Amanecimos
abrazadas. Un nudo de brazos y piernas que no daba lugar a espacio alguno.
Nuestros rostros con señales de poco dormir, pero con la felicidad reflejada en
cada poro.
Quise levantarme
para hacer el desayuno, pero no me dejó. Quiso hacerlo ella misma, así que me
quedé en la cama recordando lo maravilloso de la noche anterior. Lo maravilloso
de cada instante vivido y lo completa que me sentí. No había una sensación
mejor que esa. Mi cuerpo se calentó nada más de pensar en la manera en que sus
manos, dedos y lengua exploraron mi cuerpo. En cada caricia, en cada lamida, en
cada succión que hizo de mi cuerpo ... la humedad se hizo presente en mi
entrepiernas y mi respiración se aceleró ... era increíble cómo podía
necesitarla tanto después de haber hecho el amor tantas veces, pero así era ...
sin poder evitarlo, mis manos comenzaron a moverse por todo mi cuerpo, tratando
inútilmente de recrear las caricias de Fabiana. Eran sus manos, era su boca lo
que necesitaba y mi cuerpo pedía a gritos alivio, así que mis manos bajaron
hasta mi intimidad tratando de calmar esa llama que tenía por dentro. Tratando
de imitar las caricias de mi amor. Mi respiración se aceleró irremediablemente
y mis caderas se movían a voluntad propia. Perdida en mis acciones estaba
cuando sentí que la cama se hundía a mi lado y pude ver la mirada ardiente de
Fabi. Sus pupilas dilatadas y sus labios húmedos y entreabiertos. Con sus
manos abrió mis piernas y se ubicó entre ellas, hundió su cara entre mis muslos
hasta que su lengua comenzó a recorrerme sin piedad. A succionarme sin reparo y
a beber mí esencia directamente de mi abertura. Fue rápido, intenso y voraz,
pero deliciosamente maravilloso. No hubo preámbulo, ni juegos, fue deseo
primario, básico, pero era lo que mi cuerpo necesitaba por lo cual, el orgasmo
que explotó en mi me hizo gemir con fuerza y liberarme sin control. Los
espasmos controlaban todo mi cuerpo haciendo que temblara sin cesar y mis
jadeos y respiración compitieran por cuál era la más descontrolada. No sé
cuánto tiempo pasó antes de que recuperara la serenidad, sólo sé que la sentía
aún en mi entrepierna.
- Buenos días _ La oí decir estando aún en las
nubles de éxtasis.
- Buenos días_ Logré decir entre respiraciones
profundas y con una gran sonrisa en
mi rostro.
- Parece que empezaste la fiesta sin mí _ Aunque
no podía verla porque tenía los ojos, sabía que estaba sonriendo también.
- Empecé la fiesta por ti _ Le dije luego de
recuperar un poco la calma. Con mis manos la insté a que se acostara sobre
mí y cuando la hizo, abrí los ojos para que pudiera ver por sí misma lo
satisfecha que estaba - Bastó sólo recordar cómo me hiciste el amor anoche
para encenderme otra vez.
- Eso es bueno _ Sonrió de lado.
- Siempre y cuando estés aquí para apagar el
fuego, no me quejo _ Correspondí su mirada pícara.
- Por mí no hay problema ... lo haré todas y
cada una de las veces que lo desees _ Besó mi cuello y luego lo lamió
hasta llegar a mis labios y besarlos suavemente. Que poder tenía sobre mí
- Comemos? _ Preguntó sonriendo.
- Por favor, estoy famélica _ Respondí con drama
exagerado.
Realmente
tenía mucha hambre, pero mi hambre por ella había superado cualquier otra
necesidad por horas. Era inevitable. Había hecho unas tostadas con queso y
jamón. Para mi grata sorpresa había traído mermelada de guayaba que era mi
debilidad, así que no dudé en prepararme una con ella y queso. Mientras
masticaba, no pude evitar hacer ruidos de placer al masticar y disfrutar de ese
sabor dulce y salado que se mezclaba en mi boca, desde siempre había sido mi
fascinación.
- Qué divino es!!! _ Exclamé aún masticando.
Fabiana no pudo evitar reír con diversión.
- Pasarán los años y seguirá siendo tu desayuno
favorito eh?
- Oooohh sí ... y más ahora que no tengo el yugo
de la dieta _ Le guiñé el ojo.
- Qué bueno que hayan cosas que no cambiaron con
los años _ Se refería a las tostadas y la mermelada, pero en su mirada
pude ver que también nos incluía en ello.
- No ... no cambiaron ... sólo se volvieron más
fuertes _ Se acercó a mi boca y me besó suavemente
- Te amo _ Dijo sin separarse de mí
- Yo también te amo mi vida _ Me abracé a su
cuello - Te amo tanto que no me cabe en el pecho.
Nos quedamos
así unos segundos antes de continuar con nuestro desayuno. Pude ver como la
expresión de su rostro se ensombreció por un momento, quiso ocultarlo con una
sonrisa cuando se dio cuenta que la miraba, pero no lo logró.
- Qué pasa? _ Pregunté cautelosa.
- Nada ... no pasa nada _ Negó ligeramente con
la cabeza.
- Dime … por favor _ Le dije suave al tiempo que
la tomaba de su mano. Ella dejó su tostada en el plato y respiró hondo
antes de hablar.
- Bárbara y tú lo están intentando? _ Su voz era
neutra, pero en sus ojos se veía la tormenta que aquella pregunta le
causaba.
- No _ Respondí sin dudar - Lo de anoche fue un
error.
- Por qué?
- Porque fue motivado por las razones
incorrectas, no porque realmente lo deseáramos.
- A qué te refieres? _ Entrecerró los ojos.
- Desde que supe que tenías pareja ha sido una
locura controlar mis celos, controlar mi necesidad de ti, de nosotras, de
nuestro amor ... pero sabía que no tenía derecho a decirte nada, que si
ella te hacía feliz, yo debía apartarme y dejarte ir aunque eso me
estuviera matando ... así que me tragué todo y acepté que te había
perdido. Que Eugenia era la mujer que te hacía feliz y así debía ser ... y
lo estaba llevando bien, te juro que al menos lo intentaba, pero anoche
cuando te vi subir a la habitación con ella fue como si se me derrumbara
el mundo encima ... fue imaginarte con ella allí, abrazándola, besándola _
Recordar lo que sentí cuando esas imágenes pasaron por mi mente me estrujó
el corazón, así que tuve que tragar grueso para continuar hablando - Quería
ser yo Fabiana ... quería ser yo en esa habitación contigo, quería ser yo
con quien celebraras nuestro logro, quería ser yo entre tus brazos ...
quería ser yo la que estuviera contigo ... pero también estaba harta de
soñar despierta con algo que pensé no sucedería. Sólo quería olvidarte por
una noche y no pensar en lo mucho que me odiaba por haberte dejado ...
sólo una noche de paz era lo que quería, una noche de olvido ... y Bárbara
lo entendió, sin decirlo abiertamente lo entendió ... no fue producto del
alcohol, sabía exactamente lo que hacía ... pero fue sólo sexo ... sólo
eso. No significó nada.
- Y para ella fue igual? Sólo sexo? _ Preguntó
dudosa.
- Sí. Lo hablamos antes de que se fuera. Ella
sabe que mi corazón es tuyo y no hay cabida para nadie más.
- Pero ella quiere tener cabida?
- No ... nunca se ha sentido atraída por mí de
esa manera. Desde un inicio nos unió una complicidad meramente amistosa,
pero nada más.
Fabiana
respiró hondo como si se le hubiese quitado un gran peso de encima. Cerró los
ojos por un par de segundos antes de volver a abrirlos y sonreírme con un
brillo de felicidad en sus ojos, a lo cual le respondí con ternura y con todo
el amor que sentía por ella.
- Te confieso que siempre tuve miedo de que eso
cambiara ... lo esperaba, cada día que pasaba me preguntaba cuándo
sucedería _ Bajó la mirada por un instante antes de volver a mirarme -
Pero en el fondo rezaba porque no pasara ... fui egoísta lo sé y lo
siento, pero ... _ La interrumpí tomándola de su rostro con mis manos y
pegando mis labios de los suyos para besarlos y así evitar que dijera más.
No hacía falta, sabía perfectamente lo que quería decir.
- Te amo ... estoy aquí y no pienso irme a
ninguna parte, ni comenzar nada con nadie que no seas tú _ Le dije pegando
mi frente de la suya - No voy a dejarte nunca más Fabiana ... nunca más _
La abracé con fuerzas tratando de decirle sin palabras, lo mucho que la
amaba y que no estaba dispuesta a vivir sin ella nuevamente.
Había una
conversación pendiente, no sólo Bárbara era tema obligatorio, también estaba
Eugenia, pero no la haría hablar de ello en ese momento, no quería empañar la
felicidad que nos embargaba hablando de un tema tan delicado como ese. Eugenia
era su pareja, era la persona que la había rescatado del foso en el que yo la
había dejado. Era la mujer que le había hecho vivir de nuevo y creer nuevamente
en las relaciones ... no tenía ni idea de cuánto amor sentía por ella, pero era
seguro que la amaba y sabía que no sería fácil tomar una decisión. No quería
pensar en ello, porque aunque todo me indicara que quería empezar conmigo
nuevamente y darnos la oportunidad de retomar nuestra relación, no podía obviar
el compromiso y entrega que había demostrado hacia Eugenia, algo que sin duda
alguna, la pondría entre la espada y la pared.
Después de
comer, nos quedamos dormitando en la cama. Entre sesiones extendidas de besos,
caricias delicadas, miradas intensas y palabras de amor, se nos pasó el día.
Tanto, que apenas nos dimos cuenta de que casi empezaba a anochecer y aún nos
manteníamos muy juntas y abrazadas. No necesitaba nada más, su presencia lo
llenaba todo y una vez más ratificaba que desde siempre, ella era mi destino.
Mi futuro. Mi para siempre.
Desde algún
lado del piso, su celular comenzó a sonar. Con torpeza se levantó y lo buscó
hasta lograr atenderlo con su expresión un tanto descompuesta. De inmediato se
metió en el baño para hablar, pues era Eugenia, así que pensé que lo mejor era
darle privacidad. Me levanté y fui hasta el closet para sacar un short y una
franelilla y bajar hasta la cocina a preparar café. Se avecinaba una
conversación fuerte y ya no había manera de posponerla.
No pasó
mucho tiempo antes de que la viera entrar en la cocina. Se sentó a mí lado en
la pequeña mesa que allí había. Me tomó la mano y entrelazamos nuestros dedos.
Permanecimos calladas unos minutos hasta que la cafetera terminó su trabajo y
me levanté para servir una taza para cada una. Regresé a mi posición original,
entrelazando mis dedos con los de ella nuevamente.
- Si no quieres hablar de ello ahora, no tenemos
por qué hacerlo _ Le ofrecí.
- Debemos hacerlo _ Dijo luego de pensarlo unos
segundos. Yo sólo asentí. Luego de una pequeña pausa, comenzó a hablar -
Eres el amor de mi vida Natalia, la dueña de mi corazón y de mi alma ...
lo sabes verdad?
- Sí _ Le respondí sin dudar. Sin importar lo
que me dijera luego, sabía que era así.
- Durante muchos años te esperé ... atormentada
con la idea de que no regresarías y que sólo yo sentía este amor ... había
perdido mi fe en él cuando Eugenia apareció ... de la nada, me sacó de esa
oscuridad en la que estaba y se convirtió en mi luz, en mi norte. Aprendí
a quererla y se hizo espacio dentro de mí ... aunque siempre supe que no
la amaba como te amaba a ti, decidí que tejería una nueva vida con ella y
que trataría de retribuirle todo lo que había hecho por mí ... pero todo
eso se tambaleó cuando apareciste _ Hizo una pausa en la que vi como
recuerdos venían a su mente - Volviste como un huracán sin saberlo y todo esto
de la hacienda fue la guinda del pastel ... verte cada día y no permitir
que viejos sentimientos renacieran fue misión imposible ... pero estaba
clara que mi futuro le pertenecía a Eugenia _ Miró nuestras manos unidas y
acarició con su pulgar el dorso de la mía - Hasta ayer _ Dijo finalmente
antes de mirarme otra vez - Ahora sé lo equivocada que estaba ... mi
futuro eres tú _ Mi corazón latía tan fuerte, que creí se escuchaba por
todo el lugar - Pero no quiero hacerle daño ... no se lo merece.
- Lo sé amor _ Le dije sin apartar la mirada de
ella.
- Quiero que me des tiempo para hacer las cosas
bien ... no quiero que se sienta engañada porque no fue así ... al menos
no hasta ahora ... y no quiero terminar haciéndola sentir que lo que
vivimos no existió.
Sus ojos
reflejaban el tormento que pensar en ello le representaba y eso me mataba. No
quería verla así, no lo soportaba, así que me abracé a ella haciendo que su
rostro quedara en el hueco de mi cuello.
- Lo que necesites amor ... sé lo importante que
es ella para ti, así que esperaré todo el tiempo que sea ... no me iré. No
esta vez _ Le aseguré besando su cabello.
- Te amo _ Susurró.
- Y yo te amo a ti _ Contesté.
Todo estaba
dicho. No había nada más que agregar, sólo esperar a que la tormenta que se
avecinaba, terminara. Sólo eso.
Pasamos una
noche maravillosa, hicimos el amor sin prisa y sin reservas. Nos entregamos en
cuerpo y alma, dando todo este sentimiento que nos unía y que seguía tan vivo
como la primera vez que lo descubrimos. Mirar sus ojos y ver reflejado todo su
amor, poder decirle con cada beso, cada caricia, cada gemido que sólo ella era
capaz de llevarme a las estrellas y regresarme a la tierra. Decirnos con
nuestros cuerpos que sólo ellos se complementan a la perfección y que lograban
una conexión inigualable. Hacernos el amor como sólo nosotras éramos capaces de
hacerlo.
Sus senos,
una fuente de placer inagotable. Su cuerpo, un espacio para adorar y admirar.
Su vientre bajo, la antesala a mi perdición. Su ingle, no tengo palabras con
qué describirla ... tan hermosa, tan divina, tan ávida de mí que me hacía
perder la cordura con sólo mirarla ... con sólo olerla ... y al degustarla, era
como lanzarme fuera de este mundo.
Mirar sus
ojos llenitos de necesidad, de placer; sentir su piel tan sensible a lo que yo
le ofrecía. Escuchar su respiración entrecortada, sus jadeos, sus gemidos y
finalmente sus gritos al alcanzar intensos orgasmos, eran mi morada. Mi casa,
mi hogar.
No había
nada en este mundo que igualara lo que significaba para mí poder amarla
nuevamente, dejar salir lo que por tantos años había escondido en lo más
recóndito de mi ser, dejar salir mis ganas de amar sin restricción alguna y con
la seguridad de que era correspondida por la mujer de mi vida. Nada igualaba
este momento y yo no dejaba de maravillarme por eso.
Me dormí con
una gran sonrisa en mis labios, con su cuerpo debajo del mío y con su olor
impregnándome todo mi ser.
A la mañana
siguiente, desperté con la maravillosa sensación de sus labios besando mis
nalgas, las rozaba erizando toda mi piel. Involuntariamente moví mis caderas
cuando sentí sus caricias en el extremo inferior de ellas, justo en ese punto
donde pierden su nombre y dan paso a las piernas, sus labios eran tan suaves y
húmedos que de inmediato despertaron mis sentidos. Recorría cada espacio de mi
piel con sus manos y cara; la sentí acariciarme con la punta de su nariz en
todo el medio de mis posaderas, robándome un gemido abandonado al placer.
- Qué haces amor? _ Pregunté de manera
inexplicable con un hilo de voz, pues estaba claro que era lo que hacía.
- Algo que he querido hacer desde hace mucho _
Respondió sin dejar de besarme.
- Mmmmmmm _ Me mordí los labios al sentir como
abría mis nalgas ligeramente para dar una lamida y luego dar un soplido.
La mezcla de humedad cálida con el frío aire, me hizo jadear. Cuando sentí
que repitió la acción un par de veces más, perdí el hilo de mis
pensamientos y sólo pude enterrar mi rostro en la almohada y apretarla con
mis manos mientras aguantaba las oleadas de placer que me estaba
regalando.
Volvió a
besar mi piel como si fuera mi boca, intenso, con hambre, y cuando separó mis
posaderas por completo dejándome expuesta, sólo pude retener mi respiración
hasta sentir como humedecía mi pequeño orificio con su lengua, como la movía
lentamente recorriéndolo por completo y como hacía pequeñas presiones en mi
abertura. Diosss era tan delicioso lo que me hacía que no pude evitar gemir con
cada caricia y jadear con cada presión. Mis caderas comenzaron a moverse con
más ímpetu buscando de no interrumpir semejante delicia, por lo que Fabiana me
tomó rodeándome con sus brazos para asegurar mis caderas y poder continuar sus
arremetidas a mi pequeño orificio. No supe cuanto pasó antes de sentir como su
lengua lograba penetrar en mí y hacerme gritar con el inmenso placer que
aquello me causó. Sentir su lengua dura, cálida y húmeda entrar y salir de mí,
me llevó a un lugar que no conocía, pero que definitivamente me encantaba y que
sin duda, me haría explotar en un increíble orgasmo. Imagino que mis gritos y
gemidos de placer le indicaron a Fabiana lo mucho que aquello me estaba
haciendo gozar, porque sus lamidas y penetraciones se hicieron cada vez más
rápidas y duras haciéndome perder la cordura. Cuando estaba en lo más alto de
mi excitación, Fabiana se separó de mi ano haciendo que un gemido lastimero se
escapara de mis labios, pero de inmediato volví a jadear al sentir como abría
mis labios menores para meter su lengua dentro de mí. Allí perdí toda noción
del tiempo y el espacio, lo único existente era su lengua y su manera de amarme
en lo más profundo de mí. No pude detener la avalancha de sensaciones que me
invadió y que culminó en un gigantesco y explosivo orgasmo, que me hizo
estremecer y retorcerme hasta quedar totalmente laxa sobre la cama. Sólo mi
agitada respiración salía de mis labios y una felicidad inmensa que de seguro
se reflejaba en mi rostro era la prueba de lo maravilloso de todo aquello. Pues
así me sentía, total y completamente feliz. Era ella. Era Fabiana la única
capaz de tocarme de esa manera y lograr mi entrega total y sin reservas. Sólo
ella.
- Estas bien? _ La oí preguntarme. Ya estaba al
lado mío abrazándome con su brazo y su pierna mientras que yo seguía con
los ojos cerrados y una sonrisa tonta en mis labios.
- Maravillosamente bien _ Logré responder con
voz somnolienta. En realidad no tenía sueño, pero el orgasmo me había
drenado de tal manera que me sentía sin fuerzas. - Jajajajaja no puedo ni
moverme _ Dije incrédula.
- Entonces no lo hagas _ Dijo sonriéndome con
ternura - Quédate así para poder admirarte _ Comenzó a acariciarme la
espalda e irremediablemente me volví a dormir.
Cuando
finalmente salimos de la cama y comimos, decidimos dar un paseo por la finca
como solíamos hacer de adolescentes. Llevamos una cesta con algunos víveres
para picotear si nos daban ganas y una manta para poder acostarnos y disfrutar
del aire libre.
Llegamos al
lugar desde donde se veía casi toda la extensión de la finca y donde nos
pasábamos horas bajo los árboles conversando y besándonos lejos de los ojos
indiscretos. O al menos eso creíamos, hasta que Ernesto nos sacó de nuestro
error y así, como si no hubiesen pasado 12 años, volvimos a ser aquellas niñas
que una vez fuimos. Riendo, disfrutando, bromeando, pero sobretodo, amándonos.
Algo que el calor del momento nos llevó a hacer nuevamente tal y como par de
adolescentes. Nuestras manos traviesas haciéndonos suspirar dentro de nuestras
ropas y sacándonos gemidos y jadeos al frotarnos con pasión. Fabiana fue la
primera en llegar al clímax y al sentirla acabar y presionarme dentro de ella,
mi orgasmo llegó sin más retraso, haciéndome arquear mi cuerpo y gemir largo e
intensamente. Nos quedamos abrazadas hasta normalizar nuestra respiración y
poder acomodarnos para seguir contemplando el atardecer.
- Estamos insaciables no? _ Le dije riendo, pues
no recordaba haber estado así de dispuesta antes, al menos no desde hacía
mucho tiempo atrás. Fabi se rió igual que yo antes de hablar.
- Supongo que estamos recuperando el tiempo
perdido.
- Sí que lo estamos y estoy maravillada con eso
… _ Me mordí los labios con picardía.
- No me mires así que sabes que no me cuesta
mucho recuperarme _ Me advirtió y yo sólo pude carcajearme nuevamente.
Luego de una pausa, me habló nuevamente.
- Nati
- Si?
- Alguna vez has ... pensado en tener hijos? _
Preguntó con cautela.
Si la
pregunta hubiese venido de cualquier otra persona, seguramente el impulso
habría sido pararme y salir corriendo de allí, pero siendo Fabiana, lo único
que fui capaz de hacer fue de sonreír y asentir, pues muy en mi interior,
escondido en lo más profundo de mis pensamientos, había enterrado la idea de
tener hijos. Ninguna de las personas con las que había estado antes, me había
motivado a pensar en ello, y las pocas veces que la idea insistía en salir, la
única persona con la que quería hacerlo me estaba abrazando en ese momento, así
que era imposible no sonreír ante esa pregunta.
- Sí ... contigo _ Confesé.
- En serio? _ Nos movió a ambas hasta poder
mirarnos a los ojos.
- En serio _ Asentí. Su sonrisa valió todos esos
años de espera, todos esos años de negarme a la idea. Su sonrisa y brillo
en los ojos me confirmaban que ella era la indicada y la única para
hacerlo realidad. Nos abrazamos fuerte por unos largos segundos, me besó
muchas veces y me volvía a abrazar. No cabía de la felicidad y yo tampoco.
- No sabes lo que eso significa para mí Nati ...
eres ... eres ... Diossss cuánto te amo! _ Me volvió a abrazar fuerte. _
Pasé tantas noches soñando con esa idea ... soñando con formar una familia
contigo _ Se separó y tomó mis manos entre las suyas - Hace mucho que
había perdido la esperanza de lograrlo pero ahora ... no me lo creo _ Sus
ojos estaban humedecidos de la emoción. Verla así me enternecía tanto.
- Créelo amor, porque yo también quiero formar
una familia contigo.
- Cuando todo este período del relanzamiento
termine podríamos ... _ Dejó la frase en el aire como dándome la
oportunidad de rechazar la idea.
- Tan rápido quieres atraparme? _ Bromeé
- Bueno no _ Se sonrojó de inmediato.
- Jajajajajajaja sólo bromeo vida ... me
encantaría averiguar dónde podríamos hacerlo.
- Eso estará bien para tu carrera de modelo? _
Dudó.
- Eso estaría bien para mi vida contigo Fabi,
que es lo que más me importa.
Y así,
haciendo planes sobre nuestro futuro terminamos aquel día tan maravilloso y
radiante.
Eugenia no
llegaba hasta mitad de semana, así que Fabi se quedó conmigo todos esos día,
sin embargo, acordamos que no le diríamos a nadie de nuestra reconciliación por
respeto a Eugenia, por lo que delante de todos, actuábamos como si nada hubiese
pasado. Oscar se nos quedó mirando en un par de ocasiones cuando pasó por la
casa a hablar de algunas cosas legales, pero lo evadimos lo mejor posible.
Supongo que la felicidad nos salía por los poros, pero mantuvimos nuestro entusiasmo
lo más solapado posible. Inevitable era darnos besos furtivos, caricias traviesas
y miradas cómplices cuando nadie nos veía, pero era la única manera de soportar
la distancia que debíamos guardar mientras la casa estuviera llena de gente.
Llegó el día
del regreso de Eugenia y con él, la partida de Fabiana. Sabía que debía ser
así. Sabía que debía esperar a que las cosas se arreglaran, pero que difícil
era dejarla ir. Que difícil era verla partir rumbo a los brazos de otra mujer.
Mi corazón martillaba con fuerza y con dolor, pero traté de darle todo mi apoyo
a Fabiana. Ella tampoco lo tenía fácil, al menos yo podría desahogar mi
impotencia por no tenerla a mi lado, en cambio ella, debía actuar como si todo
fuera como antes. Cuando la vi encender su auto y partir, un escalofrío me
recorrió el cuerpo, fue una sensación extraña puesto que el día era normalmente
caluroso, pero un frío helado me invadió. Sacudí mi cabeza y desestimé esa
sensación.
Se suponía
que me escribiría para avisarme que habían llegado bien a casa, pero pasaron
las horas y ningún mensaje recibí. La misma sensación de frío de la tarde me
acompañó toda la noche, lo cual impidió que pudiera conciliar sueño alguno ...
qué había pasado? estaría todo bien? eran sólo dos de las tantas preguntas que
me hacía a cada minuto y por supuesto, todas sin respuestas.
En algún
momento me dormí, sin embargo, desperté con una gran pesadez en el cuerpo y un
gran cansancio. De inmediato revisé mi teléfono para encontrar un escueto
mensaje de Fabiana "Todo bien. Hablamos en la oficina" ...
Cómo podía estar todo bien con un mensaje así? Qué había pasado? Acaso se había
arrepentido de lo sucedido?
El temor me
invadió al igual que la desesperación. Sabía que Eugenia era muy importante
para Fabiana, pero en realidad creía que teníamos una oportunidad ... ahora, ya
no estaba tan segura.
Dos horas
más tarde sentí su carro llegar, quería correr hasta el garaje y salir de una
buena vez de esta duda que me estaba carcomiendo, pero me quedé sentada en mi
escritorio, con miles de calambres en mi estómago esperando la eternidad que
sentí se tardó en pasar por la puerta de la oficina. Su rostro me lo dijo todo,
algo malo había pasado, pues sus ojeras estaban tan pronunciadas como las mías
y sus ojos ya no tenían el brillo del día anterior. Cerró la puerta tras de sí
y me miró con los ojos humedecidos por las lágrimas que pronto comenzarían a
salir. Me paré de inmediato de la silla y corrí hasta ella para abrazarla,
cualquier cosa que hubiese pasado la tenía destrozada y eso me asustó
sobremanera.
Se aferró a
mí con fuerza al tiempo que sollozaba como una chiquilla, yo sólo podía
acariciarle la espalda tratando de calmarla y decirle palabras consoladoras en
su oído. No pasó mucho tiempo antes de que recuperar la compostura y nos
sentáramos en las sillas que estaban frente a nuestros escritorios. Le di
unas toallitas para que se limpiara la cara y pudiera contarme lo que sucedía.
No la quise presionar, así que sólo esperé hasta que pudo hacerlo.
- Hace algunos meses Eugenia
me preguntó si algunas vez había pensado en tener hijos _ No levantó la
mirada al decir aquello así que lo que venía era malo, realmente malo - Le
dije que sí, que en algún momento lo había pensado, pero que con el tiempo
era una idea que se había quedado atrás. Ella por su parte, me dijo que su
trabajo no era muy compatible con esa idea, pero que era algo que quería
hacer, pero que había estado esperando a la persona correcta para hacerlo
realidad ... que por primera vez lo veía como una verdadera opción _
Finalmente me miró con su turbulencia - Está embarazada.
- Queeeeeee?
- Se practicó una inseminación artificial y dio
positivo _ Me explicó
- Pero cómo? ... es decir, tú no sabías nada? _
No entendía.
- No ... lo hizo sola pensando en evitarme una
decepción si no lo lograba.
- Pero ... dónde? cómo? ...
- Creo que eso es lo menos relevante ahora
_ Dijo con pesar.
- Lo sé, lo sé _ Me levanté del sofá y
comencé a caminar por la oficina con las manos en las caderas y los brazos
en jarra. Aquello parecía un mal chiste - Diosss Fabiana ... qué locura es
ésta? _ Me llevé las manos a la cabeza - Esto lo cambia todo! _ Dije con
angustia evidente - Es el final _ Dije con los ojos humedecidos y con un
gran nudo en el estómago.
- No Natalia, no digas eso!!! _ Dijo llegando
hasta a mí y tomándome de las manos - Algo haré amor ... algo resolveré
... _ Negué con la cabeza cerrando los ojos por un momento para aclarar mi
mente que era un caos.
- Serías capaz de dejarla sola Fabi? _ Sabía la
respuesta, la conocía bien, así que para que negar lo obvio.
- No claro que no pero ... Natalia yo te amo, no
quiero renunciar a esto!
- Y crees que yo sí? _ Levanté un poco la voz
con desesperación. Quería mantener la calma, pero se me estaba haciendo
imposible - Crees que no me desespera pensar en tener que olvidarme de ti
y de nuestro amor sabiendo que nos amamos? Renunciar a ti para que formes
una familia con Eugenia cuando me muero por ser yo quien lo haga? Crees
que no me siento morir nada más imaginarlo?
- Debe haber una solución amor _ Negaba con la
cabeza - No puedo renunciar a ti otra vez Natalia, no puedo.
- Qué harás? Esperarás a que nazca el bebé para
terminar con ella y mientras seremos amantes? ... y después qué? En verdad
crees que podrás separarte del bebé cuando nazca? Que soportarás estar
lejos de él y no estar allí para verlo dormir, para cuando se despierte en
medio de la noche o para cuando se enferme?
- Nati por favor ... dame tiempo para pensar en
todo esto y ver como resolverlo, pero no me abandones ahora.
Me rompía el
corazón verla así de destrozada, pero yo estaba igual, porque en el fondo sabía
cuál sería el desenlace.
Nos quedamos
mirándonos fijamente hablando sin hablar, ella pensando en cómo hacer para
resolver aquella situación y yo entendiendo que con un bebé en camino, nuestra
historia debía terminar más tarde o más temprano ... otra vez.
Podía ser la
vida tan cruel? Podía la vida jugar con nuestra felicidad así de esa manera?
Por qué no podíamos estar juntas sin complicaciones? Por qué tenía que suceder
esto y hacer más cuesta arriba nuestra unión?
No quería
pensar, no quería sentir, en ese momento quedé en la nada, en el vacío oscuro y
estéril de la desolación. Ya no me quedaban ganas de continuar. Ya no me
quedaban ganas de vivir. Cómo podría continuar sin Fabiana a mi lado? Cómo
podía renunciar a ella sabiendo que nos amábamos con locura? … Nada tenía
sentido y yo, estaba perdida.
http://kamzoe.blogspot.com/
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Kam Zoe - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Que Fuerte!
ResponderEliminarComo, cuando, donde y a que hora desidieron tener hijos fabiana y eugenia hay Dios pobre nanatlia y ahora como va a llrvat esa noticia, para mi que Eugenia le pinto el cuerno y quedo embaraza y se lo quiere oegar que es invitro. :( ; (
ResponderEliminarQuee capitulo que pasará por faaa no demores en subir el proximo
ResponderEliminarSí... está tan entretenida la historia que es más que urgente y necesaria la continuación diaria :)
ResponderEliminar