Tempus Vitae
Capítulo 3
La verdadera Reina
Era cuestionable su suerte, su
destino y sobre todo era intolerable someterse a semejantes humillaciones. -“¿Cómo pudo pasarme esto a mí?”-
Suspiró pesadamente antes de tocar la puerta de la habitación de Mai Tokiha,
tres toques suficientemente audibles y ella, la princesa Shizuru Fujino de pie
aguardando. Su padre le había jugado sucio y lo sabía, meterse con el honor de
una persona, además de su lealtad le ponía en seria desventaja.
“Todo en
lo que puedo pensar es que si nos casamos, la desconfianza que crece día con
día, hora tras hora entre nuestras naciones... podemos erradicarlas juntas” Natsuki Kuga...
-Hasta en eso la tonta de Natsuki se
portó a la altura- Negó con la cabeza mientras caminaba de un lado a otro
frente a la puerta, esperando a la supuesta Reina y poder dar con el paradero
de su futura esposa. Que al parecer no dormía en el castillo de Élide ni en el
flotante.
-¿Mi lady?- Mai se restregaba los
ojos, ¡Eran las 6am! Apenas había dormido 3 míseras horas.
-Acepto... me casaré con Kuga...-
Musitó la castaña antes de dar tiempo a la sacerdotisa a espabilarse.
-¿He?- Los ojos lilas amenazaron con
salirse de sus cuencas ¿Era esta la altiva y orgullosa princesa de hace unas
horas?
-Padre tenía razón, primero debo
anteponer el bienestar de mi nación al mío, así que considerando la amenaza que
hicieron hace un par de horas, no había tiempo que perder, pero no encuentro a
Kuga por ninguna parte- Suspiró resignada aunque con expresión seria. -Por lo
que me vi forzada a importunar su sueño majestad, espero pueda disculparme-
Inclinó la cabeza cortés.
-Entiendo la contrariedad de
Shizuru, pero usted y yo sabemos quién es la reina en verdad, la disculpa se la
debe a Natsuki- Mai miraba con gentileza y hasta ternura a Shizuru.
-Pe...Pero...- La castaña levantó la
cabeza con exabrupto, no esperaba tales palabras de Tokiha.
-Natsuki no tiene secretos conmigo,
además de su consejera soy su mejor amiga y créame que ella lamenta
profundamente el altercado de la noche anterior en la torre, pero no sabe cómo
resolver semejante embrollo- La sonrisa tranquila de Mai, sumada al tácito
mensaje... hizo dudar a Shizuru un
momento, pero más rápido recompuso su fachada aparentando serenidad.
-Me temo que yo también he estado
fuera de mí, no me es natural tal aspereza- Entonces Shizuru se percató del
atuendo de la peli naranja, una bata que dejaba muy poco a la imaginación.
-Pero creo que sería más apropiado esperar a que usted use ropas más adecuadas
para salir- Sonrió pícaramente la castaña. -Su esposa debe estar muy
complacida-
Pese al sonrojo en su cara Mai quiso
devolver el guante. -Creo que puedo asesorarla adecuadamente, para lucir tan
bellas curvas en presencia de su futura- Más no dio oportunidad a Shizuru de
contraatacar. -Si me disculpa Fujino-san, nos veremos en el desayuno, yo le
haré llegar el mensaje a Natsuki- La puerta se cerró nuevamente.
La castaña se quedó mirando la
puerta frente a sí, con una expresión un poco extraña, pero divertida. -De
cualquier manera, al menos me di un bocado de ojo- Levantó los hombros y
deshizo sus pasos hasta la gran cocina, en la que ordenaría un banquete nutrido
para Tokiha y su joven esposa Mikoto.
.
.
.
La joven heredera de la casa Fujino
levantó su mano, detuvo su caballo y la pequeña caravana obedeció la orden con
prontitud. Los cascos de los corceles se arraigaron con firmeza a las rocas,
mientras los animales resoplaban con alerta y agotamiento, desde aquellas altas
colinas la mirada de ese intenso carmín, observó la cercanía del bosque con
preocupación, solo horas habían transcurrido desde el alba y tenían previsto un
viaje de un día para llegar. Entrecerrando sus ojos en la seguridad de su yelmo
de elementium, Shizuru contempló cuánto había avanzado Nerinia, creciendo y
haciendo del antes yermo paraje una selva de ramificaciones negras y
ponzoñosas. Las grandes ensenadas y pantanos de aquel lugar, sumado a las
grandes raíces de los antiguos y nutridos árboles, así como las tibias
temperaturas nacidas de la fétida humedad del ambiente, eran el lugar perfecto
para albergar miles de aquellas infernales criaturas, era el nido perfecto de
los reptiles.
-Inaudito- Expresó su más fiel
servil, un muchacho de cabellos castaños, tez media y ojos café, en pecho del
atlético muchacho se evidenciaba una cicatriz adquirida en batalla, Kazuya
Kuraishi había sobrevivido a un golpe mortal de la cola ponzoñosa de un
Reptilian y era un elemento preciado dentro de la guardia de la princesa, aquel
muchacho no temía a la muerte, además de ser muy diestro con la espada. -¡Esto
es completamente antinatural!- El castaño retiró el almete de su cabeza para
corroborar con sus ojos aquel bosque maldito. -¡Brujería princesa! Esto no
puede ser otra cosa que la magia más horripilante- La sola idea era repugnante
¡Alta traición!
-Cuidado con sus palabras guerrero,
solo las sacerdotisas pueden hacer uso de la magia y ninguna haría algo tan
sacrílego, la mancha de la deshonra se haría visible en su cuerpo ante tal
bajeza- Shizuru miró la obra de un ser maldito, de alguien capaz de traicionar
los principios del flujo de la vida. Muy pocas sacerdotisas en la historia
conocida habían osado traicionar su voto sagrado ante los dioses, todas ellas
pagaron el más alto de los precios a cambio de sus ambiciones. Shizuru negó con
la cabeza, tristemente aquella vejación de la magia se hacía en favor de sus
enemigos.
-A la velocidad que crece este
bosque, en cuatro meses tendremos el hogar de los Reptilian a escasos metros de
nuestra amada ciudad- Musito una joven de larga y lacia cabellera marrón, un
rostro aniñado pero pétreo escondía su bacinete con forma de tigre.
-Lo sé Higurashi- Shizuru no se
permitió referir sus pensamientos, pero la más joven de sus guerreros atinaba
con temerario acierto sus cálculos temporales, exactamente dentro de cuatro
meses llegaría el invierno y solo en ese momento estarían vulnerables por las
inclemencias de las heladas.
-Su alteza, ¡Mire el bosque!-
Informó otro de sus leales custodios.
Shizuru dejó de ensimismarse en las
posibilidades y las alternativas de la supervivencia de su pueblo, agudizó la
vista, ¿Acaso estaba teniendo visiones? -¡Haa!- El raudo arranque del blanco
corcel de la princesa tomó por sorpresa a la guardia real, cuanto más cerca de
la planicie inmediatamente anterior al bosque, la castaña sintió la temperatura
disminuir notoriamente, erizaba su piel ante la brusquedad del cambio. La joven
bajó de su caballo ágilmente, retiró el casco de su cabeza sin temor, pese a
las advertencias de los que aún yacían en su montura. Shizuru observó el suelo
llenarse de escarcha, sus botas incluso comenzar a congelarse, debió subir a su
caballo y ordenar una breve retirada, donde el pasto verde se marchitaba lenta
y progresivamente.
El pequeño grupo de Élide levantó la
vista hacia el cielo, una contrariedad de las leyes de la naturaleza tenía
lugar, ¡El antiguo Nerinia se incendiaba! Pero en sus bordes hacía un frío
polar. Los causantes no eran otros que 5 dragones cuyas fauces manaban grandes
bocanadas de fuego sobre los árboles negros y torcidos, los Tempuria
incendiaban sin contemplación el bosque. Los Élide desviaron la mirada sobre
sus brazaletes, tenían que detener la conflagración con sus elementales, aun si
aquel bosque estuviese maldito, estaba prohibido cegar la vida de los antiguos
y sagrados Ents, sí aquellos los más arcanos perecían, el corazón de Nerinia no
podría ser restaurado, pues de aquellos entes vitales se desprendían todas las
criaturas vivas del bosque y solo por la maldad de una traición había sido
corrompido a sus últimos hijos. Ciertamente no merecía pagar toda la vegetación
y la vida por un acto humano. Solo por esa razón los Élide habían respetado el
bosque de Nerinia, pues era un lugar sagrado.
La ira de los guerreros fue
contenida por su joven princesa, cuya mano les indicaba alejar sus labios de
las gemas arcanas donde sus elementales aguardaban ser liberados. -No
interfieran- Obedientes a la voluntad de la soberana, estrecharon con enfado
las riendas de sus caballos mientras observaban la barbarie de sus aliados.
Akane cerró los ojos para no mirar el fuego devorar poco a poco cada árbol,
maleza, secar los pozos y pantanos, dejar sin hogar a centenares de criaturas.
Shizuru y sus guerreros, volvieron a la seguridad de las colinas, yacieron allí
durante horas imperturbables pese a los sonidos de guturales, lamentos de
algunos Reptilian al perecer ante el mortal fuego, la estampida de animales
terrestres y aéreos. La guardia eliminó con sus flechas a los enemigos que
buscando escapar del incendio salieron a las planicies envueltos en llamas,
quizás fue misericordia apagar su dolor con la muerte.
Observaron la devastación cuando por
fin el fuego eliminó el hielo del borde y la humedad, hasta hacer de él un
vapor tóxico, las miradas que conocían las crudezas de la guerra contemplaron
con asco los cuerpos calcinados de los Reptilian, pero también de otras
criaturas, las raíces calcinadas, las fosas como abismos negros y desniveles en
el suelo, los dragones habían quemado hasta los cimientos del bosque. El humo
se disipó poco a poco y la castaña encontró en el oscuro cielo de la humareda
una figura que antes blanca, estaba manchada por el hollín, un rayo azul nacía
de sus fauces mientras la criatura alada sobrevolaba un lejano lugar. -Por un
momento dude de ti- Musitó para sí misma dándose la vuelta y con ello
tácitamente su guardia hizo lo mismo.
Cabalgaban de vuelta al castillo,
pero los 10 guerreros se llenaban de dudas y cólera contra los Tempuria, así
como su joven comandante. Era inverosímil que aquella mujer carente de respeto
por su fe, estuviese destinada a ser una de sus reinas. Los dragones les dieron
alcance una hora después, descendieron al nivel de las monturas, obligándoles a
detenerse, pero tan sucios estaban por la labor concluida que aquello lejos de
disminuir el enfado de los Élide, lo incrementaba. Natsuki bajó de su
formidable dragón echa un perfecto desastre, de su blanca piel no quedaba ya
rastro entre el hollín y las pestilencias de los vapores que toleró por horas.
-¿Qué crees que hacías Kuga?- Kazuya
bajó de su caballo y se acercó a la pelinegra con clara intenciones de iniciar
una pelea, empujó a Natsuki con su mano sobre la armadura hecha de cobaltina,
pero ella no se movió ni un ápice.
-Asegurar nuestra supervivencia-
Retiró con desdén la mano del guerrero, él no podría moverla de su sitio ni en
mil años y como resultado Durhan gruñó pese a que estaba agotado y reposando
sobre el pasto. -Tranquilo amigo- Le indicó Natsuki a la criatura para evitar
que golpeara con su cola al atrevido muchacho, seguramente le rompería un par
de huesos y no quería pelear otra vez con la castaña que le miraba atentamente
y sin intervenir ¡Permitía tal sublevación a varios de sus leales!
-¡Eliminaste a Nerinia!- Se quejó
Akane igual de molesta que su compañero. -Esto es una declaración de guerra-
Muy pronto Natsuki se vio rodeada de cinco de los diez guerreros, exigiendo
explicaciones y elevando cada vez más los tonos de sus voces, los Tempuria se
acercaron y comenzaron los empujones, nadie se atrevía a sacar la espada del
cinto, solo porque habría un baño de sangre, pero algunos puñetazos no se
hicieron esperar. Shizuru miraba la situación con aburrimiento, hasta que la
voz de alguien se superpuso sobre todas, sus sensibles oídos lo lamentaron.
-¡No maté al maldito bosque! Dejen
de actuar como si esos árboles negros tuvieran sentimientos, eran la guarida
del enemigo y punto- Se cruzó de brazos con actitud imponente y los Élide le
miraron estupefactos, además de asqueados, tenía la evidencia de su abominación
en la piel, tan negra como el carbón que la llenaba.
-Ara… Natsuki jamás ha tomado un
Endeldimian en sus manos al parecer- La castaña levantó una ceja mirando con
incredulidad a su prometida, no esperaba que fuera tan inculta.
-Solo por eso preservé el corazón
del bosque con el aliento de plata de mi dragón- Desvió la mirada hacia
cualquier punto que no fuera Shizuru, específicamente en la dirección del
bosque, el fuego y el humo se habían dispersado, también los vestigios
translúcidos de las murallas de hielo que había creado para proteger el corazón
de Nerinia. Los antiguos Ents permanecían intactos y sus verdes copas podían
contemplarse desde allí, así como el viejo bosque que aún no había sido
corrompido. De los labios rojos salieron palabras que todos los reunidos allí
conocían. -‘El ciclo de la vida debe ser respetado sobre cualquier cosa, vitae
es el principio y el fin’- Citó la base del Endeldimian, el libro magno sobre
el que estaban cimentadas las dos civilizaciones, sus creencias en el Tempus
Vitae estaban ligadas por completo. Los ojos esmeraldas se posaron sobre los
rubíes de la princesa. -La magia oscura no engendra vida, solo la corrompe,
cada ser que habite aquel siniestro bosque lleno de oscuridad se perderá en un
abismo sin fin, esa profunda maldad consumirá todo a su paso y condenaría a los
Ents en poco tiempo, solo por esto lo he erradicado amputando la gangrena de
Nerinia y purificado la tierra con los conjuros de mi más fuerte sacerdotisa-
Natsuki extendió la mano hacia una joven que yacía de pie en silencio,
acariciando el lomo de su dragón, uno azul manchado de tizne.
La joven tan llena de hollín como
los Tempuria que habían colaborado en la quema del bosque, volvió la vista
sobre su reina, de ella unos ojos de fuego brillaron, caminó con paso temeroso,
abochornado por el halago que había recibido de Natsuki y ello llevó a Shizuru
a fruncir el ceño por un breve instante. -Alteza, las plantas volverán a crecer
libres, la tierra ahora está llena de nutrientes y pocos años pasaran para que
la vegetación recubra la aridez… las cenizas no son el fin de la vida- La joven
se inclinó ante Shizuru y Natsuki, pero la última le tendió la mano para
ayudarla a ponerse de pie una vez concluida tanta ceremonia.
-¿Esto resuelve sus interrogantes
señores?- Musitó la joven Tempus mirando a los amotinados, Kazuya y Akane
inclinaron la cabeza abochornados por su conducta junto a los demás. Todos los
presentes volvieron a sus monturas con el ánimo de continuar su viaje, Natsuki
ayudó a su sacerdotisa a subir en Neptuno, el dragón azul extendió sus grandes
alas y se alejó hacia el cielo junto con los otros dragones. La Kuga volvió la
vista sobre Shizuru que la miraba con detenimiento, era tan difícil saber que
pasaba por la cabeza de la castaña en momentos como esos, o eso se permitió
pensar en su fuero interno, hasta que notó la ausencia del caballo de la
princesa. ¿A qué horas había ordenado que se lo llevaran?
Una terrible idea asoló la mente de
la pelinegra. -No pensarás que te lleve en mi dragón ¿O sí?- Levantó una ceja,
aunque entre tanto hollín era difícil notar sus gestos, estaba más sucia que
las puertas de los hornos imperiales.
-Se me ha ordenado no apartarme ni
un momento de mi prometida- La sonrisa de aquella mujer le dejó idiota un par
de segundos, al volver la vista la dama ya había subido en su fiel dragón, que
no opuso resistencia alguna.
-¿Durhan? ¿De qué lado estás?- Se
quejó con voz ronca cerca del oído del gran animal, pero este la ignoró
olímpicamente.
-Decía algo ¿Majestad?- Había un
algo de burla en esa voz melodiosa.
-Nada, solo me angustia manchar sus
prístinos atuendos reales, princesa- Gruñó por lo bajo con un aire sarcástico,
ascendió sobre el dragón, hasta ese momento se percataba del cambio en la
montura, era más larga. ¿Quién había osado poner una silla de dos puestos? -“Mai”- Negó con la cabeza, con esas
amistades para que enemigos.
-Existe el agua y el jabón, por otro
lado, mi sensible olfato no se acostumbra a sus hedores- Escuchó una voz venida
de su espalda, a la par que unas manos se aferraban a ella por la cintura para
no caer de las alturas. Shizuru era en verdad precavida, y ella que quería
hacerle pasar algún susto, la vida no era justa.
Natsuki se abochornó con aquella
insinuación, ella y Durhan habían tenido un duro trabajo aquel día, no
pretendería la princesa que olieran precisamente a rosas. -Si tanto le
incordiara, tiene unos cuantos kilómetros que recorrer a pie- Refunfuñó sin
mirar a la princesa, tomando el mando de su dragón.
-Ikezu…- Fue todo lo que se escuchó
antes de que una ráfaga de aire las elevara hacia el cielo de aquel atardecer,
hacia las altas murallas y el ovoide de energía que daba unas vistas preciosas
de la ciudad de Élide.
.
.
.
Unas horas
más tarde…
-¿En serio te vas a quedar pegada a
mi todo el tiempo?- Se escuchaba un tanto incómoda.
-Es lo que hace una prometida…-
Decía otra voz de lo más divertida, las jóvenes serviles susurraban confusas
fuera del lugar, sonrojadas intentando mirar que pasaba en los aposentos
reales.
-Pero no tienes… no tienes que
ducharte conmigo ¿Sabes?- Reprendía la voz cada vez más avergonzada. -Yo puedo
sola- ¿Desde cuándo la fiera comandante Kuga tenía una voz tan infantil? Eso y
más se preguntaban las chismosas… err, leales sirvientes de palacio a las que
su amada e idolatrada princesa les había ordenado abandonar la tina real. Su
querida castaña había rehusado los servicios de limpieza habituales y había
entrado en su cuarto con la nada agraciada compañía de un carbón andante, si
hasta el suelo les había manchado al entrar. Con dificultad las mujeres
intentaban mirar por la hendidura de la puerta, se peleaban por la mejor
posición en la puerta, pero los velos que preservaban la tibieza del lugar
apenas les dejaban ver las siluetas blancas, ¡Shizuru-Ojousama estaba sobre la
comandante!
-De ningún modo, mira que mal estas…
lo necesitas con urgencia, quizás así mejore tu carácter- Reclamaba la castaña
con una voz autoritaria.
-Ya la tiene dominada…- Cuchicheaba
una de las mujeres con un violento sonrojo adornándole el rostro.
-¡Ahí nooo!... ¿No ves que duele?- Esa voz
llena de sensibilidad, y las mujeres pegaban más el oído para escuchar mejor,
ya ninguna escapaba al sonrojo.
-Si no lo estoy haciendo rudamente,
¿Es la primera vez de Natsuki?- La voz melosa de Shizuru las erizaba a todas de
pies a cabeza, puede que algo más.
-Pues… pues… solo con Mai- Como les
costó oír esos susurros de voz venidos de la mujer ogro, que de ogro ya nada
tenía, más parecía un cachorrito que se deshacía en los brazos de la princesa,
pero ¡¿Cómo no entenderla?! Qué envidia de la buena le guardaban varias. -Y con
Mikoto-
Las susodichas se miraron con cara
de ¿Nani? ¿La reina de los Tempuria se había…?
-No tan duro ¡Shizuru!- Se quejó
otra vez Natsuki y algunas estaban próximas al desmayo. -¡Basta!- Las
sirvientas respingaron exaltadas ante ese nada delicado grito.
-Ara, Natsuki es tan sensible- Se
burlaba de nuevo Shizuru.
Algunas contuvieron el aliento
imaginando las posibles contorsiones de los bellos cuerpos de aquellas mujeres,
sabían que la comandante tenía su gracia pese a su expresión de pocos amigos,
no tenía nada malo, todo muy bueno.
-¿Señoritas?- Una voz les heló los
huesos, a sus espaldas yacía de pie una mujer de melena dispareja, con cara de
pocos amigos y una vena saltando en su frente. -Necesito hablar con la
princesa, es imperativo- Los ojos turquesa miraron con desdén a las mujeres.
-¡Sacerdotisa Margueritte!- Musitó
espantada una de ellas, interponiendo su cuerpo entre la puerta y la mujer de
más alto cargo después de la princesa. -Vera… no es apropiado interrumpir a su
alteza… la princesa está… algo ocupada en este momento- La abrumada sirviente
estrechaba la punta de sus dedos sin saber cómo explicar la situación.
Tomoe miró de pies a cabeza a la
absurda joven que se interponía entre ella y la vista de su amada princesa. -No
seas tonta Kanae- Retiró a la chica con una molestia abrumadora ¿No estaría
otra vez su Shizuru jugando con alguna de esas tonta niñas de la servidumbre?
Ya le había dicho que era de mal gusto, por no decir que le era insoportable
imaginarse a su amor en brazos de otra mujer.
Las puertas se abrieron, corrió
contra las cortinas del gran salón de baño, deseaba encontrar en flagrancia a
la insulsa, estrangularla a ser preciso se abrieron los velos y… -¿Tomoe?-
Preguntó Shizuru volteando a mirarla.
Los ojos de todas aquellas mujeres
se abrieron de par en par, a la vista tenían un dragón y dos doncellas, Shizuru
le estregaba con un paño húmedo a Natsuki justo detrás de las orejas y esta
hacía cara de recibir la peor de las torturas. Ambas envueltas con las toallas
de baño, sentadas en el lomo de Durhan ahora más reluciente que nunca y el
resto del sitio hecho un desastre, la princesa había llenado y vaciado tres
veces su tina del tamaño de una piscina olímpica para dejar limpias a sus dos
‘mascotas’, era una suerte que pudiera convocar agua con Vitae. -¿Necesitas
algo Margueritte?- Cuestionó Natsuki mirando con molestia a la mujer. -Estamos
ocupadas-
-No dejaré dormir a Natsuki en mi
cama con tanto mugre encima- Afirmaba con la cabeza una muy desentendida Shizuru,
mientras le guiñaba el ojo a sus sirvientes, sabía lo que hacían allí y lo que
pensaban, ello le divertía en sobremanera.
-¡Me he bañado tres veces! ¿Qué más
quieres?- Se quejaba una enfurruñada Natsuki, tenía cara de sáquenme de aquí
por piedad.
-Cof cof… su... su alteza, ha
llegado la sacerdotisa del curso prenupcial- Informó rápidamente Tomoe, con una
mueca de desagrado indisimulable, mientras miraba el desperdicio que se había
hecho de la inmaculada tina de su princesa.
-Ara, cuán desesperados están todos
por la boda- Apuntó Shizuru acariciándose la barbilla. No imaginaba que
hicieran el curso con tanta prontitud.
-Así que este es el par de
tortolitas que me han encomendado, eran meras exageraciones lo de ‘quieren
matarse entre ellas’, ¿Desde cuándo es el jabón un arma mortal?- Intervino una
tercera voz llena de sorna, una mujer de cabellos rojizos, ojos felinos y
envuelta en los trajes ceremoniales de toque arabesco, miraba con sus iris
limón la peculiar pareja. -No parece haber problema aquí-
-¿Torto… qué?- Natsuki bajó de un
salto de su cómoda posición sobre el lomo de Durhan, quien descansaba
plácidamente en las tibias aguas de la tina real. Tal acción le llevó a poner
los pies sobre un pequeño y mugriento rastro de hollín en el mármol, la chica
miró sus pies que volvían a llenarse de un color negro. -No puede ser, yo no
voy a volver a bañarme-
-Nat…su…ki- Escuchó una voz tétrica
en su espalda. -¿Qué dije de no dormirás en mi cama así?- Las sirvientas
tragaron saliva y buscaron espacios más seguros, conocían ese tono de voz.
-¡Prefiero dormir en el establo!-
Natsuki puso pies en polvorosa y salió corriendo por el pasillo con solo la
toalla encima. Lo que nadie imaginó es que también verían a su elegante
princesa corretear a la pelinegra por los lugares más insospechados del
palacio, estaba claro que a la princesa le había costado mucho dejar limpias a
sus mascotas y no iba a permitir que una terquedad absurda mancillara su ardua
labor. Lo que nadie sabía, es que a la princesa tampoco le agradaba compartir
las vistas de su prometida con tantas personas…
-Retiro lo dicho, una es un animal
salvaje y la otra una maniaca, tendremos una gran tarea por delante- Se sobaba
las sienes. -Nao Yuuki, debiste cobrar más a los reyes cuando pudiste- Se quejaba
la mujer reprochándose a sí misma, mientras Tomoe no daba crédito a lo que
veían sus ojos. Cuando sus neuronas reaccionaron se percató de que
absolutamente todos los guardias del palacio verían en tan escasas prendas a su
princesa.
-Shizuru-Onesama, ¡Espéremele!- La
de cabellos disparejos tomo una bata de la cama de la princesa y salió
corriendo detrás del descarriado par… ciertamente muchos de los guardianes
hicieron el día viendo a semejantes diosas humanadas, corriendo por ahí en
paños menores… entre tanto, el dragón se acomodaba un poco más a sus anchas en
la tina y se dedicaba a dormir.
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jajajajajaja
ResponderEliminarexcelente!!!
va en serio el granizado de café ;)
te lo mereces por ser tan genial
Me encanta que estés publicando tan seguido. Amo como escribes
ResponderEliminarExcelente historia!! Seguiré esperando más capítulos :)
ResponderEliminarpd. no me tortures con tanta espera :P
Buenisimo espero el siguiente
ResponderEliminarSaludos
Tengo una duda xk las tres historias tienen los mismos personajes es coincidencia o se relacionan en vidas pasadas.
ResponderEliminarBueno xs me gusta mucho tus historias me da curiosidad saber que persona goza de tan iluminada imaginación. Bueno saludos besos y espero los próximos capítulos espero no tarden en publicarlos.
Buen dia.
Me encanto!!es fascinante leerte mujer!!usando los mismos personajes de "Danza entre lobos"..pareciera que Natsuki y Shizuru nacieron destinadas a reencarnar una y otra vez para amarse,sin importar la epoca,ese parece ser su destino que las vuelve a juntar mas de una vez.(al menos asi lo veo yo y me encanta!)
ResponderEliminarEmocionadisima de que la espera no sea tanta y vale la pena cada capitulo.
Saluditos!!mia de bsas.