Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Sin ti no sé vivir 7 – KamZoe


Amanecimos abrazadas. Un nudo de brazos y piernas que no daba lugar a espacio alguno. Nuestros rostros con señales de poco dormir, pero con la felicidad reflejada en cada poro.
Quise levantarme para hacer el desayuno, pero no me dejó. Quiso hacerlo ella misma, así que me quedé en la cama recordando lo maravilloso de la noche anterior. Lo maravilloso de cada instante vivido y lo completa que me sentí. No había una sensación mejor que esa. Mi cuerpo se calentó nada más de pensar en la manera en que sus manos, dedos y lengua exploraron mi cuerpo. En cada caricia, en cada lamida, en cada succión que hizo de mi cuerpo ... la humedad se hizo presente en mi entrepiernas y mi respiración se aceleró ... era increíble cómo podía necesitarla tanto después de haber hecho el amor tantas veces, pero así era ... sin poder evitarlo, mis manos comenzaron a moverse por todo mi cuerpo, tratando inútilmente de recrear las caricias de Fabiana. Eran sus manos, era su boca lo que necesitaba y mi cuerpo pedía a gritos alivio, así que mis manos bajaron hasta mi intimidad tratando de calmar esa llama que tenía por dentro. Tratando de imitar las caricias de mi amor. Mi respiración se aceleró irremediablemente y mis caderas se movían a voluntad propia. Perdida en mis acciones estaba cuando sentí que la cama se hundía a mi lado y pude ver la mirada ardiente de Fabi. Sus pupilas dilatadas y sus labios húmedos y entreabiertos.  Con  sus manos abrió mis piernas y se ubicó entre ellas, hundió su cara entre mis muslos hasta que su lengua comenzó a recorrerme sin piedad. A succionarme sin reparo y a beber mí esencia directamente de mi abertura. Fue rápido, intenso y voraz, pero deliciosamente maravilloso. No hubo preámbulo, ni juegos, fue deseo primario, básico, pero era lo que mi cuerpo necesitaba por lo cual, el orgasmo que explotó en mi me hizo gemir con fuerza y liberarme sin control. Los espasmos controlaban todo mi cuerpo haciendo que temblara sin cesar y mis jadeos y respiración compitieran por cuál era la más descontrolada. No sé cuánto tiempo pasó antes de que recuperara la serenidad, sólo sé que la sentía aún en mi entrepierna.

  • Buenos días _ La oí decir estando aún en las nubles de éxtasis.
  • Buenos días_ Logré decir entre respiraciones profundas  y con una gran sonrisa en mi rostro.
  • Parece que empezaste la fiesta sin mí _ Aunque no podía verla porque tenía los ojos, sabía que estaba sonriendo también.
  • Empecé la fiesta por ti _ Le dije luego de recuperar un poco la calma. Con mis manos la insté a que se acostara sobre mí y cuando la hizo, abrí los ojos para que pudiera ver por sí misma lo satisfecha que estaba - Bastó sólo recordar cómo me hiciste el amor anoche para encenderme otra vez.
  • Eso es bueno _ Sonrió de lado.
  • Siempre y cuando estés aquí para apagar el fuego, no me quejo _ Correspondí su mirada pícara.
  • Por mí no hay problema ... lo haré todas y cada una de las veces que lo desees _ Besó mi cuello y luego lo lamió hasta llegar a mis labios y besarlos suavemente. Que poder tenía sobre mí - Comemos? _ Preguntó sonriendo.
  • Por favor, estoy famélica _ Respondí con drama exagerado.
Realmente tenía mucha hambre, pero mi hambre por ella había superado cualquier otra necesidad por horas. Era inevitable. Había hecho unas tostadas con queso y jamón. Para mi grata sorpresa había traído mermelada de guayaba que era mi debilidad, así que no dudé en prepararme una con ella y queso. Mientras masticaba, no pude evitar hacer ruidos de placer al masticar y disfrutar de ese sabor dulce y salado que se mezclaba en mi boca, desde siempre había sido mi fascinación.
  • Qué divino es!!! _ Exclamé aún masticando. Fabiana no pudo evitar reír con diversión. 
  • Pasarán los años y seguirá siendo tu desayuno favorito eh?
  • Oooohh sí ... y más ahora que no tengo el yugo de la dieta _ Le guiñé el ojo.
  • Qué bueno que hayan cosas que no cambiaron con los años _ Se refería a las tostadas y la mermelada, pero en su mirada pude ver que también nos incluía en ello.
  • No ... no cambiaron ... sólo se volvieron más fuertes _ Se acercó a mi boca y me besó suavemente
  • Te amo _ Dijo sin separarse de mí
  • Yo también te amo mi vida _ Me abracé a su cuello - Te amo tanto que no me cabe en el pecho.
Nos quedamos así unos segundos antes de continuar con nuestro desayuno. Pude ver como la expresión de su rostro se ensombreció por un momento, quiso ocultarlo con una sonrisa cuando se dio cuenta que la miraba, pero no lo logró.
  • Qué pasa? _ Pregunté cautelosa.
  • Nada ... no pasa nada _ Negó ligeramente con la cabeza.
  • Dime … por favor _ Le dije suave al tiempo que la tomaba de su mano. Ella dejó su tostada en el plato y respiró hondo antes de hablar.
  • Bárbara y tú lo están intentando? _ Su voz era neutra, pero en sus ojos se veía la tormenta que aquella pregunta le causaba.
  • No _ Respondí sin dudar - Lo de anoche fue un error.
  • Por qué?
  • Porque fue motivado por las razones incorrectas, no porque realmente lo deseáramos.
  • A qué te refieres? _ Entrecerró los ojos.
  • Desde que supe que tenías pareja ha sido una locura controlar mis celos, controlar mi necesidad de ti, de nosotras, de nuestro amor ... pero sabía que no tenía derecho a decirte nada, que si ella te hacía feliz, yo debía apartarme y dejarte ir aunque eso me estuviera matando ... así que me tragué todo y acepté que te había perdido. Que Eugenia era la mujer que te hacía feliz y así debía ser ... y lo estaba llevando bien, te juro que al menos lo intentaba, pero anoche cuando te vi subir a la habitación con ella fue como si se me derrumbara el mundo encima ... fue imaginarte con ella allí, abrazándola, besándola _ Recordar lo que sentí cuando esas imágenes pasaron por mi mente me estrujó el corazón, así que tuve que tragar grueso para continuar hablando - Quería ser yo Fabiana ... quería ser yo en esa habitación contigo, quería ser yo con quien celebraras nuestro logro, quería ser yo entre tus brazos ... quería ser yo la que estuviera contigo ... pero también estaba harta de soñar despierta con algo que pensé no sucedería. Sólo quería olvidarte por una noche y no pensar en lo mucho que me odiaba por haberte dejado ... sólo una noche de paz era lo que quería, una noche de olvido ... y Bárbara lo entendió, sin decirlo abiertamente lo entendió ... no fue producto del alcohol, sabía exactamente lo que hacía ... pero fue sólo sexo ... sólo eso. No significó nada.
  • Y para ella fue igual? Sólo sexo? _ Preguntó dudosa.
  • Sí. Lo hablamos antes de que se fuera. Ella sabe que mi corazón es tuyo y no hay cabida para nadie más.
  • Pero ella quiere tener cabida?
  • No ... nunca se ha sentido atraída por mí de esa manera. Desde un inicio nos unió una complicidad meramente amistosa, pero nada más.
Fabiana respiró hondo como si se le hubiese quitado un gran peso de encima. Cerró los ojos por un par de segundos antes de volver a abrirlos y sonreírme con un brillo de felicidad en sus ojos, a lo cual le respondí con ternura y con todo el amor que sentía por ella.
  • Te confieso que siempre tuve miedo de que eso cambiara ... lo esperaba, cada día que pasaba me preguntaba cuándo sucedería _ Bajó la mirada por un instante antes de volver a mirarme - Pero en el fondo rezaba porque no pasara ... fui egoísta lo sé y lo siento, pero ... _ La interrumpí tomándola de su rostro con mis manos y pegando mis labios de los suyos para besarlos y así evitar que dijera más. No hacía falta, sabía perfectamente lo que quería decir.
  • Te amo ... estoy aquí y no pienso irme a ninguna parte, ni comenzar nada con nadie que no seas tú _ Le dije pegando mi frente de la suya - No voy a dejarte nunca más Fabiana ... nunca más _ La abracé con fuerzas tratando de decirle sin palabras, lo mucho que la amaba y que no estaba dispuesta a vivir sin ella nuevamente.
Había una conversación pendiente, no sólo Bárbara era tema obligatorio, también estaba Eugenia, pero no la haría hablar de ello en ese momento, no quería empañar la felicidad que nos embargaba hablando de un tema tan delicado como ese. Eugenia era su pareja, era la persona que la había rescatado del foso en el que yo la había dejado. Era la mujer que le había hecho vivir de nuevo y creer nuevamente en las relaciones ... no tenía ni idea de cuánto amor sentía por ella, pero era seguro que la amaba y sabía que no sería fácil tomar una decisión. No quería pensar en ello, porque aunque todo me indicara que quería empezar conmigo nuevamente y darnos la oportunidad de retomar nuestra relación, no podía obviar el compromiso y entrega que había demostrado hacia Eugenia, algo que sin duda alguna, la pondría entre la espada y la pared.
Después de comer, nos quedamos dormitando en la cama. Entre sesiones extendidas de besos, caricias delicadas, miradas intensas y palabras de amor, se nos pasó el día. Tanto, que apenas nos dimos cuenta de que casi empezaba a anochecer y aún nos manteníamos muy juntas y abrazadas. No necesitaba nada más, su presencia lo llenaba todo y una vez más ratificaba que desde siempre, ella era mi destino. Mi futuro. Mi para siempre.
Desde algún lado del piso, su celular comenzó a sonar. Con torpeza se levantó y lo buscó hasta lograr atenderlo con su expresión un tanto descompuesta. De inmediato se metió en el baño para hablar, pues era Eugenia, así que pensé que lo mejor era darle privacidad. Me levanté y fui hasta el closet para sacar un short y una franelilla y bajar hasta la cocina a preparar café. Se avecinaba una conversación fuerte y ya no había manera de posponerla. 
No pasó mucho tiempo antes de que la viera entrar en la cocina. Se sentó a mí lado en la pequeña mesa que allí había. Me tomó la mano y entrelazamos nuestros dedos. Permanecimos calladas unos minutos hasta que la cafetera terminó su trabajo y me levanté para servir una taza para cada una. Regresé a mi posición original, entrelazando mis dedos con los de ella nuevamente. 
  • Si no quieres hablar de ello ahora, no tenemos por qué hacerlo _ Le ofrecí. 
  • Debemos hacerlo _ Dijo luego de pensarlo unos segundos. Yo sólo asentí. Luego de una pequeña pausa, comenzó a hablar - Eres el amor de mi vida Natalia, la dueña de mi corazón y de mi alma ... lo sabes verdad? 
  • Sí _ Le respondí sin dudar. Sin importar lo que me dijera luego, sabía que era así.
  • Durante muchos años te esperé ... atormentada con la idea de que no regresarías y que sólo yo sentía este amor ... había perdido mi fe en él cuando Eugenia apareció ... de la nada, me sacó de esa oscuridad en la que estaba y se convirtió en mi luz, en mi norte. Aprendí a quererla y se hizo espacio dentro de mí ... aunque siempre supe que no la amaba como te amaba a ti, decidí que tejería una nueva vida con ella y que trataría de retribuirle todo lo que había hecho por mí ... pero todo eso se tambaleó cuando apareciste _ Hizo una pausa en la que vi como recuerdos venían a su mente - Volviste como un huracán sin saberlo y todo esto de la hacienda fue la guinda del pastel ... verte cada día y no permitir que viejos sentimientos renacieran fue misión imposible ... pero estaba clara que mi futuro le pertenecía a Eugenia _ Miró nuestras manos unidas y acarició con su pulgar el dorso de la mía - Hasta ayer _ Dijo finalmente antes de mirarme otra vez - Ahora sé lo equivocada que estaba ... mi futuro eres tú _ Mi corazón latía tan fuerte, que creí se escuchaba por todo el lugar - Pero no quiero hacerle daño ... no se lo merece. 
  • Lo sé amor _ Le dije sin apartar la mirada de ella.
  • Quiero que me des tiempo para hacer las cosas bien ... no quiero que se sienta engañada porque no fue así ... al menos no hasta ahora ... y no quiero terminar haciéndola sentir que lo que vivimos no existió. 
Sus ojos reflejaban el tormento que pensar en ello le representaba y eso me mataba. No quería verla así, no lo soportaba, así que me abracé a ella haciendo que su rostro quedara en el hueco de mi cuello. 
  • Lo que necesites amor ... sé lo importante que es ella para ti, así que esperaré todo el tiempo que sea ... no me iré. No esta vez _ Le aseguré besando su cabello. 
  • Te amo _ Susurró. 
  • Y yo te amo a ti _ Contesté. 
Todo estaba dicho. No había nada más que agregar, sólo esperar a que la tormenta que se avecinaba, terminara. Sólo eso.
Pasamos una noche maravillosa, hicimos el amor sin prisa y sin reservas. Nos entregamos en cuerpo y alma, dando todo este sentimiento que nos unía y que seguía tan vivo como la primera vez que lo descubrimos. Mirar sus ojos y ver reflejado todo su amor, poder decirle con cada beso, cada caricia, cada gemido que sólo ella era capaz de llevarme a las estrellas y regresarme a la tierra. Decirnos con nuestros cuerpos que sólo ellos se complementan a la perfección y que lograban una conexión inigualable. Hacernos el amor como sólo nosotras éramos capaces de hacerlo.
Sus senos, una fuente de placer inagotable. Su cuerpo, un espacio para adorar y admirar. Su vientre bajo, la antesala a mi perdición. Su ingle, no tengo palabras con qué describirla ... tan hermosa, tan divina, tan ávida de mí que me hacía perder la cordura con sólo mirarla ... con sólo olerla ... y al degustarla, era como lanzarme fuera de este mundo.
Mirar sus ojos llenitos de necesidad, de placer; sentir su piel tan sensible a lo que yo le ofrecía. Escuchar su respiración entrecortada, sus jadeos, sus gemidos y finalmente sus gritos al alcanzar intensos orgasmos, eran mi morada. Mi casa, mi hogar.
No había nada en este mundo que igualara lo que significaba para mí poder amarla nuevamente, dejar salir lo que por tantos años había escondido en lo más recóndito de mi ser, dejar salir mis ganas de amar sin restricción alguna y con la seguridad de que era correspondida por la mujer de mi vida. Nada igualaba este momento y yo no dejaba de maravillarme por eso.
Me dormí con una gran sonrisa en mis labios, con su cuerpo debajo del mío y con su olor impregnándome todo mi ser.
A la mañana siguiente, desperté con la maravillosa sensación de sus labios besando mis nalgas, las rozaba erizando toda mi piel. Involuntariamente moví mis caderas cuando sentí sus caricias en el extremo inferior de ellas, justo en ese punto donde pierden su nombre y dan paso a las piernas, sus labios eran tan suaves y húmedos que de inmediato despertaron mis sentidos. Recorría cada espacio de mi piel con sus manos y cara; la sentí acariciarme con la punta de su nariz en todo el medio de mis posaderas, robándome un gemido abandonado al placer. 
  • Qué haces amor? _ Pregunté de manera inexplicable con un hilo de voz, pues estaba claro que era lo que hacía.
  • Algo que he querido hacer desde hace mucho _ Respondió sin dejar de besarme.
  • Mmmmmmm _ Me mordí los labios al sentir como abría mis nalgas ligeramente para dar una lamida y luego dar un soplido. La mezcla de humedad cálida con el frío aire, me hizo jadear. Cuando sentí que repitió la acción un par de veces más, perdí el hilo de mis pensamientos y sólo pude enterrar mi rostro en la almohada y apretarla con mis manos mientras aguantaba las oleadas de placer que me estaba regalando.
Volvió a besar mi piel como si fuera mi boca, intenso, con hambre, y cuando separó mis posaderas por completo dejándome expuesta, sólo pude retener mi respiración hasta sentir como humedecía mi pequeño orificio con su lengua, como la movía lentamente recorriéndolo por completo y como hacía pequeñas presiones en mi abertura. Diosss era tan delicioso lo que me hacía que no pude evitar gemir con cada caricia y jadear con cada presión. Mis caderas comenzaron a moverse con más ímpetu buscando de no interrumpir semejante delicia, por lo que Fabiana me tomó rodeándome con sus brazos para asegurar mis caderas y poder continuar sus arremetidas a mi pequeño orificio. No supe cuanto pasó antes de sentir como su lengua lograba penetrar en mí y hacerme gritar con el inmenso placer que aquello me causó. Sentir su lengua dura, cálida y húmeda entrar y salir de mí, me llevó a un lugar que no conocía, pero que definitivamente me encantaba y que sin duda, me haría explotar en un increíble orgasmo. Imagino que mis gritos y gemidos de placer le indicaron a Fabiana lo mucho que aquello me estaba haciendo gozar, porque sus lamidas y penetraciones se hicieron cada vez más rápidas y duras haciéndome perder la cordura. Cuando estaba en lo más alto de mi excitación, Fabiana se separó de mi ano haciendo que un gemido lastimero se escapara de mis labios, pero de inmediato volví a jadear al sentir como abría mis labios menores para meter su lengua dentro de mí. Allí perdí toda noción del tiempo y el espacio, lo único existente era su lengua y su manera de amarme en lo más profundo de mí. No pude detener la avalancha de sensaciones que me invadió y que culminó en un gigantesco y explosivo orgasmo, que me hizo estremecer y retorcerme hasta quedar totalmente laxa sobre la cama. Sólo mi agitada respiración salía de mis labios y una felicidad inmensa que de seguro se reflejaba en mi rostro era la prueba de lo maravilloso de todo aquello. Pues así me sentía, total y completamente feliz. Era ella. Era Fabiana la única capaz de tocarme de esa manera y lograr mi entrega total y sin reservas. Sólo ella.
  • Estas bien? _ La oí preguntarme. Ya estaba al lado mío abrazándome con su brazo y su pierna mientras que yo seguía con los ojos cerrados y una sonrisa tonta en mis labios.
  • Maravillosamente bien _ Logré responder con voz somnolienta. En realidad no tenía sueño, pero el orgasmo me había drenado de tal manera que me sentía sin fuerzas. - Jajajajaja no puedo ni moverme _ Dije incrédula.
  • Entonces no lo hagas _ Dijo sonriéndome con ternura - Quédate así para poder admirarte _ Comenzó a acariciarme la espalda e irremediablemente me volví a dormir.
Cuando finalmente salimos de la cama y comimos, decidimos dar un paseo por la finca como solíamos hacer de adolescentes. Llevamos una cesta con algunos víveres para picotear si nos daban ganas y una manta para poder acostarnos y disfrutar del aire libre.
Llegamos al lugar desde donde se veía casi toda la extensión de la finca y donde nos pasábamos horas bajo los árboles conversando y besándonos lejos de los ojos indiscretos. O al menos eso creíamos, hasta que Ernesto nos sacó de nuestro error y así, como si no hubiesen pasado 12 años, volvimos a ser aquellas niñas que una vez fuimos. Riendo, disfrutando, bromeando, pero sobretodo, amándonos. Algo que el calor del momento nos llevó a hacer nuevamente tal y como par de adolescentes. Nuestras manos traviesas haciéndonos suspirar dentro de nuestras ropas y sacándonos gemidos y jadeos al frotarnos con pasión. Fabiana fue la primera en llegar al clímax y al sentirla acabar y presionarme dentro de ella, mi orgasmo llegó sin más retraso, haciéndome arquear mi cuerpo y gemir largo e intensamente. Nos quedamos abrazadas hasta normalizar nuestra respiración y poder acomodarnos para seguir contemplando el atardecer.
  • Estamos insaciables no? _ Le dije riendo, pues no recordaba haber estado así de dispuesta antes, al menos no desde hacía mucho tiempo atrás. Fabi se rió igual que yo antes de hablar.
  • Supongo que estamos recuperando el tiempo perdido.
  • Sí que lo estamos y estoy maravillada con eso … _ Me mordí los labios con picardía.
  • No me mires así que sabes que no me cuesta mucho recuperarme _ Me advirtió y yo sólo pude carcajearme nuevamente. Luego de una pausa, me habló nuevamente.
  • Nati 
  • Si?
  • Alguna vez has ... pensado en tener hijos? _ Preguntó con cautela. 
Si la pregunta hubiese venido de cualquier otra persona, seguramente el impulso habría sido pararme y salir corriendo de allí, pero siendo Fabiana, lo único que fui capaz de hacer fue de sonreír y asentir, pues muy en mi interior, escondido en lo más profundo de mis pensamientos, había enterrado la idea de tener hijos. Ninguna de las personas con las que había estado antes, me había motivado a pensar en ello, y las pocas veces que la idea insistía en salir, la única persona con la que quería hacerlo me estaba abrazando en ese momento, así que era imposible no sonreír ante esa pregunta.
  • Sí ... contigo _ Confesé.
  • En serio? _ Nos movió a ambas hasta poder mirarnos a los ojos.
  • En serio _ Asentí. Su sonrisa valió todos esos años de espera, todos esos años de negarme a la idea. Su sonrisa y brillo en los ojos me confirmaban que ella era la indicada y la única para hacerlo realidad. Nos abrazamos fuerte por unos largos segundos, me besó muchas veces y me volvía a abrazar. No cabía de la felicidad y yo tampoco.
  • No sabes lo que eso significa para mí Nati ... eres ... eres ... Diossss cuánto te amo! _ Me volvió a abrazar fuerte. _ Pasé tantas noches soñando con esa idea ... soñando con formar una familia contigo _ Se separó y tomó mis manos entre las suyas - Hace mucho que había perdido la esperanza de lograrlo pero ahora ... no me lo creo _ Sus ojos estaban humedecidos de la emoción. Verla así me enternecía tanto.
  • Créelo amor, porque yo también quiero formar una familia contigo.
  • Cuando todo este período del relanzamiento termine podríamos ... _ Dejó la frase en el aire como dándome la oportunidad de rechazar la idea.
  • Tan rápido quieres atraparme? _ Bromeé
  • Bueno no _ Se sonrojó de inmediato.
  • Jajajajajajaja sólo bromeo vida ... me encantaría averiguar dónde podríamos hacerlo.
  • Eso estará bien para tu carrera de modelo? _ Dudó.
  • Eso estaría bien para mi vida contigo Fabi, que es lo que más me importa.
Y así, haciendo planes sobre nuestro futuro terminamos aquel día tan maravilloso y radiante.
Eugenia no llegaba hasta mitad de semana, así que Fabi se quedó conmigo todos esos día, sin embargo, acordamos que no le diríamos a nadie de nuestra reconciliación por respeto a Eugenia, por lo que delante de todos, actuábamos como si nada hubiese pasado. Oscar se nos quedó mirando en un par de ocasiones cuando pasó por la casa a hablar de algunas cosas legales, pero lo evadimos lo mejor posible. Supongo que la felicidad nos salía por los poros, pero mantuvimos nuestro entusiasmo lo más solapado posible. Inevitable era darnos besos furtivos, caricias traviesas y miradas cómplices cuando nadie nos veía, pero era la única manera de soportar la distancia que debíamos guardar mientras la casa estuviera llena de gente.
Llegó el día del regreso de Eugenia y con él, la partida de Fabiana. Sabía que debía ser así. Sabía que debía esperar a que las cosas se arreglaran, pero que difícil era dejarla ir. Que difícil era verla partir rumbo a los brazos de otra mujer. Mi corazón martillaba con fuerza y con dolor, pero traté de darle todo mi apoyo a Fabiana. Ella tampoco lo tenía fácil, al menos yo podría desahogar mi impotencia por no tenerla a mi lado, en cambio ella, debía actuar como si todo fuera como antes. Cuando la vi encender su auto y partir, un escalofrío me recorrió el cuerpo, fue una sensación extraña puesto que el día era normalmente caluroso, pero un frío helado me invadió. Sacudí mi cabeza y desestimé esa sensación.
Se suponía que me escribiría para avisarme que habían llegado bien a casa, pero pasaron las horas y ningún mensaje recibí. La misma sensación de frío de la tarde me acompañó toda la noche, lo cual impidió que pudiera conciliar sueño alguno ... qué había pasado? estaría todo bien? eran sólo dos de las tantas preguntas que me hacía a cada minuto y por supuesto, todas sin respuestas.
En algún momento me dormí, sin embargo, desperté con una gran pesadez en el cuerpo y un gran cansancio. De inmediato revisé mi teléfono para encontrar un escueto mensaje de Fabiana "Todo bien. Hablamos en la oficina" ... Cómo podía estar todo bien con un mensaje así? Qué había pasado? Acaso se había arrepentido de lo sucedido?
El temor me invadió al igual que la desesperación. Sabía que Eugenia era muy importante para Fabiana, pero en realidad creía que teníamos una oportunidad ... ahora, ya no estaba tan segura.
Dos horas más tarde sentí su carro llegar, quería correr hasta el garaje y salir de una buena vez de esta duda que me estaba carcomiendo, pero me quedé sentada en mi escritorio, con miles de calambres en mi estómago esperando la eternidad que sentí se tardó en pasar por la puerta de la oficina. Su rostro me lo dijo todo, algo malo había pasado, pues sus ojeras estaban tan pronunciadas como las mías y sus ojos ya no tenían el brillo del día anterior. Cerró la puerta tras de sí y me miró con los ojos humedecidos por las lágrimas que pronto comenzarían a salir. Me paré de inmediato de la silla y corrí hasta ella para abrazarla, cualquier cosa que hubiese pasado la tenía destrozada y eso me asustó sobremanera.
Se aferró a mí con fuerza al tiempo que sollozaba como una chiquilla, yo sólo podía acariciarle la espalda tratando de calmarla y decirle palabras consoladoras en su oído. No pasó mucho tiempo antes de que recuperar la compostura y nos sentáramos en  las sillas que estaban frente a nuestros escritorios. Le di unas toallitas para que se limpiara la cara y pudiera contarme lo que sucedía. No la quise presionar, así que sólo esperé hasta que pudo hacerlo.
  • Hace algunos meses Eugenia me preguntó si algunas vez había pensado en tener hijos _ No levantó la mirada al decir aquello así que lo que venía era malo, realmente malo - Le dije que sí, que en algún momento lo había pensado, pero que con el tiempo era una idea que se había quedado atrás. Ella por su parte, me dijo que su trabajo no era muy compatible con esa idea, pero que era algo que quería hacer, pero que había estado esperando a la persona correcta para hacerlo realidad ... que por primera vez lo veía como una verdadera opción  _ Finalmente me miró con su turbulencia - Está embarazada.
  • Queeeeeee?
  • Se practicó una inseminación artificial y dio positivo _ Me explicó
  • Pero cómo? ... es decir, tú no sabías nada? _ No entendía.
  • No ... lo hizo sola pensando en evitarme una decepción si no lo lograba.
  • Pero ... dónde? cómo? ... 
  • Creo que eso es lo menos relevante ahora  _ Dijo con pesar.
  • Lo sé, lo sé  _ Me levanté del sofá y comencé a caminar por la oficina con las manos en las caderas y los brazos en jarra. Aquello parecía un mal chiste - Diosss Fabiana ... qué locura es ésta? _ Me llevé las manos a la cabeza - Esto lo cambia todo! _ Dije con angustia evidente - Es el final _ Dije con los ojos humedecidos y con un gran nudo en el estómago.
  • No Natalia, no digas eso!!! _ Dijo llegando hasta a mí y tomándome de las manos - Algo haré amor ... algo resolveré ... _ Negué con la cabeza cerrando los ojos por un momento para aclarar mi mente que era un caos.
  • Serías capaz de dejarla sola Fabi? _ Sabía la respuesta, la conocía bien, así que para que negar lo obvio.
  • No claro que no pero ... Natalia yo te amo, no quiero renunciar a esto!
  • Y crees que yo sí? _ Levanté un poco la voz con desesperación. Quería mantener la calma, pero se me estaba haciendo imposible - Crees que no me desespera pensar en tener que olvidarme de ti y de nuestro amor sabiendo que nos amamos? Renunciar a ti para que formes una familia con Eugenia cuando me muero por ser yo quien lo haga? Crees que no me siento morir nada más imaginarlo?
  • Debe haber una solución amor _ Negaba con la cabeza - No puedo renunciar a ti otra vez Natalia, no puedo.
  • Qué harás? Esperarás a que nazca el bebé para terminar con ella y mientras seremos amantes? ... y después qué? En verdad crees que podrás separarte del bebé cuando nazca? Que soportarás estar lejos de él y no estar allí para verlo dormir, para cuando se despierte en medio de la noche o para cuando se enferme?  
  • Nati por favor ... dame tiempo para pensar en todo esto y ver como resolverlo, pero no me abandones ahora.
Me rompía el corazón verla así de destrozada, pero yo estaba igual, porque en el fondo sabía cuál sería el desenlace. 
Nos quedamos mirándonos fijamente hablando sin hablar, ella pensando en cómo hacer para resolver aquella situación y yo entendiendo que con un bebé en camino, nuestra historia debía terminar más tarde o más temprano ... otra vez.
Podía ser la vida tan cruel? Podía la vida jugar con nuestra felicidad así de esa manera? Por qué no podíamos estar juntas sin complicaciones? Por qué tenía que suceder esto y hacer más cuesta arriba nuestra unión?
No quería pensar, no quería sentir, en ese momento quedé en la nada, en el vacío oscuro y estéril de la desolación. Ya no me quedaban ganas de continuar. Ya no me quedaban ganas de vivir. Cómo podría continuar sin Fabiana a mi lado? Cómo podía renunciar a ella sabiendo que nos amábamos con locura? … Nada tenía sentido y yo, estaba perdida.


http://kamzoe.blogspot.com/
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Kam Zoe - Derechos Reservados
© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.

4 comentarios:

  1. Como, cuando, donde y a que hora desidieron tener hijos fabiana y eugenia hay Dios pobre nanatlia y ahora como va a llrvat esa noticia, para mi que Eugenia le pinto el cuerno y quedo embaraza y se lo quiere oegar que es invitro. :( ; (

    ResponderEliminar
  2. Quee capitulo que pasará por faaa no demores en subir el proximo

    ResponderEliminar
  3. Sí... está tan entretenida la historia que es más que urgente y necesaria la continuación diaria :)

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...