CAPÍTULO 6
Ya en el
Departamento, y en la habitación
de Brenda, Ana la ayudó a desvestirse, y la acostó en su cama.
-Descansa un poco, todo estará
bien Bren… Yo estoy aquí.
Se sentó a su lado en la cama, y
acariciando su frente suavemente se quedó con ella hasta que se durmió.
Ana salió de la habitación y en
el living, Daniel y Alex sentados la esperaban.
-¿Ella está bien? – preguntó algo
asustado Alex.
-Sí, ya se durmió, le hará bien
dormir un poco.
- Ana, ¡Decinos quién es ese tipo!
– Habló Daniel.
Fue ahí que Ana se sentó entre
ambos en el sillón y les contó quien era ese hombre, y todo el daño que le
había causado a Brenda. Ambos la escucharon atentamente.
Ana les narró lo que le había sucedido
a Brenda. "Ese tipo, que era mayor, que ellas dos, por sólo dos años. Llegó
al colegio para hacer el último año de la secundaria en esa ciudad, ni sabía de
dónde provenía. La mayoría de las chicas de la escuela, estaban detrás de él. Y
no se hacía rogar y salía con todas. Pero un día, se acercó a Brenda. Y poco a
poco la enamoró. Ella nunca había tenido novio y era realmente tímida. Fue muy
fácil para él hacerla caer. Primero se mostró como el novio perfecto. Hasta la
iba a buscar a su casa, y siempre que Roberto le decía que debían volver a tal
hora, volvían de regreso puntual.
Pero como todo hombre, quería más
que tontos besos y caricias adolescentes. Quería llevarla a la cama. Pero
Brenda no estaba preparada para dar ese paso. Y se negaba. El dijo que
respetaba esa decisión y la entendía.
Pero con el paso de los días su carácter comenzó a cambiar. Y se volvió
algo agresivo. Cada vez que salían volvía a insistir con acostarse. Y cuando
Brenda le decía que no. Se enojaba. Golpeaba lo que tenía delante. Ella se
asustó y me contó. Yo había tenido novios, pero nunca uno así y no sabía lo que
ella debía hacer. No queríamos contarle a su padre, porque era muy protector y
si se enteraba seguro se enojaría. Así que le dije que se alejara de él, que
parecía un poco loco. Ella que lo quería decía que no podía vivir sin él.
Pasó una semana y salieron juntos, él intento en el auto
aprovecharse de ella. Brenda se asusto y como pudo escapo. Y desde ese día se
negó a verlo y a querer seguir como novios.
Eduardo, así se llama dijo Ana,
estuvo como un mes y medio o más acercándose
y pidiéndole perdón. Y la última
vez, la intercepto cuando ella volvía del colegio de regreso a su casa. Le
pidió que dieran una vuelta y charlaran, que ya había entendido que se había
comportado mal. Lloró y Brenda le creyó. Pero apenas ella subió al auto, en un
segundo él la golpeo dejándola inconsciente.
Lo demás lo sé por lo que ella me
contó. Y le costó mucho hablar de lo sucedido.
Se despertó en una cama atada. Y
él la miraba y le decía que ella era suya y que podía hacer lo que quisiera con
ella.
Al no volver a casa a la hora de
siempre, Roberto me busco para saber si estaba conmigo, pero yo estaba con mi
noviecito. Y le dije que no la había visto. Esa misma noche al no regresar
Brenda a casa, Fue a hacer la denuncia. La policía, inmediatamente, salió a
buscarla. Uno de los primeros lugares a donde fueron, era la casa de Eduardo.
Allí el padre dijo que él estaba fuera de la ciudad desde hacía tres días. Pero
un testigo salto diciendo que lo había visto pasar con su auto frente al
colegio, al cual hacia una semana que no iba.
Siguieron investigando y dieron
con una casa de campo que hacia tan sólo un mes, el padre de Eduardo había
adquirido. Y cuando fueron a ver, la encontraron allí… inconsciente, golpeada,
lastimada, violada y aún atada de pies y manos a la cama.
Él huyo… y nadie sabe a dónde. La
policía nunca lo encontró.
El rostro de cada uno, mientras
escucharon a Ana fue cambiando de intriga a mostrar una bronca y un odio hacia
quien le había hecho tremendo daño a Brenda.
A ella le costó más de un año
poder hablar de lo sucedido. Paso dos semanas internada en un hospital y un mes
sin salir de su cuarto. Por eso ella no es muy social, ni confía mucho en los hombres.
-No te preocupes Ana, yo
averiguaré dónde está ese tipo. Daré vuelta todo si es necesario, pero lo
encontraré – Dijo Daniel.
-No puedo creer que ustedes sean
tan diferentes a los chicos que he conocido. Desde el primer día que los vi,
sentí que podía confiar en ustedes y ser su amiga.
-No somos chicos, Ana, ya somos
grandecitos… - le dijo Daniel y prosiguió – Pero debes saber que si de algo me
he jactado siempre es de sentirme un macho, pero lo digo orgullosamente. Soy un
Macho, un hombre con todas las letras, pero no porque me puedo llevar a la cama
todas las mujeres que quiera. Sino, por el hecho de haber sabido respetar a
todas y cada una de las mujeres que han pasado por mi cama o que me han dicho
que no me querían en su cama. Ustedes dos son muy jóvenes, pero desde el
primero día las sentimos como amigas, y no soy el que no hace nada por un amigo
o amiga. Yo las defenderé de quien sea – Dijo Daniel, dejando a Ana algo
impactada con aquel discurso que jamás pensó escuchar de un hombre de apenas 25
años y mujeriego.
- Vamos a averiguar dónde está
ese tipo, si está aquí siguiendo a Brenda, Te juro que se arrepentirá. Yo
cuidare de las dos, y Daniel buscara dónde está ese tipo. Él pagará por lo que
hizo, debe ir a la cárcel – exclamó Alex, que se había mantenido en silencio y
su rostro había cambiado tanto, que Ana no podía saber si estaba furioso o
asustado.
Ana entró al cuarto de Brenda,
quien dormía profundamente. Se acercó a la cama, y tratando de no hacer ruido
ni movimientos bruscos para que Brenda no se despertara, se acostó a su lado y
la abrazó.
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