-¿Y
quién lo llama a estas horas? – Preguntó la madre…
-Creo
que es nuestro jefe… lamento pensar que son malas noticias… nunca llama de
noche…
Y no
se equivocaba, Stone salió con el rostro pálido… y se detuvo frente a todos…
-Es
Estévez – Dijo, su respiración se agitó, y Laura sintió el miedo en ella.
-¿Qué
pasa con Estévez?
-Está
desaparecido… debemos ir a buscarlo… - Y olvidándose de los padres de Laura caminó
hacia la puerta – Ya apresúrate Laura.
Ella
miró a sus padres y nerviosa les habló:
-Debo
irme, Pueden quedarse. Cierren cuando se vayan.
-Pero
hija… - Intentó decirle algo su madre, pero el padre la interrumpió:
-Vayan,
nosotros cerramos. Llámanos mañana Hija. - Se acercó y le dio un beso en la
frente.
-¡Gracias
papá! – Mirando a su madre – Perdonen, debo irme.
-Es
tu trabajo, ve – Dijo su madre entendiéndola.
Y Laura
salió del departamento. Su mirada se clavó en la puerta de Sara. Stone desde el
ascensor, la llamó.
-Laura…
No… - Caminó hacia el ascensor por el pasillo. Ella mantenía la puerta abierta
con una de sus manos. Entró. Y Stone presionó el botón de planta baja.
-¿Y
tus padres?
-Cierran
ellos y se van a su hotel.
-Ok.
-Ya
dime ¿Qué pasó…?
-No
lo sé, el jefe nos quiere en la Central ya mismo. - Dijo Joan quitándose el maquillaje de su cara con un pañuelo.
Stone
manejó como loca el auto y en unos minutos estuvieron frente al jefe. Quién las
esperaba en la puerta de su oficina con cara de preocupación.
Entraron,
no hubo saludos. El Capitán fue al grano.
-Debes
viajar a Neuquén – Ordenó mirando a Stone.
-Sí,
señor – Respondió ella.
-Romano,
necesito que te hagas cargo de la coordinación de la investigación desde aquí.
-Lo
haré Señor.
-¿Quién
se encargara de hablar con Sara? – Preguntó Joan.
-Creo
que debo hacerlo yo, Joan… - Dijo Laura
-¿Estás
segura? – Se notaba la preocupación de Stone en su rostro.
-Ve
a buscarlo, yo cuidaré de Sara.
Estévez
había ido a Neuquén siguiendo varias pistas que lo llevaban a un cabaret en
aquella provincia. Era un caso importante, y toda la policía del país estaba
investigando conexiones. Se trataba de “red de trata de blancas”, por ende,
Estévez como policía encubierto se infiltró en una pequeña banda que
secuestraban niñas y las vendían a mafiosos que tenían cabaret en todo el país.
En
la primera semana de infiltración, Wal había logrado conseguir la
suficiente información con muchos
nombres que daban indicios de que hasta altos ejecutivos del gobierno se
encontraban ligados a esta red de “trata de blancas”. Estévez había logrado
pasar dicha información, y lo último que se sabía era que habría un encuentro
de venta de mujeres donde asistirían varios jefes de la mafia e implicados al
asunto.
La
policía de Neuquén estaba prepara para allanar el lugar donde se suponía que se
realizaría dicho encuentro. Pero al llegar, no había nada. Todo el lugar había
sido desmantelado sin dejar huellas.
Fue
cuando se dieron cuenta de que algo había sucedido y que Estévez se encontraba
en peligro.
-Jefe,
llevaré conmigo a Ramírez y a Torres. Si necesito más hombres le avisaré –
Comentó Stone.
-Sólo
trae a Estévez – Le contestó el jefe.
-Laura,
por favor, trata de contener a Sara… - Le dijo tomándola por los hombros para
mirarla a los ojos.
-Tranquila,
lo haré – Trataba de darle aliento, pues podía ver en su mirada el temor de
haber perdido a su amigo – Vete ya. Yo me encargo de todo acá.
Esa
misma noche, Stone y los oficiales que ella eligió para que la acompañaran
viajaron en un avión privado hacia el sur.
El
jefe en su oficina puso al tanto de todo el caso a Romano, para que pudiera
coordinar todo desde la Central. Esta salió luego al encuentro de sus
compañeros, quienes se hallaban en la sala esperando saber que sucedía.
Le
costó hablar con ellos, nunca había estado a cargo de una investigación. Pero
sintió que podía, no para demostrar que Stone la había entrenado bien, sino que
se lo debía a un amigo que estaba en problemas. Y todos en ese momento lo
entendían así, porque ni órdenes tuvo que dar, sólo sugirió algunas cosas y
todos se pusieron de acuerdo entre ellos y a trabajar.
Llamó
a Carla, ya casi amanecía.
-Debemos
ir por Sara – Le dijo. A lo que ella, simplemente contestó – Vamos ya.
Mientras
subían en el ascensor hacia el departamento de Sara. Laura sentía que le
faltaban las fuerzas, que no tendría el valor de enfrentarla.
Golpeó
la puerta, Se escuchó la voz de Sara responder desde adentro:
-Ya
voy
Cuando
la puerta se abrió su sonrisa se borró al ver los rostros serios de sus dos
compañeras.
-¿Qué
pasa?
-Sara…
- Dijo Laura haciendo una pausa e indicándole que entrara, como entendiendo
volvió sus pasos hacia atrás, la siguieron al living de su casa.
-¿Qué
pasa? ¿Por qué esas caras? – Volvió a preguntar.
-Necesito
que te tranquilices – Al decir esto, ella pensó lo peor. Sus ojos a punto de
llorar…su rostro nos mostró el dolor…
-Nooooo
– Gritó tirándose en el sofá
-Escúchame,
Estévez está desaparecido… Stone lo encontrará. Ya lo veras. – Laura no sabía
qué diablos decirle. Todos esperaban lo peor, no creían que Wal estuviera vivo.
Sara
comenzó a llorar, se sentó a su lado, lo mismo hizo Carla del otro lado. Y
entra las dos la abrazaron.
Sara
conocía muy bien la investigación, sabía que no había muchas probabilidades de
que Wal estuviera con vida si había sido descubierto.
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