Kasia: - Bueno, ¿y dónde vamos si se puede saber?
Lucy: - Lo veras cuando lleguemos.
Kasia: - Pero está lejos, cerca, dame alguna pista,
¿no? -poniendo cara de pena-
Lucy: - Nop… -levantó la mano para llamar a un taxi-
venga sube.
Kasia: - No pensaras secuestrarme y hacerme cosas
raras ¿no? -subiendo detrás de ella al taxi-
Lucy: - Nada que tu no quieras, créeme -el tono de
Lucy fue tan sensual que a Kasia le puso los pelos de punta-, a la calle…
Kasia: - ¡Ays! hasta al taxista le hablas en
susurros, miedo me das -riéndose-
Lucy: - Pues aun no has visto nada.
Kasia se quedó, algo sorprendida, ¿qué no había
visto nada? ¿Pero que iban hacer? Pensó en decirle algo más, pero visto lo
visto era mejor esperar y ver que deparaba el día.
Diez minutos más tarde el taxi paraba delante de
una especie de polideportivo, el sitio le era familiar, pero no recordaba de
qué. Lucy se bajó la primera, luego la siguió Kasia que una vez en la calle se
dio cuenta de donde estaban.
Kasia: - ¡Oh! Oh ¡Dios mío! ¿Es lo que creo que es?
Lucy: - Primera parada… ¡patinaje sobre hielo!
Kasia: - Como sabias que… -estaba en shock-
Lucy: - Supuse que aunque no es patín en línea esto
te iba a encantar.
Kasia: - ¿Perdona? ¡Encantar no es la palabra! ¡Oh!
Lucy: - supongo que si te gusta – dijo riéndose
Entraron dentro, Kasia parecía una niña pequeña llena
de emoción, sus ojos abiertos de par en par lo observaban todo y no podía parar
de sonreír. Lucy iba detrás mirándola a ella, se sentía feliz súlo por verla
feliz, ¿eso debía ser algo bueno, no? Cogieron los patines y saltaron a la
pista, por suerte no había casi nadie, así Kasia pudo lucirse delante de Lucy.
Kasia: - Mira si haces así y te impulsas luego
puedes levantar la pierna y… -haciendo una pirueta-
Lucy: - Te vas a caer Kas.
Kasia: - Qué va, si es fácil, mira otra vez…
Kasia cogió de nuevo impulso y al ir a hacer la
pirueta perdió el equilibrio y se fue de bruces al suelo, Lucy al verla se echó
a reír, pero cuando se dio cuenta que no se ponía en pie corrió, como pudo a su
lado.
Lucy: - ¡Kas! ¿Estás bien? -arrodillándose a su
lado- ¿Kas?
Kasia: - ¡AJA! -dándole un susto de muerte a Lucy- ¡picaste!
Lucy: - ¡Serás idiota! -levantándose enfadada-
Kasia: - Pero Lucy si era una broma…
Lucy se fue directa a la puerta para salir de la
pista, se había asustado al verla en el suelo y ahora se sentía una idiota, así
que decidió irse a cambiar. En los vestuarios se estaba peleando con la correa
del patín cuando entró Kasia.
Kasia: - Oye, perdóname… -poniéndose delante suyo-
no pensé que te fueras a enfadar tanto…
Lucy muy sería: - pensaba que te había pasado algo…
Kasia: - Lo siento… -haciendo pucheros- ¿me
perdonas?
Lucy: - -intentando reprimir la risa-
Kasia: - Va me perdonas -mas pucheros-
Lucy: - Idiota -riéndose- pero no vuelvas a hacerme
nunca algo así… me importas y me preocupo, así que por favor no lo hagas.
Kasia: - Jamás -abrazándola- tú también me
importas, mucho.
Lucy: - Venga vamos a seguir patinando, pero sin
piruetas ¿eh?
Kasia: - Hecho.
Entraron de nuevo a la pista, ahora ya con mas
gente, aunque Lucy ya controlaba bastante bien los patines, aun iba algo
insegura por eso Kasia estuvo muy pendiente de ella, lo que no sabía era que
cada vez que se daba la vuelta y cogía algo de velocidad los ojos de Lucy la
memorizaban, de los pies a la cabeza. El tiempo pasó y tuvieron que irse a,
según le había dicho Lucy, su segunda parada del día.
Kasia: - Seguimos con los misterios, ¿no?
Lucy: - Claro -sonriendo sabiendo que Kasia no
soportaba no saber nada-
Decidieron dar un paseo, bueno Lucy lo decidió y
Kasia aceptó ya que no sabía dónde iban. Fue un paseíto largo, pero no les
importaba, había salido el sol y así aprovecharon para charlar, que les hacía
falta.
Kasia: - Bueno hay algo que quiero preguntarte y no
sé cómo hacerlo…
Lucy: - Sólo hazlo, sea lo que sea es mejor que me
lo digas a que estés en silencio dándole vueltas -Kasia la miró algo
sorprendida de lo bien que la estaba empezando a conocer-.
Kasia: - Cuando dijiste que te sentías confundida… ¿querías
decir sobre mi o sobre las mujeres en general?
Lucy: - Buena pregunta -paró de andar y la cogió de
la mano-, cuando estamos juntas siento muchas cosas, pero no sé exactamente el
qué… nunca me había pasado esto con una chica, he tenido muchas amigas, pero
ninguna con la que me sienta tan gusto como contigo Kas. Es por eso que estoy
confundía, contigo -puntualizo bien la última palabra-.
Kasia: - Vale -con gesto nervioso-.
Lucy: - ¿Estas bien?
Kasia: - Si, es que yo me siento igual, aunque he
estado con mujeres desde hace tiempo, nunca había sentido lo que siento
contigo. Pero no quiero estropear nuestra amistad, no quiero perderte.
Lucy: - Jamás me perderás Kas -Lucy sonrió con toda
la ternura del mundo luego miró hacia en enorme edificio que tenían delante-. ¡Uy
mira ya hemos llegado!
Kasia: - ¿Aquí? -poniendo cara de no entender-
Lucy: - Bueno concretamente ahí -señalando a lo
alto de la torre-.
Kasia: - Pero… ¿pero tú has visto a qué altura está
eso?
Lucy: - Claro.
Kasia: - ¿Esto es el Fernsehturm verdad?
Lucy: - Sip, siempre he querido comer aquí y tú me
has dado la excusa perfecta -cogiéndole de la mano- ¿vamos?
Kasia: - Pues… -muerta de miedo por la altura- no
sé si quiero que me perdones ahora mismo -empezando a andar-.
Lucy: - Que tonta eres, ya verás que vistas.
Entraron dentro del edificio, y se metieron en el
ascensor, Kasia seguía poco convencida del tema, ¿pero qué más podía hacer? En
el ascensor observaba a Lucy que radiaba de emoción, empezó a fijarse en los
pequeños detalles, su pelo cayendo sobre sus hombros, las pequeñas arrugas en
la frente cuando sonreía, esos hoyuelos que transformaban su pose seria en la
de una niña que te daban ganas de abrazar, y sobre todo en esos ojos azules que
cuando la miraban sentía que la traspasaban y leían hasta su alma. Supongo que Lucy
se dio cuenta de que estaba siendo observada porque se giró para mirarla.
Lucy: - ¿En qué piensas?
Kasia: - En nada -se sintió descubierta y por
primera vez en su vida, insegura-, pensaba en si veremos mi casa desde arriba -mintió-.
Lucy: - Y la mía, ya veras, te va a encantar.
Kasia: - Ya lo hace.
Lucy la miró y sonrió, no sabía exactamente si se
refería a las vistas, pero prefirió no preguntar. Llegaron arriba, más rápido
de lo que esperaban teniendo en cuenta la de pisos que habían subido, se abrió
la puerta y entraron al restaurante.
Camarero: Buenos días.
Lucy: - Buenos días, tenemos una reserva a nombre
de Lucy Scherer.
Camarero: Si, síganme por favor.
Kasia: - ¿Reserva?
Lucy: - Si, después de que me llamaras la hice.
Kasia: - Ahm… así que tenías claro lo que querías.
Lucy: - Algunas cosas sí.
Camarero: Ahora les traigo las cartas.
Lucy/Kasia: - Gracias.
El camarero les dio las cartas y las dos empezaron
a leerlas en silencio.
Kasia: - ¿Dios mío, pero has visto qué precios?
Lucy: - Ya bueno, es que me merezco una enorme
disculpa por lo de ayer ¿eh?
Kasia: - -riendo- vale, vale… ¿que vas a tomar?
Lucy: - Pues me apetece una ensalada de primero y
de segundo creo que cogeré el pescado.
Kasia: - Buena elección, yo prefiero los fetuccini
con salsa de quesos.
Camarero: ¿Qué van a beber?
Kasia: - ¿Tiene carta de vinos?
Camarero: Por supuesto -dándosela-
Kasia: - Gracias -mirándola- mire cogeremos el
Cabernet del 92.
Camarero: Buena elección.
Lucy: - No sabía que entendías de vinos -sorprendida-.
Kasia: - Aprendí con mi madre, quería hacer un
curso de vinos y como le daba cosa ir sola me obligó a ir, así que aprendimos
las dos.
Lucy: - Vaya eres una caja de sorpresas,
interesante.
La comida fue de lo más agradable, charlando de los
próximos rodajes, sabían que se acercaba el momento de rodar el primer beso y
Lucy se sentía algo insegura. También hablaron de sus vidas, aunque
prácticamente se lo habían contado todo, siempre quedaban cosas.
Kasia: - Mi padre me preguntó si quería y yo le
dije que si, así que al día siguiente me puse delante de cámara y ya no he
dejado hacerlo.
Lucy: - Tan pequeña…
Kasia: - Si, pero creo que aunque no lo hubiera
hecho me habría dedicado a esto igualmente. Siempre supe que lo mío era actuar,
con mis hermanos jugábamos a imitar actores de la tele y mi madre siempre me
daba a mí la puntuación más alta -sonriendo al recordarlo-.
Lucy: - Ay, eres la niña de mamá!
Kasia: - Un poco, siempre he estado muy unida a
ella. ¿Tu estas unida a tus padres?
Lucy: - Pues con mi padre sí, siempre me ha apoyado
y me ha animado a conseguir lo que quiera en la vida.
Kasia: - ¿A qué se dedica?
Lucy: - Mi padre es arquitecto, de ahí que yo sea
una gran aficionada a las vistas y a los edificios -mirando por la ventana-.
Cuando era pequeña nos íbamos a pasear por la ciudad y me iba explicando los
secretos de los edificios, y parecía que me contase un cuento.
Kasia: - Qué guay -sin poder desviar la mirada de
ella que parecía absorta por las vistas y los recuerdos-.
Lucy: - Un día, yo debía tener siete u ocho años,
me llevó a una de sus obras. Me pusieron un casco amarillo que me quedaba
enorme -riendo al recordarlo- y me dio una vuelta por todos los lados, ese día
sentí que mi padre era la persona más importante de mi vida, deberías haber
visto con que respeto le hablaban y no sé… supongo que empecé a sentir yo
también el mismo respeto hacia él.
Kasia se había quedado completamente embobada
mirándola mientras le contaba eso, no lo podía evitar, era preciosa y no solo
físicamente.
Lucy: - ¿Kasia?
Kasia: - ¿Qué? -había dejado de oírla y no se había
enterado de la presencia del camarero- perdón, tome.
Lucy: - Te habías quedado como ida -riendo- en qué
pensabas?
Kasia: - Solo te estaba escuchando… ¿y con tu madre
no te llevas bien?
Lucy: - Bueno digamos que mi madre no es una
persona fácil -bajando la mirada- ella no quería una hija actriz, quería una
hija casada y con niños.
Kasia: - Vaya… eso suena…
Lucy: - Estúpido, lo sé -se puso algo triste-.
Kasia: - Ey! No te me pongas triste ¿eh? Que las
madres a veces son un poco… tu ya me entiendes, pero seguro que se siente
orgullosa de lo que has conseguido.
Lucy: - No la conoces, pero tienes razón no es
momento de tristezas! ¿Has encontrado ya tu casa? -mirando por la ventana-
Kasia: - ¡Yes! Si miras en línea recta al fondo hay
un edificio blanco,
¿lo ves?
Lucy: - Si, creo que si…
Kasia: - Pues ese no -riéndose- el de al lado a la
derecha.
Lucy: - ¡Ah! ¿Así que esa es tu casa? Algún día nos
tendremos que acercar más y me la enseñas.
Kasia: - Claro cuando quieras.
Lucy: - ¿Cuándo yo quiera? Es bueno saberlo.
Kasia: - Ahm… -nerviosa por como la miró Lucy-
tenías razón con las vistas.
Lucy: - Ya te lo dije. ¿Nos vamos?
Kasia: - Si, bueno ¿y ahora cual es el plan?
Lucy: - Sabes que no te lo voy a decir, así que
deja de preguntar -llamando al ascensor-.
La bajada en el ascensor fue muy parecida a la
subida, pero esta vez la que se empezó a fijar en los pequeños detalles fue
Lucy, mientras Kasia le iba preguntando por el siguiente sitio al que la
llevaría como una niña pequeña, ella solo veía esos ojazos enormes que llevaban
el alma escrita, la sonrisa hermosa y sincera, y el pelo loco que tanto le
gustaba llevar. No podía evitarlo, por alguna razón estaban conectadas de una
manera que no se podían imaginar, ni explicar, Lucy sabía que eso no era
amistad, pero ¿qué debía hacer? Llegaron a bajo y como Kasia podía ser
realmente muy insistente, por no decir pesada, Lucy decidió darle una pista.
Lucy: - Bueno te diré una cosa, pero solo una y ya ¿vale?
-llamando a un taxi-
Kasia: - ¡¡Vale!! -dando saltitos como una
adolescente-
Lucy: - Ahora coges este taxi, te vas a tu casa y
te pones ropa elegante, quiero decir algo como para salir a un sitio elegante.
Kasia: - ¿Un sitio elegante como el teatro? -intentando
adivinar-
Lucy: - Puede ser, pero no exactamente, y ahora
vete y nos vemos en un par de horas en mi casa.
Kasia: - Y por qué no mejor, te vienes conmigo, así
ves mi casa y de paso ¿me ayudas a elegir la ropa?
Lucy: - -pensándolo por lo que podía suponer ir a
su casa- Vale, también podemos hacerlo así, y luego vamos a la mía, a ver si ya
se ha ido el idiota ese y me cambio yo, te parece? -de pronto Kasia se puso
algo seria- ¿Qué pasa?
Kasia: - Ya no me acordaba de tu ex.
Lucy: - Pues olvídalo, no es alguien que me
interese para nada y solo ha venido porque su ligue le debe haber dejado
tirado, seguro que ya se ha ido. -Dándole un beso en la mejilla- ¿Vamos?
Kasia: - Vamos.
Montadas en el taxi las dos estaban calladas, se
habían dicho que no querían precipitarse, que ante todo lo primero era su
amistad. Pero en el fondo se morían de ganas de aquel beso no dado, de la
caricia no sentida y del amor que sabían tenían dentro de ellas. Pero y si no
funcionaba? Kasia no se podía permitir otra perdida como la de Martha, para
ella había sido demasiado difícil, no podía arriesgarse de nuevo así, por mucho
que sintiera lo que sentía. Y Lucy, ella sabía que si se lanzaba ya no habría
marcha atrás, pero con una mujer, ¿que pensaría la gente? Aunque la pregunta en
realidad era, ¿qué pensaría su madre? La gente le daba igual, pero su madre,
seguro que la haría sentir despreciable como cuando le dijo que quería ser
actriz y no como ella. Las dos iban enfrascadas en sus pensamientos cuando del
fondo de alma surgió un suspiro, sincronizado, una expulsión de aire y de
miedos que hizo que se miraran y empezaran a reír.
Kasia: - Ya llegamos.
Lucy: - Vaya que edificio más bonito.
Kasia: - Pues sí, me encanta esta zona y el piso es
una pasada, ya lo veras.
Subieron, era un edificio antiguo sin ascensor,
pero por suerte Kasia vivía en el segundo, cuando entraron Lucy se quedó
alucinada. El piso era grande con muchísima luz, tenía dos habitaciones, una
que era el dormitorio y la otra el estudio, lleno de libros, el salón-comedor,
tenía un enorme ventanal de pared a pared que le daba una luminosidad
impresionante, todo decorado con un estilo moderno, pero perfectamente
combinado con la vejez del piso. La cocina era espaciosa, con una mesa en
medio, y también con mucha luz ya que tenía salida a un pequeño balcón.
Mientras Kasia le iba enseñando todo, Lucy no podía más que fijarse en lo
perfecto que era ese piso para ella, no había nada que no llevase escrito el
espíritu de Kasia.
Kasia: - ¿Te gusta? -sentándose en el sofá-
Lucy: - Me encanta, la verdad es que lo tienes
superbién decorado y todo es precioso -acercándose a una estantería donde había
varios libros y una foto que llamó su atención-. ¿Eres tú?
Kasia: - Si, con mi padre -poniéndose detrás de
ella-. Fue la primera vez que me puse delante de la cámara, al terminar nos
sacaron esta foto.
Lucy: - Se te ve tan feliz -cogiéndola-, y eres
igualita a ahora ¿eh?
Kasia: - Eso dicen.
Lucy se dio la vuelta y se encontró con los ojos de
Kasia, se había puesto detrás para ver la foto y ahora no podían separarse, sus
miradas se magnetizaban como polos opuestos, era una fuerza incontrolable.
Estaban tan cerca que podían notar las palpitaciones de sus corazones, el beso
era inevitable, necesario, pero peligroso. Lucy bajó la cabeza hacia el suelo y
Kasia se apartó, lo deseaban, pero no debían.
Kasia: - ehm -intentando recomponerse- ¿me ayudas a
elegir la ropa?
Lucy: - Si… claro -temblando por dentro de una
forma que jamás había sentido-.
Se fueron hacia la habitación y Kasia abrió el
armario, dejando ver la disparidad de estilos, vaqueros, a montones, camisetas
y camisas, sudaderas, toda ropa cómoda y practica. Pero también vestidos mas o
menos elegantes, zapatos, miles de ellos, y muchos bolsos.
Lucy: - Vaya, veo que te gusta la ropa, eh? -burlándose-
Kasia: - ¿Te estás riendo de mi armario?
Lucy: - No, no que va -sin poder evitar reírse- es
solo que… tienes mucha ropa.
Kasia: - Pues sí, me encanta la ropa -acercándose a
los vestidos-. A ver, elegante tengo este -sacando un precioso vestido negro
con un cinturón de tachuelas plateadas-, o este -uno rojo con brillantes- o
sino pues unos pantalones de vestir y esta camisa, o bien este con unos
leggins.
Lucy: - Vaya difícil elección -viendo el montón que
se iba formando en la cama-.
Kasia: - Pues si y más si no sé dónde vamos -intentando
que Lucy soltara prenda-.
Lucy: - Vaya, bueno pues a ver déjame mirar, este
no -separándolo del montón-, este definitivamente no… -poniendo cara de asco-.
Kasia: - Oye! Pero si ese me gusta mucho.
Lucy: - Ya bueno, un día vamos a hablar de moda tu
y yo -riéndose- este con… si con esto y con estos zapatos.
Kasia: - ¿Estas segura? -Algo desconcertada con la
elección- nunca había combinado este vestido con los leggins i estos zapatos,
no sé yo eh?
Lucy: - Pues por eso, debes ponerte esto, venga
pruébatelo para estar seguras y nos vamos.
Kasia: - Vale.
Kasia se quitó la camiseta sin pensar en lo que
podía sentir Lucy, para ella ese gesto era algo natural con una amiga. Lucy no
pudo evitar ver su torso semidesnudo y mil sensaciones estallaron en varias
zonas de su cuerpo, le costaba respirar, tuvo que humedecer sus labios porque
la boca se le había secado y sentarse en la cama para no caer, ¿cómo podía
alguien producir tanto con tan poco?
Kasia estaba en su mundo peleando con los leggins
sin ni siquiera percatarse del estado de Lucy, a la que de un momento a otro se
le iba a salir el corazón del pecho. Cuando hubo terminado se puso frente a
ella con una sonrisa, mirándose al espejo.
Kasia: - Queda bien la verdad -dándose la vuelta-,
tenías razón!
Lucy: - ehm… si, ya te lo dije -intentado recuperar
su compostura y disimular-. ¿Nos vamos?
Kasia: - Espérate que me cambio otra vez y ya me
pondré todo en tu casa así también nos pintamos y todo.
Lucy: - ¿te espero fuera, vale? -no podía soportar
verla de nuevo sin saltarle encima y dejarse llevar-
Kasia: - muy bien.
Miraba por la ventana del comedor mientras
esperaba, aunque era solamente un segundo, estaba a bastante altura y tenía
unas buenas vistas de la ciudad, pero ella no estaba viendo nada de fuera, solo
podía mirar dentro. Cerró un instante los ojos, seguía sin aire de pensar en el
cuerpo de su amiga, no pudo evitar la sonrisa, amiga, que tontería, no eran
amigas, no quería ser su amiga, quería más. Y entonces vino el miedo, quería
más, pero que pasaba con la gente, con sus padres, con el trabajo, la gente murmura,
todo se convierte en algo público y más en ellas que estaban empezando a tener
éxito con la serie. No quería ser la comidilla de nadie, ya había pasado por
eso cuando actuaba con John y todos decían que si había algo más, pobre John,
si era gay, pero no podía decirlo y en cambio si dejaba que hablasen de ellos
como pareja. Pero Kasia no era igual que John o cualquier otro, ella brillaba
con una luz propia, diferente, cuando sonreía cualquier preocupación que
pudiera tener se evaporaba, simplemente necesitaba tenerla cerca para sentirse
bien, eso podía ser amistad. Pero luego un roce, una caricia mientras actuaban
o fuera cuando estaban compartiendo cualquier momento, la dejaba fuera de
juego. Y esos ojos, esos dos imanes que la atraían sin remedio, la paralizaban
y desnudaban sin saberlo, eso no era amistad, por qué se engañaba a ella misma?
¿Por qué no podía ser fuerte y hacer algo con eso que sentía? La respuesta aun
no la había encontrado, necesitaba mas tiempo, pero a lo mejor el tiempo era
ahora su mayor enemigo sin ella saberlo.
Salieron del piso de Kasia rumbo al de Lucy, no
vivan lejos y como tenían tiempo decidieron ir andando, a Lucy le encantaba
pasear y a Kasia todo lo que fuera no estar metida en casa le iba bien. Kasia
no pudo evitar darse cuenta de lo pensativa que estaba Lucy, pero no sabía si
debía decirle nada o simplemente dejarla con sus pensamientos, al final decidió
que estar en silencio la estaba poniendo nerviosa.
Kasia: - ¿Estas bien Lucy?
Lucy: - Si, ¿por? -mirándola-
Kasia: - Te noto rara desde que hemos salido de
casa, ¿he hecho algo o dicho algo que te haya molestado?
Lucy: - Para nada Kas, es solo que estoy algo
cansada de todo el trajín de hoy, pero estoy bien -haciendo un esfuerzo para
sonreír-, mira ya estamos.
Kasia: - Crees que estará aun…
Lucy: - ¿Pete? Me da igual si esta lo echo sino
pues mejor -sacando las llaves- venga vamos.
Entraron en el piso y efectivamente Pete se había
ido, en la mesa del comedor había dejado una nota “vale veo que no te apetece
verme, pues que te den Lu”. Lucy ni siquiera la leyó, simplemente la tiró a la
basura. En ese momento Kasia se percató de una cosa, la seguridad, pero a la
vez la rabia que mostraban los ojos de Lucy con cualquier cosa relacionada con
ese chico, rabia, pero no rencor sino dolor, el dolor que siente alguien que ha
sido traicionado por la persona que ama. Lucy no perdonaba ese tipo de
traiciones, pensó, una mujer con tanta inseguridad en si misma, pero con una
increíble seguridad en lo que a ese tema se refería. La entendía, ella tampoco
perdonó a Martha, no volvieron a hablar después de aquello, simplemente dejó
Polonia, porque debía volver a casa, pero también porque no se podía arriesgar
a verla de nuevo.
Lucy: - ¿Qué te parece?
Kasia: - ¿El qué?
Lucy: - Pues el piso Kasia, ¿qué si no? Ya sé que
no es como el tuyo, pero hago lo que puedo.
Kasia: - Qué va Lucy es precioso, tienes terraza y
todo?
Lucy: - Si, me gustan las plantas, así que en la
terracita tengo unas pocas.
Kasia: - Que bonito, a mí se me dan fatal las
plantas, se suicidan todas.
Lucy: - ¿Has probado a regarlas? -riéndose de ella-
Kasia: - Anda! A ver si va a ser eso… -entrando de
nuevo en el piso- Veo que te gustan las fotografías -mirando la pared llena de
fotografías en blanco y negro de su habitación-.
Lucy: - Es mi pasión, estas las hice yo, y cuando
me mudé me las traje para darles una utilidad.
Kasia: - ¿Tú hiciste esto? -muy sorprendida- Vaya…
tú también eres una caja de sorpresas.
Lucy: - Pues si -sonriendo- me enseñó mi tío, de
joven había hecho de reportero gráfico y en cuanto tuve edad para sujetar una
cámara, pues me enseñó todo lo que sabía.
Kasia: - Vaya que suerte, seguro que está orgulloso
de ti ahora.
Lucy: - Si bueno, hace mucho que no sé de él -cambiando
su semblante-, cuando yo tenía 16 años mi madre y él discutieron y no lo he
vuelto a ver.
Kasia: - Lo siento Lucy -cogiéndola de la mano-,
seguro que si viera todo esto estaría lleno de orgullo -acercándose a las
fotografías-, ¿dónde es esto?
Lucy: - Pues en un viaje que hice con mi amiga Judy
a la Bretaña
Francesa, una zona increíble para hacer
fotografías.
Kasia: - Ya veo, algún día iremos para que me hagas
una. Así la puedo poner en mi book -sonriendo-. ¿Bueno me sigues enseñando el
piso?
Lucy: - Claro -saliendo del cuarto y sin quitarse
las palabras de Kasia de la mente claro que irían a la Bretaña y donde fuera-.
Lucy vivía en un apartamento un poco más pequeño
que el de Kasia, pero con la misma luz, todo estaba perfectamente organizado,
los libros de las estanterías, los cojines del sofá, era exactamente el tipo de
piso que Kasia se imaginaba. Un sitio pequeño, precioso y con alguna que otra
sorpresa, como la pared de las fotografías. Mientras Lucy iba y venía
contándole los detalles más insignificantes, Kasia la admiraba sin casi
parpadear, no solo era bella, era hermosa en todo lo que hacia y decía, una
mujer que solo con mirarte te desarmaba y te dejaba prendada. Pero ante todo
era una amiga increíble, nunca pedía nada a cambio de lo que daba y daba
muchísimo, transpiraba amor como diría su madre. ¿Cómo no iba a amarla? Sin
miedos, sin pros o contras, puro amor, puro e insensato amor que no debía
traspasar la frontera de su piel.
Entraron en la habitación de Lucy de nuevo en busca
del modelo para la noche.
Kasia: - ¿Bueno qué te vas a poner?
Lucy: - Pues esto -sacando un hermoso vestido negro
con un cinturón blanco- y estos zapatos.
Kasia: - Qué vestido más bonito.
Lucy: - Sí, ¿verdad? Es uno de mis favoritos.
Kasia: - -sonriendo y empezando a cambiarse-.
Lucy: - Ehm… ¿no sería mejor que te cambiaras en el
baño? -sintiéndose una completa idiota-
Kasia: - ¿En el baño? -sorprendida- ¿Te da
vergüenza que te vea cambiarte? -burlándose-
Lucy: - Pues… pues si, me da corte que me vean -completamente
roja-.
Kasia: - bueno, me cambio en el baño -dándose
cuenta de la incomodidad que sentía Lucy-.
Kasia cogió sus cosas y se fue al baño, ahí como
pudo se cambio, mientras Lucy lo hacía en la habitación, cuando salió se la
encontró peleando con la cremallera del vestido.
Kasia: - Déjame a mí… todo es cuestión de muñeca,
debes ir poco a poco y listos.
Lucy sintió el frio metal subir por su piel,
lentamente, como una tortura llena de placer y mientras el hiel recorría su
espalda la mano de Kasia en su brazo la estaba quemando por dentro. Cada vez
que Kasia se ponía a milímetros de ella su cuerpo reaccionaba, era como una
alarma antiincendios que se ponía en marcha al notar el intenso calor que salía
de su interior, y entonces le entraba el pánico y separaba el contacto. Esta
vez lo dejó fluir un poco más, la cremallera estaba cerrada y Kasia no se había
movido. Si el deseo se midiese en quilos habrían hecho un agujero en el suelo,
sus cuerpos encendidos cual antorchas restaban inmóviles, no quería girarse,
sabía que si la miraba a lo ojos sucumbiría al más puro de los placeres y no
debía. Pero notar su piel, su calor, su respiración en su nuca era una muerte
lenta y muy dolorosa, se le secó la garganta, de nuevo se sintió débil y febril,
¿qué le estaba pasando?
Kasia estaba con los ojos cerrados, tan quieta como
sus nervios le permitían, ahora podría iniciar el juego, un beso en ese hermoso
cuello y seguro el resto vendría solo, un solo beso y su alma quedaría expuesta
para ella, expuesta para dar todo ese amor que iba creciendo sin poderlo
frenar, pero también para recibir ese dolor que tanto le había costado arrancar
de ella. Apretó los ojos y los labios, luchaba con ella misma, con su alma, su
cuerpo, sus sentimientos, sus deseos, una lucha a muerte que la estaba
destrozando segundo a segundo. Lo mejor era alejarse, lo mejor era frenarlo y
ella sabía cómo, pero no podía hacerle eso a Lucy, pero tampoco podía exponerse
nunca más y seguro con el tiempo ella la perdonaría, tiempo, estúpido reloj que
manda en nuestras almas, solo esperaba no equivocarse con la decisión. Dio un
paso atrás y Lucy se dio la vuelta, todo había sucedido en 3 segundos que
habían parecido horas.
Lucy: - Gracias -necesitaba romper el silencio y el
calor o iba a morir en sus brazos sin remedio-.
Kasia: - De nada.
Lucy: - Vámonos.
Kasia: - ¿Y dónde sí se puede saber? -intentando
aparentar la normalidad que no sentía por lo sentido-
Lucy: - No se puede. -riendo-
Kasia: - ¡Casi!
Bajaron riéndose de las bromas e intentos de
averiguación de Kasia, al salir Lucy llamó a un taxi para llevarlas a su
destino.
Lucy: - A la Deutsche Oper por
favor.
Kasia: - ¿Vamos a la ópera? -algo decepcionada-
Lucy: - No, no vamos a la opera, ¡vamos al ballet!
Kasia: - ¿Al ballet? -aún más decepcionada- ¿pero
ballet, ballet?
Lucy: - Claro Kas, a ver al Ballet Nacional de
Berlín, te va encantar, es una pasada verlos actuar.
Kasia: - Si tú lo dices…
Lucy: - Sí yo lo digo, confía en mi. -mirándola a
los ojos directamente y provocando que Kasia bajara la mirada-
Kasia: - ehm… es la primera vez que voy al ballet,
ballet… así que me tendrás que explicar cómo funciona todo ¿eh?
Lucy: - Con una enorme sonrisa, claro yo te iré
contando la historia y todo lo demás.
Kasia no pudo evitar darse cuenta de lo emocionada
que estaba Lucy con la idea del ballet, como le iba a decir que le parecía lo
mas aburrido y soporífero del planeta? No podía hacerle eso a ella, solo en
pensar que podía herirla la destrozaba, como ni siquiera se le había pasado por
a cabeza alejarla de ella? Todos los miedos de cinco minutos atrás se
evaporaron, se acaba de dar cuenta, que idiota era, si la alejaba jamás podría
estar así, no, no podía perderla y no era como Martha, Lucy nunca le haría eso.
Negó con la cabeza sin darse cuenta, sus pensamientos y su cuerpo a veces iban
por caminos separados y al encontrarse chocaban cuales trenes.
Lucy: - ¡¡Ya llegamos!!
Kasia: - Genial, ¿pero tienes entradas?
Lucy: - Claro las reservé después del restaurante -guiñándole
un ojo-.
Kasia: - Lo que yo diga… mujer previsora vale por
dos -riéndose-.
La luz se apagó, empezó a oírse la música y el
telón se abrió, entonces empezó un magnífico espectáculo, Lucy estaba absorta,
disfrutando de cada instante, mientras Kasia estaba descubriendo algo nuevo,
pero no malo, sino diferente. Sonreía de pensar la de veces que había dicho que
el ballet era aburrido, que tonta, supongo que en algunos momentos juzgamos
algo por puro desconocimiento, cuando a lo mejor es una de las experiencias más
bonitas que podamos vivir.
Salieron del teatro comentando la función, Lucy
estaba feliz de ver como a Kasia le había gustado tanto el espectáculo y eso
que al principio tenía sus miedos, pero no, sabía que también podrían compartir
eso.
Lucy: - bueno veo que te ha gustado, ¿eh?
Kasia: - Sí! Quien me lo iba a decir, cuando se lo
cuente a mi madre no me va a creer -riendo-, ¿hey tienes hambre?
Lucy: - ¿Bromeas? ¡Me muero de hambre!
Kasia: - Genial porque estamos en la mejor zona de
la ciudad para comer y salir de fiesta.
Lucy: - ¿Fiesta? ¿Pero no estás cansada?
Kasia: - ¡Qué va! Uy que la abuela está agotada -pinchándola-
Lucy: - ¿Abuela? ¡Tira que te vas a enterar lo que
es una abuela!
Cenaron en un pequeño restaurante que Kasia conocía
bien, un sitio tranquilo en el que poder charlar del espectáculo de ballet y de
ellas. Llevaban todo el día juntas y aun tenían cosas de las que hablar,
parecía que jamás se les agotaban los temas de conversación.
Kasia: - Y le dije -sin poder hablar de la risa- ¡que si seguía acercándose más se quedaría
sin la posibilidad de engendrar algún imbécil parecido a él!!
Lucy: - En serio -llorando de la risa-.
Kasia: - Te lo juro.
Lucy: - ¿Y qué te dijo?
Kasia: - Pues creo que no se esperaba que una rubia
bajita y poca cosa le soltara eso, así que simplemente puso cara de pensar algo
que mejor no pronunciar y se fue.
Lucy: - Si es que no sé cómo pudiste -bebiendo un
poco más de vino-, ay que rico… pues eso que no sé cómo pudiste, a mi cuando me
entra un chico, de esos pesados, nunca sé que hacer.
Kasia: - Pues es fácil, tienes tres técnicas de
evasión -tomando un nuevo sorbo de vino- dios como entra ¿no? ¿Qué decía? ¡Ah
si! Tres técnicas, la primera y más usual, aunque para mí la menos efectiva es
perdona pero es que mi novio o novia, dependiendo de quién te entre, está en el
baño así que mejor no te molestes.
Lucy: - ¿Y esa no funciona?
Kasia: - Pues no, porque los pesados suelen
contestarte con “bueno yo no soy celosos y mientras no esté podemos hablar,
no?” y ya no te lo quitas de encima.
Lucy: - Veo que eres una mujer con experiencia -bebiendo
de nuevo-.
Kasia: - Mujer, una pues ha visto y hecho bastantes
cosas en su vida -riéndose-.
Lucy: - Ya, ya… ¿bueno la segunda?
Kasia: - La segunda es la técnica de “perdona estoy
sorda del oído izquierdo”.
Lucy: -¿Qué?
Kasia: - Pues eso, se te acerca un tío o tía, se te
pone al lado, no sé porque pero siempre suele ser el izquierdo aunque eso es
variable, te suelta su gran frase “estás sola?” y para no decirle “eres menos
original que un anuncio de turrón en Navidades” le ignoras, él o ella insisten,
pero tú intentando no reírte sigues pasando y finalmente o se cambian de lado o
se ponen en frente y entonces les dices chillando como una loca
“peeeeeerdonaaaaaa! Es que tengo un problema congénito y no oigo nada por ese
oído me decías algo?” -riéndose a carcajadas-
Lucy: - ¿Y eso funciona?
Kasia: - Claro! Aunque eso sí, los del alrededor
flipan un poco.
Lucy: - Yo me moriría de la vergüenza. Quieres? -rellenando
las copas-
Kasia: - Ni preguntes tú échale.
Lucy: - Bueno ¿y la tercera qué?
Kasia: - Pues la tercera es la más importante y
efectiva, pero requiere de un acompañante.
Lucy: - Ahm… a ver dime…
Kasia: - Pues se te acerca el chico o la chica
pesados, entonces tú y tu acompañante, masculino o femenino, os miráis,
sabiendo lo que va a suceder, y simplemente os dais un beso de película.
Lucy: - Pero el acompañante no es tu pareja.
Kasia: - No, un amigo, yo con Dennis lo he hecho
millones de veces -riéndose-
Lucy: - Ah ¿si? De lo que yo me estoy dando cuenta
es que ligas mucho.
Kasia: - Qué va, pero si sé como ligar, cuando
quiero.
Lucy: - ¿Así que puedes ligarte a quien quieras y
cuando quieras? - bebiendo y terminando la copa
Kasia: - ¿Es un reto? -terminando la suya también-
Lucy: - ¿Un reto? No lo había pensado así pero… ¿y
en qué estas pensando?
Kasia: - Bueno digamos que podríamos salir y la
primera que logre que un chico o una chica le hable gana -poniendo ojos
seductores mientras habla-.
Lucy: - ¡Me parece bien! –Riendo y dándole la mano-
¿tenemos un reto, pero y que ganaré?
Kasia: - Si ganas, que lo dudo, pues lo que quieras
de mí. Y si gano yo, lo que quiera de ti.
Lucy: - Lo que quiera… pues ahora si voy a ganarte
porqué ya sé lo que quiero -sonriendo-.
Kasia: - Vaya que rápida, bueno vámonos que conozco
el sitio perfecto.
Al ponerse en pie las dos notaron los efectos del
vino, realmente habían bebido un poco más de la cuenta, ninguna era de beber,
pero esa noche todo acompañaba para que se dejaran llevar. Iban por la calle en
dirección al bar donde Kasia había dicho iban a ligar, entre bromas y risas, se
habían propuesto un juego, un reto, un divertimento estúpido, pero a veces los
retos que empiezan como un juego tonto pueden terminar peor de lo esperado. ¿Qué
pasa si cuando crees que es solo un juego algo se empieza a poner más serio? ¿Y
si esa seriedad implica descubrir que a veces las personas cometemos errores?
Lucy estaba a punto de darse cuenta de eso y Kasia también.
Continua ACÁ
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autor.
pero si se ha quedado en lo más interesante!!!! por favor, vamos por la tercera parte yaaaaa jajaja
ResponderEliminarmil abrazos!
Quee, entonces leo y no hay nada mas, porfavor suban la historia, estoy metidisima.
ResponderEliminarEcuador
Y la continuacion para cuando????
ResponderEliminarEsta super interesantes:)...!!!
By: Daniella
Para quien le pueda interesar: Esta historia esta completa en otra página... Jemmaespartasinmovidas.
ResponderEliminarDoy por hecho que alguien la copió y encima no la copió entera.