Jugadas del Destino - 3 - Apo

CAPÍTULO TRES

Pov Dayana

Deje brotar mi frustración en mis pinturas, sentía deseos de romper todo objeto cerca de mi, por ello antes de cometer una locura, prefería desahogarme pintando. -No puedes ser más idiota porque sería imposible Dayana.- lo sé, estoy al tanto de eso- me respondía mis propias cavilaciones.

Desde que vi esos ojos cuasi negros en el estacionamiento de mi nuevo colegio  pasé la mañana entera del primer día ensayando qué le diría cuando la volviera a ver. Había arruinado toda oportunidad para poder acercarme a ella y todo gracias a la antipática e hipócrita de Pamela Bogado. Con exactitud no puedo describir con palabras adecuadas ese momento en que tropecé con ella, pero mi corazón por unos segundos se paralizó. Mi mente se colocó en blanco y solo tartamudeaba al hablar. En mi familia ya estaban enterados de mi orientación sexual. Mi papá al principio se sorprendió pero fue bastante receptivo, me apoyó en todo. En su empresa, D’amico & associate, todos me conocen y sin juzgar, aceptaron mi gusto por las mujeres. Esa siempre ha sido como mi familia. Cuando mi madre murió, apenas tenía 10 meses de nacida. Mi tío Oscar, mejor amigo de mi padre, lo ayudó a superar la pérdida de su esposa y juntos, como la familia que éramos y somos, pudimos seguir adelante. Cuando le pregunto mi padre acerca de mi mamá, me habla maravillas de ella. En las fotografías que aún guarda en su baúl , se puede observar a una mujer muy hermosa,con una piel de porcelana, manos delicadas y suaves, nariz perfilada, labios rosáceos, ojos color miel y una mirada fuerte y suave a la vez

En aquella oficina, donde pasaba la mayor parte de mi tiempo desde muy pequeña, decían que era el vivo retrato de mi madre.

Tan pronto como mi rabia iba desapareciendo, fui guardando mis pinceles, el óleo y los demás materiales. Pintar era mi mejor manera de expresarme y últimamente lo necesitaba hacer más seguido. Tenía casi un mes de haber comenzado las clases y desde ese día no pude volver a hablar con Genesis. La chica me evadía sin importar nada. Trataba de disimular mi decepción preguntando a sus amigas pero ninguna sabía qué respuesta darme. Al parecer a ellas también le extrañaba ese comportamiento. Comenzaba a cuestionarme si la del problema era yo. La veía en clase, copiando sus anotaciones, era imposible no detenerse a observarla.

Ese último viernes del mes de octubre, antes de que sonara el timbre, ya había salido. El chofer de mi papa, JJ, se encontraba estacionado esperándome para almorzar con mi padre en su empresa.

-Buenas tardes Srta D’amico. Espero su mañana haya sido productiva. ¿Lista?

-ay JJ sabes que puedes llamarme Dayana- le dedique una sonrisa amable al señor canoso que manejaba nuestra camioneta. José Jiménez, era el chofer de mi papa desde hacía más de 10 años y era el ser más educado que había conocido.-y la mañana JJ, productiva solo para los estudios.- para volver a hablar con ella no fue nada productiva.

Llegamos en solo veinte minutos al edificio que era de mi padre. JJ estaciono la camioneta y subimos en el ascensor privado. Al llegar al piso 20 la vista que dejaba aquella oficina era imponente. Cada tarde que iba, mis ojos admiraban igual, el paisaje majestuoso de aquellos ventanales. Sin embargo tenía semanas sin pisar la oficina de mi padre. Camine saludando a todos los empleados tanto nuevos como los que tenían años trabajando para mi padre. Al llegar a la oficina principal, me di cuenta que Betty, la secretaria de mi papá ya no estaba. Esa señora era como una abuela para mi. Me extrañó mucho su ausencia y más cuando alguien ya ocupaba su espacio.

-Bendición papi ¿trabajando mucho?- Juan D’amico como siempre con una sonrisa radiante y trabajando sin parar. Me saluda sin quitar los ojos del contrato que estaba firmando.

-la luz de mis ojos acaba de llegar- esos ojos verdes se posaron en mí esta vez.- pues si hija, sin importar que sea el jefe, hay que seguir trabajando y dar el ejemplo. ¿Cómo te fue mi amor?

-mmm bien papa, hambrienta a decir verdad y con muchas asignaciones. Oye, me fijé que Betty no está trabajando. ¿Le pasó algo?- mi voz denotaba obviamente preocupación, Betty era la mejor secretaria que hubiese podido contratar mi papá, aparte de que me mimaba mucho. -esa señora ¿es tu nueva secretaria?

-si hija, se llama Janira Jiménez, es extraordinaria en todo lo que le mando a hacer. Experta en planificación. Y como te habrás dado cuenta, estará en el puesto de Betty. Nuestra querida señora se fue definitivo para Holanda con su hija, y ya era hora de que se tomará sus merecidas vacaciones hija, ¿no crees?-

Mi cara de decepción no se pudo ocultar- ¿cuándo se fue? ¿Papá por qué no me dijiste nada? Por lo menos la señora nueva hace bien su trabajo.

-sé que no te gusta la idea hija, con tantas responsabilidades olvide comentarte de la partida de Betty, lo lamento. Pero Janira es una mujer muy dedicada. Presiento que te caerá muy bien, tiene una hija de tu edad, quizás y puedan conocerse.

- bueno papá, después de comer, me la presentas, realmente estoy famélica.

-Jajajaja está bien hija, vamos al comedor.

El almuerzo estuvo delicioso, no sé si fue porque estaba hambrienta pero era como para tener un orgasmo culinario. Los sabores estaban perfectamente equilibrados, las texturas distribuidas uniformemente. La presentación del plato fue espléndida, tan solo con ver aquel filete de salmón bañado con aceite de ajo, las papilas gustativas se activaban. Como bien habíamos hablado mi padre y yo hace aproximadamente una hora, al terminar de almorzar, nos dirigimos hacia la antigua oficina de Betty.

-Buenas tardes Janira- la voz de mi padre resonó en toda la oficina- antes de que te vayas quería presentarte a mi querida hija. Dayana ella es Janira mi nueva secretaria.

Una mujer muy bella, blanca como la leche, ojos de un marrón intenso, la boca color carmín, no era una persona tan mayor como creí, debía tener alrededor de cincuenta años. En extremo coqueta pero no exagerado. Esos rasgos me parecen haberlos visto ¿pero en dónde?. La nueva  a secretaria de mi padre tenía una sonrisa sumamente cautivadora y su vestimenta era acorde a los reglamentos de la empresa. Seguía intrigándome aquella mujer ya que sus ojos nunca se desviaron de mí.

-un placer sra Janira, mi padre habla maravillas de usted. Espero el trabajo sea de su agrado- mi saludo estuvo acompañado de un apretón de manos.

-El placer es todo mío srta Dayana, por fin tengo el gusto de conocerle en persona. Su padre habla mucho de usted.

Riéndome, me volteo, miro a mi padre y nuevamente le hablo a la Sra Janira- Jajajaja me imagino, conozco a este señor que está aquí. Mi padre me comentó que tiene una hija, cuando guste la puede traer para así presentarle a todos.- me sorprendió la expresión de la secretaria de mi papá, inhalo como si el aire fuera a acabarse, sus ojos se abrieron en una milésima de segundo y luego volvieron a su lugar. Solo yo me pude percatar de todos esos detalles. Su boca se abrió solo un poco como si quisiera decir algo pero al último momento se arrepintiera.

-Claro que sí srta Dayana, un día de estos traigo a mi hija Génesis- ese nombre…

-disculpe ¿cómo dijo que se llamaba su hija?- no podía estar pasándome eso, la secretaria, homofóbica pero eficiente, de mi padre era la mamá de mi chica de cabellos castaños. Todo tuvo sentido en ese instante, ¡por eso me evitaba!.

Extrañada,vuelve a decirme aquel nombre que adoraba escuchar, nombre de la chica que me gustaba pero qué tan inalcanzable se había vuelto en tan solo unos minutos.- Se llama Genesis, estudia en el Teresiano de la Castellana.

Justo cuando mi padre iba a pronunciar las palabras que más temía, a decir la verdad de que también estudio en ese colegio y justo en el año que su hija, se me ocurrió empezar a gritar como una desquiciada.

-¡AAAAHHH! ¡Una cucaracha!- no hubiese sido mentira los gritos de ver una de verdad, por suerte la ventana estaba un poco abierta y complete diciendo que el animal se había ido, mi mentira no sería descubierta.

-hija, era un insecto indefenso, bueno Janira nos vemos mañana. A las 9:00 am tenemos reunión con los inversionistas del proyecto, nos reuniremos antes para organizar todo. -Nos despedimos de ella con un beso en la mejilla y salí prácticamente corriendo al baño.

El camino a casa fue bastante silencioso, inmersa en mi música lo único que quería llegar era a mi cuarto. Los árboles pasaban rápidos ante mis ojos, y seguía pensando en ella. Todo estuvo tan claro como el agua, me evitaba por su madre ya que sabía que soy lesbiana. Solo que a mi mente llegaban interrogantes que jamás serían respondidas. ¿Será que le molestaba que fuera así? ¿le gustaran las chicas? Sé que no fui invisible ante sus ojos, lo sentí pero poco a poco mi pesimismo me consumió. Su madre jamás aceptaría algo así. Fue evidente en su mirada que no aprobaba mis gustos, le incomodaba solo que hubiese preguntado por hija. Sin siquiera decirlo, aunque le cayera bien, le pareció repugnante saber ese detalle de mi. Una atracción a simple vista, una sensación inexplicable, lo que sentí hacia Genesis, solo se quedaría en eso.
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