sonrisa al salir, estábamos una frente a la otra, no sabía que decir así que fue ella quien hablo.
Ella: - Dice Fran, que tenés
unos hermosos ojos verdes y le gusta el largo de tu pelo, su color, el sabe
describir bien a las personas.- sonriendo continuo- también suele ponerlas en
aprietos.
Nadia: - Lo note, pensé que
podía molestarte que te viera en la plaza, pero debo confesar que me intrigan
muchas cosas sobre vos.
Ella: - Hay tiempo, te puedo
contar ¿antes o después de pagar la cuota?-sonríe y se ilumina todo.
Nadia: - cierto, la cuota,
te toca elegir una vez más- tomando el libro de mi maletín
Ella: - Bien…página 3
Nadia: - Leo… “Táctica y
Estrategia”
“Mi táctica es mirarte
Aprender como sos
Quererte como sos
Mi táctica es hablarte y escucharte
Construir con palabras
Un puente indestructible
Mi táctica es
Quedarme en tu recuerdo
No sé cómo ni sé
Con qué pretexto
Pero quedarme en vos
Mi táctica es ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos simulacros
Para que entre los dos
No haya telón Ni abismos
Mi estrategia es en cambio
Más profunda y más simple
Mi estrategia es
Que un día cualquiera
No sé cómo ni sé
Con qué pretexto
Por fin me necesites.
Mario
Benedetti”
Esta vez al terminar ella se
acerca, acariciando mi pelo, me sorprende.
Ella: Fran tiene razón, tu
pelo es hermoso, tu voz, tu forma de leer- mientras hablaba recorría con su
mano el contorno de mi rostro- en verdad sos muy bonita.
Mi cuerpo era recorrido por
un escalofrío, sentía que temblaba, tenerla cerca provocaba en mi sensaciones
que desconocía, pude sentir su perfume, su piel, estuve a punto de besarla pero
me contuve, no podía cometer esa locura, tuve que usar toda mi capacidad de
razonar para evitarlo.
Nadia: Gracias - dije,
mientras sentía mi cara incendiarse, cuando ella alejo su mano de mi rostro.
Ella: - Ahora acepto una
pregunta- mientras se sentaba muy cerca.
Intente hablar, pero no
salían las palabras, mi corazón quería salir de mi pecho, nunca antes me había
sentido tan frágil, tan expuesta, tan incapaz de ponerle palabras a ese
momento, si lo intentaba solo sonidos guturales saldrían, no podía disimular lo
que su cercanía provocaba en mí, ella sonríe y dice.
Ella: - ¿te asuste? O el
poema era tan largo que te seco la garganta, ¿agua?- mientras servía en un
vaso.
Nadia: - Sí gracias- me
sentía transpirar, el sudor recorría mi espalda, hasta pensé que podría
desmayarme, lo que ella logro con solo acercarse era inexplicable. Me dio el
agua, la bebí para ver si conseguía decir algo.
Ella: - ¿Estás bien?- se
escuchaba preocupada
Más calmada, pude decirle
que ya era tarde, que tenía algo que hacer y me fui, de todas formas no podía
articular palabras por primera vez en mi vida… ¿me enamore? La pregunta en mi
mente una y otra vez, no puede ser ¿me enamore?...
Cristal: - ¡Nadia! ¡Nadia!
¿Estás ahí?...hace un rato que te hablo
Nadia: - Sí, por supuesto
que estoy, es solo que buscaba algo y me distraje, perdón.
Cristal: - estos días estas
más distraída que de costumbre ¿hay algún problema del que quieras hablar?
¿Pasa algo?
No puedo decirle, no
todavía, no estoy segura de lo que voy a hacer, necesito más tiempo, faltan
pocos días para nuestro aniversario, es muy perceptiva tengo que poder
disimular.
Nadia: - No, está todo bien,
es solo que como ya sabes, mi cabeza suele llevarme más lejos de donde estoy.
Cristal: - vas a prometer
llevarme con vos un día de estos a ese lugar, si no podría ponerme celosa - se
acerca me da un beso, pone música y se acurruca a mi lado en el sillón. Cristal
tiene la capacidad de hacerme querer ser mejor persona cada día, de inventar
cosas nuevas, de amarla, simplemente eso…de amarla.
Trate en vano de sacar de mi
cabeza el momento vivido con ella, cerraba mis ojos y sentía el rose de su
mano, tenía que hablarle, decirle algo de lo que me pasaba, por lo que había
visto seguramente ella lo entendería. Me tome unos días en el trabajo, de todos
modos no podía concentrarme, estaba decidida a saber que me pasaba con ella, no
era lógico seguir negando mis sentimientos, de todas maneras valía la pena por
lo menos intentar, esta vez fui a la plaza más temprano, la librería estaba
abierta así que entre, ella no estaba, un hombre mayor atendía. Cuando giraba
para irme, una voz llamo mi atención:
Fran: - ¿buscas a Cris?
Nadia: - ¡hola Fran! Pasaba
por que tenía un rato libre y sí, la buscaba.
Fran: - si esperas, podes
acompañarme adonde esta…
Hombre mayor: - ¡Fran! ¿Qué estás haciendo? dijo el
hombre levantando un poco la voz
Fran: - Nada abuelo, ella es
amiga de Cris y vamos a buscarla juntos.
Abuelo: - Hola señorita, si
es cierto lo que dice Fran la compadezco…tendrá que escucharlo un largo rato…-
rio a carcajadas
Fran: - ¡Abuelo!...le voy a
contar a Cris-haciendo cara de tristeza
Nadia: - no se preocupe,
conozco a Fran y será un placer acompañarlo.
Espere recorriendo estantes
y libros, al hacerlo me daba cuenta que los colores estaban ordenados, los
números, los nombres, todo de manera inequívoca, todo tenía mucho de ella y por
otro lado parecía que nada. Fran me toma la mano diciendo que es hora, salimos
y cruzamos la plaza, el iba saltando y pateando cada piedra del camino.
Nadia: - ¿adónde vamos?, se
que a buscar a Cris pero… ¿adónde?
Fran: - A la escuela, ella
sale ahora… ¿puedo contarte un secreto?...
Nadia: - Sí, podes confiar
en mí- dije no muy segura, no sabía lo que ese particular pequeño podía decir.
Fran: - Cris cree que sos
muy linda y yo también, le conté cuando te vi la primera vez, ella me pidió que
le contara las veces que te veía y yo lo hice todos los días desde ahí.
Nadia: - ¿Todos los días?...
¿cómo es eso?
Fran: - En mi libreta
¿querés ver? - saca de su bolsillo una pequeña libreta y me la entrega.
Se nota que la libreta está
bastante usada, la señala diciendo-desde ahí-me encuentro con la que
evidentemente era su letra, “primer día”: viste de azul y rojo, tiene el pelo
suelto, su pelo es lindo.
“Segundo día”: hoy parece
una princesa, tiene un vestido lila y su pelo atado. Así, en la libreta estaba
descrita… ¿yo?...este niño me sorprendía a cada momento, ¿Porqué el haría esto
de describirme? Y no solo eso sino escribirlo en su libreta. Se la devolví
cuando dijo que llegamos, el misterio sobre ella aumentaba, tenía cada vez más
preguntas y menos respuestas. Al fin sale, su belleza era tal que creo en mi
cara era evidente no poder dejar de mirarla, el rojo era el color que mejor le
quedaba, pero la camisa fucsia que vestía hoy junto con la falda blanca, me
dejo sin palabras. Fran, me saco de mi estado al gritar.
Fran: - ¡Cris! ¡Cris! acá
estamos - ella se acerca a él tomando su mano- vine con Nadia.
Cris: - ¡hola!- sorprendida-
que raro verte a esta hora
Nadia: - No trabaje, pase por la librería, me encontré con Fran
que sabe sorprenderme a cada momento y me invito a venir…espero no te moleste.
Cris: - No, me gusta,
podríamos almorzar en la plaza- Fran no se apartaba de ella ni soltaba su mano.
Fran: - Sí, sí, Cris y yo
hicimos una tarta que seguro te encanta.
Nadia: - Acepto, puedo
invitarlos a mi banco- los tres reímos sonoramente.
Fran: - Espérame- soltando
la mano de Cris al llegar al banco- le aviso al abuelo y traigo las cosas-
cruza con cuidado la calle.
Ella se sienta a mi lado,
tantas veces soñé este momento, esquivaba mi mirada pero sus ojos son muy
bonitos.
Cris: - ¿Cómo ves el día?
¿Cómo lo describirías?
Nadia: - No creo ser tan buena
como Fran, pero puedo intentar… el sol esta a pleno, el cielo totalmente sin
nubes, el viento mueve las hojas de los arboles suavemente, la primavera logra
que todo se vea mejor.
Al mirarla, la encuentro con
sus ojos cerrados, nuevamente las lágrimas, pero con una sonrisa que
contrastaba con ellas, esta mujer me sorprendía a cada momento, abre sus ojos y
sonríe secando con disimulo sus lágrimas
Cris: - gracias, es tan
bonito escucharte, tanto como cuando lees- Fran llega con el almuerzo, ofrezco
comprar la bebida para acompañar, tiene varios recipientes de distintas formas
y tamaños, que acomoda y los tres disfrutamos de la comida, entre risas por las
picardías de Fran, no podía sentirme más feliz, ella contaba acerca de sus
libros, de las personas que entraban a buscar algo en particular, de cómo ella
misma era atrapada por la trama de libros nuevos o recordaba con añoranza
libros leídos tiempo atrás, empecé a comprender como lograba encantar a las
personas; porque siempre estaba rodeada, la capacidad que tenia de hipnotizar
con las palabras.
Después de terminar el
almuerzo, Fran debía irse a la escuela, así que se despidió, no sin antes
llevar las cosas a la librería, volver a darle un abrazo y beso a ella, girar
para hacer lo mismo conmigo, ese pequeño estaba encantándome tanto como ella.
Nadia: - Ese niño sí que es
especial
Cris: - Lo es, siempre ha
sido así, comprende como pocos muchas cosas, tenia trece años cuando él nació,
de las cosas más bellas que he visto, un niño hermoso- se emociona hasta casi
llorar- perdón, siempre me pasa cuando pienso o hablo de él.
Nadia: - Eso te hace todavía
más interesante, pocas personas son capaces de dejar salir su sensibilidad de
ese modo, por vergüenza o porque no saben que así somos más humanos.
Cruzamos la calle
lentamente, me sentía en el lugar donde debía estar, el tiempo era un detalle
que nada definía, toda ella era una intriga, que me atrapaba más allá de mis
razones, al entrar el abuelo salía, acaricia su rostro, dándole un beso en la
frente diciendo- Ya que estas con compañía, me voy un rato…hasta luego
señorita- se aleja cruzando la plaza. Entramos, ella camina siempre el mismo
pasillo hasta encontrar donde sentarnos.
Cris: - ¿estás apurada? O podemos
leer
Nadia: - Quiero leer…- no
quería dejarla, si fuera por mí no me iría nunca, me enamore, lo sé, por
primera vez me enamore y no me arrepiento. Busco el libro y ella como siempre
dice:
Cris: - Página 15…
Nadia: - Dice…
“Espíritu sin
nombre,
indefinible esencia,
yo vivo con la vida
sin formas de la idea.
indefinible esencia,
yo vivo con la vida
sin formas de la idea.
Yo nado en el
vacío,
del sol tiemblo en la hoguera,
pálpito entre las sombras
y floto con las nieblas.
del sol tiemblo en la hoguera,
pálpito entre las sombras
y floto con las nieblas.
Yo soy el
fleco de oro
de la lejana estrella,
yo soy de la alta luna
la luz tibia y serena.
de la lejana estrella,
yo soy de la alta luna
la luz tibia y serena.
Yo soy la
ardiente nube
que en el ocaso ondea,
yo soy del astro errante
la luminosa estela.
que en el ocaso ondea,
yo soy del astro errante
la luminosa estela.
Yo soy nieve
en las cumbres,
soy fuego en las arenas,
azul onda en los mares
y espuma en las riberas.
soy fuego en las arenas,
azul onda en los mares
y espuma en las riberas.
En el laúd
soy nota,
perfume en la violeta,
fugaz llama en las tumbas
y en las ruinas yedra.
perfume en la violeta,
fugaz llama en las tumbas
y en las ruinas yedra.
Yo atrueno en
el torrente
y silbo en la centella
y ciego en el relámpago
y rujo en la tormenta.
y silbo en la centella
y ciego en el relámpago
y rujo en la tormenta.
Yo río en los
alcores,
susurro en la alta yerba,
suspiro en la onda pura
y lloro en la hoja seca.
susurro en la alta yerba,
suspiro en la onda pura
y lloro en la hoja seca.
Yo ondulo con
los átomos
del humo que se eleva
y al cielo lento sube
en espiral inmensa.
del humo que se eleva
y al cielo lento sube
en espiral inmensa.
Yo en los
dorados hilos
que los insectos cuelgan
me mezo entre los árboles
en la ardorosa siesta.
que los insectos cuelgan
me mezo entre los árboles
en la ardorosa siesta.
Yo corro tras
las ninfas
que en la corriente fresca
del cristalino arroyo,
desnudas juguetean.
que en la corriente fresca
del cristalino arroyo,
desnudas juguetean.
Yo en bosques
de corales
que alfombran blancas perlas,
persigo en el océano
las náyades ligeras.
que alfombran blancas perlas,
persigo en el océano
las náyades ligeras.
Yo en las
cavernas cóncavas
donde el sol nunca penetra,
mezclándome a los gnomos
contemplo sus riquezas.
donde el sol nunca penetra,
mezclándome a los gnomos
contemplo sus riquezas.
Yo busco de
los siglos
las ya borradas huellas
y sé de esos imperios
de que ni el nombre queda.
las ya borradas huellas
y sé de esos imperios
de que ni el nombre queda.
Yo sigo en
raudo vértigo
los mundos que voltean,
y mi pupila abarca
la creación entera.
los mundos que voltean,
y mi pupila abarca
la creación entera.
Yo sé de esas
regiones
a donde un rumor no llega,
y donde informes astros
de vida un soplo esperan.
a donde un rumor no llega,
y donde informes astros
de vida un soplo esperan.
Yo soy sobre
el abismo
el puente que atraviesa,
yo soy la ignota escala
que el cielo une a la tierra.
el puente que atraviesa,
yo soy la ignota escala
que el cielo une a la tierra.
Yo soy el
invisible
anillo que sujeta
el mundo de la forma
al mundo de la idea.
anillo que sujeta
el mundo de la forma
al mundo de la idea.
Yo en fin soy
ese espíritu,
desconocida esencia,
perfume misterioso
de que es vaso el poeta.
desconocida esencia,
perfume misterioso
de que es vaso el poeta.
Gustavo Adolfo
Bécquer”
Termino de leer y vuelvo a verla con los ojos cerrados,
ya no pude soportar la tentación, me acerque a ella, acaricie su rostro y sin
pensarlo bese sus labios, tan dulces, tan suaves, mi corazón emprendió el
galope tan conocido últimamente para mi, fueron segundos, los más largos de mi
vida, los mejores, sobre todo porque ella me correspondió al beso, cuando nos
separamos ella recorre con ambas manos mi rostro, en el suyo pequeños cristales
caen de sus ojos, seque sus lágrimas y la abrace con fuerza, no quería que el
momento termine y sentí que ella se entregaba a mí en ese abrazo, sin que
cesara su llanto, me alejo apenas para ver su rostro y las palabras salieron de
mí sin planearlas.
Nadia: - No llores
amor, por favor, sos lo más hermoso que conocí- mientras secaba sus lágrimas-
ya no llores, te encontré y no voy a dejarte ir.- ella respondió
Cris: - Eras mi
sueño, y llegaste a mí de una manera que jamás imagine, tal vez te parezca una
locura pero estoy enamorada de mi sueño, pero esta realidad es mucho más
increíble.
Estuvimos abrazadas
un largo rato, yo no pensaba en nada más que ella, su cercanía, el beso y sus
palabras…la música más simple y dulce que haya llegado a mis oídos. Estaba
enamorada, sí, lo estaba.
Cris: - Tengo que
contarte algo, no es fácil pero debo ser justa con vos, aunque no lo creas,
solo pude verte una vez, hace muchos meses, entraste a la librería con aire distraído,
tanto que no me viste subida a la escalera, te observe mientras mirabas los
libros, tu andar sencillo, la manera en que tus ojos recorrían el lugar, casi
no mirabas libros nuevos, buscabas los más usados, pasaste muy cerca sin verme,
tu perfume llego muy dentro de mí, llevaste un libro de poemas, cruzaste la
calle y te sentaste en el banco de siempre, no pude dejar de mirarte hasta que
te fuiste y lo único que pedí como deseo ese día fue volver a verte.
Nadia: - creo que nos
vimos, unas cuantas veces más ¿no?
Cris: - el día que te
vi por primera vez me habían dado la noticia más triste para mi, la enfermedad
degenerativa en mis ojos avanzaba rápidamente y las cosas que conocía pronto se
convertirían en sombras, solo podría ver sombras, en mi familia todos saben que
siempre me atrajeron las chicas, lo que no imaginaron era que ese día volvería
a casa diciendo que había conocido a la mujer de mi vida, que las lágrimas que
derramaba no eran de tristeza por mi enfermedad, si no por el temor de no poder
verte más.
Mi sorpresa era tal,
que el aire me falto ¿Cómo no lo note? Hace meses que la observo y nunca me di
cuenta que no ve, mi pequeña no puede ver, ahora era yo quien lloraba, pero
ella dijo:
Cris: - No amor, no
sientas pena, soy feliz de poder verte, aunque no pueda detallar tu rostro
exactamente, si tengo tu imagen grabada en mí, te veo cuando me lees, te vi
cada día sentada en el banco con la complicidad de Fran que me ayudo en eso,
mientras aún podía ver, almorzaba en la plaza para grabar en mi mente los
colores, del cielo, de los árboles , de la flores, la sonrisa de los niños, los
ojos de mis amigos, usando cada color que pudiese guardarme, para de esas
memorias poder después contarte como haces que se sienta mi mundo con vos en
el.
Ahora podía entender
muchas cosas, ella me contaba, como hablar con todas las personas con quienes
la vi, la ayudaba a guardar sus rostros en la memoria, de ese modo cada voz,
tenía un rostro, al cual responder, todo lo que me contaba solo aumentaba mi
amor por ella, como había podido grabar cada rincón de la librería y el lugar
de cada libro, en su mente podía verlos, a cada palabra de ella más quería
quedarme a su lado, mi corazón estaba
más convencido a quien quería amar, las dudas simplemente desaparecieron…
Nadia: - Desde la
primera vez que ti vi, supe que no podía sacarte de mi mente y poco a poco te
fuiste metiendo en mi corazón, lo que nunca hubiese imaginado era que no veías,
tu manera de manejarte no lo muestra para nada, admiro tu valentía, tu
capacidad de hacer frente a esta situación que podría quebrantar a cualquiera,
Cris cuanto más te conozco más deseo hacerlo. – me acerco y beso suavemente sus
labios acaricio su pelo y volvemos a abrazarnos, hasta que un ruido nos
distrae.
Fran: ah!! Por fin,
ya era hora hermanita- mientras corría a sus brazos
Cris: - Te amo,
aunque seas terrible, solo a veces
Fran: - Nadia también
te ama, lo veo en sus ojos- mirándome, lo abrazo con fuerzas.
Nadia: - ¿estás
seguro que tenés la edad que decís? Porque a mí me parece que hablo con un alma
antigua
Cris: - Él tiene un
alma plena y limpia por eso puede ver cosas que muchos adultos no, y el me
detalla cada día, el cielo, el clima, las personas…
Fran: - Nadia…-riendo
tanto que nos contagio a las dos
Ese momento quería
que perdure eternamente, estaba por primera vez en mi vida enamorada, de
alguien que sin hablarme ya me había encantado, después de escucharla estaba
entregada y después del beso era impensado dejarla.
Suena mi teléfono:
“¿Amor? ¿Falta mucho para que llegues?”
- es Cristal, que me espera con la cena, no me di cuenta del paso del
tiempo.
No, estoy en camino,
llego en veinte minutos.
Subo al auto, sin
poder quitar de mi cabeza cada detalle de lo vivido, regreso a casa donde
Cristal me espera, como siempre, me conoce mucho seguramente notara que algo
pasa, tengo que encontrar algo que decirle, lo mejor será el trabajo es algo
que ella sabe me preocupa, además debo trabajar en el plano de la casa de la
playa, eso la convencerá, sí, le voy a decir eso.
Al día siguiente
volví a la librería me recibieron con un beso y un abrazo único, nos contamos
más de nuestras vidas, ella tenía veinte años, yo tengo veinticinco, tenía
aparte de Fran otra hermana, sus padres murieron así que vivían con los
abuelos, la librería era de sus padres por eso la conocía tan bien, se había
criado en ella, amaba las flores, los niños, los animales, y amaba la poesía,
al llegar a ese detalle recordé que debía pagar mi cuota, ella vuelve a elegir…
página 20
Nadia: ahora te leo
amor…porque te amo - la beso y leo…
“No quiero esto de andar enamorado:
No quiero esto de andar enamorado,
estar triste y alegre sin motivo,
saberse generoso y vengativo,
dormirse sin dormir. Y estar cansado.
Y sin embargo, es el acostumbrado
milagro de estar trémulo y altivo,
tanto más libre cuando más cautivo,
tanto más rico cuanto más se ha dado.
Esto de respirar bebiendo el aire,
sentirse rey, temblar frente al desaire,
con el gesto indeciso y la mirada
más cerca o más allá del horizonte,
sufrir el sol, tratar que no tramonte,
mirar sin ver. Y ver, sin mirar nada.
Julia Prilutzky Farny”
Al terminar comprendo
porque cerraba los ojos, porque es su forma de ver cada detalle de la poesía,
de ver en su mente aquellos colores y formas tan atesorados, comprendo que
también cada sonido le recuerda a aquellos que ha guardado, admiro su
fortaleza, sus ganas, veo en ella cada vez más a la mujer que quiero en mi
vida. Es cierto que no le he contado de la mía, no le conté como vivo ni con
quien, tengo miedo de cómo reaccionará, ella que hace frente a todo, que cada
cosa en su vida le cuesta tanto y sin embargo la enfrenta con una sonrisa
franca, así paso mi semana fuera del trabajo, leyendo para ella, mirando cómo
se convierte en la persona que no puedo dejar de ver, cuando estamos en la
plaza y nos rodean los niños, sabe quién es quién y cómo están solo por el
color de sus voces, cuenta cuentos antiguos pero los hace nuevos, hace que los
niños cierren sus ojos y viajen con ella al mundo de fantasía, donde todo está
más claro, tiene con ella un libro que atesora, porque en cada página tiene un pétalo,
una flor, una hoja seca, mientras relata acaricia cada una y logra describirlas
tal cual las veo, esta mujer encanta con las palabras ahora me queda claro
porque le di antes el nombre de “Encantadora de serpientes”, solo que no somos
serpientes…somos personas.
Cristal: - No podes
decirme que no pasa nada Nadia, te conozco demasiado, deberías saberlo, se,
siento que algo pasa, solo necesito saber que- ella me lo dice con lágrimas en
los ojos.
Nadia: - No mi amor,
tranquila, no pasa nada, no te preocupes por favor- me acerco y la abrazo
contra mi pecho
Cristal: - Tengo
miedo, miedo de perderte-lloraba de manera que me hizo doler el alma.
Nadia: - Tranquila,
¿podes confiar en mí como la primera vez? Solo eso mi amor, no llores- se
durmió sobre mi pecho, como tantas otras noches.
Un nuevo amanecer y
estaba decidida, hablaría con Cris le contaría toda la verdad, llegue como
siempre para estar con ella, hace tiempo que nos pertenecemos, ella siempre
sabe cuando llego…siempre.
Nadia: - Nunca puedo
sorprenderte, siempre sabes cuando entro…te amo…hoy vengo decidida a decirte
toda mi verdad, lo único que espero es que sepas comprenderme…
Cris: - Me asustas un
poco, pero se lo que quiero y sos vos, así que adelante no te preocupes
Nadia: - desde que te
conocí pienso en este momento, nunca te lo dije pero todavía vivo con mis
padres, soy hija única y ellos no saben que amo a una mujer, que el amor de mi
vida tiene la voz más encantadora, que me atrapo desde que la vi; Cris, te
entregue mi corazón y quiero entregarte mi vida, solo puedo pedirte un poco de
paciencia, nada en absoluto podrá impedir que compartamos el resto de nuestras
vidas, pero tengo que poner las cosas en orden, con todos, primero con vos,
ahora sí no te oculto nada, te amo y lo haré toda mi vida.- Sentí algo de temor
porque tal vez ella que tenía todo tan claro, no entendería mi miedo a sacar a
la luz mi felicidad.
Me sorprendió como
siempre, me dijo que esperaría mis tiempos, que en el momento que quisiera
mostrarme al mundo ella sería feliz; lo hice… un día de primavera un año
después de aquel primer beso lleno de tanta poesía, la presente a mis padres en
una cena, solo tuve que decir:
Tengo que
presentarles a mí “encantadora de serpientes” que me encantó desde que la vi
por primera vez, ella es Cristal, el amor de mi vida…
Recordar en estos
días tan próximos a nuestro aniversario número cinco, cada detalle, cada aroma,
cada rincón y momento compartido es la única manera que tal vez y solo tal vez,
yo pueda sorprenderla. Mi cómplice como siempre Fran, ese pequeño pícaro que
hace nuestra vida más dulce, en estos días se encargo de grabar el sonido de
las hojas cuando el viento sopla, la lluvia en mi ventana, la risa de los niños
ciegos a los que Cristal enseña de su experiencia, mientras yo grabe cada poema
que ella elegía para leer, sigue diciendo que cuando cierra los ojos puede ver,
verme , sé que es cierto porque aquella mirada que una vez se cruzo con la mía,
la tengo eternamente en mí cada vez que la miro y el ritual de cada tarde en
que Fran nos visita, es que el me describa como lo hacía antes, pero ella
espera el momento en que él dice:
Fran: - tranquila
hermanita sigue amándote como siempre, lo veo en sus ojos como la primera
vez.-ese instante se acompaña con un beso que incomoda al adolescente en que se
ha convertido nuestro Fran.
Es cierto que la hice
sufrir un poco, ella que como su nombre lo dice es frágil como el cristal, pero
tan fuerte a la vez, sabrá comprender o eso espero. Hoy Fran debe encargarse
que ella llegue más tarde, debo colocar cada cosa en su lugar, en nuestra casa
no existen paredes lisas, tiene la textura que sus manos necesitan, cada
textura un color, de esos que ella lleva como tesoro en su memoria, en cada
lugar de la casa puse algo para ella, tengo todo listo, estoy nerviosa…esta vez
quiero ser yo quien la sorprenda.
Escucho la puerta y
me quedo en silencio, al entrar se escucha el sonido de las hojas en el viento
de fondo para aquel primer poema de la página 5, el sonido de la lluvia en mi
ventana para el de la pagina 7, cada sonido con algún momento de aquel
principio; al terminar cada uno escucho su voz;
Cristal: - ¡Nadia!
¿Dónde estás?...
No respondo, solo
espero…que ella llegue a mí, que me encuentre, tengo conmigo su regalo, el que
hice preparar. Llega a mí con lágrimas en los ojos y una sonrisa que le ilumina
la cara.
Nadia: - ¡feliz aniversario mi amor! - le digo
Cristal: - ¿cómo
pudiste hacerme creer que pensabas en alguien más?- su pregunta era muy seria-
si no confiara tanto en vos, lo hubiese creído.
Ella se acerca y me
abraza dándome uno de esos besos que me elevan del suelo, y al oído me susurra:
lograste sorprenderme…gracias
Nadia: hay algo
más-digo mientras le entrego un paquete envuelto en genero rojo, lo acaricia y
lentamente lo abre, dentro esta el libro en Braille que hice con todos los
poemas que marcan nuestras vidas, en sus tapas están, la hoja seca, el pétalo,
la flor, los colores que más le gustan, rojo, azul, naranja, los ve al
sentirlos, nuevamente las lagrimas en sus ojos, busca la última página y dice:
Lees?...
El poema que leo es
aquel que leí cuando ya no había dudas que compartiría mi vida con ella…y leo…
“Como decir de pronto…
Tómame entre tus brazos
No me dejes caer, te
necesito,
Acepta el milagro.
Tenemos que aprender a no
asombrarnos
De habernos encontrado,
De que la vida, puede estar
de pronto
En el silencio o en la
mirada.
Tenemos que aprender a ser
felices
Y a no extrañarnos
De tener algo nuestro.
Tenemos que aprender a no
temernos
Y a no asustarnos
Y a estar seguros
Y a no causarnos daño...
Julia Prilutzky
Farny”
Acaricia su libro con una
ternura única, es preciosa y esta noche lo es aún más, nos sentamos en el sofá
como siempre, solo que ella dijo:
Cristal: ahora me toca
sorprenderte…- comenzó a sonar la música, reconozco la canción… “trough the
eyes of love” de la película castillos de hielo, la que ella me enseño a ver y
escuchar, era nuestra, esa canción como todos esos poemas… “Por favor, no dejes que este sentimiento
termine, es todo lo que soy…todo lo que quiero ser.
Puedo ver lo que soy ahora,
darme cuenta lo que es verdadero. Desde que te encontré estoy viendo a través
de los ojos del amor…
Ahora, puedo tomarme el
tiempo, puedo ver como mi vida empieza a brillar…ahora con solo tocarte, puedo
sentir tantas cosas…Desde que te encontré veo con los ojos del amor y ahora en
verdad creo que incluso en la tormenta encontraríamos la luz, sabiendo que
estas a mi lado, yo estoy bien…
“Por favor no dejes que este
sentimiento termine, quizás no regresaría de nuevo y yo quiero recordar cómo se
siente tocarte, como se sienten tantas cosas…desde que te encontré…”
La canción sigue mientras
ella cubre mis ojos con un pañuelo, sin que la vea, me acaricia, huele mi
perfume, me recorre entera como solo ella puede, como solo ella sabe, con la
intensidad del amor que nos une…de repente, se separa, busca algo, se mueve por
la casa de un modo sinuoso, todos tienen razón…no puedo verla de otra manera.
Se acerca con una caja y
dice: Mi regalo…- en la caja, hay una maqueta, es… ¡¡la casa de la playa!! Cada
pared, cada rincón, cada jardín, es ella y me veo yo…siempre me ayudo en mis
maquetas pero esta es…perfecta y encuentro en la caja una nota…
Mi amor:
Siempre quise que fueras el amor de mi vida, ahora lo quiero
más…
Te encontré un día sin buscarte, sin pensar que podrías
ser quien acompañara mis locuras, mis dolores, mis pasiones, tu belleza y
seriedad no esperaban compañía, tampoco mi tristeza y timidez. Pero quién diría
que de ese coctel tan disímil nacería el amor más grande.
El día de aquel primer beso después del poema, el abrazo…
me envolviste para hacerme sentir segura, plena, única, desde ese momento ya no
importo nada. No hubo quien impida esa complicidad que crecía, roces, excusas,
para fundirnos en un beso o abrazo que necesitábamos como el agua, cómplices
para unir fuerzas ante comentarios o miradas criticas, cómplices de no poder
ocultar lo que era inevitable, ese sentimiento que muchas veces nos llevaba a
no poder evitar nada, Amor mío, solo mío, niño escondido por mucho tiempo que
no impidió se convirtiera en gigante, complicidad imposible de ocultar, porque
el corazón decidió, el mandaba sobre cualquier razón.
Cuando llega a mis oídos el color de tu voz, despierta mi
corazón dando saltos, luchando por salir, cada palabra tuya me hace verte,
verte a través de tus silencios, del cambio en el tono ante la alegría, el
dolor, los celos, escucharte me traslada al lugar adonde estas, y no hay
distancia posible, todo se puede superar. Tu voz suena dulce como el canto del
ave que arregla su nido, es trueno que ensordece ante el reclamo de lo que te
pertenece, la cascada más potente la representa tu voz que brama ante el dolor
de la injusticia, de la impotencia, escucharte para mi es volver a verte una
vez más, es ansiar anclar mi barco en tu memoria, que encuentres siempre en mi
historia una página más. Que escribas sobre mí, en mí, el resto de mi vida
quiero seguir viéndote, sobretodo esa mirada que tan bien me describen, esa que
me hace sentir amada, como siempre.
PD: Haremos juntas la
casa de nuestros sueños, mi regalo es mostrarte como yo la veo. Te amo, Cris.
Y mí encantadora de serpientes,
vuelve a encantarme con sus palabras, vuelve a enamorarme, vuelve a amarme, a
verme y yo a ella…como la primera vez.
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me encanto! simplemente eso,me gusto mucho la poesía,maravillosa
ResponderEliminarMe la descargue en pdf del recopilatorio que hicieron en la pagina y me la lei en unas horas, la forma de contarlo me ha gustado mucho, muy original. Gracias por compartirla! =)
ResponderEliminarwooow HERMOSO de verdad me encantoo!!!...
ResponderEliminarBell!! me deleitas con tus escritos y deslumbras con tus elocuencias simplemente GRACIAS!! un beso desde argentina
ResponderEliminarSimplemente hermoso!!!!
ResponderEliminarque linda historia... un gusto haberla leido. muy bien contada por lo demas.
ResponderEliminarMuy ameno y esto que no soy de poesias.
ResponderEliminarHERMOSO!!!
ResponderEliminarQué genialidad!! Increíble como se fundieron las dos historias!! Admiro tu genio Bell y muchas gracias por compartir tus relatos!!
ResponderEliminarFlorencia de Argentina