Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Quizás - Sankh


Y ahí estaba frente a mi amiga de años, confidente, paño de lágrimas y cómplice de locuras sin sentido; en el último momento que comparto con ella antes de su viaje por unos meses. Las despedidas nunca son fáciles, ya sea por unos días o por unos meses; nunca son momentos gratos que le gusten a nadie, pero se debe dar en las personas que se quieren.  Sé que solo serán unos meses, pero teniéndola aun frente a mí, ya le extraño.

“Vamos no es para tanto, solo serán unos meses. Y estaré de vuelta para tu cumpleaños. Ese día que odias tanto”, dijo Alisson de espaldas a mí.
“Hey, no odio el maldito día de mi maldito cumpleaños. Es solo que….siempre algo me lo arruina. Además, sabes que te extrañaré; así sea por una semana o 5 meses”, le dije con gran sinceridad.
“I know darling. También te extrañaré mucho, pero existe el teléfono, el internet y el correo”.
Con una sonrisa algo burlona de mi parte le respondo, “¿El correo?,  ¿quién usa el correo estos días?”.
“No sé, pero aún existe”, Alisson respondió de manera pensativa.
No pudiendo aguantar la risa digo, “Bah, creo que el USPS ha tenido bajas en los últimos años por culpa del Internet”.
Alisson caminó hasta mí y se sentó a mi lado cabizbaja. Sé que está triste. Así que simplemente trato de animarla.
“Ya, mira que te divertirás en Italia, siempre has querido ir allá. La pasarás genial aunque sea por trabajo, la experiencia será única. Hasta yo me iría contigo en este preciso momento”.
Ella alzó su cabeza para  mostrarme sus hermosos ojos verdes aceitunas y dijo, “Cuanto desearía que te fueras conmigo”.
“Sí, pero no puedo”, le sonríe mientras continué diciendo, “Ya sabes, el trabajo, mis cosas están acá, aunque también desearía eso;  no puedo dejarlo todo e irme”.
Alisson suspiró, “No solo me refiero a que te vayas conmigo a Italia ahora. Sino a que te quedes conmigo aquí”.
Alcé mis cejas y moví un poco mi cabeza para ver si el movimiento me permitía entender mejor sus palabras, pero no resultó.
“Ali, estoy contigo”.
“Sí, pero no de la manera que yo quiero. Lo cierto es que quiero una oportunidad contigo desde hace ya mucho tiempo. Y lo sabes, solo que en algún momento desistí y me calle, pero ya no puedo callar más”, dijo con una expresión de total desahogo en su rostro.
Me quedé bastante desenfocada y completamente hipopotamizada, bueno no; hipnotizada con lo que había dicho. Recuerdo que hace mucho, en alguna ocasión, había hecho algún tipo de comentario que me había indicado sus sentimientos, pero no paso a ser ni una propuesta, ni una declaración. Esta vez era algo más serio y directo, aun así necesitaba estar segura….
“¿De qué rayos hablas?”.
“De que me gustas, de que siempre ha sido así” se levantó y comenzó a caminar hasta reposar su cuerpo en la mesa y quedar frente a mí, “Creo que desde la primera vez que te vi, cuando estábamos en la Universidad, recuerdo que estaba sentada para tomar una clase y aun la profesora no llegaba. Así que todos andábamos histéricos y decíamos que donde estaría la irresponsable. Entonces llegaste tú, te sentaste a mi lado con esta única sonrisa que enseguida me cautivó y preguntaste, ‘Hola, ¿aún no llega la profesora?’. Y cuando pude reponerme de tu sonrisa te respondí algo como…”
“Sí, la irresponsable lleva 5 minutos de retraso”, me adelanté a responder con una gran sonrisa.
“Eso te dije y me dijiste,  ‘¿Sabes que si no llega en 15 minutos, se toman las firmas y nos podemos marchar? La verdad que son pocos profesionales aquí, y que dejarnos esperando por una clase’. Y me fascinó la manera en que lo dijiste, entonces respondí, ‘Además, ¿te imaginas a la profesora?, una vieja amargada y loca, que perdió sus mejores años enseñando educación pública y ahora viene a torturar a los universitarios con clases aburridas’”, terminó diciendo alzando sus hombros y con una expresión de sorpresa en su rostro.
No pude contener mi carcajada y alcancé a decir, “Claro que recuerdo tu discursito, sobre todo lo de vieja amargada”.
“Y todos comenzaron a molestarse y a decir improperios contra la profesora y tu solo sonreías. Creo que me enamoré primero de tu sonrisa, que de tu persona. Estuviste un momento sentada y luego como llegaste te pusiste de pie y dijiste, ‘ Buenas tardes, soy la profesora que no llegaba, que en efecto si estaba, un placer conocerlos’, eso fue un golpe bajo para todos”, dijo entrelazando sus brazos en su pecho.
Me puse de pie y sin moverme de lugar le dije, “Siento que ha sido mi  mejor performance de toda mi existencia. Puedo recordar las caras de todos y te recuerdo a ti que abriste tus ojos muy grandes y se borró la sonrisa de tu rostro y hasta noté que te deslizaste del asiento, te hiciste muy pequeña en él”, terminé diciendo con mis manos en mi cintura en actitud de haber ganado.
“Imagínate qué vergüenza tenía, le había dicho vieja amargada y aburrida a la profesora que eras tú, pensando que tú eras una alumna más”.
“Te jodiste Ali, eso te enseña a que no hables mal de nadie con desconocidos”.
“Pero me deslumbraste”,  bajó sus brazos y mordió su labio inferior.
“Aún así, cuando andas deslumbrada es cuando cometes más idioteces, dímelo a mí…”, le dije alzando mis manos al cielo.
“La verdad, ¿qué pensaste de mí en ese momento?”, la pregunta no se hizo esperar.
“¿Que eras una idiota y que si tenía la oportunidad de reprobarte lo haría?”, le sonríe sarcásticamente.
“Really?...”, Alisson me dirigió una mirada incrédula, que expresaba tantas cosas que no logré descifrar.
“No, tontita, solo pensé que eras una idiota, pero que eras una idiota hermosísima. Además, me pareció tan gracioso todo el asunto, me encantó ese experimento y salió a la perfección. Poder saber lo que todos pensaban de alguien, sin ni siquiera conocerla y que hablaran de mí conmigo ahí. Eso fue tan genial”, expresé complacida y proseguí,  “¿Y qué pensaste de mí?”.
“Que eras demasiado joven para ser la profesora, o sea,  más joven que yo. Ya luego supe que eras estudiante en la Universidad e impartías clases como un proyecto de tu Departamento Académico”.
“Que genialidad esa, ¿no?; tenia 23 cuando pasó todo eso”.
“Y desde ese momento me deslumbraste y lo sabes, solo que nunca usé las palabras correctas para expresarlo. En mis molestas borracheras te hacia mis descarados acercamientos y comentaba mis deseos frustrados de poder llegar a hacer más que tu amiga, pero yo nunca me animé a…”, dijo mirándome a los ojos.
No pude más que suspirar y quedarme perdida es esos hermosos ojos que siempre me han parecido tan familiares y tan temidos. Alisson era una mujer hermosa, una mujer envidiada y deseada por mujeres y hombres; era la mujer perfecta. Y aunque en algún momento pude decir ‘mierda, pero que mujer más espectacularmente bella’,  apartaba mis pensamientos porque ella era mi amiga y prefería conservar una linda amistad que destruirlo todo con una mala relación.  Era tan increíble que esa mujer, precisamente esa mujer estuviese expresando sus sentimientos hacia mí.
 Entonces, comencé a caminar, salí al balcón del apartamento y me detuve a observar la vista que tanto amaba de la cuidad. Siempre que estaba ahí era trasladarme a otro lugar, a otro mundo, a otro espacio justo dentro del espacio. La cuidad enmarcada por el hermoso paisaje de la cordillera, el cielo tan claro, el aire tan fresco, el silencio de la lejanía, la vista de la cercanía…
La escuché caminar tras de mí y decir, “En ocasiones vas a otros lugares, buscas en otros ojos, tocas a la puerta de otros corazones  y te empeñas en ir lejos;  sin reconocer que tal vez el amor lo tienes  frente desde siempre. Y continúas caminando en busca de lo que imaginas que quieres, sin saber lo que necesitas. Y un día abres los ojos de la vida de desenfrenos que llevas y te fijas que lo único que has necesitado esta frente a ti y lo estás perdiendo”, dijo esto parada a mi lado sin mirarme, solo con la mirada perdida al horizonte.
Sentí que algo dentro de mi ser se desencajó, “No me estás perdiendo, Ali”, alcancé a responder y era cierto no me estaba perdiendo aunque...
“No estoy perdiendo a la amiga, pero estoy perdiendo a la mujer y eso me está matando”, se volteó para mirarme.
“¿Por qué ahora?”, le pregunté sin despegar mi vista del lejano paisaje.
“Porque es el momento en que he abierto los ojos”.
“Tarde”, le dije esta vez mirándola con una mueca en mi rostro.
“No, tú eres la que dices que el amor nunca llega tarde, solo justo a tiempo; eso me lo enseñaste tu”.
“Aja”.
“Te veía del brazo de él y me moría de celos, siempre supe que él no era la persona adecuada para ti. Sabía su descaro y treta, pero tú te aferrabas a algo que no había, algo que no querías, algo que sabias no era tu verdad. Este hombro soportó el peso de tu rostro enjugado en lágrimas, estos brazos rodearon tu cuerpo en consuelo, esta boca pronunció palabras como ‘todo estará bien, mañana pasará, no dejes que las cosas insignificantes de la vida te abatan’, cuando la verdad me moría por decir, ‘el no te merece, no te hará feliz, es un maldito desgraciado…en cambio yo jamás te haría sufrir’. Nunca tuve el valor, nunca…”, dijo por lo bajo.
Todo esto era tan…extraño para mí. En alguna ocasión me hubiese encantado que ella me declarara su amor y lo gritara a los 4 vientos, Alisson era la mujer de la que te puedes enamorar después de dos horas de conocerla, pero era mi amiga.
“¿Sabes lo difícil que es callar un amor que solo quiere ser escuchado?”.
“Lo sé y muy bien, créeme…”, le respondí.
“Entonces debes entender  como me he sentido todo estos años”.
La entendía, honestamente entendía que se podía sentir en su posición y sentí que el corazón se me hizo pedacitos, sentí un dolor tan profundo como si me apuñalaran lentamente. Moví mi cabeza para mirarle a los ojos y dije, “Alisson,  tú sabes que…”.
“Lo sé, pero igual quería decirlo. Ya no podía más y sentía que el corazón me quería estallar”.
“Está bien”, dije sin dejar de mirarle a los ojos, “es que tú eres tan…”.
“Dime una cosa y sé honesta cualquiera que sea la respuesta. ¿Yo te gusto?”.
Cambié mi mirada hacia un punto que ni sabía a que le prestaba atención, pero esa pregunta me descontroló los nervios,  “Claro, me gusta tu personalidad, tu carácter, tu…”
Alisson me interrumpió subiendo el tono de voz, “¿Que si te gusto como mujer?, no puedes responder la maldita pregunta, siempre andas por las ramas…”.
La pregunta me tomó desprevenida, sin tener una respuesta anticipada, sin saber qué demonios respondería…
“Responde la pregunta”, dijo acercándose más a mí y esta vez con una voz dulce que me enterneció.
“Oh por Dios Ali, esto está mal, no es correcto, no…”
“Solo te pedí que respondieras”, dijo ella perdiendo la paciencia.
En mi pura desesperación y confusión solo respondí, “¿Cómo crees que no puedas gustarle a cualquier persona , eres bellísima y...”, ya no supe que más decir, mi corazón latía sin parar por todas la preguntas; siempre he sido tan idiota con estas situaciones que al final de todo siempre termino regándola a las grandes ligas.
“Corazón, no pregunté si le puedo gustar al resto del mundo, estoy preguntando si te gusto a ti, solo a ti”.
“Por un demonio, por supuesto que si me gustas”, le grité separándome de ella.
En realidad, no lo podía negar, me gustaba, pero nunca había puesto mi pensamiento en eso, ¿o sí? Si tan solo esta proposición hubiese sido antes, si tan solo me hubiese dicho esto unos meses antes, si tan solo…

Alisson se acercó a mí hasta el punto que sin tocarme siquiera sentía el calor de su cuerpo,  mi mano en la barandilla del balcón fue acariciada por la suya erizándome la piel. Bajé mi vista para ver su mano subir por mi brazo, rozar mi cuello, acariciar mi mejilla y posarse en mis labios.



Nuestros ojos se encontraron y me perdí en los de ella; para luego ver como los suyos miraban mis labios mientras su dedo los acariciaba. Mi cuerpo se enloqueció y quería permanecer por más que le ordenara que se moviera; sus ojos me hipnotizaban, su caricia me envolvía y la cercanía de su cuerpo me descontrolaba.
Y en ese trance tan fantástico ella comenzó a decir, “No hay nada en la vida que deseo más que tenerte” me susurró y comenzó a acercar su rostro al mío, mientras mordía sus labios. Entonces, cerré mis ojos, sentí su aliento muy cerca de mis labios y me aparté de ella lo más rápido que pude…entré al apartamento y ella fue tras de mí. Solo llevaba en la mente el pensamiento que debía salir de ahí antes que fuese demasiado tarde…
“¿Dónde crees que vas?”, escuché decir, mientras me tomaba del brazo y me acercaba nuevamente a ella situando sus manos por mi cintura para no dejarme escapar. Nuevamente se acercó a mis labios y mirándome a los ojos dijo, “el miedo te paraliza y te hace ver como una tonta”,  y cuando traté de pronunciar palabra alguna, sus labios estaban junto a los míos. Una vez que se tocaron traté de despegar los míos de los suyos, pero fue inútil. Ese beso me estaba sabiendo a gloria, cerré mis ojos, me dejé llevar y devolví el tierno beso. Mi cuerpo se estremeció como una hoja al viento, mi corazón comenzó a palpitar mucho más rápido de lo normal, mis sentidos se embriagaron de una sensación ya olvidada, pero completamente placentera. El beso comenzó a subir de intensidad, su lengua acarició mi labio inferior para luego entrar en mi boca y tocar la mía que le devolvió el húmedo contacto…el simple roce de ambas hizo explotar mis más incontrolables deseos. Mierda, debo confesar que me quería morir, ese beso me transportó a…no se a donde, pero me dejó extasiada.
Ella apartó sus labios de los míos sin despegar  su cuerpo y  manteniéndome muy cerca del suyo. Continué con mis ojos cerrados, instintivamente pasé mi lengua por mi labio inferior para recoger el rico sabor de su boca, suspiré y abrí los ojos para encontrarla simplemente observándome. Sus ojos tan profundos, tan penetrantes, tan expresivos; ella es tan jodidamente hermosa y yo…tan jodidamente estúpida…y ese beso fue tan jodidamente perfecto…
“Ali, yo….”, fue la única genuina idiotez que pude articular en ese preciso momento.
Ella llevó su dedo a mis labios en señal de que guardara silencio y se apresuró a decir, “No me amas, lo sé”, esbozando una sonrisa con algo de tristeza. Llevó su  mano a mi cara y acarició mi mejilla con una sensibilidad que solo el amor expresa.
Tomé sus manos entre las mías, posé mis labios en ellas, las besé y le susurré, “Lo siento…yo…ahora…”.
“No tienes que darme explicaciones, yo sé que me arriesgué a esta confesión. Sé que alguien está en tus pensamientos y es quien llena tu corazón.  Debo ser sincera, la envidio por tener tu amor en tan corto tiempo y yo estoy aquí desde hace tanto  y no me has visto”, se separó de mí y comenzó a caminar en la dirección contraria.
“No se trata que no te haya visto, siempre lo he hecho, siempre has estado aquí…”
“Pero no soy ella…”, respondió continuando su paso.
No era ella….no era ella…no, no lo era.  No era tan fácil porque mi corazón estaba ocupado y no es como si puedes decir, ayer a las 7 la quise a ella y hoy a las 4 te quiero a ti. Si obedeciera las normas de mi ángel malo y nefasto sentado en mi hombro derecho me dejaría llevar por el deseo de esa mujer que tenía frente a mí, era la tentación de las tentaciones más excitante que he tenido en frente y si la fidelidad no fuese tan importante en mi vida me dejaría arrastrar al infierno. Pero no es justo traicionar un sentimiento que aun llevaba en mi corazón, no es justo jugar con los sentimientos de la amiga que permanecía junto a mí, no es justo…no es justo que me lo diga ahora, no es justo que me haya gustado  ese beso, no es justo…pero ¿qué es justo?...era momento de decir algo…
“Alisson, esto sin duda me toma por sorpresa. ¿Por qué no decirlo antes?”, comencé a caminar hacia ella.
“Miedo, inseguridad, cobardía… no quería perderte”, me respondió dándome la espalda y organizando algunas cosas para su viaje.
“Nunca me perderás”, respondí deteniéndome tras ella.
“Pero preferí por años conservar a la amiga, que estropearlo todo con confesar un amor que no será correspondido”, dijo esto volteándose nuevamente para mirarme y continuar diciendo, “Debí decirlo antes, ¿no?”.
“Sí, me parece que sí”, susurré y me sorprendí mirando sus labios y por un momento deseé nuevamente…aparte la  vista de sus labios y la dirigí a otro lugar menos tentador. 
“Soy una tonta”, le escuché decir.
Devolví mi mirada a ella, esta vez a sus ojos, “No lo eres, en algún momento yo también sentí…”.
Ella me miró con cara de sorpresa y se apresuró a preguntar, “¿Por qué no dijiste nada?”.
“Porque soy una cobarde, marica, idiota que pensó que una mujer como tu jamás se fijaría en alguien como yo, además, había alguien más. Ya luego esa persona salió de mi vida y tú te quedaste, pero ya había tomado la decisión de cerrar mi corazón bajo llave y no dejar entrar ni la luz del sol en el…y desistí de esa idea”, terminé sintiendo una especie de alivio dentro de mi ser.
“Y alguien más se me adelantó…”.
“No se trata de que se te adelantaran, es cuestión de que algunas cosas solo se dan, sin esperarlo y sin buscarlo; solo pasan, a veces sin darte cuenta y cuando abres los ojos ya es tarde”.
“Entiendo”, dijo y bajó su cabeza dirigiendo su mirada a la nada, para luego devolverla sobre mí y hacer la temida pregunta, “¿Eres feliz?, porque si lo eres…aunque me gustaría ser tu felicidad; si eres feliz con otra, esa sería mi felicidad también. Aunque me muera de verte de la mano de ella y tenga que permanecer  siendo simplemente tu amiga…como hasta ahora.”
La miré para observar su gesto de dolor luego de sus palabras y solo pude responder, “No lo sé, no sé si soy feliz…solo sé que mi corazón está ocupado con un gran sentimiento que se apoderó de mi alma y aprisionó todo mi ser…es todo lo que tengo”.
Alisson suspiró, comenzó a caminar hacia mí y dijo con voz dulce, “Life is so ironic”.
“¿Por qué lo dices?”.
“Porque he pasado mi vida buscando algo que he tenido hace mucho, simplemente no presté atención y he dirigido mi vida a lugares y a personas que me han llenado por un momento, pero no ha permanecido la sensación que me han hecho experimentar. Sin embargo, lo que tú me has dado ha permanecido y se ha acrecentado a través de los años. Fuiste mi amiga de la que me enamoré,  para convertirte en la mujer que amo. Estoy cansada de caminar el camino que no me conduce a nada, conoces mi vida y sin duda debió ser mejor…quiero hacerla mejor contigo…me llegues a amar o no, sea como tu amiga o como tu compañera, sea como tu confidente o como el amor de tu vida…no importa; solo quiero permanecer a tu lado”, se acercó lo suficiente para tomar mis manos y entrelazarlas con las de ella.
El solo contacto fue diferente esta vez, esta mujer me había tocado un millón de veces a través de los años, habíamos estado muy cerca en infinidad de ocasiones, pero después de ese jodido beso había algo que hacía que fuese diferente. Cierta electricidad se sentía en la piel, el solo roce revelaba  nuevas sensaciones que no entendía, pero que me atemorizaba sentirlas.
Sus palabras me dejaron embrutecida, esa era mi amiga, pero nunca le había escuchado decir palabras como aquellas; ni siquiera a la mejor y más hermosa de sus enamoradas. Seré honesta, quería llorar, sí, llorar porque sentí que mi corazón se estrujaba y no me permitía respirar, ni pensar, ni articular palabra alguna. Alcé mi vista al cielo, tratando de contener mis lágrimas y sólo balbuceé, “Maldición… esto no está pasando…”.
“El hecho de que te haya confesado que estoy loca por ti, no quiere decir que debas sentirte con alguna obligación con toda esta situación, tampoco que pretendas que sientes lo mismo”, escuché sus palabras que me devolvieron a la realidad.
“Es que, ¿sabes? Tú no me eres indiferente como mujer”, lo expresé sin pensar y ya luego me arrepentí de decirlo, “Eso es algo que no puedo negar”, aunque deseaba con toda mi alma que no fuese así, “pero ya sabes las cosas no son tan fáciles y en estos momentos…esta ella…y yo…aunque…me gustaría…ufff no sabes cuánto….carajo...”, fue todo lo que pude componer en una oración congruente bajo el estado de nervios que me encontraba.
Ella comenzó a reírse sin dejar de mirarme y rápidamente dijo, “Amo cuando estás nerviosa,  tartamudeas y no sabes qué demonios decir”,  su sonrisa se hizo tan hermosa y sus ojos tenían un brillo diferente al decir estas palabras y luego  completó, “Lo cierto es que amo todo sobre ti, incluso las cosas que más me desesperan y me irritan de tu persona, la simple conclusión es que te amo.”.
Cerré mis ojos y suspiré tan profundo que sentí que me llevó una eternidad esa acción y dije en voz muy baja, “No continúes, no lo hagas, por favor…es suficiente…”, abrí los ojos para mirarla y lo único que salió de mi boca fue, “No quiero perderte”.
Alisson dejó rodar unas lágrimas por sus mejillas que fueron como una tortura para mí, ver esas lágrimas furtivas escaparse por su hermoso rostro fue como sentir que se me escapaba la vida con cada una de ellas. Tracé el trayecto de sus lágrimas con mis dedos hasta limpiar todo su rostro y rozar dulcemente sus labios con mis manos. Me quedé frente a ella mirando en la profundidad de sus ojos, me regaló una mueca que pareció una sonrisa y luego nos abrazamos en un silencio que pareció eterno. Ese abrazo que no podía terminar, ese abrazo que duró tanto tiempo como las ganas de permanecer, ese abrazo en el que compartimos sentimientos genuinos y confusiones sin sentido, ese abrazo que me embriagó con su aroma, ese abrazo que descontroló mis emociones, ese abrazo que me entregó un millón de sentimientos desconocidos, ese último abrazo antes de su partida…el abrazo perfecto para dos personas que quieren decir tanto con palabras, pero saben expresarlo mejor en acciones compartidas.
Era el momento de lo inevitable, retrocedí un poco sin despegar mi cuerpo del suyo y le sonreí como siempre le había hecho cuando las cosas no andaban bien y yo trataba de arreglarlo todo con una gran sonrisa o con alguna frase estúpida. “Oh vamos, será divertido, vas al Coliseo romano y me traes un pedazo de roca del suelo, llegas a la Torre de Pisa y la enderezas, asistes a la Catedral de Milán y cuentas todo su ventanal, caminas la Plaza de San Pedro de un lado a otro unas 10 veces  y entras a la Capilla Sixtina y tomas una foto de cada una de las casi 400 figuras del Juicio Final, por favor, que sean con vista panorámica.”
Arqueó sus cejas y con una tenue sonrisa dijo, “¿Algo más querida?”
“No mi cielo, suficiente, de recordar algo más te enviaré un mensaje por coreo normal”.
“Gracias”, dijo ella mientras se acercaba a mi oído y susurraba, “Te extrañaré y…te amo”, para luego separarse, besar nuevamente mis labios y comenzar a alejarse de mí. Siguió su camino y se detuvo sin voltear para preguntar, “¿Crees que tengo alguna oportunidad de esperar un quizás de tu parte?, claro, una vez que puedas resolver tu situación actual con ella…”.
Esa era la última pregunta que faltaba para completar el rompecabezas y acabar por joderme la existencia. Ahora mi mente se formulaba las preguntas, “¿realmente ella tenía alguna oportunidad?... ¿la tenia?... ¿qué me hacía sentir esa mujer  que estaba frente a mí?... ¿podría llegar a amarle como mujer y no como mi amiga?... ¿podría? Debía resolver mis sentimientos por otra persona, eso era evidente, ese amor que aun llevaba tatuado en mi corazón, aunque, ya no fuese lo mismo y la tinta estuviese de alguna manera desapareciendo. Era mi decisión ahora, cerrar ese capítulo de mi vida y comenzar una nueva historia o decidir permanecer y darle un final diferente a una conclusión inconclusa…aún no lo sabía, pero mi respuesta fue un, “Quizás…”.
Alisson volteó a observarme detenidamente, cada detalle de mi rostro, cada rastro de veracidad en mis palabras y su sonrisa se iluminó como la de una niña que logra obtener su regalo más preciado, su mirada esta vez fue tan diferente. Me dio la espalda nuevamente para decirme desde esta posición, “No te presionaré, yo sabré esperar…ese quizás es la esperanza de lo que estoy segura al final alcanzaré”.
Y ese fue el último día que la tuve conmigo antes de su viaje y la extraño horrores, la extraño como esa parte de mi que no se cómo, pero perdí y está lejos ahora, la extraño como si por mucho tiempo no supiese lo que tenía en mi vida y ahora simplemente le había perdido…extraño su sonrisa coqueta, sus hermosos ojos llenos de ternura y sensualidad, su presencia en cada día de mi vida a pesar de las horas de lejanía, sus halagos sin razón alguna, su aroma tan exquisito, su idioma defectuoso, sus diálogos sin sentido en los que siempre terminaba teniendo la razón porque nunca la entendía, sus abrazos, su beso…extrañaba ese beso y lo recordaba cada instante que me sorprendía su necesidad. La estoy extrañando de la manera que jamás pensé extrañarla, de la manera confusa en que extrañas a una persona que significa mucho para ti y necesitas con urgencia. Estos meses en los que ha estado lejos de mí presencia física; aunque siempre en comunicación, me han parecido una tortura eterna. Mis sentimientos son un asco, mi mente está confundida y yo…necesito tiempo para definir mis sentimientos, de analizar mis posibilidades, de reconocer mi realidad.
Es momento de aferrarme a lo imposible, de lo que fue, de lo que me llenó, de lo que amé o sencillamente darle la oportunidad a lo que puedo amar, a lo que estoy necesitando, a lo que deseo, a lo que puede ser mi felicidad. Estoy aquí y lo único que deseo es que estos próximos dos meses viajen volando porque ese “quizás” que dije sin siquiera pensarlo, ese “quizás” que le albergó una esperanza en el corazón,  ese “quizás” que me ha venido taladrando las últimas neuronas sanas que forman parte de mi existencia, ese “quizás” tan simple, pero lleno de tanto significado, ese “quizás” se podría convertir en un “sí, intentémoslo”.
Hoy mi corazón sufre, por lo que fue, por lo que aun siento, por lo que puede ser, pero debo crecer y cesar el llanto que me ha ahogado los últimos instantes de mi vida, curar el dolor que siente mi corazón por heridas pasadas y comenzar…tal vez ella estuvo frente a mi todo este tiempo y me empeñé a fijar mi vista en otra parte.
Estoy en medio del camino de lo que amé y de lo que quizás amaré, debo tomar la dirección correcta esta vez, las intercesiones, las curvas, las empinadas y los semáforos han cambiado mi trayecto y causado que mi viaje haya sido un poco tormentoso. Debo tomar la ruta correcta esta vez, ¿cuál es?, no lo sé, pero si no me arriesgo a cargar mi equipaje, trazar las coordenadas, comenzar a hacer el viaje a lo desconocido y arriesgarlo todo. Tal vez ese quizás sea la felicidad que ha sido mía siempre, pero no la reconocía…hasta ahora…hasta que regrese a mí…hasta que pueda decirle, yo también te amo…



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5 comentarios:

  1. Escribes realmente hermoso, cada vez que leo lo que escribes me dejas sin palabras sabes alegras mis noches. Un beso un abrazo

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  2. ¿Me podrías indicar una historia parecida a "No todo lo que se ve es realidad"? No dejo de pensar en ella. Gracias de antemano.

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  3. Talentosaaaaaa geniaaaaa me haces emocionar hermosa sankh como siempreeee lo es facinante lo que mas quiero es que sigas con esa cabezita locaaa jajaja besotes ROSANA ARGENTINA

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  4. Francamente he disfrutado mucho leyendo tu historia. Me gusta cómo escribes y voy a buscar otros relatos tuyos.

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  5. Qué historia tan bonita, y no crees que podría haber una continuación querida Sankh?
    Saludos, desde Perú :)

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