Danza Entre Lobos
Capítulo 36
Familia es... I
Aquella fue una apacible noche, sin
importar el lugar, si Shizuru estaba junto a ella, todo se hacía un remanso de
paz. Pero le costaba dormir después de haber despertado, abrigó a su esposa con
gentileza y tomó asiento en la cama, talvez era la falta de costumbre y la suya
más cómoda, o el hecho de estar en ese lugar contra la voluntad de su padre,
ocultando la cara una vez más bajo la máscara.
Sus firmes
brazos sobre los hombros de la menor, le entregaba todo lo que era importante
dar en el momento de la despedida, cuando se marchaba fuera de allí. -Tú no lo
sabes... pero ese objeto que tanto desprecias significa mucho más de lo que
imaginas, te ha mantenido con vida muchas veces, el temor que causa la máscara
te cubre del desacierto de los demás, pero hace tus pasos más certeros... es un
símbolo que te protege, cuida tus secretos, así que si un día vuelves a este
lugar, no te desprendas de ella por nada del mundo- Un beso en la frente, una
silenciosa bendición. -Todo estará bien, padre- Sonrió antes de abrazarlo y
subir a su caballo. -Cuida a la abuela y cuida de ti-...
Tenía una mala sensación de ese
momento, miraba la máscara en su mano derecha, volvía a ser la ocasión de
portarla durante otro largo día. Apenas una semana de no usarla y se había
acostumbrado a la libertad de exponer con sus gestos tantas cosas que las
palabras no podrían, sentir el viento en la cara, ver los rostros de los demás
sin esa mueca de espanto, sentir el roce de los dedos de su amada castaña
directamente sobre la piel. -Pero más temo desobedecer...- Musitó por lo bajo.
A la par, tenía la espinela de la victoria en la mano izquierda, no había sido
una buena idea pensar en esa joya como un regalo que pudiera darse, y es que
cuando abrió el cofre en su morada tuvo una sensación fría en el pecho.
-Será... ¿Será un mal augurio?- Negó con la cabeza, no podía dar crédito a una
tontería como esa. -La retornaré a Christoph para que la deshaga...-
Una gentil caricia se deslizó por su
espalda, respingó y cayó la caja al suelo, luego sintió el tibio roce del
aliento de su mujer sobre su hombro, tan cálido como el beso que depositó en
él.
-¿Estás bien?- Preguntó Shizuru con
suavidad, deslizando lentamente sus manos hasta envolver a su amante en un
abrazo protector
-Perdona, te he despertado...-
-Se siente un espacio vacío en la
cama, sin ti... si te busco inconscientemente no podrás culparme ¿O sí?- Una
sonrisa juguetona, un roce en la mejilla y el rubí mirándole con ese brillo tan
encantador, siempre que la toca no puede evitarlo, deslizar su rostro
suavemente para sentir sus labios y rozarlos, es un juego adictivo, cerrar los
ojos para maximizar la sensación, es la sublimación del sentir, de apartar las
sombras de su mente y su corazón. Se apartaron por un momento y los ojos
carmesí miraron intensamente el esmeralda de Natsuki. -¿Algo te preocupa?-
La morena sonrió para tranquilizar a
la castaña, pero la mirada de la otra sabía leerla demasiado bien. -La
máscara...-
-¿Te incomoda usarla?-
Negó con la cabeza, girándose para
estar de frente a su esposa. -Me atormenta...- Admitió con cierta vergüenza.
-Sigo pensando que al quitármela volveré a ser un monstruo-
-Eso no pasará... pero si sientes
esto ¿Por qué no solo dejas de usarla?- Shizuru envolvió a su amante en la
cobija, pues aun helaba el frío de la noche.
-Mi padre me dijo que la máscara me
protegería en Fukka y temo no hacer caso de su consejo-
-Yo te protegeré aquí- El dedo de
Shizuru se posó sobre el pecho de su amada.
-Eso siempre...- Se sintió mejor, en
sus flaquezas la bella de Tsu siempre sería el mejor calmante.
Estuvieron a punto de acostarse a
dormir un poco más pues aún faltaban unas horas para el alba, cuando el rabillo
del ojo de Shizuru notó un extraño brillo en el suelo de aquella habitación, en
la que la tenue luz de luna se filtraba por una ventana. -¿Qué es eso?-
-Es la espinela de la victoria...-
Natsuki salió de la cama, se agachó para recogerla, sintió una vez más el frío
intenso de la joya en sus dedos, la guardó en su caja y la puso en la mesa de
noche.
-Pensé que la habías dejado en
casa...- Cuestionó la Fujino antes de abrir espacio en la cama, para que
Natsuki volviese a su lado.
-La he traído para que el orfebre
que la creó, la destruya...- Era ya incapaz de murmurar la más tonta mentira a
su mujer.
-¿Por qué? ¿No dijiste que es una de
las 7 grandes joyas de tu familia?- Shizuru no comprendía el extraño actuar de
Natsuki desde que aquella gema fue mencionada desde el día anterior.
-Si... pero tengo un mal
presentimiento sobre ella, no sé cómo explicar algo así... es un mal agüero,
algo tonto lo sé- Levantó los hombros con cierta contrariedad y confusión en su
rostro.
-Tal vez si me explicas lo que
piensas, ese sentimiento no se quede atrapado dentro de ti- Musitó
comprensivamente una preocupada Shizuru, por lo que parecía espantar a su
esposa en semejante forma.
-Cierto... mmm, pues... la espinela
de la victoria... era el anillo de bodas que debía darle a la primera persona
que estaba destinada a comprometerse conmigo- Nada más dicho esto Shizuru no
evitó fruncir el ceño ¿Por qué un anillo angustiaba de esa forma a Natsuki?
¿Acaso aún guardaba sentimientos por aquella detestable mujer? Indignada se dio
la vuelta en la cama. -Zuru...- Escuchó la voz suplicante de Natsuki en su
espalda, sus manos buscarla bajo el abrigo de aquellas mantas, a mala hora se
daba cuenta de su falta de tacto. -No puedo ni describir la grandeza del
sentimiento que me causas, no dudes de mi amor por ti... te lo suplico-
-¿Piensas en ella? No me hagas
suponer que ocupó el lugar de otra persona aquí- Reclamó aún indignada, pero
con la voluntad menos fuerte ¿Cómo es que su amante podía ser tan torpe e
inocente al decir las cosas?
-Jamás digas eso, tú eres mi mujer...
y nadie va a cambiarlo- Habló con tal determinación, que para Shizuru no quedó
una estela de duda, se apeno incluso de sus celos, bastante avivados por las
incidencias con las mujeres del paso durante el tiempo que la Kruger estuvo sin
la máscara.
-Entonces ¿Qué pasa con ese anillo?-
Se acomodó frente a la pelinegra y la envolvió en su abrazo.
-Está plagado del odio de la persona
que debía recibirlo, no puedo tener un anillo que representa el desprecio que
mi aspecto ocasionaba en las personas, al tocarlo siento su ira sobre mí, me
alcanza un escalofrío... por eso te lo he dicho, sé que es tonto que tema a
supersticiones- Sonrojada estuvo la nívea faz de la que antes era la bestia de
Fukka.
-Recuerdo que hace casi un año, una
persona me hablaba de las supersticiones detrás de una máscara y una
maldición... vi espectros encantados en un pasillo del castillo Kruger,
monstruos que solo atemorizan en medio de pesadillas, Suki... yo no puedo
tomarme a la ligera tus instintos, así que haz lo que te de paz, porque así
estaremos bien las dos- Acarició su nariz con la suya, estaba fría, así que la
calentó con un tierno beso.
-Si... me desharé de él- Junto su
frente a la de ella, mezclados los mechones negros y castaños. -Te amo Zuru, mi
querido cielo... mi ángel protector-
-Yo también te amo, pero no juegues
con mis celos mooo-
Aunque Natsuki no pudiera verla por
el velo de la noche, estaba segura del mohín que estaría haciendo su dulce
Shizuru. -Etto... no pretendía- Intentó disculparse, si fuera un poco más
elocuente seguramente no habrían tenido ese pequeño malentendido.
-Lo sé... shhh, abrázame y duerme un
poco más, en pocas horas sé que los jóvenes Ho querrán ver la forma de
impacientarnos a todos, sus intenciones son claras, no les des la oportunidad-
Aconsejó con suavidad la castaña acurrucándose dentro de los brazos de su
adorada esposa.
-No fallaré... estarás orgullosa-
-Yo ya estoy orgullosa de ti...
Suki- Susurró en su oído abrazándola un poco más.
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.
Llegó el alba y con ella el
principio de un nuevo día, una ocasión para enlazar las relaciones entre los
Kruger y los Ho. Christoph sabía que el primer día sería neurálgico para lograr
un vínculo entre los miembros de ambos bandos, así que durante el desayuno
preparado por Nina, Maya, Arika y Natsuki ocupó la oportunidad de evaluar cuál
sería la mejor distribución de los deberes entre todos. -Necesitamos leña,
ahora que somos más temo que la recolectada por Taro no dará el alcance
suficiente a este largo invierno-
-Si me lo permite, soy fuerte-
Murmuró Natsuki casi levantando la mano cual niña de escuela, ante la sonrisa
ligeramente burlona de los hombres Ho.
-¿Ya has derribado algún árbol
antes?- Preguntó Kano con cierta incredulidad, era demasiado delicada una mujer
para un menester tan esforzado.
-Varios... si- La Kruger no tenía en
mente explicar que lo había hecho de un solo tajo y con una espada en medio de
una batalla, esperaba por dentro que eso contara como derribar árboles.
-Bien, entonces Natsuki se encargará
de la leña para la casa y para la herrería... Erstin ya tiene mucho trabajo
ahí, así que es otra labor descontada de la lista- Informó el señor Ho.
-Abuelo, es un poco duro para una
sola persona, deja que ayude a la Srta. Kruger- Dijo Kano temiendo por la
seguridad de la joven morena, sin mencionar que cargar los maderos sería
imposible sin una segunda mano.
-Hermano, hoy debemos ir al
pueblo... han habido algunos robos y revueltas, nos hacen falta hombres para
atrapar a tanto bandido suelto- Increpó Taro mirando de malas maneras al menor.
-Si necesitas una mano, deja que
vaya contigo- Intervino Nina.
-No iremos a sitios adecuados para
una dama...- Trató de negar el rubio mayor de los hermanos, pero luego pensó
que un buen susto sería más que suficiente para espantar a la chica. -Aunque,
siempre es justo darte una oportunidad- Todos miraron sorprendidos a Taro, tal
cambio de actitud resultaba inesperado, pero era agradecido por el anciano Ho,
sonriente asintió a la solicitud y Nina se animó en sobremanera por la
oportunidad de demostrarle al más reacio de todos su propia valía.
-Gracias hermano- Añadió Erstin
esperanzada en que una tarde entre su hermano y su prometida sanara la derruida
relación entre los dos. -Cuida de ella por favor...-
-Por verte feliz... haría lo
imposible- Mintió a medias el rubio de azul mirar.
-También quedan las labores de la
casa...- Apuntó Maya, recordando prontamente que ante un mayor número de
habitantes en la morada de los Ho, sus esmeros se multiplicaban de igual forma.
-Si estás de acuerdo yo estaría
encantada de ayudar- Se apuntó Shizuru con una expresión amable y Maya
agradeció con una sonrisa la presteza de la otra mujer, la más delicada de las
que tenía la ocasión de admirar, puesto que si ponía sus ojos sobre Natsuki,
Arika y Nina, le recordaban más a un grupo de muchachos, suponía que eso se
debía fundamentalmente a sus ropas y más particularmente a la máscara de la
Condesa, pues grande había sido la sorpresa de la nuera-nieta de Christoph, al
saber que el supuesto hijo de lord Kruger era en verdad una chica, ello sin
mencionar que hacía una preciosa pareja con Fujino a pesar de ser las dos
mujeres.
-¿Y yo? ¿En qué puedo ayudar?-
Preguntó Arika de lo más apenada.
-No te preocupes Srta. Sayers-
Christoph no evitó sonreír ante el espíritu de aquella chica. -Vendrás conmigo,
debemos conseguir algunas cosas en el mercado para el sustento de la casa,
además necesitamos hacer las bases de un establo, o sus caballos morirán de
frío antes de ver cumplidos cinco días-
-Cuente conmigo abuelo- Levantó el
pulgar con gran talante la castaña de Windbloom.
Consumidos los alimentos, cada quien
se dispuso en la tarea asignada, Nina ordenó la silla de Cian y se abrigó lo
suficiente para acudir al poblado con Taro, esperaba llegar a la comandancia y
servir en lo que se requiriese. La morena estaba tan contenta por la ocasión
que le brindaba el más gruñón de los hermanos, que la llegada de Erstin por su
espalda le tomó por sorpresa. -Ten cuidado, sé que Taro hará lo mejor, pero es
que no te imaginas lo peligrosa que se ha vuelto Fukka-
Nina se dio la vuelta y tomó los
hombros de su amada. -Seré cuidadosa, además como bien dices voy con tu
hermano... él me dará los consejos que hagan falta según la situación que se
presente- Sonrió con aquellos ojos mirando en un cielo despejado.
La rubia reveló el secreto de sus
manos en la espalda, posando ante la pelinegra la funda de su querida
‘Neptuno’. -Entonces toma tu espada, no sé si haya podido restablecer su
preciosa magia, pero te servirá para protegerte-
Tomó la espada y la anudó a su
cinto. -Estoy segura que la diosa no ha olvidado su bendición sobre ella y no
podría tu esmero disminuir lo que por amor crece y se fortalece- Prosa poética
la que nacía de los labios rosáceos de Nina, más la presencia de Taro a sus
espaldas les impedía darse una despedida más apropiada.
Amorosa la Kuga dio un beso a las manos
de la rubia. -Tu procura cuidarte en la forja y no te sobre esfuerces-
-Es hora de irnos...- Refunfuñó el
rubio. -Sígueme el paso niña- Murmuró antes de montar su caballo, de pie y
cerca de la entrada estaba Maya, la que aguardaba por su esposo para despedirse,
sin embargó el molesto ojiazul pasó de largo cabalgando sobre el corcel para
decepción de la dama.
Nina subió a su montura y notando
que ya era suficiente la distancia, se inclinó a una postura que de ser más
baja, se caería del caballo. -Te amo... y le demostraré a tu hermano de lo que
soy capaz por ti- Le dijo al oído, para la ocasión casi casi se cae el caballo,
pues las manos de Erstin apresaron sus mejillas y le plantó un beso de los
buenos, para cuando se soltaron la pelinegra estaba en las nubes.
-Yo también te amo...- Sonrió una
sonrojada rubia. -Ve antes de que mi hermano vuelva por ti-
-Como ordenes princesa- Bromeó
contenta la Kuga y con un apeo a Cian se apresuró a darle alcance al gruñón de
Taro.
Por su parte, Arika ofreció al gentil
Doba para remolcar una carreta de la propiedad del abuelo Ho y así ofrecer
además un buen transporte para el anciano. Ambos subieron y comenzaron su viaje
hacia el mercado de Fukka, la castaña aprovechó para preguntar sobre la forma
en que el gran Orfebre había creado ‘el zafiro del cielo azul’ para la princesa
Mashiro y este inició su relato, informando que la misiva de la princesa había
sido en extremo urgente, ya que al parecer la gema sería un obsequio muy
especial para alguien de suma importancia.
En la puerta de aquel hogar, Natsuki dio un beso a Shizuru a modo de
despedida, ya que el bosque no quedaba tan lejos de la casa de los Ho podría
volver en un par de viajes cargando la madera con ayuda de Iperion y un viejo
caballo de la familia Ho. Tenía en mente que después fragmentaria los troncos
fuera de la cabaña en el montículo, pues le había prometido a Maya que
vigilaría a los niños más tarde, para que pudieran jugar en la nieve. Erstin
les obsequió un par de hachas afiladas a ella y a su hermano Kano para la
tarea, así debidamente abrigados y a buen trote de corceles, se alejaron con
dirección del ‘Winter Green’.
Shizuru yació de pie en la puerta
hasta que perdió de vista a su querida pelinegra, luego entró en la casa y le
preguntó a Maya en que podría ayudarle específicamente, la primera labor era
limpiar los platos que habían sido usados para el desayuno, una que concluyeron
con prontitud siendo las dos bastante hábiles con las manos. La siguiente era
preparar los alimentos de todo el día, de ese modo tendrían libre la tarde
después de limpiar un poco. La castaña tomó un cuchillo y comenzó a pelar
algunos tubérculos, Maya se dio un espacio para alimentar a Saya cuidado cubrir
su pecho desnudo con una manta, le apenaba en sobremanera que la otra dama la
viera, no estaba muy segura de cómo funcionaba el amor entre mujeres y pensaba
justamente que si Shizuru podía apreciar la belleza del cuerpo de la Condesa,
no había nada que le impidiera hacerlo con el suyo, por lo que sentía cierto
pudor en su presencia.
-Srta. ¿Puedo preguntarle algo
aprovechando que estamos a solas?- Dudó un poco al decirlo en semejante modo,
ya que Erstin estaba en la herrería terminando los detalles de la espada del
Duque de Artai.
-Claro Maya... soy toda oídos- La
castaña tomó la siguiente verdura y la cortó en finos trozos, depositando poco
a poco los ingredientes en un hoya de considerable tamaño, si casi parecía que
cocinara para un batallón.
-¿Cómo es estar casada con una
mujer? No me malentienda, no estoy en contra ni mucho menos... pero ¿No
preferiría que su esposa fuese un hombre?- La pregunta le pareció un poco tonta
nada más haberla formulado, se avergonzó doblemente al mirar la expresión
sorprendida de su acompañante.
La castaña no evitó reír un poco.
-Perdona... no me lo tomo a mal, supongo que para mí es tan natural que se me
olvida lo extraño que debe parecer para quien sabe que Natsuki es mujer... yo
nunca he deseado a un hombre en mi haber, no extrañaría entonces lo que nunca
he querido...- Ayudó a calmar con voz serena y amable la preocupación y
bochorno de la otra. -Pero si pudiera resolver su inquietud de algún modo, diré
que Natsuki es mi mejor amiga en primer lugar, aunque no lo parezca por sus
atuendos, es delicada y gentil en todo lo que hace para mí, me ofrece su
cuidado y protección, su cariño y su amor... es detallista y se esmera en los
momentos grandes y pequeños, no puedo decir que no fuera un poco difícil al
principio, porque yo la veía a ella con los mismos ojos que usted- Al notar la
confusión en los ojos miel de Maya se sirvió aclarar raudamente. -Es decir, me
asustaba su aspecto, la máscara que no se quita ni siquiera en mi presencia-
Mintió a medias en ese último detalle, porque solo al romperse la maldición
tuvo la ocasión de verla sin ella por largos momentos.
-¿Eso significa que usted no le ha
visto el rostro?- Maya no daba crédito a lo que la dama contaba, casi olvidaba
que su pequeña hija había soltado su pecho y se removía en busca del alimento,
la abrigó un poco más y la nenita volvió a encontrar el confort y el bocado que
su ser hambriento solicitaba.
La castaña negó con su más
convincente expresión, una blanca mentira, si Takeru había suplicado una
promesa a Natsuki sobre esconder su rostro, tenía la sensación de tener que
hacer lo mismo, pues si todavía su esposa estuviese maldita, tampoco conocería
la belleza oculta de sus divinas facciones. -No hace falta... puedo ver sus
preciosos ojos verdes y saber lo que siente o piensa-
-Entonces ¿Cómo pudo llegar hasta
este momento? No imagino el no poder ver el rostro de mi esposo...-
-Al principio no podría negar que
encontraba más que inconveniente aquella máscara, simplemente me espantaba la
gran ignorancia que sentía sobre nosotras debido a cómo se dieron las cosas...
aunque ella me demostró que era su persona más importante, nuestros padres
forzaron las situaciones entre nosotras y solo después de un tiempo, de varios
tropiezos, me di cuenta que perderla era mi más grande miedo... supongo que es
extraño si lo digo de esta forma, pero nuestro matrimonio no me garantizaba su
lealtad, ni a ella la mía, entonces sí... cabía la posibilidad de perderla
cuando nuestro vínculo no había sido expresado con las palabras adecuadas, así
que cuando las cosas fueron mal y pensé que todo había acabado, con la amargura
que eso me suponía... Sólo entonces expusimos nuestros temores, desvelamos
nuestras flaquezas y delatamos nuestros sentimientos, nos hicimos amigas, luego
amantes y finalmente, no sabría que hacer de mi vida, si ella llegase a faltar,
creo que perdería la cabeza- No olvidaba el espanto que sintió durante el
ataque de ‘Tesso’, ni el dolor o la ira, si ya la amaba, solo intuir la idea de
no verla más, había sido suficiente para desatar una ira inconmensurable.
-Natsuki es... la mitad de mi alma, la que complementa mis flaquezas y le
brinda calidez a mi corazón, es mi amante y mi sosiego-
-Wow... eso se oye...- ¿Cómo
describir tanta pasión y ternura? ¿Tanta razón y a la vez tanta...?
-Se oye como una locura ¿Verdad?-
Musitó la joven de Tsu como si leyera el pensamiento de su interlocutora.
-Je, un poco... sin embargo, Di
Kruger ¿Ustedes cómo pueden yacer...?- Maya se dio cuenta que iba a cuestionar
un tema en exceso privado.
-Ara ara, si Maya desea saber las
confidencias de nuestro lecho, solo puedo decirle que Natsuki satisface todos
mis deseos sin grandes esfuerzos, sobre todo si tengo en cuenta que lo hace sin
una gota de sudor en su frente- Acarició su barbilla con una expresión de
normalidad. -Por no decir que es excelsa en las artes amatorias- Sonrió
ladinamente.
-¡Shizuru!- Dijo el nombre de la
otra prácticamente escandalizada, más roja que un farol.
-No hay ni una pizca de mentira en
lo que dije, pero mira lo que hay que hacer para que al fin me llames por mi
nombre... fufufu- La joven madre de Saya no pudo más que reír ante la
desfachatez de la castaña, miró el recipiente y se sorprendió, tan entretenida
estaba escuchándola que no se percató de sus avances culinarios.
-Que rápida- Ciertamente la Fujino
era una mujer multiusos, prácticamente había picado todos los ingredientes en
tiempo récord y la hoya estaba llena.
-Yo no puedo decir que mis manos
sean menos hábiles, soy pianista Maya-chan- Un tono pícaro, una expresión
divertida en la bella faz de la Fujino. -Soy ágil en tantas cosas-
La mente de la morena se hizo una
caldera hirviendo, imágenes de las dos mujeres y de los posibles usos que las
artistas manos de la condesa acudieron allí sin dar ocasión a ningún filtro. La
mujer se apresuró a informar que cambiaría los pañales a Saya para salir de la
embarazosa situación, mientras Shizuru continuaba riendo discretamente de
camino a la cocina, donde pondría a hervir los ingredientes picados. Sonriente
pensaba que eso le enseñaría a la otra que no necesitaba un hombre bajo sus faldas
para estar plena y satisfecha cuando de intimidad se hablara.
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No pasó mucho tiempo cuando
arribaron al ‘Winter Green’, tal y como se esperaba de un bosque rara vez
acechado por el hombre, ya que en Fukka le fue prohibido a los pobladores acercarse
a las arboledas so pena de severos castigos, de este modo la inmaculada mano de
la madre tierra había hecho crecer grandes árboles de todos tipo, frondosos los
pinos a pesar de la helada se alzaban cubiertos por capas de escarcha blanca,
los robles sin hojas pero con sus portentosas ramas a la vista en todo lugar,
además de arbustos pequeños, y otros árboles de la zona. Aquel lugar era
precioso en todo aspecto, casi sentía pena por tener que talar algunos árboles,
pero la helada lo ameritaba, no vería la lobuna que su amada pasara frío noche
alguna. -¿Cuál debemos cortar Kano?- Cuestionó echándole el ojo a uno alto y
estilizado, ese sería perfecto para pulir y hacer las tablas para el establo de
los caballos, los tres a cada lado irían ideales para las columnas. Más
adelante vio otro, viejo y desgarrado hace lo que pareciera una eternidad.
-Wow, mira eso... a este lo
partieron en dos cual mondadientes- Murmuró el rubio de verde mirar con una
sonrisa, como si de un niño curioso se tratara.
-Polillas, son realmente
terribles...- Natsuki disimuló lo mejor que pudo, eso tenía la estampa de un
Orphan por todos lados, curiosamente por el desgaste de la madera y los
recubrimientos de moho, el hecho pudo ocurrir hace meses o incluso un año, así
que no había nada que temer a pesar de lo cerca que estaba el árbol de la casa
Ho, que en las zancadas de un monstruo, demasiado poco.
-Claro, polillas alteza...- Kano le
siguió el juego a la pelinegra, tal vez la dama pudiera asustarse de las
criaturas del bosque y eso no sería conveniente. Quería preguntarle tantas
cosas... -Ese nos ahorrará un par de cortes, luego ataremos unas cuerdas, lo
deslizamos hasta el claro, traemos un caballo y halamos un bloque completo de
madera.
-Manos a la obra- Natsuki tomó su
hacha y sin medir mucho su fuerza, desprendió lo que quedaba del árbol ante los
atónitos ojos del joven Ho.
Kano negó con la cabeza, sonrió
incluso, había sido seguramente un golpe de suerte, el propio peso del árbol y
la tensión sobre el punto fisurado previamente, había sido suficiente para
romperlo al menor corte. Yació de pie un momento, esperando que el viejo roble
cesara su avance sobre la nieve por causa de la caída, ocasión que aprovechó
para ver con detalle a su próximamente familia política. Preciosa y lacia
melena cobaltina, labios de un bello tono rosáceo, una mandíbula delicada, una
figura prodigiosa bajo aquel atuendo que si bien no era un vestido, a la
Condesa le sentaba de maravilla.
-¿Por qué alguien tan hermosa cubre
su rostro?- Murmuró por lo bajo, empezando a sospechar que muchas de las cosas
que escuchó de la joven Kruger eran falsas. En primer lugar decían que era un
hombre, teniendo eso como base todo lo demás tendría baja credibilidad.
-La gente me llama monstruo aunque
no saben nada de mí, incluso tú... de niño, en el pueblo me gritabas ‘bestia’
cuando me veías, pero los niños son crueles ¿No?- Natsuki no lo decía con mal
semblante, solo evitaba aquel halago. Levantó los hombros y se acercó a su siguiente objetivo.
Kano se sonrojó de pies a cabeza.
-Pensé que no se daría cuenta... tanto hubiera sido diferente de saber que eras
una dama-
-Nací diferente, lo hacían ver como
un crimen... nada hubiese sido diferente, tal vez... peor- Con la tensión de
sus músculos y la fuerza que pese a ya no ser sobrehumana, aún memoraba los
esfuerzo de antaño, el impacto sacudió el árbol y desprendió un considerable
trozo de madera. -En mi posición ¿Lo olvidarías?- Preguntó la belleza pelinegra
cruzando mirada entre el glauco y el verde limón del Ho.
-Temo que no- Admitió con vergüenza
y más que abrumado ante tal demostración de poder.
-Dije que era fuerte... no mentía-
Continuó con su labor de talar el árbol y apenas hizo una pausa observó con sus
verdes ojos al rubio. -Supongo que me debes una disculpa...- Sonrió la más
joven teniendo en cuenta que Kano era apenas 3 años mayor.
-Err... sí, claro... disculpe
alteza- Hizo una venia lo más inclinada que le fuera posible. Kano hizo una
venia bastante pronunciada, hasta la ocasión en la que un ademán de la Kruger
le invitó a erguirse nuevamente. -Era tonto e inmaduro, nunca pensé en lo
hirientes que pudieron ser mis palabras, unirme a los demás para hacer mofa de
lo que no entendía ¡Lo lamento, alteza!-
-Bromeaba... Aquello fue cosa de
niños, dejó de importarme hace tiempo- Natsuki le invitó a levantarse. -Ahora
agradezco ese camino aun con sus espinas... Porque fueron esos pasos los que
condujeron a Shizuru y a ustedes. Con sinceridad, no pasa nada Kano y por
favor, usa mi nombre, somos familia ahora...- Un palmadita en el hombro y la
morena se desprendió el abrigo, pues sospechaba que comenzarían a sudar con el
esfuerzo de su tarea. Volviendo a su tronco lanzó otro corte y otro, hasta
lograr llegar a la mitad, evaluó la trayectoria de caída del madero y asestó el
último golpe con un estruendo que hizo eco en los alrededores. -La realidad es
que no cambiaría ese camino lleno de espinas, porque fueron esos pasos los que
me llevaron a conocer a Shizuru, la dama que puedo decir con orgullo, es mi
esposa... y supongo que tampoco estaría aquí, compartiendo con ustedes estos
valiosos momentos... así que ya no me apena cuando me miran con extrañeza o me
llaman ‘bestia’, soy mucho más que eso y para ella, soy alguien digna de su
amor, así que no podría estar más feliz- Musitó con una alegre sonrisa.
-Gracias por su perdón, me alegro de
oír que no todo ha sido malo en su vida, Natsuki...- Se sonrojó un poco al
decir su nombre, pero pronto superó el bochorno inicial. Ambos se pusieron
entonces a trabajar, el rubio de ojos verdes se ocupó de otro tronco hasta que
entre los dos pudieron apilar una buena cantidad.
El de ojos verdes
secó el sudor de su frente, plantó el pie sobre los maderos apilados, ambos
comenzaron a cercenar las ramas pues sería bastante inoportuno arrastrarlos.
-¿Puedo preguntarle algo?-
-Adelante- Murmuró con voz agitada a
causa del constante esfuerzo en los cortes que prodigaba con el hacha.
-Siempre tuvo el poder para hacer
que los demás callásemos... pero no lo hizo, los rumores sobre usted, pudo
apagarlos el poderío de su familia, pues sin los Kruger en Fukka, sería
factible que este lugar fuera tierra de bandidos- Introdujo sus pensamientos en
aquel breve discurso. -¿Si le hería entonces porque no usó su fuerza o su poder
para cambiar eso?-
-Sembrar el terror para recibir
respeto solo genera miedo y por el temor que esta máscara causaba a los hijos
de Fukka, fue que recibí tales tratos... la solución nunca ha sido someter,
pues el lobo que parece solitario, necesita vivir en manada, el lobo protege a
los suyos. Mi máscara jamás ha sido un símbolo de terror, es el emblema de lo
que hace mi familia, proteger y guardar a la gente de Fukka-
-Pero sabe que quien oculta su
rostro genera sospecha y misterio, hay tantas historias sobre usted para
asustar a las gentes que...-
-Era inevitable que me temiesen...-
Natsuki negó con la cabeza y secó el sudor de su propia frente. -No oculto mi
rostro porque así lo desee Kano, odiaba la máscara desde pequeña-
-¿Por qué ostentarla entonces? ¿Era
el mandato de su padre quien usa la misma máscara? O la máscara de lagarto de
su ancestro y la del cuervo... todos los Kruger usando máscaras durante
generaciones sólo causó temor- Ciertamente el atrevimiento del Ho para preguntar
lo que tantos quisieran, pero solo pocos podrían tener el valor de decir, hizo
que obtuviera un poco más de la confianza de Natsuki, si algo apreciaba del
imprudente pero sincero muchacho, era el valor y la honestidad.
-Porque la fealdad y la miseria que
esconde cada máscara, hubiese sido más horripilante de ver... no somos hermosos
debajo de este metal, pero los ojos que son las puertas del alma, le dirán a
quién observe con sincero interés, que ser horripilantes por fuera no significa
que lo seamos por dentro- La pelinegra imitó al rubio y apoyó la pierna en el
montículo para darse un respiro.
-Entonces es verdad ¿Qué todos
ustedes están malditos?- Casi soltaba su hacha y mala hubiera sido su suerte de
caerle está en un pie.
-Eso no voy a negarlo si tanto te he
dicho ya... pero que mis palabras para ti sean confidencia, existe más peligro
y horror en que siendo hermoso y cautivador, tiene la lengua ponzoñosa, no te
dejes engañar si al verlo a los ojos sientes escalofríos-
-¡¿Pero cómo?! Eso era una leyenda-
-Eso hubiera dicho yo en tus
zapatos, y aun así vivo lo que vivo... pero vamos, que no todo es malo- Clavó
el hacha en un tronco, miro a unos metros la colina, se alegró de haber tenido
en mente acudir a una parte más empinada, se apartó un metro al pie de la
pendiente, plantó la rodilla en el suelo. -La belleza es subjetiva amigo
mío...- Con su mano tocó la nieve, y de sus dedos se desprendió el cero
absoluto, a voluntad y con el pensamiento, la Kruger formó un camino liso de
hielo puro, llegando aquel particular tobogán hasta el punto en el que podrían
usar los caballos para remolcarlos hasta la casa de los Ho.
-¡Magia!- Gritó entre espantado y
emocionado el joven cenizo.
-Espíritu más que otra cosa...- Se
dio la vuelta y caminó hacia el cúmulo de troncos, el madero de encima estaba
lo suficientemente liso, si es que haberle retirado las ramas y la hojarasca se
puede considerar un suficiente pulido. Natsuki se acomodó en la base del tronco
y ocupando solo sus manos empujó lo suficiente para que la punta alcanzara el
deslizador de hielo, una vez pudo hacerlo, ambos leñadores contemplaron el
movimiento suave y suficiente, hasta verlo despuntar en el llano claro a
bastantes metros de sus pasos.
-No entiendo mucho de eso- Comenzó a
cortar retirar los nudos y ramas del siguiente, extrañamente no se sentía
espantado, la Condesa irradiaba tal sensación de tranquilidad y de protección
que no se preocupaba demasiado de la rareza de sus poderes. Comprendió Kano
cuan equivocado estaba, si se hubiera tomado la ocasión de ver qué clase de
persona era la joven, seguramente hubieran sido grandes amigos, una parte de él
lo lamentó sinceramente.
-Bueno, parece magia pero no es
magia... es mi propio pulso de vida fluyendo a través de mis manos, mi energía
espiritual en un estado sólido- Formó un pequeño cisne de hielo en sus manos
para que Kano pudiera verlo.
-Sigo sin entender...- Se sonrojó,
pero admiró maravillado la belleza de aquella inusual habilidad.
-Dejémoslo en magia entonces jejeje-
Se rindió Natsuki.
Ambos rieron y continuaron
desprendiendo los extremos de los árboles, las ramas más grandes serían
empleadas para la leña de la casa y la herrería. Una vez todos los maderos
alcanzaron el llano ambos empacaron sus cosas, era la ocasión de bajar la
cuesta, sin embargo, Kano y Natsuki se miraron cual compinches y saltaron al
tiempo en el tobogán. Al llegar al otro lado se levantaron de la nieve que
aminoró la velocidad de su caída. -Haré uno de estos para los niños... claro,
menos alto y menos peligroso... jeje- Se sacudieron la nieve, tomaron las sogas
y ataron los maderos.
-Yo iré por los caballos, espérame
aquí- Dijo Kano apresurándose a llegar al lugar donde los habían atado.
Aprovechando la soledad, la morena
reforzó los nudos y por un momento quiso probar el nuevo límite de sus fuerza,
tan humanas como eran para el momento, tomó las sogas, una enredada a cada brazo, plantó los pies sobre la nieve
hasta sentir el suelo y haciendo acopio de toda su voluntad así como su
fortaleza, tiró de ellas durante lo que parecieron interminables instantes, más
estos apenas se movieron unos cuantos centímetros, insistió otro poco hasta que
cansada y deslizándose las gotas de sudor por su barbilla volvió la vista
atrás, logró apenas moverlos un metro. -Bienvenida a la mortalidad- Se dijo a
sí misma soltando las cuerdas y notando ciertas magulladuras en la piel.
Un minuto después llegó Kano con las
riendas de ambos caballos, tenía la sensación de haber dejado el lote de
maderos más lejos, pero no hizo caso, ataron las cuerdas a las sillas de los
caballos y otras en las propias manos, de ese modo y después de una hora de
tirar sobre un suelo de hielo encantado que Natsuki producía a cada paso, alcanzaron
la morada de los Ho. La pelinegra soltó las cuerdas, con respiros cansados.
-Gracias, yo hubiera tardado por lo
menos tres días en conseguir esta cantidad de madera- Murmuró el rubio
igualmente agitado.
-Tu abuelo dijo que en 5 días
nuestros caballos morirían, pero con este clima me preocupé de que fueran
menos... Iperion, Neptuno y Doba, así como los corceles de su casa, son
importantes para cada uno de nosotros por diferentes razones, así que bien
valía la pena intentarlo- Se irguió nuevamente la condesa, para comenzar la
siguiente tarea. Se desfajó la camisa pues del saco había prescindido hacía
tiempo, hizo dobladillos de las mangas más arriba de los codos para tener más
libertad de movimiento y sin dilaciones comenzó a cortar las ramas para poder
llenar el cúmulo de pedazos de leña, el choque del hacha sobre la madera que se
partía en dos con sorprendente facilidad formaba un eco que se dirigía en
múltiples direcciones.
-Vaya que tienes energía de sobra-
Murmuró Kano sabiendo que la Kruger había realizado un esfuerzo por mucho
superior al suyo, de hecho con una diferencia de pocas horas ella hubiese
logrado sin él la tarea. Comenzaba a admirar su fortaleza e incluso a verla de
una manera que no sería realmente apropiada. Pero su orgullo le obligaba a
seguir aunque las piernas le temblaran del cansancio y tuviese la camisa
empapada de sudor bajo aquel saco. -Iré por las herramientas para cortar las
tablas y pulirlas-
-De eso nada...- Llegó a sus oídos
la voz de Maya, quien no escondía su admiración por la cantidad de troncos que
habían logrado traer ese par en tan poco tiempo. -Ya es hora de almorzar... es
momento de lavarse un poco, el abuelo y Arika llegaron poco antes que ustedes y
esperan ansiosos la comida, al parecer fue toda una travesía traer alimento
para esta semana- Kano no pudo más que obedecer a su cuñada y agradecer
silenciosamente el cese de aquellas pesadas labores, una parte de él lamentaba
no haber ido con su hermano a la comandancia, seguro allí las cosas habrían
estado más calmadas y otra, la menos holgazana, admitía que la compañía de la
joven noble había estado más llena de sorpresas de las que hubiera imaginado,
era una persona bastante agradable a decir verdad.
-Vamos entonces...- Animó Natsuki
apresurando el paso, la verdad es que se había contenido por muy poco de ir a
buscar a Shizuru en cuanto volvió, pero recordó que sus muestras de afecto tal
vez no serían bien recibidas y es que de verla no podría negarse un beso de sus
adictivos labios.
Los tres entraron en la casa, pero
quien más resaltaba a la vista de los habitantes era Natsuki, pues con
semejante frío no cabía en la mente que anduviese por la vida con solo un
chaleco de cuero y una camisa blanca bastante húmeda por el sudor. Pese a todo
y para los ojos carmesíes, el aspecto de su amante era de lo más atractivo, si
es que ver sus húmedos cabellos tirados hacia atrás, una coleta alta y una
pinza metálica con forma de trueno sujetando el único mechón rebelde en su faz,
la tela adherida a la piel de un cuerpo modelado por los rigores de cada
esfuerzo que bien recordaría a las gladiatrix del viejo Argoria, tuvo una
sensación eléctrica que supo esconder en su serena faz. Una sonrisa confidente,
un mudo hablar de sus labios... “Esta
noche...” Leyó vagamente Natsuki y se puso roja como un tomate, con suerte
atinó a no tropezar con su silla en la mesa, mientras Shizuru se reía
discretamente y servía los alimentos a los comensales con la ayuda de Maya.
Christoph y Arika se miraban un poco
maltratados, más que hambrientos y despelucados comenzaron a sorber la sopa con
avidez, los demás se quedaron mirándolos con sorpresa, si bien Natsuki sabía
que la castaña era un poco glotona según los comentarios de Nina, no se
imaginaba que el abuelo Ho le siguiera el paso. Cuando concluyeron sus platos,
Maya ofreció otro poco de alimento, esperaba que la persona más ansiosa de la
mesa fuera la Kruger, se notaba cuánto esfuerzo le había puesto a su tarea,
pero ahí estaba tan calmada como si nada.
-¿Qué les pasó?- Natsuki alzó su
ceja con preocupación, casi olvidaba probar bocado.
-Pareciera que libraron una batalla
campal- Añadió Maya con voz neutra tomando asiento junto a su cuñada, tanto o
más consternada que ella.
-Abuelo... ¿Te has lastimado algo?-
Cuestionó Erstin notando las ropas algo tiradas y puede que rasgada en algún
punto.
-No pequeña... no soy tan frágil
aunque sea un viejo- Sonrió amablemente para retirar de sí mismo aquellos ojos
llenos de lástima. -Al parecer hay escasez de alimentos- Afirmó el de pelo
blanco.
-Oh... sí, era mi primera vez en un
mercado y les aseguro que nunca pensé necesitar una espada para ir a un lugar
así. La gente casi peleaba por la comida, y se hicieron el agosto los
vendedores, no van a creer lo que vale una lechuga en estos días- Afirmó con
tono abrumado la castaña mientras suspiraba como si hubiera librado el cuello
por muy poco.
Natsuki miró sorprendida al señor
Ho. -¿Pero cómo es esto posible? Desde la gran helada jamás hemos tenido un
problema de escasez, hemos velado por ello durante años- Se suponía que su
padre no solo se preocupaba de los Orphan, sino también de que nada le faltara
a la gente de Fukka
-Oh mi niña, es poco frecuente sí,
pero ya se ha presentado antes, alguna veces con dificultad llegamos a la primavera...
pero hoy no estoy esperanzado sobre eso- Christoph se llevó la mano a la cabeza
para peinar un poco sus cabellos y luego acarició el puente de su nariz. -No lo
comprendo, normalmente y pasadas las cosechas, siempre hay comida suficiente
hasta la primavera e incluso exportamos parte de los cultivos a otras tierras,
pero ahora... no estoy seguro de que podamos conseguir lo necesario hasta el
final del invierno-
-Eso es... imposible- La morena no
daba crédito a lo que escuchaba, Fukka era tierra de cultivos, minería, costura
y orfebrería, quizás no producían los exquisitos vinos de Tsu, pero vaya que no
pasaban hambre en las estaciones menos gentiles.
-Natsuki, te lo aseguro... casi nos
vimos obligados a pelear por la comida, compramos lo que nos fue posible y vaya
que fueron momentos angustiosos- Admitió Arika, que se alegraba ya de poder
usar sus manos a completitud. -Bueno, tuve que golpear a alguien que quería
robar al abuelo, ya sabes... nadie se mete con la familia- Gruñó la joven con
el puño cerrado en señal de victoria.
Nadie pudo evitar una sonrisa, de
entre todos Arika Sayers era la más amigable y con apenas haber hecho aquel
acuerdo, ya trataba a todos como si de verdad fuesen sus hermanos, cuñados y
hasta su propio abuelo, era un dulce rocío de primavera capaz de calmar
tempestades tan solo con su jovialidad.
-Gracias Arika- Dijo Erstin, que
afortunada era por contar con una nueva familia tan valerosa.
-Fue buena idea llevarte, pequeña-
Admitió el mayor no sin acariciar los cabellos de la joven de Windbloom.
-Francamente no hubiera podido contra dos y que susto me llevé cuando los
enfrentaste. Pero dime... ¿Dónde aprendiste a pelear así?-
-Pues... con la armada de la familia
Kruger...-
-¿He?- No evitó un murmullo el
silencioso Kano ¿Acaso a las mujeres les estaba permitida una vida tan llena de
peligros en esa familia? El muchacho no sabía qué pensar al respecto ¿Entonces
Nina tampoco era tan indefensa como se miraba o simplemente eran suposiciones
suyas?
-Me colé en sus filas jejeje-
Admitió Arika apenada y con su mano detrás de su cabeza, mientras el señor Ho
no sabía si reír o preocuparse.
-Fue una suerte... gracias Arika-
Afirmó Maya con genuino agradecimiento.
La mano de la bella de Tsu envolvió
la muñeca tensa de su amante bajo la mesa, quien había dejado a un lado su
plato y guardaba pasmoso silencio, nada bueno podría pensar si tenía su puño
cerrado y una angustia mayor delataba la bella mandíbula de su mujer.
Repentinamente Natsuki se puso de
pie y deslizó su mano de entre la de Shizuru. -Las familias no tienen lo
suficiente... eso no es bueno, no voy a quedarme aquí a verlos padecer, tengo
que hacer lo que esté en mis manos hacer, debo hablar con mi padre... tenemos
que conseguir alimento en los poblados vecinos, necesitamos caballos y
carretas, hombres para custodiar...- Ya tramaba un plan completo para resolver
el predicamento que se cernía sobre su gente, a la par que tomaba su chaqueta y
un cinturón con espada del perchero junto a la entrada.
-¿Natsuki a dónde vas?- Cuestionó
contrariada la Fujino, ver su mecánica forma de actuar, sin ninguna clase de
filtro mental ¿Era así cuando algo en verdad le angustiaba?
-A buscar a mi padre... si no
hacemos algo entonces llegará la hambruna y la enfermedad, la gente muere en situaciones
así- La pelinegra no lo olvidaba, jamás lo haría. Cuando aquella ave gélida
atacó Fukka, muchas vidas se perdieron, algunas por los destrozos de la
tormenta y muchas otras por la escasez vivida posteriormente, para cuando llegó
la comida y las medicinas otros más habían muerto.
-No es necesario...- Arika se puso
de pie y alcanzó a Natsuki en un santiamén, puso la mano sobre su hombro con
fuerza para detenerla aunque lo suyo le costó, la pelinegra era en verdad
fuerte. -Nina y yo fuimos a Windbloom por esa razón... aun sobre sus heridas,
ella llevó la misiva ante Taeki y el dio su palabra sobre ayudar-
-¿Heridas?- Cuestionó Erstin ya un
tanto preocupada e indignada por no haber sido informada de ese hecho por su
amada, pero fue intencionalmente ignorada por Arika, que se daba cuenta tarde
de su metida de pata.
-¿Por qué nadie me dijo que esa era
la razón?- Cuestionó la joven que había dejado de ser una bestia, aunque con
fría expresión.
La de azul mirar se explicó lo más
claramente posible sin retirar la vista de los glaciales ojos esmeralda a pesar
de sentirse un tanto intimidada. -Acudimos en su ausencia... cuando usted
ayudaba a extinguir el fuego de las montañas para que no alcanzaran el poblado,
con la quema de las cosechas no era posible solo esperar y bueno... era un alto
secreto- Arguyó la Sayers intentando apaciguar la sensación temerosa dentro de
sí. Por lo que añadió algo que originalmente no quería desvelar, pero sería lo
único capaz de calmar el ímpetu de la Condesa. -Pero debe saber que el rey
Taeki le respondió a su padre, ahora Lord Takeru sabe que una comitiva cargada
de alimentos viajará hasta aquí por el paso de Jaspe... En el sexto día, faltan
apenas cuatro días y nosotros hoy hemos conseguido lo de una semana... así que
todos estarán bien, se lo juro por mi honor-
-Es un poco arriesgado...- Natsuki
frunció el ceño, ese paso era solitario y algo engañoso, más que peligroso en
una palabra.
-Pero más seguro que la entrada
principal y usted lo sabe... Después de lo difícil que fue salir- Afirmó Arika,
aunque francamente ignoraba que Fukka tuviera otra salida, hasta donde sabía
‘el cruce del paso’ era la única opción, a menos que Nina no conociese el
dichoso paso de Jaspe y por eso hubieran arriesgado el pellejo en semejante
forma. -Ahora le pido por favor... coma y mañana mismo iré a buscar las
respuestas que tanto desea- Prometió la Sayers con una sonrisa en su rostro,
intentando con ello animar a su amiga.
-Alteza...- Intervino el mayor de
todos. -... Vemos su premura con agradecimiento, pero también debe cuidar de su
esposa... esa debe ser siempre la prioridad de un esposo- Las palabras del
abuelo trajeron la consciencia de Natsuki a la realidad, observó la molestia en
la faz de Shizuru, iba a marcharse sin siquiera pensar en ella o por el
contrario, pensando todo el tiempo en ella... pero no podía ser tan descuidada,
una decisión, un acuerdo... esa había sido la promesa hecha por las dos.
La pelinegra tomó asiento junto a su
mujer y aunque nadie sospechara ni por un momento que sus miradas delatan una
próxima confrontación verbal, la pelinegra sintió la necesidad de ser sincera
ante todos. -Les suplico a todos me disculpen por mi repentina forma de
proceder, pero no pude reaccionar de una mejor forma...- Inclinó la cabeza en
señal de vergüenza.
-¿Estás bien?- Cuestionó Shizuru
notando que no se trataba solamente de un ímpetu, sino de algo más.
La morena asintió mirando con cara
de perrito bajo la lluvia a su mujer. -La verdad es que me abrumó un poco...-
Eso era bastante raro si contaba que aquella mujer había enfrentado a una rata
gigante de hierro, a monstruos temibles como ninguno de los Ho imaginara en sus
más horrendas pesadillas. -Cuando era pequeña, durante la gran helada... muchas
personas murieron frente a nosotros, incluso mujeres y niños, todo a causa de
la gran hambruna y la destrucción que causó un invierno en julio, el hielo no
se extinguió hasta que la tormenta cesó y nada sobrevivió, después de eso me
juré que no vería pasar nada semejante nunca más... no si podía hacer algo por
prevenirlo-
La castaña acarició entonces la
mejilla de su amada con ternura, no podía enojarse con ella si delataba tan
tierna expresión. -Eso no pasará otra vez... ya oíste a Arika, el Rey no ha
olvidado a Fukka y tu padre ha sido precavido, seguramente él tiene la misma
sensación que tú- La de glaucos ojos miró con agradecimiento a su amada y le
dio un casto beso a sus labios.
Kano, Maya, Christoph y Erstin
contemplaron la escena con asombro, el anciano recordaba mejor que ellas de lo
que hablaba Natsuki, pues para esas fechas Kiara estuvo a punto de fallecer por
un resfriado que se complicó ante la falta de alimento. Él lo sabía, que muchos
otros no tuvieron tanta suerte y que en su caso pudo llevar comida a casa por
el servicio que le prestaba a Lord Takeru en aquel tiempo, más no imaginaba a
pesar de ello, lo importante que era el cuidado de la gente de Fukka para la
Condesa, era una sorpresa inesperada pues la mayoría de los nobles poco se
preocupaba de un bienestar diferente al suyo.
-Gracias Natsuki... Por todo. Yo
pensaba que los Kruger y todos los nobles eran egoístas, que solo se
preocupaban por sí mismos, pero ahora sé que no todos son así... Me alegro de
que ahora seamos familia- Musito Kano con una sonrisa.
Después de eso la charla se hizo más
amena, todos olvidaron las preocupaciones, consumieron a gusto sus alimentos y
más tarde continuaron sus labores. Shizuru y Maya asearon la casa, dejaron todo
limpio en tiempo récord, luego salieron a la nieve con los niños para que
jugaran un poco. Más una grata sorpresa aguardaba a los inquietos pequeños,
frente a la casa y surgido de la aparente nada, había deslizaderos de
cristalino hielo, un sube y baja, figuritas translúcidas, montículos de
acolchonada nieve y hasta un pequeño barandal de seguridad, para mantener a
Minoru y a Kiara apartados de las zonas de trabajo donde Arika, Kano y
Christoph establecieron las bases del establo, así como del lugar donde Natsuki
cortaba y pulía los troncos.
-¿Pero de dónde ha salido todo esto?-
Cuestionaba Maya con incredulidad mientras los niños corrían a probar el
tobogán más cercano.
-Es una habilidad mágica de Natsuki-
Informó Kano con toda naturalidad mientras pasaba con pica y pala al hombro
para hacer unos agujeros más profundos en la tierra, donde insertar las otras
columnas.
-¿Ma... Magia?- Maya apenas podía
pestañear confusa. Pero su hijo y la dulce Kiara no se preocupaban del origen
del inusual patio de juegos, simplemente lo disfrutaban y ya.
-Bueno... Es la forma más simple de explicarlo,
mi Natsuki es mágica- Shizuru simplemente miraba a la pelinegra con expresión
enamorada, no se preocupaba de nada más. -La última vez hizo una preciosa
habitación de cristal para las dos... Pero no imaginé que fuera tan dulce con
los niños- Murmuró acariciando su barbilla.
-Ya veo porque te gusta tanto... Es
una caja de sorpresas “De una rara
familia... Flautas mágicas con poder curativo, esculturas de hielo y ¿Ahora qué
sigue?”- Veía como la hija de Takeru trabajaba sin descanso, Maya esperaba
que para ese momento no pudiera hacer un movimiento más, sorprendentemente la
Kruger al saberse observada por su esposa, se esforzaba un poco más. La señora Di Ho continuó mirándola con
detenimiento, la figura de Natsuki era bastante cuidada y lo suficientemente
musculosa para delatarse muy fuerte, aún sobre su ropa esto se evidenciaba pues
tenía la camisa blanca ligeramente traslúcida y
adherida a la piel, no se diga cómo le ajustaban los pantalones negros
con una piernas tan definidas y tonificadas.
-Te dije que era hermosa... no
tienes que comerla con la mirada para comprobarlo Maya- Llegó sorpresivamente
la voz de Shizuru y la esposa de Taro respingo, pese a que la sonrisa de la
castaña de Tsu no delataba molestia alguna se sintió avergonzada.
-Iré a ver a Saya, seguramente debe
haber despertado-
-No... Aún no, pero adelante-
Continuó con aquella divertida expresión que hacía sentir abochornada a Maya,
pues de una u otra forma, honda curiosidad le había causado aquel par, ver esa
clase de amor, tan lleno de romanticismo, una cosa que le hacía falta a su
matrimonio desde un tiempo atrás o era tal vez qué... ¿Solo entre doncellas
entienden la fragilidad de un corazón de mujer?
Se apartó para ir dentro de la casa,
pero se detuvo un momento. Volvió la vista sobre Shizuru, la observó en
silencio mientras esta centraba toda su atención sobre la Kruger, Maya
contemplaba su juventud y el brillo de aquellos ojos juguetones de color
carmesí, tener cerca a la castaña le había permitido ver que la humildad no le
restaba elegancia o belleza a una mujer, puesto que Shizuru sabía hacerlo todo
con diligencia y hasta encanto. Ella también se esmeraba en cada detalle,
sonrió y esta ocasión sí acudió a la habitación de su hija, donde la bebé aún
dormía, después de un largo rato la nenita despertó solicitando el ansiado
alimento y el respectivo cambio de pañal, se dirigió de vuelta en el patio de
juegos de la casa, vio como Shizuru le componía un poco el vestido a Kiara, le
acomodaba el gorro, la bufanda y los guantes. -No ha pasado nada, pero sé más
cuidadosa, ¿Está bien? Esta noche le haremos unos ajustes a tus botas para que
no te resbales ¿Si?- Preguntaba la castaña con una considerable ternura a la
hermanita menor de los Ho. Kiara asintió más contenta y después de dar las
gracias a Shizuru volvió con su preocupado compañero de juegos, el cual le dio
un abrazo para reconfortarla.
-Serías una gran madre...- No evitó
decir Maya sonriendo, fue tan automático, pero más pronto se arrepintió al ver
el destello de tristeza en los ojos carmesíes.
-Pero no será la ocasión, y está
bien así- Una mentira más, no dejaba de anhelar, aun cuando guardaba las
distancias con Saya para no encariñarse demasiado, era imposible no tener los
sentidos agudizados y listos para atender hasta el más pequeño murmullo de la
bebé. -Jamás heriría en semejante forma a Natsuki- Concluyó dando por concluido
de forma terminante la conversación.
No dijeron nada más en un rato,
ambas mujeres tomaron asiento en dos sillas mecedoras y desde su cómoda
posición observaron a los niños jugar, hacer ángeles en la nieve, crear formas
y figuras, e inaugurar el sube y baja. Todo se miró tranquilo durante horas de
charlas menos tensas, alguna vez Shizuru se levantó para ofrecer alimentos y
bebidas intermedias en breves descansos para la construcción del estable por
parte de los Ho y Arika, así como el cortar la leña en las manos de Natsuki.
Llegó el atardecer con el final de aquel día de arduas tareas, Natsuki clavó el
hacha en la base de madera y con un pañuelo secó el sudor de su frente, luego
puso los maderos en el cúmulo bajo cubierto y tomó otros tantos para la leña de
la chimenea, los depositó en la entrada, sacudió la nieve de su indumentaria y
se acercó a su mujer para darle un beso de los buenos a modo de saludo.
-Lo que daría por unas termas...-
-Cerca de aquí hay dos, me parece
que con todo el esfuerzo que han tenido hoy sería una buena idea acudir allí-
Animó Maya notando que en efecto la pelinegra había sudado copiosamente, lo
cual sería incómodo para dormir.
-Ahí vienen- Gritó Kano contento
mientras llegaba cerca de la casa con el abuelo y Arika, todos cansados y
sucios, lo niños ya había entrado en la morada, comenzaron a deshacerse de sus
abrigos para subir a sus cuartos y sacar algunos juguetes.
El grupo miró el camino cerca del
‘Winter Green’ donde avistaron dos figuras de caballos, aunque al corcel blanco
no se le veía un jinete, Natsuki se preocupó instantáneamente. -Veré...- Dijo a
su mujer antes de correr sobre la nieve para eliminar la distancia y desechar
su extraña angustia, pero una vez más cerca notó que su prima yacía
inconsciente sobre su caballo -¡Nina!- Gritó el nombre al ver la mancha roja
sobre su cabeza, lo suficientemente preocupante pues hasta el pelaje de Neptuno
estaba marcado del color sangría. -¡Nina! Por la diosa ¿Qué te pasó?- Gritó una
vez más llegando a su lado, la desamarró y la cargó en sus brazos, llegó casi
corriendo al interior de la casa, mientras un no tan indemne Taro hacía el
ademán de bajarse de su propio caballo, estaba seguro de sentir ahora y sin la
adrenalina todos los golpes recibidos en Kirintor. El rubio miró a su mujer,
solo en ese momento se acordaba de no haberse despedido esa mañana ¿Y si
hubiera perecido en ese bar o por la suerte de algún disparo enemigo, un
cuchillo a traición? ¿Hubiese sido esa la última y más fría despedida entre los
dos? Maya negó con la cabeza un tanto decepcionada, la preocupación por su
marido se la guardó para más tarde notando que él necesitaba un tiempo a solas.
Entró en la casa para ofrecer toda la ayuda que fuera necesaria, alguien
tendría que calmar a su cuñada cuando viera a su prometida en un estado tan
lamentable. El Ho se quedó de pie mirando la entrada con la campanilla cuyo
sonido se había apagado segundos atrás.
Erstin que apenas salía de su
herrería, encontróse de camino a la casa con su hermano y notó los moretones de
los golpes en su cara. -Taro... ¿Estás bien?- Corrió para llegar a su lado.
-Lo estoy...- Pero el mayor no se
atrevía a mirarla a los ojos.
Ante el extraño comportamiento, la
de celestes ojos preguntó lo evidente. -¿Y Nina? ¿Ella está bien?-
-Lo siento, yo...- ¿Cómo iba a
explicarle eso a su hermana? Era su culpa que ella se hubiera lastimado.
Erstin no quiso escucharlo más. -Te
imploré protegerla... no pedí nada más hermano- Reclamó antes correr dentro de
la casa con el vilo y la angustia en el alma misma.
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.
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Tres Horas Atrás...
Un pelinegro corría cual gacela
entre la multitud, perseguía a un ladrón que a mala hora había osado amenazar a
un doncella con un cuchillo para después poner pies en polvorosa con su bolso
bajo el brazo, no supo el infausto que un miembro de la policía había visto sus
intenciones y se había dado a la persecución de aquel bellaco, como distintivo
llevaba el joven una banda azul con una estrella plateada en el centro,
amarrada a su tríceps sobre la negra cazadora de su atuendo, el audaz saltaba y
evadía todo cuanto el bandido arrojaba para perderle de vista, sin embargo en
la carrera cada vez más lejos de la zona conocida del poblado, el hombrezuelo
alcanzó su resguardo habitual en un bar llamado “Kirintor”, por lo que el perseguidor hubo de detenerse y mirar con
prudencia el lugar desde afuera.
-¡Kuga! ¡Detente!- Gritaba Murako
llegando a su lado después de un buen rato y cabe añadir que casi con un pulmón
fuera del puro esfuerzo. -Ni se te ocurra entrar ahí, ninguno de los que ha
entrado allí ha salido bien librado- Murmuraba con genuina preocupación el más
alto, Kuga le parecía un alfeñique que seguramente se romperla ante el primer
puñetazo, si es que saber que era un noble le disgustaba en sobremanera, pero
tampoco para mandarlo al matadero.
La morena se volvió a mirar a su
rival más que molesta, no tendría nada contra el desaliñado hombre de no
haberse enterado por boca del capitán Taro que aquel había sido un pretendiente
de Erstin y que no logró hacerse de su mano debido a las nefastas mañas de un
viejo pervertido.
-Déjalo Murako… si va a desposar a
mi hermana tiene que demostrar de qué está hecho- Sonrió el mayor de los Ho ahí
presente, no sin antes desmontar su caballo.
-Este mozalbete morirá a manos de
los grandulones que hay ahí dentro señor… pero si es tan suicida, adelante-
Ahora con el apoyo del capitán, Murako no se guardaría su recelo.
-Bien…- Nina había guardado silencio
cuando arribaron a la comandancia y su cuñado la presentó como su futuro yerno
de prueba, todos rieron sin que pudiera captar la mofa en la frase, pero eso no
importó… ganar por orgullo la aprobación de Taro era por mucho la meta más
difícil, pero no se rendiría bajo ningún concepto. Así que sin temor se
aproximó a la puerta, no sin antes retirar la insignia de su brazo y guardarla
en su bolsillo, no es que ignorara los peligros de una taberna y tener la facha
de un policial no era la mejor carta de presentación.
Ante la incredulidad de Taro, la joven de cobaltos cabellos ingresó en el
local, allí afuera aguardaron algunos momentos esperando escuchar alguna clase
de incordio en el interior pero nada pasó, era como si hubiese entrado un
cliente más. Más que intrigado el Ho y después de más del tiempo prudente,
retiró su bandana e ingresó al establecimiento de tan mala reputación con un
Murako más que espantado y tembloroso. Una vez dentro y apenas con la luz de un
mustio candelabro en el centro del lugar, divisó a un par de pillos que llevaba
buscando desde hacía meses, pero ahora estaba más preocupado por la seguridad
de aquella testaruda mujer ¿Cómo se le había ocurrido ponerse en semejante
peligro? Taro esperaba que mencionar lo horrendo del lugar bastara para
espantar a la dama, pero no… Así que se dirigió a la barra donde solicitó dos
cobras negras al encargado, un hombre viejo pero lleno de muchas cicatrices en
el rostro y rasgos duros… todo para disimular la estadía de los dos, el rubio
busco con la mirada a Nina sin encontrarla hasta que después de 10 angustiosos
minutos la vio salir del cuarto de baño con la cartera robada en la mano,
grande fue su sorpresa al notar el sigilo y la parsimonia con la que se acercó
a ellos aunque conservando las distancias.
-Un tinta sangre…- Solicitó con voz
grave y como si conociera el argot del lugar desde la mismísima infancia.
-“Tiene
valor… eso no se le va a negar, pero vaya que fue arriesgado”- Admitió
admirado el rubio, sin embargo cada minuto de su estadía allí corrían el riesgo
de ser reconocidos y entonces sería muy malo. En cuanto la copa le fue servida,
depositó una moneda de cobre sobre la mesa y la consumió de un solo trago. Por
no quedarse atrás Murako repitió la acción, no sin sentir como que tragaba
lava, apenas pudo reprimir la tos.
Ambos hombres se encaminaron a la
salida, dándole a Nina la pauta para salir de allí indemne, pero la bebida
resultó ser su mayor inconveniente, nada más sentir aquel hedor cerca de su
nariz apenas pudo contener una arcada, quizás y en serio, la bebida contenía
sangre entre los ingredientes teniendo en cuenta la peste que emanaba.
-¿Qué hace un enano como tú en este
lugar?- Cuestionó el cantinero notando la reticencia del más joven para
consumir la bebida que era especialidad de la casa, sin mencionar que por su
rostro apenas y tendría la edad suficiente para beber, claro que para alguien
que no cumplía la ley a cabalidad, otra más era lo de menos.
-Vagar y penar… por una dama, señor-
Nina no supo qué más inventar, pero por alguna razón el tabernero creyó en sus
palabras y se ahondó en nostalgias memorias.
-Ja… no sabes lo que es sufrir por
amor pequeñuelo… eso lo sabrás cuando tengas estas blancas, o estas otras- El
viejo señaló su propio rostro ya de por sí desfigurado por el ataque de un oso
en su juventud y otros tantos pleitos originados de su oficio.
-Entonces usted ya sufrido mucho por
amor- Murmuró por lo bajo.
El cantinero rio. -Aprende esto
jovencito, que serán amigas las monedas en el bolsillo y las balas en tu
pistola… las mujeres van y vienen, no te entregues solo a una, que no sería
justo para las otras doncellas, cuando ya pronto seas viril, tómalas como a las
flores… esas se arrancan y regalan para una noche, pero el día que encuentres
la más exótica, a esa consíguele maceta, porque va a ser la madre de tus hijos-
Tras aquellas palabras el que resultó ser un agradable anfitrión le dio a Nina
una palmada en el hombro capaz derogar el aliento.
-Gracias señor, no olvidaré su
consejo- Pagó la cuenta y se dispuso a marcharse, cuando Taro disimulaba en la
bebida puerta el haber olvidado su billetera o cualquier bagatela para vigilar
a su cuñada.
-He chiquillo… tomate eso, que el
licor es sangre y no se desperdicia- Ordenó el mayor con una sonrisa algo
tétrica.
-Si señor…- La Kuga volvió sobre sus
pasos y sin respirar bebió la copa hasta ver el fondo de vaso. Ante la agria
expresión de aquel considerado un niño, todos los veteranos soltaron sendas
carcajadas, otro par de palmadas de camino a la salida y cuando la morena
supuso que la había librado, la versión más lastimera y magullada del golpeado
ladrón asomo por la puerta del baño, acto seguido gritó a todo pulmón. -¡Los
Azules!- Atinó a señalar por azar a Taro… -¡A ellos!-
Lo siguiente que pasó se conocería
más adelante como la barbarie del mozalbete y los azules, pues no olvidaría el
viejo Kirin que tras el caos formado, un guardia y medio, muchacho apenas en edad de merecer, dieron
una paliza a sus más bravos clientes. No es que el rudo anciano ignorase que
hasta el ardid más pequeño prende pelea en un bar como el suyo, si no que
abrumado veía como entre aquella maraña confusa de golpes y patadas, botellas
rotas, cuchillos, y sillas voladoras, el enclenque al cual había a aconsejado
en el amor se las arreglaba para evadir cuanto objeto y puño se esmeraba por
impactar en su anatomía, eso sin mencionar que pegaba tan duro como la patada
de mula, al que golpeaba no se levantaría en un buen rato y eso ya era mucho
decir, saltaba sobre las mesas dando patadas a diestra y siniestra, esquivaba
los filos, desarmaba a otros, nada tenía que envidiarle a una batalla campal en
pleno invierno.
-Flacucho y todo se defiende el
enano- Reía Kirin como si aquello fuera una fiesta, pero pasados los minutos y
cuando se le iban 5 montoneros al pelinegro, tomó de la parte oculta de su la
barra una escopeta de tiro largo y la hizo sonar con disparo que pasó zumbando
la cabeza de uno de los agresores de Nina, de ese modo el viejo logró aplacar a
los enfurecidos y asustar a los cinco agresores, pues incluso entre ladrones y
bandidos hay un código que Kirin hacía respetar.
-Si quieren pelear… háganlo afuera,
no me gusta que se tomen libertades en mi pocilga ¿Entendido?- Fue suficiente
motivación en Kirintor, el duro Kirin hacía valer su propia ley. -Y ustedes
Azules… no vuelvan por aquí o les juro que aunque destroce todo el lugar, los
voy a dejar como coladera…-
Una sonrisa del peliblanco y Nina
inclinó la cabeza con agradecimiento antes de buscar la salida, frente a ella
estaba un Taro algo magullado pero sin nada que un poco de hielo no resolviese,
Murako estaba hecho una pena, al parecer la pelea no era su fuerte, más si lo
fue escapar en cuanto tuvo la oportunidad. La morena sonreía, le había dado un
gran escarmiento al ladrón, recuperó el bolso robado, se había ganado el
respeto de los hombres de una de las tabernas más poco recomendables de Fukka y
hasta había impresionado a su cuñado. Casi cuando llegaba junto al mayor, Nina
percibió una sombra que se cernía a su espalda, uno de los inconformes clientes
de Kirin, alguien llamado ‘Malik’ levantaba en su mano una botella con la
traicionera intención de atacar por la espalda al capitán de la guardia de
Fukka. Kuga no lo dudó ni un instante, corrió junto a Taro y le embistió de un
empujón quitándoselo del camino, sin embargo ella no tuvo la ocasión de moverse
cuando la botella de aquel licor de dudosa procedencia se estrelló en su
cabeza, rompiéndose por causa de semejante fuerza bruta y lastimándola algunos
de los vidrios despedidos en la colisión, la morena cayó al suelo aturdida, el
gañán de la botella le dio una patada estando ella en tal posición de
desventaja, sus costillas y su espalda lo lamentaron, pero cuando Malik quiso
golpearle por tercera vez, el puñetazo de un Taro más que enojado mandó a
dormir al indigno en la zanja al frente de la taberna.
La pelea se iba a formar nuevamente
ante el ardid, lo dicho, cualquier excusa para pelear era válida en Kirintor,
sin embargo el propietario volvió a disparar. -La siguiente vez no será una
advertencia... ¡Vete! Y llévate al niño, todavía le faltan algunos años y barba
para volver por un lugar como este-
El Ho no necesitó más invitaciones
para salir de allí, esta vez con más cautela. Levantó a Nina quien se apoyó en
el otro con su propio brazo, con su mano libre se sujetaba el lugar donde había
recibido la patada, aunque siendo sincera todo le daba vueltas, no tenía claro
si por el licor ingerido en esa ponzoñosa copa o por el golpe en cuya sangrante
herida seguramente se formaba un chichón. Ya fuera del lugar el de zafiro mirar
buscó con gesto acusador a Murako, que cobardemente se escondía en una esquina
cercana, lo llamó con un gesto y le exigió llevarse al inconsciente Malik, aún
si tenía que arrastrarlo por la calle principal sobre las heces de los caballos
y demás, esa escoria pagaría caro el haber herido a la familia. El rubio no era
idiota, lo golpeó con toda su fuerza y en la dirección de la puerta para
asegurarse después de poder encerrar a ese criminal y porque no, vengarse por
la herida que le había causado a su cuñada. Sin embargo no lo comprendía, desde
que supo su nombre había tratado malamente a la muchacha, sabía que por el
sentir de Erstin esa persona pudo haber tomado ventaja de su inocente hermana,
sin embargo lo más conflictivo de todo, es que no podía ponerse al mismo nivel,
en una pelea, un duelo o incluso a puñetazos limpios, porque la persona que
pretendía a la dulce Erstin era justamente otra mujer, algo tan antinatural,
incluso pecaminoso... pero la persona que cojeaba apoyándose en él, estaba
dispuesta a recibir en su cuerpo las heridas que estuvieron destinadas para él.
Al ver a su lado, el rostro
lastimado de una mujer que solo por orgullo aún se mantenía en pie, la mancha
roja en su negra cabellera deslizándose por su frente, aquel corte en su ceja,
sin mencionar la mancha en su costado que rogaba se tratara solo de licor. -“Erstin va a matarme”- Aceptó al fin
¿Cómo iba a explicarle lo sucedido a su hermanita? No había una forma en la que
pudiera salir bien librado de eso, claro que lo sabía.
-Kuga... lo lamento- Dijo
repentinamente el rubio cuando caminaban lento y con dificultad al lugar en el
que habían dejado los caballos.
-No pasa nada Taro, supongo que
estos son... los gajes del oficio Jejeje. Cof- Al final le pudo la presión en
las costillas y acabó tosiendo, sí que le habían sacado el aire con ese patadón
y cada vez le inundaba un poco más una sensación de náuseas, como si el mundo
se moviera mucho a cada paso.
El capitán se detuvo, sabía que la
morena iba a perder el conocimiento en breve y no quería su orgullo levantar en
sus brazos al prometido de Erstin, quería que todos, incluso Murako lo
respetaran y vieran digno. Así que ordenó inmediatamente. -Olvida a Malik,
Murako, ¡Ve por nuestros caballos! ¡Ya!-
El oficial corrió como alma llevada
al averno, ocasión que Taro aprovechó para ayudar a Nina a tomar asiento en el
portón de una casa vieja y al parecer sin ocupantes. Raudo desabrochó los
botones de la cazadora para comprobar la zona que la chica se sujetaba tan
insistentemente, más que asustado notó pintas rojas sobre su blanca camisa.
El rubio palideció. -No puedo creer
que... te haya roto en semejante forma- Ciertamente una patada así era
dolorosa, pero no imaginaba que tan grave. -Debo llevarte al doctor, esto es...
grave-
-No hace falta... no me rompió nada,
solo se abrieron unas viejas heridas- Nina levantó la cabeza para ver a su
cuñado, con esos ojos de fuego y el hombre se sintió avergonzado.
-¿Estabas herida y aun así viniste?
¿Eres una inconsciente sabías?-
-Subestime un poco las cosas, lo
siento- Admitió la menor intentando no cerrar los ojos, seguro si los cerraba
todo se haría negro, o devolvería el almuerzo.
-¿Por qué aceptaste el golpe que era
para mí? No tenías que ponerte en medio y arriesgarte así... sé que no ignoras
lo mucho que te detesto ¿No es así?-
-Eres el padre del inquieto Minoru y
la dulce Saya a lo que no queremos preocupar, el esposo de Maya a la que no
querría ver llorar, eres un pilar en casa aunque no te des cuenta y también...
eres muy importante para la mujer que lo es todo para mí...- Sostuvo el aire un
poco antes de poder continuar. -Yo sé que soy tu peor pesadilla de hermano
mayor, en tu lugar, me detestaría bastante...- Musitó sonriendo, con una mueca
entre feliz y dolorida. -Eres familia Taro y dentro de ella nos... Nos
cuidamos-
El mayor de los hermanos Ho se quedó
en silencio con una sensación de culpa en su corazón. -No entiendo el amor
entre mujeres, pero vaya que si fueras varón... estarías bastante cerca de ser
el hombre adecuado para mi hermana, así que perdona, para que puedas estar con
ella, yo fingiré siempre que lo eres y afirmaré que uno de los valientes...- Ya
sin dudas, levantó al que llamaría su cuñado en lo venidero y delante de las
gentes, la cargó en el hombro como lo haría con un amigo, caminó un poco cuando
vio que Murako llegaba con los dos caballos. -Y no sé cómo lo hagas Kuga, pero
jura que me darás sobrinos sanos y fuertes... es mi única condición- Le decía a
la persona sobre su hombro.
La Kuga asintió sonriendo... -Si-
Pero ya no pudo sostener por más tiempo la cabeza en alto, la bajó poco a poco
y cuando cerró los ojos, ya no pudo abrirlos por fuerza de voluntad, cayó en el
sopor de la inconsciencia sobre el lobo de un preocupado Neptuno.
-¿Capitán? ¿Se murió el flacucho?-
Preguntó el joven raso.
-¡Calla! Murako...- Frunció el ceño
el comandante de la guardia civil de Fukka, mientras elevaba a Nina sobre el
caballo. -No admito que hables así del futuro marido de mi hermana y al que
será padre de mis sobrinos-
-Pero... Mírelo cómo va ¿Qué podría
hacer un alfeñique como ese en la defensa de la dama? Ha sido vencido en la
primera pelea- Justamente Murako no se había quedado a ver la habilidad de Kuga
en el combate o la razón de sus actuales heridas.
-Eso ha sido salvándome el cuello a
mí ¡Idiota!- Admitió sonrojado el Ho. -... Lo cual me recuerda que huiste como
una niñita asustada apenas voló la primera silla, de tal modo que vas a limpiar
los establos durante un mes por semejante actitud deshonrosa... ahora voy a
casa, llevaré a Nin...- Se corrigió raudo el de más alto rango. -Pero tú, asegúrate
de que Malik estará en la celda mañana por la mañana, pues tengo un par de
cuentas pendientes con él ¿Entendido?- Taro aseguró bien las correas de los
caballos, así como ató a Nina para mayor seguridad, luego subió a su caballo,
tomó la rienda de Neptuno y luego miró a su subordinado. -Si él no está ahí en
la mañana, tú serás quien ocupe su lugar ¿Comprendes?-
-¡Si señor!... llevaré el saco
apestoso a la comandancia- Murmuró Murako recordando al tipo fortachón y lleno
de cicatrices que dormía inconsciente sobre el barro de la calle, ciertamente
él no tenía la fuerza para levantarlo y el capitán no tuvo la gentileza de
dejarle un caballo para esa tarea, así que no había otro camino que arrastrarlo
o alquilar una carreta. -Lo más odioso es que ese mocoso insoportable... podrá
poner sus manos en las... las gloriosas de Erstin sin ninguna queja... ¡Argg!
El mundo no es justo- Se quejaba el larguirucho mientras arrastraba al criminal
temeroso de que este se despertara con los golpes del suelo y los obstáculos
naturales.
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Hay Kuga como cumplirás tu promesa a tu cuñado, pero que buen capitulo autora. La historia me encanta , cada una de ellas es adictiva.
ResponderEliminarMe encanta tu manera de escribir.
Eliminarme encanta como escribes
ResponderEliminarTe agradezco por la lectura y la paciencia.
EliminarUfff buenisimo hasta palomitas me prepare jajajaja con tu modo de escribir haces que yo como voy siguiendo la lectura imagine personajes escenas etc.
ResponderEliminarEspero el siguiente capitulo
Saludos
Me alegra que tu imaginación sea tan agil y puedas visualizar las situaciones con tanta fluidez. Espero que siga siendo de ese modo en lo venidero. Gracias por leer y a la proxima, invitas las palomitas no? jajaja Gracias.
EliminarOh... esto se pone cada vez más interesante, me intrigan los capítulos venideros, Erstin reparándole la espada al conde (tal vez sea conveniente que no la entregue oportunamente), la destrucción de la espinela de la victoria, el abastecimiento de alimentos para los habitantes de Fukka y sobre todo... cómo culminarán la prueba exigida por el clan de los Ho.
ResponderEliminarEsperaré con ansias las próximas entregas.
Un abrazo enorme a Cristalsif...
Cuando quieras te invito un café ;)
En realidad no le esta reparando la espada a Nagi, le esta terminando de hacer una espada a él, pero ya se verá en el próximo capitulo que ocurrirá con la espada del Duque. Bueno las tuyas son numerosas preguntas jejeje, interesantes todas ella pero si las respondiera, sería spoiler, así que digamos por el momento que estas cosas se verán en el próximo capitulo. (Pensandolo bien, será que me cabe tanto en un solo capitulo? jajajaja)
EliminarLo importante por decir es, gracias Lis, abrazos para ti también, me alegra que te gustara el capitulo, ah pues si es en serio lo del café, me gusta el granizado jajajaja.
oh, y el granizado es también mi favorito :D
EliminarDe hecho no esperaba que respondieras ninguna pregunta, solo expresaba los motivos por los que espero los próximos capítulos.
Y lo del cafe va en serio ;)
Entonces obsequiame un correo. El mío es Tredyan@gmail.com antes que nada me gusta charlar, jaja claro lo primero es que me de permiso mi novia jajajaja. No mentiras quien me oiga pensara que cosas, en realidad yo soy un espíritu libre y ella lo comprende. Pero teniendo la ventaja de que vives aca, te puedo dar un obsequio que no le puedo dar a todas por más que me gustaría, cuando termine esta historia, la puedo imprimir y regalartela autografiada (aunque primero me tengo que inventar una firma jajaja)
Eliminarjum!!! ¡Qué has dicho!, levantarás un motín de celosas en este blog, y haré alarde de mi libro autografiado :D
EliminarMe gusto mucho el capitulo muy entretenido!!!
ResponderEliminarTengamos en cuenta que le dieron un golpe de los fuertes en la cabeza, no sería muy justo que Taro solicitara promesas en momentos así. Pero ya veremos que pasa despues jejeje
ResponderEliminarAbrazos, gracias por leer Nallely.
Pues si pobre Nina lo que hace por amor, presiento que la Diosa va a dar su ayudadita a las primas... nO se por que me lo imagino así. Esta historia me cautivo desde que empece a leerla
EliminarHermoso!!fue ver el capitulo publicado y saltar de la alegria!!jaja.Cada vez mas interesantes los capitulos!Pobre Nina,recibio una gran paliza.Esperemos que los cuidados de la pequeña Erstin la ayuden a recuperarse.Y algo me dice que la Diosa va a hacerle el milagro a ellas y a Natsuki y Shizuru.
ResponderEliminarHermoso como siempre Cristalsif!!te adoro!!
Mia de bsas
Me alegro mucho que te gustara. Jeje cuando escribía lo del golpe me dije, hay pobre Nina. Pero siento Taro tan terco no pude ver una manera más pronta y efectiva de ganar su confianza jejeje y claro que la va a cuidar Erstin. Sobre lo demás tengo pensamientos, no lo tengo definido aun jajaja.
Eliminargracias por leer Mia.
Genia!!lei por ahi que pensas regalar un libro autografiado?yo tambien quiero el mio!!soy fans tuya hace años!!Igual te compro todos los libros que te decidas publicar asi me llega hasta aca,Argentina.
EliminarAdoro tus escritos,sos una de mis escritoras favoritas!!Ojala y te animaras a publicar tus escritos,seria maravilloso!
Gracias por responder genia!!
Mia
Me encanta esta historia, es genial leerte y escribes maravilloso! por mucho eres mi autora favorita, espero con ansias el siguiente capitulo. Saludos
ResponderEliminarHonor que me haces María, es muy gentil de tu parte, continuaré esforzandome para que siga siendo una lectura divertida para ti y todos los que leen.
EliminarMuy buen capitulo al igual que todo lo que va de la historia me ha encantado, solo espero que no tarde tanto para el siguiente!!
ResponderEliminarMe sonrío porque ha sido de tu gusto, sobre el tiempo estoy intentando que sea más frecuente, pero he notado que el tiempo mínimo que requiero para producir un capitulo con un estándar de calidad decente, es de dos semanas ya que solo tengo un día libre a la semana y mis capítulos tienen una extensión de 20 a 30 paginas. Todo esto suponiendo que no tengo alguna situación sorpresa. Pero estoy intentando que en un mes salgan 2 capítulos. Espero que sea un tiempo razonable.
EliminarAbrazos.
Cuando subirás el próximo capítulo esta padricima la historia
ResponderEliminarCuando subirás el próximo capítulo esta padricima la historia
ResponderEliminarCuando subirás el próximo capítulo esta padricima la historia
ResponderEliminarCuando subirás el próximo capítulo esta padricima la historia
ResponderEliminarEspero subas pronto la continuación. esta historia cada vez mejor.
ResponderEliminarMe encanta la pareja de Suki y Zuru me he enamorado de esta pareja espero con ansias mas de ellas. Tu historia es en verdad una obra de arte, tus personajes, el lugar donde acontece los hechos, en verdad espero ansiosa otro capitulo
ResponderEliminarNatsuki y shizuru Qué hermosa pareja, que hermoso amor, mi pareja favorita ^^ tu historia nos envuelve hasta meternos en la época del tiempo de las sucesiones de los hechos de cada que ocurre y los personaje qe hay en ella. Waooo espero la continuacion no demores porfa :(
ResponderEliminarSeñores y señoras ella tiene una cuenta en wattpad ya actualizó allá,de nada Chau.
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